Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

05| Una vacante


Hermione llegó a casa cerca de las ocho de la tarde. Se sentó en uno de los sofás del salón y dejó escapar un suspiro de cansancio. Otro día más sin suerte. Necesitaba encontrar trabajo cuanto antes. No iba a pedirle dinero a sus padres. Malfoy no le había comentado el coste de la casa, pero estaba claro de que no debía ser barato.

En aquel momento, oyó como se abría la puerta de la entrada.

—Eh —Draco dejó escapar aquel sonido que Hermione interpretó como la forma más cordial que tenía de saludar.

—Hola.

—¿Cómo ha ido la búsqueda de empleo? —Se paseó a su alrededor.

Ella se limitó a mirarle con rencor.

—Supongo que eso es que ha ido mal.

—Cállate, Malfoy —espetó.

Lo que menos le apetecía era aguantar a esa comadreja.

—Vaya humos —silbó él—. Y yo que venía en son de paz...

—La paz que necesito es tu silencio.

—Entonces mejor no te cuento acerca de la vacante en Magic Source... —Se encogió de hombros.

Lo miró con interés. Había oído hablar de Magic Source, era muy popular en el Mundo Mágico desde el último siglo.

—¿Están buscando gente?

—Sí. Con urgencia, de hecho.

Apenas necesitó unos segundos para asumir que era una oportunidad que no podía perder.

—Mañana iré a dejar mi curriculum.

Draco ladeó la cabeza.

—Olvídate de eso, Granger. Limítate a estar el lunes a primera hora en Magic Source, yo me encargo del resto.

Hermione le dedicó una mirada de suspicacia.

—De acuerdo. —Se enderezó en su asiento—. ¿Dónde está la trampa?

Él dirigió la vista hacia otro lado.

—No hay ninguna trampa. Solo que no quiero mantenerte.

—¿Y eso lo dice alguien mantenido por sus padres? —cuestionó enarcando las cejas.

—Granger, por favor... Yo trabajo.

Estaba tan convencida de que aquella alimaña estaba viviendo del cuento, que la noticia de que trabajaba le resultó una sorpresa. Si lo pensaba, tenía sentido. La familia Malfoy había perdido mucho dinero desde la guerra.

—Nunca te irás a dormir sin haber aprendido nada nuevo.

*

¡Ring, ring! Riiiing. Aquel sonido tan irritante que le recordaba a un crucio provenía del salón. Era domingo, al fin. Habían pasado dos días como el viento, casi sin darse cuenta, y Granger apenas se había dejado ver aquellos dos días. Pudo comprobar con cierto horror que el sonido venía de un extraño objeto rojo que había sobre una mesita al lado del sofá. Desenvainó su varita y se acercó a él mientras lo apuntaba.

¿Qué hacía aquel endiablado objeto en su casa, sonando como si fueran las trompetas del Juicio Final?

Antes de poder agitar su varita y abrir la boca para pronunciar algún hechizo, Hermione le detuvo.

—Quieto, Malfoy.

—Voy a poner fin a este agonizante sonido.

—Esto, querido mío —pronunció las dos últimas palabras con sarcasmo—, se llama teléfono. Es un objeto muggle.

—¿Y qué hace un objeto muggle en mi casa?

—Porque también la mía, idiota —respondió mientras descolgaba el teléfono y se lo llevaba a la oreja—. ¿Diga? Hola, mamá. Sí, muy bien. Mañana empiezo a trabajar en una empresa. Sí, ya te contaré cómo me va. ¿Mi marido? —Miró a Malfoy—. Un poquito tonto. Jajaja, sí. Bueno, ya nos vemos. Hasta mañana.

—Espero que no te estuvieras refiriendo a mí con lo de tonto.

Ella lo ignoró pasando por su lado para servirse el desayuno que se acababa de preparar mientras tarareaba. A él eso le sacaba de quicio, pero no tardaba en encontrar consuelo al pensar en lo mucho que se iba a divertir.

*

El sol intentaba hacerse paso entre las nubes de Londres. Se había asegurado de llegar pronto aunque se había perdido en el camino. La empresa estaba muy cerca de Gringotts y era casi tan vistosa como el edificio mencionado. De fachada blanca y grandes pilastras clásicas, jónicas y corintias. La recepción tenía un suelo de mármol resplandeciente con su enorme logo en pintura dorada en su centro: una tarántula rodeando una espada. Había elfos trabajando en la limpieza, con uniformes decentes y no con viejos sacos de patatas. Aquel detalle le hizo sonreír para sus adentros, las condiciones para ellos habían mejorado. Se acercó al mostrador.

—Disculpe... Soy nueva aquí. Me ha recomendado Draco Malfoy. Me dijo que fuera a hablar con el presidente sobre esta hora.

La recepcionista enarcó una ceja. Su uniforme estaba conformado por un traje color plateado, con un gorro pequeño ladeado cuya forma le recordaba a los que llevaban las estudiantes de la Academia Beauxbatons.

—Claro. Es la última planta, pasillo de la izquierda, puerta del final —informó y acto seguido señaló hacia un punto del lugar—. Sube por ahí.

A Hermione le pareció que le miraba de forma extraña. Aun así, le agradeció con la cabeza antes de entrar en una especie de ascensor que no funcionaba como los que ella conocía, sino con energía mágica. Para hacerlo subir, debía tirar de una palanca.

No tuvo problemas en distinguir la puerta del presidente. Estaba bañada en pintura negra, al contrario que el resto, que eran blancas. Llamó con los nudillos y esperó a que le dieran paso. Estaba tranquila hasta encontrarse a unos centímetros del jefe de una de las compañías más importantes.

—Adelante.

La voz le resultó familiar. Abrió la puerta, nerviosa, y se asomó con lentitud. Apreció un sillón negro que le daba la espalda y miraba a través del enorme ventanal. Hermione miró a su alrededor y reparó en un cuadro donde aparecía un hombre sentado, sujetando su bastón y dedicando una mirada inquisitorial. Creía haberlo visto en alguna parte.

—Buenos días.

Fue en ese momento en el que cayó en cuenta de quién era el hombre del retrato: Abraxas Malfoy, el abuelo de Draco. El sillón se volteó y pudo verlo con una sonrisa cargada de malicia.

—Sorpresa. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro