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9. Ronroneo alfa.

Hi~ Y seguimos con el arco de la prisión, este capítulo ya es más suave y nos da una dirección mucho más clara para el resto de la trama, por si aún no cachan, Ash no ha hecho clic entre Max Lobo y el Max de las cartas de Griff es el mismo, pero ese será caos para más adelante, por mientras veamos cómo se va dando esta relación de confianza.

Mil gracias por tanto, yennifernayelisanche, este capítulo es para ti, mi niña preciosa, me has acompañado desde que mi perfil era muy chiquitito, te quiero caleta, me gustan mucho tus historias, estoy muy agradecida de haber conocido a alguien tan maravillosa como tú, eres bakan, gracias por seguir acá.

—Volviste. —Ash baja el libro, está tirado bajo la sombra de un árbol, si bien no son muchas las áreas verdes en la prisión, el alfa es escurridizo y busca instintivamente la soledad, justo como un lince, da risa la ironía.

—Hola. —Max impresiona sumamente acongojado, no mentirá, le da satisfacción verlo de esa forma porque ayuda a tolerar el hecho de que el beta presenció una crisis mental—. Hola, Ash.

—¿Finalmente viniste por una mamada? —Ash es espinoso. Directo. Frío—. Puedo dártela acá, creo que no nos verán.

—No vine por eso. —Aww, se puso hasta rojo—. Ya para, mocoso.

—¿Entonces viniste por otro tipo de servicios? No hay problema, puedo hacer bastante, siempre me dicen que tengo la lengua de terciopelo.

Ash le tira sus traumas a los demás justo a la cara para incomodarlos, si el resto se siente cohibido a pesar de sus buenas intenciones no volverán a tocar el tema, él ganará o al menos, no comprenderán lo mucho que le afecta todavía lo sucedido, el sentido del humor es una buena defensa, es su favorita por lo mismo, hace del afrontamiento más llevadero, ¿quién sabe? Sino tirara chistes acerca de todas sus violaciones quizás sería autolesivo.

—No lo intentes. —Para su sorpresa, Max se arroja a su lado—. Ni siquiera intentes mentirme acerca de esto, saldrás perdiendo.

—¿Crees que estoy jugando? —Ash acorrala al beta, se acomoda arriba queriendo intimidarlo—. ¿O ya reconsideraste todo lo que puedo hacer por ti?

—Para. —Más, Ash se inclina—. No sé qué tan lejos quieres llevar esto ni con qué otra clase de sujeto te habrás topado, pero está mal ¿sabes? Los adultos no deben estar con niños. —Odia que hable así.

—Podría llevarte al paraíso si así me dejas. —Por ende, lo ignora, es más tolerable, se pregunta si las cosas estarían igual de jodidas si Jim hubiera pensado como Max y se ríe, ¿desde cuándo es ingenuo?

—Te vi con Eiji.

—¿Eh?

—Te vi en la sala de visitas. —De pronto, los brazos de Ash pierden fuerza, no lo sostienen más, tiene que alejarse de golpe como si fuera un gato al que recién han lastimado, se abraza a sí mismo porque es instintivo y lo mira con alerta—. No creo que tus insinuaciones sean verdad.

—Necesitaba pasarle un mensaje, por eso el beso.

—No hablaba del beso. —Max no cede—. Hablo de cómo lo miras.

—¿Y cómo lo miro, anciano?

—Como si fuera tu todo. —Debería negarlo—. Lo miras como si pudiera bajarte las mismas estrellas.

Si bien, Eiji definitivamente es un amigo importante y sería ridículo mentirse a esas alturas, no resulta tan relevante como para llamarlo "su todo", Ash se aprieta el pecho intentando que el corazón no se le rompa como se le está rompiendo por sus propios pensamientos, ¿será tarado? Inclusive si tuviera éxito y matara a Dino, saboteara lo que planea con el banana fish, protegiera a sus seres amados por una especie de milagro divino, Eiji se iría, tiene una familia que lo ama, una carrera, una historia para retomar en donde seguramente Ash será un mal recuerdo.

Ash lo sabe, realmente lo sabe.

Pero las cosas se sienten...felices cuando lo tiene cerca, puede luchar contra la mafia, puede soportar violación tras violación, puede matar, puede resistir, puede ir al infierno ida y vuelta y todo dará igual mientras lo tenga a su lado, eso es lo único que vale la pena, sin duda la existencia del conejo terco ha cambiado la perspectiva que tiene de la vida, porque Eiji tenía razón cuando lo confrontó por esos viejos mecanismos defensivos, es una mentalidad tóxica, involuntaria, intrusiva y aun así, Ash intenta trabajarla para hacerle bien, mierda, en serio lo ha cambiado, pero Eiji, Eiji es su libertad y esperanza.

—Ya no me interesa coquetearte. —Así que se rinde, no quiere hablar más del tema—. Puedes estar tranquilo, no intentaré asaltarte en la noche o algo así.

—Eso no me preocupa. —Max es amable—. Pero me cuesta entender por qué lo haces.

—Porque no tengo otra alternativa.

—Siempre tienes otra alternativa, mocoso.

—Es fácil para ti decirlo. —Ash aprieta la boca, no quiere romper en llanto, nunca llora, menos frente a otros—. Tú eres quién sostiene el arma en todo esto, por eso lo hago, incluso si es contra mi propia cabeza voy a ser quién apriete el gatillo, no alguien más, nunca les daré la satisfacción de someterme.

—Mocoso... —Max no sabe poner el tema—. ¿Estás bien luego de lo que pasó con Garvey? No quería decirte nada para no incomodarte, pero se veía muy feo.

—Estoy bien. —Miente—. De maravilla, ya no me afecta el sexo.

—Ash.

—Hablo en serio.

Si bien, Ash puede estar insensibilizado al sexo (incluso disociado) lo que le permite usarlo como una carta bajo la manga, eso no significa que le agrade hacerlo, al contrario odia cada puto segundo pese a que debería estar acostumbrado, no es tonto, aprendió a usarlo para obtener lo que necesita y por eso siempre tiene un plan que lo acompaña cuando seduce, al final, venderse lo mantuvo vivo, ¿pero cómo eso podía ser justo? Simple, no lo era, de ahí empezó a manipular a los demás, a enrollarlos al borde de sus dedos y moverlos como peones, se justificaba, si ellos lo lastimaban estaba bien que él los pudiera lastimar de regreso.

Ugh, supone que debería entender a Yut-Lung en este sentido ya que alguna vez fue él, si Shorter no hubiera insistido en ser amigos y no se hubiera esforzado por mostrarle otra forma, habría sido igual.

—Sinceramente no hablaré del tema, menos contigo. —Se alza—. Si viniste a restregarme en mi cara mis debilidades, felicidades, lo hiciste, humillas a un mocoso de 18 años.

—Banana fish. —Pero Max no le da chance—. Eres un sujeto de prueba ¿no es verdad?

—¿Cómo...?

—Charlie me dijo. —Ash vuelve a sentarse en el pasto—. Es un viejo amigo mío, le pregunté porque te vi con Shunichi.

—¿Lo conoces? —Vaya, el mundo es un pañuelo y de repente todo tiene sentido—. Eres el periodista que los iba a acompañar originalmente a entrevistarme. —Concluye atando cabos sueltos, ¿en serio?

—¡Ah! ¡Tú eras ese pandillero! —Qué horribles son las vueltas del destino—. ¿Quién lo diría? De una u otra manera te acabaría conociendo, qué divertido. —No tiene nada de divertido para Ash.

—No tienes idea de los problemas que pasé para encontrarte, ¡hasta hice un trato con una serpiente!

—Eso se escucha feo. —Max ni se lo imagina—. Debiste haberle preguntado a Charlie, seguramente te habría ayudado.

—¡Es un policía! —Recalca—. Y aunque a veces se le olvide, sigo siendo un pandillero muy peligroso.

—Deberías confiar más en los adultos, así no te meterías en tantos líos.

—Porque confié en los adultos es que acabé así. —Dice para sí mismo—. Por eso me gustaría atrapar a los niños para que no se caigan por el precipicio donde yo me caí, sería el guardián entre el centeno.

—¿Salinger? —Sonríe de manera genuina.

—No tienes tan mal gusto, conoces la referencia.

—Sí. —Max lo ve menos defensivo—. Ahora, ¿me puedes explicar por qué me estabas buscando con tanta urgencia?

—Acá vamos, prepárate.

Ash elige confiar en Max pese a las expectativas negativistas, no sabe por qué, quizás por ser el tipejo del que Charlie le habló sin siquiera saberlo, quizás ya que originalmente estaba destinado a socorrer a Ibe, quizás ya que vio genuinamente lo que Eiji significa o tal vez por haberlo rechazado aunque se entregó en bandeja de plata, no sabe, ni importa, le cuenta sobre cómo hipotetiza que Golzine utilizó la droga en los soldados de Irak tratándolos igual que a las ratas de laboratorio, sobre cómo hubo un segundo prototipo y ese lo probó en prostitutas, sobre cómo la mayoría de ellas murió pero él no, la maldición que el banana fish implica al convertirlo en un asesino.

Le habla del descontrol, de la sangre, de la violencia, de lo tortuoso que fue el cambio, del terror que siente de sí mismo, del laboratorio que encontraron en el Club Cod, de los niños secuestrados puesto que va otra versión del experimento, de los cadáveres, de los cuerpos mutilados, de un conejito vivo.

—Pero conseguiste toda esta información acerca de la droga antes de explotar el laboratorio. —Trata de analizarlo en voz alta—. ¿Por qué necesitas del primer sujeto?

—No es tanto para entenderla, eso es verdad.

—¿Entonces...?

—Es más personal. —De pronto, los ojos de Max se llenan de realización.

—Quieres revertirla. —Bingo—. Quieres verla en su forma más pura para ver si se puede revertir, no te gusta ser un cambiaformas. —¿A alguien le gusta?

—No es que no me guste. —Lo odio—. Pero necesito saberlo, Dino tiene la idea delirante de que con la droga puede crear un ejército perfecto para protegerse y al mismo tiempo, mercancía valiosa, creo que aun es inestable y por eso no la prueba en sí mismo, más, cada vez impresiona mejor, la de ahora es una versión mucho más refinada que la mía.

—Dijiste que habías conocido a otros chicos que también sufrían los efectos. —Asiente—. ¿Qué tal?

—Parecen menos reactivos. —Claro, dentro de la inestabilidad de Yut-Lung—. Los efectos en Eiji aún no están tan claros, veo el cambio de cerca pero el proceso es lento y jodido.

—Dímelo a mí.

—Por eso deseo conocer a tu pareja, leí tus trabajos antes de que te censuraras, sé que tienes al que debe ser el único sobreviviente de la primera tanda, todos los demás parecen haber enloquecido o no haberlo logrado y quienes lo hicieron se suicidaron.

—Él no está mucho mejor. —El ambiente cambia—. Él ni siquiera me reconoce, las pesadillas no han dejado de atormentarlo desde Irak, ni siquiera sé si me recuerda o es consciente de lo que pasa, creo que me estoy aferrando a un cascarón vacío y a veces me cuestiono seriamente si debería dejarlo ir.

—Viejo...

—Pero si lo dejo ir ¿entonces, qué me queda? Él es todo lo que tengo.

—¿Cómo era él?

—Maravilloso. —La sonrisa del beta es tan genuina y vulnerable que se siente cohibido casi como si estuviera viendo algo demasiado personal—. Por eso me enamoré, era una persona hermosa, quería más que nada a su familia, a su hermano menor para ser específico, era malditamente creativo hasta en los contextos más adversos, nunca entendí qué diablos hacía ahí, no lo soportó y por esto recurrió a las drogas, no lo culpo, cualquiera cuerdo habría hecho lo mismo o quizás lo drogaron, cuando solo nos quedaban un par de semanas antes de volver él enloqueció y les disparó a todos.

Ash escucha atentamente, la historia sin duda le resulta horrible, es decir, pobre sujeto, nadie parecía conocerlo en serio, la persona que más interés mostró en él fue alguien que lo conoció por casi nada de tiempo en un escuadrón de niños que vieron como ratas de laboratorio, por lo que comenta debió tener una infancia de mierda y su única razón para enlistarse fue su hermano menor, pobre bastardo.

América está llena de padres de mierda ¿eh?

—Le disparé en las piernas, sino lo hacía yo alguien más le dispararía al corazón, luego me di de baja.

—Para quedarte a su lado. —Concluye.

—No sé si fue lo correcto, en cierta forma él ya está muerto. —Max se termina de desahogar, por su actitud esta impresiona ser la primera vez que le confía esto a alguien—. Por eso no puedo dejar que lo veas.

—Oh. —No se esperaba eso—. ¿Por qué?

—Él ya ha pasado por demasiado, sé que es egoísta, que podría ser clave en tu investigación, pero si ya está a punto de morir al menos. —Max tensa los puños—. Al menos, se merece una muerte digna.

—No es egoísta, viejo. —Debería estar enojado—. Lo entiendo. —Debería enrabiarse o chantajearlo.

—Ash.

—El sujeto ya pasó por demasiado, no lo obligaremos a pasar por más, ni mucho menos le faltaremos el respeto al tratarlo como si fuera algo que pudiéramos usar, es tu pareja y lo debes amar mucho si estás a su lado a pesar de todo, ¿no es verdad?

—Lo hago. —Ríe con pena—. A pesar de todo el tiempo que ha transcurrido.

—Y si me lo preguntas. —El alfa se suaviza, le muestra empatía—. Eso es bastante genial de tu parte.

—Gracias. —Max suspira con un deje de culpa—. Pero sí puedes llevarte mi diario, sé que intruseaste entre mis cosas, es tuyo, he pasado toda mi vida recolectando esa información y espero que sea útil.

—¿Solo vas a renunciar? —Max se encoge de hombros—. ¿Por eso me lo estás dando? ¿Me intentas pasar la batuta?

—Ya estoy viejo y cansado, no vale la pena seguir investigando.

🐾

Max no es tan mal tipo, concluye.

Si bien, no se asemeja en nada al periodista intrépido que se imaginó que sería con su barba de vago, su panza treintañera, su risa chillona y sus inmensas patas de gallo, es mejor.

Compartieron bastante mierda en esa celda, ¿verdad? Le da vergüenza siquiera recordar sus intentos para seducirlo, era obvio que no lo tomaría en serio, ¿cómo no lo vio? El beta está enamorado y cree que subestimó dicho sentimiento o quizás, no lo creía genuino antes de conocerlo ya que los cuentos de hadas nunca lo han salvado de nada, le agradece por su misericordia, ya que aun si Garvey andaba escupiendo Max nunca le echó la culpa por provocarlos o incitarlos a coquetearle, buscó animarlo a pesar de su ignorancia en la enfermería y sobre todo, lo trató como un niño diciéndole que lo que le hacían estaba mal, eso lo rompió más de lo que dirá porque sana tanto como mata parte de su alma.

¿Dónde estaba Max cuando realmente lo necesitaba? Qué diferentes habrían sido las cosas si alguien le hubiera dado las palabras qué tanto suplicaba: no fue tu culpa, lo que te hicieron estuvo muy mal, pero eso no significa que seas un niño malo.

Cómo sea, pensarlo y llorar sobre la leche derramada no lo arreglará.

—Ustedes... —Además ese no es su problema ahora—. ¿Qué diablos hacen acá? Pensé haberte dado indicaciones muy específicas para que buscaras a Shorter.

—Y lo hice. —Eiji le sonríe con timidez—. Lo busqué y lo encontré.

—¡Pero no que lo trajeras! —Chilla golpeando la mesa.

—No soy Shorter. —El bastardo finge demencia—. Soy Chang. —Y por supuesto está usando un tonto disfraz que consiste en un bigote, un gorro para simular calvicie y ropas que se debió robar del teatro.

—Ustedes me van a matar. —Si bien, lo esperaba de Shorter—. ¿Y tú qué estás vistiendo? —¿De Eiji?

—¿A qué te refieres? —Por alguna razón le tuvo demasiada fe al nipón—. Estoy disfrazado, pasé muy desapercibido en Chinatown gracias a mi look.

Ash alza una ceja, lo mira de pies a cabeza juzgando el atuendo chillonamente rosado con pantalones blancos que tienen diseño de hojas, una musculosa negra y unos lentes de botella, ¿de dónde diablos sacó la idea de que así se vestían los chinos? Aunque debe admitir que luce un poco adorable con el conjunto, adorable como un conejo que royó su chaqueta favorita y ahora le trae un tributo en busca de compensarlo, por supuesto.

—Eiji me dijo que no te había visto bien. —Shorter se deja de apariencias—. Por eso vinimos, no nos están siguiendo, puedo garantizártelo y no nos quedaremos mucho, pero quería verte por mí mismo.

—Lo siento. —El omega se encoge—. No pude mentirle cuando me preguntó.

—Hey. —Ash lo anima, se inclina para acomodar una palma sobre su cabello, el gesto es confortante y funciona como arte de magia—. No hiciste nada malo.

—No me trates como a un niño. —Chista con las mejillas infladas.

—Ah, es que eres tan enano que te confundo con uno.

—¡Ash!

—Salud.

—¡Ash! ¡Ya para!

—¿Necesitas un paracetamol qué andas estornudando? —El alfa se debe apretar el estómago, nunca se ha reído tanto en su vida, más, es sumamente sencillo con el omega.

—Eiji. —Shorter impresiona notarlo—. Me siento mal, ¿puedes pedirme un vaso de agua?

—¡Ah! —El japonés se para de inmediato—. Por supuesto.

Quedan a solas.

—¿Qué? —Ash finge demencia—. ¿Qué diablos me quieres decir?

—Me mandaste a Eiji para que lo cuidara, sí sabía que debía ser importante para ti, pero es la primera vez que te veo interactuar con él siendo, ya sabes, un humano. —No lo dice para reprocharlo, intenta ordenar sus pensamientos por lo mismo, sabe que Ash tiene la mecha corta—. Me cae bien. —Suelta esa declaración por lo limitante que resulta el contexto—. Me agrada mucho.

—A mí también. —Es honesto—. Eiji es genial.

—Genial. —Repite—. Qué raro, cualquiera diría que ustedes se llevarían mal.

—¿Por qué?

—Son totalmente opuestos.

Ash sonríe clavando su mirada al omega que habla animadamente con el guardia, logró que le dieran un vaso con agua y luce tan feliz que Ash debe apoyar su mentón en su palma para suspirar, para ser franco también le sorprende que se lleven tan bien, las personas como Eiji tienden a desesperarlo al ser en extremo ajenas, pero no puede menospreciar a Eiji si ha visto el esfuerzo que hace, claro, ellos nacieron insertos en un mundo de mierda, pero Eiji elige (dentro de lo que puede) estar acá, se pudo haber desmoronado por ser un sujeto de prueba, pudo haber maldecido y taponado su corazón de odio así como él lo hizo, pero no, Eiji es su opuesto en ese sentido, es bueno, positivo, resiliente, Ash está embelesado con todo eso, no le teme, lo anhela.

—Bueno. —Se trae de regreso—. Dicen que los opuestos se atraen ¿verdad?

—Ni cómo ayudarte. —Shorter ríe.

—Pero hablando en serio, ¿cómo está la situación?

—Violenta, nada nuevo. —Es directo—. Aunque tengo un mal presentimiento, es una corazonada al ver la actitud petulante de Arthur, pero siento que tiene un plan y está matando tiempo.

—¿Cómo...?

—Siento que está jugando con nosotros como si fuéramos aperitivos y le estuviera haciendo espacio al plato principal, creo que Dino le dio libertad creativa en ese sentido y eso es lo aterrador, sabemos que Arthur está desquiciado, después de todo su pandilla secuestra niños para experimentar.

—Es un bastardo. —No tiene otras palabras para expresarlo—. Saldré a fin de esta semana, procura mantenerlos a salvo hasta ese entonces, luego veremos qué hacer, comunícate con Alex y repíteselo.

—Sí, jefe. —Se mofa—. Te has vuelto mandón.

—¿Qué te puedo decir? —Ash se permite un toque de humor—. La vida en prisión te cambia mucho.

—Así lo veo, te ves horrible en naranja. —Ash lo patea por debajo de la mesa—. ¿Qué tal Max Lobo?

—Raro. —En resumen—. No me dio lo que quería, pero no fue inútil la visita.

—¿Te dio algo?

—Me dio algo muy interesante. —Mantiene el suspenso—. Además, el sujeto no está hecho para la guerra tampoco, es la clase de hombre que merece tener una familia. —Divaga para sí mismo—. Casi podría apostar que sería un grandioso papá si lo intentara.

—Ya volví con el agua. —Eiji le extiende el vaso a Shorter—. ¿Te sientes mejor? —El otro alfa se mira totalmente enternecido por el gesto, es eso, la bondad intrínseca de Eiji es un imán para el resto.

—En verdad eres considerado. —Más en un contexto de violencia, es aún más magnética.

Pero Ash necesita dejar ir esa idea y de paso al omega, será mucho menos doloroso arrancarse ahora la costra de la herida antes de que cicatrice por completo y no vuelva a ser la misma, es peligroso, si un sujeto tan despistado como Max notó lo importante que es Eiji para él lo vuelve un doble objetivo, en primer lugar por su valía como sujeto del banana fish, en segundo lugar como carnada para linces.

—Ya váyanse, me verán pronto. —Les ordena.

—Ah. —Eiji se quita su chaqueta—. Toma.

—¿Eh? —De pronto, Ash está rojo—. ¿Por qué?

—Porque acá usan bloqueadores de feromonas, ¿cierto? —Apunta hacia su cuello—. No sé, supongo que quiero que tengas algo familiar hasta que salgas, Shorter sobornó al guardia, puedes quedártela.

—¿Y tú se supone que eres ese algo familiar, onii-chan?

—Tómalo si quieres nada más, sino...

—Gracias.

—¿Eh? —Eiji queda boquiabierto.

—Gracias por traerme tu chaqueta.

🐾

Cuando Ash regresa a la celda se sube al camarote, se hace un ovillo, hunde su nariz en lo que precisa ser la chaqueta más chillona del mundo y se deja envolver por la esencia del omega, la sensación de cobijo es similar a una manta en una noche de invierno, le recuerda a cuándo Griff soltaba feromonas que de niño no podía detectar pero le transmitían un calor agradable a pesar de las adversidades, ni siquiera debería importar, no es sentimental y sabe que sobrepensar no lleva a nada, aún así, supone que estar acá fue duro y que este es su consuelo indulgente.

—Estás ronroneando. —Se sobresalta cuando escucha a Max entrar—. Nunca había escuchado a un alfa ronronear.

—¿Sí? —Su cara quema—. Pues lo hacen. —Toma lo primero que encuentra para tirárselo, más parte suya se niega a soltar la chaqueta, así que la abraza y se tapa con ella.

—Realmente debes querer a ese otro chico.

—Métete en tus asuntos, viejo. —Brama—. No te incumbe.

—¿Cómo planean seguir juntos? Es decir, tú eres un lince y él es un conejo, sino revierten los efectos de la droga...

—Simple. —Ash se encoge sobre sí mismo—. No planeo seguir a su lado, soy demasiado peligroso y lo dejaría ir por lo mismo.

—Mocoso. —Puede sentir cómo algo dentro de Max se remece con la conversación—. Espera a que salga dentro de un par de meses.

—¿Por qué?

—Te llevaré con mi pareja. —Ash suelta la chaqueta—. Te prometo que lo haré, solo espérame.

—¿Por qué harías eso por mí?

—No sé. —Max se desmorona en su cama—. Pero por una extraña razón me recuerdas a alguien, sé que no tiene sentido, pero quiero darte la chance que nosotros no tuvimos. 

Por mientras esperamos a Max y su salida de prisión para retomar el tema de Griff y en paralelo debemos hacernos cargo del desastre emocional que es Ash con Eiji y del otro temita de Dino y Arthur que van a dar más de un dolor de cabeza, pero no mañana, ya saben, acá para mantener el equilibrio metemos algo suavecito entre drama.

Nos vemos con confort mañanita~

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