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Capítulo 27:

Con Tanner ayudando, termino mi proyecto para el concurso en la mitad del tiempo de lo que lo habría hecho sola. Me preguntarán en qué puede ayudar el capitán del equipo de fútbol de la universidad, estudiante de último semestre de la escuela de negocios, a una estudiante de los primeros de arquitectura, pero la verdad es que el solo recortar por mí todo lo que necesitaba ser recortado y mantener las piezas en orden, en lo que resultó extremadamente bueno creando listas e inventarios de ellas para que ninguna se perdiera, significó una ventaja significativa.

Así que después de ausentarnos un día entero de nuestras clases para terminar y de pasar ya dos noches enteras trabajando con pegamento, cinta adhesiva y en los últimos retoques de mis planos, acabamos.

El resultado es hermoso.

La maqueta de un metro por un metro es la personificación del espíritu de los Longhorns, de lo que estuvo en mi mente al momento de dibujar. La amo y aunque no gane, sé que nadie llevará una pieza igual a la mía porque es simplemente única y majestuosa. El jurado también deberá admitirlo. Además, cuidamos cada detalle a la perfección. Desde el césped alrededor de la construcción y los árboles a las medidas del edificio.

Es limpio, hermoso y profesional.

El brillo intenso en los ojos oscuros  de Tanner cuando termino de caminar alrededor de nuestra obra de arte buscando errores que no existen me lo confirma. Estoy usando una camiseta del equipo de fútbol que me queda ancha y pantaloncitos cortos de seda, mis gafas sobre el puente de mi nariz y mi cabello desordenado en la cima, por lo que no puede estarme apreciando a mí. Aunque sus manos tienen marcas en sus palmas en el sitio donde sostuvo el mango de la tijera y las mías están llenas de quemaduras de pegamento, hemos hecho un buen trabajo.

─Si la decisión fuera mía, invertiría en este edificio sin dudar.

Le ofrezco una sonrisa ancha.

Estoy tan feliz en este momento que ni siquiera recuerdo los motivos por los que lo odio y él se ve de la misma manera. Aunque muchos pensarían que Tanner habría dicho eso incluso de haber participado en un fiasco porque él dejó su huella en él, la verdad es que es lancerantemete sincero y no habría dicho algo bueno hacia mi proyecto si no lo sintiera así.

Su cumplido me llena de esperanza.

Tal vez mis sueños están más cerca de hacerse realidad de lo que pensé.

─¿Por qué no salimos a celebrar?

Mi pregunta lo toma por sorpresa. Al igual que yo, lleva ropa casual, solo que menos casual que la mía. Vaqueros que me enseñaban el borde de su ropa interior cada vez que se estiraba en mi suelo mientras trabajaba, inclinado sobre las pequeñas piezas de cartulina de una manera que sé que ha hecho doler su cuello por cómo ladea la cabeza de vez en cuando, y una sencilla camiseta blanca con cuello en V que realza sus músculos sin ser ceñida. Está arrugada porque no se ha cambiado desde esta mañana, ni hemos salido de aquí desde esta mañana, así que no se ha cambiado y rechazó mi propuesta de manera no amable cuando le pregunté si necesitaba que lo ayudara a plancharla para que no tuviera ansiedad causada por su TOC.

Hemos comido todo el día comida del mejor restaurante de Austin que sus novatos han traído para nosotros en un intento por complacer al jefe de su hermandad, pero Tanner los hizo regresar y volver a venir cada vez que algo no le gustaba u olvidaba haber pedido un platillo extra o un sobrecito de un determinado condimento que le gustara.

Habría sentido compasión por ellos de no haber estado tan concentrada en mi maqueta o si la comida no fuera tan buena. Además, si pertenecer a su hermandad es lo que más desean, lo mejor que pueden hacer es trabajar y arrastrarse por ello. La vida no es fácil y si lo fuera no habría tenido que hacer mis planos de nuevo porque una pareja de psicópatas lo arruinaron para mí solo porque sí. Tanner claramente piensa igual que yo al ser un tirano con ellos, pero la cosa con los tiranos es que normalmente siempre fueron dominados por uno antes de convertirse en uno de ellos.

─Sí, me encantaría ─responde, haciéndome arrugar la frente por su selección de palabras, pero él simplemente camina hacia mi puerta, ignorando la posibilidad de presenciar el efecto que ellas tienen en mí una vez las dice─. Iré a cambiarme. Paso por ti en media hora, Savannah.

Una arruga aparece en mi frente.

─Ese es muy poco tiempo para una chica para estar lista.

Tanner se encoje de hombros antes de salir de mi dormitorio.

─Te esperaré entonces, pero en media hora estoy abajo.

Tras eso, se va y por alguna razón que ni yo misma puedo entender corro hacia el baño y evalúo cuán desastrosa estoy antes de quitarme la ropa rápidamente y ponerme bajo la regadera para disfrutar del agua caliente. Me doy un ducha corta, pero bastante completa ya que depilo y exfolio cada parte de mi cuerpo. Ya de nuevo frente al espejo tras ir un momento al armario, entro en un conjunto color crema de lencería y me maquillo mientras escucho música. Tengo pensado beber alcohol esta noche, con o sin Tanner, aunque preferiblemente con él porque también tengo pensado emborracharme y necesito un chófer, así que hago mis ojos ahumados y mis labios tan brillantes como puedo. Mientras me arreglo, me envía una publicación de un sitio que no conozco que estará haciendo una fiesta con motivo neón, a lo que respondo con decenas de corazones y añado algunos toques con delineador de efecto neón y tornasol a mi rostro.

Cuando termino entro en un conjunto rosa neón de dos piezas y falda corta que pedí por internet y estaba muriendo por usar hasta ahora, ya que también viene con una corona de flores del mismo color y un chal transparente que se extiende hasta el suelo con bordados neón en las mangas y al final de la falda que me encantan. Había estado esperando asistir a una fiesta con motivo neón desde que lo compré o, más bien, desde que vine a Austin, así que no puedo evitar estar emocionada. El conjunto trae un collar corriente de fiesta, pero lo guardo para Tanner. Termino mi look con botas de tacón blancas, de cuero, que llegan a mis rodillas. Cuando por fin termino de alistarme, han pasado cincuenta minutos desde que se fue y tengo un par de llamadas perdidas de su parte que no contesté porque mi teléfono ha estado en silencio desde que empezamos a trabajar con el proyecto.

Cuando bajo al estacionamiento, pensando que pudo haberse ido por lo mucho que lo hice esperar, sonrío y camino hacia su camioneta aparcada frente a mi edificio.

Abre la puerta para mí desde adentro.

─Te ves bien ─comenta con una sonrisa mientras me abrocho el cinturón, lo cual me sorprende debido a que usualmente expresaría su desagrado hacia mi escasa ropa.

Al parecer hoy estamos en una especie de tregua.

─Tú también ─respondo a cambio.

Tanner está usando vaqueros oscuros y una camiseta negra bajo su chaqueta del equipo. Lleva un par de bonitas zapatillas de deporte. Pese a que no es tan obvio como Weston acerca del hecho de que proviene de una familia con dinero, simplemente se nota cuando lo ves e incluso si ese no fuera el caso no tendría importancia porque hay algo en él, no en su cuenta bancaria, que exige tu atención. Aparto mis ojos de mi teléfono cuando me doy cuenta de que estamos saliendo del campus, dirigiéndonos en su lugar a la calle de diversión nocturna de Austin.

Todo mi cuerpo empieza a temblar entonces.

Estar con él en un sitio donde podamos pasar desapercibidos es lo equivalente a ir con un asesino a un sitio en el que no habrán testigos. Tanner me mira por el rabillo del ojo como si intuyera la razón del cambio de mi estado de ánimo, de valiente a temerosa, pero se limita a subirle el volumen a la radio, dónde suena Rude boy de Rihanna, y a seguir conduciendo como si el ambiente en la cabina no se hubiera hecho tan espeso que podría tocar el aire.

Quizás invitarlo a salir no fue la mejor idea.

Quizás lo más inteligente que puedo hacer es lanzarme de su camioneta.

Pero no lo hago.

Me quedo en silencio, apreciando la manera en la que Austin se ve hermosa durante la noche, todos sus edificios de cristal luciendo como estrellas en la oscuridad, y mantengo la adrenalina en mi torrente sanguíneo. Mi corazón sufre un mini infarto cardíaco, sin embargo, cuando se estaciona sobre un charco de agua, de mi lado, y se baja para ayudarme a pasar sobre él. Me ahogo con mi propia saliva al sentir sus manos en mi cintura, cargándome como si no pesara nada, quemando mis neuronas sensitivas con sus palmas, hasta dejarme a salvo en la acera.

A pesar de que su mirada oscura se mantiene en mí después, trota para cerrar la puerta. Cuando vuelve a situarse junto a mí, no me deja recuperarme de lo que acaba de pasar. Me ofrece una sonrisa, la perfecta combinación de siniestro y hermoso, mientras pasa una mano por su cabello para peinarlo hacia atrás e inclina la cabeza hacia la entrada de un enorme club que se ve bastante bien desde afuera, tanto lleno como exclusivo. Las personas hacen filas a las afuera de este para entrar y todos se nos quedan viendo como si fuéramos estrellas. Eso es porque Tanner lo es. El fútbol en Texas es una obsesión y el hecho de que los Longhorns hayan perdido solo un par de partidos bajo su mando hace que todos lo adoren y se sientan decepcionados al entrar en su perfil en Instagram y solo ver fotos de los barcos de la importadora de su padre.

Y algunas  sin camisa, las suficiente como para tener un séquito de fans que había creído que se limitaba a habitantes del campus hasta ahora, ya que las chica no dejan de parpadear hacia él como si fuera un sueño dorado al alcance de sus dedos.

Pero Tanner solo está concentrado en mí.

─Vamos.

─No ─susurro tomando la manga de su chaqueta─. Espera.

No se trata de hacerlas sentir mal y caer en la realidad de que él nunca las amará, no cuando ama a Pauline, pero sí de devolverle a Tanner lo que representó para mí el haberme bajado de su camioneta de la manera en la que lo hizo. Una vez está frente a mí, su cabeza inclinada hacia abajo mientras espera que haga o diga algo para que podamos seguir con nuestros planes, o sus planes, meto la mano en el bolsillo de mi falda y saco el collar que guardé para él. 

Me deja ponérselo.

─Listo.

Sus labios se curvan hacia abajo cuando termino, pero no hay desagrado en sus ojos.

En realidad lucen como lo harían si sonriera.

─Vamos ─murmura antes de rodear mi cintura con su brazo y acercarnos a la entrada VIP, la cual tiene su propia fila, y empujarnos dentro del club ante la apreciación en los ojos del hombre encargado de la seguridad, quién le pide un autógrafo para su hijo, convencido de que Tanner será un jugador estella de la NFL en un corto período de tiempo , y otro para él.

Podría, si quisiera, pero sé que sus ambiciones son más grandes.

Mientras caminamos por un pasillo completamente oscuro en el que me sentiría desesperada de no ser por su agarre sobre mí, ya que parece nunca tener fin, me aprieto contra él al pisar un vaso de plástico. Le hablo antes de que la música no me permita ser escuchada.

─Romperás muchos corazones cuando se den cuenta de que no buscas ser reclutado.

─Sobrevivirán.

─¿Y si no lo hacen?

─No me interesa. 

─¿Realmente dejarás pasar una oportunidad como esa? Tanner, sé que te gusta el fútbol. Podrías jugar solo unos años antes de retirarte. Convertirte en una leyenda y salir por la puerta grande. Sé que a veces los deportistas dan la impresión de ser estúpidos, pero nadie dejaría de tomarte en serio en los negocios por ser un jugador, a ti no.

Lo siento encogerse de hombros antes de empezar a ver la luz al final del túnel, literalmente. Después de un cruce por fin vislumbro la sección VIP del club en el que estamos, la cual está a oscuras salvo por las luces que permiten que el efecto neón en las vestimentas de los presentes brille. Toda yo empieza a resplandecer a medida que nos acercamos mientras que Tanner solo lo hace en el collar que permitió que le pusiera. En el sitio dónde fue tocado por mí.

El resto de él es negro, salvo por mi huella alrededor de su cuello.

─Eres hermosa, Sav, pero eso no significaría que dejarías tu carrera y todo lo importante para ti por un chico solo porque puedes tener a quién quiera que desees, ¿no es así? ─pregunta, a lo que niego ya que la simple idea de renunciar a mi sueño de ser arquitecta se oye como una total y completa aberración─. Es igual para mí. El fútbol no es mi juego final. Es divertido y disfruto de la victoria de cada partido, pero es el triple de satisfactorio para mí la idea de triunfar en los negocios utilizando mi mente y no mi cuerpo, del cual dependería de ser deportista.

No puedo evitar estremecerme ante la pasión con la que habla.

─Acabas de comparar tu buen brazo con mi vida privada, no es lo mismo.

─No, no con tu vida, con tu capacidad para hacer enloquecer a los hombres y reducirlos a perros en celo olisqueando a tu alrededor ─gruñe, a lo que separo los labios para replicar, pero ya la música es demasiado fuerte y el aroma a alcohol llena mis fosas nasales.

Es tan intenso que incluso yo puedo olerlo. Tanner se mantiene junto a mí alrededor de todo nuestro camino hacia un reservado para dos junto a la barandilla que da con la pista de baile en la parte inferior, dónde las personas prácticamente se sitúan unas sobre las otras para poder estar todas ahí. En el sitio en el que estamos, sin embargo, podemos estirar nuestras extremidades sin golpear a alguien y el guardia de la entrada no parecía feliz de dejar pasar a nadie más, a excepción de nosotros, por lo que deben ser estrictos con la cantidad de personas que dejan entrar a esta sección. Tanner no mira el rostro de la chica que viene a servirnos, hermosamente llamativa en un vestido amarillo neón, sino que sus ojos están completamente en mí mientras se inclina en mi dirección para preguntarme qué quiero beber.

─¿Vodka está bien para ti? ─le pregunto.

Afirma, pidiendo una jarra de mojitos y algo más para sí mismo. La mesera se limita a verlo con el ceño fruncido y casi caigo en la tentación de disculparme con él por no verla, puesto que parece genuinamente mortificada por su indiferencia.

Pobre.

Le falta experiencia con lo que realmente significa estar con un chico estrella.

Ellos no siempre brillan en el interior como lo hacen en la superficie.

─Iré al baño ─susurro, pero no espero que me escuche.

Me levanto y camino hacia los servicios sin esperar ninguna respuesta de su parte. Afortunadamente no está tan lleno cuando entro a él, por lo que voy a uno de sus cubículos y me dedico a tomar hondas respiraciones para calmarme en su interior, teniendo una especie de ataque de pánico porque me siento como si fuera cleptómana y estuviera a solo centímetros de tomar un bonito bolso en una tienda repleta de cámaras. Un bolso de cuero negro, quizás Carolina Herrara, con hebillas de metal y cierre que no se abrirá para nadie más que para Pauline, pero que aún así deseo ver en mi armario.

─¿Viste a la chica con la que llegó el mariscal de los Longhorns? Lo reconocí a penas lo vi. Luce exactamente igual que en la televisión ─pregunta una de ellas, suspirando, y me la puedo imaginar con corazones en el sitio en el que deberían ir sus ojos mientras habla. Luego estos son suplantados por dagas─. Es una lástima que tenga tan mal gusto para escoger con quién engañar a su novia. Ella tiene la palabra mujerzuela escrita por toda su cara. Quizás se sienta como una reina con él para venir aquí vestida de esa manera, pero solo podría ser la reina de las zorras de Austin.

─Huele a cazafortunas.

─Próximamente en Wags.

─Debiste ver la manera en la que lo miraba ahí afuera. Es obvio que solo lo quiere por su dinero ─ríe─. Pero los chicos como él saben que solo deben utilizar a las chicas como ella. Si quieren una compañera digna en la cima, deben aspirar a más.

Si no fuera el dolor en mi pecho, pondría los ojos en blanco al oírlas por diversos motivos. El hecho de que no estoy aquí con él de esa manera. El hecho de que no necesito de Tanner o de ningún otro hombre para satisfacer mis necesidades económicas, de lo que se ocupan mis padres y no puedo esperar a manejar por mí misma. El hecho de que él no aspira a ser seleccionado por ningún equipo de la liga durante la época de reclutamiento.

Tras levantarme del retrete en el que estaba sentada, aliso mi falda, asegurándome de que no haya ninguna arruga en ella, y salgo del cubículo.

Ni siquiera las miro mientras lavo mis manos.

─Si dedicaran más de su tiempo a trabajar en ustedes mismas y no a llamar otras chicas zorras, serían menos infelices. Todos los hombres son promiscuos en algún momento de sus vidas y no veo que ellos se insulten entre sí, así que es cierto eso que dicen de que el mayor enemigo de una mujer es otra mujer ─suelto mientras acomodo mi cabello y retoco mi labial─. Si fuera cualquiera de las dos, me reformaría. Un día necesitarán de una amiga y en lugar de obtener apoyo, lo más probable que se apuñalen entre ustedes. Existe algo que se llama karma. ─Les sonrió antes de salir. Todo lo que digo lo sé por experiencia y la experiencia escuece, pero me hace más sabia que ellas─. Y para su información, no me veo como la reina de las zorras de Austin. Soy la diosa de las zorras en todo el maldito universo para ustedes, perras básicas.

Salgo del baño, sin esperar una respuesta, y realmente no me sorprendo al ver a Tanner esperando por mí fuera de él. En su lugar tomo su mano y lo arrastro a la pista de baile, dónde suena Pillowtalk de Zayn. One Direction fue mi gusto culposo de la preparatoria y aunque no lo he perdonado por romper mi corazón al irse de la banda, no puedo evitar que mis mejillas se enciendan mientras escucho su voz llenando mis oídos. Tanner me sigue la corriente pese a la tensión en sus hombros y lleva sus manos a mi cintura, pero en lugar de efectuar cualquier movimiento llamativo como usualmente haría me presiono contra su pecho. Como si no supiera que hacer conmigo, simplemente me rodea con sus brazos mientras nos mecemos al ritmo de la música. Tal y como estamos, puedo escuchar su corazón latir bajo mi oído derecho. Este va rápido, pero es tan bueno conteniéndose que su respiración sigue en calma.

Yo no tanto.

Cuando alzo la vista para verlo y lo encuentro mirándome con ojos cálidos, no puedo detener la oleada de preguntas sin respuesta en mi cabeza que empiezan por, simplemente, ¿por qué? 

¿Por qué él?

─Lo siento, Savannah ─dice mientras las luces de neón adornan su rostro, haciéndolo lucir tan atractivo que mi corazón se rompe por cuánto desearía tener el derecho a besarlo─. Por todo.

Suena sincero, pero necesito que me especifique a qué se refiere, así que separo los labios para preguntar al respecto, pero los míos son cubiertos lenta y suavemente con los suyos por un breve instante que se siente más como una caricia del cielo, de todo lo que es correcto y está destinado a ser, que como un beso. 

Tengo la tentación de empujarlo hacia mí de alguna manera, ya sea enredado mis dedos en su cabello o simplemente reforzando el agarre de mis brazos sobre él, pero no lo hago, limitándome a presionar mi frente contra la suya mientras la canción termina. Una vez lo hace, cualquier conexión entre nosotros disminuye cuando suena Ain't my fault de Zara Larsson y no puedo resistir las ganas de bailar, pero de bailar de verdad. Tras soltar una risita por el brusco cambio, me alejo,  giro sobre mí misma y muevo mis caderas mientras siento el chal deslizarse hacia el pliegue de mis codos. Cuando regreso a dónde está, mantengo la distancia de nuestros cuerpos, pero aún así encontramos la manera de divertirnos hasta que estamos sudando y decidimos volver a nuestra mesa para descansar.

No paso por alto la manera en la que Tanner empuja con su hombro a un chico que intenta acercarse para pedirme bailar de camino a ella. A pesar de que siento pena por él y en otro momento cuestionaría su actitud, solo aceptando bailar con un desconocido para traer algo de emoción a su inexpresivo rostro, esta noche no lo hago. Me limito a pasar por alto todas sus contradicciones y a sentarme frente a él, maravillada con el humo de colores que ha empezado a llenar el ambiente desde que empezamos a bailar. 

Amo este lugar.

─Avísame cuando estés lista para irte ─comenta, inclinándose hacia adelante cuando voy por mi cuarto mojito─. O si quieres volver a bailar. 

Afirmo. 

Antes de que vuelva a presionar su espalda contra su asiento, le hago una pregunta que ha estado corriendo por mi mente desde hace un tiempo y que quizás sí me pueda responder. 

─¿Qué es lo más importante para ti? ─susurro, siendo un milagro que me haya oído ya que me mira como si entendiera lo que digo a pesar del ruido─. Si no es el fútbol o incluso tu carrera, ya que la pusiste en riesgo por mí, ¿qué es lo más importante para ti?

¿Qué es lo que te tortura?

Tanner traga. 

Por un momento pienso que no va a responder, pero eventualmente lo hace. 

─No ser como mi padre ─dice─. Mi madre ha sufrido mucho por su culpa y no necesita sufrir más, así que preferiría morir a herirla como él lo hace.

Mi frente se arruga, pero mi corazón también se ablanda ante este lado humano de él que no conocía. El que es un hijo capaz de amar porque se nota en sus palabras cuánto la ama.

─Pero no entiendo, Tanner, eres un prodigio, el hijo perfecto, ¿qué podrías hacer que la lastimara? 

Él traga, llevando su mirada lejos de mí.

Como si no quisiera ser escuchado, responde en voz baja y apenas audible mientras se echa hacia atrás.

─Abandonarla cuando soy lo único que tiene y el motivo por el que vive sabiendo que su vida no fue una pérdida de tiempo. ─Tras cerrar los ojos por un momento, finalmente me mira──. Elegir a alguien más por encima de ella y de todo lo que cree que está bien. Lo que me hizo creer que estaba bien.

─Tanner...

Se levanta, de nuevo subiendo el muro entre nosotros. Lo imito. No he terminado mi jarra de mojitos y estoy lejos de haber terminado con esta conversación, pero cuando él me mira de nuevo, sacando un paquete de mentas del bolsillo de su chaqueta y llevando una de ellas a sus labios mientras sus ojos permanecen fijos en los míos, sé que no obtendré más detalles.

La siguiente vez que habla, lo hace lo suficientemente fuerte como para que pueda escucharlo a pesar del estruendo.

─Vámonos de aquí, Sav, fue una buena noche, pero no durará para siempre. 

Ya que no quiero arruinar cuán bien lo hemos pasado discutiendo con él sobre cosas que no tengo control, como lo que decide compartir de su vida privada y la hora a la que nos vamos de aquí ya que vine con él, relleno mi vaso y el suyo sin usar de mojito y los sigo fuera del club, presintiendo que necesitaré alcohol para soportar los efectos secundarios de haber salido con él. Un minuto después, descubro que estoy en lo correcto. Porque a pesar de las palabras de Tanner, cuando llegamos a la calle y su camioneta no está en el sitio en el que la dejamos me doy cuenta de que esta noche no ha hecho nada más que empezar, pero está en lo cierto.

Su lado bueno se acabó.

─Mierda ─gruñe luego de que el guardia de seguridad le dice que fue remolcada por estacionarse en una área de no estacionado, cuya señal fue destruida por un borracho y su auto más temprano, y no lo consiguieron cuando entraron a avisarle para que detuviera a la grúa, lo que Tanner confirma buscando la ubicación de su Raptor en su teléfono.

No puedo evitar reír. 

Pero mientras lo hago, las chicas de antes del baño pasan en un brillante deportivo rojo frente a mí mientras me gritan que tome mis plegarias como diosa de las zorras y me llenan del agua del charco sobre el que Tanner se estacionó, lo que se traduce a mí mojada y arruinada de la cabeza a los pies. Cuando me giró hacia él, son las comisuras de sus labios son las que tiemblan. Si mi atacante hubiera sido un chico estoy segura de que no habría reaccionado así, pero al parecer las peleas entre chicas lo entretienen.

Debía haber un gen realmente estúpido en él, pero nunca pensé que fuera ese.

─Llamaré a alguien para que venga por nosotros y te traiga ropa ─dice, alejándose de mí para llamar, pero en realidad lo que hace es reírse mientras habla.

Tanto que ni siquiera se entiende lo que dice.

Es la primera vez que lo he oído reír de esa manera y se siente bien pese a que lo hace de mi desgracia, pero un par de segundos atrás yo lo hacía de la suya, así que puedo perdonar el motivo tras ello. Cuando regresa, no se molesta en ocultar su diversión, negando con una sonrisa en su precioso rostro mientras toma uno de los vasos que sostengo de mi mano derecha y me ayuda a deshacerme de mi chal para luego prestarme su chaqueta. Al menos cuando entro en ella, estoy cálida a pesar de que cuando vuelvo a verlo sus ojos están fríos.

Han venido por nosotros.



HOLA. Espero que el capítulo les haya gustado. Hoy inicia el maratón part 2

Capítulo dedicado a: iner000

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Sin nada más que decir,  love u

Nos vemos mañana



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