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Capítulo 19:

Nuestros abogados consiguen hacernos salir bajo fianza. Una vez nos encontramos fuera de la comisaría, nos dirigimos al hotel en el que mis padres se quedarán mientras se resuelve esto y en dónde también pidieron habitaciones extras para Tanner y para mí porque todavía no quieren que regresemos al campus. Al parecer, hicieron que Gordon retrocediera a la idea de presentar cargos policiacos en nuestra contra amenazándolo con demandarlo por haberme agredido con su novia. Sin embargo, se mostró reacio a dejar de lado las demandas civiles por los daños a su auto y la Universidad aun no se ha pronunciado con respecto al incidente, que es lo que estamos esperando que hagan y el motivo principal por el que no entramos en el campus además del hecho de que no deseamos recibir atención de personas como el oficial Howard, que defiendan a Gordon cuando este no es del todo una víctima.

Después de pasar dos horas hablando con mis padres y nuestros abogados, relatándoles una y otra vez lo que sucedió tras obtener una ducha y meterme en un pijama de algodón que consiguieron en la boutique del hotel para mí, lo mismo que hicieron por Tanner, que usa una versión masculina de mis pantalones cortos y camisa blanca, no puedo evitar abrazarme a mis rodillas cuando el abogado de papá nos dice cómo nos vamos a defender si piensan expulsarnos. Esto simplemente es demasiado para mí.

─De acuerdo con el código de vigilancia de la Universidad de Texas, cualquier irregularidad o abuso debe ser reportado a las autoridades. Tenemos las cintas de seguridad del dormitorio de la noche que Savannah fue agredida. También tenemos el nombre del guardia de seguridad. ─Mi respiración se vuelve errática─. Claramente no estabas en condiciones de decidir si querías o no involucrar a la policía, cariño. ─Jonathan, un amigo de papá de toda la vida, me mira con suavidad mientras se quita las gafas con cansancio. El abogado de Tanner permanece en silencio, pero se ve de acuerdo con lo que dice─. Si los expulsan, tenemos cómo contrademandar y arruinarlos públicamente. Mañana nos reuniremos con el rector y nos aseguraremos de que no lo hagan.

─A parte, el hecho de que sean estudiantes del cuadro de honor los ayudará ─añade papá mientras acaricia mi espalda, a lo que alzo la vista y lo observo desde abajo con súplica, puesto que se encuentra de pie junto al sofá de dos puestos en el que estoy.

Niego.

─Debemos encontrar otra manera. Esto podría afectar a la chica que me encontró. No quiero que pierda su trabajo o que esto pueda repercutir en su carrera por mi culpa. Está por graduarse de arquitectura y me admira. No seré quién lo arruine para ella.

─Lo siento, Savannah. Es ella o ustedes ─dice él, sus ojos entrecerrándose después con molestia─. A parte, si ella hubiera llamado a la policía del campus, nada de esto hubiese pasado. No habrías cometido una locura y no habrías terminado tras las rejas. ─Su mandíbula se endurece─. En realidad, la seguridad del campus ha sido bastante mala si esta no es la primera vez que ese delincuente y su novia atacan a una chica indefensa. Si se ponen pretenciosos, haré que caben el hueco de su propia tumba. Son unos completos ineptos. Esa pareja era un peligro para todos.

Separo los labios con incredulidad, levantándome.

Tanner, que había estado todo el tiempo sentado en el marco de la ventana de mi habitación mirando por esta, gira el rostro para verme. Ya que alguien más, alguien que solo me ayudó, está a punto de salir lastimado por esto, no le presto atención o me dejo intimidar por la intensidad con la que me observa. Papá tiene razón, la seguridad del campus debió haber actuado en contra de Gordon y de Anahí mucho tiempo atrás si incluso personas como la señora Brown sabían de sus problemas, pero Faith solo ayudó.

─La chica que trabaja para la seguridad del campus me ayudó. Me amenazó con llamar a las autoridades si no conseguía que alguien me buscara. Sigue mi trabajo y no quería que este se viera opacado por cómo Anahí y Gordon harían que quedara. Como una vulgar chica que pelea por un chico. ─Miro a mi madre, quién debería entenderme mejor que el resto─. No quería decepcionarte armando un escándalo de ese tipo. Por eso llamé a Tanner.

Algo de culpa asoma en los ojos de mi madre, pero esta rápidamente remplaza este sentimiento con determinación. Tras susurrar en el oído de mi padre, este mira al resto de los hombres y suelta un suspiro mientras inclina la cabeza hacia la salida. Todos nos dejan a solas en cuestión de segundos. No puedo hacer más que estremecerme cuando Larissa se posiciona frente a mí con el mentón en alto. La hora del regaño ha llegado.

Mis hombros se hunden.

─Si tienes que decidir entre tu futuro y alguien más, siempre tienes que escoger tu futuro. Las personas van y vienen, Savannah. Las oportunidades no lo hacen. ─Su expresión se vuelve más dura, lo que no creí posible hasta que lo vi─. Cuando tu padre y yo aceptamos hacernos a un lado, fue porque nos prometiste que podrías manejarlo tú sola. Al reusarte de esta manera no lo parece, por lo que te daré la opción de dejar ir a la chica, pero en consecuencia tendrás que volver a Houston para continuar con tus estudios y ver cómo has arruinado la vida a alguien más con tus acciones, porque arrastrarás a Tanner contigo. Él podría ser expulsado de la universidad y del equipo de fútbol también.

─Pero Faith...

Al saber que me refiero a la chica de seguridad, mamá me corta.

─Cuando mucho será despedida, pero no expulsada.

Sin saber qué decir, me hundo en el sofá cubriendo mi rostro con las palmas de mis manos. Mamá se sienta junto a mí tiempo después. Por mucho que odie admitirlo, tiene razón. Hay demasiado en juego para nosotros, en especial para Tanner.

Y aunque no enviaría a Faith a la hoguera por mí, lo haría por él.

Para evitar que no se ausentase a su graduación.

Que fuese expulsado del equipo de fútbol.

Por mi culpa.

─Está bien ─susurro después de un rato─. Lo haremos así.

Mamá asiente, dejando de lado su mal temperamento una vez me rindo a los planes de nuestros abogados. Por más malvado que suene, Faith puede conseguir un nuevo trabajo, pero ni Tanner ni yo podremos recuperar lo que hemos avanzado hasta ahora en nuestras respectivas carreras. Me refugio en su costado cuando me atrae hacia ella para acariciar mi cabello con suavidad. Tiemblo cuando presiona sus labios contra la parte superior de mi cabeza. Ha pasado tanto desde que hemos estado así. Tanto.

─Savannah, necesito que me prometas una cosa ─dice con tono autoritario mientras me fuerza a mirarla colocando su mano bajo mi mandíbula─. Después de que esto termine, te alejarás de este chico, Tanner. Su novia es tu compañera de cuarto, pero veo la manera en la que te mira. ─Me quedo repentinamente sin respiración. Mi madre no tiene ni idea de cuán profundo es el pozo en el que me encuentro sumergida, pero ya sabe que estoy ahí. Sabía que lo haría a penas me echara un vistazo en compañía de Tanner─. Por más agradecida que esté con él por ayudarte, no te merece si está con alguien más, pequeña rosa. Mantente lejos.

A pesar de que el día anterior habría entrado en shock por oír esas palabras viniendo de ella, incluso viniendo de alguien más, no puedo evitar asentir en acuerdo. Tanner no me merece. Merece algo mejor. Alguien que no desee lo prohibido o que no lo haga poner en riesgo todo por lo que ha trabajado durante tanto tiempo.

Alguien que no sea capaz de herir a alguien más para salvarlo.

Alguien bueno.

Como Pauline.

Ahora lo veo tan claramente.

─Lo prometo ─le digo, a lo que su pecho desciende con alivio y vuelve a reanudar las caricias en mi cabello sobre el sofá de cuero.

Mi madre vuelve a besarme la cabeza.

─Bien, porque si te fijas en él estaré verdaderamente decepcionada. ─Aunque no la veo, puedo oír la sonrisa en su voz─. Porque estoy cien por ciento segura de que habría reaccionado como tú si me hubieran hecho lo mismo, así que no te preocupes porque ya no te ame por lo que hiciste. Como madre y como mujer, me alegra que hayas incendiado ese auto.

Sonrío tristemente.

─Quizás te decepcione que haya sido atrapada.

Mamá ríe.

─La verdad, sí, debiste ser más rápida lanzando la cerilla.

─Mamá ─protesto incorporándome y mirándola con los ojos en blanco, puesto que me habría sentido más cómoda de ser reñida por esto que apoyada, ya que ahora sé de dónde vienen mi gen psicópata y tengo la sospecha de que ella ha hecho cosas peores.

No veo a mi padre incendiando un auto.

Él los demandaría hasta saciar su enojo, como está haciendo ahora, pero no incendiaría un auto o recurriría a la violencia.

─¿Qué te detuvo de hacerlo antes de que la electricidad volviera?

Me está mirando a los ojos, así que no puedo mentirle.

─Tanner estaba convenciéndome de que no lo hiciera. Casi funcionó, pero me quemé los dedos mientras hablábamos y solté la cerilla en el momento justo en el que llegó la policía.

Mamá sonríe con nostalgia después de que hablo.

─Cuando eras pequeña, solías robar galletas de la cocina cuando tanto tu padre como yo nos despistábamos. De no ser por el reguero de migajas que dejabas de camino a tu escondite para comerlas, nunca nos habríamos dado cuenta. ─Ya que nos reunimos en mi habitación para hablar, no me sorprendo cuando se levanta con ojos exhaustos y se inclina para besarme una última vez antes de dirigirse a la puerta─. Y eso es lo que más amo de ti. Eres torpe siendo mala, la cual también es la razón por la que siempre he sido tan dura contigo al inculcarte que debes protegerte a ti misma a toda costa. No eres tan ruin como piensas, Sav. Tienes cosas de mí, pero también tienes cosas de tu padre y ambas sabemos cómo es él. ─Afirmo, mis mejillas rosadas debido a que quizás tenga razón y sea más sentimental, como él, que una simple perra que desea lo que no que no es suyo─. Tanner también se ve como si no fuera tan malo como aparenta, pero... pero no es para ti. Mi niñita merece alguien por quién no tenga que luchar en lo absoluto ─añade antes de finalmente salir y dejarme sola.

O, mejor dicho, junto a la certeza de que haré hasta lo imposible por cumplir mi promesa debido a que es lo mejor para él.

Y por primera vez siento como si fuera algo capaz de suceder.

*****

Tanner no desayuna con nosotros a la mañana siguiente. Lo encontramos tanto a él como a su padre en la oficina del rector de la Universidad de Texas en Austin cuando nos reunimos con este para solventar nuestra situación a las diez. Tanto nuestros padres como nuestros abogados entran a su despacho, pero él y yo nos quedamos atrás. El señor Reed, quién es escalofriantemente parecido a Tanner, solo que con canas y una mandíbula más cuadrada, lo mira fijamente antes de desaparecer en él sin siquiera molestarse en saludar cuando pasa a mi lado para entrar.

Me siento en la única silla disponible, la que está a su lado.

Al igual que su progenitor, quién probablemente me odia por haber arrastrado a su hijo a esto, lleva un traje de dos piezas negro sobre una camisa blanca, solo que no está usando corbata, algo que su padre sí hace. Ya que la presencia es importante para este tipo de asuntos, estoy utilizando un vestido rosa que bien pude haber llevado de ser la dama de honor de una boda. Mi madre lo compró para mí de camino aquí y también hizo mi maquillaje y peinado, por lo que parezco un personaje de Dynasty en lugar de yo misma.

─No le hagas caso ─suelta de repente mientras ambos contemplamos la puerta frente a nosotros─. Es solo un imbécil.

La manera en la que habla de su padre hace que me gire hacia él.

Todo en Tanner está endurecido y apretado con tensión, la cual está siendo emanada en olas desde él. También luce molesto al punto de que podría estallar en cualquier momento y por cualquier cosa, pero sorpresivamente no lo está conmigo.

─No, tiene razón si me odia ─susurro.

Lo que digo hace que también gire el rostro para mirarme.

Corrección, sí podría enojarse conmigo, puesto que lo que dije al parecer hizo que las venas en su cuello sobresalieran más.

─Si no les haces nada, mis padres no tienen razones para odiarte.

─¿Y si se lo hago a su hijo?

La mandíbula de Tanner se endurece. Medita mi pregunta por unos segundos, pero eventualmente asiente y habla en voz alta.

─Si me hubieras hecho algo, sí, pero no eres la única que toma sus propias decisiones. Yo decidí meterme en esto y debe respetarlo. ─Vuelve a mirar hacia el frente─. No me obligaste.

Ya que no tengo ganas de continuar esta charla con él, sino de mantenerme en silencio antes de que pueda decir cosas que hagan que lo quiera más de lo que ya lo hago, cierro la boca. Tanner, sin embargo, no parece captar la señal que cada centímetro de mi piel emana. Tras levantarse y apoyarse en la pared junto a la puerta mientras saca un cigarrillo de su chaqueta, lo que no debería hacer aquí en condiciones normales, mucho menos estando a punto de ser expulsado, me asalta con su voz otra vez. Cierro mis manos fuertemente en puños mientras las palabras de mi madre vienen a mi mente una y otra vez.

Él no es para ti, me dijo.

No puedo olvidarlo.

─Le dije a Pauline que solo nos encontramos por casualidad cuando llamó. Está pasando unos días con su familia. Lo creyó.

Asiento, de acuerdo con lo que dice.

─Así pasó.

Tanner arruga la frente tras el humo que exhala.

─Pasaron muchas cosas más, Savannah.

─Pero solo me viste por casualidad. No es como si estuvieses persiguiéndome por todo el campus y supieras lo que iba a hacer, ¿no es así? ─Sus cejas se juntan todavía más al hablarme, probablemente notando cuán diferente sueno ahora que estoy decidida a no involucrarme más de lo necesario con él así tenga que verlo cada segundo de cada día. Cuando no me contradice, vuelvo a asentir una vez más─. No te preocupes. No le estamos mintiendo. Es lo que sucedió. Una sencilla y tonta casualidad.

─Savannah...

─Debemos concentrarnos en que no nos expulsen. ─Trago, todavía sin mirarlo─. Nuevamente, lo siento mucho por arrastrarte.

A pesar de que su mandíbula sobresale ante mis palabras, Tanner no dice nada más. Se incorpora y se dirige al balcón tras nosotros para continuar fumando en él, fuera de mi vista por completo.

Una hora después, la puerta se abre.

Mi madre me mira con severidad.

Mi padre también lo hace.

Nuestro abogado se queda con nosotros, pero el de Tanner y su padre se dirigen al balcón para reunirse con él, quién salió a fumar su tercer cigarrillo antes de que salieran. Me olvido de respirar hasta que mi madre se sienta junto a mí y toma mi mano en las suyas. Suelto un suspiro de alivio cuando me sonríe ampliamente.

─Ni Tanner ni tú fueron expulsados. Ni siquiera es necesario que hablen con nadie. Lo arreglamos. ─Empiezo a devolverle la sonrisa, pero sus palabras hacen que mis labios se congelen con incredulidad─. Y debido a que tu padre fue un poco demasiado persuasivo, alargarán el concurso una semana más para que puedas participar en él. Aunque no logramos que expulsaran a Gordon, estamos trabajando en una orden de restricción tanto para él como para Anahí y el rector prometió hacerse cargo de ellos si atacan a otra persona en el campus como te atacaron. En compensación por los daños, deberás comprarle un auto.

─¿Cualquier auto? ─pregunto, en éxtasis ante la idea de darle cualquier chatarra que consiga a menos de mil dólares.

Mamá se encoje de hombros, sus ojos maliciosos.

─Solo dijeron un auto.

─Gracias ─suelto en su dirección mientras la abrazo, levantándome también para abrazar a Jonathan y a mi padre.

Este último presiona sus labios contra mi frente cuando me tiene sobre su pecho, mis brazos rodeándolo con fuerza mientras disfruto del aroma de su colonia. También usa un traje, pero sin chaleco, y sus gafas para cerrar acuerdos. Se ve cansado, pero victorioso. Lo amo tanto y amo tanto la forma en la que no ha dejado de mirar a mi madre durante todos estos años que no puedo evitar pensar que ella tiene razón. Que Tanner no es el indicado. Nunca he visto a Larissa llorar o sufrir por él. Nunca.

Y quiero algo como lo que ellos tienen, aunque no una hija así.

─La próxima vez que algo como esto pase, me gustaría que me llamaras, Savannah ─dice escondiendo un mechón de mi cabello tras mi oreja─. Así esté en la China, vendré a ayudarte al instante.

─Lo haré.

─Más te vale ─dice cerca de mi oído cuando lo abrazo otra vez, en esta ocasión más fuerte, a la vez que las puertas del despacho del rector se abren y Faith sale de él con lágrimas en los ojos y Tanner y su padre abandonan el balcón en el que se hallaban hablando a solas, puesto que su abogado ya está esperándolos con un maletín y la expresión en blanco junto a las escaleras.

Al poner sus ojos en mí, solo uno de ellos me mira como si no me odiara y es el único cuya opinión verdaderamente me importa.

Pero eso no significa que no duela sentir el rechazo de los demás.


Hola, espero que el capítulo les haya gustado

Dedicación a: criss_1798

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