Paaveli Venäläinen, Libreta de campo, Enero 2, 1940

Ha comenzado un nuevo año, pero seguimos atascados en la misma rutina... Hace unos cuantos días que estamos tratando de que los rusos salgan de su encierro. Aprovechamos para sacar a los heridos de las cercanías, aunque muchos no sobreviven a sus heridas. A pesar que las condiciones han mejorado ya que han cesado las tormentas de nieve, no hay una señal clara de que la guerra acabe pronto.

Zona fortificada al sur del Lago Ladoga, Enero 2, 14:00PM

A pesar de que hemos hostigado el bunker con artillería durante los últimos días, los rusos ahí dentro se niegan a capitular, de hecho pareciera que no hay ni una sola señal de vida aun cuando sabemos que están ahí.

-¿Cómo van las cosas?- Pregunto Matti al traer cajas de munición

-Igual que ayer...- Respondí.

-Hmm, pues deberíamos estar tomando esas posiciones, ¿Qué paso con nuestros generales?- Pregunto

-Que no te acuerdas?, hasta el último está muerto... Tú, yo y otros más somos los de mayor rango aquí.-

-¿O sea que tenemos que hacernos responsables si algo pasa aquí?- Dijo.

-Si.-

Los soviéticos habían estado implementando las mismas tácticas que nosotros a ellos, asesinar a los generales. Un ejército sin general, no puede luchar. Aunque no hay duda que estas tácticas les hayan afectado más a ellos que a nosotros, tarde o temprano el próximo podríamos ser nosotros.

Hoy nos avisaron que vendría alguien de la reserva, que afortunadamente sabe hablar ruso... Les daremos un comunicado y si no responden, bueno... no lo se, quizá volemos el bunker.

-¿Ustedes son los superiores aquí?- Preguntaron.

-Si, por que?-

-Si los soviéticos no responden al llamado, volaremos el bunker en cinco minutos.- Dijo el.

Ja, quien lo diría... Acabo de predecir el futuro. El joven saco un papel de su uniforme con frases escritas en ruso que procedió a gritar aun cuando algunas explosiones le estorbaban.

-¡Soldados de la Unión Soviética!-

-¡Ríndanse y salgan del bunker, con las manos en alto y sin sus armas!-

-¡De no hacerlo, procederemos a destruir el emplazamineto! ¡Tienen cinco minutos!-

Nada.

Ni un solo ruido, pareciera como si hubieran cavado un agujero en el suelo y se hubieran ido mientras nosotros hablábamos como imbéciles frente a ellos. De un momento a otro, comenzaron a caer explosiones que eran de nuestra artillería. No pude ver mucho pero cuando nos levantamos vimos que el bunker estaba completamente en ruinas...

-Ni pasaron cinco minutos...- Dijo Matti.

-¿Eso que importa?, los únicos que podrán entrar ahí serán los arqueólogos del museo de Finlandia.- Dije

-Me pregunto si aún quedara alguien vivo ahí dentro.-

-Hmm, lo dudo muchísimo... Pero ¿vamos a quedarnos viendo ese montón de concreto o vamos a irnos?-

-Yo iré a avisar lo que acaba de suceder...- Dijo el chico que hablaba ruso.

-¡Oye! ¡Espera a la orden!- Grito Matti

Y con razón, cuando el comenzó a irse los soviéticos comenzaron a bombardearnos, y aunque fue extremadamente corto logro llevarse al chico que había venido. Cuando termino salimos por lo menos cinco chicos a revisar si aún quedaba algo de él.

No lo habían reducido a un montón de cenizas, pero si a un montón de carne, lo que quedaba era su cabeza que aún mantenía el casco sujeto y mejor dejo de contar antes de vomitar de nuevo.

Trincheras subterráneas, 5 minutos después.

Recuerdan que dije que iba a vomitar?, Bueno en realidad ahora estoy comiendo galletas, no sé si esto sería irónico o no, pero hay que aprovechar los relativamente escasos momentos de tranquilidad, también aprovecho para recargar los tambores de nuestros subfusiles que probablemente tengamos que utilizar hoy.

-Oye Paaveli- Dijo Matti, levante la vista para verle aun con una galleta en la boca.

-Crees que puedas organizar las cosas de Eriklä y enviarlas a su casa?-

-De quién?- Pregunte.

-Del chico, del traductor...- Dijo el.

-Ah, si por que no...-

-Por cierto, nos van a relevar hoy... No es así Aino?- Preguntaron por ahí.

-Si, así es iremos a descansar a un pueblo llamado Yläjärvi, puedes enviar las cosas desde allá Paaveli, hay un servicio de correos.- Dijo.

Le asentí y nos preparamos para partir a un relativamente tranquilo descanso.

Localidad de Yläjärvi, a la mañana siguiente, 09:00 AM.

Aino Matti, libreta de campo.

Me he levantado temprano, y decidí salir a caminar pero me eh topado con otros de patrulla y les tuve que relevar, muchos no se acostumbran a la tranquilidad que hay aquí acostumbrados a los bombardeos y al incesante ruido de las armas disparando al unísono pero vaya que desde ayer temprano han dormido. Inclusive a Paaveli le cuesta acostumbrarse a no estar de guardia, me dijeron que estuvo despierto hasta las 4 de la mañana. He de suponer que ha descansado algo así que quizá vaya a verlo después de un rato.

15 minutos después...

-Paaveli... Paaveli... Paa... ve... li... Eh, estas despierto?-

-¿Eh?... ¡Ah! ¡Que paso, es la alarma! ¡¿Acaso nos están atacando?!- -¡Que-...-

-Por favor Paaveli, cierra la boca... No querrás despertar a los demás.- Dijo Matti con una mano en mi boca

-¿Qué quieres? ¿Por qué me despiertas de esa forma?- Pregunte con sueño.

-Puede que sea mejor que vayas y te calientes en el Sauna, por eso te despierto... Hace mucho que no entras.-

-*Suspiro* Déjame dormir más...-

-Vamos, hay que aprovechar que todo están ocupados, que dices?-

-No.-

-Vamos Venäläinen, no te vas a quedar todo el día tirado ahí, o si?- Dijeron chicos de la reserva –Anda ven!-

-Hmm, ok- Dije bostezando... Y por buenas razones.

Sauna del edificio...

POV Paaveli:

La verdad es que me siento mucho mejor, quizá un buen descanso y un sauna es lo que cualquier combatiente finlandés necesita. También mientras entrabamos se comenzó a correr el rumor de que daban permisos para poder irnos, cosa que a los que estábamos dentro nos resultaba difícil de creer.

-Oigan, han dicho que cualquiera que tenga una buena razón, podrá tener un permiso para ir a casa.- Dijo Matti.

-¿Casa? ¿Y eso donde esta?- Dijo sarcásticamente otra persona

-Yo diría que en el mismo lugar en donde la dejaste.- Respondí al limpiar mis gafas. –Me gustaría volver para ver a mi madre y a mi hermanita...-

-¿Y a tu "amada"?- Dijo Matti

-Si, a "ella" también...- Respondí, aunque no sabía si se refería a Mikkola o a la Srta. Hakalä.

-Bien... veré que puedo hacer- Dijo al prepararse para salir del Sauna.

-Por cierto, todos están hablando de los héroes del rio Taipale... Pero no he escuchado casi nada sobre los defensores de la Línea Mannerheim- Dijo un hombre de la reserva.

-Bueno, digan lo que digan, ya han de estar muertos.- Respondí.

Un momento después, Matti volvió para avisarme que mi solicitud había sido aceptada... Me iban a permitir ir a Helsinki durante una semana, Matti se iría dos días después que yo.

Cuando me prepare para irme me dieron una nota con la dirección donde estaba mi familia y varios soldados de la 2da escuadra de Carelia me acompañaron hasta la estación de ferrocarril donde tome el que iba hacia la capital, recuerdo lo que quedaba de la escuadrilla se despidió de los que nos marchábamos en ese tren.

Todos subimos con nuestros uniformes, Grises, idénticos, todos íbamos y volvíamos al mismo lugar... Ese momento mí hizo recordar mi partida de Sortavala, viendo como mí familia se despedía de mí sabiendo que quizá yo no volvería... Al escuchar los traqueteos de los vagones no puedo evitar pensar como reaccionaran al verme. Si el combate no había logrado preocuparme, esta situación si lo lograba.