Capítulo Dieciocho ~ El grabado.
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El gorjeo de los pajaritos lo despertaba, eso y el maldito teléfono de Jungkook que llevaba 20 minutos sonando. Seokjin de mal humor se ponía de pie y lo tomaba.
--¿Hola? --contestaba a la llamada con la voz ronca. No sabía qué horas eran, pero por el frío que hacía y el trinar de las aves, supuso que estaba amaneciendo.
--¿Jungkook? --decía la voz del otro lado.
--¿Señor Jeon? --preguntaba Jin, mirando con un ojo abierto y el otro cerrado la pantalla. Sí, era el padre de Jungkook. --Señor Jeon, soy Seokjin. Jungkook está durmiendo ahora.
--Pues despiértalo. Llevo días intentando contactarlo y se niega a contestar. --se quejaba el mayor.
--No puedo hacer eso. Está muy cansado, ni siquiera despertó con el sonido de la llamada.
--Necesito hablar con él. --insistía el señor Jeon.
--Y lo hará, no se lo estoy escondiendo o negando. Pero ahora está descansando.
--Bueno, de todas maneras volverá y ya me va a oír. No puede desaparecer así como así. Sungyeol está muy molesto con esta situación y-
--Dígale al señor Yoon que ya no tiene que preocuparse por eso. Jungkook y yo ya estamos oficialmente casados y de hecho, acaba de pasar su celo conmigo.
--!¿Qué dijis-
--Por lo demás, --le interrumpía --Jungkook volverá a su casa solo de visita, en cuanto lleguemos a Seúl él vivirá conmigo, después de todo eso es lo que los esposos deben hacer, ¿no?
--Así que se casaron, sin siquiera consultarme...
--Usted rompió el trato, señor Jeon. Además debo asegurarle que Jungkook jamás fue obligado a firmar el registro, él me eligió y me siento privilegiado.
--Aún así pasaste su celo con él sin su-
--No, no se equivoque, no soy como su amigo, el "señor" Yoon. Todo lo que hicimos estos últimos días fue consensuado. --se frotaba los ojos de cansancio y luego se rascaba la nuca, tratando de no sonar molesto con su ahora suegro. --Debo cortar, señor Jeon, debo preparar el desayuno para mi esposo. Pronto nos veremos y podremos conversar con más calma, le diré a Jungkookie que lo llame apenas despierte, ¿está bien?
Un silencio se establecía antes de que el alfa respondiera.
--Está bien. Cuídalo, Kim. Con tu vida. Kookie es mi único hijo y lo más importante en mi vida. --aseguraba el mayor.
Seokjin se mordía la lengua por responder "parece que no valora tanto lo que tiene, entonces" pero no lo hizo, no quería comenzar con el pie izquierdo su relación con el mayor de los Jeon.
--Lo haré, no se preocupe. Adiós.
--Adiós.
El alfa volvía a la cama y veía al omega hecho una bolita envuelto entre las sábanas, oliendo a frambuesas y haciendo un puchero adorable totalmente ido en sus sueños.
«Bonito»
Suspiraba y se desperezaba, recordando que no sabía la hora. Tomaba su teléfono, las 06:48. Volvía a levantarse, esta vez con la intención de quedarse en pie. Su omega despertaría en cualquier momento y quería atenderlo bien.
--Aaah, hyung. Efto... aaah... efto eftá mu fueno. --decía Jungkook con la boca llena de fideos.
--Te dije que iba a prepararte un mejor guksu que el mío. --decía sonriente.
Seokjin había preparado guksu para él cuando Jungkook había despertado y antes de que se hubiera dado cuenta, el omega ya estaba metiendo sus palillos en el cuenco del alfa.
--Quiero más, hyung.
El omega se sobaba la panza y sonreía y Seokjin no sabía si era cosa de él o efectivamente el omega ese día lucía más hermoso que nunca. Tal vez era su pelo alborotado, sus mejillas rosadas, sus grandes y expresivos ojos o sus labios hinchados, pero esa mañana para el alfa no había cosa más bonita que ese omega que tenía enfrente.
--Te serviré un poco más, pero no comas muchos carbohidratos, te hará daño. --comentaba, poniéndose de pie y tomando el plato del menor.
--Está bien, hyung. --respondía, meciendo sus pies en la silla. --¿hyung?
--¿Sí? --contestaba terminando de echarle más guksu al cuenco.
--Yo... ¿es necesario que volvamos mañana a Seúl? --preguntaba el omega mirando el cuenco que Seokjin depositaba frente a él en la mesa.
--¿Quieres quedarte un poco más? --preguntaba curioso.
Ambos tenían una tonelada de trabajos que entregar y exámenes que rendir, pero el celo del omega había alterado un poco los planes que ambos tenían en sus cabezas. Ni siquiera habían visto el mar aún.
--Sí. No quiero volver a la realidad aún. ¿Podríamos...?
--Podemos. --lo interrumpía el alfa. --Si quieres quedarte un mes aquí en Busan, entonces eso haremos. --respondía, sin poder evitar querer complacerlo.
Se sentía extraño. Siempre odió consentir a omegas caprichosos, Jungkook no lo era, sin embargo, si el castaño le pedía llevar una antorcha olímpica en algún país europeo, él era capaz de hacerlo, aunque obviamente eso nunca ocurriría...
--¿De verdad? Solo hasta la próxima semana, lo prometo. Solo quiero visitar algunos lugares y ver el mar más de cerca antes de volver. --confesaba el omega agrandando aún más sus bonitos ojos, sin embargo Seokjin sabía que la verdadera razón era para no enfretarse a su padre cara a cara, con quien había conversado hace unos momentos y quien se había dedicado a gritarle a través del teléfono.
--Entonces nos quedaremos hasta la próxima semana. De todas formas esta casa es de la familia y ahora tú eres parte de ella.
--Es muy bonita, la cama es muy cómoda y la tina de hidromasajes es maravillosa.
--Puedo prepararla para tí, si quieres.
--¿Lo harías, hyung?
--Claro que sí, cachorro, pero con una condición. --se acercaba al omega, quien se sonrojaba violentamente y se ponía rígido en su asiento. --Quiero que tu y yo... --comenzaba Seokjin de manera seductora, acariciando una mejilla del omega --Salgamos. Necesito que te prepares para salir. Quiero sacarte a pasear antes de las 12 del día. --el alfa reía al ver la expresión del menor --Mírate, estás avergonzado, ¿qué pensaste que te iba a pedir?
--Hyung... Yo no... --el chico se ponía de pie de manera torpe y corría rumbo a la habitación, dejando su segundo cuenco de guksu intacto.
--Ah, Seokjin-ah eres un tonto. Ahora tendré que comerme esto yo. --se decía a sí mismo, pero unas manos lo interrumpían.
--Esto es mío --decía el omega, tomando su cuenco y los palillos, llevándoselos a la habitación consigo.
--¿Por qué estamos en el centro comercial, hyung? Creí que iríamos a ver el mar. --decía el omega, quitándose el cinturón de seguridad.
--Lo haremos, pero si queremos quedarnos aquí dos semanas, necesitamos ropa, porque por supuesto no trajimos tanta. Además tengo una cita a las 12:30.
--¿Una... cita? --preguntaba extrañado el castaño.
--Sí. Toma --le entregaba una tarjeta negra. --compra con esto lo que quieras, te veré luego. --decía sin decir más, dejándolo solo.
--Aish. De haber sabido que me quedaría solo, habría invitado a Jimin o me habría ido a la playa --se quejaba al aire, aunque de todas maneras entraba al centro comercial.
Jungkook caminaba por los pasillos del centro comercial con un par de pesadas bolsas que ya le tenían los dedos morados por la presión. Había comprado ropa como para una semana, camisetas, trajes de baño, pantalones, zapatos, sweaters y dos chaquetas para las noches frías de la ciudad costera.
Ahora estaba en una tienda comprando unas pijamas cuando notaba que había lencería para omegas. Se ruborizaba. ¿Estaría bien si compraba un par de cosas? Estaba acostumbrado a usar bóxers, siempre los había usado, pero ¿y si compraba algo más atrevido? Lo que veía en el maniquí lucía bien, sexy, el quería verse un poco sexy también, tal vez avanzar un poco en su relación con el que ahora era su esposo, ya que recordaba perfectamente que el azabache se había negado rotundamente a tomarlo y él aunque al principio se había sentido algo rechazado, finalmente lo agradecía, eso demostraba que el alfa lo apreciaba, lo respetaba y por sobretodo, lo quería.
--¿Podría mostrarme este, por favor? --se decidía finalmente.
--¡Por aquí! --exclamaba el omega alzando su mano, estaba sentado frente a un trozo de pastel y un café. Llevaba 10 minutos esperando al alfa.
--¿Compraste algo bonito? --preguntaba el alfa, sentándose frente a él y Jungkook no podía evitar olfatearlo... no olía a nada y con nada se refería a "omega".
--Un par de cosas... --respondía vagamente, recordando una de sus últimas compras. --¿Y tú, hyung?, ¿qué hacías? --preguntaba antes de sorber su café.
El alfa se revolvía un poco nervioso, metiendo su mano al bolsillo de su chaqueta. --Yo... hice un encargo y fui a retirarlo.
--¿Un encargo?
--Sí, un encargo. --reiteraba para finalmente depositar en la mesa una cajita negra de terciopelo.
Jungkook miraba la caja y luego al alfa, confundido. --¿Y eso?
--Bueno. --el alfa tomaba la cajita aterciopelada en sus manos y la abría. --Creí que si estábamos casados, debíamos tener anillos. Como no estás marcado y... bueno yo pensé que lo mejor era usar anillos, así que encargué estos.
Jungkook miraba incrédulo la caja --¿Cómo sabes si me quedará, hyung? Ni yo sé mi medida. No suelo usar anillos.
--Te medí. Hace dos días, mientras dormías, tomé tu dedo y un hilo y te medí, luego le mandé esa medida al fabricante y voilá, tenemos anillos ahora. --Seokjin sacaba con entusiasmo la argolla que tenía una pequeña piedrita azul en el centro y tomaba la mano izquierda del omega. --Yo... no sé qué decir en estos casos, pero prometo cuidarte y ser un buen alfa para tí. No seré perfecto. Me voy a equivocar un montón de veces, pero prometo compensarte de alguna manera cuando lo haga. --expresaba con la voz algo temblorosa por lo nervios y deslizaba el anillo en el dedo del más joven calzándolo de manera perfecta.
El omega parpadeaba un par de veces sin poder dar crédito a lo que estaba pasando en ese momento, mientras un par de ojos curiosos eran testigos del momento entre la pareja. --Esto... hyung, no lo entiendo.
--Eres mi esposo y-
--Pero es falso. Todo esto lo es y...
--Pues no lo parece. Quiero decir, entiendo si yo no soy el alfa con el que soñabas, pero me voy a esforzar. Quiero... intentarlo.
Jungkook miraba a su alrededor algo desorientado. Trataba de entender la situación pero le costaba.
Kim Seokjin, el alfa más codiciado y guapo que había conocido, ¿lo quería intentar con él? No, eso no era posible.
--¿Por... por qué yo, hyung? Hay muchos otros omegas que puedes tener...
--Sin embargo, ninguno es como tú, yo te quiero a ti, solo a ti.
--Pero Chan...
--Chan es cosa del pasado, ni siquiera lo quería tanto. Tú eres diferente, Jungkookie. Por favor, intentémoslo.
Jungkook lo meditaba un momento. El alfa lo había ofendido y hasta había herido sus sentimientos un par de veces y él no quería sufrir por él. Ya estaba cayendo profundamente por él y tenía miedo, no lo iba a negar, aún así no podía evitar imaginarse una vida junto a él.
--Está bien. --aceptaba y el alfa sonreía y hasta aplaudía de felicidad --Pero, no voy a permitir que juegues conmigo o me hagas sentir mal, hyung.
--Lo sé, soy un poco torpe, prometo remediarlo.
--En ese caso, te propongo algo.
--¿Qué cosa?
--Si yo te lastimo o te paso a llevar de alguna manera, tendré que compensarte como tú desees. Por el contrario, si tú me lastimas a mi, serás tú quien me compense, pero de la manera que yo quiera. ¿Te parece?
--Me parece. Será como un juego y me gustan los retos. Quien pierda deberá compensar al otro. --establecía el castaño.
--Es un trato entonces. Eres mi esposo, novio y omega a partir de este momento. Toma, pon este anillo en mi dedo. --el alfa extendía la argolla que lucía más sencilla que la del omega y Jungkook notaba que dentro de ella llevaba el grabado "Jeon Jungkook". --Le escribiste mi nombre dentro.
--Claro que sí, si alguien la toma, sabrá a quien le pertenezco y si alguien toma la tuya, sabrá a quien le perteneces.
Jungkook asentía, mirando detenidamente la bonita sortija que rodeaba su dedo corazón. Jamás se habría imaginado que algo así le ocurriría. Alzaba la vista se daba cuenta que el alfa lo estaba mirando detenidamente y casi de manera sincronizada, ambos sonreían al ver al otro.
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