"Aquí yace el rechazo de una idea, el temor a un sentir, la sepultura de un sueño"

La historia se remonta en cantares escondidos de una musa sin nombre. Cuando el raudo príncipe de los abejorros la encontró, describió en ella una pasada pena de malestares que no tenían lugar en la vida tierna de un castillo en porcelana.

La adjudico al campesino con mas trabajo, con pico honrado y bestias en su ganado, fue de su porte rechazado, no había en el las espuelas que agarrasen palabras en divididas secuelas; la inculco en la plaza, a los aldeanos alargados, parados y alejados, vista nula en posiciones serias, cabeza baja en calles de piedra, solo el ave con su canto escuchaba tonadas y sin embargo, de boca empalagada solo era capaz de sentir campanadas; le enseño al borracho, delgado y borrado, sin nombre que sostener y hambre en su beber, palabras escuchaba y palabras salían en otro lenguaje, bajo una caja sellada en llave se llevaba la pena en sus pesares, no podía mostrar mucho mas que su errada imagen; lo comento en los pasillos, largos y sin desvíos, de el se hizo oído un parlar sin cesar a las orejas de los creídos, entre cumplidos vacíos no estuvo a punto de lograrlo hasta darse cuenta de la mentira en los halagos, sucios y sin dirección le habrían matado; fue al rey, atento y osado, por sus latidos domado, mirose a su hijo con el pensamiento ido, parándose y estrujando sus oídos, declino lo que por ahí paso, rechazo lo que no tenia en voz, alejo con su errada razón al portador del sol. Hasta que encontró la piedra, tallándole sus palabras por la eternidad, vio en ella la oportunidad de abrir sus ojos al pasado, comento en párrafos guardados, que su única verdad es lo que había logrado.