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Capítulo 17:

Tanner me empuja hacia él cuando las llamas empiezan su carrera hacia el auto de Gordon. Estas lo cubren por un momento, lo suficiente para ocasionar daños, antes de que la policía llegue y uno de los agentes lo apague con un extintor. Ya que aceleraron hacia nosotros a penas el incendio comenzó, no pudimos huir. No puedo evitar soltar un jadeo, mi pecho ascendiendo y descendiendo con fuerza, cuando el par de esposas frías y metálicas se cierran en torno a mis muñecas. Tanner, en la misma condición que yo, me echa una mirada de reojo antes de entrar en la patrulla a parte en la que la que se lo llevan a la comisaría.

─Vinimos a investigar un sabotaje eléctrico, chica ─dice uno de los dos oficiales encargados de transportarme mientras nos encontramos de camino─. Pero encontramos esto. ─Niega─. Los jóvenes cada vez están peor. Hacen de todo por popularidad.

Debido a que todavía estoy en shock, no lo corrijo diciéndole que me estaba vengando de Gordon por haber arruinado mis planos en lugar de estar cumpliendo un estúpido reto para obtener likes, pero la verdad es que no solo se trata de la impresión de que esté en manos de la policía y de que haya arrastrado a Tanner conmigo, sino a que ya ni siquiera sé bien por qué lo hice. Viviendo las consecuencias de mis acciones, se siente estúpido e infantil que haya dañado el auto de Gordon por mis dibujos. Aunque falta solo un par de días para la entrega del proyecto y es casi imposible que pueda volver a hacer algo tan bueno en tan poco tiempo, en este momento me doy cuenta de que no solo se trata de eso.

Me vengué de Gordon por decirme a la cara lo que todo el mundo piensa y murmura de mí a mis espaldas, además del hecho de ser un imbécil y haber arruinado la entrada segura a mi futuro ideal. Por recordarme que pese a lo que él destruyó y al hecho de que todos podrían quererme, no soy lo suficientemente buena.

Por lastimarme, él emocionalmente.

Su novia físicamente.

─Bueno, tanto tú como tu novio se han portado bien, así que no veo problema en que te quite las esposas ─comenta a mis espaldas el mismo hombre latino y viejo que intentó sacarme palabras de camino aquí, a la mesa metálica frente a la que me encuentro sentada en una silla mientras una molesta y potente luz en un cuarto oscuro alumbra mi rostro─. ¿Necesitas que te lea tus derechos? ─pregunta al sentarse frente a mí─. ¿Dirás algo?

Niego.

─No diré nada sin un abogado.

La expresión amable y pacífica del hombre se vuelve agria.

─Si es así como quieres jugar. ─Se encoje de hombros. Sus ojos están fijos en los cortes en mi rostro debido a la pelea─. Pero te advierto que si eres sincera con nosotros y colaboras, podríamos intentar convencer al dueño del auto de no presentar cargos... quizás amenazándolo con que tú no lo harás. ─Niego, puesto que estoy segura de que Gordon lo hará y tampoco quiero decir nada que pueda afectar a Tanner, quién lo golpeó también. Pudieron arrestarnos debido a que fuimos atrapados en el acto, uno que a los últimos segundos ni siquiera estuve segura de querer cometer. El agente Martínez, lo que sé por su placa, suelta un suspiro y se levanta─. Bien. Tienes derecho a realizar una llamada, chica.

Tras tomar un sorbo del vaso de papel con agua que tiende hacia mí, me levanto y lo sigo por la comisaría local hasta que me posiciono frente al teléfono fijo a la pared que me señala con un dedo. Por la manera en la que todos me miran y se aglomeran frente a la sala de interrogatorios dónde sospecho que tienen a Tanner, debemos ser un crimen que ha alterado sus rutinas.

─¿Mamá? ─respondo a la par que mis ojos se topan con la televisión y entiendo la verdadera razón de por qué me miran.

Gordon, con claras señales de haber sido golpeado por alguien más grande que él, está dando una entrevista a un noticiero de Austin con su Audi quemado de fondo. Sin poder soportarlo más, presiono fuertemente mis párpados entre sí al ver una fotografía mía y otra de Tanner en la pantalla. El canal también está disponible en Houston, por lo que le digo que lo ponga en lugar de darle una explicación larga. A pesar de que esperaba un regaño de ella y sé que este me espera, no puedo evitar amarla y admirarla más de lo que ya lo hago cuando deja cualquier molestia o decepción que sienta hacia mí de lado para ayudarme primero.

─Voy para allá, Sav, no hables con nadie.

Afirmo, apretando con fuerza el teléfono contra mi oído, al oírla.

─Gracias.

─Te quiero, mi pequeña rosa, no te preocupes por nada.

Mi barbilla tiembla.

─Y yo a ti, mamá.

Debido a que de hablar más solo la estaría retrasando, cuelgo tras decirle esto. El agente Martínez se endereza de la posición en la que permanecía inclinado sobre uno de los cubículos de las empleadas para verme con ambas cejas canosas alzadas.

─¿Todo bien? ─Asiento─. ¿Todavía indispuesta a hablar?

─SÍ ─respondo.

Él inclina la cabeza hacia la mujer de anteojos con la que se encontraba hablando, quién le tiende una cesta con mis pertenencias. Mi teléfono y las llaves de mi auto. Junto las cejas cuando la extiende hacia mí con insistencia. Dudosa, los tomo.

─¿Qué sucede?

─Hubo una actualización en el caso mientras hacías la llamada ─responde con ojos entrecerrados con sospecha─. Tu novio pirómano confesó haber sido él. Puedes irte tranquila a casa.

Debido a la impresión de sus palabras, mi teléfono resbala de mi mano. Lo recojo del suelo sin detenerme a ver si se rompió. Siento como si mi corazón estuviese latiendo en mi garganta y no precisamente debido a él, sino a lo que el agente Martínez acaba de decirme. Niego mientras retrocedo, lo que hace que el hombre frente a mí me mire con más intensidad. Si Tanner realmente dijo eso, puede ser expulsado a solo un par de meses de graduarse. Al igual que para mí mi carrera es importante, para él también lo es. Es como yo. El que vengamos de hogares bien abastecido no nos hizo flojos, sino todo lo contrario. Nos animó a buscar la perfección. A penas estoy empezando, así que no puedo dejar que si quiera exista la posibilidad de que pierda su carrera entera.

No cuando fui yo quién inicio el incendio.

─Él no lo hizo ─admito frente a todos─. Fui yo.

A pesar de que el agente Martínez debería sentirse satisfecho con mi confesión, una sombra oscura se apodera de su rostro mientras otro agente, uno de los que se llevó a Tanner, aparece a su lado con una sonrisa que cubre al menos la mitad de su rostro.

─Ah, el amor ─comenta escondiendo mechones de su cabello rubio y largo tras sus orejas─. Te obliga a decir lo que sea con tal de mantenerlo. ─Me enseña sus dientes cuando sonríe. Se ve joven, pero no tanto como para que no pueda ser mi padre. Su place dice Howard─. Tu compañero ahí adentro tampoco quiso hablar hasta que le dijimos que habías asumido toda la culpa. ─Mira a la mujer que tenía mis pertenencias─. Bueno, Clare, creo que estamos ante el crimen pasional de dos pirómanos. ─Ahora observa a Martínez─. ¿La encierras tú o la encierro yo, agente?

Martínez toma el juego de esposas en su cinturón con un gruñido.

─Vete a la mierda, Howard. ─Aunque me estén llevando tras las rejas, niego y avanzo, indicándole que lo seguiré sin problemas. Él suspira con alivio antes de guiarme a las celdas con la mano suavemente envuelta alrededor de mi codo─. No tienes ningún record criminal y no luces como alguien que haría esto por solo hacerlo. ─Su expresión se suaviza cuando ve mi rostro─. Si quieres hablar de lo que verdaderamente pasó, estoy aquí.

─¡Nada justifica que haya arruinado el auto del hijo de dos pobres granjeros! ─grita Howard, quién parece estar por encima de Martínez, antes de que nos alejemos lo suficiente de él.

No puedo evitar gruñir, lo que hace reír a Martínez.

─¿Qué si fuera el auto de un abusador?

─Sí, es un idiota.

Aunque Martínez no me parece un mal tipo, la culpa de que estemos aquí por mí a penas me deja respirar y no estoy de ánimos para sostener una conversación. Una vez entro en mi celda, por fortuna bien ventilada, y tiene mi teléfono y mis llaves de regreso, ya que solo me engañó para que dijera la verdad, nada en lo que no consistiese su trabajo, me siento en la esquina de la pequeña cama individual que da con la pared. Tras doblar mis piernas, escondo mi rostro en mis rodillas, pensando ahora más que nunca en lo que Tanner me ha dicho a gritos siempre y dándole, irremediablemente, la absoluta y completa razón.

No solo saco su peor lado, sino que también lo vuelvo estúpido.

Y si no, mírenos ahora.

En su posición, también me querría lejos.

*****

─Mierda. No entiendo qué hago aquí ─dice un sujeto de aspecto hippie que entró en una de las celdas frente a mí unos minutos después de que yo lo hice─. La marihuana ya es legal en Texas.

Tras escucharlo, ahogo un grito en mi almohada ya que llevo media hora explicándole que la marihuana medicinal es la única que es legal y él, al no tener ningún tipo de enfermedad, ha infringido la ley vendiéndola a las afueras de una fiesta universitaria. A pesar de que no tenía ganas de alzar la mirada de la oscuridad que la funda me proporciona, lo hago cuando el sonido de personas entrando hace que lo haga. Contengo mis ruegos de que me permitan esperar a mi madre en la sala de interrogatorio cuando veo a Howard guiar a Tanner a la celda a mi lado. A diferencia de mí, él no permanece sumiso mientras le quitan las esposas. Libera sus brazos con excesiva rapidez de ella y fulmina con la mirada a Howard mientras lo persigue hacia la salida, pero este corre y logra cerrar la celda a tiempo.

Tanner golpea los barrotes.

─Están defendiendo a la persona equivocada ─sisea.

─Sí, bueno, eso díselo al chico que puede que en su vida pueda volverse a comprar un Audi así ─responde Howard─. Puede que salgan de aquí, pero al ojo público han quedado como los típicos niños ricos y mimados que no saben lo que es el trabajo.

Aprieto mis puños, pero no replico porque cualquier cosa que diga puede ser usada en mi contra. Quizás también recordando esto, Tanner decide mantenerse en silencio y se limita a hacer temblar nuevamente las rejas bajo las palmas de su mano. Simón, el otro delincuente junto a nosotros, finalmente se mantiene en silencio tras su llegada. Me levanto y tiemblo cuando el prisionero junto a mí gira su rostro hacia mi dirección, sus manos todavía alrededor de los tubos de acero. La dureza en su expresión desaparece por algunos segundos antes de que en definitiva se vuelva de piedra.

─¿Qué haces aquí? ─pregunta mientras se incorpora y avanza amenazadoramente hacia mí─. Se supone que te dejarían ir.

Debido a lo seca que está mi garganta, trago varias veces antes de responder con voz lo suficientemente fuerte y clara.

─Me dijeron que habías asumido la culpa y confesé, al igual que me dijeron que hicieron contigo. Fue un truco de interrogatorio.

Su rostro se vuelve sombrío cuando llega a los barrotes entre su celda y la mía. Todavía lleva puesto el uniforme de entrenamiento. A pesar de la situación en la que nos encontramos, la verdad es que nunca había sido tan consciente de la electricidad y el magnetismo fluyendo entre nosotros como ahora. Tanner debe sentirlo cuando también me acerco, puesto que parpadea ligeramente antes de tragar y responder a mis palabras.

─¿Cómo dejaste que te engañaran? ¿No eres una chica lista?

─¿Al igual que lo hicieron contigo?

Niega.

─Es diferente.

─Claro que lo es ─le digo mientras asiento─. Porque fui yo.

─Savannah, por mi culpa estabas ahí ─gruñe profundamente, sus hombros temblando─. Por mi culpa fuiste golpeada. Por mi culpa ellos llegaron a ti y... arruinaron lo que más quieres en este mundo, por más estúpido e infantil que sea. Todo es mi culpa.

Al ver las claras señales de conflicto en sus ojos, no puedo evitar extender mi brazo y colocar mi mano en la suya cuando esta se desliza fuera de los barrotes. Aunque se tensa, no me aleja. A pesar de que es un chico, me sorprendo con lo suaves que son pese a los callos que el balón ha ocasionado en ella por años.

Es más grande que la mía, pero nuestros dedos encajan.

Perfectamente.

¿Cómo no puede notarlo?

─No lo es.

Es equivocado y absurdo, pero siento profundo abandono cuando separa nuestras manos y retrocede pasándose la mano por el cabello. Continúa con nuestra conversación tras sentarse en su cama luciendo genuinamente exhausto y agobiado con esto.

─Lo que tú digas.

Ya que no suena muy convencido de ello, prosigo.

─Tomo mis propias decisiones, Tanner. Acostarme contigo. Ocultárselo a Pauline. Irme en lugar de luchar por seguir en el lugar en el que amaba estar. Incendiar el auto de Gordon ─susurro─. Aunque no niego que me hayas influenciado, todas fueron mi elección. Lo siento por arrastrarte aquí, pero no debiste correr tras de mí en el campo ni asumir la culpa del incendio.

Hace una mueca malhumorada.

─Supongo que no somos los mejores tomando decisiones. ─Suelta un profundo suspiro mientras oculta el rostro entre las palmas de su mano. Tras estar escondido en ellas por un momento, me mira con una ceja arriba─. ¿Por qué no solo los rehiciste? ¿Por qué no te conformaste con que lo golpeara? Mierda, Savannah, no solo lo golpeé. Arruiné su puta vida por ti.

Desciendo la mirada hacia mis manos.

─Esos planos me tomaron semanas. ─Me sonrojo al omitir la parta en el que lo usé de inspiración para hacerlos─. Se suponía que usaría este último par de días antes del concurso para hacer la maqueta para la presentación y todo saldría perfecto. Tomando en cuenta que soy una estudiante de los primeros semestres con apenas técnica, la verdad es que no voy a ganar nada si hago un proyecto de la noche a la mañana. El concurso está abierto a otras universidades. No estoy enfrentándome a los mismos de siempre y necesito recibir asesoría para solventa varios detalles técnicos porque mi fuerte son los bocetos. ¿Qué profesor se instalará conmigo dos días seguidos? He estado tras de ellos por un mes. Este certamen está más allá de mis capacidades y ellos lo arruinaron para mí cuando empezaba a tener posibilidad.

─Sav... ─susurra─. Lo siento.

Me encojo de hombros, cabizbaja.

─Y Gordon también le hizo creer a Anahí, mi compañera, que se la había chupado de regreso al dormitorio. Acepté su aventón cuando debería haber dicho que no. No pasó nada, lo juro, pero ella enloqueció cuando nos vio y me atacó cuando él le dijo esa mentira. Ella se deja manipular por él. Me da tanta lástima. ─Aunque no tengo moral para decir algo así, la verdad es que son dos situaciones completamente diferentes. Tanner me ha hecho desafiar mi moral, pero no olvidarme de quién soy─. Y luego me llamaron perra callejera, zorra, puta, entre otros, y Gordon dijo que lo había buscado porque me habías rechazado. ─Ahora mis ojos están fijos en los suyos─. Que tú nunca dejarías a Pauline, una buena chica, por una cualquiera del campus. ─Tomo una honda bocanada de aire antes de continua─. Sí, mis dibujos tuvieron que ver en gran parte, en su mayoría, con lo que hice, pero cuando él me habló así mi corazón se rompió y no me di cuenta de que estaba roto hasta que la policía vino y pude detenerme a pensar en ello porque sentí algo más que dolor. Fueron muchos motivos por los que todavía, a pesar de lo que le hiciste, quería más.

Tanner permanece en silencio por un momento, mirando hacia el frente, antes de asentir y recostarse con el cuerpo más relajado en su cama. Deja escapar un suspiro antes de cerrar los ojos.

─Viéndolo así, me alegra que no me hayas hecho caso. ─Una pequeña sonrisa se apodera de sus labios─. No arruinar tus planos. No llamarte puta. No romper tu corazón. Tomaré nota. Por lo que pasó, eres una chica vengativa. No quiero eso en mi contra.

Nunca.

Al momento en el que ese pensamiento viene a mi mente, me estremezco porque sé que significa que haga lo que me haga, sé que por alguna razón que desconozco siempre estaré ahí para él. A pesar de que está equivocado al creer que no le hice caso, puesto que tenía pensado apagar el fuego, solo que este me quemó y solté la cerilla, no lo corrijo, puesto que no deseo que sepa la magnitud del poder que Tanner tiene sobre mí.

*****

A diferencia de él, quién duerme plácidamente a la espera de su abogado como si esta no fuera la primera vez que pasa por prisión, no consigo que mis ojos se cierren. Vuelvo a levantarme de mi cama cuando el sonido de la puerta abriéndose me alerta. Mis labios se curvan cuando veo a mi madre correr hacia mí con mi padre tras ella. Aunque son la una de la mañana, Larissa Campbell no se ve como si fuera a ver a su hija a una comisaría, sino como si fuera a un coctel. En lugar de vestir un pijama, como mi padre, lleva un vestido color crema y tacones. Su maquillaje es perfecto. Probablemente se arregló mientras mi padre conducía.

─Mamá ─susurro tras correr hacia los barrotes─. Lo siento.

Algo en la idea de verme de esta manera hace que su autocontrol se rompa y sus ojos se llenen de lágrimas. No me aparto cuando extiende su mano para tocar mi labio roto. Tras ella, mi padre maldice. Por el rabillo del ojo veo a Tanner levantándose y acercándose a nosotros. Los labios de mi mamá hacen un mohín.

─El que te hizo esto, ¿era el dueño del auto?

─Su novia ─respondo, sorprendiéndola.

─¿Una chica te golpeó por un chico? ─pregunta, decepción en su tono─. Savannah, tendremos problemas si me dices que perdiste tu dignidad peleándote por un hombre. No te crie de esa manera.

Mis mejillas se sonrojan, puesto que aunque no peleé con Anahí por Gordon, no he sido buena con Pauline debido a Tanner y mi madre sufriría un infarto si supiera que lo quiero sin tenerlo.

─Era mi compañera. Su novio le hizo creer que tuvimos algo. Enloqueció y me golpeó y arruinaron mis planos para el concurso.

Mi madre, que es consciente de cuán importante era este concurso para mí, separa los labios para replicar a pesar de la evidente confusión en sus ojos, pero mi padre se le adelanta. A pesar de lo casi ridículo que se ve en su bata roja y pijama de pantalón de recuadros, sus pies en pantuflas, no puedo evitar estremecerme cuando me dedica una expresión mordazmente seria que solo pone en su usualmente encantador y amable rostro cuando un negocio le sale mal. Está verdaderamente molesto.

─Si no retiran los cargos de inmediato, los contrademandará hasta por la manera en la que respiran. ─Tiemblo cuando me toma en brazos a pesar de los barrotes─. Pagarán el que haya tenido que despertarme para viajar dos horas y ver a mi niñita tras las rejas.

─Ya no soy una niñita ─sollozo.

Mi corazón está roto.

No se lo puedo decir a mis padres porque los decepcionaría, pero sí puedo obtener consuelo de ellos de esto y genuinamente se siente como lo que he necesitado todo este tiempo. Mientras me dejo abrazar por él, no puedo evitar pensar que quizás debí haberme quedado en Houston. Que nunca debí haberlos dejado.

Quizás no soy buena siendo independiente.

Ya que en el tiempo que lo he sido, solo he ocasionado estragos.

─Siempre serás mi niñita, Savannah ─dice él mientras besa la cima de mi cabeza, lo que hace que finalmente sus ojos se pongan en Tanner y se aparte─. Eres el chico que aparece con ella en las noticias, ¿no es así? El mariscal de campo de los Longhorns.

Tanner asiente.

─Así es, señor.

Ya que entre ellos está sucediendo una especie de charla de hombre a hombre, mi madre y yo nos mantenemos aparte.

─¿Tú le diste la idea a Savannah de incendiar el auto?

Tanner niega.

─No, señor.

─¿Sales con ella?

Dejo escapar un gemido que hace que mi madre me mire con una ceja alzada y evidente sospecha. Curvo los dedos de mis pies.

─No, señor, pero somos cercanos.

Mi padre camina hacia Tanner.

─A Savannah siempre se le ha hecho difícil hacer amigos, pero siempre nos ha tenido a nosotros. Sin embargo, en Austin no tiene a nadie. Si te deja estar cerca de ella es porque vales la pena. Ahora, ¿por qué no estabas ahí para ella cuando la atacaron?

Su pregunta está fuera de lugar. Larissa pone sus manos sobre su brazo para hacerlo retroceder, puesto que su esposo evidentemente está pagando su rabia con alguien que no la merece, no en este caso, pero Tanner me sorprende contestando.

─Lamento no haberlo estado, señor Campbell, pero le aseguro que hice que Gordon deseara no haber nacido ─responde manteniéndole la mirada─. Si Savannah no hubiera quemado su Audi, no se atrevería a cruzarse en su camino nunca más. No solo crió a una hermosa e inteligente chica, sino también un demonio.

Mi padre se deshace de la tensión en sus hombros.

─Bien ─dice─. Eso explica por qué ninguno de ustedes le ha mencionado a la policía por qué Savannah incendió el auto de Gordon. ─Afirmo, puesto que eso significaría que Tanner admitiera haberlo golpeado en terrenos del campus, lo que también significaría la expulsión. Mi padre suspira─. ¿Tienes abogado? ¿Puede él ponerse de acuerdo con el nuestro? ─Tanner afirma─. Bien ─repite como si ahora no supiera que decir─. Iré a reunirme con ellos. No se preocupen. Los sacaré.

─Gracias, señor.

Mi padre hace una mueca.

─No me agradezcas, hijo. Si no fuera porque te encargaste de ese granjero, te estaría odiando por haber derrotado a los Cougars tantas veces. En defensa de esos inútiles, solo Johnson es bueno. ─Pongo los ojos en blanco ante su evidente conocimiento de la NCAA. Mi madre también─. Por cierto, el último fue un pésimo partido. Estuve a punto de llamar al 911 mientras lo veía. Parecías estar sufriendo una embolia cerebral mientras jugabas.

Tanner me dedica una mirada.

─No podía concentrarme.

Con el ceño fruncido, mi madre llama mi atención antes de perseguir a mi padre fuera de la sala de celdas.

─Todavía me debes muchas explicaciones, cariño.

Dejo caer los hombros.

─Lo sé.

Pero aunque hable con ella, hay cosas que no le puedo decir porque ni siquiera yo misma las entiendo. Como, por ejemplo, por qué Tanner no deja de verme por las siguientes horas cuando se supone que debería odiarme por haberlo puesto aquí.



Hola. Espero que el último capítulo del maratón les haya gustado. Gracias a todas las que se pasaron por el live ayer. Entre las dedicaciones del live, está: Unstoppablegirllux, gemation, natbooksx, iner000 y MadelineBroostrek

Y una dedicación especial para michelle_espinoza por su cumpleaños, para el capítulo siguiente, gracias a tu prima que te quiere mucho ♡ (el siguiente)

Love u

NO SE OLVIDEN DE DARLE AMOR A LA HISTORIA.

Nos vemos pronto. Mañana actualizo Vólkov

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