Tic, Toc, Tic, Toc
La subdirectora Luna estaba enfrente del pizarrón con ojo de halcón, mirando cada movimiento sospechoso de sus estudiantes mientras hacían el examen escrito de química.
Se podía respirar los nervios y esperanzas de salir vivos de esta entre los estudiantes.
Claro, con algunas excepciones, como Whooves.
El joven escribía conceptos, fórmulas y respuestas con mucha calma. De vez en cuando se detenía, contemplaba lo que había escrito, borraba y esbozaba una corta pero satisfecha sonrisa para escribir de nuevo.
¿Ciencias, materias exactas? ¡Pan comido! Pero literatura o Historia, ¡Eso sí le sacaban canas verdes!
Whooves suspiró y se recostó en su pupitre una vez terminado. Miró con confianza a su compañera de al lado y regresó su vista hacia Luna...pero sacudió la cabeza sorprendido y volvió a mirar a la amiga que parecía estarse peleando con ella misma.
Fuera normal si se tratara de Rainbow Dash, o Caramel... ¿Pero de Sunset Shimmer?
La joven estaba mordisqueando la punta de la pluma, con las cejas curvadas de preocupación, suspiraba frustrada cada tanto y movía una pierna como tic de ansiedad mientras sostenía la hoja, como contemplando algunos espacios en blancos y otros a medio escribir.
"¿Es en serio? ¿Tú?" pensó sorprendido "¡Pero si eres la número de la clase! Y cuando hacemos el examen de química siempre nos intercambiamos sonrisas confiadas y ahora... ¡Estás perdida!".
Diez minutos después el timbre sonó y Luna mandó a los alumnos del asiento de adelante a recoger la hoja de su fila. Sunset movía el esfero con velocidad, apretando los dientes y acelerando más el movimiento de su pierna.
-Sunset, la hoja- pidió Soarin, que esperaba a su lado.
-Ya voy...ya voy...
-¡Se terminó el tiempo, Shimmer!- le exclamó Luna desde al frente.
Sunset suspiró, dejó la pluma y le estiró la hoja al joven.
Todos los alumnos salieron del curso comentando entre sí cómo habían salido. Las Rainbooms iban comentando entre ellas, sin preguntarle a Sunset cómo le fue ya que siempre recibían la misma respuesta "Bien" y lo comprobaban con sus hermosos dieces en su libreta de notas.
Sunset caminaba tras ellas arrastrando los pies, encerrándose en una burbuja de lamentaciones cuando una voz la reventó.
-¡Hey, Sunset!
La joven volteó y vio a Whooves despidiéndose de su grupo y se acercaba a ella. Ella le sonrió entre su semblante preocupado.
-¿Qué pasa, Whooves?
-Lo mismo pregunto- exclamó una vez cerca -. No te fue bien, ¿cierto? Morías de ansiedad allí dentro.
-Ouh- dejó salir torciendo el gesto -. Sí. He tenido mala racha. Yo nunca tengo malas rachas. Ni casi estudio, es decir, me basta escuchar una clase para absorber toda la información y se me queda grabada pero ahora...
-¿Será que has estado "soñando" en clases en los últimos días?- le puso una mano sobre un hombro, llamando su atención -. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
-No lo creo pero gracias por la oferta.
Whooves entrecerró los ojos, pensativo.
-Entonces, ¿Puedes ayudarme a mí?
Sunset se lo quedó mirando mientras Whooves le animó con un movimiento de cabeza a seguir caminando para la próxima clase.
-No sólo me dedico a investigar en mis viajes en el tiempo- empezó y le sonrió con confianza -. Soy un inventor también.
-Cielos, Whooves, eres toda una caja de sorpresas, ¿eh?
-¿Y la chica que tira balones envuelto en llamas no lo es?
Sunset le frunció el sueño.
-¿Siempre debes contratacarme cuando me revelas algo?
-Bueno, el punto es, que estoy construyendo algo para Ditzy. Algo que sé que le fascinará y debe hacerlo, ya que mañana cumplimos tres años como pareja.
-¡Wow! ¿Tres años? Eso es demasiado tiempo.
-Y yo amo el tiempo- se sonrió para él y se le suavizó la mirada -. Yo amo a Ditzy.
De todas las parejas de Canterlot High, Sunset admiraba y era fan del WhoovesxDerpy. Era una pareja tan tierna, madura y real. Por algo no dudó en entrevistar a ésa justamente para el especial de San Valentín...aunque no había salido del todo bien pero igual se pudo arreglar. La joven no pudo evitar sonreír por su mirada de enamorado y le codeó en un brazo.
-Tierra al Doctor Whooves- le llamó.
-¡Oh!- sacudió la cabeza -. Continuando. Necesito tu ayuda.
-¿Y yo por qué?
-Porque eres mujer.
-¿Y? Hay muchas mujeres aquí.
-Sí, pero no todas son de confianza y con las que me llevo bien, como Lyra, pero anda dividiéndose el tiempo entre Bicmac y Bonbon. Y Bonbon...
-Es Bonbon- corearon ambos, sabiendo la actitud pesada de la chica.
-Y entonces estás tú también.
-Así que soy de confianza, ¿eh?- suspiró. -. ¿De cuándo acá?
-Creo que desde ese día que viajamos en el tiempo se tejió esa confianza. ¿O ya lo olvidaste?
Y se compartieron una mirada, en un lenguaje que sólo los dos sabrían interpretar.
Sunset sabía que Whooves no era como cualquier adolescente de por aquí. Era muy centrado, maduro y tranquilo. Muy inteligente, ingenioso y juicioso. Tal vez por eso tenía pocos amigos, porque no encajaban con su personalidad, centrándose sólo en el grupo al que pertenece su novia aunque se llevaba bien con todos.
Como había pensado ya mucho antes, Whooves no parecía de su edad, podría decir que estaba atrapado en el cuerpo de un joven de 17 años...y ella lo entendía, porque ella también. Desprendió la mirada, cayéndole pesadamente lo obvio, de que estaba atrapada en un cuerpo humano de una adolescente en un mundo que no pertenece cuando en Equestria ya era mayor de edad. Hasta un poco más que Twilight Sparkle. Se sacudió la cabeza ante el observador Whooves. Quiso dejar de pensar en esas cosas. No quería darse más motivos para sentir angustia y retornó la mirada a Whooves.
-Ok, bien, te ayudo, ¿pero qué debo hacer?
-Lo sabrás hoy después de clases en la biblioteca.
-¿Biblio...?- quiso decir pero Whooves ya se había despedido y se apartó hacia su propio camino. -. Este chico es intrigantemente misterioso.
-¡Sí que lo es!
-¡Pinkie!- se asustó, viendo a su amiga de pronto apoyada de su hombro -. ¡Siempre es lo mismo! ¡¿Por qué siempre te me apareces así?!- reclamó.
-¿Y cómo quieres que me aparezca?
-¡Pues avisando como los demás!
-¡Eso es aburrido! ¡Yo lo hago divertido!- y se le apareció repentinamente del otro lado trenzándole ya medio cabello de Sunset. -. ¿Has pensado cambiar de peinado? ¡Yo sí! Pero mi cabello se vuelve a esponjar así: ¡BOING!
-Ok...esto ya es perturbador...- murmuró pero sonrió con cariño hacia su amiga. -. Sólo volvamos a clases- y caminó junto a Pinkie Pie...quien ya se hallaba del otro lado terminando la trenza.
...
Más tarde, Bonbon había quedado a la salida de clases encontrarse con Lyra en el área de descanso. La joven caminaba tranquilamente cuando sintió un golpe en el estómago...o más bien en el corazón, al divisar a Lyra en una sesión de besos con Bicmac, sentados en una banca.
Bonbon se dio vuelta y caminó con prisa.
-Cálmate, cálmate, ¡Qué te calmes!- decía, mirando a su pecho, a su corazón palpitándole con violencia y adolorido, como si agonizara -. No es la primera vez, ya los habías visto, ¿Por qué aún te afecta? ¿Eh, eh? ¡Eres un tonto, un TONTO!- se golpeó pecho, vidriándole los ojos -. Un tonto, ¿Oíste? ¡Así que cálmate!
-Rayos... estás hablando sola ¿Estás loca o consumiste algo?- dijo una voz femenina.
Bonbon paró a raya, mirando a un lado, hacia una banca donde se hallaba una joven de piel amarillo pálido, cabello corto, rebelde y verde. Usaba una falda cuadrícula verde, blusa rosa con un logo de cerezas y un chaleco negro. Pero su mejor accesorio no eran las argollas o guantes de motociclista, tampoco su rostro cargado de maquillaje, con sus labios rojos, de los cuales se formaban una sonrisa de lado y relajada; eran sus ojos. Sus ojos dorados que miraban a una ceñuda Bonbon que había endurecido la barbilla mientras miraba a Cherry Crash casi desparramada en la banca, acostada en ella con el brazo derecho y pierna colgándole hasta tocar el piso. La sombra, el delineador negro y pestañas largas, rizadas y pintadas de rímel, hacían que su color dorado sea lo más llamativo de toda su persona.
-La que consumió algo aquí pareces ser tú- atacó Bonbon por la posición de la chica en la banca, manteniendo la seriedad.
-Neh, sólo fue un duro día con esos exámenes- comentó la rockera mientras se estiraba, ensanchando la sonrisa -. ¿Qué te pasaba? ¿Qué te reclamabas?
-Eso no te incumbe- escupió, con ojos ácidos.
-Rayos...qué actitud- soltó, disfrutando del comentario y sus ojos se expresaron divertidos. Bonbon tragó saliva, removiéndose en donde estaba parada.
¿Qué hacía ahí aún? ¿Qué la detenía? Quería irse pero sus pies parecían plantados, sin apartarle sus duros y fríos ojos celestes de esa chica que ni siquiera era amiga, ni intercambiaban palabras. Una simple compañera. Sabía lo necesario. Que era mejor amiga de una misma rockera llamada Mistery Mint, es ruidosa y suele cantar apasionadamente rolas de grupos de rock golpeando unas baquetas sobre sus piernas mientras cruza los pasillos. Esta era la primera vez que la miraba bien e intercambiaban palabras, aunque no hayan sido las más agradables.
Entonces Bonbon levantó las cejas, dándose cuenta que su corazón se había curado.
Ya no sentía que agonizaba más de dolor. Estaba palpitando suavemente, tranquilo, sereno, relajado y hasta sintió que esparcía una cálida sensación de confortación y alivio. Quería soltar un profundo suspiro y cerrar los ojos, pero no podía, porque apenas podía mover sus párpados.
-Lamento la tardanza- exclamó una joven de cabello lacio y largo morado, mismo color de sus ojos y piel azul claro, integrándose en la escena.
Usaba una blusa negra que las mangas bajas dejaban lucir sus redondos y delicados hombros. Bajo una falda morada tenía un leggins negro y roto en diferentes zonas que la mitad de sus piernas eran ocultas por unas largas botas moradas.
Bonbon la reconoció. Ella era Mistery Mint. La mejor amiga de Cherry Crash y a diferencia de ella, no tenía el rostro tan maquillado como su amiga, a lo mucho usaba rímel.
-¡Mírame! Ya me estaba consumiendo de la espera aquí- gritó Cherry y se desparramó aún más en la banca, hasta dejarse caer al suelo y sacar la lengua hacia una comisura de su boca mientras cerraba los ojos. Bonbon retrocedió un paso con una ceja levantada mientras Mistery se reía.
-¡Payasa!- exclamó y miró a Bonbon -. Gracias por hacerle compañía mientras llegaba- y sacó una cajita blanca del bolsillo -. ¿Mentas?
-Eh, yo no hice tal cosa- replicó, volviendo a fruncir el ceño. – Y no gracias- contestó levantando la mano para apartarle los caramelos de su dirección.
Mistery la miró dubitativa por su mala actitud y guardó los caramelos mientras Cherry se ponía de pie en un salto.
-Ok, vámonos- miró a Bonbon -. Sonríe de vez en cuando, eh, guapa.
-¿"guapa"?- gruñó, acentuando su ceño fruncido.
-Discúlpala. Ella le dice "guapa" o "guapo" como muletilla a todo el mundo- explicó Mistery.
-Sí, así que no te sientas especial, guapa- exclamó Cherry palmeándole la espalda salvajemente.
Bonbon apretó los dientes, aún ceñuda mientras veía a las dos amigas irse.
-¡BOO!
-¡Cielos!- exclamó, dándose vuelta para ver a una muy resplandeciente y sonriente Lyra. Claro, acababa de succionarle toda la saliva a su novio hace un rato...
-No te asustes, sólo soy yo- y le enroscó un brazo para caminar juntas -. ¿Lista para ese helado de yogurt? ¡Porque yo muero por uno de chocolate bañado de gomitas!
Bonbon esbozó una corta sonrisa. Valía todos los ataques agonizantes de su tonto corazón que ya se resignaría, tarde o temprano, todo, mientras Lyra era feliz y sonriera. Esa era su recompensa.
...
Sunset Shimmer estaba sentada en una de las mesas de la biblioteca. Se sujetaba la cabeza con las manos al tener los codos sobre la mesa, mirando aburrida y con parpadear lento a Whooves, que anotaba algo de un libro en un cuaderno lleno de fórmulas. El joven tiró un bufido y le estiró el cuaderno.
-A trabajar, chica lista.
-¿No te iba a ayudar con...?
-Mentí. Ahora, resuélveme este problema matemático.
Sunset le frunció el ceño.
-¿Me trajiste aquí para darme tutorías que no pedí?- reclamó.
-¿Ves? Por eso lo dije. Eres una chica lista.
-Y tú un entrometido.
-No. Corrección: soy tu amigo y estoy preocupado por ti.
La joven se acomodó en la silla, mirando los ojos azules relajados de Whooves.
-Si no me equivoco- dijo el chico calmadamente –al ser muy buena en algo y ya no, te devoraría el orgullo de pedir ayuda, ¿cierto? Entonces, me propuse a ayudarte a que salgas bien en el examen de matemáticas de mañana y podamos compartir esa sonrisa relejada mientras resolvemos los ejercicios como me malacostumbraste.
La joven se relajó y sonrió, agradecida. Tenía razón. No mencionaba nada de sus complicaciones en las materias con Las Rainbooms puesto que su resignación de que ella era la "genio" del grupo, le daría un golpe a su orgullo tener que desfigurar esa idea que tenían de ella. "¡Que tontería! Bien pude pedirles su ayuda, ¡son mis amigas! Y puedo confiar en ellas" se regañó, tomando un lápiz y el cuaderno que le había estirado Whooves.
-Si tienes complicaciones o dudas, dime y te las despejaré- le dijo y Sunset levantó el rostro con una sonrisa.
-Gracias, Whooves.
-Aún no me agradezcas- le devolvió la sonrisa -. Sigue trabajando.
Pasaron dos horas cuando se apareció Derpy con una caja de cartón.
-Para el profesor y el alumno- dijo con amplia sonrisa colocando sobre la mesa la caja llena de...
-Muffins- sonrió Sunset hacia Whooves -. ¿Por qué no me sorprende?
-Así es mi Ditzy- dijo mientras Derpy lo saludaba con un sonoro beso de mejilla.
Derpy se quedó unos minutos, contenta viendo en silencio a los dos comer los postres y después se despidió, para dejarlos trabajar.
Hora y media más tarde el atardecer empezaba a aparecer cuando Sunset y Whooves se chocaron las manos en celebración.
-¿Quién está lista para el examen de mañana?
-¡Obvio que yo!- se señaló, triunfal.
-¡Esa es la actitud!
-Pero una próxima vez no me engañes. Sólo dilo.
-¿Sabes qué? Volví a engañarte.
Sunset frunció el ceño, cruzándose de brazos mientras Whooves sonreía.
-En serio quiero que me ayudes con el regalo de Ditzy.
-AY, Whooves- suspiró -. Último engaño, ¿Está bien? Pero bueno, te ayudo.
-Sólo debes contestar una pregunta.
-¿Eso es todo?- enarcó una ceja -. ¿Esa es toda mi ayuda? ¿Qué de tu invento?
-Está listo pero en realidad mi primera opción de regalo es otro y creo que necesita ser contestada por una mujer.
-Okey, okey- suspiró. -. Pregunta.
-¿Es demasiado, y cuando digo, demasiado, regalar un anillo promesa?
-¿Una anillo qué?- dudó.
-¿Nunca has escuchado de una anillo promesa? Es cuando le regalas a esa persona especial un anillo, que no es de compromiso ni de bodas, sino de promesa, de que prometes que en algún momento, aunque pase mucho el tiempo, unirás tu vida con esa persona para siempre.
Sunset contempló a Whooves.
-¿Quieres pedirle el matrimonio a Derpy?
-Promesa. Prometerle que sucederá. No ahora, ni mañana, ni en tres o diez años, pero sucederá. Con ella. No habrá otra.
-¿Y estás seguro?
-Muy seguro.
-Piénsalo, digo, no es de compromiso pero es igual de importante. Son muy jóvenes aún y...
-No pienso como los jóvenes, Sunset- le interrumpió sin perder su relajación y seguridad en su voz.
-No, claro que no lo haces- se recordó, sonriendo.
-Y tú tampoco lo eres tanto, ¿no?
Sunset enserió los ojos mientras Whooves suspiraba, sonriendo y cruzándose de brazos.
-Sunset Shimmer, ¿Qué edad tienes en realidad?
-Yo...iba a cumplir dieciocho cuando crucé el portal.
-Han pasado un poco más de tres años.
-Sí.
Whooves no hizo más preguntas y Sunset se lo agradeció. Fingir ser una adolescente y recibir clases en una escuela con dramas juveniles, ¿a su edad? Pero este mundo era distinto al de Equestria. Las cosas que pasan o la educación eran distintas. A Sunset le fascinaba materias como Historia, Arte, Ciencias Naturales porque descubría maravillosas cosas de este mundo y que en el suyo no encontraría jamás. Amaba las matemáticas, la química y física, porque les recordaba sus estudios en magia avanzada, por lo que no retrocedía en educación, por así decirlo, ya que sí estaba aprendiendo lo que debía de saber para conocer el nuevo mundo en el que ha tomado como hogar. Igual, podría estar un poco confundida y desorientada como cualquier adolescente con su pasado y presente. Además, siendo más joven no los vivió por estar sola, ¿estaba recuperando el tiempo perdido? Se sonrió y tiró unas risas. No sabía de qué reía. Tal vez porque estaba feliz de que alguien supiera que estaba por cumplir los veintidós años y su cuerpo era la de una de diecisiete. Aunque no entendía del todo por qué, tanto ella, Twilight Sparkle y hasta las Sirenas, toman cuerpo de jovencitas al llegar a este mundo cuando su edad no lo representa. Pero sólo le quedaba reír. Rió con muchas ganas, sujetándose el estómago. Tanto estrés encima debía sacudir al menos con una risa sin sentido. Whooves se limitó en verla con una ceja levantada pero soltó una sonrisa de lado.
-Haz lo que quieras, Whooves- dijo, relajada mientras cesaba las risas -. Eres un chico maduro para tu edad y si dices amar a Derpy y que no hay más, ¡hazlo entonces! Aunque no sé si será demasiado para ella. Porque seamos mujeres no significa que pensemos iguales y la verdad no sé cómo reaccionaría ella. Tal vez seas maduro y estés seguro y ya pienses en esas cosas pero ¿Y Derpy?
-Buen punto, Shimmer- pensó Whooves -. Mejor entonces la segunda opción.
-¿Tu invento? ¿Y de qué se trata?
-Eso es sólo entre Ditzy yo.
-¿No me dirás? Eso no es justo.
-Sabes demasiado- señaló su pesado reloj -. Debería mandarte y atraparte en la era prehistórica.
Ambos soltaron risas. Sunset mantuvo la sonrisa y se lo quedó mirando, muy agradecida.
-No sé cómo agradecerte. Fue un lindo detalle la tutoría y me distrajiste bastante...tú también eres de confiar- le codeó un brazo y sonrió. -. Gracias, Whooves, es en serio. Eres un buen amigo.
Y por una razón a Whooves el comentario le hizo dar una punzada en el centro del estómago. Una mala sensación que parecía hundirse en el centro de su cuerpo... ¿La culpa?
Recogía sus útiles mecánicamente, sin poder ver bien a los ojos a Sunset como lo había hecho durante todo la tarde. Su cabeza se puso pesada y aquella sensación de culpa le removía el estómago.
-Ya sé que dije gracias, pero gracias de nuevo- dijo la joven mientras salían de la escuela.
-De nada- contestó con voz neutra y selló los labios, pero al verla bajar los escalones para irse, se impulsó con fuerza hacia adelante -. ¡Sunset!
Ella se detuvo y volteó la cabeza.
-Dime.
"Sí, dile" habló su Conciencia. "Tú cállate, ¿quieres? Es mi amiga" regañó Whooves frunciendo el ceño. "¿Ahora es tu amiga? Lo que haces... ¿hacen los amigos? Hasta ocultarle lo que haces a tu "asistente", a tu novia". Y Whooves cerró los ojos, dándole la razón y más culpable. La conciencia se rió de él "Vamos... ¿recién ahora caes en cuenta que no es justo para tu amiga?" continuó esa voz y Whooves suspiró, sin saber qué hacer mientras Shimmer levantaba una ceja, dubitativa.
-¿Whooves?- lo llamó -. ¿Qué pasa?
-Nada, Sunset- suspiró de nuevo, con la mirada gacha bajando los escalones desganado, enfrascado en su cabeza y continuando la discusión con su conciencia. -. Hasta mañana.
-Claro. Hasta mañana.
Sunset y Whooves se fueron por diferentes caminos. Cuando la joven estaba cruzando la calle, escuchó unos pasos acelerados hacia ella, entonces paró de pronto y se dio vuelta, para que la otra persona no alcanzara a parar y se chocaran hasta darse un golpe entre sus frentes, haciéndola caer de espaldas y ésta aterrizara sobre ella en plena calle que daban gracias no pasaba ni un auto.
-¡Pero qué...!- se quejó Sunset por el agudo dolor de su frente y se vio aplastada por el cuerpo de Trixie Lulamoon.
-¡¿Quién te manda a parar a raya?!- se quejó ella, apoyando una mano en el suelo y estirándose para quedar sobre su rostro y con la otra mano le amenazó con un puño. -. ¡Si queda una marca en el rostro de Trixie te arrepentirás, Shimmer! ¡Me bello rostro, el bello rostro de Trixie!- gruñó molesta.
-¿Te quitas? Me hundes el muslo con tu rodilla.
Y Trixie se sonrió de lado con su segunda.
-Oh, sí, claro- exclamó sátira y se apoyó en esa rodilla para levantarse, hundiéndola aún más con el peso de su cuerpo. Sunset apretó los dientes del dolor.
-¡Auch, Trixie! Lo hiciste apropósito- le reprochó, sentándose de golpe y ceñuda.
-¿Y? golpeaste a Trixie primero- bramó levantando los brazos, indignada -. ¡A Trrrixie!
-¡Yo acaso tengo ojos en la espalda!- exclamó levantándose del suelo. Se sacudió su pantalón y con la frente arrugada, enojada la ver a Trixie con esa pose de quemeimportismo. -. Fue un accidente. ¡Deja de ser una moles...!- se interrumpió al comprobar la palabra que creyó que no volvería usar.
-Molestia...- la dijo Trixie, cayendo en cuenta en su mala reacción -. Oh, Trixie se dejó llevar- se lamentó, llevándose una mano a la cabeza, curvando las cejas y la miró -. Trixie lo siente. No quise decir lo que dije ni hundirte la rodilla, bueno sí, pero Trixie se arrepiente. Perdón.
Sunset suspiró y le ofreció una sonrisa.
-Ven, salgamos de la calle antes de que nos arrollen- y ambas terminaron por cruzar la calzada - ¿Y para qué corrías hacia mí?
-Ehm, Trixie quería decir "hola" ya que no nos vimos en todo el día.
-Awww- se burló Sunset codeándola -. Eres adorable.
-¡Trixie no es adorable!
-¡Claro que sí!
-No, claro que no.
Sunset rió con ganas y Trixie se relajó.
-En serio, Trixie lo siente.
-Ya basta, Trix. Está bien, sólo, controla mejor tus reacciones.
-Trixie lo hará.
-Y aún eres algo egocéntrica.
Trixie torció la boca y la miró de reojo.
-Sí, Trixie lo sabe.
-Aunque ahora es más tolerable- reconoció -. También debes dejar de hablar en tercera persona.
-¡No pidas imposibles, Shimmer!- bramó, levantado los brazos hacia el cielo.
-¡Lo sé!- se rió -. Eso es parte de tu encanto, Trixie. Es pedir imposibles. Lo que te hace única, tu marca. Hasta eso de andar levantando los brazos- se rió, arremedándola.
-¿Es sólo Trixie o estás muy risueña? Ya que estos días has estado, ya sabes, zombie, despistada y con una permanente cejas curvadas.
-Sólo tuve un buen rato sin pensar en mis problemas, así que no me los recuerdes, ¿Está bien?
-Está bien.
-Por cierto, ¿Qué hacías aún en la escuela? Es tarde.
-Me castigaron, ¿recuerdas?
-¡Ohhh sí!
-Insisto, estás muy desorientada.
-Que no me recuerdes mis problemas- le hizo acuerdo. -. Y te castigaron por enseñar tu hoja durante el examen de Ciencias Naturales. Bien merecido te lo tienes. Sabes que no debes hacer eso. Es un mal que le haces al otro.
-Trixie lo sabe pero...- frunció el ceño y apretó los labios.
-¿Pero...?- la motivó.
-Pero...- suspiró resignada y cerrando los ojos -. Trixie creyó que así ganaría un amigo.
-Trix...- susurró, cubriendo sus hombros con su brazo izquierdo y la apegó a su lado. Trixie abrió los ojos, mirando hacia el suelo -. Esa no es la manera correcta de hacer amigos. Sólo ganarás que te usen. Hacer favores interesados o hacer cualquier cosa que te digan los demás no es forma para ganar una verdadera amistad.
-Bueno, Trixie no resiste esas miradas acusatorias. Sólo recuerdan lo que fui y creo, creo que por eso actué como actué hace rato cuando choqué contigo. Me dejé llevar por la frustración y mi pasado.
-Resiste, ¿sí? Valdrá la pena. Te lo aseguro. Tienes a Bonbon, a Lyra, a Derpy, y me tienes a mí- la apretó aún más y pegó su cabeza al lado de la suya, consolándola -. Somos tus amigas. Eres mi amiga. Soy tu amiga. Hubo un tiempo en que creí que mi pasado podría más que el cariño y apoyo que me tenían Las Rainbooms pero Whooves me ayudó a ver que su luz era suficiente para alumbrar mi oscuridad. Deja que te alumbremos, Trixie.
Aquellas palabras, no sólo se las decía a Lulamoon, quien levantó la cabeza, sonriendo de nuevo esperanzada; sino también a ella misma, ya que últimamente no se sentía ella misma, perdiéndose en lagunas mentales que trataba descifrar y cuando lo conseguía lo detenía, porque eran recuerdos que sólo empeoraban su estado de ánimo. "¿Qué me sucede?" se preguntó mientras le sonreía a Trixie. Se separó de ella y continuaron caminando, pero se detuvieron en cuanto un lindo, costoso y lujoso auto negro se estacionaba en la calle de enfrente. El vidrio del copiloto se bajó, dejando ver al chofer.
-¡Vaya! Un auto de ricachón- soltó Sunset colocándose una mano en la cintura -. Y viene con el juego completo. Con un chofer de elegante uniforme, ¿me pregunto a quién esperará en esta zona...?
-Ehm, ¿A Trixie?
Sunset la miró de inmediato, viendo a la joven sacudir la mano hacia el chofer y este le devolvió el saludo sujetando un extremo de su gorro.
- Cierto. A veces olvido que tienes mucho dinero.
-Olvidas muchas cosas. Aún estás muy despistada- le dio unos suaves golpecitos en la cabeza con los nudillos -. Deja de pensar demasiado. Trixie apuesta que aunque duermas, no descansas, porque estás intranquila y por eso también debe ser la causa que andas ida, ¿cierto?
-¿Cómo lo sabes?- se asombró.
-Trixie conoce el sentimiento- suspiró para sacudir la cabeza -. Bueno, me voy, Shimmer. ¿Quieres que Trixie pase a dejarte?
-No es necesario.
-¡Claro que lo es! Acepta el gesto de Trixie como una disculpa por ser una molestia por un momento.
Sunset rodó los ojos con una sonrisa y asintió.
Una vez dentro del auto, Trixie miraba hacia la calle desde la ventana mientras Sunset olía lo costoso del auto y admiraba sus asientos y tecnología. Dejó de contemplar lo que el dinero podría comprar para pensar en Trixie y su comentario.
"Trixie conoce el sentimiento".
Sunset aún no conocía del todo a Trixie. No sabía si algo más la hacía sufrir, o qué formó su personalidad egocéntrica, que la convirtió en una joven solitaria. Decía que su familia era igual a ella. No dijo más detalles. Pero ya lo sabría, de a poco. Así como ella se iba abriendo con ella.
...
Trixie se desembarcó del auto y sostuvo su mochila en un hombro.
-Gracias, Driver- le dijo al chofer con una sonrisa.
-Es un placer servirle, Señorita Lulamoon.
"Señorita Lulamoon" repitió Trixie en su cabeza bajando las cejas mientras caminaba hacia la enorme entrada de una enorme mansión, cruzó la enorme sala, subió la enorme escalera, recorrió los enormes pasillos y entró a su enorme habitación. Tiró su mochila al suelo y se tiró a su enorme cama de elegantes sábanas de encaje.
Todo era tan grande...y Trixie tan pequeña.
Sintió una punzada en su corazón mientras se le desbordaba una lágrima. "Sunset tiene razón, no sé hacer amigos" cerró los ojos, encogiéndose hasta estar en posición fetal "Me hice amiga de Shimmer y Bonbon por casualidad. Por accidente. Después de Derpy, que por si fuera ella se hace amiga de cualquiera que se le cruza por el camino y Lyra, por intervención de Bonbon. Nadie se acerca realmente a Trixie para querer ser su amigo, sólo para molestar o mirarla mal". Trixie cerró los ojos y se les desbordaron más lágrimas. "Trixie no es grande y poderosa...es insegura y débil por dentro aunque Trixie no lo aparenta. Pero no puedo retroceder por culpa de quienes no creen en Trixie. Debo ser más fuerte, de verdad ser grande y poderosa para mantenerme por aquellos que sí creen en Trixie, así sean los únicos amigos que Trixie hará en su vida" sonrió pese que aún lloraba, aunque ya no sabía de qué, recordando la voz de Sunset "Porque son suficientes para alumbrar la oscuridad de Trixie". Miró alrededor, todo grande y vacío "y un poco amortiguar su soledad...".
...
-¡Aquí estoy!- exclamó entusiasta Derpy sorprendiendo por detrás a Whooves. -. Tu mamá me dejó pasar mientras iba de salida- le avisó. -. Dijo que te cuidara- se rió, divertida.
Estaban en el cuarto de Whooves, un lugar en el que la pared estaba empapelado de apuntes, bocetos e información valiosa, algunos aparatos electrónicos a medios construir estaban sobre una mesa o en las repisas, y había una cafetera en una esquina, para aquellas noches en vela en que el joven se pasaba trabajando en su próximo invento o estudiando tras su último viaje.
Whooves se dio vuelta y saludó a Derpy con un corto beso en los labios, pero apenas se separó, vio sus rubias cejas fruncidas.
-¿Te pasa algo?- preguntó.
-Sí- suspiró, echándose en su silla con ruedas.
-¿Estás enojado conmigo?
-No tienes nada qué ver. Nadie tiene nada qué ver. Nadie es más culpable que yo y sólo yo- y se restregó la frente con frustración.
Derpy curvó las cejas y se sentó en la orilla de la cama, frente a él.
-¿Por qué dices eso?
-Ditzy...- suspiró -. No te culpo si me juzgas o pienses diferente de mí.
-Nunca haría eso- se apresuró a contradecir más preocupada y se levantó a abrazarlo -. Yo te amo, Whooves.
-Y yo a ti y por eso no debo ocultarte nada, y lo he estado haciendo. A ti y a Sunset Shimmer.
Whooves la separó con delicadeza y se puso de pie, hacia su estante llenos de cuadernos con información e investigaciones de sus viajes en el tiempo y tomó un cuaderno de pasta roja de treinta centímetro. Contempló su portada y se lo estiró a Derpy sin mirarla.
-¿Qué es esto?- preguntó ella, sujetándolo.
-Parte del pasado de Sunset Shimmer en Equestria.
Derpy dejó caer la barbilla, mirándolo desconcertada. Whooves la miró, con la Conciencia hincándole la cabeza para que continuara.
-He estado viajando a Equestria-continuó -, ajustando coordenadas en mi reloj justo en el pasado de Sunset Shimmer.
-¡¿Qué hiciste qué?!- balbuceó, aún sorprendida.
-Desde ese viaje que hicimos Sunset y yo, me intrigó bastante su pasado- se explicó -. Me llovían tantas preguntas, tantas dudas y, y, tú sabes cómo me obsesiono cuando un objeto de investigación me llama mucho la atención.
-Pero Whooves- frunció el ceño, firme -. Ella no es un objeto de investigación, ¡es nuestra amiga!
Whooves soltó una corta sonrisa, aún con su semblante serio.
-No pudiste haberlo dicho mejor- reconoció.
-Entonces...- dijo ella, abriendo el cuaderno, ojeando sus apuntes –Has estado entrometiéndote en su pasado, fisgoneando, metiendo tus narices en donde no te llaman- cerró el cuaderno de golpe y levantó la mirada, molesta -. ¡No voy a leerlo! Es injusto, Whooves. ¡Es como si estuvieras leyendo su diario! A nadie le gusta eso.
Cuando Derpy se enojaba, ¡Olvídate de su dulce personalidad! La joven se puso de pie y lo encaró.
-¡No es justo, no es justo, no es justo, no es justo!- continuaba diciéndole a pocos centímetros de su rostro, con el ceño fruncido, firme y molesta, sacudiendo el cuaderno.
-Lo sé- bajó la mirada -. Y ahora reaccioné cuando ella dijo confiar en mí- negó con la cabeza -. Me cegó la investigación. Claro que ella es no es un objeto de investigación, ni mucho menos merece que ande fisgoneando "su diario" como dices- sonrió -. Tienes razón. Eres un genio, Ditzy.
-Siempre me lo dices- exclamó, un poco más calmada.
-Porque lo eres- murmuró y pegó su frente al de ella -. Lo siento, Ditzy. Por ocultártelo.
-Con quien debes disculparte es que con Sunset- declaró levantando un brazo para rodear su cuello -. Aunque no sacarías nada, ¿verdad? Sólo perturbarla más de lo que ya está, ¿La has visto las últimas semanas?
-Lo sé, lo sé.
-No se lo digas y olvídate de este "objeto de investigación".
Whooves dejó cerrar los ojos. Estaba en un punto en el pasado de Sunset en el que quería saber su cambio, si algo tenía que ver su actitud de estos últimos días y aquella extraña transformación. Era una espectacular investigación, de las pocas de la que suele obsesionarse. Pero Derpy tenía razón. Sunset Shimmer era su amiga y ella confiaba en él, pero, ¿averiguar lo que le ocurre no es ayudarla también? A estas alturas a Whooves ya le dolía la cabeza.
-Ditzy, yo...- quiso decirle lo que pensaba pero calló al sentir sus labios robarle las palabras.
-Que lo olvides- susurró continuando el beso -. Déjala en paz- y tiró el cuaderno rojo sobre el escritorio para acomodar sus brazos en su cuello y profundizar el beso.
Whooves la rodeó con sus brazos, sintiendo como su cabeza se despejaba de suposiciones al concentrarse en la cálida y dulce sensación de besarla.
Ahora se sentía menos culpable. Pero no estaba libre del todo. Nunca lo estará, si nunca ofrecerá disculpas a Sunset Shimmer.
Pero perdió el hilo de residuos de sus pensamientos cuando se dio cuenta que el beso cada vez se aceleraba en ritmo y las manos de Derpy habían bajado al cuello de su camisa, abriendo un botón y aflojado el nudo de su corbatín verde.
-Ditzy...- se apartó, mirándola sonrojado por lo que ese movimiento significaba.
-Han pasado tres años- le dijo, igual o peor de sonrojada -. Y yo...yo te amo mucho, mucho.
-Y yo a ti...- le dijo levantándole el rostro avergonzado y le volvió a besar. -. Pero seamos listos, ¿sí? No estamos preparados, sabes a lo que me refiero.
-Yo...soy un genio, ¿lo olvidas?- y del bolsillo de su falda enseñó un cuadrito de aluminio.
Whooves agrandó los ojos enrojecido "¿Acaso lo tenía planeado ya?" pensó para después mirarla y esbozar una gran sonrisa y empezarse a reír. Derpy al principio se sintió ofendida pero su risa era contagiosa y empezó a soltar unas cortas para luego reírse igual que él, hasta dolerles el estómago. Whooves le rodeó la cintura y la volvió apegar la frente sobre la suya, aún divertido, con sonrisa de niño y tirando risas.
-Claro que eres un genio, Ditzy- le robó un beso, cortándole la risa -. Y también te amo mucho, mucho- levantó las manos para acunarle el rostro, mirándola más tiernamente -. Y por ende, te deseo mucho también.
Derpy enrojeció entre una tierna sonrisa y se miraron, cerrando el trato.
Existen muchas formas de demostrar el amor...y ellos ya se habían demostrado su afecto de muchas maneras durante todos estos años. Y esa noche, mezclándose sus suspiros, callando jadeos con nuevos besos, descubriendo nuevas sensaciones, nuevos sabores en sus labios, de sentir la piel del otro y enlazar tan cerca no sólo sus cuerpos, sino sus almas, sus corazones, tan expuestos sin sentir ya vergüenza, sino como si se trataran de un mismo cuerpo; sólo habían manifestado de la forma más pura y mágica el amor que se sentían.
Acurrucado, acariciando la cabellera rubia y despeinada de Derpy mientras dormía, Whooves comprobó con verdadera certeza que no hay mejor tiempo que el presente, que el ahora. Cerró los ojos, besando en diferentes zonas del rostro a su novia con el corazón hinchado de amor y ternura, sintiendo cómo la necesidad de viajar al pasado para revivir momentos de su relación se disipaban...porque había situaciones de la vida, como estas, en las que sólo se vive una vez y no pueden repetirse, jamás.
Pero entonces soltó una sonrisa y se levantó despacio para no despertarla...
Poco rato después, algo molestó la nariz de Derpy. La joven abrió lentamente los ojos pero los agrandó de golpe al verse cubierta de burbujas. ¡Hermosas burbujas de colores y de diferentes tamaños!
Derpy se sentó de un salto en la cama cubriéndose con la sábana, mirando perdida de encanto y con una enorme sonrisa al verse rodeada de burbujas que se iluminaban en la oscuridad. Rojas, verdes, azules, amarillas, rosas, ¡Pequeñas como uvas hasta grandes como un balón!
-Era tu regalo de aniversario- habló Whooves, ya vestido, apoyado en la esquina del cuarto que con la noche lo había ocultado. –Creo que no resistí la tentación de dártelo ya- continuó, caminando hacia ella con una sonrisa -. ¿Te gusta?
-Whooves...- suspiró al verlo sentarse a su lado, aún sin saber cómo reaccionar, fascinada, perdiéndose con las brillantes y coloridas burbujas que flotaban por todo el cuarto. -. ¡Son hermosas, realmente hermosas!
Derpy se vistió ansiosa y torpemente, como cuando un niño se pone su ropa de invierno para salir disparado hacia la entrada de la casa a jugar con la nieve. Una peculiar máquina que parecía haber sido alguna vez una aspiradora se hallaba conectada y del tubo donde debía succionar aire, salían disparadas cientos y cientos las burbujas. Derpy comenzó a saltar, dar vueltas en círculos y reírse, perdida de encanto, jugando y reventando las burbujas.
-¡ES EL MEJOR REGALO DEL MUNDO!- gritó riéndose y se abalanzó a Whooves para darle sonoros besos en la cara. -. ¡Ahora te amo más!
-¿Ah, sí, por interés?- se rió, abrazándola. -. Yo también cada día te amo más.
Y envueltos en la oscuridad, rodeados sólo de lo luminosidad de las coloridas burbujas, se quedaron abrazados, escuchando el melodioso mismo ritmo en el que iban sus corazones.
-Chicos, ya lleg...- interrumpió la madre de Whooves abriendo la puerta pero fue atacada con las cientos de burbujas que la hicieron soltar las bolsas de compras y retroceder mientras daba golpes en el aire para quitarse de encima las burbujas. -. ¡¿Qué rayos es esto?! ¡Time Turner, ¿es uno de tus locos inventos tuyos, cierto?!
Y la pareja se rieron en complicidad.
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