Capitulo 2
Akuma no tamashī
"Alma De Demonio"
Miles de siglos pasaron, la historia se convirtió en mito, el mito en leyenda, y ahora todo el mundo se había olvidado de aquella hermosa princesa, de su nombre y del nombre de quién la había condenado.
Muchas cosas sucedieron durante su letargo, entre ellas, la gran rivalidad entre Naraku y los hermanos Taisho, quienes su recorrido los llevaba a buscar todos los medios el destruirlo.
Sesshomaru, el mayor, viajaba junto a sus acompañantes, Jaken, un demonio menor verde y pequeño que le había jurado lealtad hace años, y Rin, una niña humana de 7 años que lo acompañaba con gran cariño y una fidelidad única. Los tres se dirigían hacia el Bakuseno, un árbol de magnolias muy antiguo que le había dado su padre como recuerdo.
-Amo Sesshomaru ¿A dónde vamos ahora? - La pequeña niña pelinegra caminaba detrás del demonio, en sus manos tenía un puñado de moras silvestres
-¡Ay, como molestas niña! No hagas preguntas tontas al amo Sesshomaru - Aquel pequeño demonio verde de ojos amarillos, casi idéntico a una rana, guiaba al dragón de dos cabezas mientras seguían a una buena distancia al demonio peliblanco.
Pronto, el grupo se detuvo frente a un árbol grande y grueso, muy antiguo y sabio, frente a él, un rostro se mostraba, no parecía un rostro humano pero no era para nada demoníaco, su energía pacífica y pura demostraba su sabiduría y singularidad
-Tu quieres saber sobre Tetsaiga, la espada Colmillo De Acero, que heredó tu padre - Hablo el imponente árbol con una voz profunda y mirando pasivamente al demonio.
-¡Ay! ¡Un árbol horrible! - Exclamó Rin en un sorprendido tono que demostraba todavía su falta de hábito al mundo sobrenatural.
-Amo bonito, ¿Quien es ese personaje? - Con la voz temblorosa al ver al parlante tronco, Jaken, con la esperanza de no ser pateado por su ignorancia, inquirió.
-Es el Bokuseno, es un árbol de Magnolias con más de 2000 años de antigüedad - Se limitó a responder la pregunta del demonio, ya que, si bien su padre se lo había presentado en su niñez, era bastante apegado a la familia de su madre y que alguien lo conociera sería, cuanto menos, alarmante.
-Asi es, y sé la historia de las espadas que dejó como recuerdo el padre de Sesshomaru, Inu no Tasio - Habló el árbol de nuevo - Cuyas fundas, tanto de Tetsaiga, Colmillo De Acero, y Tensaiga, Colmillo Sagrado, fueron hechas con una de mis ramas más resistentes.
-¿Sus fundas? - Jaken pregunto en voz alta, sin poder evitarse pensar y entender el poder indestructible de ambas fundas, uno sorprendente, pues al ver las ramas del árbol podría comprender lo sobrenaturalmente resistentes que eran.
-Árbol sabio - Lo llamo el amo Sesshomaru - Supongo que conoces aquella extraña... - Se detuvo a pensar en las palabras correctas que debía pronunciar - "Relación" - Concluyó - Que tiene Inuyasha con Tetsaiga.
-¿Inuyasha? - Se aseguró de haber escuchado bien - ¿Te refieres a tu hermano menor? - La forma en que él árbol relacionaba a Inuyasha y a Sesshomaru pareció molestarle ligeramente al peliblanco, si bien tenían el mismo padre, eran medios hermanos y eso era el único consuelo que Sesshomaru tenía para no sentir su árbol sanguíneo ensuciado con una sangre híbrida.
-Su sangre ha cambiado en dos ocasiones - Explicó Sesshomaru - La primera fue cuando un demonio mordió a su Tetsaiga, la segunda fue cuando Inuyasha soltó su arma durante nuestra batalla - El recuerdo del aroma que la sangre de su hermano tenía, le penetró la mente como una angustia singular, tal vez por la idea de tener el mismo olor que la suya, o tal vez le preocupaba algo más - Su sangre dejo de tener esa extraña mezcla de olores y tenía el mismo aroma que la de mi padre y la mía.
-¿Tenía el mismo olor? - Río el Bokuseno - Pues, habría que analizar el ¿Por qué?.
-¿Mmm? ¿Que quieres decir con eso? - Si algo había que podía molestar a Sesshomaru eran las burlas hacia su persona, y aún que trataba de ser paciente, no podía evitar mostrar su orgullo.
-Inuyasha es un ser híbrido nacido de una criatura sobrenatural y una mujer humana, un Hanyou - Explicó - Jamás se convertirá en un monstruo completamente como tu padre y tú - Hizo una pausa para observar las expresiones del demonio - Por si no lo sabías, Sesshomaru, como ser sobrenatural que eres, puedes hacer muchas cosas que Inuyasha no puede respecto a su naturaleza.
-¿Que Inuyasha no puede? - Río con victoria, un poco infantil de su parte, ya que la rivalidad que tenía con su hermano mestizo, aún siendo Sesshomaru un Lord demonio de sangre pura, seguía siendo una prioridad para él.
-Asi es, él no puede controlarse por si mismo - La seriedad del árbol reprendió la arrogancia del albino.
-¿Su juicio se compromete? - Entendió inmediatamente lo que Bokuseno quería decir.
-Si, por ejemplo, Sesshomaru, cuando te encuentras en combate, no importa cuántas presión allá, tu mente se encuentra controlada, es decir, nunca pierdes tu esencia como criatura.
-Ja - Gruñó despectivo - No existe alguien capaz de intimidarme en una batalla.
-Puede que tengas razón, sin embargo, con Inuyasha es diferente, cuando es presionado y su vida se encuentra en peligro, la sangre de bestia que tiene lo domina y se transforma para protegerse...
-Tu te refieres a su extraño comportamiento de ese momento ¿Cierto?
-Hablo de más aún, la sangre que heredó de tu padre tiene poderes que monstruos como ustedes pueden controlar, pero para un Hanyou, un simple mestizo, es muy difícil.
-¿Y cuáles son las consecuencias? - Por un momento, el árbol pudo ver como el ceño del inexpresivo demonio se apretó ante las implicaciones.
-Pues verás, podría decirte que esa sangre de bestia es capaz de comerse su propio corazón y mente, pierde la noción de quién es en realidad, ni siquiera reconoce a amigos de enemigos, él solo está ahí para matar, y a medida que más recurrente sea, más perderá su mente y corazón, se convertirá en un monstruo que solo vivirá para matar y continuará peleando hasta que su ser fallezca - Aquella condena tenso el ambiente, de una forma tan radical que un suspiro de sinceridad broto del árbol - Puedo asegurarte que tu padre no quería que Inuyasha terminará de esa forma tan miserable, por eso le dejo ese recuerdo de herencia, a Tetsaiga, Colmillo De Acero.
Fue entonces que Sesshomaru le entendió, cuando Inuyasha soltaba la espada sucedía la transformación, esa espada bloqueaba o sellaba el cambio bestial de su hermano, no era solo por darle la espada más poderosa al bastardo de su hermano, era para protegerlo de sí mismo. Claro, ahora era más que obvio para él, de lo que había sido nunca, sin embargo, no podía dejar de envidiar la fuerza que el mestizo tenía ahora en diferencia con su espada actual, si bien, Tetsaiga y Tensaiga eran hermanas, ambas espadas servían para cosas distintas.
-Árbol Bokuseno, la espada que mi padre dejo en herencia para mí, es una espada débil, no me sirve para combate.
-La espada Tensaiga, Colmillo Sagrado, no fue hecha para luchar, tu padre te la entrego por un motivo más grande que el de ser un guerrero.
-Lo sé, es fuerte espiritualmente, pero no busco revivir a los muertos, al menos no por ahora - Su burla ante el poder de vencer la muerte le pareció bastante interesante al árbol - Necesito encontrar la forma de ser más poderoso que Inuyasha.
-Entonces, necesitas ir hacia el norte - El árbol entendió perfectamente lo que Sesshomaru le pedía y sabía con exactitud qué decirle - Cruzando el bosque de los 4000 espíritus, bajo las 7 cascadas, sobre la colina de almas, se encuentra la aldea Iroiro, una aldea maldita, su gente, antes viva, no son más que simples estatuas de piedra...
-¿Una aldea maldita? - Aquella idea le parecía no solo infantil, si no, inútil para su cometido.
-Debes avanzar escaleras arriba hacia el palacio, en una de las habitaciones, en un santuario de flores de lirio, yace la estatua de una doncella, la princesa Aruma.
-¿Una princesa? - Pregunto en voz alta la pequeña niña, interesada en la idea de conocer a una mujer tan refinada como una princesa.
-¿Esa princesa me servirá de alguna forma para incrementar mi poder? - Aburrido, el albino apretó su puño sin el más mínimo agrado a aquel cuento de hadas.
-La leyenda dice que solo un alma pura y bondadosa podrá liberarla de su prisión de roca y ella en agradecimiento se enlazará a quien la despierte como guardiana y protectora.
-Yo no necesito protección - En el rostro de Sesshomaru se pudo ver la indignación ante tales insinuaciones de parte del Bokuseno.
-No lo dudo, pero la princesa Aruma contiene dentro de ella un secreto de poderes indescriptibles, tan grandes que podrían cumplir los deseos de quién sea su amo y señor, incluso incrementar la fuerza de tu espada, o hasta hacerte una nueva, no sería un problema para un guardián como ella...
Sesshomaru pensó, pensó y pensó, hasta que su orgullo le ganó, un poder de tal magnitud siendo su aliado no sonaba nada mal, incluso le parecía conveniente, y si la princesa se ponía a sus servicios, sería fácil pedirle que no se interponga en sus combates para no ser un estorbo.
-Dijiste que solo un alma pura puede despertarla ¿Cierto? - Con más interés, solo faltaba algo, saber cómo despertarla.
-Si, si tienes alguna duda, a la entrada del castillo, a los pies de la escalera, hay una estatua de un dragón hecha de piedra, despierta al dragón y él te guiará en el proceso para que puedas despertarla.
Y al no tener más palabras que decir, nada más que le pareciera relevante preguntar, Sesshomaru se retiró de ahí, dándose la vuelta para continuar su camino hacia el norte.
-Amo bonito - Exclamó el demonio menor - ¿De verdad iremos a buscar a esa princesa de piedra?
Si, era cierto, aquella leyenda, una historia que su propia madre le había contado durante la infancia, tenía un rebuscado sentido de imposible, pero el árbol de Magnolias era tan sabio como antiguo, así que dudar de él era dudar de la propia palabra de su padre, algo que Sesshomaru no se iba a permitir, por supuesto.
El viaje se convirtió en días, los días en semanas y las semanas en un mes, un mes de intensas caminatas. Si bien el Bokuseno les indico ir hacia el norte, nunca les había comentado la gran distancia desde ese punto hacia la colina de las almas.
Pero ahí estaban, por fin, frente a la enorme colina, una enorme aldea que mostraba estatuas por doquier. Hombres, mujeres, ancianos y niños, todos convertidos en piedra, era espeluznante y hermoso a la vista.
-Esas estatuas me dan mucho miedo - La niña, se escondió detrás del albino, observando las figuras que parecían muertas en vida.
-Jaken, cuida de Rin hasta que vuelva, no tardó - Ordenó, pero en cuanto dió el primer paso, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo - Tsk - Se quejó levemente, pues a pesar de ser una purificación muy fuerte, no hacía más que darle una molestia poco soportable al cuerpo, por lo que retrocedió de nuevo - Un campo de energía purificador... Un demonio no puede entrar.
-¿Que? ¿Como es que ese estúpido árbol nos mandó hasta aquí para nada? ¡Ese tarado no nos dijo del campo de purificación! - La chillona voz de su sirviente no hizo más que ganarle un buen regaño.
-Callate Jaken, tu voz me irrita - Mirándolo de reojo mostró su terrorífico enfado antes de regresar su vista a la barrera.
No, el árbol de Magnolias no desconocía la existencia del escudo, es más, la conocía perfectamente, como siempre, el Bokuseno no hablaba de forma concreta, pero siempre decía la información necesaria.
-¡Oye niña! ¡Vuelve acá! ¿¡Qué haces ahí!? - La voz de Jaken despertó a Sesshomaru de sus pensamientos.
Giró su vista, y la pequeña Rin estaba dentro del muro de purificación, observando una pequeña flor de lirio.
Tal parecía que los demonios no podían cruzar, pero un humano...
-Un alma pura... - Murmuró dándose cuenta, Bokuseno no lo mando a él a despertar a la princesa, había mandado a la niña a hacerlo.
Dentro del campo, la niña edtaria sola, lo que había dentro era un misterio, podría ser peligroso para ella y no había forma de que Sesshomaru la protegiera dentro, sin embargo, el árbol de magnolias fue una herencia de su padre, quien tendía a proteger a los humanos, por ende era improbable que hubiera mandado a la niña a morir dentro si hubiera un verdadero peligro real ahí dentro, ¿Que debía decidir ahora?
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