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Capítulo 3

Aquel último año había transcurrido rápidamente, antes de notarlo, Namjoon, Yoongi y Seokjin se encontraban a dos semanas de su graduación. Jungkook estaba feliz por ellos, tenía más conocidos en la escuela, pero ellos eran sus únicos y verdaderos amigos. Por lo tanto, no podía negar sentirse un poco raro y triste al darse cuenta de que, a partir del siguiente año, sería el único que quedaría allí. Después de las vacaciones, todos sus hyung habían decidido ir directamente a la universidad sin tomarse un mayor descanso. Sin embargo, eso no era lo único que le preocupaba a Jungkook.

Miraba al techo de su habitación, las luces de la ciudad proyectando sombras en las paredes. Había pasado las últimas horas dándole vueltas a algo que sabía que no podía posponer por más tiempo. La verdad estaba atrapada en su pecho, y cada día que pasaba se hacía más pesada.

"Soy bisexual". Lo había ensayado tantas veces frente al espejo que las palabras ya no le parecían reales, pero decirlo frente a sus padres era un desafío que lo aterraba.

Aquello ocurrido meses atrás se instaló en su cerebro sin dejarlo descansar. Por un lado, no creyó que haberse excitado viendo a dos de sus amigos teniendo sexo pudiese haberse considerado algo raro. Era un adolescente hormonal después de todo, cualquier actividad sexual era atrayente y más si las personas envueltas en eso eran importantes en su vida de cierta forma. Por otro lado, estaba un hecho menos natural, pero que tampoco consideró muy extrañó, ya que había escuchado y leído sobre muchos chicos cuyas primeras experiencias sexuales eran con otros chicos, pero sin que esto definiera su orientación sexual.

Se había masturbado por su cuenta antes de hacerlo con Namjoon, esa parte no fue un gran descubrimiento. Tener las manos de su amigo alrededor de su miembro, bueno, eso se sintió diferente. Hubo otros encuentros similares, pero con algunos besos incluidos que no le desagradaron, todo lo contrario. Fue aquí donde la duda comenzó a instalarse en su pecho.

Sabía que no podía esconderlo más. Había ya experimentado enamoramiento y atracción en formas que no encajaban en las expectativas de su familia. Las miradas robadas, los momentos íntimos con chicos y chicas, todo formaba parte de quién era. Antes de Namjoon había besado a chicas, después de Namjoon, incluso tuvo su primera vez con una y no le desagradó, lo disfrutó. Parecía que su cerebro buscaba confirmar fehacientemente que gustaba de ambos sexos y lo confirmó cuando se veía gustando de una chica o chico sin distinción.

Al principio si entró en un leve shock, pero lejos de lo que en un comienzo pensó, le fue bastante fácil aceptar el hecho de ser la B dentro del LGBTQ+. Quizás porque inconscientemente tuvo el apoyo de sus amigos, porque aunque ellos no lo gritaban a los cuatro vientos estaban felices siendo quienes eran sin preocuparse por el resto. Ellos lo inyectaron de valentía. Pero sus padres, especialmente su padre, no eran el tipo de personas que aceptaban desviaciones de lo que consideraban "normal".

Jungkook suspiró, girándose en la cama. Sus amigos sabían, al menos los más cercanos: Namjoon, Seokjin y Yoongi. Cada uno de ellos lo había apoyado en su autodescubrimiento de formas únicas, y aunque eran una fuente de fortaleza para él, sabía que esta batalla era suya.

— Lo haré —murmuró, más para sí mismo que para nadie más. — Les diré quién soy.

Sentía que no tenía la obligación de hacerlo, ¿por qué debía anunciar lo que le gustaba ya fuese mujer u hombre? Lo hacía más que nada porque quería libertad, no deseaba secretos que lo restringieran e impidieran vivir la vida a su manera, principalmente antes las personas que más quería.

La tarde siguiente, Jungkook caminó hacia el parque con pasos lentos, sus manos en los bolsillos de su chaqueta mientras miraba el suelo. Era un día soleado, pero pensar en su decisión lo hacía sentir como si cargara una nube gris sobre los hombros. Había decidido que esa tarde hablaría con sus amigos, compartiendo su plan de confesarse ante sus padres.

Al llegar al parque, vio a Namjoon, Yoongi, y Seokjin en su lugar habitual, sentados en un banco bajo un gran árbol. Namjoon sostenía un libro, subrayando algo con su bolígrafo, mientras Seokjin comía una paleta y miraba distraído a un grupo de niños jugando cerca. Yoongi, en cambio, estaba recostado al mayor con los ojos cerrados, como si el mundo a su alrededor no existiera. Ese era el mejor sitio, lejos de los pasillos llenos de estudiantes y profesores, también lejos de sus casas y los oídos de sus padres o el personal.

— ¡Ah, por fin llegaste! —exclamó Seokjin al verlo. — Pensé que te habías olvidado de nosotros.

— Sí, pero mira su cara —intervino Yoongi, señalándolo con un movimiento de la barbilla. — Parece que se tragó algo que no sabe si digerir o vomitar.

Jungkook dejó escapar una risa tensa mientras se sentaba junto a Namjoon.

— Muy poético, hyung —respondió con sarcasmo.

— No, en serio, ¿qué pasa, Kook? — Preguntó Namjoon, dejando su libro a un lado y girándose hacia él.

Jungkook jugueteó con los bordes de su chaqueta, buscando las palabras. Sus amigos lo miraban con expectativa, pero no con presión, y eso lo hizo sentirse un poco más tranquilo. Confiaba en ellos, de alguna manera creía que esa amistad perduraría hasta el día en que cerrase los ojos. Él estaría para ellos y ellos para él.

— Necesito hablar con ustedes... sobre algo importante —su voz salió más baja de lo que pretendía.

— Suena serio —comentó Seokjin, enderezándose en el banco.

— ¿Te metiste en problemas? —preguntó Yoongi, con una ceja levantada. — Porque si necesitas un plan de escape, soy tu hombre.

Jungkook negó, aunque no pudo evitar sonreír levemente. A veces sentía que Yoongi no se tomaba nada en serio, pero bien sabía él que era todo lo contrario, solo que ese era su método de escape muchas veces. El sarcasmo, las bromas y los comentarios mordaces era una especie armadura que Yoongi siempre había tenido.

— No, no es eso. Es algo personal.

— Tómate tu tiempo, Kook. —Namjoon frunció el ceño ligeramente, aunque su tono seguía siendo amable. —Estamos aquí para escucharte.

Jungkook asintió, tomando aire profundamente antes de hablar.

— He estado pensando mucho en esto, y creo que es hora de hablar con mis padres. Quiero decirles que soy bisexual.

El silencio que siguió fue breve, pero para Jungkook se sintió eterno. Vio como todos se observaron con preocupación porque no era fácil para nadie, admitir algo como aquello a la familia por muy modernos y abiertos que fuesen. Porque no solamente era la casa, sino, el estigma de la sociedad para el cual muchos padres no estaban preparados para soportar, ni por ellos, ni por sus hijos. No querían que sus hijos fuesen señalados, pasando por momentos difíciles y por supuesto, ellos de paso también se ahorraban muchos problemas.

— Es una decisión importante, Kook. —Fue Namjoon quien rompió la pausa con un asentimiento lento. — Pero, ¿estás seguro de que estás listo para hacerlo?

— Creo que sí —respondió Jungkook, aunque su voz traicionó una ligera duda. — No puedo seguir escondiéndolo. Es parte de quién soy, y necesito que lo sepan. Bueno, no lo estoy escondiendo como tal, simplemente no lo he dicho porque yo mismo lo estaba procesando, pero ya saben, bueno, es decir, me entienden.

Seokjin frunció los labios al verlo tan nervioso, su mirada reflejando tanto preocupación como apoyo. Sostuvo una mano del menor de todos para calmarlo, sonriendo cuando el pelinegro suspiró profundamente.

— ¿Has pensado en cómo podrían reaccionar? Sobre todo... tu padre. — Llevaba suficiente tiempo viviendo con ellos como para saber que el señor Jeon era bastante conservador, recto y después de todo, la cabeza del conglomerado más grande de todo el país.

Jungkook asintió, apretando los puños sobre sus rodillas.

— Lo he pensado. Sé que probablemente no lo acepte los primeros días, pero al menos quiero ser honesto. Soy su hijo después de todo, ¿no?

Yoongi, que había estado en silencio hasta entonces, se inclinó hacia adelante, su expresión calmada pero seria. Sí, era su hijo, pero conociendo a los padres de todos, no estaba seguro de que Jeon Taewoo fuese a estar molesto únicamente por unos días. No era una persona fácil, incluso los Min cuando estaban casados andaban de puntillas alrededor de él. Cuando se supo del divorcio de sus padres, no muchos estuvieron felices.

Fue llevado con discreción, poco sabían que su madre se fue con otra mujer, pero dentro de esos poco, estaba el señor Jeon. Él lo había escuchado discutir con su padre amenazando con que esa información no podía hacerse pública. Escuchó el repudio de ambos hacia su madre. Si eso fue así con ellas, no se quería imaginar qué pasaría si supieran que sus hijos también se sentían atraídos por el mismo sexo. Jungkook era bisexual y Yoongi estaba seguro que él era completamente homosexual. Sus situaciones podrían ser ligeramente diferentes, pero no sabía qué tanto a ojos de los mayores.

— ¿Y si te rechazan? — La pregunta era directa, pero no estaba cargada de juicio, solo de una realidad que Jungkook sabía que debía enfrentar.

— No lo sé —admitió Jungkook, bajando la mirada. — Pero si no les digo, siento que estoy traicionándome a mí mismo. Me molesta tener que andar de puntillas únicamente porque no quiero que algún comentario, gesto, alguna imagen o lo que sea pueda hacer explotar todo de peor manera. Creo que al menos, si se enteran por mí, el golpe será más leve.

Hubo un breve silencio antes de que Yoongi hablara de nuevo, esta vez con una sonrisa ligera.

— Bueno, siempre puedes venir a vivir conmigo si las cosas se ponen feas. No cocino, pero soy excelente compañero de habitación, prometo que no ronco mucho y mis manos se mantienen quietas durante la noche.

— ¡Yoongi!— Seokjin lo miró con desaprobación. — ¿Cómo puedes bromear con algo así?

— Porque lo necesita —respondió Yoongi, encogiéndose de hombros. Luego miró a Jungkook directamente. — Escucha, Kook. Esta es tu vida, y nadie tiene derecho a decirte quién puedes o no ser. Pero si te vas a enfrentar a tus padres, tienes que estar listo para todo. Si están contigo, genial. Si no lo están, te tienes a ti mismo y a nosotros.

Jungkook sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero las parpadeó rápidamente.

— Gracias, hyung.

— Además —continuó Yoongi, volviendo a su tono sarcástico —, si se ponen muy pesados, siempre puedes hacerles pensar que estás bromeando. Les dices que era una "fase artística" o algo así.

Jungkook soltó una carcajada, y pronto todos estaban riendo, incluso Seokjin, que intentaba mantener su semblante de reprensión.

— Dios, eres imposible —dijo Seokjin, golpeando suavemente el brazo de Yoongi.

— Imposiblemente encantador, lo sé —respondió Yoongi con una sonrisa arrogante.

Cuando las risas se apagaron, Namjoon miró levemente a su alrededor. Más allá de Seokjin, no se sentía atraído hacia ningún otro hombre. Lo sucedido con Jungkook sabía que no había sido nada serio para los dos. Hablaron de ello con honestidad, era divertido, una forma de experimentar ciertas cosas, pero él no estaba enamorado de Jungkook, ni el menor de él. Así que por su parte, no creía que fuese a tener jamás na necesidad de contarle a su padre sobre esa parte de su persona. No sabía si en un futuro se iba. Volver a sentir atraído por un hombre además de Seokjin. No obstante, si se ponía en los zapatos del pelinegro, podía comprender lo importante que era de ese paso. Por eso, tomó la palabra, su voz calmada pero firme.

— Jungkook, estás haciendo algo increíblemente valiente. No todos tienen la fuerza para enfrentarse a sus familias de esta manera. Pero quiero que recuerdes algo. no importa lo que pase, siempre estarás bien porque estás siendo honesto contigo mismo. — Jungkook asintió, agradecido por las palabras de su amigo.

— Gracias, Joon. Realmente lo aprecio.

— Yo también estoy orgulloso de ti, Kook —añadió Seokjin, colocando una mano en su hombro al mismo tiempo que Namjoon, ambos se miraron, pero Namjoon retiró su mano rápidamente. — Y aunque me preocupa cómo puedan reaccionar tus padres, quiero que sepas que siempre podrás contar con nosotros.

— Exacto —intervino Yoongi. — No importa qué tan feo se ponga, siempre te respaldaremos.

Jungkook sonrió, sintiendo que el peso en su pecho se aliviaba un poco.

— En serio, gracias. No sé qué haría sin ustedes.

— Bueno, probablemente estarías llorando solo en tu habitación —bromeó Yoongi, ganándose otra mirada de reproche de Seokjin.

— ¿Sabes qué? Me alegra que estés aquí, aunque sea para hacerme reír —dijo Jungkook, sin poder evitar una sonrisa. — Yoongi se inclinó hacia atrás, satisfecho.

— Ese es mi trabajo. — Si él pudiera, evitaría que Jungkook, a quien él también consideraba casi como un hermano menor, pasase por cualquier dificultad. Ese mocoso era muy importante para él.

El grupo permaneció en el parque un rato más, dejando que la conversación fluyera hacia temas más ligeros. Hablaron de la graduación que se acercaba, de las universidades a las que habían aplicado, y de los planes que tenían para el futuro. Pero en el fondo, todos sabían que el momento de Jungkook era el centro de la reunión.

— Kook, cuando hables con tus padres, recuerda que lo más importante es que te mantengas fiel a ti mismo. — Namjoon, siempre reflexivo, rompió el silencio una vez más. — No dejes que te hagan dudar de quién eres, que te vean tambalear o inseguro.

— Lo haré —respondió Jungkook, con más seguridad en su voz esta vez.

Seokjin, siempre protector, añadió:

— Y si necesitas espacio, no dudes en avisarnos. — Añadió Seokjin, siempre protector. — Yoongi y Namjoon pueden ayudarte a planificar algo, y yo puedo... cocinar. Estaré en mi habitación esperando a que grites con fuerza o toques la puerta.

— ¡Eso es un gran apoyo, hyung! — Bromeó Jungkook, riendo.

Yoongi rodó los ojos, pero sonrió de todos modos.

— Con eso y mis increíbles habilidades para la fuga, estás cubierto.

Cuando el sol comenzó a ocultarse y las luces del parque se encendieron, los cuatro amigos se pusieron de pie, listos para regresar a casa. Antes de irse, Jungkook los miró a todos con una expresión llena de gratitud.

— En serio, gracias por esto. Por escucharme, por apoyarme... por todo. —Namjoon le dio un abrazo breve pero fuerte.

— Siempre, Kook.

— Eres como un hermano para mí. Nunca lo olvides. — Seokjin le sonrió cálidamente.

Yoongi, fiel a su estilo, simplemente le dio una palmadita en la cabeza.

— Y si fallas, no te preocupes. Al menos tendrás una buena historia que contar. — Jungkook rió, sintiéndose más ligero que en días.

+++

Kim Namjoon se encontraba en la oficina del presidente de Hitta Entertainment, ya que se había visto obligado a acompañar a su padre ese día. No quería estar ahí, la verdad era que prefería estar junto con Yoongi y Seokjin para apoyar a Jungkook. No sabía por qué, quizás porque siempre habían estado juntos y Jungkook era como un hermano para todos, el más pequeño y a quien sentían la responsabilidad de apoyar, pero quería protegerlo.

— ¿Estás escuchando? — La voz del señor Kim llegó a sus oídos, haciéndole tragar saliva un poco nervioso.

— Sí, padre. Me estaba comentando que es mi obligación heredar esta empresa en el futuro y que tengo que empaparme bien de su manejo y funcionamiento. — Su progenitor entrecerró sus ojos frente a las palabras de su hijo. — También me ha comentado sobre unas subastas.

— Al menos sí está prestando atención. Hoy te llevaré a ver una de esas subastas por primera vez.

— No tenía conocimiento de que nuestra empresa organizara subastas.

— Puedes verlo como una actividad extracurricular. Ya sabes, las actividades que los estudiantes hacen fuera del aula, pero que igual forma parte de su formación y educación. — Namjoon asintió un poco confundido. — Las subastas no son del todo limpias, pero es un negocio consensuado entre todos los participantes y que muy buenas ganancias le dejan a la empresa. Todavía falta un poco para que te explique los detalles, pero ya podrás comenzar a empaparte un poco con todo.

— De acuerdo.

— Vamos, acompáñame, iremos a hacer un recorrido por todas estas subastas.

Namjoon no sabría en realidad qué era lo que estaban subastando esos modelos, actores y artistas de la compañía. No sabía por qué exactamente estaban pagando todos esos hombres de negocios y políticos ahí reunidos, pero por lo menos estaría viendo por primera vez, como todo eso funcionaba.

Al otro extremo de la ciudad, Yoongi estaba en la habitación de Seokjin, tumbado en la cama mientras miraba el techo. Había llevado consigo la tarjeta de crédito que su padre le había dado, dispuesto a hacer honor a su promesa de organizar una fuga si las cosas se ponían mal. Seokjin, sentado junto a la ventana, no dejaba de mirar su teléfono, esperando cualquier mensaje de Jungkook.

— ¿Crees que estará bien? —preguntó Seokjin, rompiendo el silencio.

Yoongi giró la cabeza para mirarlo.

— No lo sé, pero si no lo está, saldremos corriendo a buscarlo.

— Tal parece que el que va a decirle a sus padres eres tú. — Mencionó Seokjin observando a un Yoongi que controlaba vigesimoquinta vez su tarjeta de crédito, el saldo en su celular y todo el plan de escape que se había ideado. No estaba bromeando cuando le dijo a Jungkook que estaría ahí para él y lo ayudaría a escapar de ser necesario.

— ¿Ya se bañó?

— No lo sé, Yoon, estoy aquí en la misma habitación que tú sin saber lo que pasa afuera.— Los dos estaban nervioso, acercándose a la puerta para ver si veían al menor aparecer.

El reloj marcaba las siete de la tarde cuando Jungkook bajó las escaleras de la mansión, su corazón golpeando con fuerza contra su pecho. Cada paso parecía más pesado que el anterior, como si estuviera caminando hacia una sentencia. Había repasado lo que iba a decir una y otra vez, pero las palabras parecían desmoronarse antes de llegar a sus labios.

Cuando entró al comedor, la escena era exactamente como siempre, impecable y tranquila. Jeon Taewoo, su padre, estaba sentado a la cabecera, dejando de lado unos documentos mientras cortaba un pedazo de carne con precisión. Su madre, estaba a su lado, sirviéndose una ensalada, dedicándole sonrisas a su hijo mientras le acercaba lo que sabía que a Jungkook le gustaba. La mesa estaba dispuesta con platos de porcelana fina, como si cada detalle quisiera gritar perfección.

Jungkook tomó asiento frente a ellos, tratando de ignorar cómo el aire parecía volverse más denso a su alrededor o al menos así lo sentía.

Los minutos transcurrieron en un silencio incómodo. El sonido de los cubiertos chocando contra los platos era lo único que rompía la quietud. Jungkook intentaba comer, pero cada bocado se sentía como una piedra en su garganta. Miraba su plato, evitando los ojos de su padre, mientras su mente luchaba contra un torbellino de pensamientos.

"¿Y si explota? ¿Y si me dice que no soy su hijo? ¿Podré soportarlo? ¿Estaré siendo egoísta por hacer esto ahora?"

El rostro de Yoongi cruzó su mente. Su amigo había insistido en estar cerca, quedándose en la mansión junto a Seokjin, listo para intervenir si las cosas se ponían feas. "Si necesitas salir corriendo, yo manejo" había dicho Yoongi con una sonrisa que intentaba aliviar la tensión. Sabía que Yoongi no tenía licencia de conducir, pero recordar eso igual le daba algo de fuerza.

También pensó en las palabras de Namjoon esa mañana por teléfono: "Eres más fuerte de lo que crees. No importa lo que pase, estarás bien porque estás siendo honesto contigo mismo." Jungkook repitió esa frase en su mente como un mantra. Respiró hondo, soltando lentamente el aire. Finalmente, dejó el tenedor y levantó la vista.

— Tengo algo que decirles —dijo, su voz más firme de lo que esperaba.

Jeon Taewoo levantó la vista de su plato, mirando a su hijo con curiosidad. Lo primero que hizo fue desviar la mirada a su esposa porque sabía que si ocurría algo con su hijo, ella sería la primera en saberlo, pero su mujer parecía igual de desconcertada e intrigada.

— ¿Ocurrió algo en la escuela? — Fue lo primero que preguntó, pero Jungkook rápidamente negó.

— ¿Te sientes mal, mi amor? — Esta vez la preocupación de su madre se hacía presente.

— No, no es eso.

— ¿Es algo importante? — Jungkook se mordió su labio inferior, guardando silencio. — Bueno, parece que lo que sea que tengas que decir puede esperar.

Jungkook sabía que, una vez que su padre terminara de comer, se iría a trabajar a su despacho. Por la velocidad con que comía y los documentos que él tenía en la mesa cuando siempre decía que la hora de la comida era sagrada, significaba que seguramente tenía mucho trabajo. Si perdía esa oportunidad, no sabía cuándo volvería a tener la valentía.

— Papá... — Una vez más, el nombrado levantó la mirada para observarlo. — Mamá, Papá, yo...

— Habla rápido, tengo cosas que hacer.

Jungkook tragó saliva.

— Soy bisexual.

El silencio que siguió fue tan abrumador que Jungkook sintió que el tiempo se había detenido. Su madre dejó caer el tenedor en el plato, su rostro congelado en una mezcla de sorpresa y desconcierto. Taewoo, en cambio, se quedó inmóvil, con los ojos clavados en Jungkook como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué dijiste? —Preguntó finalmente su padre, su voz baja, cargada de una amenaza silenciosa.

Jungkook se obligó a repetirlo, aunque su corazón latía con fuerza.

— Soy bisexual. Es decir, me gustan las mujeres y los... Los h-hombres también.

El golpe en la mesa resonó por toda la habitación. Taewoo se puso de pie, sus manos apretadas en puños. En la habitación de Seokjin, ellos también pudieron escuchar el estruendo y Yoongi estaba listo para intervenir, pero Jin negó, dejándole saber que todavía debían hablar y no les tocaba intervenir. Si no se unieron a la comida con el pretexto de estar ensayando algo para la graduación era justamente para dejar que ellos tres tuviesen la privacidad suficiente para tratar ese asunto.

— ¡Eso es inaceptable! —Gritó, con el rostro enrojecido por la furia. — ¡Un hijo mío no puede ser eso!

— ¿Cómo no puedo serlo, papá? Es quién soy —respondió Jungkook, levantándose también, aunque sus piernas temblaban. — No voy a disculparme por serlo.

Taewoo lo miró con un desprecio que cortaba como un cuchillo. Por un momento, Jungkook pensó en decirle justamente lo que Yoongi le había dicho, sobre que era una broma o algo artístico, pero no lo haría. ¿Por qué tendría que hacerlo?

— ¿Sabes lo que esto significa para nuestra familia? ¿Para nuestra reputación? ¿Para los negocios?

— Esto no se trata de la familia ni de la reputación, tampoco de los malditos negocios.—replicó Jungkook, su voz ganando fuerza. — ¡Se trata de mi vida!

— ¡Mientras vivas bajo este techo, tu vida es mía! —Rugió Taewoo, golpeando la mesa una vez más. — ¡Y no voy a tolerar esta... esta abominación!

La palabra hizo que Jungkook sintiera que algo dentro de él se rompía. Pero no se dejó intimidar.

— No puedes controlar lo que soy.

— ¡Claro que puedo! —Gritó su padre, señalándolo con el dedo. — ¡Eres un niño confundido, y voy a corregirte antes de que destruyas todo lo que he construido!

Jungkook sintió las lágrimas quemando sus ojos, pero no las dejó caer. Es que una cosa era prepararse para ese momento y otra muy distinta enfrentarlo. La realidad se sentía aún más dolorosa.

— No estoy confundido. Sé quién soy y lo que quiero. Y si no puedes aceptarlo, entonces no sé qué tipo de padre eres.

— Un padre que no quiere un hijo desviado.

— Pues tendrás que aceptar que me gustan las mujeres y los hombres, quiera o no, porque tu negativa no me cambiará. — Taewoo se inclinó hacia él, su rostro lleno de furia contenida mientras levantaba la mano y la dejaba caer sobre el rostro de su hijo.

— ¡Taewoo, ya basta! — Exclamó la mujer, su voz temblorosa pero firme. La señora Jeon, que había permanecido en silencio hasta ese momento, finalmente se levantó. — No puedes hablarle así y mucho menos pegarle. Sigue siendo nuestro hijo.

Taewoo giró hacia ella, sus ojos llenos de furia.

— Si él es maricón, entonces puede ser tu hijo. Porque yo no quiero esta vergüenza en mi familia.

— ¡Es nuestro hijo! — Insistió ella, con lágrimas en los ojos. — ¿Cómo puedes decir algo así? Hay mejores formas de abordar esta situación. Gritando y soltando golpes como cavernícolas no se resolverá nada.

— Porque estoy protegiendo lo que es importante. Y un hijo así no tiene lugar aquí.

— ¿Cómo se te ocurre?

— Para tener un desviado prefiero tenerlo muerto.

— ¡Taewoo! — El mencionado ignoró el grito de su mujer, alejándose del comedor a grandes pasos.

Jungkook miró a su madre, su corazón dividido entre el dolor y la gratitud por su defensa. Ella estaba parada en su sitio, todavía procesando las palabras de su hijo y consternada por la reacción de su esposo. Tiempo atrás, ella había sospechado algo, pero se lo atribuyó a cosas de adolescentes, porque lo que vio por parte de su hijo no fue escandaloso. Ella se encargaba de manejar todo lo referente a la casa, por lo que, una vez por semana, revisaba todas las grabaciones de seguridad. Eso la llevó a descubrir la relación que Seokjin tenía con Yoongi y también vio el momento en que su hijo permaneció viéndolos. Borró todo aquello, pero jamás creyó que ese incidente causara todo eso, al menos es lo que ella creía.

¿Había sido culpa de Seokjin que su hijo fuese así? Su mirada fue de la escalera a su hijo, notando como este seguía mirando un punto fijo en el suelo, ahora con sus mejillas húmedas. Se acercó rápidamente, obligándolo a levantar la cabeza. No le dijo nada, simplemente limpió sus lágrimas, dándole una sonrisa débil.

— Gracias, mamá — espetó en voz baja. — Pero no voy a quedarme donde no soy aceptado.

Sin decir nada más, Jungkook subió rápidamente a su habitación. Cerró la puerta tras de sí, dejando que las lágrimas finalmente cayeran libremente y sin contención. Su respiración era pesada mientras trataba de procesar lo que acababa de suceder. Marcó el número de Yoongi con dedos temblorosos.

— ¿Kook? —contestó Yoongi al segundo timbre, su tono lleno de preocupación.

— Estoy bien... pero necesito que suban.

— Estamos en camino —respondió Yoongi sin dudarlo.

Minutos después, Yoongi y Seokjin entraron a la habitación. Encontraron a Jungkook sentado en el borde de la cama, con los ojos enrojecidos pero una expresión decidida.

— ¿Qué pasó? —Preguntó Seokjin, sentándose junto a él.

Jungkook dejó escapar una risa amarga.

— Mi padre dijo que no quiere un hijo desviado.

Yoongi dejó escapar una maldición, caminando hacia la ventana y cerrando los puños.

— Ese idiota...

Seokjin tomó las manos de Jungkook, apretándolas con fuerza.

— Lo siento tanto, Kook.

— No es tu culpa, hyung. Sabía que esto podía pasar.

— ¿Quieres salir de aquí? — Yoongi se giró hacia ellos, con una expresión dura pero decidida. — Tengo la tarjeta de mi padre. Nos vamos ahora mismo si quieres.

Jungkook dejó escapar una risa breve, sacudiendo la cabeza.

— Gracias, hyung. Pero no voy a escapar. Voy a quedarme y enfrentar esto.

Los tres se quedaron en silencio por un momento, dejando que las palabras calaran profundamente. Finalmente, Seokjin lo abrazó.

— No importa lo que pase, estamos contigo, Jungkook. Siempre.

Jungkook asintió, sintiendo que, a pesar del dolor, no estaba solo.

+++

La noche era tranquila en la mansión Jeon, pero el silencio que había caído sobre la relación de Jungkook con su madre hacía que todo se sintiera más pesado. Habían pasado varios días desde la confesión en la cena, y aunque su padre había sido brutalmente claro en su rechazo, el silencio de su madre era lo que más dolía. No la había visto enojada ni decepcionada, pero tampoco la había escuchado ofrecerle una palabra de apoyo, apenas podía mantenerle la mirada en ocasiones. Era como si ella simplemente no supiera cómo actuar.

Jungkook pasaba las noches en su habitación, dándole vueltas a los eventos de aquella cena. ¿Por qué no dijo nada? No lo sabía, se preguntaba constantemente lo mismo. Cada intento de acercarse a ella terminaba en evasivas. Cuando coincidían en la casa, ella parecía buscar cualquier excusa para salir de la habitación. Sus hyungs le habían dicho que debía tener paciencia y la estaba teniendo, pero estaba un poco preocupado. En unos días sería la graduación y dentro de algunas semanas dejaría de verlos regularmente porque Seokjin había decidido que durante su tiempo en la universidad, se quedaría en un dormitorio cercano de la misma, no en la mansión.

Comprendía que quería estar algo lejos, después de lo ocurrido con su padre, Jin se sentía cohibido para estar con Yoongi, tenía cierto temor y lo comprendía. Irse significaba tener mayor libertad. Los iba a extrañar, pero no podía culpar a nadie por alejarse buscando su felicidad, su futuro.

Esa noche, Jungkook estaba sentado en su cama, mirando fijamente al techo, luchando contra el cansancio. Sus ojos estaban pesados, pero su mente no dejaba de correr, llenándose de pensamientos sobre todo lo que había sucedido y lo que estaba por suceder. Justo cuando estaba a punto de dormirse, escuchó un golpe suave en la puerta.

— Adelante —dijo, sin mucha esperanza.

La puerta se abrió lentamente, y vio a su madre entrar. Parecía más cansada que de costumbre, con el rostro pálido y las ojeras marcadas. Cerró la puerta detrás de ella y avanzó hacia la cama, sentándose en el borde. Por un momento, no dijo nada, simplemente tomó las manos de Jungkook entre las suyas, apretándolas con firmeza.

— Lo siento, hijo —murmuró, con lágrimas en los ojos. — No sabía cómo reaccionar. Necesitaba tiempo para procesarlo.

Jungkook sintió que su pecho se apretaba al escuchar sus palabras, al verla en ese estado y sentir que era el causante de que ella estuviera tan mal. Por un instante, pensó que se rompería, pero en lugar de eso, dejó que las lágrimas corrieran libremente.

— Pensé que me habías abandonado, mamá — su voz apenas era un susurro que ocultaba su miedo, el dolor y la culpa.

Ella negó con la cabeza, apretando sus manos con más fuerza.

— Nunca podría abandonarte. Eres mi hijo, Jungkook. Te amo más de lo que puedo explicar, y eso nunca va a cambiar. Pero necesito ser honesta contigo. Todavía estoy intentando entender todo esto. Crecí en un mundo muy diferente, con ideas muy rígidas sobre cómo debían ser las cosas. Pero si algo tengo claro, es cuánto te amo, y no voy a permitir que esto se interponga entre nosotros. Si no puedo cambiar al mundo para ti, al menor haré que ese mundo no sea un infierno para ti, te acompañaré a enfrentar a ese mundo.

Jungkook asintió, sintiendo cómo una pequeña parte del peso en su pecho comenzaba a aliviarse. Por primera vez en días, podía respirar con más libertad. Que su madre estuviese ahí, diciéndole esas palabras...

— Gracias, mamá. Eso significa mucho para mí. — Porque no le importaba el mundo, solo le interesaba la opinión de aquellos que amaba, sus padres y sus amigos.

Ella sonrió ligeramente, aunque la preocupación seguía reflejada en sus ojos.

— Hijo... — Suspiró en silencio, el menor podía ver como las manos que lo sostenían estaban frías, trémulas y sudadas. — Necesito que me ayudes a entender. Quiero saber cómo estás tan seguro de que esto es parte de ti. No es que dude de ti, pero quiero entender mejor para poder apoyarte.

Jungkook se rio suavemente, aunque había algo de incomodidad en su risa.

— Es raro hablar de esto contigo.

— ¿Por qué? Soy tu madre —respondió ella, con una sonrisa tranquilizadora. Por primera vez parecía estar lo suficientemente en calma y esa tranquilidad estaba comenzando a embargar a su hijo. — No hay nadie mejor que yo para conocer tu vida. Estoy aquí para apoyarte en todo, y si algún día tengo que regañarte, lo haré. Pero eso no cambia que siempre podrás contar conmigo.

Jungkook la miró, sopesando sus palabras. Quería y necesitaba confiar en ella como siempre lo había hecho, incluso más. Fue por eso que decidió abrirse por completo.

— Bueno... Creo... Es decir... — Suspiró un poco nervioso, pero la tranquilizadora sonrisa de su madre lo ayudó. — Todo empezó hace un tiempo, mucho a decir verdad. Fue con Namjoon, esa fue la primera vez que miré a un chico algo diferente, al menos cuando me di cuenta de ello. No es que me enamorara de él ni nada de eso. Solo fue mi primer acercamiento... íntimo con alguien de mi mismo sexo. Yo confiaba mucho en él, y un día simplemente sucedió. — La madre lo escuchaba con atención, sin interrumpirlo. Jungkook respiró profundamente antes de continuar. — Un día nos tocamos, luego nos besamos, pero nunca llegamos más lejos que eso. Fue raro, pero también me hizo pensar en cosas que nunca había considerado antes. Me di cuenta de que no solo me atraían las chicas, pero no sabía cómo lidiar con eso muy bien. No me enloquecí o tuve una crisis de identidad, pero sí tuve que tomarme el tiempo para analizarlo. — Ella asintió lentamente, dejando que las palabras se asentaran.

— Entonces fue Namjoon quien te ayudó a descubrirte un poco más.

— Sí —dijo Jungkook, soltando una risa nerviosa.

— Aunque no se lo dije, no quería que se sintiera incómodo o que las cosas cambiaran entre nosotros. Después de eso, simplemente fui descubriéndolo poco a poco. Mi primera relación sexual fue con una chica y me gustó. Me gustó, pero no cambió lo que sentía. Seguía sintiéndome atraído por chicos, así que también besé a algunos después, y... no sé cómo explicarlo, mamá. Todo se sintió igual de real. Sentí que con ellos era diferente. No mejor ni peor, solo... distinto. Lo sabía en mi corazón. Nunca fue una confusión para mí, solo necesitaba tiempo para aceptarlo. No es algo que pueda controlar, simplemente es parte de mí. — La madre soltó una pequeña risa, y Jungkook alzó la mirada, confundido.

— Entonces, realmente te has asegurado de conocerte a ti mismo.

— Sí —respondió Jungkook, dejando escapar un suspiro.

Ella lo miró con ternura, colocando una mano en su mejilla.

— Es un poco incómodo hablar de esto, ¿verdad? — Indagó ella, sonriendo suavemente.

— Sí, un poco —admitió él, riendo también. Ella tomó un respiro antes de continuar.

— Hijo, lo importante aquí no son los detalles. Lo fundamental es que sabes quién eres. Y aunque me cueste un poco entenderlo, me hace feliz saber que te conoces y aceptas. Eres valiente por ser honesto contigo mismo, incluso cuando sabes que no todos lo aceptarán. Y aunque todavía tengo muchas cosas que aprender, quiero que sepas que estoy orgullosa de ti.

Jungkook dejó escapar una pequeña risa.

— No esperaba que me dijeras eso.

— Bueno, las madres siempre pueden sorprenderte —respondió ella, sonriendo. Luego, su tono se volvió juguetón. — No obstante, escucha esto, Jungkook. Quiero que siempre te protejas física y emocionalmente. — Enarcando una ceja lo miró y él entendió a qué se refería. — Tu salud y tu corazón son importantes, no importa si estás con un chico o con una chica. Y, sobre todo, quiero que estés seguro de las personas que dejas entrar en tu vida. No te quedes donde no eres querido, ¿entiendes? — Jungkook asintió, mordiéndose el labio para contener las lágrimas. — No importa si es un hombre o una mujer, hijo. Yo no voy a perdonar a nadie que te haga daño. — Él soltó una pequeña risa, sintiendo cómo el ambiente se aligeraba.

— Eso suena como una amenaza, mamá.

— Y lo es —respondió ella, levantando una ceja con una sonrisa. — Y hablando de eso, cuando encuentres a alguien especial, avísame con tiempo. Ya sea un yerno o una nuera, quiero estar preparada. Tengo que pensar en el regalo adecuado, ¿sabes? — Jungkook soltó una carcajada, sintiendo cómo el amor de su madre envolvía cada rincón de la habitación.

— Mamá, tu apoyo siempre será el mejor regalo que puedas darme. —Ella sonrió ampliamente, inclinándose para besar su frente.

Jungkook negó con la cabeza, todavía riendo, pero sintió cómo una conexión más profunda con su madre se formaba en ese momento. Durante días había temido haberla perdido, pero ahora sabía que nunca lo haría.

— Gracias, mamá. En serio. Gracias por estar aquí para mí.

— Nunca lo dudes, hijo. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase. — Ella lo abrazó con fuerza, dejando un beso en su cabello antes de levantarse. — Ahora, intenta descansar. Sé que el camino con tu padre no será fácil, pero no tienes que enfrentarlo solo. Ya veremos una forma de hacerlo entrar en razón, pero no quiero que dejes de vivir por complacerlo a él. Le dolerá, sé que está confundido como de alguna manera lo he estado yo, pero él debe entender que no hay nada más importante que tu bienestar. Que tú seas feliz, hijo, es lo único que nos debería de importar.

— Me odia.

— Podrá hacerte creer eso, pero con todos sus defectos, es tu padre y te ama. — Una vez más, se inclinó para darle un beso en la cabeza a su hijo. — Te amo, mi ni niño.

Mientras la veía salir de la habitación, Jungkook sintió que el peso en su pecho se aliviaba completamente. Su madre no solo lo aceptaba, sino que lo defendía. Por primera vez en días, se permitió dormir con una sonrisa en el rostro, sabiendo que no estaba solo.

Estoy retomando esta historia después de una eternidad. Aquí les dejo dos capítulo que espero sea de su agrado.

LORED

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