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- 4 - Selección Natural

Al inclinar su vista al cielo, un pequeño punto dorado y abrasador se esconde lentamente a lo lejos. 

El ocaso de un martes solía ser un aviso divertido sobre la noche que ocurriría. Piel con piel, pestañas largas y ajenas revoloteando sobre sus mejillas y el sombrero que Paul le regalo colgando en un perchero distinto en cada encuentro. En diferentes habitaciones de hotel. 

Dos pares de zapatos en la entrada. Unos elegantes y los otros mezquinos y escolares. Esa sonrisa. En oportunas ocasiones extrañamente genuina y traviesa.

Solía ser la razón de su corazón acelerado. Hace años.

Chuuya voltea hacia el hombre a su lado, después de algunos minutos de silencio rellenado por pedazos de calabazas cayendo al suelo después de rasparlas. Un hombre, que hace algunos años era solo un chico endemoniadamente sarcástico con demasiado cerebro para su propio bien, genero dudoso y cabello enmarañado.

En sus ojos curiosos y sensibles ahora dirigidos a el, aun puede ver ese chico. Aunque tal vez es un espejismo, puede creer que Dazai ha madurado, pero su rostro sigue igual. Tal vez menos redondo, y las pecas inusuales en su nariz no son visibles a esta hora del día. 

¿Que? ¿Perdiste a uno como yo? — Bromea Dazai, extrañamente relajado con toda la situación, pero no esta acostumbrado a un Chuuya silencioso y calculador.

Solo que, Chuuya sigue siendo el mismo idiota impulsivo que hace diez años.

— No, jamas encontré a alguien como tu otra vez. 

                                                                                        .↭. 

Vio desde lo lejos como un par de tipos estaban pasándose con sus burlas hacia el.

Y el castaño solo bajaba las escaleras del subterráneo, con un vaso de café en la mano y una expresión aburrida. Planeaba subir su trasero al metro y llegar a su casa para holgazanear toda la noche, ignorando sus tareas como ignoraba a este par de idiotas. 

Los dos eran de su instituto, observo distraídamente Chuuya. Por el uniforme idéntico. ¿Tal vez el chico castaño les hizo algo anteriormente, que estaban cobrando con algunas mofas estúpidas? No es como si Chuuya tuviera muchos amigos normales; no lo sabría.

Divaga, de pie frente a los carriles del metro después de cederle el asiento a una mujer embarazada. Fuma un cigarrillo mientras nota que el chico castaño esta parado junto a el, aun evitando a los tipos molestos. 

"Oye, Nerdzai, ¿no tienes ganas de hacerme la tarea? Yo también se arrodillarme como favor." Dice uno de ellos, dándole un codazo a su compañero, este otro ríe ruidosamente. 

Después de eso, puede ver a Nerdzai enviarle una mirada de asco a su interlocutor.

"No, gracias. Soy bastante selectivo acerca de quien se acerca a mis bolas."

Es la primera respuesta que ha dedicado desde que los tres entraron.

Chuuya tiene que desviar la mirada para ocultar su sonrisa. 

Solo que, la respuesta ingeniosa del chico castaño parece costarle una broma desagradable, puesto que Chuuya solo escucha a uno de ellos murmurar algo sobre "Ignorar a este marica" y unos pasos se alejan. 

Y Nerdzai suelta un jadeo a su lado.

El fue empujado.

Sus ojos castaños son iluminados una milésima de segundo,  por los faros fluorescentes del metro y el pánico súbito.

Su brazo es firmemente rodeado, rápido, aunque no puede decir que fue suave, porque los días posteriores a ese, Dazai miraba su cuerpo al espejo, y aun distinguía la marca de los dedos de su salvador en su brazo.

Cuando fue jalado hacia atrás nuevamente, Dazai sintió el viento sublevado por la velocidad del metro sacudir su cabello, y se mantuvo en una especie de shock, enfocando su vista en donde probablemente iba a ser su lecho de muerte

De no ser por el.

"Mi café..." Murmura Dazai, antes de voltear hacia el hombre que aun sostenía su brazo. Con fuerza. El también lucia algo escéptico, pero a Dazai no le interesa nada mas que el hecho de que, ¿quien carajo tiene esos reflejos?

"No creo que sea la prioridad ahora mismo." Murmura Chuuya, su sonrisa es irónica. "Al menos uno de ustedes dos sobrevivió."

Dazai frunce el ceño por la mala broma.

Observa a su salvador, una media cabeza mas pequeño que el, pero visiblemente mayor por su rostro afilado. 

Es un poco guapo.

Desvía la mirada de el mientras voltea hacia su brazo que el hombre aun sostiene, este lo suelta inmediatamente. Ahora con mas delicadeza. 

"Supongo" Dice Dazai, aun con cara de lo que, a Chuuya respecta, un gatito enojado. "Realmente quería café helado."

Y un gatito con malos gustos, también.

"Es horrible. El café debe ser caliente. " espeta Chuuya, resueltamente, se cruza de brazos. La gente a su alrededor, en caso de que haya visto el problema, lo ignoran rápidamente. Ahora solo son ellos. Discutiendo sobre como debería ingerirse el café.

El gatito finalmente sonríe, después de shock y lamentos acerca del café.

"Por supuesto que no, el café caliente es para ancianos."

"Pues el café helado es para imbéciles." Al decir eso, Chuuya no anticipa que el chico empezaría a reir, soltando un bufido burlón y después varias carcajadas.

Suena bastante elegante para su aspecto desaliñado. Chuuya no puede evitar que una sonrisa presione extenderse en sus labios.

"He peleado con ancianos, y suenas bastante parecido a ellos. Excelente argumento."22 Su diversión crece al pensar que el, un muy probable bachiller empiece a debatir con un abuelo. No puede darle importancia a la burla por lo que viene después. "Gracias por salvarme."

... Y Chuuya se da cuenta de que, la creciente amargura e inexpresión que pudo haber divisado a primera instancia en el rostro del joven, es solo porque nadie sabe que debería hacerse el favor a si mismo, y hacerlo sonreír. Porque es realmente adorable.

Entonces el chico se va. 

Chuuya quiere...

Chuuya quiere preguntarle su nombre, o si de casualidad quiere otro café, porque Chuuya puede comprárselo. Y- 

Y... ¿charlar con el? ¿Hacerlo sonreír otra vez?

Chuuya baja su cabeza, negando. Joder, por supuesto que no. Debe ser menor de edad. Aunque Chuuya no esta tan viejo- cumplió dieciocho hace...4 años....

Vuelve a negar, ahora solo esta justificándose. Al diablo.

El metro anuncia que pronto cerrara sus puertas, y Chuuya entra con una sonrisa tonta y embelesada.

.↭.

Al día siguiente, Chuuya va al metro por la tarde, otra vez, y cuando va a pagar su boleto para el viaje, buscando su billetera, descubre que en realidad no la tiene. 

Nada, ni un poco de efectivo, o su tarjeta. Luego recuerda que tampoco la necesito a lo largo del día, así que no es posible que la haya dejado en su oficina. O en ninguna lugar.

Ayer recibió una llamada repentina del trabajo apenas llego a casa, y volvió tan cansado que tuvo que dormir vestido. 

No la saco.

Chuuya reflexiona acerca de donde podría estar su billetera mientras opta por caminar de regreso a casa, llegando a la conclusión de que en realidad, viajar en metro es solo un lujo perezoso que se da para llegar mas rápido y con menos esfuerzo, convenciéndose de que no lo necesita-

Hasta que....

"...Chuuya Nakahara, ejecutivo de Mori Corporation."

Se detiene.

"¿Sabes? Por tu fuerza y reflejos pensé que eras alguna clase de militar. Pero parece que solo eres el ejecutivo de esa maldita organización que en realidad todos saben que es una mafia con tapadera. "

Chuuya se sorprende lo mucho que puede hablar una persona en unos segundos. Lo rápido que alguien puede intentar arruinarlo todo en su vida.

...Diciendo la verdad acerca de su trabajo.

El niño descarta su carnet del trabajo para después pasar a su identificación, donde inspecciona su perfil minuciosamente (y memoriza rápidamente su fecha de nacimiento, pero Chuuya no lo sabe).

"¿Chuuya es tu nombre verdadero? Debo admitir que es un poco sexy, también el nombre." Suelta descaradamente, con un guiño molesto antes de que Chuuya se acerque a zancadas y le arrebate todo de las manos.

"¡¿Que carajo?!" Grita Chuuya, honestamente furioso y confundido. ¿Este es el chico dulce de ayer que peleo con el por el café helado y le agradeció con una sonrisa bonita? Los ultimo veinte segundos ha sido su nuevo dolor en el trasero. 

¡Le robo la billetera!

"¿Acabas de darte cuenta de que no la tenias?" Se burla el chico, luego extiende su estúpida mano hacia la cara de Chuuya. " No puedo culparte, por mas mafioso que seas, soy bueno con las manos. Si alguna vez termino en la calle, sabre como sobrevivir... Tal vez eso suceda tarde o temprano."

"¿Ahora de que carajo estas hablando?" Escupe Chuuya, recordando las lecciones de Ane-san sobre aislar su lenguaje corporal de sus pensamientos o mente. ¿Como sabría este tipo sobre eso? Chuuya cree que es imposible, así que se esforzara en ocultarlo mientras...

"De que, por tu apariencia de uno de los hombres de negro, por la reciente desviación de fondos detectada en Mori Corporation, y los humildes rumores de que es la lavadora de dinero de la mafia del puerto, estoy bastante seguro de que estoy frente a un mafioso." ... Mientras el no lo sepa.

Parece que ya lo sabe.

"Tu..."

"Ah, por cierto, compre otro café con tu dinero" Dice el, tímidamente. "Ya que, técnicamente, ser un mafioso debe hacerte extremadamente rico y en nombre de la justicia social y el socialismo pensé que no te molestaría."Lleva un mechón detrás de su oreja, bajando la mirada con un pequeño rosa en sus pómulos como si Chuuya estuviera dándole chocolates en San Valentín en lugar de estar asesinándolo de la forma mas brutal y furiosa con los ojos.

"¿Sabes que? ¡No perderé mi tiempo contigo! Maldito demente, niño estúpido-"

"No soy un niño" Se queja el castaño, viendo su espalda."¡Oye, Chuuya Nakahara, mafioso!"

"¡Cállate!" Chilla el mas bajo, volteando rápidamente para tapar su boca, puede sentir su sonrisa burlona.

El finge un zipper con sus dedos.

Chuuya se da cuenta de que fue un error dejarlo hablar.

"¿Por que no quieres que grite? ¿Tienes miedo de algo? Típico de un mafioso." El niño de pelo color mierda lo examina de arriba abajo. Chuuya se estremece por lo cargada que esta esa mirada. El tipo ni siquiera se molesta en disimular de que esta mirándolo con ojos depravadamente sexuales.

"Imbécil."

El hace un puchero. Como si no fuera un pervertido.

Chuuya finalmente llega a la conclusión de que no va a detenerse, y que probablemente haya robado su teléfono, o su gargantilla (o su corazón), o algo otra vez mientras esta distraído para volver a emboscarlo, y no tiene las ganas de matarlo en un callejón frente a una calle semi concurrida, así que se cruza de brazos.

"¿Que es lo que quieres?" Suspira finalmente.

El alza una ceja.

"¿Que te hace creer que quiero al...?"

Chuuya lo interrumpe.

"Por favor, es obvio. Solo dilo. ¿Quieres dinero? Toma mi maldito dinero y atragántate con el. ¿Drogas? No soy quien maneja ese negocio, pero puedo hablar con alguien-"

La cara del chico le obliga a callarse. Tiene el ceño fruncido y Chuuya puede distinguir un bizarro color rosa en sus mejillas otra vez.

"Eres lindo, Chuuya Nakahara." El lo mira como si estuviera esperando a que Chuuya diga "gracias, tu también" como si no supiera que el sol brilla por lo sexy que es. No es que sea pretencioso, su espejo lo es. "Así que... no lo se, ¿no es obvio para este punto...?"

El pelirrojo resiste encogerse de hombros como un imbécil, así que alza ambas cejas y lo interroga con un par de ojos azules fijos. El  balancea sus caderas y sonríe cansado.

(Para Dazai, por sus esfuerzos, palabras y miradas, obviamente esta siendo romántico con el tipo y que le atrae su físico bonito y...)

"Bájate el pantalón."

(No, definitivamente no romántico)

Que... carajo...

Chuuya lo mira como si tuviera otra cabeza.

Ayer, Chuuya definitivamente habría saltado a follarse al tipo desconocido, por supuesto, sin pensarlo demasiado. Porque era bonito, quizás la adrenalina de la damisela en apuros o algo.

Pero, después de emboscarlo, robarle su billetera, intentar desenmascarar su identidad y trabajo, ademas de burlarse de el-

Chuuya... Chuuya planea decirle al niño que debería buscar atención medica y en lugar de acosar y robarle a una persona porque tiene un pequeño enamoramiento es absolutamente subnormal y espeluznante, y informarle de que jamas va a tener un novio si sigue así.

Pero... Chuuya no es demasiado selectivo acerca de quienes se acercan a sus bolas.

Y si, aun con el conocimiento de su pequeño problema de promiscuidad, no tiene idea de como deja que el chico deslice un condón que saco de su bolsillo y se de gusto, arrodillado entre sus piernas.

Chuuya no desvía la mirada del trabajo que hace ni por un segundo a pesar de que sienta algo de culpa.

Suelta un jadeo ante sus masajes y sus lametones de gatito. Parece inexperto, así que Chuuya se ve en la obligación de preguntarle:

"¿Has hecho esto... " Jadea otra vez. "...antes?"

El se sonroja. 

"No. " Admite ante la ceja alzada de Chuuya. "Pero siempre hay una primera vez. Aunque estoy bastante seguro de que el porno es una mentira porque lo hacen parecen bastante fácil..."

Para probar su punto, vuelve a intentar meterse a Chuuya completamente en la boca, gimiendo impotente sin poder hacerlo. A pesar de eso, Chuuya tira su cabeza hacia atrás y tira de su cabello, evitándole arcadas.

Esta a punto de regañarlo cuando el sigue hablando, encogiéndose de hombros.

"Y tal vez solo quería chuparte."

Oh, mierda.

Repentinamente el chico gatito habla mucho. Chuuya empuja su cabeza otra vez hacia su miembro y siente el gemido del joven extenderse a lo largo de su longitud. Una de sus manos apretándose débilmente a su muslo, y el flequillo se adhiere a su frente y su expresión acalorada.

Debe ser un sueño.

Uno muy húmedo, absolutamente sucio. Chuuya debió obsesionarse demasiado con el niño bonito que salvo ayer y ahora el se presenta en sus sueños, haciéndole una garganta profunda.

O no.

Aunque Chuuya ya lo haya soltado, el parece bastante persistente y sigue moviendo su cabeza. Hasta que ya no lo hace, y jadea con lagrimas en los ojos. 

"C-chuuya..." Tiene los ojos desenfocados, profundamente dilatados. Mierda. Su garganta suena áspera y para Chuuya es difícil no sonreír.

"¿Demasiado grande para ti?" Pregunta el pelirrojo, burlándose desde arriba y siendo tan amable como para apartar su flequillo molesto a pesar de estar siendo un pedazo de mierda arrogante. "¿Quieres que intercambiemos?"

El chico niega con un pequeño sonrojo. La vista desde abajo debe ser buena.

Chuuya se burla, porque, después de todo lo que este miserable idiota le hizo pasar, duda que una mamada decente lo arregle, así que puede.

"¿Porque eres selectivo con los que se acercan a tu pene?" Ríe, sin darse cuenta de que su mano acaricia lentamente el cabello del mas joven. El frunce el ceño.

"¿Escuchaste mi conversación? ¿Quien es el acosador ahora?" Sustituye su expresión con una sonrisa socarrona. Bonito imbécil. Chuuya rueda los ojos.  "¿Quien es el acosador ahora?"

Chuuya lo mira fijamente, claramente Dazai sigue siendo el acosador, no fue el quien lo siguio, lo estafo y le ofreció una mamada. Suspira.

"¿Por que dijeron eso de ti?"

El lo mira a través de sus pestañas, con profundo disgusto.

"Oh, Chuuya, esa es la pregunta más caliente que pudiste haber hecho jamás mientras te la chupo. Digno de un guión porno-"

Chuuya lo mira.

"Vete...vete a la mierda."

El turno del chico para suspirar.

"Es la primera vez que hago esto, pero..." Dazai baja la mirada a la longitud frente a el. Frunciendo el ceño por lo que dice a continuación, solo que empieza a dar apretónes y caricias lánguidas a su falo. " Todos reprobaron la clase de literatura, fui el único que pasó, así que ellos piensan que tuve sexo con el profesor para aprobar-"

Oh.

Los adolescentes son crueles.

Chuuya lo piensa mientras aprieta los dientes, evitando soltar un gemido para no interrumpir al chico. Pero, es el mismo quien no se interrumpe, sigue subiendo y bajando su mano aunque está hablando.

"Así que hicieron cosas estúpidas y el director me contacto a mi y a mi profesor, y muy probablemente llamara a mis padres."

...O más bien a su madre, quién probablemente utilizará su potestad legal sobre el para que vuelva a casa y lo castigará y no volverá a salir para sentir la repugnante sensación del sol sobre su piel, haciendo su piel y sus vendas pegajosas y con roces excesivos.

Pero el ya se dio a entender. No sera libre por mucho tiempo.

"Así que, mientras pueda, se la chupare a mi salvador de morir atropellado por el metro y encima mafioso. ¿No es maravilloso? Al menos podré masturbarme con algo si ella decide tirar mi celular por la ventana otra vez-"

Chuuya gime.

"Eso suena... " Gime otra vez, y quiere hacerle creer al chico que eso fue absolutamente con fines empáticos y dramáticos y no por la felación o la paja que está o estuvo recibiendo. Para nada. "...jodido..."

El chico gatito entrecierra sus ojos.

"Tal vez también tenga que rescatarte de eso más tarde." Bromea Chuuya, apenas distingue el brillo en los ojos del chico antes de que el vuelva a meterse la polla en la boca.

Vuelve a su ritmo inmisericordioso para su garganta, pero Chuuya lo disfruta bastante. Descubre que estaba a años luz de su orgasmo antes de el chico tome su mano y la conduzca a su propia cabeza. Estableciendo que Chuuya tenga el dominio.

Eso es sucio. Chuuya realmente cree que el joven quiere disfrutar su libertad.

Tira de su cabello con otro jadeo sin aliento, el castaño gime, inquieto. Probablemente esté buscando fricción. Chuuya sabe que es difícil para el chico no estar duro como una roca después de tanta intensidad.

No es el peor orgasmo que Chuuya ha tenido. Es bueno. El tipo de pelo color mierda tiene una buena garganta. Fetiches cuestionables. Vida cuestionable. Pero es bastante sexy.

"Esa es... " jadea el, limpiando la escancia de Chuuya y su propia saliva de su mentón. "Una buena idea."

El chico saca el teléfono de Chuuya de su bolsillo que está amontonado en los pantalones arrugados del pelirrojo colgando de sus rodillas. Moviendo sus dedos expertamente. Teclea su número en el teléfono de Chuuya. Parece que estuvo esperando todo este tiempo para hacerlo. Ni siquiera puede protestar, aunque sea-

Bastante atrevido, pero Chuuya acaba de dejar que se arrodillase entre sus piernas apenas 25 horas después de conocerlo. No puede quejarse.

Se despide del chico, quién tiene el cabello aún más despeinado que antes.

Por un mensaje en su teléfono (que, ilusamente, cree que es del chico gatito) su teléfono vibra mientras camina, su estupefacción lo hace detenerse, cuando se da cuenta de que en realidad es Kouyou ane-san recordándole acerca de la cena que se supone que tendrán hoy.

Chuuya suspira, volteando hacia atrás, dónde hace algunas cuadras perdió al joven y su callejón de amor. Si es que puede llamarse así (es todo menos eso).

Chuuya se pregunta cómo actuar normal frente a Ane-san, sin accidentalmente explicarle cómo dejo que un extraño se la chupara en un callejón.

Lindo extraño. Guardado por el mismo tipo como "Dazai, el chico sexy" en su teléfono.

Chuuya, aún ahora que sabe su nombre, en realidad no planea cambiarlo.

Quiero dejar una nota aclaratoria jaja, en el pasado, estamos ubicados alrededor de 2010-2011, así que intento escribir con la precisión de esa época, los rucos estarian escuchando One Direction y haciéndose delineados emos a esa edad 😭. El presente en la historia es diez años adelante.

¡Gracias por leer 💕!

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