16. Ronroneo de omega.
Hi~ Ando atrasadita con los comentarios porque hoy fue día de votación y pucha que fue caotica la cuestión, así que los andare respondiendo en la tarde. Este capítulo no hay nada de que preocuparse en verdad, da luces de a dónde vamos a ir y a qué arco vamos a entrar más que nada, pero si quiero dejar en claro que si Ash no se ve "tan afectado" con lo que pasó es por algo, bien sabemos que Ash es grandioso huyendo de sus traumas porque no puede hacerse cargo en estos contexto así como bien sabemos que le pasan la cuenta cuando para.
El capítulo de hoy es para TiaNgeOL, muchas gracias por el tremendo apoyo y cariño que le has estado entregando a esta dinamica, de verdad ha sido algo muy reconfortante e inesperado, así que espero que te guste, por lo mismo te pensé un capítulo más de confort.
Eiji está riendo.
Sí.
¿Hace cuánto no lo escuchaba reír así? Ash no lo sabe, sin embargo, queda embelesado por el sonido tan estridente e incluso grosero, es precioso, si bien, todas las risas de Eiji son deslumbrantes existen algunas que le gustan más que otras, por ejemplo, esas risas corteses que regala si algo lo hiere pero no lo expresará en voz alta para "no ser una carga", esas risas melancólicas que usa para responderle acerca de su pasado en Japón o su familia o esas risas que ha empezado a mostrarle cuando se miran a solas y es casi como si quisiera llorar. Esas no le gustan mucho. De hecho, esas risas le duelen. Pero también hay muchas que le gustan y que ha aprendido a apreciar con el tiempo. Risas de esa-pistola-es-de-verdad aunque sea hipotético o risas cómplices mientras se golpean los pies bajo la mesa, risas malvadas al prepararle natto ya que es un bastardo, al ponerle poleras de Nori Nori, al decir que sus libros son porquerías o burlarse de sus instintos de gato mimado.
Es imprudente. Mierdoso. Lindo.
Eiji siendo Eiji.
Incluso esas cosas que deberían molestarle le resultan adorables, debe ser efecto del trauma que le generó ir a Cape Cod, se dice.
—Ash. —Pero vislumbra la mentira cuando Eiji quiere darse vueltas—. ¿Ya puedo ver?
—Aún no. —Tararea.
—¡Ash! —Eiji lloriquea—. Me has arrastrado por toda la ciudad así, ni siquiera sé en dónde estamos.
—¿No confías en mí, onii-chan?
—Confío. —Ni siquiera duda—. Te confío mi vida.
El corazón de Ash palpita in crescendo con esta simple confesión, está cubriéndole los ojos al japonés usando sus dos palmas, como es más alto es fácil mantenerse en esa posición, lo ha arrastrado desde aquel cuarto que compartieron desde que quemaron el local del Club Cod hacia el metro y del metro hasta el penthouse que ha comprado, debe admitir que existe un tinte romántico en esa escena que es casi como si le fuera a mostrar lo que será su nidito de amor cuando obviamente no, menos si vio con sus propios ojos lo que pasó con su hermano, de una u otra manera es un asesino ¿cómo podría?
Lo miras como si pudiera bajarte las mismas estrellas.
Aunque odie admitirlo, Max tenía razón y Aslan no es tonto, entiende perfectamente eso que siente.
—¿Estás listo? —Pero no se puede hacer cargo, no en este momento.
—¡Listo! —No con Arthur, con Dino siguiéndoles la pista de tan cerca, eso les costaría la vida y ahora Ash tiene que proteger la integridad del nipón.
—¡Sorpresa!
—¡Ah!
Así que al menos quiere esto.
—Ash. —Cuando el aludido le quita las manos de encima el mundo se para, no porque Eiji haga algo o diga algo especial, sin embargo, el brillo que chispea en sus pupilas es inefable. Hermoso, concluye. Sin duda esa expresión es hermosa y tal como las cosas que Eiji le ha permitido ir descubriendo poco a poco, esa belleza queda plasmada en su corazón—. Es precioso.
Tú eres precioso, quiere contestarle, más, no lo hará.
Hacerlo implicaría romper una línea que no puede romper todavía, no si lo más importante es cuidar que no caiga en manos de Dino, no quiere que termine como Griffin, ¿acaso eso se podría considerar como su hermano? Aunque no entró lo supo apenas puso un pie en la cabaña, estaba muerto puesto que lo mandó a la guerra, si hubiera sido un niño bueno quizás seguiría acá.
—¿Te gusta? —Es la modesta pregunta que articula cuando no existe pizca de modestia en cómo se atrevió a elegir el apartamento, si bien, es cierto que la ubicación es privilegiada para rastrear a Dino la razón principal para escogerlo fue verlo feliz—. Lo elegí pensando en nosotros. —"Nosotros" pero qué descarado para usar esa palabra.
—Es inmenso. —Dice maravillado—. Debió costarte una millonada, no era necesario que compraras algo tan ostentoso, estaba bien con la habitación.
—No, no lo estabas.
—Pero...
—Nada de peros. —Lo frena—. Eres tan terco. —Ni siquiera se da cuenta del instante en que le toma la mano para guiarlo por los diferentes cuartos del penthouse—. Te va a gustar, mira, tiene una gran cocina americana para que puedas finalmente hacer tus platos malolientes sin que me mates con la peste.
—¡Oye!
—También tiene un balcón lleno de flores, sé que te gustan las flores así que las pedí para ti, hay un gimnasio y un supermercado abajo, el cuarto de invitados y nuestro estudio. —Sus manos aun yacen enlazadas cuando lo guía hacia la pieza enfrente del edificio de Dino, hay una cámara ante un trípode apuntando hacia la ventana, también existen hileras e hileras de libros y es una combinación curiosa.
—¿Acá se supone que haremos el trabajo?
—Exacto. —Tararea—. Y finalmente nuestro cuarto. —No lo empuja, lo jala suavemente para guiarlo hasta la última pieza dentro del penthouse, es sencilla y aun así, es su lugar preferido.
—Nuestro. —Eiji replica soltándole la palma, ingresando a la habitación para examinar ambas camas gemelas—. ¿Por qué?
—¿A qué te refieres?
—En Downtown dormimos en la misma pieza porque no teníamos otra opción, detestas que el resto invada tu espacio personal.
—Tú no invades mi espacio personal, tú... —Sus puños se tensan sobre su pecho, la voz se tranca en su garganta y se siente como un nudo imposible de desatar, Ash quiere decirle muchas cosas, te has vuelto mi hogar, no me invades, te quiero, quiero tenerte cerca, necesito tenerte cerca, más su mente es un campo minado del que no consigue escapar y aunque escapara, ¿a dónde iría?
—Puedo dormir en el cuarto de invitados si lo prefieres, ¿por qué repartiste así las habitaciones? Te has llegado incluso a burlar de mis nidos, creí que estarías muy contento de no lidiar con mis hábitos.
—No lo pensé. —De repente, se vuelve consciente de lo instintivo que se ha tornado mantener cerca a ese terco—. Solo asumí que dormiríamos en el mismo cuarto como siempre. —Eh acá una cuestión que no quiere preguntar pero debe hacerlo—. ¿Te molesta? —¿Te incomodo? ¿No te sientes seguro luego de que me viste transformado?
—No. —Los ojos de Eiji son malditamente sinceros—. No me molesta ni un poco.
—Bien. —Ash sonríe, le cuesta mantener el contacto visual con su compañero y es raro, es Ash quien tiende a intimidar a sus víctimas con su belleza angelical, por ende, está entrenado para tolerar todo tipo de situaciones que lo pongan bajo presión—. A mí tampoco me molesta. —¿Pero esto que surge entre ellos dos? Mierda. Está perdido.
—Debería ir a desempacar.
—Sí, ve a hacer eso.
—Ash... —Pero Eiji se queda plantado en medio del ventanal, el sol empapando su piel cobriza le da una apariencia mucho más etérea que lo deja absolutamente embelesado—. ¿Puedo abrazarte?
—¿Eh?
—¿Puedo abrazarte? —Otra vez están en medio del comedor, de repente, aquel inmenso penthouse se siente diminuto o tal vez es él quien se concibe ínfimo ante la presencia del japonés—. Desde que has vuelto te he sentido extraño, puede ser mi imaginación pero siento que pasó algo más de lo que me has contado en Cape Cod y quiero... —Eiji frunce el ceño y se detiene—. No sé qué pretendo con esto, lo lamento, fue una idea tonta.
—Puedes. —Pero Ash comprende perfectamente lo que pretende hacer, por ende, se planta delante del moreno con los rayos del alba besándolos como si fuera una aurora boreal—. Puedes abrazarme.
Eiji asiente, se alza en la punta de sus pies claramente nervioso antes de estrecharlo entre sus brazos contra su suéter, no es brusco ni demandante al hacerlo y de hecho, es tan amoroso que rompe algo que ya estaba roto dentro del corazón de Ash, no puede resistirse, no quiere, así que recibe más que gustoso la caricia, envuelve al omega con sus palmas, es pequeño, es tan pequeño que le cabe en el bolsillo del corazón igual que un pétalo de girasol, lo aprecia a la deriva, flotando en el viento, es tan frágil y al mismo tiempo lo atrae con la fuerza que ejerce la tierra, Eiji es su gravedad, rumia mientras hunde su nariz en los cabellos esponjados del omega, Ash solo cayó hacia él sin razón, en un palpitar, en dos, en tres.
Cayó de cara en el amor.
—Vi a Griffin. —Y ya no tiene sentido resistirse si acabará de todas maneras orbitando a su alrededor así que lo usa como un refugio, como un hogar y una zona segura—. Él era el sujeto de prueba.
—Ash.
—¿No es gracioso? Todo este tiempo pensé que estaba muerto y maldecía eso pero ahora en verdad preferiría que estuviera muerto en serio, sería menos cruel, sería...¿por qué Griffin? Él nunca lastimó a nadie, no adrede, no si podía evitarlo, él era la única persona decente en ese pueblo podrido, todo esto es tan injusto, ¡es una mierda! Me da rabia. —Me da pena.
Eiji no dice nada, nada de lo que diga curará a su hermano no obstante lo abraza como si se estuviera aferrando a su propia vida y lo hace sentir tan amado que su corazón se sale de su pecho para quedar en las palmas del omega, puede romperlo, botarlo, abandonarlo, despreciarlo, estará bien, Ash sabe cómo luce el corazón putrefacto de un asesino, no es bonito y aun así.
—Debió ser muy fuerte verlo. —Aun así, aun así, aun así—. Fuiste muy valiente, Ash. Estoy orgulloso.
—No, no lo fui.
—Lo fuiste.
—No fue valiente. —El alfa hunde su nariz sobre los cabellos entintados—. Fue cobarde, no fui capaz de entrar a hablarle, no pude ni mirarlo a la cara, era obvio, mi hermano solía escribirme sobre aquel hombre que fue su "único amigo real" si hubiera querido habría atado cabos sueltos apenas empecé a hablar con el anciano, pero no lo hice, tenía todas las pistas para verlo y no fui capaz. —En el fondo le aterraba demasiado la posibilidad de que Griffin fuera el soldado desdichado del que escribió Max antes de retirarse públicamente de la investigación.
—No fue cobarde no ver eso. —Pero cómo siempre, Eiji lo valida ¿y qué puede hacer contra eso? Es una marejada moviéndose a merced de la luna—. Creo que tu hermano es importante y eso te dolió.
—Lo hizo. —Se esconde aún más en Eiji—. Al menos rescatamos información útil, es decir, el anciano hasta fue lo suficientemente gentil para pasarme muestras de sangre, no fue una pérdida total, creo.
—Basta. —Eiji lo toma de las mejillas—. No hagas eso.
—¿Qué cosa?
—No arregles ni tapes tu dolor mostrándome lo bueno de la situación, fue jodido lo que te pasó, no vamos a fingir que no lo fue.
—Tú. —Le da risa—. En serio has cambiado desde que te conocí. —Le da tanta risa que lucha con tal de no llorar, nunca llora enfrente de los demás, nunca llora en realidad, hacerlo sería un recordatorio de la humanidad que sacrificó y lo heriría, hilarante ¿no?
—Bueno. —Eiji se encoge de hombros—. Supongo que tu influencia es fuerte. —Es instintivo anhelar arrojar una broma sobre cómo lo arruinó por su pésima influencia—. Me haces mejor persona, haces que me guste mucho más a quién era cuando llegué. —Es injusto.
Eiji es tan injusto.
—Realmente estás loco. —Es tan injusto que haga estas cosas que le sangran en el corazón—. Estaba nervioso de que al volver ya estuvieras secuestrado.
—Tch. —Eiji le pega en el hombro—. No me subestimes, soy fuerte, soy muy fuerte. —Hace hincapié en sus bíceps como si pudiera demostrar algo debajo de ese suéter de abuelo.
—Así lo veo. —Pero él le sigue el juego revolviéndole el flequillo—. En serio extrañaba estar en casa.
—Pero no volvimos a Downtown.
—Lo sé. —Ash tararea dándole la espalda—. No estaba hablando de un lugar, sino de una persona.
🐾
El trabajo de Ash implica desarrollar habilidades blandas como la paciencia y la comunicación con el objetivo de que sus subordinados obedezcan sus órdenes con la mayor claridad posible, por eso salió tan bien el atentado contra el Club Cod y han podido avanzar con un profesionalismo envidiable pese a ser pandilleros adolescentes, Dino debe estarse retorciendo en su ausencia, pero siempre le dio la sensación de que lo subestimaba incluso si invertía en tantos tutores para educarlo, la dinámica llena de respeto y devoción con sus hombres le permite libertad, el problema es que esta impresiona estar más deteriorada gracias a la presencia de los omegas.
—¿Qué? —Y de hecho, la serpiente posee la osadía de indignarse por su mal recibimiento—. Vinimos a darles la bienvenida a su nueva casa, ¿por qué me miras tanto?
—No los invitamos.
—Vaya que subieron de estándar considerando que antes vivían en un basurero, este basurero se ve más decoroso al menos.
—No los invitamos. —Repite irritado—. Fuera.
—¿Dónde tienes las cervezas, Ash? —Shorter le grita desde la cocina—. No encuentro nada decente.
—No compré este penthouse para que ustedes vengan a pasar el rato. —Ash confronta a Yut-Lung a pesar de la mirada de reproche del nipón, él no puede perdonarlo—. Váyanse los dos.
—¿Dos? —La serpiente tuerce una sonrisa—. No somos dos, somos tres.
—¡Eiji! —De pronto un enano entra al penthouse gritando el nombre del omega, apesta a feromonas y pubertad porque probablemente recién se está manifestando, tiene los ojos rasgados, la piel pálida y es tan diminuto que Ash puede quebrarlo como a un palillo—. ¡Ya vine!
—¡Sing! —Su sorpresa es que Eiji le corresponda—. ¡Bienvenido!
—Sing. —Ash repite matando a Shorter con la mirada—. ¿Tu protegido? —Nunca lo había visto rostro a rostro.
—Yue no me dejó estar a solas con Eiji para cuidarlo, por eso tuve que traer a Sing. —Ash mira repleto de decepción a la víbora venenosa, es posesivo ¿eh? Pero no debería sorprenderle por su especie.
De cualquier manera, Ash se queda en un rincón viendo cómo Eiji y Sing charlan amenamente acerca de cosas que él no entiende, lucen como si fueran mejores amigos de toda la vida, eso quizás provoca que un mordisco de celos se intensifique en sus entrañas, no, se dice, no puede permitirse sentir esa clase de cosas cuando se juró que anticiparía el bienestar del nipón, ¿qué es eso de celos? Ni siquiera le gustan los hombres, su extenso historial de abuso sexual le impide confiar tanto en hombres como mujeres pero las mujeres suelen ser más llevaderas que los hombres, incluso con sus cercanos como Shorter le costó confiar temiendo (y deseando) secretamente ser abusado. Pero no. E independiente de eso, no tiene permiso para tener una vida amorosa si su meta es acabar con Dino, tampoco siente el menor interés por el tema.
Probablemente lo que siente por Eiji es mera sugestión.
Está desesperado.
Sí.
Porque Eiji es lo único que le queda.
—¡Haz el truco! —Sing le pide y ¿desde cuándo Eiji es un payaso para hacer trucos?—. Es muy bonito de ver.
—¿Truco? —Ash interviene, el rostro del nipón de pronto es de un adorable carmesí ¿por qué duele?
—Eiji se convierte en conejito. —Sing le explica como si fuera el descubrimiento del siglo ¡puff! Claro que no es gran cosa si todos ya lo sabían—. Me gusta acariciarlo así.
—Él no se deja acariciar.
—Sí lo hace, solo tienes que pedírselo.
—Cómo si el bastardo fuera a hacerlo, nunca se convierte cuando se lo pido, es un terco sin remedio.
Entonces un segundo Eiji está y al siguiente de entre su ropa sale una motita de pelo negro que salta de inmediato al regazo de Sing y además...
—¡Ah! —Ronronea—. ¡Esto es nuevo! Qué lindo.
Eiji está ronroneando, ja.
Se ha acomodado contra la camisa del mocoso con los ojos cerrados, su colita meneándose de forma energética y errática y las orejas relajadas, el sonido es cálido y tenue, es totalmente diferente al eco que producen los alfas, esto resulta sumamente atrayente y remece cosas en su interior que ni sabía que existían, esto de estarse conectando con su alfa ha sido sumamente doloroso, no es que Ash no pueda aceptar la naturaleza, ha aprendido a explotar y usar sus instintos como armas, la cosa es que Eiji está convirtiéndolo en algo doméstico y Ash no puede tener esa clase de vida.
—¿Qué tal, Lynx? —Por supuesto, Yut-Lung viene a tirar saña—. Tu conejo está ronroneando porque otro hombre lo acaricia, es un infiel.
—Eiji y yo no somos... —Ni siquiera se molesta—. ¿Qué diablos pretendes tú? —Y procede a quitarle del regazo a Eiji, no porque esté celoso o algo parecido, claro que no, solo quiere enfrentar al omega.
—No le gusta que lo cargues así. —Sing le dice como si lo conociera más.
—Claro que le gusta que lo cargue así. —Lo tiene elevado en el aire de las axilas, Eiji patea y gimotea queriendo escaparse de sus brazos—. Voy a traerte la jaula a ver si te portas bien. —Y finalmente el bastardo lo patea lo suficientemente cerca como para darle en la mejilla—. ¡Hey! ¡Eso duele!
—Te dije que no le gustaba. —Sing acuna de regreso al omega quien luce indignado, ni siquiera está dándole la cara ahora, al contrario, alza su cola y evita el contacto—. Eiji es delicado, tampoco parece gustarle que lo metas a una jaula.
—Es un mimado. —Chista—. Si fuera más adorable no habría necesidad de amenazarlo.
—¡Eiji es adorable! ¡No es un bastardo!
—Ajá.
—Quizás Eiji desea que tú seas más adorable con él. —Shorter mitiga una carcajada con el antebrazo porque la situación le resulta hilarante ¿quién diría que una amistad entre Sing y Eiji saldría tan bien para él?—. No debes asustar a los conejos.
—¿L-Le asusto? —De pronto Ash palidece y la catástrofe se dispara como un cohete sin freno alguno hacia el espacio—. Porque esa no es mi intención, no realmente.
—No creo que le asustes. —Sing lo calma—. Pero debes acariciarlo con cuidado, así yo me gané toda su confianza. —Renacuajo presumido.
—¿Por qué me dices esto?
—¿Cómo explicarlo?
Sing se queda pensando en cómo ponerlo en palabras.
Ash Lynx es una figura casi mítica en Nueva York, es un jefe insondable, un asesino a sangre fría, un alfa con instintos sanguinarios y puntería perfecta, todo eso acompañado de una belleza surreal que solo lo torna más aterrador, Sing lo admira como algo que desconoce y es ajeno igual que una pintura colgada en un museo o uno de esos héroes que se leen en las páginas de los libros, por eso, le resulta tan difícil encajar la versión que Shorter le cuenta de su mejor amigo ¿un mocoso berrinchudo?, ¿un niño que le pone apodos despectivos como "cabeza de mármol"?, ¿un chiquillo de un pueblo usando sombreros de paja y jardineras? Sing no le creía, no en realidad porque la imagen que tiene es la del depredador más temido, de una bestia.
O esa era su percepción hasta que...
—No quise hacerlo enojar, en serio. —Hasta que lo vio con Eiji.
—Apoya tu mano suavemente en su lomo. —Eiji no impresiona feliz con esa idea—. Anda, no prestes atención a sus berrinches, ya se le pasará.
—Bien. —Ash obedece a Sing y acomoda su palma entre los suaves mechones negros del omega, su respiración se corta el instante en que puede sentir al corazón de Eiji palpitar en su mano, vulnerable y frágil son las primeras dos palabras que se le vienen a la cabeza—. ¿Así está bien?
—Así está bien. —Sing lo guía—. Ahora ve hacia las orejas, le gusta ahí. —Y él realmente desea poder reclamarle porque pensó que conocía a Eiji mejor que nadie y le duele saber que no es así y que otra vez sobreestimó su importancia, sin embargo, ¿acaso no es su culpa?
No quiere pensarlo, en su lugar prefiere deslizar sus dedos entre las orejas esponjadas, le resulta un poco más sencillo expresarle a Eiji qué significa en ese estado, el conejo parece entenderlo al subirse a su regazo y esa vez ronronear para él, es un sonido diferente al que emitió con Sing, cuesta precisar el motivo exacto, más, Ash asume que este ronroneo trasmite mucho más que solo confort y calidez.
—¡Ah! ¡Lo hiciste!
—Sí. —Ash suspira atontado deleitándose por el ronroneo, su alfa interior se siente como si acabara de revolcarse en hierba para gatos, está contento, extasiado—. Ya no te amenazaré con la jaula.
Eiji patea estando de acuerdo con la decisión y Ash realmente se siente remecido por el ronroneo a pesar de las instrucciones de Sing.
¿Por qué tú...? Cuando yo estoy tan destrozado.
—Muy bonito y todo. —Yut-Lung interrumpe el momento—. Pero tenemos asuntos pendientes para charlar, Lynx.
—Sí. —Ash suspira y deja de acariciar a Eiji—. Lo sé.
Se va con Yut-Lung.
🐾
Yut-Lung lo mira tal como lo haría una víbora con un ratón, los ojos oscuros y gélidos le atraviesan el alma igual que una navaja, francamente Ash no aprecia lo que Shorter vio como para permitir que lo mordiera, no es un juego una marca ni de alfa ni de omega, es un vínculo de dependencia eterno en donde quien acaba siendo la víctima siempre pierde, cree que en cierta medida la serpiente saborea este resentimiento y se deleita por eso, pero ahora vinieron por negocios.
—Has estado demasiado callado con lo que viste en Cape Cod. —Por supuesto que sabe a dónde fue incluso sino le contó directamente—. ¿Conseguiste algo bueno?
—Entender la droga no será problema. —¿Debería pasarle la muestra de sangre? No confía, más, el omega es un experto en venenos y podría acelerar el proceso para detener a Dino o descubrir alguna cura si eso es posible ¿si hubiera una cura Griff volvería a la normalidad? Ja—. Conseguí información.
—Más te vale. —El histérico juguetea con su pelo, sus delgados dedos se deslizan hacia sus glándulas de feromonas, Ash apenas tolera la peste—. Porque también tengo noticias.
—¿Por eso quisiste hablar a solas?
—Es malo que los niños escuchen. —Irónico considerando que él tiene 16 años.
—Escúpelo.
—No sé qué diablos pasa con Arthur, no tengo información de eso, pero sé que Dino volverá bastante pronto y apenas eso pase mis hermanos me darán una orden, se aliaron, debió sobornarlos.
—¿Qué orden te dieron? —Ash no está para juegos.
—Secuestrar a Eiji Okumura. —Como siempre—. Y llevarles a Shorter Wong.
—¿Shorter? —Palidece—. ¿Por qué? Dino nunca se ha metido con él. —Tarde o temprano sabía que Golzine explotaría a cada uno de sus seres amados para torturarlo. No puede saber de Griffin.
—Tienen listo el prototipo final de la droga, quieren a un sujeto de prueba.
—¿Un sujeto de prueba?
Como Griffin que quedó malditamente postrado en una silla de ruedas sin siquiera reconocer al beta que lo salvó y lo ha mantenido con vida todos estos años, que ni siquiera puede ir al baño por sí solo, ni comer, ni vestirse, ni bañarse, ni hablar, no reconoce a papá ni a su puto hermano menor ¿así será con Shorter?, ¿en eso se convertirá Shorter? En un cascarón, en un cadáver andante, en un fantasma al que siempre tendrá que cuidar. No. Shorter odiaría eso. Él no merece eso. ¡Es un grandioso amigo!
Ash preferiría matarlo con sus propias manos a verlo pasar por ese martirio.
—No. —Sus feromonas inundan el apartamento, se puso más agresivo de lo que puede controlar, es que ¡vamos! ¿Qué clase de retorcido lo sometería a tanto?—. No dejaré que te lo lleves.
—Ni planeo hacerlo. —Yut-Lung lo mira de pies a cabeza como si estuviera viendo a una mancha fea en el piso, se sirve de la cocina una copa de vino cuando es Ash quien la precisa—. No vayas a olvidar a quién le sirve ese alfa, Shorter Wong es mío, tampoco tengo intenciones de que lo usen como rata de laboratorio antes de que me sea de utilidad.
—Hablas como si fuera dispensable.
—¿Acaso no lo somos todos? —Ríe—. Sé realista, Lynx.
—¿Cómo se supone que te confíe a las dos personas más importantes para mí si tienes esta actitud?
—Pues no pareces tener muchas más opciones. —Sus dedos se tensan alrededor de la copa, el vidrio se craquela al ejercer demasiada presión—. ¿O sí? —El vino escurre de sus colmillos como un veneno borbón. Plic. Plic. Plac.
—Si algo llega a pasarles te degollaré con mis propias manos.
—Para tu desgracia. —El omega se contornea enfrente—. Me gusta ser el sádico en los juegos, no el masoquista.
—Bastardo.
—No te estoy obligando a nada, te estoy dando tiempo para qué pienses en qué hacer, podemos ser más inteligentes que ellos y anticiparnos o dejar que nos ganen por culpa del temor, lo que sea que elijas, ellos de igual manera vendrán.
Ash se queda mirando un punto en blanco en la cocina escuchando los ronroneos de Eiji a la distancia y preguntándose cómo será el resto de su existencia sin ellos. De pronto, deja de estar disociado, de pronto, se da cuenta de lo verdaderamente jodidos que están. Carajo.
El siguiente capítulo igual es muy relax, con harta intimidad emocional de parte del AshEiji antes de meternos más de lleno en los conflictos porque tal como en los videojuegos acá vamos enemigo por enemigo y el primero efectivamente es Arthur, tema para más adelante.
Mil gracias por leer~
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