Instituto nuevo
Soñaba hermoso, mi primer concurso de skates lo había ganado y el director del equipo estaba apunto de entregarme el premio, aunque al parecer el destino no quería que sucediera, ni si quiera en mis fantasías ya que cuando mi tía Elie me despertó me vi obligada a salir de la ilusión en la que me encontraba.
¡¿Por qué justo ahora?!
—Vamos niña, arriba, que tienes muchas cosas por hacer el día de hoy —me dice Elie, y sí, la llamo de esa manera porque no me agrada decirle tía, es muy mandona y muy elegante, siempre anda con tacones escuchando música clásica como si fuera la reina del mundo. Al contrario de ella, cada vez que oigo ese tipo de canciones me quedo dormida. ¡Puf! Caigo en mis tan preciados sueños en los que al fin Elie no puede reclamarle nada.
—No quiero —reclamo —, estaban a punto de entregarme mi premio —Volviendo a colocar la manta en mi rostro ruedo sobre éstas quedando igual a una oruga con caparazón.
—Scarlett, vamos, tienes que ir a tu nuevo instituto, y déjame decirte que ahí no permiten los retrasos. Además, después tienes clases de ballet, danza y música, ¿lo olvidas? —El quejido que se escapa de mi boca no pasa de largo a sus oídos. Pasea la mirada por toda mi habitación, su semblante se torna a una mueca de desagrado al ver lo desordenada que está, y lo seguro es que desea salir lo más pronto posible —Ahora, quiero que te apresures y te arregles como es debido, no toleraré ni un minuto más de retraso.
Dicho eso sale del cuarto.
¿En serio? ¿Ballet, música y danza? Esta mujer está loca si cree que yo haré eso... ¡Me niego rotundamente a pasar semejante humillación! No tengo nada en contra de las chicas que lo practican porque bueno, es divertido y cada quien tiene sus gustos, pero ¿para mí?... ¡Ja! No lo creo Elie.
Me metí a la ducha dejando que la cortina de agua relajara mis músculos, me sentía tensa y algo agotada, tomando en cuenta de que la noche de ayer me la había estado pasando practicando con el skate hasta altas horas. Cuando acabé me coloqué mi ropa; una camisa beige simple, unos jeans desgastados en las piernas junto con mis lindos y preferidos converse blancos y mi chaqueta negra, no es por ser presumida ni nada de eso pero amaba mi atuendo y no me veía nada mal.
El desayuno tranquilo acabó cuando Elie bajó de las escaleras. Y me hubiera reído a carjadas al ver su exagerada expresión cuando me vio, de no ser que la conocía bastante al igual que a su escasa paciencia. No entendía muy bien, ¿por qué actuaba de esa manera si no llevaba nada extraño? Sus sermones sólo me hacían sentir como un bicho raro, como si fuera la que estaba mal y la que desobedecía lo correcto, y aunque en parte es verdad no era la única equivocada de las dos.
Cuando por fin se recuperó de su asombro vino aquello que le faltó, lo que ya era predecible: comenzar a reprocharme sobre el porqué iba vestida con esos "trapos", inadecuado para toda "señorita" de mi clase. Siempre lo habitual, sus mismas palabras exasperantes que provocaban que me la pasara golpeteando la mesa de cristal con mis uñas, que si se veía mal, que parecía una criminal, etcétera, etcétera, etcétera. Y por obvias razones no logró que me cambiara de ropa, Elie me conocía lo suficiente para saber que sus palabras entraban y salían de mis oídos, tal como un zumbido de un molesto mosquito. Me apresuré a desayunar lo mas rápido para que me llevara a ese instituto y acabara con esa tortura. En serio, no sabía por qué tenía que acudir a ese lugar si con un colegio normal me conformaba.
«Ya qué, así es la vida... Bueno, corrección, MI vida»
Agarré mi mochila y mi celular, ya estaba preparada para lo que tuviera que venir.
No le presté nada de atención a la directora, soló veía mover sus labios apresuradamente hasta que mis oídos escucharon lo que tanto temía:
—Bienvenida al instituto Real San Pablo, señorita Scarlett. Déjeme decirle que aquí será bienvenida y que la formaremos de manera correcta, así que sin más puede ir a conocer nuestras instalaciones y ya mañana empezará.
Y así fue como quedé en este instituto que a leguas se ve que es de riquillos. Me puse a observar cada cosa, soy de las personas que no tiene vergüenza de nada ni de nadie, así que tome mi skate y comenzó mi excursión mientras pensaba en lo que había sucedido en estos últimos momentos. Me deprime el uniforme tipo overol con la falda por en sima de las rodillas, ahora entiendo el porqué lo pagan y es que así no les dicen nada de los uniformes, cabe mencionar que amo usar overol pero por grandes razones no así. Y ¿las chicas usando medias? O lo que fuera eso, las hace ver muy...
«Mejor no opines nada, Scarlett»
Continué mirando y pude observar al típico grupo de chicos sin el más remordimiento molestando a indefensos alumnos. Fruncí las cejas al ver cómo un tipo y otros que parecían ser sus secuaces se acercaban a un castaño que leía inocentemente un libro. Algo no me agradó al fijarme de sus risas maliciosas, traían guardado algo en una mochila gris detrás de sus espaldas, como si planearan alguna "travesura" (si se le puede llamar así). ¿Y ese por qué no se defendía? Yo le hubiera metido una patada en su orgullo a ver si así me seguía molestando, pero bueno, por lo visto no todos pensamos igual. Decidí acercarme a ver si podía ayudarle.
-—Miren, aquí tenemos a nuestro amigo favorito, Adriaen, leyendo como siempre. Y dinos, ¿hoy sí te vas a defender? —preguntó el que parecía ser el líder del grupo.
—Escucha, Bruno, yo no quiero pelear, no me gusta, además de que va contra las reglas del colegio —respondió el tal Adriaen, cerrando la tapa de su libro. Sinceramente, ¿quién rayos responde de esa forma?
-—Vamos, Adri, qué te parece si vamos con las chicas a dar un vuelta, ya sabes... —sonrió —a pasarla bien.
—No quiero pero gracias, pronto comenzarán las clases y no deseo romper mi asistencia perfecta, al igual que mis calificaciones.
A decir verdad ya me estaba aburriendo, es muy reservado, y debía admitir que está guapetón el chico, pero viendo su comportamiento no saldría con alguien como él.
—Como sea, te dimos la oportunidad de ser nuestro amigo, Nerd, pero la rechazaste, así que no nos queda de otra —le advirtió. Los chicos que estaban con Bruno sacaron algo de su mochila que al parecer eran... ¿huevos? Sí, eso eran, y vi cómo Bruno se lo estallaba en el cuaderno. Pobre chico, se rompió su perfeccionismo y sus cincuenta puntos, por lo que escuché cuando exclamó con desesperación.
Cuando se retiraron riendo a carcajadas, me acerqué al chico y le ayudé sin que me lo pidiera a limpiar su cuaderno, a lo que soló me responde:
—No te preocupes, siempre hago dos veces la tarea.
Y se marcha, dejándome la libreta que estaba limpiando. Obviamente ese chico no estaría en mis amigos así que sin más pongo el cuaderno en un bolsa y la meto a mi mochila, quiera o no me lo va a agradecer algún día.
La verdad me da bastante pereza seguir mirando, es demasiado ordinario y aburrido, así que decido regresar a la casa de Elie, cuando para mi mala suerte me topo con tres chicas y una de ellas parece ser la líder. En serio, al parecer todos aquí tienen un líder.
—Hola, ¿te perdiste? —Me pregunta, con la más fingida de las sonrisas.
—No, por desgracia aún me acuerdo que me ha tocado estar aquí —le conteste, dándole la mano —. Me llamo Scarlett, ¿y tú?
—Brigitte —responde, dejando mi mano estirada y haciendo muecas como si tuviera bichos en la mano —. Y ¿cómo es que te dejaron entrar? Yo sé que en este colegio sólo dejan entrar a personas capacitadas y con dinero.
Las ganas de golpearle el rostro me son enormes, mas mantenerme cuerda es lo más adecuado que se me puede ocurrir, no deseo problemas en mi primer día en esta cárcel.
—Ahí está, eso mismo pienso, pero para mi mala suerte mi tía me logró inscribir y mira, aquí estoy.
—Qué bien —me dice, y haciendo una señal con los dedos se marchan con sus dos amigas.
No me fío de esa chica, me provoca una desconfianza enorme, así que emprendo mi camino a casa. Nos es complicado averiguar y cuando me subo a mi skate todos me miran como si fuera algo muy ofensivo para ellos.
«Pues instituto, tendrás que ver muchos días a esta patineta porque no la pienso dejar».
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Y es así como rápidamente me arrepiento de haber regresado tan pronto, me encuentro entre un grupo de chicas vestidas de rosa bailando elegantemente con esa música que enserio, enserio dan ganas de dormir una siesta, así que profesora, si estoy en alguna de sus presentaciones no se espante ni se alborote cuando de repente caiga al suelo porque no, no me desmayaré, no, nada de eso, estaré dormida por su música.
Las chicas al lado mío se estiran cual goma de mascar, sorprendiéndome, anhelando ser como ellas y tener esa habilidad lograrlo, por esa razón decidí quedarme ya que me gustaría ser más flexible. Claro, es demasiado difícil, no me puedo parar de puntillas pues mis dedos me comienzan a doler tanto que no puedo evitar quedar en una posición muy extraña. Tal vez por eso una chica delgada con el cabello castaño se acerca hasta a mí, con una gran y amable sonrisa.
Qué bueno, porque necesito ayuda.
—Me llamo London, si quieres te puedo ayudar —Se ofrece a auxiliarme.
—Sí, gracias, esto esta súper difícil —digo, ahora siento todo mi cuerpo a dolorido.
—Eres nueva, ¿no?
—¿Se nota mucho? —Río y ella me imita, susurrando un «tal vez un poco» —Elie, mi tía, me inscribió. La verdad no estoy acostumbrada a nada de estas cosas, pero te seguro que después de esto ya no regreso.
Suelto una sonora carcajada, la cual llama la atención de la profesora, quien a causa de esto me da un regaño.
—¿A ti no te gusta el ballet? —curiosea un poco cuando está segura que ya no nos observa.
—La verdad no, yo no sé cómo acabe en esta ciudad y en la famosa escuela Real San Pablo —digo, imitando la voz de la mujer que me había recibido al estar en las puertas del colegio.
—¿Estás en el San Pablo?
—Así es— contesto, sintiéndome orgullosa y algo extrañada por su sorpresa. Luego, me tumbo en el suelo en forma de relajación. Necesito un descanso con urgencia.
—¡Genial! Yo estudio ahí, si quieres podemos ser amigas.
—Sí... ¡Claro que sí! —Me río, obviamente aceptando su propuesta y devolviéndole el saludo.
No podía creerlo. Primer día y ya tenía una amiga que pudiera acompañarme.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Por fin mi día había acabado. Elie había decidido dejarme en paz con tanta tontería, obvio no regresaría al ballet, ni a nada de sus clases. Buscar las cosas que me gustan y para pasarla era lo que haría saliendo del instituto, preguntarle a London qué hay de interesante en esta ciudad me vendría muy bien.
Cojo mi celular y me empiezo a hacer llamadas a mis antiguos amigos hasta que llega la hora de cenar. Para ser sincera no me había tomado la molestia de acosar a los vecinos, lo único que sé de ellos es que tienen dinero y son de esas personas que, al parecer, les gusta apegarse a las normas. No le doy tanta importancia al asunto y me doy la tan esperada, larga y relajante ducha que hace unas horas desearía tomar. Al terminar, y con el cabello ya seco y oliendo a frutas, me coloco mi pijama: unos shorts holgados y una camiseta que le pertenecía a mi mejor amigo Rubén, me la obsequió cuando supo que me iba de la vecindad. Ato mi cabello en un moño, sentándome en la orilla de mi ventana para curiosear e investigar un poco a cerca de los vecinos. No es un problema ya que mi habitación se encuentra en el segundo piso, puedo ver muy bien desde aquí.
Cuando volteo puedo observar al chico llamado Adriaen, me estaba observando y yo sin notarlo. Omito un grito de susto y en su lugar lo miro, diciéndole a través de mi expresión que estaba en serios problemas por ello, a lo que me responde con un sonrojo, cerrando su ventana y apagando las luces.
«Qué chico más raro de verdad»
Bostezo y decido también hacer lo mismo. Cierro mi ventana y me lanzo en la cama dando vueltas, hasta que por fin caigo rendida ante Morfeo.
&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-&-
Muchas gracias por leer, no se olviden de votar, ¡los quiero! :3 ♥
Pd: gracias otra vez yourlic por la hermosa portada!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro