6. Supresor.
Hi~ Ahora sí volvemos al ritmo regular, este capítulo es muy importante para la base de la trama por varias razones que se van a ir cachando, pero recuerden que Yut-Lung en el canon es bien complejo y no es exactamente un amigo, así que vamos explorando eso. Refuerzo caleta todas las advertencias del canon y sobretodo de los sintomas de PTSD, pero ya se la saben.
Siguiendo con las dedicatorias como hoy aparecen nuestros tortolitos el capítulo va para mi ganzo _Meyagatha, te amo muchito.
Espero que les guste.
Un disparo retumba.
—Fallaste.
—Estaba intentando fallar.
Ash baja el arma, fue un tiro de advertencia para su contrincante, más, el bastardo no se inmuta aún estando amarrado contra una de las sillas del comedor, lo frustra, este sujeto realmente lo desespera y le daría exactamente lo mismo perder el tiempo con él.
—A tu conejo no parece quedarle mucho tiempo para que andes perdiendo disparos así.
Pero Eiji.
Eiji. Eiji. Eiji.
—Te lo preguntaré una última vez. —Ash usa su voz de alfa, libera feromonas, desata el infierno y se debe controlar con cada pizca de voluntad que tiene para no cambiar a un lince, Eiji es una presa, no quiere despertar para encontrarse su cadáver desgarrado en las manos—. ¿Qué fue lo que le hiciste?
—Ya te dije. —El omega sañoso sisea—. Lo envenené.
—¡Tú...!
—Hubieras visto lo fácil que fue, es decir, me habían dicho que era un sujeto común y corriente, pero esperaba que tuviera una pizca de criterio, fuiste ingenioso tratando de cubrir su olor con feromonas, fue una pena que los hubiera ubicado mucho antes de que salieran.
—Nos estabas espiando. —Concluye.
—Desde hace semanas, pero el idiota no salía. —El omega se relame con suma lentitud, sus ojos son oscuros y de cierta forma le evocan a los del japonés y no obstante esta oscuridad es completamente distinta a las brasas de confort que lo invitan a quedarse para siempre a las que acostumbra, sus ojos se encuentran ennegrecidos por el odio, le recuerdan a alguien que conoce muy bien—. Dino le puso un precio generoso a su cabeza, ni siquiera me tuve que esforzar en atraparlo, hilarante ¿no?
—¿Trabajas para Dino? —La pura mención le pone los pelos de punta—. ¿Acaso eres un subordinado de Arthur?
—¡Por favor! Como si ese cerdo pudiera pagar mis servicios. —Esta oscuridad le recuerda a él mismo.
—¿Entonces qué diablos eres? —Ash pierde la paciencia, quita el seguro y apoya el gatillo justo sobre la frente del omega—. ¿Un cazador? ¿Un kamikaze?
—Un cazador, un cambiaformas, un inversionista, un premio, soy versátil. —Se está burlando—. Creo que el límite es el cielo, soy lo que mis hermanos necesiten que sea, un as bajo la manga.
—¿Hermanos? —No entiende—. ¿Son unos cazarrecompensas o algo así?
—¿El clan Lee te suena? —Mierda.
—No estás lidiando con cualquier omega, chico bonito. —El veneno escurre en su voz—. Te enfrentas a nada más ni nada menos que al menor de los Lee, al que está destinado a gobernar en la oscuridad.
—Yut-Lung. —Lo escuchó antes—. Yut-Lung Lee.
—Bravo.
—El más joven del clan, el séptimo hijo.
—Ese mismo. —El bastardo incrusta las uñas en los soportes de la silla, los hace crujir—. No lo gastes.
Por eso tuvo un mal presentimiento cuando se conocieron, sabía que había algo podrido con el sujeto pero la bondad intrínseca de Eiji llegó a pecar de ingenua y ahora lo tiene apenas vivo por el veneno que la serpiente le inyectó, Ash ha intentado hablarle, reconfortarlo, hacer que Eiji vuelva a su forma original, más, lo único que ha recibido es al conejito afiebrado luchando por resistir, observarlo hace que le den ganas de llorar, hasta le puso la chaqueta de mezclilla para un nido, pero no se mueve, se siente tan roto, como si fuera un peluche perdiendo relleno.
Si es un Lee está en problemas, no los conoce personalmente pero sí por Shorter, al comienzo existían rumores que los comparaban diciendo que eran dos caras de la misma moneda: ambos encadenados a personas que desprecian, obligados a hacer cosas que no quieren, encarnando la belleza como una maldición, este omega le recuerda a su versión de 14 años, toda una puta que usa sus encantos dado que manipula para lo que quiera.
—¿Cómo lo salvo? —Pero Ash ya no es ese mismo crío y no siente empatía por esa parte del pasado.
—No se puede. —Tararea mirándolo intensamente y casi pidiéndole a gritos que dispare el arma ¿es un suicida?—. O mejor dicho: tú no puedes.
—¿Me estás probando?
—Para nada. —Chista—. Solo deja que me lo lleve y reclame la recompensa, la necesito, estoy seguro de que a tu bola de pelos le darán el trato que merece además, será una linda mascota en algún club.
—¡Tú en serio! —Ash incrusta las garras en el cuello del omega, ha tirado el arma, debe mantener la cabeza fría o Eiji morirá sin embargo escucha cómo sus latidos disminuyen y no puede estar tranquilo con el japonés agonizando en el sillón, Eiji, Eiji, Eiji, ¡no es justo!—. Te mataré con mis propias manos.
—No puedes. —Ni siquiera pestañea, le está apretando el cuello con tanta fuerza que inclusive se le marcan las venas—. Si me matas el antídoto muere conmigo, así de simple.
—¡Carajo! —Lo suelta de un tirón—. ¡Mierda!
—¿Para qué lo quieres de todas maneras? —Ash no entiende la pregunta y no suelta el gatillo—. Un depredador como tú no necesita amigos, solo de gente que te admire y de enemigos que te impulsen a llegar a tu potencial como Arthur o yo, estoy seguro de que esa bola de pelos te estorbará.
—No digas eso de él.
—Eiji Okumura solo será una carga.
—Cállate.
—Será un deleite que se lo coman en el Club Cod, tú eres de ahí ¿verdad?
—¡Suficiente! —Ash le pega una cachetada con el arma—. Si sigues hablando mal de él lo vas a pagar.
—¡Ay! No seas tan brusco. —Es un histriónico sádico—. ¿No ves que soy un omega? Soy la casta más indefensa.
—Lo veo. —Ash emana feromonas, se cansó de este baile—. Haré que te sometas, debí empezar por ahí.
—Qué adorable. —Yut-Lung baja la mirada con una oscuridad diferente—. Crees que puedes ganarle a una serpiente en esto, buena suerte. —Y de repente, un dulzor insoportable llena el departamento.
Ocurre en segundos, se siente como si hubieran tirado una bomba de humo, Ash retrocede pasmado por la capa de feromonas, de pronto, le cuesta inhalar y se concibe afiebrado, su espiración comienza a sentirse errática, no puede respirar se siente asfixiado, cae al piso, suelta el arma, le pica la garganta y tiene ganas de sacarse la piel, Ash conoce esta sensación desde que es niño, a los clientes al parecer no les gusta que sus víctimas pongan resistencia física y por eso, los drogaban para que fueran dóciles y buenos, el estímulo resulta tan retraumatizante que teme estar metido de nuevo en un grotesco cuarto con un viejo cincuentón.
—¿Q-Qué me hiciste? —Se siente pequeño, muy pequeño, debe abrazarse a sí mismo, todo está en su mente y lo sabe, no puede mostrarse así de vulnerable ante el enemigo.
—¿Yo? —Pero es un niño y tiene enfrente a un alfa, va a morderlo—. No hice nada más que inducirte el celo.
—Oh. —Ash ríe—. Por eso. —Por eso estoy viendo lo que veo—. Podría atacarte, aún eres un omega.
—Anda. —El bastardo está loco—. Atácame, me honra que me quieras dar un hijo.
—¡En serio eres...!
—¿Qué? ¿Quieres que suelte aún más feromonas? ¡Con gusto! —Ash va a vomitar por los recuerdos.
Ash odia sus celos porque siempre son esto.
Así que se encierra en el baño para que Yut-Lung no lo vea, pero es muy tarde, le indujo el rut a pesar de que sus feromonas le resultaron repulsivas, él no puede hacer nada más que mirar y experimentar una y otra vez muchas de sus violaciones de niño, algunos de omegas, otros de alfas, hasta betas, su dueño le solía decir que todos tenían necesidades ¿verdad? Y él las debía satisfacer.
Por ende, Ash se apoya contra la pared del baño, se queda con la mirada clavada y cristalizada y deja que suceda, se queda calladito y quietecito permitiendo que lo destrocen sin poderse salvar otra vez.
Griff por favor, ayúdame.
🐾
El momento pasa como una lágrima desbordante. Plic. Plic. Plac. Ash enfoca los jades sobre la novela que tiene encima de su regazo, sus dedos repasan las rugosidades de la tapa dura, el olor a humedad todavía se desprende de sus páginas, la historia le resulta sumamente ingeniosa al relatar los últimos momentos de Harry quién al haber sido gravemente herido se encuentra delirante, las descripciones acerca de su pasado son viscerales al igual que la metáfora del leopardo, sonríe, asume que desglosa muchos paralelismos con Harry quién queda congelado en su carcasa mientras su esposa (Helen) se esfuerza por mantenerlo vivo a la espera de ayuda, se cuestiona si las cosas habrían sido distintas si hubiera tenido a una Helen en su vida.
Excepto que la tiene.
¿Eh? Me importas porque somos amigos, Ash.
Sí.
¡Y está al borde de la muerte por este maldito desquiciado!
—Voy a matarlo. —Ash tira el libro, se cansó de esa farsa diplomática—. Shorter, tengo muchas ganas de matarlo, hablo en serio.
—Necesitamos el antídoto todavía. —El alfa gruñe y se vuelve a tirar enfurruñado en el sillón—. Creo que ya están haciendo efecto los supresores que te traje, dales un par de minutos para que te enfríes.
—¿Tú crees? —Chista—. Menos mal te llamé.
—Tenía el presentimiento de que algo andaba mal, no llegaste a la reunión de la mañana y los perros rabiosos de Arthur están al acecho.
—Sí. —Ash mata a Yut-Lung con la mirada—. Tuvimos un percance.
—Percance. —El más joven se ríe—. Por favor, fue tan fácil como quitarle un dulce a un bebé, aunque nunca me hubiera imaginado que un debilucho como él sobreviviría.
Ash tiene a Eiji al costado del sofá, estaba intentando enfocarse en los libros para así tolerar el efecto de los supresores, la respiración del nipón es cada instante más débil, no impresiona estar consciente de lo que sucede a su alrededor, pero está bien ¿no? Eiji es demasiado valioso para dejarlo morir así.
—¿Cuál era tu plan? —Shorter se dirige a un Yut-Lung todavía atado—. ¿Inducirle el celo y luego qué querías?
—No sé. —Tararea—. Quizás solo buscaba una forma de control sobre Ash Lynx. —Miente—. Quizás quería a un peón para mi juego, necesito de alguien que me proteja ¿saben? Y una mordida sea para alfas o para omegas, es una unión permanente, quizás yo quería morderlo a él, es estereotípico creer que el alfa obligatoriamente debe ser el dominante en el vínculo.
—¿Eso qué diablos significa?
—Qué yo no me someto a nadie. —Gruñe—. Ni a Dino, ni al clan Lee, ni a ustedes, no me dejo vencer.
—El antídoto. —Le vuelve a exigir—. No estoy de joda. —Y más considerando lo que acaba de pasar.
—Entonces dame algo que valga la pena. —Al menos está abierto a la negociación, no sabe si es por la presencia de Shorter o si es parte de su juego, le estresa no saber en qué piensa—. Sobórname.
—Darte algo bueno. —Ash saca garras y colmillos, no está transformado en su totalidad y le da igual a estas alturas—. No hacerte tiritas de carne debería ser más que suficiente.
—Dijiste que necesitabas la recompensa. —Shorter lo para—. ¿Verdad? —El omega asiente casi con aburrimiento—. ¿Para qué la necesitas?
—Para matar a absolutamente todo mi clan. —Ash se congela totalmente descolocado, no se esperó dichosa respuesta—. No quiero que quede nadie con sangre Lee, pero son poderosos, la única forma de vencerlos es aliándome con alguien aún más grande o lo suficientemente tonto para enfrentarlos.
—Ash. —Shorter le da la espalda—. Déjame hablar a solas con él.
—Pero...
—¿Confías en mí? —El lince suspira—. Dame solo quince minutos, por favor.
Ash se encierra en su habitación.
Yut-Lung esboza una sonrisa maquiavélica, todavía se encuentra atado en la silla, el plan en definitiva no salió como lo antelaba, ¿quién diría que el lince sería todo un sentimental? Y más encima por una pelota de pelos ¿acaso olvidó las leyes de la naturaleza? Pero bueno, asume que es ahí en donde los dos difieren acerca de ser dos caras de la misma moneda, Yut-Lung usa su odio como motor para así cumplir con el cometido, Ash no, al parecer ahora vive de la magia del amor y la amistad, ja, de todas formas perdió el interés, por eso dicen que no debes conocer a tus héroes.
Vaya decepción, acabó siendo un mojigato.
Pero este alfa de adelante, oh, Yut-Lung se siente sumamente intrigado, ha escuchado hablar de este alfa ya que dirige Chinatown e incluso si son negocios clandestinos y de pandillas los Lee lo controlan.
—Úsame.
—¿Eh? —Se sacude la oreja—. ¿Qué dijiste? —Es imposible que sea tan tonto como para decirle eso al que intentó matar a su amigo y le indujo el celo al otro—. Creo que te escuché mal.
—Úsame. —Shorter repite sin vacilación y pronto, Yut-Lung recupera el interés en este juego—. Ash necesita de ese antídoto y estoy dispuesto a hacer lo necesario para obtenerlo.
—Vaya qué eres ingenuo, en verdad.
—No soy ingenuo, soy leal.
—Me conmueve su amistad. —Su tono es sarcástico y malicioso—. Pero ¿por qué querría utilizarte?
—Porque dijiste que necesitas un peón. —Es conciso. Tajante. Directo—. Que necesitas a alguien lo suficientemente tonto para enfrentarlos y es tu día de suerte, porque yo lo soy, enfrentaré a los Lee por ti, no te fallaré.
—¿Y se supone que debo creer nada más en tu palabra? —Alza una ceja, indignado—. ¿Qué me dará la garantía de que al sellar el trato no me traicionarás más adelante?
—Puedes morderme. —Si tuviera una copa de vino ya se abría atragantado, esas son palabras mucho mayores y sobre todo para el alfa, gracias a los estereotipos y los prejuicios no es común que la casta de "más arriba" se permita marcar por otros, además es una unión de por vida para ambos en donde Shorter claramente saldría más perjudicado por la dependencia—. Esa es mi garantía, no podré huir.
—Vaya que tienes pelotas. —Shorter lo toma como un halago, se levanta y lo desata antes de que el lince regrese al cuarto, si quisiera Yut-Lung podría envenenarlo ahora—. Por sino lo sabías. —Aunque resulta mucho más divertido enganchar sus brazos alrededor del cuello del chino, adora seducir dado que los vuelve mucho más fáciles de manipular, Ash es igual ¿no? O eso escuchó—. Soy un sujeto al que le inyectaron banana fish, es decir, puedo cambiar de formas.
—A-Ah. —Qué lindo, está nervioso—. ¿Te inyectaron? ¿Eso no es peligroso? —¡Por supuesto que sí!
—La familia realmente puede ser una maldición.
—Oye... —Pero no es el punto y se asegura de recordárselo liberando feromonas, creando ambiente.
—¿Sabes cómo tu amiguito de ahí acabó envenenado? —Yut-Lung se alza en la punta de sus pies, lo logra al apoyarse en los fornidos hombros del alfa—. Soy una serpiente. —Sisea aterciopeladamente.
—Pensé que el banana fish te convertía en presa si eras omega y depredador si eras alfa. —Yut-Lung saca una risa genuina y se deja caer entre sus brazos.
—Qué ingenuo. —Ríe—. Tan adorable.
—¿Entonces?
—Piénsalo como un reflejo de tu personalidad. —Shorter traga duro—. Ahora que lo sabes, ¿en serio quieres que te muerda? Soy una víbora por algo.
Shorter recuerda al Ash de 14 años que conoció en la correccional y cómo poco a poco aprendió que esa fachada coqueta era un mecanismo de defensa para sobrevivir lo que había pasado, es cierto, ni siquiera conoce al clan Lee en persona, no obstante, su reputación los precede, son unos monstruos y este chico es un omega, joven y más encima tiene una belleza femenina, no anhela imaginarse por los horrores que ha pasado y tal vez, solo tal vez, una palma amiga lo ayude, Shorter sabe que aquello no es más que una excusa barata, busca redimirse porque se siente como un amigo de mierda, nunca ha podido hacer nada para Ash, ¿pero ahora? Ahora es su oportunidad.
Dos pájaros de un tiro.
—Estoy seguro. —Lo estrecha de la cintura—. Estoy seguro de que aun así voy a ser tuyo. —Es grande su sorpresa tras decir semejante cursilería ¿de dónde ha salido? Y sin embargo es mucho más grande su sorpresa al ver el rostro genuinamente apenado del omega.
—No tienes porque decirlo así. —Se encoge y de pronto, se siente pequeño—. Solo eres un peón en esto.
—Peón o no, estoy dispuesto. —Shorter lo suelta y se sienta—. Muérdeme ahora, quiero que el trato quede sellado, no hay vuelta atrás luego de esto.
—No es una decisión que se tome a la ligera ¿estás seguro? —No es que empatice ni nada, más, ese alfa es raro.
—Hazlo. —Sus ojos brillan—. Tienes mi vida.
—Bien. —Yut-Lung suspira y finge pesadumbre—. Acá vamos.
Entonces se inclina hacia la nuca del alfa, su cabello morado le hace cosquillas y huele bien, con todo el ajetreo ni siquiera se había percatado de lo agradables que son sus feromonas, son muy diferentes a las feromonas violentas, amenazantes, densas (e incluso apestosas) de Ash, ni hablar de los clientes a quienes sus hermanos lo "prestan" y ¿para qué hablar de Wang-Lung? Estas son confortantes, cree que tienen un toque dulce y hogareño, sí, lo remontan a los días dónde su mamá lo acompañaba en los imponentes jardines de la mansión, Yut-Lung nunca consideró ese lugar su hogar, más, atesora a su madre, ella es la razón de su venganza después de todo, se la quitaron.
—¿Todo bien ahí atrás? —Su cara se siente caliente, es humillante dejarse distraer así en una misión.
—Sí. —Más, ha pasado mucho desde que alguien lo trata como un humano—. Todo bien.
Así que no lo piensa más y solo lo muerde.
Shorter queda marcado.
🐾
Cuando Ash vuelve se desata el mismo infierno, no lo dirá en voz alta para no desacreditarlo enfrente del enemigo, más, resulta evidente su disgusto por la marca, la única razón por la que no le mete un tiro a Yut-Lung en medio de la frente es porque salva a Eiji del veneno y le da el antídoto.
—¿Funcionará?
—Compruébalo tú mismo.
Ash se arrodilla frente al sofá, apoya su mentón sobre los cojines, no se atreve a tocarlo puesto que el omega impresiona tan frágil que teme hacerlo pedazos con un simple roce, solo puede observarlo, agudizar sus sentidos y rezar para que Yut-Lung le diga la verdad, ocurre paulatinamente, primero se regulariza su respiración, ya no da bocanadas que dan cuenta de asfixia, ahora respira calmo, el pulso es lo siguiente en estabilizarse, su expresión de dolor cesa, la fiebre desaparece, sus patas vuelven a tener motricidad fina en vez de dar espasmos azarosos y finalmente... abre los ojos.
Ash nunca ha estado más aliviado en su vida.
—Eiji.
El aludido salta como respuesta.
—Hola, hola tú.
El conejito no demora en levantarse y moverle la cola, se acerca a su rostro para ronronear, aun tiene visitas en la sala, no debería dar cuenta de debilidad, sin embargo, lo abraza de vuelta, lo alza, apoya su frente contra la del animal y memoriza este momento.
—Casi me matas de la preocupación. —Musita y Eiji baja las orejas en una disculpa.
—¿Por qué no vuelve a la normalidad? —Shorter pregunta—. Como humano.
—Porque debe estar cansado. —Ash lo fulmina—. Es obvio.
—O quizás, no quiera quedar desnudo enfrente de tres sujetos. —Yut-Lung arroja veneno—. Si sabes que la ropa no aparece mágicamente luego de una transformación, ¿cierto? La criatura se debe estar muriendo de frío, al menos ponle una manta o algo.
Y claro que él lo sabe, se ha transformado antes y aún así, imaginarlo en Eiji le provoca una vergüenza tan desmesurada que deja caer al conejo de golpe, Eiji protesta pateando el piso, ni siquiera permite que se disculpe, el bastardo solo alza la cola, le da la espalda y desaparece en el cuarto, ja, ya debería ser costumbre que se muestre así de ingrato cuando Ash lo salva sin tener la obligación de mover un solo dedo, pero asume que los amigos están para eso.
Y realmente se siente agradecido por la amistad del nipón.
—Si que tiene mal genio. —El omega bufa—. Tal vez no sea tan patético a cómo me lo imaginé, quién sabe, quizás sí quiera ser su amigo.
—No tientes tu suerte, Lee.
—Ya, ya. —Alza las manos—. Estoy de su lado ahora ¿feliz?
—No. —Ash bufa—. No te creo nada.
—¿No? —Yut-Lung se balancea y Ash odia cómo su mejor amigo está impregnado de su esencia tan fétida—. ¿Qué tal si te doy una ofrenda de paz?
—¿Una ofrenda de paz? Por favor. —Eso lo pone hiperalerta—. ¿Qué puedes tener tú que yo quiera?
—Sé dónde está Max Lobo. —Sonríe—. Y sé que lo buscas.
—¿Dónde...?
—¿Qué te parecería ir a prisión, Lynx?
¿Nos vamos a prisión? Efectivamente y ahí tendremos todo un pequeño arco con Max pero antes necesitamos momentos domesticos y de confort que es lo que toca mañana.
Nos vemos y mil gracias por el apoyo~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro