Capítulo Final ~ Cerezos
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Siete años habían pasado desde que Seokjin y Jungkook habían decidido continuar con su matrimonio. Siete años y el cuello del omega continuaba intacto, mas ni al alfa ni a su esposo les importaba mucho, pues sabían que el momento llegaría y ellos sabrían que algo, tal vez una chispa o un destello (¿quizás una señal?) les indicaría cuando sería el tiempo oportuno para la famosa y esperada marca.
Las cosas iban excelentes para ellos, cada uno era exitoso en su propia área de dominio. Y mientras Jungkook trabajaba como profesor de artes en la universidad de Konkuk, el primer omega en serlo, por supuesto, Seokjin se había convertido en el CEO en la cadena hotelera de su familia ya que el alfa Kim Seokjun, padre de Seokjin, finalmente había decidido jubilar bastante pronto y volver a casarse con un tierno omega quince años más joven que él, pero con una discapacidad en su vista, pues era parcialmente ciego producto de un accidente con ácido.
Al señor Kim le tomó dos años conquistar al tímido omega que nunca antes había tenido pareja ni había recibido un cortejo en su vida, ya que era marginado por ser diferente, sin embargo, desde que el alfa lo vio trabajando como mesero en un pequeño local de ttaekbokki y fue recibido por su sutil aroma a moras, se había flechado con él tanto, que lo cortejó durante meses como un adolescente quinceañero, hasta que finalmente el omega lo aceptó. Se casaron tres meses después de eso y ahora tenían un cachorrito juntos y estaban esperando otro, porque a pesar de que el alfa tenía cincuenta y dos años, aún se mantenía joven y vigoroso y se le inflaba el pecho al ver que aún podía procrear. Se pavoneaba cuando salía a eventos sociales de la mano de su tímido esposo, redondito por el embarazo.
Seokjin era el más feliz por eso, su padre había enviudado joven, cuando Jin tenía 7 años, ya llevaba muchos años solo y verlo ahora feliz con la pequeña manada que había formado llenaba su corazón de calidez por su padre.
Por otra parte, aunque con Jungkook habían recorrido el mundo entero y habían hecho el amor en cada rincón del planeta que pudieron, ni él ni su omega pudieron llenar el vacío de tener su propia familia, el instinto de lobo les rogaba expandirse y era ese mismo motivo el cual los tenía en ese lugar. Estaban en un buffet de abogados que se dedicaba a todo lo relacionado a temas familiares, incluso la adopción de cachorros.
--... Entonces, solo deben llenar estos formularios y comenzaremos con el proceso de adopción. ¿Tienen alguna duda? --informaba la abogada con una sonrisa ya ensayada.
--Mmm... Sí. ¿Qué posibilidades tenemos de elegir al cachorro? Ya sabe, ¿tener alguna conexión con él? --preguntaba Seokjin tomando la mano de su omega.
--No muchas si se trata de uno menor de dos años. La mayoría de las parejas busca un bebé, de preferencia recién nacido, para comenzar con el apego y el vínculo, por ende en esos casos es difícil que puedan elegir. Pero si encuentran vínculo con alguno que sea mayor de dos años, no habrá problemas con la adopción. --La beta sacaba desde uno de los cajones de su escritorio un folleto. --Miren. --indicaba, mostrando con su dedo índice que llevaba una perfecta manicura francesa, el primer nombre en la lista. --Esta es una pequeña lista de los orfanatos y casas de acogidas de niños. Personalmente recomiendo las primeras dos ya que mediante un examen se determina su casta y son todos alfa, ya en el último hogar de esta lista solo hay omegas y muy pocos bebés. --explicaba y Jungkook fruncía el ceño. ¿Qué mierda tenía de malo adoptar un omega? Esa mujer era una alfista.
--Bien. Muchas gracias, señorita Woo. Ha sido de mucha ayuda. --decía el alfa con una sonrisa y la beta se sonrojaba un poco. Ya el omega estaba acostumbrado a esas reacciones de parte de las betas u omegas y por su parte, Seokjin también estaba acostumbrado cuando los alfas o algunos betas le coqueteaban a su omega y es que ambos se mantenían muy bien.
--Sí, no se preocupen. Son una pareja joven y con estabilidad económica. No va a haber ningún problema en que logren la adopción de algún cachorrito. --aseguraba la beta con una sonrisa.
Salían del lugar tomados de la mano. En una sociedad en donde los omegas eran tratados como fábricas de bebés, la adopción era casi un taboo. Aún así, cientos de cachorros eran abandonados al año, algunos no alcanzaban a vivir lo suficiente por la ausencia de sus padres y los que lo lograban crecían profundamente dañados por el primer lazo roto. La pareja Kim-Jeon lo sabía y aún así habían tomado la decisión de adoptar un niño. Un viento primaveral les golpeaba el rostro de manera cálida mientras cientos de pétalos de cerezo reboloteaban por el aire, lo que hacía suspirar al omega ante la imagen.
--¿Qué opinas? Aún tenemos todo el resto del día, ¿te parece si visitamos el primer hogar de la lista? --preguntaba Seokjin acariciando la mejilla de su esposo, quien seguía admirando el paisaje con ganas de ponerse a retratarlo.
--No. --negaba con la cabeza finalmente, no queriendo desviar la mirada de los cerezos al viento. --Iremos a la última de la lista. --Miraba al alfa y le sonreía. --Además queda a dos cuadras de aquí.
El alfa le devolvía la sonrisa a su esposo, tomaba de su mano y besaba su frente enamorado. Caminaban ese par de cuadras y llegaban al edificio que parecía estar en ruinas. Tocaban el timbre y un omega rubio los recibía borrando su sonrisa.
--¿T-Taehyung? --susurraba la voz de Jungkook.
El omega rubio miraba a la pareja frente a él tan sorprendido como ellos. Parpadeaba un par de veces dirigiendo su mirada hacia Seokjin para luego negar con la cabeza y volver a sonreír.
--Hola, ¿Cómo han estado? --decidía decir antes que cualquier otra cosa.
--Hola, Taehyung. --saludaba el alfa con calma, apretando levemente la mano de su esposo.
--Hola, Taehyung. Hemos estado bien. ¿Cómo has estado tú? --decía Jungkook con el rostro neutro.
--Muy bien, gracias.
--Es un poco... sorpresivo verte aquí, creí que estabas en el extranjero.
--La verdad es que solo viví seis meses allá. Conocí a mi esposo y a los pocos meses quedé encinta. Mi cachorro nació con una condición genética especial. Decidí ser profesor de primaria finalmente y ahora hago voluntariados aquí, eso... en resumidas cuentas. --El rubio de repente reaccionaba que estaban hablando en la puerta. --Pero, pasen, pasen. ¿Qué ha sido de ustedes? Me alegra mucho verlos juntos. No estuve a punto de morir en vano, por lo que veo.
--En realidad, no. Yo soy profesor de artes en la universidad de Konkuk y Seokjin es el CEO de la cadena hotelera de su familia. --decía Jungkook entrando al lugar. El aroma a leche dulce proveniente de los cachorros, lo hizo sentir cálido.
--Entonces, les ha ido muy bien. ¿Agua? ¿Té? ¿Café? --ofrecía, la pareja negaba.
--Lo cierto es sí , por eso estamos aquí porque queremos adoptar un cachorrito... un humano... Un cachorrito humano. Un niño, pues. O niña o bebé, no un lobo real... o un perrito... --divagaba el alfa.
--Entiendo, entiendo...
--No podemos tener niños por nuestra cuenta, es por eso que luego de mucho analizarlo, hemos decidido adoptar, de preferencia un bebé. --Jungkook decía mirando a su esposo, buscando apoyo.
--Ya veo. Actualmente tenemos tres lactantes. Si gustan los hago pasar con la directora de la casa para que los conozcan.
--Sería una excelente idea.
Los tres sonreían.
--En serio me alegra mucho verlos juntos. --el omega rubio aclaraba su garganta y estiraba un poco su delantal algo sucio con lo que parecía ser pintura. --Vuelvo en un momento, esperen aquí, por favor.
La pareja tomaba asiento en un sofá de cuero algo desgastado. Jungkook miraba a su alfa esperando alguna reacción.
--¿Y? --Jungkook miraba a su esposo de soslayo.
--¿Y qué? --preguntó divertido el alfa.
--¿Sentiste... algo? --Jungkook jugaba con sus pulgares algo ansioso. Seokjin pensó por un momento jugarle alguna broma, menos mal logró notar una pizca de temor en su esposo y decidió que no era el momento ni de cerca para bromear con algo así. Así que negó con la cabeza.
--¿Nostalgia? No sé, me alegra saber que tiene una familia. --aseguraba en cambio y le dejaba un beso a su esposo en la mejilla.
El tiempo pasaba volando y Taehyung, junto a la directora del hogar de niños les dio un recorrido a la pareja por el reciento. Conocieron a los tres bebés y los cargaron, pero con ninguno sintieron aquella conexión que esperaban. Había tiempo, tal vez visitarían otro hogar.
--Dame un momento, necesito usar el baño antes de irnos. --pedía el alfa y Jungkook asentía.
--Estaré en el jardín. --avisaba el omega y Seokjin antes de perderse por un pasillo le lanzaba un beso volador.
Jungkook caminó hasta un banquito en el cual un niño estaba sentado. Su espalda estaba recta y en sus manos tenía un pequeño maletín. De repente el pequeño le recordó a Seokjin.
--Hola, pequeño. --saludaba el omega, tomando asiento a su lado.
--Hola, señor. --saludaba el niño inclinando su cabeza. Jungkook sonreía embobado por la respuesta del niño.
--¿Y qué haces aquí sentado y tan bien vestido? --le preguntó el mayor con dulzura en la voz.
--Es miércoles. Mami prometió que vendría por mi el miércoles, pero nunca dijo de que mes, así que todos los miércoles yo la espero...
--¿Cuánto tiempo llevas esperándola? --consultó temiendo la respuesta.
--Desde que llegué aquí. Unos... --el pequeño contaba con sus pequeños deditos el tiempo que llevaba esperando. --dieciséis meses. --decía finalmente.
A Jungkook se le apretó el pecho al saber esto y sintió una angustia y desolación terribles.
--Los niños de aquí se burlan de mi, dicen que ella no va a regresar y puede que tengan razón --el pequeño apretaba entre sus brazos su maltratado maletín, mientras miraba con anhelo la puerta de entrada --Pero mi lobito está triste y no acepta que ella me haya abandonado aquí.
Jungkook trató de aguantar las lágrimas. Además estaba muy impresionado por el menor que hablaba con elocuencia y desplante, como un adulto en el cuerpo de un niño. Por eso mismo se le rompió el corazón al escucharlo hablar asi.
--¿Cuántos años tienes, cariño? --decidía preguntar con la voz algo quebrada.
--Cinco y medio, señor. --respondía el niño con una sonrisa dulce que embobó aún más a Jungkook.
--Yeobo. Estoy listo. --la voz de Seokjin interrumpió sus pensamientos.
--Bien. Ha sido un gusto conocerte, pequeño. ¿Cuál es tu nombre?
--Joowon, señor. --Respondía el pequeño con una inclinación de respeto.
--Eres un excelente niño, Joowon.
--Gracias, señor. Tenga buen día.
Jungkook tomaba la mano del alfa con el corazón latiendo con fuerza. Y rápidamente lo sacaba de ahí para hablarle a su esposo. --Es él, yeobo. Ese es mi cachorro.
--Llamó la abogada. Dijo que el preceso de adopción estaba en trámite, por lo general toma meses, pero como este es un niño más grande y es omega, será máximo en un mes. Mientras tanto podemos visitarlo y llevarles regalos a los niños. --Informaba Seokjin secándose el pelo con una toalla.
--Quiero hacer una donación y participar activamente en ese lugar. --Jungkook ya lo había decidido. Era impresionante la cantidad de cachorros en abandono. Hasta él mismo se sintió abandonado en su momento, pero no podía comparar su dolor con el de esos niños. No había punto de comparación.
--Está bien. --resolvía el alfa mirando a su esposo con amor.
--Y quiero una marca. --determinaba el omega.
--Está bie- ¿Qué?
--Esta es la señal, Seokjinnie. Vamos a ser padres de un cachorro. --decía mientras sus ojos se llenaban de lágrimas hasta desbordarse.
--¿Estás seguro, bonito? --preguntaba el alfa, acercándose a su esposo hasta atrapar sus mejillas, el omega asentía y Seokjin sonreía. --Vamos a ser una familia.
--Tal vez quiera adoptar otro más adelante.
--Entonces, lo haremos, precioso. Ya sabes que soy feliz mientras tú lo seas, me hace feliz hacerte feliz, es como mi más grande misión en la vida. --soltaba con dulzura mientras se acercaba a besarlo.
Y ese mismo día de primavera, entre suspiros y caricias de amor, Jungkook y Seokjin finalmente se convirtieron en uno, mirándose a los ojos, juramentando sin palabras lo que sentían por el otro. Sus mundos fueron combinados, sus pensamientos se entremezclaron y descubrieron sin asombro algunos cuán enamorados estaban el uno del otro.
--Por aquí, pequeño Joowon, esta será tu habitación de ahora en adelante. Mira...
El niño miraba a su alrededor con curiosidad y temor. Ya había estado en una familia antes, pero había vuelto poco después con un ojo morado y el labio roto.
--¿Por qué quisieron adoptarme? --preguntaba temeroso.
Jungkook sintió que el niño solo quería protegerse, era inteligente.
--¿Por qué no lo haríamos? Eres un buen niño, eres inteligente y educado y porque sentí algo en mi corazón cuando te conocí. --respondía el castaño con ternura.
--Pero... Soy un omega. Solo un omega...
--Y yo también lo soy. --contestaba Jungkook con simpleza.
--Él también lo es y es increíble, ¿sabes? Es profesor en una universidad. Dibuja increíble y no lo has oído cantar todavía. --agregaba el alfa.
--¿Creen que yo logre ser así de asombroso y mami venga a buscarme otra vez? --decía esperanzado el niño.
Jungkook suspiraba. --No lo sé, pequeño. No sé si ella regrese, pero te garantizo que mientras vivas bajo nuestro cuidado, serás como nuestro cachorro, solo si tú así lo quieres.
--¿De verdad me quieren a mí?
--Sí. --respondían al unísono.
--Está bien, pero no me presionen. --decía algo más relajado. El matrimonio sonreía.
La madre del pequeño nunca apareció y él pequeño con el tiempo la fue olvidando. No fue tan difícil, después de todo, ya tenía unos padres que lo cuidaban y se preocupaban de él.
La vida era mucho más bonita ahora.
Unos años más tarde...
--Yeobo, dile a los gemelos y a Joowon-ah que el almuerzo está listo, por favor.
--¿Joowon está solo con dos alfas? --cuestionaba el alfa extrañado.
--Son amiguitos, SeokJin, no mal pienses. --contestaba Jungkook salteando unas últimas verduras.
--¿Amiguitos? Joowon ya tiene 20 años...
--Siempre será un bebé para mí, yeobo --Jungkook respondía y continuaba cocinando. En esa casa siempre se comía bien.
Seokjin negaba con la cabeza, pero se acercó a la habitación de su hijo sigiloso, abrió la puerta sin preguntar, porque si su esposo le decía que no debía mal pensar, no lo haría y bueno, se arrepintió de haberle hecho caso apenas la abrió.
Cerró con cuidado y volvió a la cocina.
--¿Ya les avisaste? --preguntaba distraído el omega.
--No.
--¿Y por qué? --se giraba a mirar a su esposo.
--Estaban teniendo una profunda conversación.
--¿Y eso qué?
--... Estaban hablando de cómo volver a pasar su celo juntos... los tres.
Jungkook dejó caer un plato al suelo en completo shock. Negaba con la cabeza y partía rumbo al dormitorio de su hijo.
Y para su desgracia, justo abría la puerta cuando los tres estaban dándose un abrazo demasiado apretado.
--¡Joowon! Me vas explicar ahora mismo qué ocurre aquí. --exigía el omega.
--P-papá, por favor. No es lo que parece.
--¿Qué no es lo que parece? ¿No estabas planificando como pasar tu celo con los gemelos Min? --acusaba el omega molesto.
--Ah, pues, eso sí es cierto. P-pero ellos no son cualquier alfa.
--Claro que no.
--Son mis novios.
--Creo que lo mejor es que Minjae y Minjun se despidan por ahora. --Seokjin temió por los gemelos.
Los Min asentían con tristeza y miraban con anhelo y desesperación a Joowon antes de salir de la habitación y de la casa.
--Estoy decepcionado, hijo. --fue lo primero que Jungkook dijo, apenas los gemelos se fueron.
--Lo siento mucho, papi. Yo sé que querías a Adam Gauthier para mí, porque hemos sido cercanos de toda la vida, pero desde que me presenté como omega yo me enamoré de ellos --decía refiriéndose a los gemelos Min. --Y ellos me han esperado desde que se presentaron como alfas.
--Pero, ¿los dos? --cuestionaba el alfa.
--S-sí. Fue inevitable.
--Pero... son dos. --insistía Jungkook.
--Lo sé.
--¿Y acaso no son ellos muy mayores? --preguntaba Seokjin cruzándose de brazos en el umbral de la puerta.
--Solo nos llevamos por cuatro años, papá. Y ellos han sido muy respetuosos y dulces conmigo. --decía Joowon mirando el suelo decaído.
--Sigo creyendo que Adam es mejor alfa para ti. Debiste decírmelo, fuiste a dos citas con él. Tú le gustas. --se quejaba el omega castaño.
--Fui porque tú insististe, tú armaste todo, papá. Yo amo a los Min casi desde siempre. Además Adam nunca me ha gustado y él lo sabe.
--¿Cómo empezó todo? --el alfa preguntaba.
--Como un juego. Fue... Tan solo un juego, el juego de las confesiones. De repente me vi confesando mis sentimientos por ellos y ellos por mi y terminamos besándonos hasta la madrugada. --contaba la historia ruborizándose. --Entiendo que estén decepcionados, se lo iba a contar, pero comenzaron a meterme entre ceja y ceja a Adam. Y cada vez fue más difícil hacerlo.
--Aún así, no me gustan ellos para ti, es mucho mejor Adam...
--¿Te estás escuchando? Te acabo de confesar que estoy enamorado de Minjae y Minjun. Suenas exactamente como el abuelo. Tú mismo me contaste como quiso casarte con ese anciano Yoon a pesar de tus reclamos. ¿Me harás pasar por lo mismo? --expresaba con dolor el omega menor entre lágrimas.
--Yeobo... Creo que Joowon-ah tiene razón. Ya es mayor de edad y estoy seguro que los Min lo aman. Jamás los he visto con otro omega, no así a Adam que ha tenido un montón de novios. --Seokjin acarició con suavidad la mejilla de su esposo.
Jungkook analizó la situación. Le había dolido la comparación que hizo su hijo con su padre y sí, sabía que el mayor de los Gauthier-Brown era bastante casanova, incluso lo había visto coqueteándole a Jimin quien terminó dándole un zape al mocoso por irrespetuoso.
--Yo... entiendo, es solo que no creí que este día llegaría tan pronto. --suspiraba mirando a su hijo. Estaba tan bonito. Su tez blanquecina, sus ojos grandes y expresivos a través de sus largas y espesas pestañas, su perfecta postura, sus labios gruesos y rosados y por sobre todo su inteligencia, destreza, elegancia y dulzura. Su hijo era precioso. Entendía por qué los Min habían caído rendidos ante él.
--¿Cuál día? --preguntaba el menor mirando a su padre.
--El día en que ya tuvieras un alfa... bueno en este caso dos. ¿Son buenos contigo?
--Sí, los mejores.
--¿Se cuidaron?
--Sí, pero de todas maneras me gustaría que me acompañaras al doctor para un metodo más seguro. Estoy recién comenzando la universidad, no quiero cachorros, aún.
--Ay, no. Ya está hablando de cachorros, Seokjin, dile algo.
--Gracias por confiarnos esto, bebé. Sabes que te amamos, siempre querremos lo mejor para ti, pero si esos gemelos te hacen sufrir, te juro que Kookie les va a rebanar el pene y se los pondrá como un collar a cada uno.
--No será necesario, eso no ocurrirá. Ellos me aman, lo sé. Gracias. Agradezco a la Luna el que me hayan adoptado, soy inmensamente feliz. --suspiraba aliviado. --Y odié cada momento que les tuve que ocultar lo que ocurría y es que tenía miedo de que no entendieran.
--Te amo tanto, mi bebé. Siempre, siempre serás mi bebé, Joowon. --aseguraba Jungkook con lágrimas derramándose por sus mejillas. --Y les vas a decir a esos mocosos que tenemos una conversación pendiente.
--Está bien. Papi. Ahora abrázame. --ambos se abrazaban y poco después se les unía el alfa.
Jungkook siendo un destacado profesor de una importante universidad, tal cuál un alumno ignorante, aprendió muchas cosas esa tarde, por ejemplo, que nunca más iba a preparar berenjenas, porque eran muy amargas. Que a veces uno cree tener el control de las cosas y está muy lejos de ser real. Que Seokjin cada día estaba más guapo y joven (¿cómo era eso posible?). Que nunca más volvería a permitir que su hijo guardara secretos tan importantes y que, por lo mismo, era él mismo quien debía cambiar su actitud y que amaba a su familia con todo su corazón.
Fin
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Ni siquiera puedo describir lo genial que fue meterme en esta historia y escribirla.
Me divertí mucho escribiéndola y editándola y claro, también lloré, muchas veces.
Les agradezco profundamente el cariño que le entregaron, los comentarios y los votos, porque son cosas que me incentivan y me hacen crecer.
Muchas gracias.
En especial a Seokjin por existir y porque tuve la fortuna de vivir en la misma época que él.
Hoy, 18 de noviembre de 2024, finaliza "Tan solo un juego".
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