Y. . .aunque no digas nada. . .tu corazón no calla, lo que tu voz silencia.

Cuenta la leyenda, que el Sol y la Luna tuvieron un amorío, un romance mal visto ante los demás astros y seres que vivían en el universo, así que después de mucho dolor y arrepentimiento, la luna y el sol consiguieron guardar distancia, a pesar de que se amaban infinitamente, los celos y el odio de las estrellas y demás astros los hicieron separarse.

Una noche de luna llena, la luna concibió a un hijo, un hermoso ser solitario de aspecto humano, su cabello era dorado como la luz de su padre el sol y su piel tan blanca como la de su madre la luna con un par de ojos color avellana curiosos y hermosos. Aquel ser era perfecto, tanto que sus padres lo amaron a pesar de todo.

Sin embargo, los astros y estrellas pronto descubrieron aquella atrocidad que el sol y la luna habían creado y con todas sus fuerzas obligaron a la luna y al sol a esconder a su hijo, pues era un error que ni siquiera debió haber existido.

Con gran pena y dolor, el sol escondió a su hijo en el lugar más oscuro de su madre, para que nadie supiera de su existencia. Dejándolo solo y abandonado, así fue como aquel ser tan hermoso y puro creció, en la oscuridad de la luna, donde nadie podía verlo, ni saber de él.

Hasta que un día aquel ser encontró a alguien igual a él. Un ser solitario y abandonado... ahogado en la tristeza y el dolor. 

Sus suplicas se habían escuchado, al fin tendría a alguien con quien compartir su soledad, sin embargo, su alma gemela se encontraba muy lejos de él... en la tierra.

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