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Capítulo Treintaiséis ~ Protector


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--Seokjin, encárgate de este bastardo, mientras veo a Jamie, por favor. --Pedía el omega dominante, antes de entrar al apartamento 206.

El aludido asentía y se acercaba al alfa mirándolo con asco e ira. Algunos vecinos al verlo reducido también se acercaban con bates de béisbol o cualquier cosa para reducirlo. Ya ese hombre era conocido por sus escándalos y nunca nadie se había atrevido a enfrentarlo hasta ahora.

Jungkook entraba a la casa y veía al omega acurrucado en los brazos del alfa más joven, el pelirrojo ahora vestía la sudadera del alfa en cuestión y un bóxer negro de algodón, mientras un ataque de pánico lo invadía.

--Pequeño... Jamie... --hablaba Jungkook con suavidad, tratando de deshacer el nudo en su garganta atrapando sus mejillas con sus manos.

--Quiso... quiso violarme otra vez, quiso... yo... -- trataba de hablar entre lágrimas, tapándose luego el rostro con sus manos mostrando sus uñas ensangrentadas, señal de que se había intentado defender

--¿Otra vez? --vocalizaba el alfa en silencio a Jungkook y este asentía y un gruñido liberaba el pecho del alfa por la rabia.

--A partir de hoy, te quedarás conmigo, ¿está bien? No llores, todo estará bien a partir de ahora. Nadie te pondrá un dedo encima sin que se lo permitas. --susurraba con dulzura.

--Jungkook, creo que deberías darle un supresor. Estoy seguro que entró en celo. --Informaba el alfa, aún manteniendo el abrazo hacia el pequeño omega. --Sus feromonas son fuertes, su aroma es muy dulce y esta algo húmedo.

--¿Puedes con él? --preguntaba algo indeciso el omega castaño. No quería dejar solo al pelirrojo con un alfa desconocido y por sobretodo, no confiaba en los alfas.

--Claro que sí. Tranquilo. No es la primera vez que cuido a un omega en celo. Tengo dos hermanos omega, ¿sabes? --aseguraba con calma.

Jungkook asentía y corría hasta su habitación para tomar una caja de supresores. Llegaba a la sala y el alfa aún mantenía abrazo al chico, meciéndolo y liberando feromonas para calmarlo.

Jeon tomaba una botella con agua de la nevera y llegaba donde el pelirrojo.

--Toma, cachorro. Te hará sentir mejor. --le entregaba la cápsula mitad blanca mitad azul y el menor obedientemente se la echaba a la boca y luego tomaba la botella y bebía.

--¿Qué fue lo que pasó? --preguntaba el alfa con tranquilidad, aunque por dentro quería ver el mundo arder.

--Solo... entré a casa y nada más puse un pie dentro Jake se abalanzó sobre mí. Rompió mi camiseta y se deshizo de mis pantalones cuando aún tenía puestas mis zapatillas. --Tomaba aire entre suspiros, mostraba sus pies en donde aún tenía solo un calcetín y proseguía. --Él comenzó a tocarme y a decirme que si lo había hecho a propósito, entrar en celo a su casa. Cuando quise alejarme, mordió mi hombro. Tuve mucho miedo. Él marcó a mi madre, si me marca a mi ella podría morir. Así que lo golpeé con un florero que tenía cerca y corrí antes de que pudiera usar su voz.

--¿Quién es Jake? --preguntaba el alfa.

--Es su padrastro. Lo ha molestado desde que se presentó como omega. --Jungkook se dirigía al omega nuevamente, acariciando su pelo. --Él abusó de ti antes, ¿no es así?

El pelirrojo asentía y nuevas lágrimas caían. --Él lo hace siempre que estoy solo en casa con él, cuando mi madre trabaja. Es por eso que prefiero salir o venir a tu casa, pero cuando regreso a mi habitación él deja sus asquerosas huellas ahí. Me manosea, me obliga a hacer cosas que no quiero... Siempre dice que ningún alfa jamás se fijará en un omega usado como yo. ¿Por qué no se muere y ya? Mueren personas todos los días, ¿Por qué no se muere él? --replicaba entre más y más lágrimas.

Jungkook se secaba sus propios ojos mojados al escucharlo y se ponía en pie, mientras el alfa acercaba más al omega a su cuerpo.

--No te dejaré solo. Te quedarás conmigo a partir de hoy. Voy a cuidarte, como mi mejor amigo lo hizo conmigo a tu edad. ¿Ves esta cicatriz? --Jeon le mostraba el lóbulo de su oreja. --Un viejo asqueroso quiso marcarme a la fuerza también. Mi padre no me creyó. Seokjin me salvó de él. Y cuando tenía tu edad ese mismo tipo quiso secuestrarme, Jimin, mi amigo, me salvó. --Jungkook contaba con una débil sonrisa.

--Mi madre, al igual que tu padre, no me cree, incluso dijo que tal vez era mi culpa por provocar a su alfa. Yo jamás lo he provocado, créeme, yo... ¡Ah! Mierda... --El chico se retorcía en un leve espasmo de dolor por el celo ya que la píldora aún no hacía efecto en él.

--Jungkook, deberías darle un baño, está sudando mucho y... --el alfa levantaba su mano algo empapada en una sustancia viscosa y algo trasparente y luego se aclaraba la garganta.

--Lo siento, alfa. --se disculpaba el omeguita profundamente avergonzado.

--No te tienes que disculpar por esto, no es tu culpa, es lo más natural. Te llevaré al baño, mientras Jungkook te busca algo de ropa para que te cambies, ¿sí? Su esposo me prestará pantalones limpios para cambiarme también, no te preocupes. --aseguraba, dando a entender que el pelirrojo había mojado también sus pantalones.

Jeon asentía, algo extrañado por la actitud de esos dos.

Luego de un par de horas, en las cuales todos fueron interrogados por la policía y citados a declarar durante la semana y después de que una histérica señora Brown se quejara contra su hijo porque se habían llevado a su marido y que Jungkook la pusiera en su lugar por mala madre, avergonzándola frente a sus vecinos y las autoridades, por fin se sentía algo de paz en casa.

--Gracias por permitirme ducharme, Jungkook. Y gracias por la ropa este...

--Jin. Solo llámame Jin.

--Jin. --decía el alfa menor asintiendo. --¿Cómo sigue fresita?

--¿Fresita?

--Sí... Es que su cabello es rojo y tiene pequitas adorables que- --el alfa aclaraba su garganta y sus mejillas enrojecían.

--Es Jamie, se llama Jamie. Está bien, ahora duerme. No sé cómo pasa sus celos, así que lo iremos averiguando. Eché a lavar tus pantalones, pero Jamie no quiso entregarme tu sudadera, le gusta tu aroma al parecer.

El alfa se sonrojaba nuevamente y rascaba su cabeza. --Sí, bueno. Él también huele muy bien. Debo irme, ya es tarde. ¿No deberías irte tú también? --Preguntaba mirando a Seokjin, este negaba.

--No dejaré a Jungkookie solo.

--El celo de Jamie no le afecta, no te preocupes. Está imprimado de mí por ende a Jamie tampoco le afectará. Pero si te hace sentir mejor, puedes venir en la mañana y traer alguna de tus prendas para entregársela a Jamie, ya que tu aroma a canela lo calma. --explicaba Jeon y el alfa aludido se ruborizaba ligeramente. Asentía en despedida y salía por la puerta.

--Vaya. Esto va a ser algo engorroso. Pobre chico, ha pasado por mucho. --hablaba Seokjin cansado.

--Sí, bueno. Con él me dí cuenta de que aunque este lugar es más amigable con los omegas, seguimos estando en desventaja en un mundo de alfas. Afortunadamente, hay alfas que no son imbéciles. --respondía el omega, sentándose en el sofá con una taza de té.

--Espero que las próximas generaciones no sean tan estúpidas. Se supone que hemos evolucionado. Ya no somos cambiaformas, podemos elegir no ser tan animales. --Seokjin soltaba, sentándose a un lado de su esposo.

--¿Recuerdas cuando te dije que tenía motivos para quedarme aquí? --el alfa asentía. --Jamie Brown es el motivo. Lo conozco desde que llegué, apenas me vine a vivir aquí me recibió con una sonrisa cálida. Muchas veces durmió en mi casa, pero su madre venía por él para que atendiera a su esposo. Siempre le vi marcas y cuando debía irse a su casa se ponía a temblar.
«Un día decidí preguntarle qué era lo que pasaba en su apartamento y me contó que el tipo ese había abusado de él en muchas ocasiones. Que su madre no le creyó cuando se lo contó y que el bastardo lo amenazó con abandonar a su madre y marcar a otro omega para que ella muriera.
«Me dijo que no me preocupara, que desde que yo había llegado a vivir ahí, el malnacido no lo había vuelto a tocar, pues yo le daba refugio, pero aún así le decía cosas o lo espiaba mientras se bañaba.

--No me digas eso, debí patearlo en el suelo un poco más. Maldito, hijo de puta. --Seokjin acariciaba el muslo de su omega, recordando al alfa Yoon obsesionado con su omega, rememorando cuando lo vio encerrado en un armario con sangre en su ceja y su oreja mordida. --No lo entiendo... --susurraba. --Hay tantos omegas en el mundo, incluso betas. Ese tipo ya tiene una mujer, porque hacerle daño a un chico inocente.

--Porque pueden. Porque ellos pueden y lo saben.

A la mañana siguiente, Jungkook entraba a la pequeña habitación que usaba prácticamente como su estudio para averiguar como había amanecido el omega pelirrojo. Entró al lugar y pudo apreciar que estaba durmiendo sobre la pequeña cama, desnudo y algo sudoroso. Sí, los celos apestaban y Jungkook lo sabía perfectamente. Cerraba la puerta con cuidado y procedía a dirigirse a la cocina.

Preparaba unos panqueques con algo de miel de maple. Un jugo de naranja y huevos con tocino. Ese desayuno no era de sus favoritos, él extrañaba los desayunos coreanos que le preparaba su alfa, pero Jin no había podido pegar un ojo en toda la noche, ya que estaba pendiente de cuidar al omeguita, a su esposo y el pequeño apartamento, lo que lo hacía sentir algo extraño, pues su lobo se sentía alerta de proteger a su manada, o algo así.

Un golpeteo en la puerta lo sacaba de sus pensamientos. Aún algo adormilado, se acercaba a esta y verificaba por la mirilla y abría la puerta.

--¡Andy! Son las 7 de la mañana y es domingo. Pasa. --Saludaba el dueño de casa con un bostezo.

--Qué sexy te ves, bonito. --respondía el alfa. Y claro, Jungkook vestía una camiseta blanca de Seokjin que cubría sus muslos y su ropa interior.

--Tengo demasiado sueño como para avergonzarme. ¿Trajiste algunas de tus prendas?

--Sí, las tengo en mi mochila. --informaba para luego quitársela de su espalda.

--Bien. Jamie está en esa habitación, ve a entregárselas. --indicaba con otro bostezo.

El alfa, fresco como una lechuga, se acercaba a la puerta del estudio y hacía ingreso y Jungkook luego de unos minutos recordaba que el omega pelirrojo estaba completamente desnudo en la habitación. Se golpeaba mentalmente y casi corría al lugar y al abrir la puerta de manera sigilosa pudo apreciar como el alfa arrodillado cubría el cuerpo del chico con la sábana y acomodaba sus prendas alrededor del cuerpo de este.

El omega se removía parpadeando un par de veces y se acercaba al alfa, olisqueando su cuello, olvidando su desnudez.

--Quédate un momento conmigo. --pedía el pelirrojo.

--Es peligroso, fresita, no puedo corresponderte así. --contestaba el alfa, tragando saliva con dificultad.

--Alfa, no quiero sexo, solo quiero tus feromonas y tu aroma para calmar a mi lobo. --susurraba el omega con un puchero adorable.

El alfa dirigía una mirada a la puerta y notaba que Jungkook estaba ahí. Pedía ayuda con los ojos y el omega mayor asentía, dándole a entender que podía quedarse. Antes de volver a la cocina, dejaba la puerta completamente abierta para alivio del alfa veinteañero.

--¿Y ahora qué pasará? --preguntaba Seokjin aferrado a la cintura desnuda de su omega.

--Ahora que el maldito quedó encerrado mientras se sigue investigando por ser un peligro para la sociedad, creo que lo mejor será volver a Seúl. --decía Jungkook entre suspiros. Los dedos del alfa en su cintura le provocaban un leve cosquilleo que lo hacían ronronear a gusto.

--¿Estás seguro?

--Sí. Pero me llevaré a Jamie. En unos tres meses más cumplirá su mayoría de edad aquí y podrá salir del país sin la autorización de su madre, quien por supuesto no quiere soltarlo si no retiramos la denuncia. Lo que es bastante absurdo considerando que el hijo de puta tenía tres denuncias similares encima.

--Entonces, nos llevaremos a fresita.

--¿Tú también?

--Pero si parece una, es tierno. Siempre quise un hermanito pequeño omega, ya sabes, para molestarlo y espantarle a los novios... --el alfa suspiraba y dejaba un suave beso en el hombro de su esposo.

--Con todo esto no me había puesto a pensar en lo natural que se siente estar contigo así. --soltaba de repente el castaño.

--Tampoco hemos tenido mucho tiempo para discutir nuestra situación o siquiera conversarla. Y estaba pensando... --El alfa se sentaba en la cama y tomaba las manos del omega. --¿qué te parece si sencillamente nos quedamos así? A mi me gusta mucho ser tu esposo y quiero quedarme contigo y con fresita. Me refiero a que podríamos mudarnos a un apartamento más grande y cuidarlo hasta que sea mayor de edad y-

--y luego volver a Corea. Suena como un muy buen plan, ¿sabes? --El omega también tomaba asiento y suspiraba profundamente acariciando las manos de su alfa. --Creí que no iba a poder superar el hecho de que te hayas quedado con Taehyung en Seúl. Creí que nunca podría perdonarte, pero no entiendo porque simplemente no me afecta. Creo que necesitaba dedicarme a mi, darme el tiempo de aceptarme y también creo que besé demasiados alfas como para reclamarte algo... --Seokjin soltaba un gruñido, Jungkook soltaba una risita. --Oye, al menos yo estaba soltero... o algo así. --se rascaba la cabeza. --Eso me hizo darme cuenta que por más que busque y por más que nos alejemos el uno del otro, nos pertenecemos y ya. Además el sexo es increible, no lo voy a negar. Estoy seguro de que de todos los omegas que conozco más de la mitad está insatisfecho en la cama. De hecho, el único omega que alardea de lo bien que lo pasa en la intimidad es Jimin con el "pene gordo" de Min. --ambos ponían cara de asco.

--Aah, tal vez se deba a que amo verte satisfecho y hecho un desastre entre mis brazos. Me gustaría que te vieras un día, cuando te corres y me aprietas... Uff... Mira, ya me calenté otra vez...

--Acabo de cambiar las sábanas, alfa. --advertía el castaño.

--Prometo cambiarlas otra vez. --replicaba el alfa repartiendo besos en el cuello de Jungkook.

--Pero Jamie y Andy... --replicaba el castaño, casi rendido.

--No haremos mucho ruido.

--Sabes que eso no ocurrirá.

--Entonces, les tocará soportar...

Jungkook salía por fin de la habitación, dejando al alfa durmiendo en la cama con la ventana abierta para ventilar.

El apartamento estaba vacío y en completo silencio. El omega se acercó a la mesa y vio una nota escrita en inglés.

Llevé a fresita al centro comercial para que giman y cojan con confianza, par de cerdos. Lo traeré temprano a casa.

Andrew.

Jungkook sonreía, tomaba un poco de agua en y volvía a la habitación, cerrando la puerta tras él.

--¿No te duelen los labios? --preguntaba Jungkook con un puchero y los ojos cerrados, ya era de mañana. Se habían pasado toda la tarde anterior en la habitación, ni siquiera habían comido.

--Claro... que... me... duelen... --Respondía Seokjin entre beso y beso. --Pero más me duele un México corrupto. --Jungkook soltaba una risita. --En realidad miralos, están más gorditos de lo normal, pero amo tanto besarte.

Ambos suspiraban enamorados y gustosos. Últimamente todo se sentía en orden.

Jungkook se acurrucaba cerca del alfa y alzaba la vista para contemplarlo y es que si algo era cierto en la vida era que su esposo era guapo y sin esfuerzo. Ese hombre podría no peinarse, no bañarse, vestirse de manera ridícula y aún así seguía siendo muy guapo.

--¿Por qué me miras tanto? Se que soy muy-

--Guapo, sí, es cierto. Eres muy guapo, yeobo.

--Y tú eres hermoso, muy hermoso, el más hermoso de todos, según una encuesta que hice y que solo yo respondí. --añadía el alfa entre risas.

--Y la verdad es que tampoco quiero divorciarme. Es incluso más engorroso que casarse... --Ambos hacían una mueca de disgusto, maldita burocracia.

--En ese caso... --el alfa se ponía en pie y buscaba dentro de un bolso. --No lo había querido volver a usar hasta que los dos estuviéramos de acuerdo. --le presentaba la cajita con los anillos que había comprado en Busan.

--Nuestras argollas. --susurraba el castaño con nostalgia. Sus ojos se aguaban un poquito. Sacaba la más pequeña de dentro de la cajita y procedía a ponerla en su dedo anular.

--¡Espera! Nunca dijimos nuestros votos.

--¿Nuestros votos? Tienes razón. Nunca lo hicimos.

--Entonces, hagamos nuestros votos o promesas ahora. --el alfa se aclaraba la garganta y miraba a su omega sujetando entre sus dedos la argolla de su menor. --Mira yo... Prometo que no va a existir otro omega para mi. Prometo prepararte el desayuno todas las mañanas, a menos que me enferme o salga de viaje por negocios o haya pasado una muy mala noche. Prometo que viajaremos donde tu quieras y prometo follarte los siete días de la semana a la hora y momento que quieras estaré dispuesto. --Ambos reían ante lo último. --Pero por sobretodo, prometo amarte, voy a amarte, Jeon Jungkook, hasta que mi corazón deje de latir. --juraba el alfa, deslizando la argolla que los unía por el dedo de su esposo.

--En ese caso yo... Prometo cuidarte siempre, prometo que todas las noches cenar contigo. Prometo darte masajes en la espalda cuando lo necesites y prometo lavar tu cabello cuando tengas flojera de hacerlo.
«Prometo que serás mi único alfa y que no tendré ojos para otro. Prometo mantener este cuerpazo sensual para que solo tú lo disfrutes. Prometo darte las mejores mamadas de tu vida y que siempre estaré dispuesto para ti. --ambos sonreían. --Pero también prometo amarte todos los días que me queden por vivir y que siempre estaré a tu lado, en los días buenos o en los malos. Te amo. --y deslizaba el anillo en el dedo del alfa aún sonriente. --¿Y ahora qué?

--Ahora haremos el amor como animales.

--¿Otra vez?

--Las veces que sean necesarias.

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