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Capítulo Veintinueve ~ Destinados

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--Pero dime cómo te fue. --Exigía Jungkook apenas tomaba asiento junto a su mejor amigo. Llevaba un par de días sin verlo y estaba emocionado de que al fin las cosas se habían resuelto entre él y su alfa.

--Debo ir a controles cada semana hasta que manducita esté en talla y peso correctos. Yoongi se siente muy culpable, no me deja ni respirar y me alegro, bastante me ha hecho sufrir. --le comentaba el rubio a su amigo. Porque sí, Jimin volvía a lucir un perfecto tono rubio en su pelo.

Ambos amigos se echaban a reír.

--Amo que estés tan contento. Tienes una marca muy bonita, Jiminnie, mereces ser feliz. --decía el castaño con sinceridad y su amigo le sonría hasta formar medialunas con sus ojos. --¿Y qué dice la madre de Min?

--Qué crees... Me exigió una prueba de ADN, pero Yoonie la puso en su lugar, vieja desgraciada, si no fuera mi suegra la habría insultado y golpeado. --Jimin tomaba un poco de melón y se lo echaba a la boca, el jugo le escurría por las comisuras y su amigo le extendía una servilleta y su amigo la tomaba. --Le advertí a Yoongi que no iba a permitirle sus faltas de respeto, mucho menos en mi estado, así que prometió mantenerla bien lejos. --Finalmente se limpiaba sus labios esponjosos y Jungkook podía concentrarse mejor en la conversación. --Aún así, la señora ayer llegó con ropa y juguetes de bebé, tal vez se resignó, su hijo eligió un omega en vez de una de las omegas que ella quería para su tesorito.

--¿Y ya pensaron en algún nombre? --preguntaba Jungkook tomando una banana para comenzarla a pelar.

--Estábamos pensando en combinar nuestros nombres. Algo así como "Minji" o "Jiyoon" o "MinYoon"... No lo sé, tal vez le termine poniendo Agustina y ya. --decía aleteando con entusiasmo.

Jungkook amaba ver a su amigo tan feliz, sus mejillas ya estaban más llenitas y había ganado algo de peso, lucía adorable ahora y parecía que desde que su embarazo finalmente se reveló su pancita había crecido. Parecía un marshmellow o un algodocito de azúcar. Jimin siempre sería para Jeon el omega más tierno que jamás había conocido.


Las semanas habían pasado muy rápido. Ya era febrero y la pareja Kim-Jeon estaba más enamorada que nunca. El omega al fin pudo vivir un buen celo junto a su alfa que terminó casi muerto del cansancio luego de 5 días intensos de satisfacer a su omega, sus celos se estaban regularizando y eso los tenía mucho más tranquilos a los dos.

--El lunes visitaré a mi padre. Me está cobrando sentimientos y me llama ingrato. --explicaba Jungkook mientras era mimado por su alfa una vez el celo había finalizado.

--Mmm... --Era la respuesta del alfa, quien estaba que se desmayaba del sueño. No tenía fuerzas, sin duda su omega era insaciable. Finalmente fue el castaño quien cuidó del alfa, le preparó comida y bañó durante esos días, puesto que el omega parecía no cansarse. Solo el nudo lo hacía agotarse y Seokjin tuvo que esforzarse por anudarlo incontables veces hasta que el ciclo de calor acabó.

--Te amo. Gracias por todo, amor, descansa. --susurraba Jungkook en los labios de su esposo. Estaban pegajosos y sudados, pero el lobo de Jungkook le exigía no quitarse el aroma de su alfa, así que simplemente extendía la sábana sobre ellos y se apegaba a su hombre hasta perderse en su cuerpo. Ya mañana asearia todo.

Luego de conducir un par de minutos finalmente llegaba a la casa de su padre. Se sentía extraño estar ahí. Ya no la reconocía como su hogar, él simplemente era una visita ahí.

Descendía del vehículo y caminaba hacia la entrada. Justo cuando iba a golpear la gran puerta de madera esta se abría dejando salir a quien menos quería ver.

--Jung... Jungkookie. --El alfa Yoon era quien lo recibía y Jungkook no hacía ningún esfuerzo por ocultar su desagrado.

--Señor Yoon. --respondía solo por educación de manera seca.

--Vaya. Cada día que pasa estás más bonito. --soltaba liberando sus asquerosas feromonas. El omega arrugaba la nariz y se alejaba del olor a transportarte público.

--Solo vine a ver a mi padre y-

--Debiste aceptar mi propuesta, precioso, te habría hecho muy feliz, lástima que no supiste elegir bien. --comentaba, pero ya el omega estaba harto, ese hombre no se cansaba ni ahora que Jungkook estaba felizmente casado.

--Señor Yoon, no es por desmerecerlo, pero... --Jungkook hizo una pausa y una mueca que indicaba duda --corrijo, lo voy a desmerecer. --decidía. --Soy un omega dominante, usted es un alfa recesivo, ni siquiera puede usar su voz de mando en mí, pero mi esposo sí es un alfa dominante. «Usted tiene el triple de mi edad y si hace más de 40 años usted fue guapo, ya no lo es, por lo menos no ante mis ojos. En cambio mi esposo parece un actor, diría que es guapo a nivel mundial, tanto que apenas lo veo caigo de rodillas, si sabe a lo que me refiero. --puntualizaba alzando sus cejas repetidamente, el alfa hacía una mueca en disgusto. --Y por último, necesito un buen nudo, uno grande y apretado como los de mi alfa, no uno nudo flojo de una polla flácida y vieja, ¿me explico? --terminaba dándole golpecitos en las solapas de su traje, mientras al hombre se le desfiguraba el rostro de rabia. --Así que le pido cortésmente que se meta sus cortejos e insinuaciones por donde mejor le quepan y comience a buscar a alguien de su edad. --terminaba, alejándose del hombre que lo había atormentado en el pasado.

--¡Al menos yo ya te habría marcado! --exclamaba el alfa mayor, furioso y humillado.

--Y por eso me alegro de haberme casado con Seokjin. Él respeta mi decisión de esperar, usted me habría marcado a la fuerza y yo habría sido el omega más miserable de la tierra, eso si es que hubiera llegado a casarme con usted, porque primero muerto. Por favor, olvídese de mi existencia. --contestaba antes de entrar a la casa y cerrar con un portazo. --Imbécil. --susurraba.

--Kookie. Finalmente te acordaste de tu viejo. --Saludaba el señor Jeon acercándose a su hijo.

--Papá. --respondía simplemente el omega dejándose envolver por los brazos de su padre, hundía un poco su nariz en el cuello de este para respirar su familiar aroma.

--Te he extrañado mucho, cachorro. Nada es igual desde que te fuiste. --comentaba el alfa acariciando los brazos de su hijo.

--Al menos he sabido que tu empresa va bien. Contrataste nuevos diseñadores e invertiste un poco en marketing. Creo que estarás bien. --replicaba contento por los logros de su padre.

--Lo estaré. Me he enfocado mucho en esto. Además Yoon es mi socio.

--¿No había alguien mejor? --cuestionaba arrugando la nariz. Su padre se encogía de hombros.

--Sé que no te agrada, pero él hombre es muy bueno en los negocios.

--Mmm... mientras yo no tenga nada que ver en eso, me parecerá bien.

Y Jungkook se dedicaba una tarde entera a disfrutar de la compañía de su padre.

Jungkook se despertaba esa mañana de marzo muy tranquilo y... adolorido, sin embargo era un dolor agradable si lo recordaba bien. Miraba a su lado y el brazo de Seokjin aún lo envolvía como cada mañana. Lo retiraba con cuidado y se disponía a levantarse para apagar la dichosa alarma que había interrumpido su sueño.

Su rutina diaria era asearse, preparar el desayuno, despertar a su esposo. Luego de eso, el alfa lo dejaría en la facultad y este iría a la oficina con su padre mientras el omega estudiaba.

El alfa había comenzado ya a trabajar de lunes a jueves de 8 a 6 de la tarde y los viernes medio día, eso desde enero. Estudiaba los fines de semana solo por capricho y el resto del tiempo eran dedicados a su precioso omega.

Ellos casi no discutían y la última diferencia de opiniones que tuvieron fue porque cada vez que ponían el rollo papel higiénico en el dispensador, el alfa dejaba la hoja hacia afuera, mientras que el omega la dejaba hacia la pared. Finalmente llegaron a la conclusión que quien cambiara el papel lo haría a su gusto. De ese evento ya habían pasado semanas. Ahora ellos estaban tan bien que tenían miedo de que todo fuera tan perfecto y es que era todo un logro si se dejaba en evidencia que solo llevaban alrededor de 4 meses de casados.

Pero bueno, esa mañana especialmente Jungkook tenía una exposición. Había trabajado durante meses, practicando distintas técnicas de dibujo y pintura y gracias a eso, tres de sus obras serían expuestas. Era un total logro, puesto que sus compañeros solo presentarían una o dos.

La emoción recorría su cuerpo y estaba ansioso de que el momento llegara. Se encontraba preparando unos huevos revueltos con tocino cuando unos brazos rodearon su cintura y unos pomposos labios tantearon su glándula en el cuello.

--Amo verte así de feliz. --saludaba el alfa con la voz aun ronca debido al sueño.

--Estoy emocionado. Por fin podré enseñar algunas de mis obras. Sueño con el momento en que mi trabajo sea mostrado en algún museo importante del mundo. --decía en tono soñador.

--Y va a pasar y cuando ocurra estaré a tu lado, sosteniendo tu mano e inflando mi pecho de orgullo. --le dejaba un beso en la sien y le palmeaba el trasero en señal de apoyo.

Luego de eso el pobre omega se hacía un manojo de nervios. No supo cómo se permitió sentirse así siendo que estaba relajado horas antes. El alfa lógicamente lo había acompañado, puesto que esto era importante para su esposo. Cada vez que el menor se abrumaba, el azabache llegaba al rescate y lo bañaba en feromonas que lo hacían sentir en paz.

Finalmente, la exposición se abría y de eso dependía prácticamente su año y tal vez una añorada beca, cualquiera fuera, ese era el más grande honor, que su trabajo fuera reconocido.

Ya habían pasado tres horas y muchos se habían interesado en sus cuadros, lo que lo tenía eufórico y eso era poco.

--Iré a comprar, bonito. ¿Quieres algo?. --preguntaba Seokjin dejándole un besito en la mejilla.

--Agua estaría bien. --pedía mientras anotaba un par de cosas en su computadora.

--Bien, agua y te traeré algo de comer. No te has alimentado y no quiero que enfermes. --avisaba sin esperar respuesta, pero el más joven asentía.

Estaba anotando algunos de los elogios y críticas que había recibido rellenado un formulario cuando fue interrumpido.

--Hola, Jungkook. --lo saludaban. Alzaba la vista entre sus gafas y se topaba con la bonita sonrisa geométrica de Kim Taehyung.

--Hola, Taehyung. --le devolvía la sonrisa mostrando sus dientitos.

--Así que estos eran tus cuadros, tienes mucho talento. Estoy impresionado. --lo alababa el omega deteniéndose a mirar el que retrataba al esposo del chico hecho en acuarelas. Quiso tocarlo , pero sabía que no debía o lo arruinaría.

--Gracias. Estoy muy contento, no creí que fuera a tener esta respuesta. --agradecía con las mejillas rosadas.

--Parece que eras el primero en la fila en la repartición de talentos cuando viniste al mundo. --Decía divertido mientras tomaba asiento en el césped.

Era un día agradable, el invierno se estaba alejando dando paso a la primavera. El viento soplaba haciendo volar los rizos de ambos omegas.

--Yeobo, toma. Te traje agua y una ensalada. --decía el alfa al llegar, entregándole los productos a su esposo en una bolsa plástica.

--Gracias. --tomaba la bolsa y se ponía en pie. --Oh, mira, te presento a mi amigo, creo que no se conocen, es Kim Taehyung. Taehyung, él es Seokjin, mi esposo. --presentaba el castaño.

Taehyung se limpiaba las manos en su pantalón antes de pararse a saludar al alfa quien lo esperaba de pie y al mirarse ambos se perdían en el otro.

Seokjin parpadeaba confundido y el omega lo miraba con admiración.

--¿Alfa? --susurraba el peliazul dubitativo.

--Omega --respondía el alfa con los ojos cristalizados.

Sus lobos se habían reconocido y Jungkook vio todo el encuentro en cámara lenta.

--Eres... --el peliazul tragaba saliva con dificultad. --Somos... destinados. --lograba decir Taehyung con la respiración agitada. Y Jungkook sentía su alma caer a sus pies.

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