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Capitulo Tres ~ Con el pie izquierdo.

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Jungkook tomaba su atril, su mochila y las llaves de su auto. Salía corriendo por la puerta, porque, para variar, ya iba tarde y al abrir, casi choca con un gigante... ¿ramo de flores?

Rosas, rosas rojas. Un ramo de al menos unas cincuenta rosas rojas estaban al frente suyo, prácticamente en su cara. Retrocedía un poco y miraba de nuevo. Habían tres personas al frente suyo uno llevaba el inmenso ramo, otro un oso de peluche blanco gigante y otro una cesta grande con lo que parecía ser un desayuno.

--¡¿Qué caraj-

--¿Es usted... Jeon Jungkook? --preguntaba el beta de las rosas.

--S-sí, ¿Por qué? --respondía confundido.

--Su alfa, el señor Yoon, quiere comenzar su cortejo con estos presentes. --explicaba el beta amablemente.

--¿El viejo asqueroso? --cuestionaba con asco.

--Esteee... El señor Yoon. --insistía el beta, algo incómodo.

Era el inicio del cortejo y Jeon ya estaba harto. Inhalaba y exhalaba, tratando de mantener la calma.

--¡Tú! Dame la cesta --le pedía al otro beta, estirando su mano y chasqueando sus dedos molesto. El chico torpemente se acercaba y le entregaba la cesta. --el resto, bótenlo, quémenlo, quédenselo, me importa una mierda. Gracias. --terminaba.

Salía presuroso hacia su auto, un citycar negro. Ponía la cesta a su lado y encendía el vehículo y llamaba por Bluetooth a su amigo.

--¿Vienes en camino? --Inquiría Jimin con la voz ronca por el sueño.

--Sí. ¿Tomaste desayuno? --preguntaba el castaño.

--No, me voy a comprar un caf-

--No. Yo llevo el desayuno. El alfa asqueroso comenzó su cortejo y me trajo rosas, un oso de peluche y una cesta de desayuno. Obviamente, la comida no se desperdicia, así que decidí tomarla. --explicaba girando en una curva.

--Entonces te espero afuera. Papá anda con un pésimo humor hoy, apresúrate, que hace frío --decía Jimin antes de finalizar la llamada.

A los pocos minutos llegaba Jungkook. Jimin abría la puerta del copiloto para subir.

--No. Siéntate atrás, aquí traigo el desayuno. --informaba Jeon, a lo cual Jimin obedecía y se sentaba en el asiento trasero.

--Buenos días, idiota. --saludaba el rubio una vez sentado.

--Buenos días, tonto --respondía el castaño.

Jungkook manejaba en silencio, concentrado. Y Jimin trataba de dormir unos pocos minutos más acostado en la parte de atrás del vehículo.

--Jimin-ssi, ya llegamos, arriba --lo despertaba Jeon, tomando la cesta antes de cerrar la puera.

Jimin se bajaba del auto, mientras un hilo de baba se escurría por la comisura de su boca.

--Estás babeando. --le decía Jeon, extendiendole una servilleta de las que estaban dentro de la cesta, este la recibía y se limpiaba como si fuera normal que eso le pasara. --Es temprano, vamos a la cafetería y devoremos esta mierda. --proponía el castaño.

--Vamos o me quedaré dormido de pie. --decía Jimin bostezando.

--¿Por qué tienes tanto sueño hoy? Siempre tienes sueño, pero hoy estás exagerando. --preguntaba el castaño, extrañado. Jimin no era de los que por cualquier cosa se durmiera, a menos que de verdad estuviera muy cansado.

--Me escribió Min Yoongi anoche. --contestaba Park, como si nada.

--¡¿Y recién te dignas a contarme?! --respondía enojado Jungkook. Le habría dado un zape, pero tenía las manos ocupadas.

--Perdón, aún tengo sueño. --se excusaba el rubio, volviendo a bostezar.

--¡Pero dime de qué hablaron! --exclamaba Jeon, molesto por la lentitud de su amigo.

--Ah, sí, primero me escribió. Dijo que le gusté mucho y que le gustaría verme.

--Patrañas.

--Que no me ha podido olvidar.

--Mentiroso.

--Y que desde que me besó, no ha podido besar a nadie más.

--Jodido embustero.

--Sí. Le respondí "qué raro, yo recuerdo perfectamente como le hacías una traqueotomía con la lengua a una omega rubia en la fiesta de los Lee y que utilizabas sus tetas como pelotas antiestrés" --respondía Jimin con otro bostezo.

Jeon bajaba la canasta al suelo para liberar su mano. --Chócala. --decía el castaño, mostrándole su mano, Jimin la chocaba. --Excelente respuesta. ¿Qué pasó luego de eso?

--Pues me llamó. Me dijo que esa chica hace mucho tiempo lo acosaba y que ese día estaba comenzando el celo de ella, así que por eso pasó lo que pasó. --contaba Jimin, abriendo la puerta de la cafetería de la universidad. --Le dije que era muy atento de parte de su pene encargarse de los celos de omegas extraños. Que pensaba que los buenos alfas tenían un poco más de autocontrol y que no se andaban manoseando a vista y paciencia de medio mundo.

--Haz crecido tanto, bebé --respondía Jeon, secándose unas lágrimas imaginarias. --¿Y qué dijo después de eso? --el castaño acomodaba las cosas de la cesta encima de la mesa.

--Se echó a reír por mi respuesta y me dijo que nunca había conocido un omega como yo, ya sabes, lo típico. --contestaba Jimin, revisando los productos de la cesta. Se quedaba con una botella de té de duraznos, su aroma.

--"Eres especial. No eres como los otros omegas" ¡puaj! Pura mierda. Siempre dicen lo mismo. --se quejaba Jeon, tomando asiento y abriendo una caja de leche de plátano.

--Así es. Le dije que no tenía sentido su llamada, que mejor se olvidara de mi existencia, que después de todo, prefería mantener mi distancia. Pero él todo necio no quiso oírme e insistió en hablar conmigo y sacarme conversación hasta las 4 am. --decía Jimin, sobándose la cara. --Tengo sueño y además, quiero hablar con él otra vez.

--No, ya para. En serio. Jimin, te estás metiendo en terreno peligroso ahí. ¿qué pasa si te hace algo? --insistía el castaño, preocupado.

--¿Algo como qué? --preguntaba Jimin, con temor.

--¿Qué tal si te droga? ¿O te desvirga para luego dejarte? Si te toma en serio, se casará contigo primero y luego si quiere puede destrozarte en la cama --advertía el castaño, comiendo un sándwich de atún.

--Tienes razón. No puedo ser tan estúpido. Es verdad, es el primer alfa que llama mi atención, pero es un imbécil. No puedo caer en sus juegos así. --Jimin masticaba su sándwich de pollo.

--No, ¿verdad? --concordaba el castaño, volviendo a morder su sándwich. Se le derramaba un poco de la salsa de este, así que casi involuntariamente se levantaba de la silla para alcanzar una servilleta que estaba más lejos, pero no se daba cuenta que una persona llevaba una bandeja a sus espaldas, lo que provocaba un desastre.

El chico a sus espaldas derramaba su jugo sobre el omega, quien pegaba un gritito sorprendido por lo helado que estaba el jugo.

Jimin se llevaba sus manos a la boca de la impresión. Y luego abría los ojos como platos.

--Mierda... --Jeon estaba frustrado. Su espalda y parte de sus risos estaban mojados y pegajosos por el azúcar del jugo.

--¿Estás bien? Nunca pensé que alguien se pondría de pie así tan... abruptamente. Aún así, lo siento. ¿Necesitas ayuda? --preguntaba el "culpable" del desastre.

Jungkook sintió olor a lavanda y a detergente... Olor a limpieza y pulcritud. Agradable.

El omega se giraba para enfrentar al dueño del jugo de melón derramado sobre él --No, está bien, fue mi- --. No terminaba la frase, puesto que a quien tenía al frente, con una bandeja vacía aún en sus manos era al mismísimo Kim Seokjin.

El omega balbuceaba como estúpido, moviendo la boca como un pez fuera del agua. Y es que si en fotos Kim Seokjin era guapo, en persona era... un imposible. Nadie podía ser así de hermoso. Los alfas podían ser guapos, pero este era precioso, bonito. Sus rasgos eran finos y su piel lucía tan suave y blanca. No pudo evitar ponerse nervioso, especialmente después de ver de cerca sus gorditos labios.

--Estás mojado y hueles a melón, lo siento. --decía amablemente el alfa.

--Jinnie, creo que dijo que estaba bien, dejémoslo. --afirmaba un chico a su lado que por algún motivo, Jeon no había visto. Era un omega, un omega precioso. Uno de los más bonitos que había visto en su perra vida. Jeon se sintió poca cosa.

Ese omega tenía el pelo rosita, era de piel cremosa y ojos miel. Tenía doble párpado y labios prominentes, rojos y llenos. Su cuerpo era pequeño y fino, por la Luna, era tan bonito y para rematarla, olía a jazmines, casi como un perfume caro. Seokjin y él eran el uno para el otro.

--S-sí, e-estoy bien. N-no se preocupen, s-siempre traigo c-conmigo ropa d-de cambio. --lograba decir, algo avergonzado y tímido.

--¿Lo ves? Ya vámonos, que tengo mucha hambre --afirmaba el omega, aferrándose al brazo del alfa.

--Está bien. Me disculpo nuevamente. --el alfa miraba a Jeon antes de retirarse. Jimin y Jungkook miraban al alfa alejarse.

--Jodida mierda. Ahora solo falta que me cagué una maldita paloma... --resongaba, tomando algunas servilletas para tratar de sacarse, pero era inútil. --de todas las jodidas maneras que tenía para conocer a ese imbécil, tuvo que ser de la peor. Ahora solo tengo por opción a Kim Namjoon.

Jimin comenzaba a guardar lo que quedaba del desayuno en la cesta. --Kookie, tranquilo. Dame las llaves del auto, te traeré ropa para que te cambies, espérame en el baño. --Decía el rubio calmado. Jeon le entregaba las llaves y Park se llevaba la cesta al auto.

De repente, Jungkook se devolvía hacía Jimin. --Jimin-ssi, dame una de las botellas de jugo. --Jimin rebuscaba y le entregaba la última, de mango. --Ahora ve.

No esperaba respuesta, se iba, acercándose a la mesa del alfa quien se había quedado sin jugo. --Hey, tú. No sé tu nombre --decía Jeon, mintiendo. Casi sabía hasta el número del zapato y la talla de los calzoncillos del alfa.

--¿Sí? --. Respondía el aludido.

--Toma. Ya que boté tu jugo, toma este, es de mango, no sé si te guste. --explicaba algo nervioso, pero no lo dio a demostrar.

--Ah, no es necesario, ya me compré otro --. Kim mostraba su nuevo jugo y de paso, Jeon pudo ver la cara de molestia del omega que estaba sentado en la mesa.

--Insisto --. Decía Jungkook tomando la mano del alfa y poniendo en ella el jugo. --No me gusta deberle nada a nadie. Que tengan buen día --. Expresaba cortésmente, antes de arrancar hacia el baño.

Abría la puerta de un cubículo y se sentaba en el retrete, solo para sentir cómo su corazón latía errático. ¿qué mierda le pasaba ahora?

«Concéntrate, imbécil»

No podía permitir sentirse así por un alfa. No. Nunca. No valía la pena.

Salía del cubículo y se dirigía al lavamanos, en donde trataba de lavar un poco parte de sus rizos y quitarse su sudadera antes de que llegara Jimin. Se miraba en el espejo y no había notado como un ligero rubor se había posado justo en sus mejillas, adornándolas, casi burlándose de él.

--No seas estúpido, Jungkook --. Se regañaba --. Tú jamás le gustarías a un alfa como él y a ti tampoco te gustan los alfas --. Concluía.

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