Capítulo veinticuatro ~ Me hierve la sangre
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--¡No! --Min alcanzaba a tomar del brazo a su amigo antes de ir a espantar a esos alfas que estaban encima de sus omegas. --No nos pueden ver... Vamos a vigilarlos sin que lo noten. ¡Mierda, escóndete! --se agachaban justo cuando Jimin miraba hacia ese lugar.
--No puedo dejarlo ahí con esos tipos. ¿Y si le hacen algo a mi Jungkookie? --cuestionaba preocupado.
--Estaremos espiándolos. Joder, Jimin luce mejor de lo que creí. Está molesto conmigo por mi trabajo, pero no entiende que tengo que presentar el trabajo el lunes y me falta mucho aún para terminarlo...
--Es tu culpa, Min. Tienes muy mala reputación. Él no te creerá nada que le digas. --argumentaba su amigo.
--Y yo aún no entiendo cual es el problema de que Jeon no quiera cachorros. ¿Acaso no es eso lo mejor? No tendrás niños chillones a tu alrededor todo el tiempo, tu esposo solo tendrá ojos para ti y te lo podrás follar en cualquier momento del día sin interrupciones, ¿no es eso bueno? --opinaba el alfa rubio, mientras trataba de moverse por el sitio sin ser notado por la pareja de omegas.
--Sí, sí, también lo pensé. Y la verdad es que a mi lobo tampoco le molesta, pero... no sé, no sé por qué me puse así ese día... Tal vez los pensamientos alfistas de mi padre repercutieron en el momento...
--Necesito una cerveza.
--Yo también. --concordaba el azabache.
Seokjin y Yoongi se ocultaban en la zona VIP del lugar que estaba en un segundo piso. Desde ahí, casi como unos bandidos, se escondían de los omegas que no dejaban de rechazar alfa tras alfa que se les acercaba.
Hubo uno que descaradamente rodeó la diminuta cintura de Jungkook y el omega casi le arranca la mano. Pero hubo otro que fue más osado y nalgueó a Jimin, lo que le costó un diente y una nariz rota por parte de Jungkook.
--Atrévete otra vez a tocarlo y juro que te arranco las pelotas y te las haré tragar, hijo de puta. --escupía Jeon mientras el alfa casi temblaba en el suelo y era sacado por seguridad, después de todo, él había comenzado la pelea. --¡No se nos acerquen, último aviso!. --advertía el castaño y todo el antro quedaba en silencio por un momento. Los omegas dominantes eran extremadamente raros y temidos.
Seokjin no podía evitar mirarlo con orgullo y admiración, ese omega lo prendía, le provocaba cosas que ningún otro jamás le habría provocado.
--Tu esposo me da miedo. No quisiera pelearme con él jamás. Pero a ese alfa maldito le cortaré la mano. --Comentaba Yoongi en voz baja, algo tembloroso, porque a diferencia de Seokjin, Min era un alfa recesivo.
--Estoy bien, Kookie. Tranquilo, vamos a bailar, por favor. --pedía el omega rubio y luego la música impedía que los alfas pudieran oír la conversación del par de amigos.
Veían como sus chicos se acercaban a la pista de baile y la gente automáticamente se abría paso para alejarse de ellos. Ambos alfas sonreían tranquilos. Además de que ninguno de los omegas habían bebido, solo jugos y bebidas sin alcohol, todo estaba bien... Hasta que llegaban ellos.
--Son los extranjeros. Esos bastardos... --y sí, habían dos alfas americanos que estaban haciendo una pasantía en Seúl. No había viernes que no fueran a ese lugar y ahí estaban haciéndose los lindos con los omegas y esta vez ellos no los espantaban.
--Ese imbécil mide el doble que yo y mira como se acerca a Jimin... --gruñía Min apretando con rabia su vaso.
--Y ese bastardo, no deja de mirar a mi Jungkookie. Yo soy mucho más guapo que ese hijo de puta de ojos azules y pelo rubio--apoyaba Kim al ver como ese alfa alto y apuesto se acercaba sonriente a su esposo.
La situación se ponía peligrosa cuando los omegas aceptaban bailar con ellos y se apegaban a ellos para moverse y hablarse al oído.
--No puede ser, Yoon, creo que deberíamos interfe... ¿Yoon? --el azabache buscaba a su amigo pero este ya iba bajando las escaleras. --¡YOONGI!
Yoongi llegaba rápidamente hasta donde Jimin se encontraba, justamente cuando el alfa americano tenía sus manos en la cintura de este.
--Min Yoongi, How you doin', dawg? --hablaba el alfa moreno de ojos verdes. Maldito bastardo, parecía un modelo o actor de cine de Hollywood.
--Yes, yes... Lo que sea, este es mi omega. --contestaba Min mirando hacia arriba con ojos gatunos fieros.
--Sorry, man. Didn't know. --Claro que ese alfa no sabía que Jimin era suyo, porque no estaba marcado y tampoco tenía su olor.
--Hey, estábamos bailando, Min. Además, no soy tu omega. --agregaba Jimin molesto.
--Sí lo eres. --replicaba el alfa, tomando a Jimin de la mano.
--Si es así, ¿Dónde están mis flores? ¿Y mi cortejo? --se liberaba de su agarre y se cruzaba de brazos.
--I'm just gonna... --comenzaba el extranjero.
--¡Tú cállate! --interrumpía Jimin.
--Solo... ven aquí. --decía Min y volvía a tomar al omega de la mano, esta vez llevándoselo quien sabe donde.
Jungkook veía como Jimin era acarreado por el alfa rubio y miraba a su alrededor al sentir el aroma de Seokjin.
--¡Aish! ¡¿Es en serio?! --escupía apenas veía sus ojos almendrados.
--Sí, muy en serio. Tú aún eres mi esposo. --soltaba el azabache, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
--Tal vez no por mucho. --espetaba Jungkook sin medir sus palabras.
El alfa se detenía a medio camino con una expresión herida. --No te daré el divorcio. --sentenciaba.
--Pero si eres tú quien quiere dejarme, imbécil. --respondía con rabia, dándole un empujón en el pecho.
--¿Por qué carajos haría algo así? ¿Crees que quiero dejarte? --cuestionaba Seokjin, atrapándole las manos.
--Yo... No lo sé. --ni siquiera notaba cuando los americanos se habían ido buscando cualquier cosa menos una discusión de pareja.
--Ven aquí. --decía Jin, soltando una de las manos de su esposo y guiándolo a un lugar más tranquilo.
Llegaba hasta la zona VIP nuevamente, con su omega casi a rastras y veían al par de rubios devorándose sobre un sofá sin pudor alguno. Jungkook tomaba asiento frente a una de las mesas y se cruzaba de brazos bufando.
Seokjin se sentaba en la silla frente a él.
--Jamás pensé en dejarte. Solo... quise darte el espacio que me pediste. Yo quise que pensaras las cosas y yo pensé unas cuantas también. --explicaba Seokjin más calmado.
--¿Y a qué conclusión llegaste? --preguntaba el omega con poco interés mirando la pista de baile.
--Que no me importa. --exponía y el omega alzaba la vista hacia el alfa. --No me importa si me das cachorros o no. No me importa, puedes tenerlos o no y seré feliz a tu lado de igual manera. --concluía.
Jeon miraba al alfa por un largo rato y por la Luna ese alfa era demasiado guapo, tanto, que le ardían los ojos si le sostenía la mirada nucho tiempo.
--No te creo. No puedo creerte. Me cuesta mucho, lo siento. Me... me has lastimado mucho... --respondía Jungkook mirando hacia la pista de baile nuevamente.
--¿Qué quieres que haga para que me creas? --proponía el alfa, buscando su mirada con ojos afilados.
--Demuéstramelo. Ya estoy cansado Seokjin, en serio ya no me gusta este juego. Lo único que quie-
Un beso lo interrumpía. Había extrañado tanto esos labios esponjosos y suaves sobre los suyos. ¡Por la Luna que los había extrañado mucho!
El beso era un simple roce, pero decía tantas cosas.
--Ven. --el alfa tomaba la mano del castaño y juntos bajaban por las escaleras. --Espera aquí. --pedía una vez llegaban abajo.
El alfa botaba el aire en sus pulmones y caminaba hacia ¿el escenario?
--¡No! Seokjin.
Pero el alfa no escuchaba, Jungkook retrocedía. Jin se acercaba al DJ y le decía algo al oído. El beta asentía y bajaba la música gradualmente y le entrega un micrófono al alfa.
--Hola. Hola. ¿Se escucha? --golpeaba el micrófono de manera torpe con la mano y el DJ le daba un zape para que no le siguiera pegando. --Bien, bien, no lo haré. --decía sobándose la nuca.
Se aclaraba la garganta y proseguía.
--Canto muy bien, pero no los voy a deleitar con mi hermosa voz esta noche y no sé rapear...
--¡Entonces bájate de ahí, imbécil! --gritaba alguien del público y Jungkook soltaba una risita histérica.
--¡Ya sé que fuiste tú, Wang! --reñía el alfa. --Escúchenme. Solo quería dedicarle unas palabras al omega más bonito de esta noche y no hablo de ti, Song. --Un dedo medio se alzaba hacia el escenario desde la caja, a la entrada del recinto. --Hablo de ese que está ahí, por favor, iluminenlo. Eso. Él. Jeon Jungkook.
Jungkook quería hacer un hoyito en ese mismo suelo y enterrarse vivo. Y Park... brillaba por su ausencia.
--Tengo que pedirle perdón y no me malinterpreten, no podría ni mirar a otro omega, que no sea él, así que no piensen que hay otro. --aclaraba su garganta. --Ese omega de ahí es el más bonito de todo este puto edificio, que digo edificio, de todo este país y es mío. --confesaba, mostrando orgulloso su anillo de bodas. --Es mi esposo. Por algún motivo que desconozco, me eligió como su alfa y yo acepté hechizado. Es noble, inteligente, leal y precioso. Y es mío, hijos de perra. Los vi acercándose a él, pero es mío.
--¡NO ESTÁ MARCADO! --gritaba el alfa Wang.
--¡PERO ESTÁ CASADO CONMIGO, BASTARDO! Te voy a patear al culo, Wang, a la salida, ya vas a ver...
Todos se carcajeaban.
--Lo que quiero decir es... Jeon Jungkook me tienes enamorado como un enfermo sin remedio. Te amo, amo todo de ti. Amo tu sonrisa con dientes de conejito y las arruguitas que se forman en las comisuras de tus ojos cuando lo haces. Amo tu olor a frambuesas, amo tus besos, por la Luna tus besos... amo tus lunares, tu piel suave, tus ojos, esos ojos. Mi hermoso rostro por tus ojos, Jeon Jungkook. Incluso amo tu humor de mierda y mal carácter. Todo de ti es perfecto para mi. Por favor, perdona a este pobre idiota, a este imbécil que te ama como nunca pensó que se podía amar. ¿Me perdonas?
--Aprende, estúpido, ¿Por qué no puedes ser como ese alfa? --reclamaba un omega del público a su pareja.
Jungkook miraba al alfa por un largo rato y sonreía cediendo. Asentía. Es que no podía, cualquier otro alfa habría sido desechado, pero Kim Seokjin se había ganado un lugar en su corazón y por supuesto en su cama.
--¡Ven aquí y bésame, idiota! --exclabama en respuesta. Gritos y aplausos del público se escuchaban en todo el recinto.
Seokjin corría hacia su esposo y cuando estaba lo suficientemente cerca, se acercaba a su boca. --Mierda, te amo tanto, precioso. --susurraba antes de besarlo con pasión. Sus manos se enroscaban en la cintura del castaño, mientras colaba su lengua para masajear la del chico.
El mundo entero desaparecía, se desvanecía alrededor de ellos. Y el lobo de Jungkook daba saltitos de alegría al tener a su alfa cerca y su aroma a lavanda.
Cuando ya respirar se volvía una necesidad y sus labios comenzaban a arder se separaban de malas ganas.
--Yo también te amo, yeobo. No podría amar a otro alfa nunca. --y volvían a besarse felices. Se besaban por esas tres semanas en las que no habían podido hacerlo.
El teléfono del castaño vibraba en el bolsillo de su pantalón y él lo sacaba. Se despegaba del alfa para echarle un ojo. Eran mensajes de Park.
--Jimin dice que se fue a un hotel con tu amigo. --comentaba Jungkook antes de responder los mensajes con un soso "ok" y luego guardar el aparato.
Seokjin estaba besando el cuello de su esposo descaradamente.
--Ese par, parecen conejos. --comentaba el alfa, dejando un chupetón cerca de la garganta del castaño.
--Yo también quiero que follemos como conejos... Me debes tres semanas, alfa. --decía con un puchero.
--Ah, joder, me tienes caliente... No creo que lleguemos a algún hotel, amor. --gruñía el alfa en su oreja y un escalofrío recorría el cuerpo de Jungkook.
--Llévame donde sea entonces, no importa el lugar. --rogaba, exponiendo aún más su cuello.
Y Seokjin por supuesto, obedecía.
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