
3:Feliz Cumpleaños
24 de febrero, 2009
¿Qué se supone que debemos hacer para reconstruir nuestras vidas? Pensar, meditar, crear un nuevo plan, no derrumbarse, o tal vez simplemente salir de fiesta y tratar de conquistar a un galán. Por favor no tomen el consejo en serio.
-¿Cómo les fue?- pregunta Chris.
-¡Le dieron que la llamarían! Y de la buena forma- pasamos a su departamento.
-Pero no es seguro. No creo que me lo den.
-¡Ay! Que modesta que es- me toma con una mano las dos mejillas para juntar mis labios.
-Scott tiene razón, es algo prometedor.
-Bueno, cualquier cosa...- iba a terminar la oración, pero el celular de Scott nos interrumpió.
-Número desconocido, podrían de ellos- advierte.
Él se da la vuelta y le pone atención a la persona al otro lado de la línea mientras camina por toda la habitación, esto era demasiada espera para mí. De pronto sólo colgó la llamada y se quedó inmóvil dándonos la espalda dramáticamente, no de una forma buena.
-Scott... ¿Eran ellos?- le pregunta Chris impaciente por la espera.
-¡Lo conseguiste! ¡Aaaaahhhhhh!- se voltea a nosotros y saltando y gritando extiende sus brazos para que yo corra a ellos. Y lo hago complacida.
Gritamos y saltamos en círculos juntos, regocijandonos como si el mundo fuera nuestro.
Les explico; esta tarde antes de ir a practicar algunos diálogos con los hermanos Evans, Scott me llevó a una audición en una nueva serie que estaba preparando nada más y nada menos que Disney Channel, nada importante, sólo el papel de mejor amiga de la protagonista, pero por algo se empieza.
-¿Cuándo empiezo?
-En dos días se graba el piloto.
-¿El 26 de febrero?- pregunto.
-Sí... ¡Todo parece obra del destino!- exclama él.
-Esperen. ¿Qué pasa en dos días?- interrumpe preguntando Chris.
-Pues...- Scott me toma de los hombros y nos junta hacia él -Es el cumpleaños número diecinueve de María.
Le doy mi mejor sonrisa para que me ponga la mejor de todas sus atenciones. Será una grandiosa tarde.
26 de febrero del 2009, 6:00 p.m.
-¡Que pases un feliz cumpleaños, María!
-¡Gracias, Bridgit!- ¡Dios! Todo aquí es tan bueno. Me despido de todos en el camerino y regreso a casa.
Y la cereza del pastel será esta noche; Scott me llevará a un club estupendo que conoce en el centro, "El Monkey" o algo así .
-¡Subéte, dulzura!- grita desde el interior de su auto -¡Te ves como un millón de dólares!
Llevo un vestido rojo con flores celestes, tacones a juego, maquillada con mi clásico labial rojo intenso y mis rizos largos.
-¡Gracias, mi ángel!- le agradezco al subir al auto.
-Déjame ver esos zapatos- dice mientras pone marcha, pongo mi pie en el tablero enseñándole mis plataforma celestes -. ¡Lindos! ¿Cuántos centímetros te aumentan, diez?
-Trece- levanto las cejas gustosa.
-Con eso el guardia no detectará que tienes menos de veintiuno.
Permanecemos en silencio escuchando música desde el radio, no es incómodo para él o yo, pero me estaba empezando a poner nerviosa, muevo mi pie frenéticamente hasta que él lo nota.
-A ver, ¿cuál es el plan?
-Ser coqueta como siempre, bailar alegremente, para no decir sexy, beber entre risas, hacerme notar y hacer como si él no existiera.
-No lo olvides, él ama a las mujeres que cree que no están a su alcance.
-De acuerdo- asiento.
-¿Y lo más importante?
-Divertirme como nunca- le sonrío mientras estacionar el auto. Se giró y me toma de los hombros viéndome directamente con una sonrisa.
-¡Estás lista!
[●●●]
"Womanizer" de Britney Spears sonaba por todo el club, Scott, algunas de las amigas que me había presentado y yo nos encontrábamos bailando en la pista.
-¡Aún no llega!- me quejo con Scott.
-¡Tranquila! Son las 8 p.m., eso es demasiado temprano para una fiesta en Los Ángeles, llegará- me toma de los hombros y me sacude suavemente.
-¡Más te vale!- digo empezando a bailar con él otra vez.
Después de un rato estábamos en la mesa hablando de todo un poco y riendo de cualquier estúpidez, fingiendo por un segundo que el mundo no importa.
-¡Oye!- Scott me codea y señala un punto entre la multitud. Era él, por Dios era él, vistiendo con una camisa negra que hacía resaltar su musculatura.
-¡Allá está Chris!- comenta Max levantándose y llamando su atención para que nos vea.
-¡Ey! Hola- saluda sentándose junto a mí -. ¡Oye, feliz cumpleaños!- empuja mi hombro con el suyo gentilmente en un tono amistoso.
-¡Gracias!- digo sonriéndole muy amistosamente y además sonrojada.
-¡Estamos todos!- anuncia Scott contenplándonos y a la vez haciendo que nos dejemos de ver directamente como lo hacíamos su hermano y yo.
-¿Entonces, diecinueve, María?- me pregunta Zuzangell.
-Recién cumplidos esta tarde- respondo.
-¡Wow! Tenemos nueva bebita en el grupo- exclama Jammy y todos ríen.
-Al menos eres la única que ha logrado pasar la seguridad del club, tienes suerte, muchos lo han intentado- choca nuestros cócteles en forma de brindis.
Debo admitirlo, estos chicos son muy peculiares, pero buenos, acoplarme a ellos fue toda una aventura.
-¡Traígan el pastel!- grita Scott.
-¿Qué pastel?- pregunto divertida.
-Ya lo verás...
Dylan y Rayan que previamente se habían levantado traían una bandeja llena se shots de vodka flameando, la dejan ante mí y todos expectantes empiezan la cantaleta del "Feliz cumpleaños".
¡Dios! Se podría decir que durante esos segundos el mundo se detiene mientras todos los ojos del lugar se quedan inmóviles en ti. Al terminar la tonada soplo y apago cada una de esas copas en llamas mientras me aplauden.
-Bien, ahora los dos primeros son tuyos- dice Scott poniéndome dos tragos en frente.
-¡¿Qué?! ¡¿Seguidos!- exclamo y el asiente.
Escucho los murmullos de todos alentándome a hacerlo y lo hago, los dos de un solo, pasando uno detrás del otro y quemándome la garganta. Una expresión de disgusto y un temblor recorren mi cuerpo.
-¡Que horrible!
Todos carcajean por mi reacción mientras toman cada uno un trago como yo.
-Suficiente alcohol, ahora vamos a bailar- Scott me toma de la mano y me jala para ir a la pista de baile.
-¡Espera...!- no puedo concluir la frase.
Empezamos a bailar juntos, muy pegados, como si nadie nos estuviera viendo, pero en realidad todos lo hacían.
-Si seguimos así muy pronto te ganarás su atención- susurra en mi oído.
-Espero que tengas razón.
-¡Por mi madre que si!- me carcajeo de su broma.
"¡Por mi madre!" repito en lo profundo de mi cabeza, y ¿recuerdan ese sentimiento de "olvidé hacer algo muy mínimo pero que era muy importante"?, pues en ese momento recordé que olvidé llamar a mi madre.
-¡Por Dios!- paro de bailar de golpe -¡Prestame tu celular!- extiendo mi mano con intensidad.
-Claro... ¿Qué sucede?- me lo da.
-Olvide llamar a mi mamá, debe estar preocupada.
-¡Oh! Claro ten, descuida, ve al baño... Habrá menos ruido.
"Por favor que no esté enojada, por favor que no esté enojada, por favor que no esté enojada" digo en susurros mientras escucho los timbrazos a través de la línea y cierro los ojos.
-¿Quién habla?- respondió.
-Soy yo...- expando mis ojos casi con sorpresa.
-¡María!
-Hola, ma...
-¡Feliz cumpleaños, María! ¿Dónde está usted, por qué llama tan tarde?
Carajo.
-Estaba con mi amigo Scott.
-¿Están tomando?
-¡No, ma!- alargó esa última "a" con desesperación.
-Mmm... A mí eso no me gusta, ¿verda?- pronuncia con un tono que tiene la intención de regañar mientras con orgullo grita "has lo que quieras".
-No estamos tomando nada, sólo estamos como amigos...
-Está bien, ¿y cómo está usted allá?
-Bien, am... dejé de trabajar en la cafetería, conseguí un nuevo trabajo, de hecho hoy empecé...
-¿De qué? ¿Es aquel en la empresa de libros?
Dios. Hace unas semanas cuando estaba a punto de renunciar a ser camarera y a falta de dinero, busqué empleos en algunas compañías, algo pequeño y menos pesado, como por ejemplo secretaria. Y al parecer una editorial de libros me quería en su equipo, oferta que rechacé totalmente cuando obtuve el papel en Disney.
-No... Es en una serie, ah, es un trabajo de actriz.
-¿Actriz? ¿En la tele?
-Sí, ehhhhh... La serie todavía no sale pero sí.
-Pero eso de salir en la tele no es un buen trabajo, es muy difícil, las personas normales como nosotros no hacemos eso.
Tal vez a escena cuado a cuadro a cuadro se podía haber apreciado mi corazón roto en la expresión de mi cara. Tal vez, pero por ahora sólo puedo describir el vacío en mi estómago un el nudo en mi garganta.
-¡Las personas normales como nosotros no hacen esas cosas por miedo! Ser actriz no es una pérdida de tiempo, es un trabajo de verdad y si se hace bien es muy bien pagado- le grito casi enojada.
-No me responda así- me regaña con cólera.
-Es la verdad, aquí tengo una oportunidad, no quiero regresar al país por mucho que los extrañe- mi vos se quiebra y las lágrimas de acumulan.
-¡María, pero aquí...!
-¡No, mami! Me voy a quedar para convertirme en una actriz de verdad y no voy a volver sólo para quedarme siendo una persona sin éxito y como cualquier otra.
Y en un último acto de desesperación corto la llamada.
Si alguien me pregunta que acabo de hacer, la verdad no sabría que responderle, tal vez sólo fue un impulso o tal ves por primera vez en diecinueve años fui libre, no lo sé, pero hay una parte de mí que le gusta caminar sin rumbo de vez en cuando.
-¿Qué pasa?- interroga Scott cuando salgo del baño y le entregó su celular. Mi cara se lo debió hacer dicho todo, estoy segura.
-¿Sabes qué? Quiero un trago- empiezo a caminar pero me jala del brazo y me rodea. Correspondo el abrazo -No quiero llorar- entierro mi cara en su pecho.
-Entonces no lo hagas.
Asiento y salimos del pasillo directo a la fiesta. En la barra, ordeno lo primero que se me ocurre.
-¿Y qué harás, dulzura?
-Ya tomé mi decisión, Scott, no me iré de aquí hasta ser una gran actriz.
-Cuentas conmigo para todo...- pone su mano en mi hombro.
-Lo sé- le regaló un sonrisa sincera -. Eres mi ángel.
Chocamos copas en forma de de un minibrindis.
-No nos pongamos sentimentales...
-Es cierto- miro la mesa donde estábamos y ahí estaba él, sin saber lo qué está por venir -, tenemos un plan que completar. Vamos- tomo mi bebida, de un solo trago.
¿Qué se supone que debemos hacer para reconstruir nuestras vidas? De seguro no el ridículo que hice está noche...
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