Capítulo Quince ~ El Registro
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--¡¿Cómo que no tiene habitaciones dobles?! Ni que fuera Chuseok, por favor, ya estamos a inicios de noviembre. --se quejaba el alfa.
--Sí, señor, lo sentimos mucho, pero la mayoría de los hoteles están copados porque el grupo K-pop más famoso de Corea del Sur y el mundo dará un concierto mañana. La mayoría en este hotel son clientes extranjeros. --explicaba la mujer y Jin comprendía, ese grupo era muy muy bueno. De hecho, él tenía pensado asistir con Yoongi, pero pasaron cosas... Además él ya había llamado a la cadena de hoteles de su familia y no habían habitaciones disponibles tampoco.
--Está bien, deme la mejor habitación que tenga disponible, por favor. --exigía Seokjin, mirando al omega, quien parecía divertido con la situación. Eso lo calmaba.
--Tome. Esta es la llave de la suite principal, desafortunadamente la suite presidencial no está disponible. --comentaba la beta, mientras tecleaba en su computadora, el alfa recibía la tarjeta para abrir la puerta de la habitación. Qué sistema tan antiguo, ahora se usan claves, en fin. --Todo listo señor. Décimo piso, habitación 1306, muchas gracias por su comprensión. --la mujer se inclinaba.
--Gracias. --decía Jungkook sonriente y Seokjin guardaba silencio, ambos tomaban sus maletas y caminaban hacia el ascensor. --Nunca he estado en una suite principal. --comentaba el omega emocionado, mientras veía como el alfa presionaba el botón 10.
--¿De verdad? --preguntaba el azabache intrigado.
--De verdad. De hecho, la primera vez que pisé una habitación de hotel, fue contigo, ¿recuerdas? --preguntaba el castaño.
Y sí, Seokjin recordaba claramente, a pesar del alcohol, la primera vez que había provocado los dulces labios del chico y cuando tuvo su último celo su lobo tampoco dejaba de recordárselo, por eso lo había llamado. --Sí, lo recuerdo. Me alivia saber que esa noche nos detuvimos porque yo era novio de Chan. --comentaba y el semblante de Jungkook cambiaba. --Me refiero a que sí no hubiera estado de novio, esa noche no sé como hubiera terminado.
--Habría terminado exactamente igual a como terminó, porque si tú no te detenías, lo hubiera hecho yo de todas formas. --decía, sin embargo, en realidad no estaba tan seguro, pero eso no tenía por qué saberlo el alfa.
Llegaban al décimo piso y ambos acarreaban sus maletas. Seokjin tomaba la tarjeta y abría la puerta de la habitación. La verdad es que había estado en suites principales mucho mejores que esa, pero no había otra cosa disponible.
--Vaya... Esta habitación es enorme y mira esa cama, parece como una nuble blanca, mejor que la del otro hotel. Esto está genial --decía asombrado el más joven. Dejaba su maleta tirada y corría a inspeccionar cada rincón, quedando maravillado por cualquier detalle que podía apreciar. --Mira esa vista, la ciudad se ve preciosa. --abría una puerta y el baño le robaba el aliento. --¿Un jacuzzi? ¡Hyung! Hay un jacuzzi, nunca he estado en uno, ¿puedo probarlo? Por favor... --rogaba con un puchero.
¿Cómo podría negarse a eso? --Claro, cachorro, puedes usarlo cuando quieras. --determinaba el alfa, sacando su cargador y su teléfono. --¿Qué te gustaría comer?
--¿Podemos comer pizza? Hace mucho no como una buena pizza. --respondía el omega, sacando algunas de sus cosas personales, como algunas cremas y mascarillas de skincare facial.
--Bien. Entonces comeremos pizza. Es temprano, podríamos ver alguna película.
--Sííí, una película suena muy bien.
Hace aproximadamente unos 40 minutos que la película había pasado a segundo plano. Habían compartido una rica pizza, un par se cervezas y ahora se encontraban de manera bastante cercana en la gran cama blanca, tipo nube, besándose.
Jungkook había aprendido rápido y ya podía perfectamente llevarle el ritmo al alfa, tanto así que era Seokjin quien estaba volviéndose loco. El omega estaba repartiendo besos en el cuello del alfa, solo para seguir deleitándose en su aroma a lavanda y limpio. El omega no sabía cómo explicar el olor, pero era algo así como jabón de manos. De hecho, el castaño solo llevaba media lata de cerveza y ya había comenzado a liberar feromonas y las frambuesas habían aromatizado toda la habitación.
--Jungkook... Si no te detienes, yo tampoco lo haré, ¿entiendes? --decía Seokjin, casi suplicando que se detuviera, después no habría marcha atrás.
--¿En serio quieres que me detenga, hyung? --preguntaba el travieso omega descarado, como si Seokjin no hubiera estado luchando con su autocontrol. --Yo solo quiero que nos besemos un poco más... --decía con falsa inocencia.
El alfa soltaba un gruñido y se ubicaba arriba del omega, entre sus firmes muslos y Seokjin feliz se habría dejado ahorcar por ellos.
«¿Qué?»
Negaba con la cabeza, necesitaba tomar aire fresco o terminaría haciendo mucho más que besar a ese chico. Sin embargo, los brazos del omega, que ahora se enredaban en su cuello, se lo impedían.
--No te vayas, hyung... --Pedía el omega con un puchero, como si hubiera leído los pensamientos del azabache. Seokjin suspiraba y lo miraba detenidamente. Aún tenía una pequeña costra en la ceja y ya no usaba el parche en la oreja, pero si tenía una pequeña marca ahí. A pesar de eso, el chico era hermoso. Sus ojos y el lunar justo debajo de sus labios, ahora brillosos de saliva, lo tentaban. --quédate conmigo. --insistía el omega.
Seokjin lamía el lunar de Jungkook, mordisqueaba su labio inferior y sorbía las salivas entremezcladas. No sabía explicarlo, este chico lo volvía loco. --Si continuamos, en serio no sé si me pueda detener, cachorro...
Jungkook meditaba esas palabras, porque sabía que el alfa no mentía al respecto. Podía sentir nuevamente, el bulto del mayor en su entrepierna y el calor que emanaba del cuerpo de este. --Tiene razón hyung, lo siento. Además mañana debemos levantarnos temprano. Es mejor que durmamos. Ya son casi las once de la noche. --Jeon se ponía de pie. Caminaba hasta el pequeño desorden que tenían frente al televisor y ordenaba las cajas de pizza, las latas que estaban regadas en el piso y la manta que habían usado antes para dejar todo ordenado y en su lugar. Miraba hacia la cama y Seokjin ya se había dormido, o eso parecía. El omega suspiraba. ¿Quería llegar tan lejos con el alfa o se estaba dejando llevar? Creyó que lo mejor era estar preparado y si se lo dijo a Jimin, tomaría ese mismo consejo para él, compraría preservativos apenas tuviera oportunidad.
Esa mañana, Jungkook había despertado envuelto en los brazos del alfa. Se sentía como en un sueño, estaba impregnado en el aroma del azabache y le encantaba eso, especialmente a su lobo, de hecho, hace mucho tiempo que su lobo no estaba tan presente en su vida. El problema fue cuando quiso levantarse a ir al baño y el alfa gruñó cuando hizo el intento. Jungkook al principio lo había mirado divertido, pero Seokjin lo miraba con las pupilas dilatadas, como si hubiera querido devorarlo.
Se quiso mover otra vez, pero el alfa lo retuvo y comenzo a besar su cuello, mientras las manos de este se colaban por la ropa del omega, mientras disparaba feromonas hacia él que lo hicieron arder y en ese momento Jungkook creyó que ese sería su último día de virginidad en la tierra. Las manos calientes del alfa repasaban por cada centímetro de la piel de su pecho y abdomen y eso lo había podido tolerar, pero no cuando pasó su lengua por este. Jungkook creyó que moriría, especialmente cuando el alfa comenzó a lamer sus sensibles pezones. Nunca se imaginó lo sensible que era esa zona, porque ni él conocía su propio cuerpo.
Por lo general los omegas usaban juguetes para pasar sus celos, Jimin lo hacía. Pero él no. Nunca había utilizado juguetes, porque sus celos eran escasos. En ese momento deseó ser normal.
--Oh, hyung. Mmm... Por favor, detente... --rogaba en un susurro tembloroso el omega, pero el alfa no tenía intenciones de hacerlo, al contrario, lamía un pezón y jugueteaba con el otro entre sus dedos. --Aaah... mierda. Jin, detente... --insistía no muy convencido.
Seokjin descendía en un camino de besos y lamidas hasta el ombligo del castaño. Jugueteaba un momento ahí, pero el olor a excitación del chico lo comenzaba a enloquecer. Siguió bajando, pero algo lo detuvo.
Jungkook le había dado un zape. --¡DIJE QUE TE DETUVIERAS! --exclamaba al borde de la histeria. Se levantaba con algo de torpeza y trataba de caminar hacia el baño, pero los brazos del alfa lo detenían, rodeándolo por la espalda.
--Jungkook, lo siento. Perdóname. --pedía el alfa a sus espaldas. Se había sobrepasado, pero no era muy consciente. Su lobo se había apoderado de él para probar la piel del chico.
--No estoy listo para esto, hyung. N-no estoy listo para tener sexo contigo aún. Quiero hacerlo, pero no todavía, ¿entiendes? --explicaba el omega, algo avergonzado.
--Claro que lo entiendo, bonito. Lo lamento mucho, todo es mi culpa. No culparé a tus feromonas o a tu bonito cuerpo, porque solo serían excusas mías. Tendré más cuidado, lo prometo, ¿sí? --rogaba el alfa, dandole besitos en la mejilla.
--Está bien, te creo, pero hyung... Aún estás... duro... --comentaba el omega, porque claramente sentía la erección de Jin clavándose en su trasero. El alfa lo soltaba inmediatamente.
--No fue intencional. --explicaba nervioso, rascándose la nuca.
--Lo sé. --respondía todavía sin girarse. --Iré al baño, ¿sí? --y sin esperar respuesta, arrancaba, porque el también estaba excitado y no quería que el alfa lo notara, aunque ya era demasiado tarde.
Se daba una ducha rápida y se lamentaba no haber podido usar el jacuzzi, mirándolo con un puchero. No se detendría a pensar mucho en lo que había pasado pues, sabía que ambos se atraían y ya. No era un niño, ya era un adulto, con hormonas algo adolescentes, pero adulto al fin y al cabo.
Un dolor extraño en su vientre lo descolocaba, pero sabía que podían ser los nervios o tal vez la pizza de la noche anterior, nada de qué preocuparse en realidad.
Luego de unos minutos salía envuelto en una bata y una toalla en el cuello. --Ya estoy listo, hyung. --anunciaba el omega, caminando hacia su maleta para hurguetearla. El alfa asentía y entraba al baño también.
Luego de unos minutos, los dos estaban vestidos y listos para comenzar el día. Se tomaban de la mano, porque ya se les hacía cotidiano y salían.
--¿Pudiste llenar el formulario, hyung? --preguntaba el omega curioso. Estaba nervioso, nunca se imaginó en esa situación. Sabía que el matrimonio era falso, pero estaba comenzando a sentir cosas serias por el alfa y sentía que era mutuo. Aún así, quería tomarse las cosas con calma.
--Sí, está casi completo. Solo faltan nuestros testigos. Deben estar por llegar. --y justamente el par de rubios entraban a la oficina.
El alfa parecía despreocupado, pero el omega estaba claramente molesto.
--Minnie, ¿cómo estás? --preguntaba Jungkook dándole una mirada de odio al alfa Min.
--Bien. ¿Dónde pongo mi sello? --decía para evitar más preguntas de parte de su amigo.
--Seokjin, hyung, ¿puedes indicarle a Jimin...?
--Sí, claro. --respondía el azabache.
--Y ahora, ¿qué debemos hacer? --preguntaba Jungkook a la beta que los miraba con curiosidad desde la ventanilla.
--Nada. Ya están casados. Felicidades. --decía con voz monótona, acostumbrada a hacer ese tipo de trámites a diario. La pareja de recién casados se miraba con incredulidad.
--Felicidades. --decía Min sin ganas. --¿Quién tiene hambre ahora? Muero por un café. --añadía el rubio. Tomaba su teléfono y salía de la oficina.
Si las miradas asesinaran, Min Yoongi ya estaría muerto, porque Jimin lo estaba fulminando en ese preciso momento. A esas alturas, Jungkook ya no se involucraba, sabía que Park era así hasta que solito se daba cuenta de sus errores y ya, solo que ese "error" estaba tomando demasiado tiempo y eso le preocupaba.
--Huele a omega barata... --le susurraba Jimin a su amigo. --Maldito...
Jeon negaba con la cabeza. --Ya sabes lo que pienso. --es lo único que le decía y de alguna manera los ojos de Jimin proyectaban su tristeza y decepción al mirarlo de vuelta. --Ven aquí. No pienses en eso, piensa en mí ahora. Soy papa casada. --le decía a su amigo, mostrándole sus dientes de conejo.
--¿Y qué harán ahora? --le preguntaba Jimin, tratando de no pensar en él mismo, si no enfocarse en su amigo.
--Nos vamos a Busan en unas horas. Pasaremos unos días por allá. --informaba el castaño.
--¿En serio te irás de Luna de Miel? --preguntaba el rubio sorprendido.
--No, no. Jimin. --decía ruborizándose. --Es solo para aparentar-
--No importa. Usa protección de todas formas. Tienes que usar condones para nudos, eso a mi nadie me lo dijo y... --Park se detenía y aclaraba su garganta. --Hazlo de todas formas. Hoy hueles como nunca a frambuesas, Kookie. --insistía y su amigo, aún rojo hasta las orejas, asentía mirando el suelo.
--Jungkook, ahora puedes encender tu teléfono. Ya estamos casados, tu padre no puede retenerte. --le avisaba el alfa azabache, enseñándole el certificado que indicaba que el trámite se había completado. Ahora debían esperar un par de días hasta que el matrimonio Kim-Jeon figurara en el sistema. Lo bueno es que según las leyes coreanas, los omegas no perdían su apellido, ya habría sido el colmo del alfismo.
--Entonces, hay que... celebrar, vamos, yo invito --sugería Yoongi, con un bostezo. Tenía algunas ojeras y se notaba que poco había dormido.
--¿Otra vez trasnochaste? --lo regañaba Seokjin, palmeando su espalda.
--Tuve una grabación ayer, se prolongó hasta casi las 5 de la madrugada. Apenas dormí una hora, me duché, pasé a buscar a Minnie y vine... Y debo volver a trabajar después de esto. --confesaba el alfa exhausto. El rostro de Jimin se relajaba. --¿Recuerdas a Kim Minha?
--¿La chica pegote? Claro que la recuerdo. Me bañó en sus feromonas hace tres semanas cuando la ví. --decía el azabache, tomando casualmente la mano de Jungkook.
--Sí. Odio sus feronomas, huelen como a...
--Leche mal procesada...
--Agría... --agregaba Jimin entre dientes.
--Rancia. Sí. Y bueno, tuve que soportarla porque su padre pagó por adelantado y trabajo es trabajo, pero me siento acosado... --decía Min, dándole una sonrisa a Jimin y Jungkook veía que era sincera. Eso lo dejaba mucho más tranquilo. Encendía su teléfono y unas cincuenta llamadas perdidas de su padre y otro número figuraban en la pantalla de su teléfono y una veintena de mensajes que no abriría, no todavía.
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