Único
Pedido de Jeynicolesm
Marc Casadó llevaba semanas, quizás meses, sintiéndose atrapado en un torbellino de emociones cada vez que Gavi estaba cerca.
El Omega parecía brillar con luz propia, y Marc no podía evitar buscarlo con la mirada en cada entrenamiento, en cada comida, en cada momento.
El problema era que no era el único, Pedri también parecía sentir algo por Gavi.
Era evidente en la forma en la que lo miraba, en cómo siempre encontraba excusas para estar cerca de él, y lo peor era que Gavi no parecía indiferente.
Marc sabía que no podía competir con Pedri, él era el mejor amigo de Gavi, era con quien más tiempo pasaba el omega.
Mientras que Marc aún estaba luchando por ganarse un lugar.
Pero, por más que quisiera rendirse, su corazón no se lo permitía. Así que, después de darle mil vueltas, decidió que lo mejor sería ser honesto.
El plan era simple, comprar los dulces favoritos de Gavi, unas margaritas, porque sabía que eran las flores que más le gustaban, y esperarlo en el estacionamiento. Claro, decirlo era fácil.
Pero hacerlo…
Marc estaba parado junto a su coche, los dulces y las flores en las manos, practicando lo que iba a decir.
—Gavi, estoy enamorado de ti… No, muy directo. Tal vez… Oye, Gavi, ¿te gustaría salir conmigo?—Murmuraba, pero cada vez que intentaba imaginarse la respuesta de Gavi, su mente se llenaba de dudas.
—¿Hablando solo? —La voz de Lamine lo sobresaltó, y casi deja caer las flores.
—¡No es asunto tuyo! —Respondió rápidamente, tratando de ocultar su nerviosismo.
Lamine rió.
—Suerte con Gavi, lo vas a necesitar.
Marc lo fulminó con la mirada, pero el chico ya se había ido.
Gavi finalmente salió del edificio, luciendo tan despreocupado como siempre.
Estaba hablando con Pedri, lo que hizo que el corazón de Marc latiera con fuerza. Pero para su sorpresa, Pedri le dio una palmada en el hombro y se fue en dirección contraria.
Era su oportunidad.
Marc respiró hondo y caminó hacia Gavi.
—Gavi.
El Omega se giró, sorprendido al verlo.
—¿Marc? ¿Qué haces aquí?
Marc sintió que las palabras se le atoraban en la garganta, pero no podía echarse atrás.
—Yo… quería hablar contigo… Esto… son para ti.—Le extendió la cajita de dulces y las margaritas.
Gavi arqueó una ceja, curioso, pero tomó los regalos.
—¿Qué pasa? ¿Es alguna broma?
—¡No, no, no, no! —Exclamó Marc, nervioso.
—Es solo que… Yo… Bueno, tú me... Me... ¡Ahhg! ¡Megustasmucho!
Las palabras salieron tan rápido que Gavi parpadeó, claramente confundido.
—¿Qué?
—¿Por qué es tan difícil?.—Dijo Marc, al borde de un colapso nervioso.
—Estoy enamorado de ti, Gavi, desde hace mucho, Y sé que probablemente no sientes lo mismo, y que Pedri es… bueno, mejor que yo en muchas cosas. Pero no quería quedarme sin decírtelo.—Dijo, de forma tan rápida que casi nada se le volvió a entender.
Gavi lo miró fijamente durante unos segundos que parecieron eternos, luego, sin previo aviso, se acercó y lo besó.
El beso fue suave, inesperado, pero lleno de una calidez que hizo que Marc sintiera que su corazón iba a explotar.
Cuando se separaron, Gavi tenía una pequeña sonrisa en los labios.
—No entendí nada de lo que dijiste, hablaste tan rápido que parecía que estabas en pánico.—Dijo el Omega, divertido.
—Pero también me gustas... Alfa.
Marc parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.
—¿Qué?
—Tú, Marc, que tú también me gustas.—Dijo Gavi, sonrojándose ligeramente mientras jugaba con los pétalos de las margaritas.
El Alfa sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies.
—¿En serio? ¿Yo?
—¿Por qué suenas tan sorprendido? ¿Es tan raro que me gustes? —Preguntó Gavi, fingiendo estar ofendido.
Marc negó rápidamente, todavía atónito.
—No, no es eso, es solo que… Bueno, pensé que te gustaba Pedri.
Gavi soltó una carcajada.
—Pedri y yo somos amigos, es un buen Alfa, pero nunca lo vi de esa forma, en cambio, tú… —Hizo una pausa, mirándolo directamente a los ojos.
—Tú siempre estás ahí, mirándome como si fuera lo más importante del mundo. ¿Cómo no iba a darme cuenta?
Marc sintió que el calor subía a su rostro.
—Lo eres, Gavi, eres lo más importante para mí.
El Omega sonrió y lo besó de nuevo, esta vez más lento, como si quisiera grabar ese momento en su memoria.
—¿Y qué vamos a hacer ahora?—Preguntó Gavi cuando se separaron.
Marc sonrió.
—Lo primero es asegurarnos de que nunca olvides lo mucho que te amo.—Dijo para tomar a Gavi en sus brazos y dar vueltas, lo besó una y mil veces.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro