18. Parche.
Hola mis bonitos lectores~ Vamos con dos días de atraso y es un poco frustrante la cantidad de dinamicas que han salido mal este año, onda 6/6 basicamente, en comparación a otros años donde vamos como aviones me genera dolor de guata, pero igual estoy trabajando más horas que nunca en las peores condiciones posibles, so, tratemos de mantenernos optimistas a que se salva esta última, le tengo fe al fin de semana. Este capítulo es el último más o menos nanai que tenemos antes de entrar en otro mini arco, así que sientense a disfrutar y ser felices.
Es 20 de diciembre, por ende, necesitamos un poco de más confort, por ende, el capítulo de hoy va para Alissongr882-000, te he visto por estos lares y nunca he tenido chance de agradecerte apropiadamente por el apoyo en mi perfil, de todo corazoncito, gracias.
—Eiji me pidió que lo mordiera. —Shorter baja la jarra de cerveza con una ceja levantada, logra notar su mirada de indignación incluso si aún tiene los lentes encima, a estas alturas de su amistad apuesta que ya no quedan sorpresas entre ellos, bendita monotonía.
—¿Y? —O eso creía.
—Eiji me pidió que lo mordiera. —Hasta que Shorter decide actuar como un completo desquiciado.
—Felicidades.
—No creo que me estés escuchando. —Ash lo silencia, están en la última reunión antes de que todos cometan un suicidio colectivo (es decir, ejecuten el plan de Yut-Lung) y precisa alcoholizarse si piensa seguir adelante con esto—. Eiji me pidió que lo mordiera.
—Y te escuché bien la primera vez. —Shorter ni siquiera le da importancia—. ¿No es una buena idea?
—Ja. —Ash necesita otro trago encima—. ¿Cómo va a ser buena idea? Si tú mejor que nadie deberías saberlo por el veneno de esa víbora ¿no te parece?
—Y lo sé. —Los dedos del alfa se deslizan por la parte más baja de su nuca jugueteando con las raíces oscuras y rasposas que están surgiendo contra la mordida—. Por eso te felicito, una marca es genial.
—¿Cómo va a ser genial? Prácticamente es una placa de perro que indica que tienes un dueño. —Ni siquiera debería sorprenderle o decepcionarle que su mejor amigo se ruborice por lo dicho, Ash cree que es un fetichista no asumido y por eso se complementa con una serpiente sádica, vaya retorcidos.
—No creo que sea algo de perros, creo que es una connotación equivocada.
—Anda, entonces explícame señor sabelotodo sobre mordidas. —Ni siquiera debería fastidiarlo, más el concepto de marca está cargado con traumas sumamente dolorosos para él. Lo trataron de marcar incluso siendo un niño. La policía se burló—. Adelante, ilumíname.
—Creo que es increíble, te conecta con quién te la hizo en un nivel totalmente distinto, bro, estuviste ahí cuando me puse bueno para probar drogas, la vez que en Chinatown empezaron a traficar mucha mierda, antes de que Charlie fuera mi cuñado y nada de eso se compara con una marca, es un vínculo casi espiritual que haces con alguien pero físico al mismo tiempo.
—Ah. —¿Qué diablos puede responder a eso?, ¿me alegra que te hayan lavado el cerebro? ¿hacerle una fiesta de felicitación por su lobotomía?—. Ya.
—No, es que ahora tú no me estás escuchando. —La seriedad en su voz es tan magna que hasta deja la botella de cerveza sobre la mesa de golpe—. Las mordidas no son de propiedad, son algo repleto de intimidad, no creo que Yue supiera antes de hacérmela pero ambos nos volvimos compatibles en un nivel físico que va desde las feromonas hasta de personalidad, es divertido una vez que lo conoces en verdad, tiene un humor negro encantador, además es muy inteligente, talentoso ¿para qué vamos a hablar de su belleza?
—Ugh. —Ash no puede disimular su mueca de asco, no le agrada para nada ese sujeto, no va a fingir.
—Es lindo pasar el tiempo juntos, puedo ver que genuinamente le importa Chinatown. —Se muerde la lengua para no soltar un comentario sañoso por el olor que empezó a emanar su mejor amigo: es tristeza, una tristeza tan profunda que lo abruma—. Es doloroso cuando llega impregnado con olores de otros hombres y que no me diga nada.
—¿Puedes notarlo?
—Claro que lo noto, notas esas cosas cuando quieres a alguien, es lo esperable aun si a veces duele.
Ash mira a Eiji riendo con Skip, Sing y hasta con Yut-Lung.
De repente, le da pena.
Mucha pena.
Ha hecho lo mismo que Yut-Lung en ese sentido, ¿cierto? Nunca le dice realmente a Eiji lo que planea ni dónde ha estado cuando regresa incluso si está manchado de sangre, apestando a pólvora, alcohol y feromonas de desconocidos, ha tirado en broma para minimizar sus traumas chistes como "me voy a prostituir" yendo a venderse a habitaciones de moteles porque necesita información y una manera efectiva de conseguirla es seduciendo a hombres importantes, es decir, no se habría enterado acerca del pronto regreso de Dino sino fuera por eso, no debería sentirse culpable, no es nada con Eiji puesto que en este mundo un interés romántico es tabú y aun así...
«Para siempre», Eiji le prometió un para siempre.
No es que sea lo suficientemente estúpido como para creer que será en serio, no obstante, esa noche en dónde finalmente se rompió la disociación y tuvo que enfrentar que era un asesino y que pese al martirio que se ha sometido aun debe pagar por las vidas que tomó, Eiji no solo lo vio llorar ni lo oyó en paz sino que lo contuvo, no fue brusco ni sugerente, cualquier otro se habría aprovechado de ese estado tan patético, pero Eiji no, Eiji se agachó para ayudarlo a recoger sus pedazos incluso si acababa herido por lo afilado de los bordes, Eiji dijo cosas que no sabía que tan desesperadamente necesitaba a pesar de su naturaleza sanguinaria, lo descolocó porque la mera idea de que alguien esté dispuesto a acompañarlo velando por su bienestar resulta inconcebible, más... sonrió permitiéndose fantasear.
Una vida en Japón. Una vida normal. Una relación normal. Vaya, qué sueño más agradable, es lo que Griffin habría querido para él.
Por eso el tema de la mordida lo afectó tanto.
Ya que ama a Eiji y esa es una certeza tan grande como que luego del día viene la noche, que cambian las estaciones, que la tierra rota y orbita alrededor del sol, que aunque el abecedario posee 26 letras solo 3 de ellas valen la pena, que los conejos vuelan y domestican linces, que todas las constelaciones perdidas se pueden encontrar danzando en sus pupilas, que su sonrisa es un oasis en el desierto que llama vida, que los finales felices existen y tal vez la sanación es posible.
—¿Amigo? —Shorter impresiona genuinamente preocupado de que se haya ensimismado dado que ambos vislumbran su naturaleza catastrófica y destructiva—. ¿Estás bien? No lo dije para incomodar.
—Estoy bien. —Miente—. De maravilla.
—Es solo que una mordida es especial y creo que es injusto que se la niegues a Eiji solo porque tienes metido en la cabeza que no vales la pena, ¿quién eres para negárselo? Para tu desgracia, si Eiji decide que tú eres lo mejor para él no puedes hacer nada contra ello así como tampoco puedes hacerlo con tu pandilla que te sigue tan fielmente o conmigo, nosotros podemos discernir acerca de ti y podemos estar en desacuerdo con tu distorsión negativista.
—Pues su discernimiento es una porquería. —Lo dice riendo, bromeando, es duro aceptarlo en serio.
—Tal vez. —Shorter ve a través de esto incluso si le cuesta aceptar—. Pero no puedes hacer nada de todas maneras.
—Tch. —Frunce el ceño y chista, es un niño.
—Además, si no te convence el sentido romántico de la mordida que lo haga el práctico.
—¿A qué te refieres?
—A qué es real, iremos como "rehenes" a la mansión de Golzine, intentarán usarme como un sujeto de experimento para la nueva versión, es la chance que tendremos para robarles la muestra. —Aslan agarra la jarra de cerveza medio vacía para beberla de golpe, si bien, comprende a nivel racional que el plan es casi perfecto (y más considerando la salida de Dino del país), odia exponer a quienes quiere a dichos peligros—. Ya tenemos una muestra de sangre de la original, Yue dijo que si deseas una cura debe ver qué está haciendo la de ahora.
—Lo sé.
—Además, necesitamos complementar la investigación de Meredith y apreciar de qué es capaz Dino.
—Sé todo eso, pero no confío en Yut-Lung para cuidarlos.
—¡Con mayor razón! —El chino insiste—. Imagínate, vamos a enviar a Eiji con un collar de protección y todo, pero aun así ¿crees que no tienen formas de forzarlo? Dino es un proxeneta, con una mordida al menos se iría más seguro, así garantizamos que no lo toquen. —No es cierto, Ash ha visto la forma en que se deleitan profanando un vínculo que debería ser sagrado—. No para todo público al menos.
—Ah. —Va a vomitar, Shorter tiene razón, una mordida evitaría que Eiji sea colocado en venta en un burdel y se quede con Dino, es un sujeto de prueba valioso todavía y nunca lo arriesgarían así, menos sabiendo que Ash lo valoró lo suficiente para morderlo, de hecho, lo usarían para torturarlo, hallarían otras maneras además de la prostitución—. Es cierto.
—Te ves enfermo.
—¿Cómo quieres que me ponga con esto?
—Tampoco me gusta pensarlo. —Shorter empatiza—. Creo que todo saldrá bien de hecho pero sería buena idea ir lo más preparados que podemos, Arthur es un alfa ¿verdad? Un alfa que te odia ¿nunca se te ocurrió que estaría dispuesto a marcar a Eiji con tal de hacerte daño? No podemos subestimarlo y más considerando que no tenemos idea de su naturaleza tras la droga, es más fuerte.
—Mierda. —Si antes quería vomitar, ahora tiene la bilis quemándole la garganta con burbujas ácidas.
—Sé que la situación no te agrada, así como también sé que Eiji quedaría devastado si lo muerde un sujeto abusivo, quedar en ese vínculo permanente lo matará.
—Para. —Ordena con su voz de alfa—. Entendí, no es necesario que te pongas tan explícito con esto.
—¡Es necesario! —Lo contradice y Ash ya no anhela más esta conversación—. Sino lo hago le restarás la importancia real que tiene la situación, alguien debe constantemente recordártela.
—¿Por qué?
—Porque soy un buen amigo y te conozco, sé cómo te pondrás si algo llega a pasarle a Eiji y aun peor si tú podrías haber hecho algo para evitarlo, por eso te insistiré.
—Eres un bastardo. —Suspira frotándose el entrecejo—. Realmente lo eres.
—Entonces deja que alguien más lo muerda en la pandilla, así estará a salvo inclusive si no es contigo.
—No. —Es imponente. Dominante. Cortante—. Solo yo puedo cuidarlo.
—Ja.
—¿De qué te ríes?
—Para alguien que no quiere morder a Eiji suenas bastante posesivo.
—No es de tu incumbencia. —Gimotea volviendo a su semblante de siempre—. Y si hipotéticamente lo hiciera, ¿cómo debo proponérselo?
—No sé. —Se encoge de hombros—. Ahí ponte creativo, probablemente ya piensa que eres un patán por rechazarlo la primera vez, intenta tantear el tema, no seas tan "Ash Lynx" para esas cosas.
—¿Eso qué diablos significa? —Shorter lo abraza de los hombros afectuosamente y él debe disimular el nudo que se hace en su corazón ante el mero pensamiento de perderlo. No termines como Griffin.
—Tú sabes lo que significa. —Por favor.
Aunque ninguno logra exteriorizar sus emociones ya que el fuerte de su amistad no es lo sentimental se quedan compartiendo en esa última reunión, bebiendo cervezas, compartiendo porros, contando historias de cuando recién se conocieron, deleitándose con la compañía del otro, ponerse emocional es estúpido, ha estado preparado a perder a Shorter desde que se conocen (y viceversa) porque viven en esta clase de mundo donde la muerte está normalizada al igual que la violencia, ninguno entiende cómo siguen vivos luego de tanto, aún sabiéndolo, metabolizándolo, desglosándolo y repitiéndoselo como si fuera un mantra la idea de perder a Shorter le duele mucho.
¿Por qué? Se debate si se estará volviendo débil o si tal vez es el colmo perderlo luego de ver a Griff.
🐾
Ash compró un parche.
Sí.
No es la forma más creativa ni romántica de proponerle una marca, de hecho, Ash lo compró dejando tirado el objeto a la vista del omega con la esperanza de que así se abra el tema, ¿para qué anda con rodeos? No tiene las pelotas para proponérselo de frente, sin embargo, comprende que no les queda tiempo ya que Yut-Lung preparó tanto a sus hermanos como a Arthur, si existirá una instancia para infiltrarse a los laboratorios y robarse la muestra más fresca es ahora, por eso vislumbra que necesita decírselo antes de que se vaya o habrá sido en vano y bueno, un parche le resultó obvio al ser medida básica de responsabilidad afectiva, es lo que permite la curación, Ash podría haber hecho uno casero o haber gastado menos, más si va a condenar a Eiji al menos quiere que... ríe, asume que es tal como el penthouse, por muy bonito que sea sigue siendo una prisión.
—Eiji. —Tic. Tic. Tac—. ¿Me puedes alcanzar el control remoto? —En un par de días no estará, tendrá que aguantarse antes de emboscar la mansión para darles tiempo de trabajo y rezar para que resulte.
—Claro. —El nipón ni siquiera se inmuta en pasarle el control, ambos están a extremos opuestos del sillón, Ash finge leer un libro mientras que Eiji teclea despreocupadamente en su teléfono, no parece tener consciencia todavía de lo que pasará—. Acá tienes.
—Gracias. —El punto es que si Ash le pidió el control fue porque acomodó el parche encima con una leve esperanza de que el tema regresara (spoiler: no lo hace).
Así que Ash pasa el resto del día intentando que note el parche, lo deja en el nido de Eiji, lo acomoda sobre la toalla cuando se ducha, lo mete en el natto, lo entremete en sus suéteres feos y ¡nada! Llega a la conclusión de que o Eiji es extremadamente torpe o está evitando hablar de la mordida. Al diablo sino quiere charlar de eso entonces, él ni quería morderlo.
—¿Has oído hablar de los parches? —Mentira—. Se usan para después de las mordidas.
—Lo sé. —Eiji tararea sin prestarle atención—. Shorter usó uno ¿no?
—¿Cómo sabes? —El omega alza una ceja, indignado, está en el comedor desayunando pero Ash no ha podido ni tocar su ensalada de aguacates y camarones.
—Yue me contó.
—¿Has estado hablando con él? —Asiente—. ¿Por qué?
—Porque Yue ha tratado de prepararme para lo que se viene.
—Oh. —No quiere hablar del tema, por lo que prefiere clavar su mirada en la lechuga fresca—. ¿Estás nervioso?
—No. —Es un terrible mentiroso, piensa.
—Eiji, por favor.
—Un poco. —Ríe—. ¿Pero qué otra cosa puedo hacer? A veces pareces olvidar que si me buscan no es por mi relación contigo, sino por lo que soy, todos mis otros compañeros murieron ¿no es así? No estoy seguro de si me quiere para disecarme o para seguir experimentando, no estoy seguro de nada más de que si no fuera por ti no habría llegado tan lejos.
—Eso no es cierto. —Intenta consolarlo y es instintivo, sus feromonas se han enturbiado, resulta que le afecta en demasía verlo mal porque no lo merece—. Habrías ido con la policía.
—Por favor, Ash. —Sus ojos cafés penden en la taza de té que tiene enfrente—. Conversamos de eso cuando nos conocimos, probablemente me habría vuelto a secuestrar pero ya no habría corrido con la misma suerte que tuve cuando me salvaste y está bien, ya he vivido mucho más de lo que esperaba o creía posible para alguien como yo.
—Una persona como tú debería vivir una vida larga. —La impotencia chorrea a través de su voz, más no impresiona llegar hacia el omega, lo nota por sus ojos tristes, unos ojos que le rompen el corazón.
—No me refiero a tiempo. —Eiji intenta ordenar sus pensamientos y Ash no sabe cómo diablos lidiar con esto, el nipón fue maravilloso reconfortándolo esa vez que lloró pero ¿él?, ¿qué puede hacer él?
—¿Entonces? ¿A qué te refieres?
—¿Te conté acerca de mi vida en Japón? —No lo pregunta—. Estaba tan abrumado, sé que nadie me obligaba a nada, pero aún así me sentía en obligación de muchas cosas, sé que ahora se escucha casi como una niñería considerando a lo que nos enfrentamos y sin embargo, en ese entonces en realidad me sentía muy infeliz, me acostumbré tanto a estar triste que olvidé que pueden haber cosas además de la tristeza, tú me recordaste eso.
—¿Cómo podría haberlo hecho?
—Porque me haces feliz, Ash. —Eiji se encoge de hombros diciéndolo con suma naturalidad—. Haces de mi vida mucho más alegre, no me arrepiento de nada de esto.
—¿Feliz? —¿Qué clase de...?
—Soy mucho más feliz desde que estás a mi lado, gracias.
Ash aprieta su corazón queriendo arrancárselo para que deje de doler, incrusta sus uñas en su camisa con la esperanza de que así se detenga el chorro de emociones que aunque no descifra vislumbra lo mucho que están lastimándolo. Por un lado, es consciente de la franqueza en las palabras del omega, es obvio que está más feliz si su único contraste es una familia invalidante o el laboratorio clandestino de Dino, hasta Ash estaría contento con eso, pero por otro lado realmente quiere aferrarse a la idiota idea de que es especial, de que todo este tiempo se ha dicho que no es tan importante para Eiji dado que aceptarlo sería su perdición, su corazón no soporta el pensamiento de ser correspondido a pesar de desear más que nada serlo, vaya ambivalencia.
Le da risa, antes era mucho mejor mitigando e ignorando sus deseos humanos ¿qué le pasó a su sed de venganza?, ¿qué le pasó al asesino de sangre fría?, ¿a ese prostituto que amaba ser un escusado?
—Es tan peligroso que vayas. —Así que solo puede desmoronarse y aceptar que en estos momentos lo que pase con el mundo le importa un carajo—. Déjame morderte, así irás más seguro.
Porque su mundo es Eiji. Su alma. Su corazón. Su todo.
—¿De qué hablas?
—Déjame morderte. —Insiste—. Era algo que tú querías, ¿no es así? Me dijiste que si tenías que ser mordido por un alfa desearías que fuera yo, pues ha llegado el instante.
—Ash.
El aludido se levanta de la mesa sin siquiera tocar su ensalada, agarra ese parche de golpe para poder encaminarse hacia el omega quien permanece paralizado en la silla, clava los ojos en la nuca desnuda aún, se relame los colmillos y acá debe aceptar otra cosa que no quería: es un alfa, tiene los instintos de un alfa y eso en cierta medida lo convierte en la misma mierda que sus abusadores. Ash ríe porque la ironía le resulta sumamente jodida, mientras acomoda los mechones de Eiji lejos de dónde pondrá fin a esta tortura recuerda las veces en dónde a él lo mordieron pero no paso nada, esto es lo correcto a hacer, se repite a sí mismo.
Además Eiji quería una mordida suya y él bien sabe que todo tiene una moneda de cambio, acá está.
—Acá vamos.
—Ash. —Sin embargo, Eiji acomoda una mano sobre su pecho, se ha dado vuelta—. No.
—¿No? —Frunce el ceño—. ¿De qué hablas?
—Odias la idea de hacer esto. —Y luce tan herido con sus ojos cristalinos cuando lo acepta—. No vas a hacer algo de lo que más tarde te arrepentirás, no si puedo evitarlo.
—Pero tú quieres.
—Eso da igual.
—¡Pero es por tu seguridad! —Insiste—. ¿Cómo irás a la mansión de Dino estando tan desprotegido?
—Entiendo por qué quieres hacerlo acá. —El nipón se levanta para tocarle la cabeza—. Pero acá creo que la historia es diferente. —Su caricia poco a poco desciende a su corazón—. Y eso está bien.
—No lo está. —De repente, se siente como un niño pequeño—. ¡¿Cómo podría estarlo?! Soy un alfa, esto es lo que hago, esto es lo que se supone que debo hacer.
—Eres un alfa, es verdad. —Poco a poco Eiji lo calma y lo acuna contra su pecho—. Pero sin importar lo que seas no debes hacer nada que realmente no quieras, la gente debe respetar tus límites.
—¿Por qué tú...?
Ni siquiera tiene algo coherente que responder porque cuando Eiji se porta así lo mata de miedo, es que no tiene sentido, todos siempre han querido algo de Ash, incluso esas personas que dicen amarlo como la pandilla, Shorter o Skip necesitan algo a cambio: protección, lealtad, un líder, es una moneda de cambio mucho más amigable al sexo o al asesinato por supuesto, pero a fin de cuentas igual piden un pedazo del lince, tomando y tomando hasta dejarlo siendo migajas, Ash teme no ser nada, supone que en parte por eso enterró su inocencia en Cape Cod.
Pero Eiji, Dios.
Hijo de puta.
El maldito Eiji Okumura que no sabe cuidarse a sí mismo y sigue una y otra vez probándole que estará a su lado sin importar qué, le da risa, al principio Shorter le dijo que se había encariñado ya que eran de mundos diferentes y eso llamó su atención, ahora desglosa que es mucho más profundo, que aun habiéndolo conocido empapado con sangre, Eiji nunca lo vio como una bestia salvaje descorazonada y de hecho, es todo lo contrario, Eiji lo ve como si fuera frágil, como si fuera capaz de ver lo lastimado que está, cómo si percibiera lo magullada que yace su alma y en vez de aprovecharse de eso, lo sana.
—¿Puedes hablarme con franqueza ahora? —Ni siquiera debería sorprenderle, a pesar de su fachada Eiji lo notó extraño porque lo conoce de verdad—. Sé que esto de la mordida no vino solo por el plan de Yut-Lung. —Ash quiere contradecirlo y decirle que sí, que esto es a raíz del temor que no tener el control le infunde—. No del todo, al menos.
—No pude dejar de pensar en esto desde que me lo mencionaste. —Entonces, ¿qué otra cosa puede hacer además de mostrarse? Es todo, Eiji puede hacer lo que quiera con su alma desnuda, le pasa el cuchillo, le entrega el arma y le muestra el pecho—. Porque me gustó la idea de morderte.
—Ash.
—No quería admitirlo. —Baja la mirada—. No podía admitirlo.
—¿Por qué?
—Por favor, Eiji. —Ríe con tristeza—. Mira lo que soy, todo este tiempo te he hablado de que todavía tienes una vida que retomar ¿cómo podrás hacer eso si te estoy hundiendo? Debería ser otra persona más normal, alguien bueno, alguien como Shorter o Alex quizás pero cuando pienso en eso...es como si me estuvieran arrancando el corazón de acá adentro, me siento tan sin alma, me aterra perderte.
—Ash. —El omega se alza en la punta de sus pies para acunarlo de las mejillas, pero no quiere mirarlo o le dolerá demasiado—. Pequeño. —No me llames así o me quebraré. No me sanes el corazón si lo vas a hacer trizas. No me digas como Griff solía decirme cuando vivía que lo extraño.
—Sé que es estúpido, yo mismo te dije que no podemos ser nada y es cierto, no podemos, eso es lo peor, aún así tengo el descaro para quererte marcar y atarte a mí para siempre ¿no es eso enfermizo?
Al final, soy lo mismo que Dino.
Vaya putada.
De repente, quiere llorar y tiene que esforzarse para no deshacerse en lágrimas frente al omega, Ash Lynx no es un puto sentimental, llorar no sirve de nada, de hecho, muchas veces lo empeora, la gente es mala y disfruta haciendo daño, pisoteando al más débil de la cadena alimenticia, ni siquiera logran verlos como si fueran seres humanos. ¿Te duele? Qué maldito chiste, ¡claro qué dolía!
—No es enfermizo. —Pero Eiji es tan injusto—. Está bien, yo te prometí un "para siempre", Ash.
—Pero debería haber sido un "solo por ahora", no deberías querer más.
—Creo que es mi problema si quiero más. —Ríe comprensivo. Dulce. Paciente. ¿Por qué? Aun si Ash ha lidiado horrores innombrables nada se asemeja con el terror que le da estar con Eiji, con lo ínfimo y pequeñito que se siente entre sus brazos, igual que un gatito al que abandonaron, es realista, todos los que ha amado se van, si ama a Eiji también se irá—. Y yo elijo darte mi para siempre.
¿Y cómo se podrá levantar cuando se vaya?
Simple. No lo hará.
—Eiji. —Debería ser valiente y dejarlo ir—. Quiero morderte, no te lo estoy pidiendo porque me crea forzado, te lo pido porque soy egoísta, lo siento.
—No es egoísta si yo también lo quiero.
—¿Por qué ahora te ves tan cómodo con la idea? —El nipón tararea entrelazando sus dedos—. Dime.
—Porque te ves completamente distinto a cuando me lo propusiste la primera vez. —El agarre resulta suave, lento, delicado, es como tocas a algo valioso, no a un asesino de manos callosas y manchadas.
—¿Cómo puedes saber la diferencia? Te lo dije exactamente igual.
—No. —Eiji ríe—. No lo hiciste.
—¿En qué sentido?
—Es difícil de explicar. —Eiji frunce el ceño y estira los labios, Ash tiene muchas ganas de besarlo, se muere por poderlo besar hasta que ambos queden sin aire y el mundo deje de importar—. Pero eres tú ahora, antes no lo eras.
—¿Qué diablos?
—Puedo notar la diferencia. —El omega se separa de manera juguetona—. Llevamos viviendo juntos un buen tiempo ya ¿no te parece?
—Sí.
—Entonces es esperable que te conozca.
Pero Ash no es capaz de explicar que independiente del tiempo nunca nadie logra notar la existencia de una diferencia. Es que Eiji. Dios. Eiji lo matará.
De cualquier manera, van al cuarto sin soltarse la mano, ve que Eiji tiene miedo y está bien, Ash está igualmente asustado, por eso procuran ir con suma suavidad, Eiji expone su nuca mientras que él se permite disfrutar del momento, hunde su nariz en esa deliciosa nube de feromonas, lo huele con tal descaro que hasta sus orejas enrojecen pero da lo mismo, no queda espacio para la vergüenza, siente cómo el corazón de Eiji se acelera tal como el suyo, presiona sus labios en el cuello consiguiendo que se le ericen los vellos y la piel se le ponga de gallina.
—¿Estás bien? —Ash tantea aferrándose a la calidez del omega, a la ternura esponjada de su melena negra—. ¿Quieres que siga?
—Sí. —Eiji le aprieta la mano, tampoco es brusco, solo le pide un ancla—. Estoy listo.
Ash traga duro preguntándose cuándo fue la última vez que alguien acunó su vulnerabilidad, que fue capaz de ver que no tuvo una infancia normal ni una familia amable, que el peligro, el abuso, el dolor, la muerte y el trauma siempre han estado presentes, eso se ve reflejado en una soledad sublime, ríe inclinándose aún más a su nuca, dejando que su alfa interior ronronee de manera juguetona, porque esa es la cosa con Eiji: no se siente más solo y aunque da miedo...
—Acá voy.
Ash muerde a Eiji.
Le pone un parche.
Ya iniciamos con un arco mucho más denso, así que probablemente mañana tengamos advertencias, pero acá con fe a que salga todo bien.
Nos vemos mañanita~
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