4. Instinto.
Hola mis bonitos lectores~ como les comenté, este es un promp dentro de todo bien doméstico para el AshEiji que nos da contexto de cómo se va desarrollando su relación, así que espero que les guste po y siempre agradecer infinitvamente todo el apoyo.
—¿Te la pasaste bien cazando a mis hombres, Waxie? —Sus ojos son desalmados. Pétreos. Hostiles.
—¡No fue mi intención traicionarlos, Ash!
—¿Qué no fue tu intención? —Ríe—. Vaya qué eres cobarde.
La pandilla permanece callada alrededor, están en un callejón de mala muerte, Arthur decidió dejarle una advertencia con los cuerpos de sus chicos, no puede perdonarlo, tampoco puede ceder al recado que le quiso transmitir, regresa con Dino y lleva contigo al conejo, ¿exponer a Eiji otra vez a los cerdos de la mafia? Debe estar tarado para pedirlo y no es que Ash sea ajeno al dolor, ha habitado el infierno desde que tiene siete años, no obstante, Eiji... Eiji se restriega en los muebles, le prepara comida rica y se preocupa de hacer los quehaceres domésticos puesto que sabe que él no puede, a pesar de que están en una situación de mierda quiere darle un hogar.
Matará a cualquiera que le toque un pelo.
Pero no es solo eso, sino que ver a sus chicos asesinados de una manera tan brutal por Arthur, ¿cómo podría dejarlo pasar? Y al carajo si los mandó el mismísimo Golzine, es instintivo proteger a los suyos.
—¡Por favor, perdóname! ¡Arthur me obligó! —Ash esboza una media sonrisa, qué excusa de mierda.
—Mataste a mis amigos mientras te rogaban igual que como lo haces tú ahora. —Con las manos aun en sus bolsillos engancha el arma para sacarla, el revólver cada día se siente un poco más pesado sin embargo no es momento para pensar en ello.
—¡Por favor...!
Waxie no termina de hablar y Ash le vuela los sesos con una sola bala.
Bang.
—¿Y el resto? —Alex se le acerca con la nariz tapada, sus feromonas son densas y turbias, ja, es digno reflejo de su estado de ánimo—. Encontramos a más.
Ash mira el cadáver de quién fue su aliado, le acaba de reventar la cabeza con una bala a alguien que conocía, a quien trabajó codo a codo a su lado, a alguien que estimó y aun así no es diferente a haber matado a una cucaracha.
Tengo miedo de mí mismo, no sé cuánta sangre hay entre mis manos.
—¿Ash? —Alex impresiona constipado, no está de acuerdo con lo que está haciendo, no es necesario que use una sola palabra para hacérselo entender, basta de sus cejas sutilmente arqueadas y de todo el dolor arremolinado en sus pupilas para verlo. Pero no le dirá nada—. Tenemos que salir de aquí o pueden llamar a la policía, Charlie no nos salvará dos veces.
—Mátalos a todos.
—¿Qué?
—Mátalos. No vuelvas a preguntarme. —Ash se pone la capucha de su chaqueta como si eso pudiera esconder lo que acaba de pasar y les da la espalda.
Vuelve a meter las manos en los bolsillos. Tantea el arma. Es su instinto, se reprocha. Es su naturaleza.
—¡Por favor, Ash, sálvame! —Pero el estruendo de las balas amortiguado por la carne y la sangre le impide escuchar más.
Se está volviendo un asesino.
¿Quién es?
Pero Arthur los está cazando así que debe defenderse antes de que sea demasiado tarde, porque no fue más precavido es que Griffin terminó muerto y ahora está desesperado, tratando de redimir toda la culpa arremolinada en su corazón deseando que eso lo traiga de regreso, no pasará e incluso si su Dios se apiadara y lo trajera de vuelta, ¿realmente le gustaría que Griff lo viera? Ash no es tonto y ya conoce mejor que nadie su naturaleza depredadora, es un asesino y esto quiebra la imagen del niñito criado en Cape Cod que jugaba con las cigarras, corría en el trigo, nadaba en el lago, amaba más que nada a su hermano, es imposible que alguien pueda amar a esta versión de sí mismo, perfecto, él se odia y se alimenta de autodestrucción y no necesita ninguna distracción que lo desvíe de su objetivo.
¿Familia?, ¿amistad?, ¿amor? Por favor.
Ash no es débil, es el depredador que está por encima de la cadena alimenticia y hará lo que sea con tal de recordárselo al mismísimo Dino Golzine.
🐾
"Seguramente se han preguntado en más de una ocasión qué come el lince ibérico, ¿no? Pues resulta que nuestro felino más imponente posee una dieta particular que ha sido muy estudiada por diversos especialistas, ¿pueden adivinarla? ¡Vayamos al grano, entonces! El lince ibérico se alimenta de forma casi exclusiva de conejos, ¡¿conejos?!, ¡conejos, así es! El 85% al 99% de su alimentación se basa en ellos, así que si tienes (o eres) un conejo definitivamente deseas evadir a los linces o puedes terminar en sus fauces".
—¡Ah! —Eiji apunta acusatoriamente al Discovery Channel—. ¡¿Qué clase de programa dirigido a un público de niños habla así?!
—¿Eso fue lo que te indignó? —Ash baja el diario y desliza sus lentes de regreso a la base de su nariz.
—Es que es indignante. —Eiji está hecho un ovillo frente al televisor—. Si yo fuera un niño estoy muy seguro de que tendría pesadillas con linces.
—Tú no tienes pesadillas ni con ese pajarraco feo, imposible.
—¡Nori Nori no es feo!
—Ah. —Sonríe siendo un hijo de puta—. Ya estás pateando como conejo, ¿debo ir a buscar tu jaula?
—No te atreverías. —Lo mata con la mirada.
—Pruébame.
—¡Tú!
Ash ni siquiera alcanza a articular una respuesta, pronto Eiji le está aventando los cojines puesto que obviamente eso es lo más maduro de su parte, pero no, Ash no piensa rebajarse a su nivel, ha tenido una semana demasiado atareada por culpa de Arthur y Dino, no desperdiciará su valiosa energía con un conejo terco que carece de autocuidado y disfruta haciéndole la vida imposible a pesar de haberlo salvado, vaya bastardo, es un malagradecido.
—¡Eiji! —O ese era el plan hasta que el omega cruzara la línea y tumbara al suelo su libro favorito de tapa dura, marcador de tela con notas del autor de edición limitada—. Ten cuidado con lo que tengas pensado hacer.
—¿Por qué? —El omega toma un segundo libro con una sonrisa maliciosa—. No estoy asustado, Ash.
—No te atreverías. —Ahora él lo amenaza—. No tienes las pelotas suficientes para maltratar mi libro.
—Pruébame.
—¡Eiji!
—Dile adiós al guardián entre el centeno.
Pasa en cámara lenta: Eiji lo deja caer al piso y Ash se tira para atraparlo, sin embargo, se termina de estrellar contra el sofá, justo sobre el terco, debe confesar que es agradable tenerlo acorralado como si fuera una presa, el conejo patea, se retuerce, chilla, gimotea, es evidente que detesta no tener el control a pesar de su personalidad recatada, entonces Ash piensa en una idea maliciosa y se aventura a tocarle las costillas, primero se queda quieto, mirándolo a los ojos, preguntándole si está bien, pero al final del día se deja llevar y empieza a hacerle cosquillas como un método de castigo ¿no le divertía tanto aventar sus libros? Pues que se aguante las cosquillas como un hombre.
—¡Ash! ¡Ya es suficiente!
—Nunca será suficiente. —Se acomoda arriba—. Tiraste mis novelas favoritas como si fueran basura.
—¡Porque son basura!
—Tú no aprendes. —Una sonrisa felina aparece entre sus labios—. ¿Verdad?
—¡Ash! ¡Ya para con las cosquillas!
—Para de ser insoportable entonces. —No obstante Eiji impresiona determinado a pelear por la nula dignidad que le resta, por lo que alza sus palmas para devolverle la lucha, posándolas justo al costado de sus orejas, desatando algo que creía muerto.
—Tú. —Eiji parpadea totalmente perplejo—. Estás ronroneando.
—¿Qué? —Ash se congela en el acto—. No, yo no ronroneo.
—¡Estás ronroneando! —Insiste—. ¡Ah! ¡Eso es muy lindo! Igual que un gatito.
—¡No soy un gato, soy un lince!
—Los linces igual ronronean.
Efectivamente, está ronroneando y es tan patético que quiere morir, ¿qué diablos?, si Dino lo inyectó fue para que desarrollara todos los instintos asesinos de los linces, para heredar su fuerza desmedida y afilar sus sentidos como si se trataran de una daga, por ende ser un cambiaformas lo tiene asociado a algo sumamente aversivo y violento, esta es la primera vez que siente que...le duele su corazón, no es solo el hecho de ser un fenómeno por la droga, es que todo el tema de ser alfa es jodido, aborrece a los de su casta.
Odia sentirse demasiado consciente de sus instintos, creció criado prácticamente como un omega y por lo mismo experimentó en carne propia lo repugnantes que son los alfas, ¿la casta más arriba de la cima? Vaya porquería, debería haberse alegrado al haberse manifestado, al menos así estaría más a salvo ¿verdad? No, la idea de un alfa dominante con la belleza de un omega fascinó a los cerdos a pesar de ser un niño todavía, recuerda haber sido una superestrella para las películas de Marvin, fue el modelo más cotizado para la industria de la pornografía infantil y el prostituto más caro hasta que Dino vio potencial en su inteligencia y fue escalando, por eso odia a su especie y ha renegado de sus instintos desde ese entonces, donde el resto ve a un alfa, él ve a Marvin, Dino, los rostros de clientes que ya olvidó pero se veían todos iguales y sobre todo, ve a su entrenador.
Tan repugnante.
Pero acá está.
Haciendo ruidos de motor, relajando y contrayendo los músculos de su laringe porque Eiji lo acarició.
—¿Ash? —Eiji luce tan malditamente preocupado y no debería extrañarle, el nipón es especialmente susceptible cuando se trata de sentimientos ajenos—. ¿Estás bien?
—De maravilla.
—No. —Se detiene—. Te ves tenso, puedo olerlo, algo cambió.
—Lo siento. —No sabe por qué se disculpa—. Esto debe ser incómodo para ti.
—¿Qué?
—Sí. —Se aleja lo que más puede, lo deja ir—. Ni siquiera pensé en que para ti debe ser desagradable estar tan cerca de un alfa. —Y de un alfa tan sucio como yo—. Debes estar consciente del peligro con el que estás lidiando, más considerando si somos presa y depredador, lo siento si te forcé, no trataba de ponerte en una situación difícil, a la próxima lo pensaré más.
—Ash. —Intenta levantarse para escapar, más, Eiji no lo deja, ni siquiera debe tocarlo para que quede inmóvil, basta de sus feromonas tan acogedoras para que no se quiera ir—. No sé qué te hace pensar que me podrías incomodar, pero no es así, creo que está bien, si algo he aprendido este tiempo luego de, ya sabes, la droga, es que el instinto es instinto y ya.
—No es lo mismo contigo. —Musita con los ojos clavados en el piso, se han sentado lado a lado y el ambiente se siente denso—. Tú eres un conejo, no eres una máquina asesina.
—¿Una máquina...? —Frunce el ceño—. ¿Eso crees que eres?
—¿Acaso eso no es lo que soy? —Ríe—. Por favor.
—Ash. —Pero entonces Eiji junta el valor para apretar su mano, obligarlo a mirarlo a los ojos y decirle con suma seguridad—. Sino fuera por ti yo estaría muerto, salvaste mi vida sin conocerme, me cuidas a pesar de que te he dado muchos problemas, eres una buena persona, me duele que te trates como si fueras un ser despreciable solo por cosas que te han forzado a hacer.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? Quizás no me forzaron, quizás las hice porque deseé. —Antes de venir mató a sus viejos compañeros con una sola bala—. No me conoces, no sabes lo que soy todavía.
Y cuando lo veas lo odiarás y te irás.
Está bien.
—Tal vez. —Eiji ni siquiera se esfuerza—. Pero somos amigos y elegí darte mi confianza, así que hasta que me pruebes lo contrario seguiré creyendo en ti.
—Pero...
—¿No escuchaste nada del reportaje de la tele? Los linces necesitan de los conejos, así que está bien si también te apoyas en mí.
—¿Eso fue lo que te quedó del reportaje? —Es imposible no carcajear con semejante manera de ver la vida, es que Eiji, en serio, ¿de dónde salió este sujeto?—. No tienes ni una pizca de autocuidado o instinto de autoconservación, ¿no es así?
—¿Para qué tenerlo? —El bastardo se arroja al respaldo del sillón—. Si tengo a alguien que me cuida.
—No siempre te podré cuidar el trasero ¿sabes? Tengo otros asuntos, tengo una vida. —Diablos, Ash no quería sonar tan agresivo, ya anticipa que Eiji lo rechazará por su lengua afilada y se acabará, pero quizás esto no estaba destinado a ser más que un sueño, uno agradable, dulce y acogedor.
—Y eso también está bien. —Responde en su lugar—. En esas situaciones yo te cuidaré, es recíproco.
Y el hecho de que Eiji lo vea así resulta enternecedor, de todas las cosas que pudo haber retenido de su naturaleza eligió esta, es tan irracional que quiere llorar, más sonríe plácidamente, pronto, aprecia que si salvó a Eiji y lo resguarda activamente es por egoísmo, el nipón lo provee de una sensación de pureza casi etérea que creía muerta, con Eiji se juzga más de lo que es como si fuera alguien que aún no es, pero algún día le gustaría ser.
¿Qué diablos es esto?
🐾
—Lo lamento, sé que viniste a verlo desde lejos pero Eiji se quedó dormido. —Le resulta sumamente extraño ser amable con un adulto, no obstante, sabe lo importante que es este sujeto para el omega.
—Está bien. —Y por alguna razón, Ash quiere caerle bien—. Me quedo tranquilo al haberlo visto con mis propios ojos.
—Sí.
—Claro.
Ash se queda en silencio, están sentados en la mesa (si es que así se puede llamar) del comedor, Ibe había estado insistiendo en que quería ver a su preciado Ei-chan y aunque todos concordaban acerca de lo riesgoso e imprudente del plan, no hubo forma de convencerlo de que desistiera, además sabe que Eiji lo extrañaba de igual manera, no porque se lo haya dicho o lo haya confrontado, al contrario, Eiji ha sido un encanto en su convivencia, le ha hecho caso y no ha salido de la casa, es un grandioso amigo, le provee de un ambiente hogareño y hace de la vida más llevadera con su mera presencia y aun así, a Ash le molesta que no le pida más, a veces tiene la impresión de que el omega intenta casi existir sin incomodar a nadie.
No quiero ser una carga jamás.
¿Por qué?, ¿quién fue Eiji antes de la droga? No está seguro de querer saber la respuesta porque un pedazo suyo teme que su historia previa sea tan desagradable que en contraste esto sea un paraíso.
—Los cambios pueden ser muy agotadores físicamente. —Entonces retoma el hilo y le explica—. Eiji estaba muy emocionado de verlo, estoy seguro de que estará de malhumor cuando despierte y mire que ya no está. —Pero el bastardo no resistió.
—Es extraño, Ei-chan nunca ha sido la clase de chico que duerme mucho.
—Es que se quedó viendo hasta tarde Discovery Channel. —Chista—. Le dije que era mala idea, más considerando lo mucho que él esperó esa visita pero no, el terco quería ver documentales centrados en los conejos y acá están las consecuencias, ¿acaso no tiene suficiente con el día a día? Y ni siquiera piensa en mí o en lo hastiado que estoy de las bolas de pelo, aunque quizás...sean un poco adorables.
—¿Adorables?
—Sí. —Ríe—. Me gusta cómo se restriegan para dejar posesivamente su olor en los demás o la forma en que creen que pateando arreglan la vida, que tengan esos ojos oscuros y brillantes, que estén un poco locos también, los conejos deben ser unos kamikazes irracionales.
—¿Son así? —Ibe se escucha sumamente confundido—. ¿Todos los conejos?
—No sé si todos, pero conozco a uno que es así, dicen que son terribles para dueños primerizos, son delicados y yo pensé que sería muy malo conviviendo por lo mismo, además, es un omega, no podría haber peor combinación para cohabitar conmigo aun así las cosas han funcionado porque con Eiji la vida se siente fácil ¿entiende? Incluso me ha empezado a alegrar llegar a casa cuando antes me daba igual salir vivo de las peleas, ahora no, es extraño que alguien te esté esperando.
—¿Y Ei-chan es esa persona? ¿Él te espera en casa?
—A mí igual me sorprendió. —Sonríe con ilusión—. ¿De qué estábamos hablando? No me acuerdo de cuál era el punto de la charla.
—Tú... —De repente, Ibe lo está mirando como ningún adulto lo ha mirado antes, no es lujuria, cree que es lo contrario—. No eres como me imaginé que serías.
—¿Eh? —Frunce el ceño—. ¿Eso qué significa?
—Qué Charlie me habló de un temible líder pandillero, pensé que serías mucho más hosco, denso y cerrado, pero eres solo un niño.
—¡Yo no...! —Se para de la silla sacando garras y colmillos ¿un niño? Por favor, podría matarlo ahora.
—Me alegro mucho de que Ei-chan haya encontrado a alguien como tú. —Se sienta de porrazo dado que no esperaba un comentario de semejante suavidad y lo abofeteó justo en la cara—. Sé que estas condiciones no son las mejores pero cuando lo traje esperaba que hiciera amigos, amigos de verdad.
—¿Él no tenía en Japón? —¿Qué tanto puede preguntar?—. Amigos, me refiero. —Ash es nuevo con esto de la intimidad.
—Sí pero no del todo. —A Ibe le cuesta expresarse, lo nota por cómo frunce el ceño en busca de las palabras que mejor pueden traducir sus pensamientos—. ¿Te contó que fue saltador de pértiga?
—Así que era verdad. —Se muerde la boca—. No es que no haya querido creerle, es que no tiene la apariencia de un deportista.
—Sé a lo qué te refieres. —Ibe desliza sus dedos en una taza de té, Ash hizo su mejor esfuerzo para que quedara bien, no es bueno atendiendo invitados, es decir, es el mejor cuidando a hombres, pero no fuera del cuarto—. Tienes que verlo saltar para entenderlo.
—Me gustaría.
—Aunque puede ser un poco difícil pensándolo mejor, ya no salta como antes.
—¿Dejó de hacerlo?
—Eso será mejor que te lo cuente él. —El adulto deja suspenso—. Pero lo traje desesperado, fue un último intento y ante los ojos de su familia prácticamente un secuestro, aunque, bueno, con todo lo que ocurrió más adelante no los culpo por negarse en primer lugar. —La culpa en los ojos del adulto resulta dolorosamente obvia, Ash se relaja sobre la silla, deja que sus zapatillas se deslicen deseando convencerse de que no hay motivos para estar alerta con el beta—. Ei-chan se estaba apagando ahí.
—No me imagino eso. —No puede, no quiere.
—Por eso a pesar del contexto estoy agradecido de que te haya encontrado, se ve feliz, más feliz de lo que nunca lo he visto.
—Me da miedo que se esté forzando a actuar así.
—No creo. —Ibe deja su taza de lado—. Lo he visto forzándose antes, más, la manera en que te mira a ti es distinta.
—Me está idealizando porque le salvé la vida.
—Si fuera el caso no te trataría con tanta confianza. —No le está preguntando—. Por lo que me dejó ver, eres especial para él, muy especial, porque se porta como él mismo a tu alrededor.
—¿Sí?
—Creo que cuando Ei-chan te dijo que le salvaste la vida, fue en todo sentido.
El resto de la tarde se queda charlando con Ibe con la esperanza de que Eiji se despierte porque esas visitas deben ser con la escolta policial y programadas bajo la autorización de Jenkins, no pasa y aun así el adulto no impresiona arrepentido de haber venido.
Cuando Ash va a regañarlo al dormitorio se lo encuentra otra vez abrazando su chaqueta de mezclilla y no desglosa si vale la pena retarlo por eso, se pregunta qué tan difícil Eiji la habrá tenido antes de la droga y lo mata considerar diferentes respuestas, cómo sea, no quiere pensar, las feromonas que el omega emana dormido son dulcemente adictivas y están flotando por doquier, poco a poco siente cómo su cuerpo se relaja y de una u otra manera acaba envolviendo a Eiji como si quisiera protegerlo hasta en sus sueños, acomoda su mentón contra sus rizos esponjados, enrolla sus brazos de manera caprichosa alrededor y encoge sus piernas antes de dormir mientras la televisión sigue retumbando a lo lejos.
"Todos sabemos que los gatos pueden pasar la mitad del día durmiendo, sin embargo, ¿qué nos dice la postura en la que duermen? ¡Les sorprenderá lo variada que es! Por ejemplo, si están acurrucados sin apoyar la cabeza en las patas es que están alerta, estirados dan cuenta de que se sienten relajados al igual que hechos un ovillo para mantener el calor, normalmente duermen con alguna de esas tres posiciones, pero si duermen abrazados a ti debes sentirte muy afortunado.
Los gatos solo dormirán abrazados a otros seres con quienes se aprecien realmente cómodos y sean considerados su familia. Si un gatito duerme abrazado a ti es porque te quiere mucho y es realmente feliz contigo".
Mañana ya introducimos nuevas caras y vemos a dónde va la cosa en cuestión gruesa de trama, pero parte muy adorable, esponjoso, azucarado, lo que quieran, me gusta mucho esa parte de la dínamica tan hogareña de estos dos y espero que igual ustedes la disfruten.
Mil gracias por leer~
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