Capítulo Treinta ~ Lo que nos queda
Él besó a otro
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!
Él irá con otro
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiera callar.)
¡Y él irá con otro
por la eternidad!
Balada - Gabriela Mistral (Adaptado)
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Jungkook ni siquiera recordaba como terminó su exposición, no recordaba como guardó cada cosa, tampoco recordaba como llegó a casa.
Nada tenía sentido para él, o por lo menos él se sentía perdido, como si estuviera dentro de un sueño o una terible pesadilla. Llevaba por lo menos dos horas debajo de la ducha, mientras el alfa se encontraba en el sofá de la sala aún más confundido que él.
El omega ni siquiera tenía la energía para llorar, se sentía aturdido y anestesiado.
Cuando notó que los dedos de sus manos estaban arrugados por la humedad decidió salir y secarse. No quiso mirar al espejo, simplemente se secó lo mejor que pudo y se puso una camiseta tamaño gigante y ropa interior cómoda. No quería ir a encontrarse con él alfa, no quería que le dijera lo que él ya sabía. Se negaba a aceptar que su historia con su esposo que recién estaba comenzando estaba a punto de terminar, romperse y derrumbarse como un castillo de naipes.
Seokjin por su lado llevaba horas peleando con su lobo que le exigía tomar al bonito omega de pelo azul y sonrisa cuadrada. Se estaba volviendo loco. ¿Cómo pudo pasarle algo así justo a él y precisamente cuando más feliz estaba con su esposo? Los casos de destinados eran tremendamente escasos en donde aproximadamente un 7% de la población mundial lo encontraba y justamente le estaba pasando a él, porque no lo iba a negar, ese chico, Kim Taehyung lo era.
Rara vez quedaba cautivado con la belleza de algún omega y esta vez fue instantáneo, lo vio y quiso hacer lo impensado. Solo se frenó porque sabía que su precioso Jungkook estaba a su lado, mirándolo con ojos llorosos.
Se fregaba la cara frustrado mientras sus manos temblaban, tratando de llegar a un acuerdo con su lobo alfa, pero sentía que perdía la batalla y sus pies picaban por correr y encontrar a su destinado.
Podía oler la tristeza en el ambiente, pues sabía que Jungkook estaba en la habitación matrimonial, sintiéndose miserable y rechazado aunque ni siquiera habían hablado todavía, ¿pero qué quedaba por decir? Todo el mundo sabía que una vez que encontrabas a tu destinado no querías nada más en el mundo. Claro está, Seokjin podía elegir, podía decidir romper el lazo con el peliazul, marcar a Jeon y listo, pero hacerlo era extremadamente difícil y doloroso, nadie lo hacía, o al menos los casos eran casi nulos y los resultados eran devastadores.
Seokjin no quería que su historia con su tierno esposo terminara así. Lo amaba, lo sabía, su lobo también. ¿Cómo podía elegir a un completo extraño por sobre su amado chico que abarcaba una galaxia entera solo en sus ojos negros? ¿Cómo podría abandonar al omega de cintura pequeña, piel suave y ese lunar bajo el labio por un desconocido omega de bonita sonrisa?
Pero no podía ocultarlo, el solo recordar a Kim Taehyung le daban escalofríos, su aroma y su sonrisa eran algo que no podía sacarse de la cabeza. Lágrimas involuntarias desbordaban sus ojos y se deslizaban con facilidad por sus mejillas.
Se suponía que cuando encontrabas a tu destinado era motivo de dicha y felicidad, ¿por qué él se sentía tan miserable, desdichado y vacío?, ¿porque sentía un hueco en su pecho?
Finalmente el omega decidía salir de la habitación. No había pegado un ojo en toda la noche y estaba muy seguro que el azabache tampoco lo había hecho.
El dolor que sentía dentro de él era asfixiante y no sabía qué hacer para remediarlo.
Caminaba tímidamente hasta llegar al sofá, en donde Seokjin yacía recostado, con sus ojos y nariz rojos e hinchados por el llanto. Sus labios resecos. Este notaba la presencia del omega y se incorporaba de manera torpe hasta sentarse.
Jungkook se sentaba a su lado y ponía sus manos en sus propias rodillas. Botaba el aire en sus pulmones antes de hablar.
--Así que... Taehyung... --soltaba apenas, su voz sonaba extraña, no la reconocía, parecía ser otra persona.
--Taehyung... --decía el alfa en respuesta.
--¿Nunca lo habías visto antes?
El alfa negaba con la cabeza. --Había oído hablar de él, pero jamás lo ví en persona hasta ayer.
--¿Puedo saber qué sientes ahora?. --pedía el omega mirando la pared blanca, no se atrevía a mirar los ojos almendrados de Seokjin, temía lo que pudiera ver en ellos al hablar de Kim Taehyung.
--Yo... te amo. Eso te lo aseguro. Pero... Mierda, esto es una jodida y retorcida mierda. Yo, mi lobo lo único que quiere es ver a ese chico que apenas conozco. --confesaba entre lágrimas.
--¿Y qué... harás ahora? --preguntaba Jungkook alzando la vista por primera vez para mirar al alfa.
--No lo sé, no sé, no sé nada. Yo quiero estar contigo, es lo único que sé. Al menos quiero intentarlo y olvidarme de ese chico.
--¿Y crees que sea posible? --preguntaba el omega con voz temblorosa.
--Lo intentaré con todas mis fuerzas. Jungkook, yo te amo, te amo como no tienes idea. --manifestaba, tomando al castaño de las manos.
--Claro que tengo idea, yo también te amo, Seokjin. Y esto duele tanto... --y por fin las lágrimas que tanto había retenido caían por sus mejillas. Su llanto era audible y luctuoso y Seokjin podía sentir su dolor pues era el suyo propio.
Acunaba el rostro de su esposo entre sus manos, acariciando sus pómulos antes de besarlo.
Hacerlo se sentía tan correcto, incluso su lobo lo recepcionaba bien, olvidándose de que ya tenía un destinado.
--Estamos salados... --soltaba el omega al romper el beso. Ambos sonreían ante el comentario. Y es que lágrimas y mocos bañaban sus rostros.
--Vamos a lavar ese bonito rostro tuyo, entonces --decía Seokjin con ternura.
--Tu rostro también es bonito. --comentaba el omega, tomando la mano del alfa para ponerse de pie.
--Eso ya lo sé. --decía en broma, no tan en broma.
Ambos reían, olvidando por un momento que todo pronto iba a romperse en pedazos.
Ellos no lo sabían, no sabían que pronto se acabaría todo o elegían ignorarlo y también decidían olvidar el pequeño detalle de que había un destinado rondando en sus vidas. Decidían que por ese momento, solo por ese par de horas lo iban a obviar, mientras el alfa devoraba nuevamente la piel desnuda de su esposo y el omega se deshacía en gemidos y jadeos.
Jungkook no quería, se negaba a asistir a la universidad esa mañana y enfrentar su realidad, quería quedarse ahí para siempre, acurrucado en los brazos de su esposo como cada mañana.
Seokjin había decido intentar quedarse con su esposo. Lo iba intentar con todo su ser, pero la Luna era caprichosa y celosa. Ella determinaba lo que ella quería para sus hijos y ella en su sabiduría ya había decidido que quería juntos a un alfa y omega de apellidos Kim.
Y esa mañana cuando dejó a su omega en las puertas de la facultad, despidiéndose de él con un beso como siempre había hecho, no esperaba que a la salida del lugar iba a toparse nuevamente con Kim Taehyung.
El chico lo miró sorprendido y sus ojos mostraban el dolor que él también sentía y es que claro, él sabía que durante las últimas horas su destinado había besado la piel de otro.
Por él, habría preferido no conocerlo nunca, jamás haberse topado con él. Jamás se imaginó romper una relación tan bonita. Pero ahora entendía muchas cosas, como por ejemplo su fascinación por el alfa. Siempre había creído que él había sido el hombre más hermoso que había visto en su vida. Cada vez que oía algo referente a él, su lobo se interesaba. Cada vez que lo veía en alguna red social, su corazón latía con fuerza. Y cuando lo vió aquel día, fue imposible no caer como un idiota por él.
Al alfa bajó el vidrio de su ventana, sabiendo que no debía hacerlo, pero quería explicarle, quería que el chico entendiera.
--¡Taehyung! --lo llamó y el chico automáticamente detuvo sus pasos y se giró a mirarlo. --P-por favor, hablemos.
El chico negaba con la cabeza, sabiendo que era un error, pero sus pies se movieron en dirección al auto del alfa, el cual se había estacionado a poca distancia del lugar.
Seokjin abría la puerta del copiloto y Taehyung entraba y se sentaba ahí. Ambos mantenían por unos minutos un incómodo silencio que finalmente era roto por el omega.
--¿Tú... estuviste con él? --cuestionaba, sabiendo que la pregunta en sí era estúpida y teniendo pleno conocimiento que el alfa era casado.
--Jungkook es mi esposo. Lo amo. --decía Seokjin entre dientes, con su lobo reclamándole por estar hiriendo al omega que añoraba para sí.
--Lo sé. Yo... entiendo. Lo entiendo muy bien. Jeon es tu esposo y lo amas. Kim Taehyung lo entiende, es... mi lobo quien sufre. --susurraba en respuesta. --Si hubiera sabido que esto iba a ocurrir me habría quedado en Daegu para siempre. Jamás habría querido estar en esta situación. --expresaba con la voz un poco más clara.
--Ni siquiera puedo mirarte a la cara. Tengo miedo. No quiero fallarle a Jungkookie. --escupía mirando por el retrovisor.
--Yo tampoco quiero que le falles, pero, ¿no sientes esta... necesidad de estar a mi lado tal como la siento yo?. Es desesperante y-
--La siento. Claro que la siento. Maldición, no puedo dejar de pensarte, es horrible. Siento que mi alma se retuerse. Es como si me faltara el aire cuando no estás cerca. Una jodida mierda es lo que es. --soltaba el alfa aferrado al manubrio de su vehículo.
Taehyung miraba el perfil del alfa y sus ojos se desviaban a los pomposos labios de este. ¡Qué afortunado era Jeon Jungkook, que podía besarlos cuando tuviera el placer de hacerlo! Y qué miserable era él por no poder probarlos. Sus feromonas se disparaban de solo pensarlo y se tapaba la boca al notarlo.
--No hagas eso-
--No fue a propósito, lo siento. No debí subirme a tu auto. --susurraba avergonzado. El omega quería gritar de la rabia e impotencia que sentía y por fin sentía la mirada del alfa sobre él, así que se giraba a enfrentarlo.
--Tan precioso... --Era lo único que decía el alfa antes de cerrar el espacio entre ellos para besarlo.
Era tan diferente. Besar a Taehyung se sentía perfecto. Sus labios rosados contra los suyos era lo correcto y probar su lengua lo hizo estremecer... Pero no era Jungkook, no era su esposo, su omega. Besarlo se sentía demasiado perfecto, tanto que sintió como si una espina molesta se clavara en su pecho.
Se despegaba del peliazul con la respiración agitada tras darse cuenta del lugar en donde estaba y miraba alrededor del edificio buscando algún testigo de su infidelidad y lo veía, un par de metros, el único que estaba mirando hacía él... Su esposo, con los ojos llorosos y la mirada triste.
Minutos antes...
--Jungkook, qué bueno verte. Necesito comunicarte algo. --Era lo primero que le decía su profesor al verlo.
--Dígame, señor Won.
--Esta mañana hemos recibido tres ofertas para ti. Dos becas aquí en Corea y una en Canadá, para que te especialices y te perfecciones. Estamos orgullosos. Eres el primer omega en esta facultad que lo logra. Felicidades, sin duda tu talento es sorprendente. Nada que envidiarle a ningún alfa o beta, jovencito. --le comunicaba con orgullo.
--Muchas gracias. --decía feliz el chico, su sonrisa podía iluminar perfectamente el pasillo. --Veré si mi esposo sigue cerca, la noticia lo pondrá feliz. --se despedía con una rápida inclinación y corría a la salida. Solo habían pasado 2 minutos y había algo de espera para salir del campus, tal vez lo encontraba y de hecho lo hacía. Justo cuando Kim Taehyung subía al asiento que le correspondía a él.
Su felicidad alcanzaba a durar dos minutos y su sonrisa se borraba. Caminaba a paso lento, rogándole a la Luna lo imposible, que no se besaran, que no se tocaran...
Pero a los pocos minutos descubría con horror y tristeza que la atracción entre ellos era innegable. Eran el uno para el otro. La Madre Luna lo había solucionado así y él jamás, ni con todas sus fuerzas podría separar esa unión. Y con el corazón hecho pedazos, corría de vuelta al campus para encerrarse a llorar en algún baño. Nunca podría borrar de su memoria la imagen de su amado alfa besando a otro.
--Jungkookie, por favor... escúchame, lo que pasó fue...
--Fue justamente lo que tenía que pasar. --interrumpía el omega mientras arreglaba calmadamente una maleta.
--No. No te vayas, por favor. No me dejes, amor... --rogaba el alfa de rodillas.
--Seokjin, no me pidas que me quede. Ya verte besando a ese chico fue lo suficientemente doloroso como para soportar que llegues con alguna marca de él en ti o con su aroma. No podría soportar algo así. --expresaba cerrando el equipaje y rebuscando entre sus documentos su identificación, sello y pasaporte para echarlos dentro de su bolso. Tomaba su argolla de matrimonio y la dejaba en la mesita de luz.
--Jungkookie, por favor... --pedía entre lágrimas el alfa. --Te amo, no me hagas esto, no te vayas.
--Seokjin-ah. --llamaba con cariño, girándose para acariciar el pelo azabache de su aún esposo. --Alguien debe hacerlo. Ese seré yo, ¿está bien?. Te amo. No te culpo, nunca será tu culpa y sé que me amas, pero no puedo compartirte. Los tres merecemos algo mejor. Tú estarás con el omega que la Luna destinó para ti y yo me iré del país para no volver a verte, es lo mejor, entiéndelo... --decía con calma el omega, aunque las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
--No me dejes... --suplicaba aferrándose a las ropas del omega.
--Escúchame. Nunca, jamás voy a dejar de amarte. --decía acariciando las mejillas del alfa con sus pulgares. --Me hiciste muy feliz, tremendamente feliz. Pero nuestra historia ya llegó a su fin, ¿entiendes?... Tal vez en otra vida...
--¡Yo no quiero otra vida! Quiero estar... contigo. ¡Quiero esta vida contigo...! --exclamaba el alfa aferrándose con fuerza a la cintura de Jungkook, pero este se liberaba de su agarre, rompiendo aún más su corazón ya roto.
--¿No estás contento? --Jungkook soltaba una risa cargada de tristeza --Taehyung podrá darte todos los cachorros que tanto querías y que yo no podré darte nunca. --Soltaba con dolor. --Es mejor así, Seokjin.
Caminaba con paso decidido hacia la puerta y sin decir adiós ni mirar atrás salía del lugar que por meses había llamado "hogar".
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