27 de febrero, 2009

    No sé si me explico bien pero... ¡El alcohol es malo! ¡No lo tomen o les dará resaca!

    Consejo que usualmente no sigo.

    El despertador sonó. Desperté.

    -¡Ah!- gimo poniendo una mano en mi cabeza. Jamás he sufrido de migraña pero esto se acerca bastante.

    Miro a mi alrededor, estoy en mi pequeño departamento, en mi colchón sobre unas tarimas de madera.

    -Ya despertaste...- era Scott, estaba en la pequeña sección de mi casa que servía como cocina, aunque yo no cocinara nada -Necesito ayuda con tu especie de cafetera...- dijo entre pequeños gruñidos y tapando la luz que entraba a sus ojos con las manos.

    -No es una cafetera, es un chorriador, y sólo calienta agua en la tetera- tiro mi cuerpo hacia atrás paro poder seguir durmiendo.

    -¡No, no seguirás durmiendo!- se acerca y me quita la manta que me cubría.

    -¡Scott!- reclamo.

    -Ayúdame a hacer café.

    Me levanto de mala manera y voy con él.

    Otra razón para no tomar alcohol es que te hace hacer cosas estúpidas sin pensar en las consecuencias. Repito, ¡el alcohol es malo!

    -Entonces... Ayer...- mete las manos en sus bolsillos y trata de pensar que decir -Chris no dejó que nada sucediera...

    Detengo la acción de poner agua en la bolsita de tela para que filtrara en café. ¡Rayos! ¡El beso! Me paralicé, pensé que todo había sido un sueño, nada más. ¡Oh por Dios! ¡El ridiculo qué había hecho!

    -¿Te contó sobre mi intento de besarlo?

   -Sí- asiente y hace un puchero.

    -No sé en qué estaba pensado- pongo una mano en mi adolorida cabeza. Voy a el pésimo sillón viejo que ésta a unos pasos y me siento.

    -Siento que mi hermano te haya rechazado. La verdad si hubiera hecho un linda pareja.

    Scott me sigue hasta quedar de pie a mi lado. Y me da la mano en señal de confort.

    -Gracias, pero no tienes qué.

    -Él es un idiota, créeme, lo conozco, que no te duela mucho- apreto su mano y le sonrío.

    -No lo hará.

    Mentira. En mi vida pocos chicos me habían gustado hasta ahora y Chris era el primero al que me le daclaré y el primero al que me rechazó.

    El sentimiento es nuevo, no es como dolor, como el dolor de amor que dicen las personas. Es diferente.

    Y tal vez lo decifre luego, pero pasará, debe hacerlo, estoy segura. No es como si Chris y yo tengamos una larga y asombrosa historia de amor que nos llevara toda la vida.

    -Voy a bañarme, tengo que ir al set- me levanto de la silla.

    -Bien dicho, suenas con mi toda una estrella de cine. Y dulzura, no pierdas la esperanza- me guiña. 

    En fin. Así son las cosas, supongo.

[●●●]

    Ya era sábado por la tarde, habían pasado dos días desde mi incidente con Chris. Pero ya que el destino es cruel y dramático... O tal vez yo soy la dramática.

    Me encontré con él cuando estaba haciendo algunas compras por la ciudad. Yo lo ví y el me vió, ya no hay escapatoria. Me detengo de caminar y Chris cruza la calle para saludarme.

    -Hola, María- dice con las manos en los bolsillos. Umm, su perfume de hombre entra por mis fosas nasales.

    -Hola, Chris- digo sosteniendo algunas bolsas.

    Y después de un incómodo segundo de silencio pregunta:

    -¿De compras?- es obvio pero supongo que solamente no se quiere quedar sin conversación conmigo.

    -Sí... Sólo me falta una tienda para irme a mi casa.

    -Que bien... Oye y... ¡Buena fiesta de cumpleaños!- oh, Dios, espero que no la recuerde.

    -Mmm... ¡Sí! Creo que no fue exactamente una fiesta pero fue bueno, me divertí.

    Él me sonríe, ¡sí!, no lo recuerda, debió de estar tan ebrio como yo. Le indiqué que me siguiera a la tienda y él lo hizo. Tal vez no debí ponerme tan drámatica.

    Era una tienda de segunda mano, no crean, tener un papel secundario no me vuelve de inmediato en un Kardashian; ahí vendían de todo, desde libros, hasta ropa y joyas.

    -¡Hola, María! Al fin llegaste por tus libros- me saluda la dueña del local, una señora de piel morena con la vestimenta que algunos llamarían excentrica.

    -Hola, Dolores. Estaba anciosa por leer estos dos libros- me acerco a ella y me los muestra -Oh, son perfectos, gracias. El final de la trilogía sale en unos días, ya quiero tenerlo.

    -Haré lo que esté a mi alcanze para traertelo rápido, pequeña- me sonrie.

    -Muchas gracias, Dolores.

    -Veo que trajiste un amigo.

    -Ah, sí. Él es Chris.

    -Un placer, señora.

    -Igualmente muchacho. Pero no se queden ahí, vean la tienda, tengo nueva mercadería.

   -¿Oye, quieres practicar unas líneas?- me dice una vez que estamos en la parte trasera de la tienda.

   -Bueno ¿cuándo quieres practicar esas líneas, Chris?- digo distraídamente mientras miro una lámpara. Necesito una lámpara para mi casa.

  -Amm... El sábado estoy libre... Pero, ahh primero quiero hablar contigo- sonrío. ¿Dios, qué querrá decirme? ¿Funcionaron mis encantos latinos?

  -Bueno, ¿qué quieres decirme?- digo coqueta.

  -¿Recuerda lo que pasó el sábado antes de que nos fuéramos de la fiesta?- okay, bofetada en la cara. Actúa normal.

  -Sí, estábamos bailando.

  -Sí y luego tú te acercaste a mí, y me... me- asiento con la cabeza -me intentaste besar, María. ¿Recuerdas?

    -No, no recuerdo- miento.

    -Pues lo hiciste, María quiero que me escuches; me agradas, te conozco poco pero sé que eres una buena chica y muy amable, y yo no te veo como una posible conquista porque no quiero arruinar la amistad que se está formando entre los dos. Estabas ebria y eres nueva en todo este mundo y yo no, no quería aprovecharme de ti y si sientes algo por mí tengo que decirte que nunca podré corresponder esos sentimientos.

    "Crack" mi corazón.

    -No, no Chris- río un poco -, no siento nada por ti y si te traté de besar fue por el alcohol- soy una mentirosa -. Yo lo siento tanto si trate de hacerte algo, no pienses mal de mí pero esto siempre me pasa cuando bebo de más, trato de besar al primer chico que se me cruza en frente- mentirosa, mentirosa, jamás había estado ebria -, perdón no volverá a pasar.

    -Oh, bueno, gracias a Dios. ¿Estamos bien?

    -Sí, bien.

    -Que bueno, porque no creo que pudiéramos funcionar- suspira y ríe como quitándose un peso de encima, un doloroso e irritante peso de encima -somos muy diferentes y nos llevamos mucha diferencia de edad. Eres, la amiga de mi hermanito.

    Está bien que me rechace pero no tiene porqué actuar así.

    -Sí, tienes razón- digo con un tono duro y me volteo para no verlo.

     -María, espera...

    Volteo.

    -No, Chris, tienes razón, sólo soy la amiga de tu hermanito, nada más. No me conoces y yo no te conozco, dejemos las cosas así.

    Le dijo en un tono fuerte.

    -Está bien- él se asombra por mí reacción pero finalmente asiente y se va de la tienda.

    ¿Qué se hace con un amor no correspondido? A la basura. Nada más.

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