No podrían molestarse
-¿Cómo que no estemos enojados? Te desapareciste casi toda la noche, ya íbamos a llamar a la policía - gritaba histérica mi amiga mientras hacía un montón de señas con las manos. London estaba muy enojada conmigo, pero estaba más preocupada y tenía razón para estarlo, me había desaparecido la gran parte de la noche, además estaba mojada y con el cabello lleno de friz.
- Vamos, tranquilas. Cuando lleguemos a tú casa podrán golpearse todo lo que quieran - intervino Joshua con una sonrisa que aliviaba el ambiente tenso.
- Es London que sigue histerica, yo sé que estuvo mal no decirles pero bebí demaciado y ....- trate de terminar pero ella me abrazó
- Estúpida, me moría si no te encontrábamos - lloraba inconsolable derramando sus mocos en la camisa.
- London, te quiero pero no quiero a tus mocos en la ropa de mi hermano que para acabarla en peor está toda mojada - dije burlándome de ella.
Todos caminábamos a casa, era mejor que asi tendría un par de minutos para que mi ropa se secara. Por fin habiamos llegado, London se quedó en la puerta unos minutos con Joshua, esos dos casi no tenían tiempo para ellos, tendría que planear algo. Estaba apunto de entrar cuando Bruno me tomo del brazo.
-¿Podemos hablar? - preguntó serio.
Asentí y caminamos hasta un árbol frente a mi casa - Y bien ¿De qué quieres hablar ? - pregunté.
-¿Sientes algo por el tarado de Adriaen verdad? - preguntó sin rodeos. Me sorprendí y quedé estática por un momento, no sabia que responder, era verdad que Adriaen me gustaba mucho. Pero otra cosa muy distinta era reconocerlo y lo peor que me dolía hacerlo, respire adoptando mi semblante serio.
- Eso no tiene importancia - dije tomando mis rodillas con fuerza -Adriaen está con tu hermana, además a mí no me gustan los chicos como el, cobardes - solté aguantando las lágrimas que amenazaban con salir.
Él me miró tomándome el mentón para que yo hiciera lo mismo. Estaba nerviosa, nos encontrábamos tan cerca, pero no podía. No quería a Bruno como el a mí, lo intente muchas veces pero nunca lo logré. Aparte mi vista para que no me pudiera besar.
El cerro los puños con tanta fuerza, su expresión cambio a una sería.
- Lo sabía, te gusta ese idiota - dijo con rabia.
- No, no es verdad - repetía para convencerme a mí misma más que a él .
- Mientes - gritó con más fuerza que hasta mis amigos lo pudieron escuchar. - Te quiero Scarlett, ¿Por qué tú no puedes? Inténtalo y verás que lo vas a olvidar - me sacudía con fuerza. No hize nada por defenderme, aunque pudiera no tendría el valor de lástimarlo aún más de lo que estaba sufriendo.
Joshua de hacerlo y de un jalón lo apartó de mi. Bruno se enojó perdiendo todo el auto control
- Imbécil, a ti también te gusta - reclamada dando un golpe en la cara a mi amigo. Me puse de pie, tenía que hacer algo.
Lo sujete del brazo jalandolo hasta donde estaba.
- Bruno, cálmate por favor - decía
- Cállate, eres una hipócrita, me mentiste y me ilusionaste. Te odio era una zorra, mi hermana tenía razón - gritó empujándome. Claro estaba que por más amigo mío que fuese no podía dejarme de nadie, lo tomo de la camisa y le pegué un puñetazo rompiendole la nariz. Al ver la sangre que salia de su rostro me lleve las manos a la cara.
- Lo- lo siento, yo no quise... - trate de explicar me él solo me miró con odio y se marchó dejándonos a todos exaltados.
- ¿Estás bien? - se acercó mi amiga abrazándome
- Si - dije mientras asentía.
- Chicas será mejor que entren a descansar, no queremos preocupar a tu madre ¿Verdad? - me preguntó con una sonrisa, asentí y aún abrazada de London entramos a la casa.
********
- Brigitte, manda a uno de los trabajadores a buscarme - decía el joven su hermana
- Te lo dije hermanito. Yo te avise de la clase de mujercilla que era tu novia y no me creíste - se burlaba la rubia desde la otra línea
- Cállate y has lo que te digo - ordenó
- Está bien, está bien, - se escuchó un suspiro - ¿Para qué hora lo quieres? -
- En la tarde, tengo unos asuntos que arreglar - dijo colgando la llamada - Te juro que esto no se quedará así -
*******
Me encontraba llorando, no quería lastimar a Bruno, pero ahora me podía dar cuenta de que nunca cambio, solo aparento ser mejor persona conmigo.
- Tranquila Carly, todo va a estar bien - decía mi amiga acariciandome el cabello.
- Gracias por estar conmigo - dije regalándole una sonrisa
- De nada, eres como una hermana para mí y es lo menos que puedo hacer. Ahora vamos es hora de dormir - dijo poniéndose de pie y acostándose.
- Te quiero - dije quedándonos dormidas.
*****
Los tres días de descanso habían acabado, mis amigos se fueron está mañana, ya pronto será noche buena y los pasarán con sus familias. De Bruno no había vuelto a saber desde aquel pequeño encuentro que tuvimos la otra noche y de mi Adriaen no sabía absolutamente nada.
Recogí mi cabello en dos chongitos lista para salir a trabajar.
- Mamá, ya me voy al trabajo, nos vemos en la tarde - grité para que me escuchara.
-Si mi amor, que Dios esté contigo - la escuché gritar desde su habitación.
Caminaba con tranquilidad, prisa por llegar no tenía, doña Gloria siempre abría un poco tarde. Admiraba cada parte de mi pequeño pueblo hasta que llegue.
-Buenos días doña Gloria ¿Cómo ha estado? - pregunté poniéndome el mandil.
-Hola linda, muy bien gracias a Dios. Ya los achaques de la edad hacen su presencia y ¿Tú cómo la has pasado? - preguntó sonriente
-Bien, mis amigos se fueron está mañana, ya sabe tienen que estar con su familia está navidad - expliqué lavando los trastes de ayer.
Mi día pasó rápido, tuve muchos clientes y propinas. Apenas y los últimos clientes de la tarde se fueron, me despedí de todos mis compañeros y salí corriendo a casa.
- Hola mamá, ya llegué - grité. No había ningún ruido, la casa estaba silenciosa, los trastes del desayuno aun estaban sucios al igual que el resto de la casa. Me preocupe y fui en busca de ella.
- Mamá ¿Estás aquí? - pregunté temerosa jalando la cortina que hacía de puerta en la habitación de mi madre. Cuando estuve adentro completamente la ví.
- ¡No! Mamá, no - grité corriendo hasta ella. - Por favor mamá reacciona ¿Qué tienes? Abre los ojos mami, por favor - suplicaba para que despertaba. Le tomé el pulso, por lo menos algo habai aprendido en la escuela cuando vivía en la ciudad, aun respiraba, estaba viva. Acomodé las diminutas almohadas y me quedé ahí hasta que abriera los ojos. No tenía dinero para llevarla al hospital.
-Scarlett - susurró con debilidad.
- Mamá, estás bien - dije tomándole las manos, mientras las lágrimas salían
- Hija, me siento mal. Me duele el cuerpo - me trató de explicar.
No tenía más opción, como fuera tenía que llevarla al médico. La cambié y con el poco dinero que ha la conseguido con las propinas pedí un taxímetro, ya después me las arreglaría con el pago de la hospitalización.
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