Capítulo Uno ~ Diferente
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Todos los omegas son dulces y tiernos. Su complexión es delgada y fina. Son delicados y frágiles, por ende siempre dependen de un alfa para los trabajos de fuerza. Por eso cuando Jeon Jungkook se presentó como un omega, nadie, incluyéndolo a él, lo podía creer.
Jungkook era fornido y de buen tono muscular. A sus 16 años, ya poseía una anatomía que incluso algunos alfas envidiaban, puesto que, aún después de presentarse como omega, siguió con su rutina de ejercicios, su casta nunca podría detenerlo. Era excelente en cualquier deporte y poseía una fuerza impresionante.
Algunos alfas ya habían intentado dominarlo, pero ¿qué era la voz de mando de un alfa recesivo para un omega dominante? El que se atrevía siquiera a utilizarla en él sufriría las consecuencias, porque no cualquier idiota se enfrentaba a Jeon Jungkook y bien era conocido por eso.
Y aún después de eso, eran pocos los que tenían la fortuna de ver la hermosura que poseía, porque más allá de una anatomía firme y tonificada, el omega tenía la más linda de las sonrisas, de esas que contagian y hasta enamoran. Cuando Jungkookie -como lo llamaban sus más cercanos- sonreía o reía, sus ojos negros se llenaban de brillo, su sonrisa mostraba sus grandes paletitas, que tenía por incisivos, los que le daban una apariencia como de conejito y unas arruguitas se formaban en las comisuras de sus ojos. Jungkook al sonreír daba una sensación de calidez, ternura y calma.
Y no tan solo eso. El omega tenía una cintura pequeña, una piel suave y tersa y sí, era bastante codiciable. Gustaba mucho de las artes: el baile, el teatro, el canto, la música, el cine y la pintura y por ende no fue sorpresa para nadie que eligiera estudiar artes en la universidad, aunque otros pensaron que lo mejor era que estudiara algo referente a los deportes.
Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, Jeon sentía una fuerte repulsión hacia los alfas, las feromonas de estos casi le provocaban náuseas y por ende, sus ciclos de calor se daban tarde, mal y nunca. Los últimos tres años solo había tenido su celo dos veces y con unos cuantos supresores esos días pasaban casi desapercibidos. Si se lo proponía, tal vez no necesitaría jamás de un alfa, quizás un buen beta le haría excelente compañía en el futuro, pero por el momento, estaba bien así soltero a sus 23 años y se sentía un espíritu libre.
Pero, lamentablemente, eso no duraría mucho. Su padre tenía otros planes. Hace mucho la empresa familiar, que se dedicaba al vestuario, estaba en banca rota. Habían hecho hasta lo imposible para que no ocurriera, pero la importación de prendas desde el extranjero y el comercio ilegal hicieron que la empresa sufriera una quiebra de manera inminente. Por eso mismo el padre del omega había ideado casarlo, no solo para salvarlo de vivir en la miseria, si no que para salvar a su familia y su apellido.
El problema no era solo que Jungkook odiaba a los alfas y sus estúpidas feromonas, no. El problema era que el único alfa que lo pretendía tenía casi tres veces su edad.
Sabía que habían otros alfas que gustaban de él, pero, un resto, no tenían el suficiente poder adquisitivo, ni el apellido que su padre buscaba en un prospecto y el otro resto temían del omega.
Así que todas sus posibilidades se reducían a solo uno y de solo pensar en compartir una habitación con ese hombre, a Jungkook se le revolvía el estómago. Si estar con un alfa para él era impensado, estar con ese alfa en específico lo ponía mal. Era preferible morir, así de sencillo.
Pero ahí estaba de nuevo ese alfa, otra mañana más, visitando al omega, como si no tuviera mejores cosas que hacer.
--Buenos días, Jungkookie, ¿cómo amaneciste hoy, además de bonito? --decía el alfa desvergonzadamente.
--Para usted soy Jeon. No le he dado permiso para que diga mi nombre, señor Yoon. --contestaba con molestia, ya estaba harto.
--Muy pronto hasta te podré llamar "Kookie", ¿cuál es el problema con empezar desde ahora? --decía con una sonrisa de satisfacción.
--¡¿Qué?! Eso jamás, me escuchó-
--Tu padre piensa diferente, me acaba de decir que puedo empezar a cortejarte a partir del lunes. Así que en cuatro días más volveré a verte, bonito. --informaba el hombre con suficiencia, poniéndose su sombrero. --Así que si me disculpas, tengo mucho que organizar. Pronto serás mi esposo. He estado muchos años solo, así que lo espero con ansias. --decía moviendo sus cejas.
Ugh. Jungkook tuvo deseos de vomitar. Se le secaba la garganta y sudaba frío de solo imaginarse en esa situación. El alfa se acercaba, solo para repartir sus asquerosas feromonas y su aroma a tabaco y vainilla. Pésima combinación. A Jungkook le recordaba el olor que tenían los taxis, de los cuales colgaba un pino verde para disimular el olor a cigarrillo.
No se despedía, se giraba y corría hacia el despacho de su padre.
--¿Acaso me odias? ¿He hecho algo que te ofenda?... --le preguntaba dolido, nada más al verlo.
Su padre, un alfa de 52 años, terminaba el vaso de whisky que tenía en la mano y lo dejaba lentamente en la mesa. --Sabes que lo hago por ti, por nuestra familia.
--Me estás vendiendo, ¿eso soy para ti? ¿una...? --dejaba la pregunta en el aire.
Su padre se acercaba lentamente y tomaba a su hijo de los hombros. --Lo siento si te he hecho sentir de esa manera. Solo quiero velar por tu futuro, yo no creo que pueda seguir manteniendo esta casa, está muy díficil y tu estatus está en juego. Eres mi único hijo y te pareces tanto a tu madre, eres el único tesoro que tengo. No quiero dejarte desamparado.
--Pero, ¿por qué a él?-
--Es el único alfa que ha insistido, Jungkook. El único alfa que ha insistido y que tiene el dinero suficiente como para darte la vida que mereces. --decía con súplica el mayor.
--Yo no quiero esa vida, papá. Me da asco de solo imaginarlo, por favor, detente. --rogaba el castaño, sus manos temblaban.
--Ya está hecho. Comenzará a cortejarte a partir del lunes. Tendrá un mes para hacerlo público, luego de eso se enlazarán. Es una orden, omega. --sentenciaba su padre.
Jungkook maldijo en su mente. Maldijo su vida. Su casta. Su vida. Se tragó el nudo que amenazaba doliente en su garganta. Tenía que haber una solución. --¿Y... si hubiera otro alfa? --decía sin pensar.
--¿Otro alfa? --preguntaba extrañado su padre.
--Sí, o-otro alfa. Otro. U-uno... que al menos fuera de mi edad y que pudiera cuidar de mi de la manera en que esperas, si hubiera otro alfa, ¿le permitirías cortejarme? --rogaba con sus grandes ojos vidriosos.
--Bueno, si hubiera tal prospecto, claro que sí. Para mí y por supuesto, para tí, sería mucho mejor enlazarte con alguien que de verdad se asemeje a tus gustos, después de todo te unirás a tu alfa para toda la vida. --concluía el hombre, tomando asiento frente a su escritorio. El hombre lucía cansado y a Jungkook se le apretó el corazón al verlo así. --Tienes una semana para presentármelo y más te vale que sea alguien bueno.
Jungkook asentía más tranquilo o... más o menos. Se retiraba rápidamente del despacho y subía corriendo a su habitación. Ahora tenía algo de esperanza, la pregunta era de dónde rayos iba a sacar un alfa de buena familia que accediera a casarse con él, sin marcarlo ni ninguna de esas sandeces.
Tomaba su teléfono con el corazón acelerado, discando el número de la única persona en la cual confiaba ciegamente: Park Jimin.
Y es que Park Jimin no era simplemente su amigo, Park Jimin fue también su primer novio y su primer beso, todo esto antes de que ambos se presentaran como omegas a los 14 años. Pensó que sería difícil poder ser su amigo después de haberlo besado, pero no, no pasó. Claro, ya no podían seguir siendo novios, sentían repulsión de solo pensarlo, pero se convirtieron en amigos, casi hermanos. Atrás habían quedado los años en los cuales se habían prometido amor eterno, marcas en el cuello, cortejos y todas esas estupideces.
Jimin amaba andar bien vestido. Sus hobbies eran bailar, cantar y teñirse el pelo de un color diferente cada mes. Siempre era histriónico y escandaloso cuando se sentía cómodo, pero con desconocidos era sumamente tímido.
Ellos peleaban un montón, pero se amaban y si algo tenían en común era que ambos sentían repulsión hacia los alfas.
Tal vez fue por aquella vez en que drogaron a Jimin en una fiesta y su amigo llegó a tiempo para rescatarlo. O la vez en que uno de los primos de Park usó su voz de mando en Jimin, hasta que lo hizo orinarse en los pantalones, o la vez en que el mismo tipejo que pretendía cortejar a Jeon a partir del lunes intentó secuestrarlo con fines siniestros a sus tiernos 15 años, en uno de sus pocos celos y Park lo ayudó a escapar, resultando ileso. Sí, ambos sentían rechazo contra esos seres, aunque sabían que algún día tendrían que enlazarse con uno o casarse con algún beta.
--¿Qué quieres? --la voz ronca y somnolienta de Park hablaba.
--Código negro, idiota... --hablaba el castaño, nada más al escuchar la voz de su amigo.
--Codigo negr... ¡CÓDIGO NEGRO! --exclamaba histérico. Código negro significaba que habría alfa-cortejo-boda.
--Sí, mi queridísimo padre me acaba de informar. Me cortejará el alfa asqueroso... --explicaba Jeon con profunda tristeza. Le habían puesto alfa asqueroso al señor Yoon.
--Tu padre te odia. Que asco ese viejo cochino. --Jimin se aclaraba la garganta --dime para qué soy bueno y te ayudaré.
--No hay vuelta atrás, debo casarme sí o sí, pronto. Es casarme con un alfa de buena familia y al menos que sea de mi edad o casarme con el alfa asqueroso a fin de mes... --al darle la noticia a su amigo sus ojos se aguaron y su pecho ardió de dolor. Su omega se negaba a aceptar a ese lobo. Prefería morir antes que ser marcado por él, así que definitivamente era una situación de vida o muerte.
No habían más soluciones puesto que al ser omega nadie podía recibirlo. Jimin aún vivía con sus padres y la tradición dictaba que todo omega debía salir casado desde su casa, hasta la de su esposo. Nadie recibía omegas solteros solo porque sí y los que lo hacían, no duraban mucho siendo omegas sin marca.
--Entonces... ¿para qué soy bueno? --insistía Park en tono serio. Siempre bromeaban con su amigo y se solían insultar por el teléfono, pero esta vez era diferente. Esta vez su amigo estaba siendo obligado a algo atroz e impensado para él.
--Necesito que me busques alfas que sean como de nuestra edad o menores de 30 años y que estén solteros o que sus padres anden buscando omega para ellos. Esa es la única solución que me dio mi padre. Puede ser en la universidad o algún contacto de tus padres. --Tragaba saliva, tratando de alguna manera de disolver el nudo que tenía en la garganta. --es la única solución que me han dado.
--Jodida mierda. Está bien. Buscaré algunos prospectos ahora mismo y te iré a ver por la tarde. --Jimin botaba todo el aire de sus pulmones --te quiero, bobo, ánimo. Llevaré pollo y cervezas.
Jeon sonreía, no esperaba menos de su amigo. --Estaré esperando.
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