Punto Débil
-Creí que no traerías más animales a la escuela- dijo Rarity mirando en el interior del casillero de Fluttershy a un tierno conejito devorando ansioso la zanahoria que la joven de pelo rosa pálido había cogido de la cafetería.
-Uhmm, Angel no es cualquier animal. Es mi mascota- corrigió Fluttershy, acariciando la cabeza del conejo -. Mi tierna y querida mascota. No le gusta que lo deje solo en mi habitación así que o lo llevo en la mochila o aquí en el casillero, ya que tiene orificios y puede respirar.
-¡Hey, chicas!- gritó Rainbow entre la columna de compañeros de su salón, caminar hacia el gimnasio -. ¡Se nos hace tarde para educación física!
-¡Ya vamos!- avisó Rarity. -. Es la única clase a la que le da prisa ir. Claro, siendo su fuerte las actividades físicas.
-Hasta luego pequeñín- se despidió Fluttershy de Angel dándole una última caricia bajo su barbilla-, nos vemos pronto.
Pero Rainbow no era la única que esperaba ansiosa la clase. Tanto Lyra y Rainbow abrieron de golpe las puertas de gimnasio, llenas de energía y quienes siempre eran las líderes de los equipos que formaban para algún partido.
-¡Empecemos ya!- bramaron ambas, chocando los cinco.
-¿Puedes calmarte?- le musitó Bonbon de brazos cruzados a su amiga.
-¡No, Bonboncito, yo quiero hacer rodar cabezas...QUIERO SANGRE!- rió, pateando la primera pelota que encontró por el piso.
Entró dando saltos cuando paró en seco en ver como el entrenador apresuraba la salida del curso que habían ocupado el gimnasio primero. Era del curso superior y entre la marea de alumnos, sus ojos se clavaron en Bicmac.
Había pasado ya más de dos meses que se enteró que tenía al hermano mayor de Applejack como pretendiente, cosa que lo tomó con diversión y seguridad, pero desde el Baile de Otoño habían empezado a convivir más y Lyra ya no sólo se sentía especial o halagada por gustarle a un chico, sino que ella empezaba a gustar de él también.
Al ver que se acercaba el grupo, Lyra se inquietó, retrocediendo y agarrándole el brazo a Bonbon, quien bajó las cejas, sintiendo la temperatura fría de su amiga para luego examinar la cara tiernamente enrojecida de Lyra con un sonrisa avergonzada, mirando con ojos nunca antes visto por su amiga al joven que se hallaba ocupado charlando con un compañero que no percibió su presencia. Pero eso no le importó a Lyra, porque tuvo la oportunidad de al menos robarle una mirada.
-Oh, Bonbon...- musitó Lyra mirando a su amiga con aquella extraña expresión en su cara que Bonbon no terminaba por descifrar -. Está loco.
-¿Quién está...?- se interrumpió cuando Lyra le levantó su brazo de la que tenía agarrada para llevar su mano sobre su pecho. Bonbon quiso objetar pero se enmudeció al sentir el brusco golpe del corazón de Lyra con tal fuerza, que juraba que podría agarrarlo con la mano.
-Mi corazón- le contestó, sonriéndole...una sonrisa igual de diferente.
Bonbon, desconcertada, se apartó y miró hacia otro lado mientras el entrenador hacía sonar el silbato y los llamaba en medio de la cancha. Bonbon caminó hacia su indicación como los demás, con la mirada hacia ningún lado, sintiendo la cabeza vacía, así como su pecho. De pronto sus manos se volvieron igual de frías o hasta más.
-Si vas a vomitar- la hizo reaccionar una asqueada Trixie hacia ella –será mejor que te alejes de Trixie.
-¿Vomitar?- preguntó, arrugando la frente.
-Estás tan pálida y caminas como si tuvieras el cuerpo de fideo...
-No voy a vomitar- se limitó en contestarle, mirando de reojo a una aún engatusada Lyra y Trixie observó la escena en silencio mientras el entrenador empezaba a dar indicaciones.
Tras una hora de ejercicio, los estudiantes fueron directo a los vestidores.
Las Rainbooms se iban burlando de Sunset Shimmer, quien era la única de todas las alumnas que no le gustaba cambiarse frente a todas, peleando con Rainbow Dash quien divertida enrollaba la toalla y le daba latigazos en la parte trasera.
-¡Vamos Shimmer, no seas mojigata!- se burlaba envuelta en toalla la peloarcoiris y Sunset alcanzó a agarrar el extremo de la toalla con la que la golpeaba, quitándosela y persiguiendo a Rainbow para darle latigazos entre risas.
-¡Uh, yo también!- se apareció Pinkie en ropa interior de dibujitos de cupcakes y dio un fuerte latigazo en las nalgas de Rainbow quien gritó adolorida y Sunset aprovechó para darle otro, estallando en risas con la rosada.
Rarity se reía con las demás por la escena hasta detenerse en su gaveta. La abrió, queriendo como siempre reflejar su rostro en el espejo que tenía colgada en la puerta pero el flujo de su sangre se detuvo de golpe, mareándola al instante y sus ojos se agrandaron, llenándosele de lágrimas mientras hiperventilaba. Sólo jadeaba, ida de la histeria mientras reventaba en llanto. Enseguida sus amigas la rodearon, sin entender lo que balbuceada, entonces escucharon un gritito de Fluttershy, que miraba la puerta de su casillero.
En el espejo, había una imagen retocada de Rarity...desnuda.
"Y esta no es la única copia" se leía con marcador rojo en el pie de la foto con una carita guiñando un ojo.
Applejack y Fluttershy se miraron, corriendo de los vestidores directo a los pasillos, encontrando en diferentes puntos de las paredes la misma imagen alterada de Rarity. Ya habían bastantes alumnos que se miraban anonadados.
Applejack y Fluttershy comenzaron a desprender la imagen de las paredes, quitándoselas de las manos a los estudiantes que caminaban con la mirada hacia la imagen. Uno en especial se molestó por eso, mirando mal a Applejack.
-Llévatelo, igual no me gustan las chatas- bufó.
-¿Qué dijiste, inepto?- reventó la vaquera, empujándolo con puños.
-¡Applejack, Applejack!- la llamó Fluttershy, apartándola del patán. -. No hay tiempo para esto, debemos quitar todas las fotos.
-¡¿Pero qué clase de malvado haría esto?!- exclamó histérica y volvió a fulminar a la mirada contra el chico -. ¿Fuiste tú con tus tontos amigos, eh? ¡Anda, dilo!
-¡No, no fui yo!- exclamó fastidiado, levantando las manos.
Fluttershy condujo a Applejack hacia el otro pasillo, saltando y caminando a zancadas para quitar más imágenes photoshopeada de Rarity.
Par de minutos más tarde, una avergonzada y devastada Rarity se hallaba llorando frente el escritorio de la directora Celestia. Luna negaba con la cabeza, llena de decepción al ver la imagen en sus manos, haciéndola bola y tirándola a la basura.
-No puedo creer esto. Jamás había pasado algo semejante- musitó Celestia, aún en shock.
-Yo tampoco, hermana. Pero esto no puedo quedar impune. Han tentado contra la integridad íntima de una estudiante. Esto no es una simple broma. Es crueldad.
-Pero Rarity no tiene enemigo- la defendió Applejack -. Ella es buena y generosa con todos.
Entonces Rainbow Dash rechinó los dientes.
-Caramel- levantó la mirada, viendo que todas la miraban, hasta la propia Rarity con las mejillas húmedas de las lágrimas mezcladas con su delineador corrido -. Ella lo rechazó para ir al baile con él.
-No, Rainbow- intervino Pinkie, como nunca, seria -. Caramel no haría eso.
-No porque sea amigo de Cheese o de mi novio no quiere decir que es un santo- le puntualizó, ceñuda. Pinkie torció el gesto.
-Es una acusación grave- dijo Celestia, mirando fijo a Rainbow.
-¡Claro que lo es! Ya que lo que le hicieron a mi amiga es grave. Rarity es muy cortejada pero no le da alas a cualquiera. Tiene tantos rechazados resentidos que pueden hacerle daño.
Algo de razón le dieron a Rainbow, por lo que rato después, Caramel ingresaba a la dirección con las seis chicas saliendo de allí. Tras saber la acusación de Rainbow, Caramel se quedó desencajado del asombro.
-¡Jamás haría tal cosa! A mí me enseñaron a respetar a las mujeres por más galán me quiera parecer. Sí, me rechazó, sí me sentí avergonzado pero no soy tan....miserable y sin escrúpulos como humillarla de tal manera. ¡Hasta me ofende que crea eso de mí!
-No es que te acuse directamente- dijo con calma Celestia –pero debo ir tachando a posibles sospechosos.
-¿Y soy uno sólo porque la invité al baile? Entonces llame a Colgate, Lyra, Octavia, ¡A todas quien invité y pregúnteles si me sobrepasé o algo! O a Trixie mejor con quien bailé, pregúntele si aproveché la situación para...
-Caramel, tranquilo...- le interrumpió.
-Lo siento directora, pero es el peor insulto que han hecho en mi vida...
Tras una serie de preguntas fue tachado como sospechoso. Caramel salió ardido de allí, caminando de prisa, buscando a las chicas pero entonces paró de golpe. ¿Qué les diría? No puede juzgarlas si idas de la indignación e ira lo hayan nombrado y quién cuál otro más, para no dejar escapar al posible patán que dañó a Rarity. Lo habían hecho para proteger a su amiga. No podía estar más enojado. Suspiró, más calmado y regresó a clases.
Quien no se quedó sin decir algo fue Soarin.
-¡¿Acusaste a mi amigo de tal baja cosa?!- le reclamó Soarin a Rainbow.
-Él y otros más que han sido rechazados por Rarity. No podía hacer de la vista gorda a un posible sospechoso.
-¿Pero qué te hizo pensar que él podría hace eso? ¿Crees que me juntaría con alguien así?
-Soarin, el hecho de que sea tu amigo, no lo abstiene de cometer alguna locura como esta. Lamento si lo ofendí pero...
-Pero no sólo lo has ofendido- le interrumpió -, sino a mí también.
-¿Sabes? No quiero seguir con esta discusión que no nos llevará a ningún lado. Ya está tachado como sospechoso y hasta me disculpé con él, explicándole nuestra posición ¿Qué más quieres?
Soarin escarbó algo en su mente, sosteniéndole la mirada.
-¿Te vengas de mí porque me reí de Pinkie Pie, cierto? ¿Por eso lo hiciste?
Rainbow desfiguró la cara de la indignación.
-¡Oh, Dios, Soarin, claro que no! Me da nauseas esa suposición tuya.
-¿Y la tuya? ¿No me dejó nauseabundo que incrimines a mi amigo como un enfermo sexual?
-Ya, ya, déjalo ahí, búscame cuando dejes de ser un tonto- y con pasos rápidos y fuertes lo dejó hablando.
Para la mañana siguiente Rarity caminaba ausente y Rainbow Dash ni le dirigía la palabra a Soarin, cosa que él también hacía. Tras estos acontecimientos, tanto Celestia como Luna invocaron una asamblea de emergencia en el auditorio, para dar una charla sobre el término "morphing", que es alterar la imagen de alguien por algo que no es, y en este caso, habían alterado el cuerpo de Rarity por el de una mujer desnuda. Un maestro terminaba de acomodar el proyector para un pequeño video educativo sobre esta terminología y sus estudiantes sepan que esto no era cuestión de chiste. En cuanto la haz de luz se puso sobre la pantalla, un estruendoso gruñido dejó las caras de todos más blanca que el papel, al ver a un enfurecido ser rojo y alado destruir la entrada de su escuela e ido de maldad iba espantando a los estudiantes que gritaban con horror lo que ocurría.
Nadie hablaba, mirando el video que la cámara de seguridad de la escuela había grabado en el Baile de Otoño pasado siendo proyectado ahora, justo en el momento en que Sunset Shimmer se había convertido en un completo demonio furioso. Aunque ya no era la misma persona que veían en la pantalla, no pudieron evitar recordar el pánico y terror que sintieron aquella noche.
-¿Cómo llegó el video ahí? ¡Apaguen eso!- mandó Celestia mientras continuaba la proyección y algunas alumnas viraban el rostro presas del pánico por el recuerdo.
A los lados de Sunset estaban sentadas Fluttershy y Pinkie Pie, que enseguida miraron a la joven que tenía prendida la mirada hacia la pantalla y lentamente dejaba correr las lágrimas.
-¿Por qué...aún me persigue...?- jadeó, cerrando los ojos al fin y las demás lágrimas que retenía cubrieron sus mejillas. Tanto Pinkie como Fluttershy le tomaron cada una de sus manos, y posaron sus cabezas sobre sus hombros, consolándola.
Sin saber qué explicaciones dar, dejaron que los estudiantes regresaran a sus clases.
-Esto había sido provocado- dijo Celestia a Luna entrando a la dirección y lanzando el disco del video de seguridad.
-Por supuesto. Dejamos el disco del cortometraje listo ayer antes de irnos y ahora de la nada aparece el video de seguridad que mantengo yo en mi oficina bajo llave.
Celestia frunció el ceño, tomó de nuevo el disco y lo rompió en pedazos. Luna la dejó descargarse mientras la veía lanzar con furiosa el resto de lo que fue el disco, con una mirada territorial y furiosa... como de una leona cuando se meten con su cachorro. Luna conocía demasiado a su hermana y podía leerla con facilidad.
-Te has encariñado mucho con Shimmer- observó su hermana menor y Celestia dejó escapar un suspiro, paseando la mano por su cabellera larga.
-Luna, no digas tont...
-A mí no me engañes.
Celestia se llevó las manos a las caderas y la miró, resignada. Era cierto.
-Sabes que mi prioridad nunca fue el de ser madre...y se podría decir que Shimmer es lo más cercano que tendré como una hija y me duele mucho saber que la dañen- se aclaró la garganta, como recuperar la autoridad -. Pero esto no se trata sólo de ella. Lo que está pasando, no es casualidad. Tiene un patrón. Es decir, primero Rarity, luego Sunset... y pertenecen al grupo de Las Rainbooms.
-Hermana, ¿Estás queriendo decir...?
-Sí, hermana, alguien está actuando contra esas chicas y una de ellas será la próxima.
Y Celestia no se equivocaba.
-¡¿por qué no me lo dijiste?!- reventó Thunderlane frente a un desconcertado Soarin.
-¿Qué, qué?- dudó mientras era sacudido por su amigo.
-¡Esas cosas se dicen! ¿No somos amigos, hermanos? ¡Hablas tonterías en vez de contarnos lo más interesante que dirás en toda tu vida!- dejó de sacudirlo -. Aunque debo admitir que ni yo haría eso, es demasiado...
-Hey, ya basta- apareció Cheese empujando a Thunderlane y limpió los hombros de Soarin con sus palmaditas-. Si no quiso decirlo, no quiso y hay que respetar eso, ¿eh?
-¿Pueden decirme de una buena vez de qué tanto hablan?
-Pues de lo que anda diciendo tu novia- dijo Thunderlane como si fuera obvio cuando agrandó los ojos -. ¿O no lo sabes?
-¡Dime!- se frustró ante la espera.
-Yo le digo, tú estás muy acelerado- le dijo Cheese a Thunderlane, que bien dijo, cuando era de ponerse serio, lo era -. Soarin, por los pasillos, especialmente las chicas, andan diciendo que la misma Rainbow alardea que tú y ella, bueno, tuvieron intimidad en el sofá de los Cake y por eso, ese día abrieron más tarde de lo nor... ¿Soarin?- pasó su manos a sus ojos -. ¿Estás bien?...yuhuuu... ¿Queso?- ofreció, con una sonrisa nerviosa haciendo aparecer de la nada una bandeja con cubitos de queso amarillo mientras Soarin aún no reaccionaba.
Las jugadoras del equipo deportivo estaban estirándose cuando Rainbow llegó. Enseguida algunas la miraron con sonrisas de "bien hecho" y otras negaban la cabeza desaprobatoriamente. Rainbow levantó una ceja sin entender la actitud cuando las jóvenes reventaron en cuchicheos al ver que Soarin hacía su aparición. Ante el chismorreo, ahora de una forma veían a ambos de otra forma.
-Rainbow- la llamó él, con un tono de voz casi inexpresiva y ella giró a verlo -. ¿Podemos hablar?
-Oh, al fin me hablas, ¿vienes a discul...?
-Rainbow- volvió a decir pero esta vez con un tono más amargo y mirándola con ojos firmes que la hicieron dudar.
-Oye, no me hables en ese tono- le dijo mientras caminaba y lo dirigía lejos de las demás, deteniéndose en una distancia lo suficientemente prudente para hablar -. ¿Qué sucede?
-Sucede...que no te conozco- empezó -. Esta Rainbow, no la conozco y no es la Rainbow de la que me enamoré, o es la verdadera Rainbow y esa no me gusta.
Rainbow Dash parpadeó, sin poder decir algo.
-Primero acusas a mi amigo de la infancia de algo tan vil y bajo, y ahora... ¿Me entero que te das popularidad diciendo que te acostaste conmigo en el sofá de los Cake?- sacudió la cabeza, ido de la indignación -. ¡Jamás haría semejante estupidez, de deshonrar el hogar de una familia, ¿y con niños presentes?! ¡¿Qué pasa por tu cabeza, Rainbow, al decir cosas tan...tan... como esas?!
La impresión de la acusación no la dejaba emitir ni un suspiro a la joven. Soarin temblaba del coraje, mirándola con desprecio y desilusión, que además, no dejaba de hablar, que parecía más escupir las palabras como balas.
-No pensé que eras ese tipo de personas, pero has sacado las uñas ahora, ¿no? ¡Qué tonto fui! No puedo estar con alguien que piense de esa manera, que digas mentiras tan sucias y que no me respeta ni mis principios ni los tuyos. No, no puedo mirarte con los mismos ojos- sacudió la cabeza, retrocediendo e irónicamente, sin apartarle la mirada que era como si miles de cigarrillos quemaran su piel -. No eres la clase de chica para mí. Hasta aquí llego contigo. Se acabó- dio media vuelta y se marchó.
Parecía como si sus pies habían expulsado raíces y la dejaran ahí plantada para siempre. Había perdido la movilidad, olvidado como respirar y hasta pestañear, hasta que un par de minutos después, cerró los ojos y sus lágrimas corrieron hasta gotear en su barbilla mientras caía de rodillas al piso, escuchando crujir su corazón.
...
El timbre sonó y varios alumnos salieron de las aulas, enredando sus voces entre sí. Tanto Rarity, Sunset y Rainbow caminaban de forma ausente mientras Pinkie Pie y Applejack se miraron entre sí, muy preocupadas. Sin darse cuenta, Rainbow chocó contra Trixie, que caminaba sentido contrario. La ilusionista la fulminó enseguida con la mirada.
-¡La Gran y Poderosa Trrrixie ha sido golpeada! ¡Mira por dónde vas, Rain...!- se interrumpió al ver su perturbador rostro apagado y que no haya interrumpido su monólogo como siempre.
-Ahora no, Trixie- le dijo Applejack y Trixie examinó las miradas de Rarity y Sunset, igual que las de Rainbow.
Mientras el grupo seguía su marcha hacia el casillero de Fluttershy para partir a su próxima clase, Trixie no pudo evitar una ola de calor que la dejó con los labios secos y al querer también continuar con su marcha, vio a Lyra y Bicmac caminar juntos tan alegremente, con aquella mirada especial que se dedicaban cada uno mientras unas chicas X los señalaban y suspiraban de ternura al ver a la que sería sin duda la siguiente pareja de Canterlot High.
Trixie no pudo evitar pensar en Bonbon.
Un grito se expandió a lo largo de todos los pasillos de la escuela. Un grito que particularmente Las Rainbooms reconocerían a cualquier lado y que justo sea el grito de esa persona que despertara el ensimismamiento zombie de Rainbow Dash.
-¡Fluttershy!- jadeó la deportista y con sus amigas corrieron en dirección al pasillo donde se ubicaba el casillero de la joven, encontrándola al pie de este, petrificada y temblando con los ojos llenos de lágrimas -. ¡Fluttershy!- volvió a gritar y su amiga buscó refugio en ella, abrazándola mientras rompía más en llanto.
-¿Pero que...?- preguntó Sunset para llevarse las manos hacia la boca y la garganta se le cerrara.
-¡No, Dios, no!- palideció Pinkie Pie mientras veía en el interior del casillero de Fluttershy a Angel...muerto.
El animal estaba como trapo extendido en el casillero. Fluttershy no paraba de balbucear mientras se ahogaba en llanto y abrazaba con fuerza a Rainbow, a quien se le vidriaban los ojos al sentir tan fuerte el dolor de su amiga. Ya se había acumulado alumnos para comprobar el motivo de tan desgarradora escena.
-¿Qué pasa?- preguntó Lyra a Vinyl apareciendo junto a Bicmac.
-El conejo de Fluttershy...- le dijo, sacándose las gafas en señal de respeto –lo encontraron muerto en su casillero.
Bicmac arrugó la frente confundido y compartió miradas con una Lyra también desentendida.
-No puede ser- dijo ella y se descolgó la mochila donde asomó la cabeza el pequeño conejo con su característico collar celeste con un dije de "A".
-¡Angel!- gritó aliviada Vinyl y fue suficiente para que Fluttershy desprendiera su cara del hombro de su amiga. -. ¡Mira, Fluttershy, está vivo, VIVO!- dramatizó, agarrando al conejo como la escena principal del Rey León.
-¡ANGEL!- gimoteó Fluttershy, corriendo para alcanzar al animal que al verla, se zafó de las manos de Vinyl y la joven lo agarró por los aires. Aunque en sus manos y comprobando que vivía, Fluttershy no dejaba de llorar -. Angel, mi conejito dulce pero cascarrabias. Creí que habías muerto, ¡por mi culpa! Creí que no te alcanzó el aire allí dentro, ¡Ay, Angel, Angel!
-Bicmac y yo lo encontramos perdido en el área de descanso- avisó Lyra que retrocedió del repentino abrazo por parte de Fluttershy que no paraba de agradecer y luego sofocar de igual forma a Bicmac.
-Entonces.... ¿Y ese conejo?- dudó Applejack acercándose al casillero y al mirarlo mejor (con el estómago hecho nudo, claro) se dio cuenta que era un poco más grande y no cargaba el collar. –¿¡Entonces fue una broma?! Ni broma, esto es cruel- miró a todos -. ¡Ya basta! ¿Quién es que está fastidiando a mis amigas? ¡Que se muestre el muy cobarde!
Todos los presentes se miraron entre sí, examinando las caras para señalar algún sospechoso pero todos eran amigos ahí, nadie podría entender la razón de las bromas crueles hacia ese grupo específicamente.
Las jóvenes al ver que estos actos iban de mal en peor, buscaron a la directora Celestia.
-Chicas, justo iba a llamarlas- miró a Applejack –especialmente a ti.
-¿Eh?- dudó.
-¿Han revisado la red social de la escuela?
Todas enseguida sacaron su celular (Fluttershy maniobraba ya que por nada del mundo quería volver a dejar a Angel) y se quedaron boquiabiertas al ver que estaba saturado de fotos de rostros de compañeros con montajes exhibiéndolos de ridículos así como mensajes comprometedores e insultantes hacia ellos...
...Todos firmados por Applejack.
-Caí yo- jadeó Applejack, temblándole la voz.
-Hace media hora la red cayó- explicó Luna -. Y sin mentir, hace un par de minutos se recuperó la página con todos estos contenidos.
-¡Yo no lo he hecho!- se apresuró Applejack.
-Y te creemos- aseguró Celestia -. Sólo has sido la siguiente.
-¿"siguiente"?- dudó Rarity, con su semblante ido.
-Cada una ha recibido estas terribles bromas, si se le puede decir broma a esta crueldad, como si alguien se estuviera vengando de ustedes- explicó Luna.
-Pero... ¿Quién querría vernos sufrir?- dudó Sunset.
Cuando los ojos de Rainbow se agradaron. Chispeante, golpeó con violencia sobre el escritorio de Celestia y corrió fuera de su oficina sin que las llamadas la retuvieran. Caminó con fuerza, sabiendo a dónde dirigirse hasta llegar al pasillo de la biblioteca, encontrando a Trixie Lulamoon devorando sus galletas de mantequilla.
-¡Tú eres!- vociferó Rainbow, tomando a Trixie de los hombros y la pegó a la pared con fuerza. La joven empezó a toser al atragantarse con la galleta que comía.
-¡Rainbow!- gritó Rarity con sus amigas detrás de ella.
-¡Tú dijiste que te vengarías de mí, de nosotras!- continuó Rainbow, violando todo su espacio personal desfigurando su cara llena de rabia -. ¡Te pasaste, Trixie, te pasaste!
-¡Yo no he sido!- se defendió con la voz torpe, cosa que enfureció más a Rainbow y la agarró de su blusa, llevándola hacia ella para después volverla pegar a la pared que la hizo jadear de dolor entrecortadamente.
-¡Te estás pasando, Rainbow!- gimoteó Fluttershy pero su amiga la ignoró.
-¡Mientes! Lo siento en tu voz, ¡Mientes Trixie!- para esto, su voz se había quebrado, dejando a Trixie pálida al verla llorar entre su rostro furioso -. ¡Nos diste donde más nos duele, a cada una! No fueron simples bromas infantiles, ¡Fueron serias! Te metiste con la integridad de Rarity, con el Aquiles de una Sunset que está superando su pasado, con el delicado cariño de Fluttershy hacia su mascota al poner un cadáver en su casillero, a Applejack con su honradez que la caracteriza, ahora manchado y a mí... ¡Me rompiste el corazón!
Rainbow bajó la cabeza, ahogada de las palabras y el llanto. Trixie tenía el corazón colapsado, mirando desconcertada a Rainbow y luego a las demás, todas con la mirada muerta.
-Mis amigas...- jadeó Pinkie, mirando la gravedad del asunto -. Quién sabe cuándo volverán a sonreír...- y su cabello esponjoso se desinfló, volviéndose completamente lacio, su color rosa se apagó y su tatuada sonrisa, se esfumó.
El trabajo estaba hecho.
Las seis estaban destruidas en su punto más débil.
-Espero estés feliz- jadeó Rainbow, soltándola y retirándose de ahí. Las demás miraron a Trixie, no con odio ni desprecio, sino con lástima.
La ilusionista dejó romper su ególatra semblante y dejó humedecer sus ojos.
-Pero si yo no fui...- jadeó mientras parpadeaba, sintiéndose impotente -yo traté de detenerlas...- y se tapó el rostro, de a poco bajando al suelo hasta sentarse. -. Lo juro...
Mientras tanto, todo el alumnado revisaba absortos el contenido subido a la red de la escuela. Insultos, bufas y más imágenes hirientes que desconcertó a todos.
-¿Ya viste?- preguntó Lyra mientras se acercaba a Bonbon.
-¿Y tú mascota?
Lyra dudó, ladeando la cabeza.
-Ya sabes, el perro rojo que has sacado a pasear muy seguido últimamente- se explicó.
Lyra arrugó la frente, ofendida.
-¿Te refieres a Bicmac?- retrocedió la cabeza, desconociéndola -. ¿Cómo te atreves dirigirte así al chico que me gusta? Se supone que eres mi mejor amiga, ¡Deberías estar feliz por mí!- bramó con voz pesada.
-¿Te gusta?- escupió pero sacudió la cabeza -. Era una broma...
-¡No para mí!- le gritó ceñuda y evidentemente molesta.
Bonbon la miró desconcertada, con un enorme aguijón atravesándole el cuerpo. Lyra nunca se había tomado tan apecho sus comentarios y hablado así...a menos que esta vez, tocó su punto débil.
-Revisa la página- le dijo la joven de ojos dorados -. Bien tiene razón. Eres una amargada que amarga a todos, incluso a mí.
Lyra la esquivó y se fue. Bonbon rebuscó su celular y enseguida entró a la página. Efectivamente, eso decía la página de ella. Tragó saliva, pegando su frente contra la fría pared.
También dieron con su punto débil y no precisamente Applejack, que supuestamente era la que estaba tras estos contenidos aunque ella no creía eso. No. Hablaba de su hermano. Entonces sintió desprecio al cruzarle por su mente la imagen de Bicmac caminando por el gimnasio sin saber todo lo que su simple aparición provocaba en Lyra. Hizo puños las manos. Él, inconscientemente, le estaba dando en su punto débil.
Estaba por quitarle a Lyra por siempre y ella no podría hacer nada al respecto...porque Lyra ya gustaba de él.
...
Debió venir un experto para quitar todo el contenido tras ser hackeada la página de la escuela. Muchos no creían que Applejack fuera capaz de esto, pero otros en cambio sí, por lo que sus miradas y comentarios clavaban como cuchillas a la vaquera, doliéndole desde lo más profundo que su honradez sea manchada de tal manera.
Las clases concluyeron y en cuestión de una hora, la escuela estaba vacía. A un lado de esta, en el que formaba un callejón, estaba Trixie, mirando el sol en un punto medio del cielo.
-Entonces...dinos- dijo una voz tras ella -¿Qué se siente ver a tus rivales muertas en vida?
Trixie volteó, saboreando con amargura la voz de Adagio Dazzle, que sonreía orgullosa de su trabajo al igual que Aria, que chocaba puños con la chica de cabello rizado.
-Ya les dije antes y lo vuelvo a decir- dijo ella con firmeza -. Se pasaron ni bien Sonata me contó todo lo que planeaban hacer.
-¡No menciones a esa traidora!- resopló Aria -. Esa se echó para atrás con la primera broma.
-Y quién sabe dónde andará...ni me importa- agregó Adagio, pero sonrió -. Al menos le di su merecido la última vez...
-Esas no fueron bromas- dijo Trixie -. Fueron crueldades.
-Oh, vamos, querida, deja de lavarte las manos. Tú misma nos buscaste a unir alianzas para vengarnos de las Rainbooms.
-¡Pero yo no quise esto!- bramó Trixie.
-¿Y desde cuándo nos importa lo que tú quieres?- preguntó Aria.
-Esto no lo hicimos por ti, sino por nosotras- aclaró Adagio -. ¿Sabes qué es que esas tontas nos quitaran nuestro poder? Debían pagar por nuestra humillación. Podrán haberse deshecho de los collares, pero nuestra maldad está aquí, palpitante y fuerte que nunca y nuestra serie de venganzas no terminaran hasta que estemos satisfechas.
-Así que siéntate con palomitas, porque esto va para largo...-rió Aria.
-Sí, pero nos falta una...- sonrió malévolamente Adagio -. Nos falta Twilight Sparkle.
-Al menos algo útil hizo Sonata antes de irse y fue descubrir el libro con el que Sunset Shimmer se comunica con Twilight- dijo Aria, acercándose a Trixie pero la ilusionista retrocedía, tragando en seco. -. Ahí entras tú.
-¿Yo?- jadeó.
-Vivir en las calles por más de mil años nos enseñó a movernos en las sombras y por eso nadie nos descubrió, pero como están las cosas ya no se nos será tan fácil y no podemos arriesgarnos- explicó Adagio con mucha tranquilidad -. Así que deberás tú conseguir el libro y hacer que Twilight venga acá.
-No, no me meteré en sus líos.
-¡Pero sí estás más que metida! Fuiste tú quien nos buscó, fuiste tú la idea de la alianza y de vengarnos con la serie de bromas...
-¡Pero yo nunca quise herirlas dándole donde más les duele! Bastaba con teñir el uniforme de Rainbow de rosa o secuestrarle los cupcakes a Pinkie Pie.
-¡Pero qué bromas más infantiles, Trixie!- bramó Adagio, violando su espacio personal-. Ellas no merecían bromas estereotípicas de escuela, ellas merecen sufrir y la que más sufrirá es Twilight Sparkle ya que una vez aquí ¡No volverá a Equestria jamás!
-Adiós portal...- dijo Aria sacando un mazo tras un tacho de basura -. Y hola venganza de por vida Twilight...
Era obvia su intención de destruir el monumento y dejar a la princesa atrapada en este mundo para quién sabe lista de venganzas.
Trixie se armó de valor y apartó a Adagio de un empujón.
-¡No, no lo merecían y no voy a permitir que se salgan con la suya!- quiso huir pero Aria la atajó enseguida.
-Eh, eh, eh, ¿Adónde crees que vas?- y la empujó con tal fuerza que la echó de espaldas al suelo.
-¿Crees que te dejaremos ir así sin más?- preguntó Adagio que al ver a Trixie bocabajo para ponerse pie, enseguida le encestó una patada a un lado del cuerpo para aplastar la boca del estómago con su pie y con el otro en su cuello. La joven enseguida tosió ante la dificultad de respirar -. ¿Qué pasa, Trixie? ¿Por qué no haces una de tus "mágicas" huidas y te salvas? Aunque pensándolo bien, no nos conviene ya que queremos el libro y eres nuestro único modo, así que tú decides, Trixie, sales de aquí tal como entraste...- desprendió el pie, haciendo que inhalara desesperada por aire pero no tuvo tiempo, Adagio la levantó tomándola de la ropa mientras sentía que Aria le esposaba los brazos con los suyos por detrás, inmovilizándola, cortándole a un más la respiración la navaja que Adagio sacó de una de sus botas y posó la punta en su pómulo derecho –o...- dijo con voz divertida –puedes salir de aquí con el rostro desfigurado.
El corazón de Trixie latía mil por hora, presa del pánico. Le dolía un lado de su cintura, el cuello parecía tener un propio corazón porque palpitaba con fuerza y como la tenía agarrada Aria, sentía que iba a perder los brazos en cualquier momento. Miró a Adagio a los ojos y sólo podía ver oscuridad y maldad.
En qué lío se había metido por su egoísmo, por su masivo orgullo de querer humillar a las Rainbooms después de haber sido humillada por ellas al dejarla engañar de que su truco del reflejo había funcionado en Rainbow. Ella podía ser muchas cosas: mentirosa, ególatra, petulante, cínica y bufona. Pero jamás malvada.
-No lo haré, Adagio- dijo con voz fina pero firme.
La exsirena empujó la punta de la navaja, haciendo respingar a Trixie que cerró los ojos por impulso pero Adagio la obligó a abrirlos al tomarla de la quijada, como dejá vu, aun con esa malvada sonrisa suya.
-Desde el primer momento en que te vi en la Cafetería mientras cantábamos...pensé: "Qué bonito rostro"- encorvó las cejas, borrando la sonrisa -. Yo odio pensar eso a menos que hable del mío.
-¡Ada...!- alcanzó advertir Aria pero fue tarde.
Una fuerza haló de la blusa de Adagio hacia atrás, haciéndola tropezar con sus pies.
-¡Suéltala!- bramó Sunset y de una patada hizo que Adagio soltara la navaja.
Aprovechando la distracción, Trixie trató de zafarse de Aria pero no se lo dejó tan fácil, empezando ambas a forcejear, halándose y usando la fuerza hasta darse torpes manotones, aunque los de Aria no eran tanto y llegó aterrizar el puño en su rostro. Bien parecía criada por las calles. Adagio por su lado estaba ocupada saltándose sobre Sunset, tomándola de los hombros y empujándola hacia la pared.
-De todas las Rainbooms ¡Debiste aparecer tú!- levantó una pierna para golpearle el estómago con la rodilla, sacándole el aire. -¿Te gustó el video? No fue fácil entrar a la escuela tan tarde pero valió la pena, digo, me imagino tu cara de satisfacción en los cortos momentos que tuviste así de cerca de conquistar Equestria- y la lanzó al suelo, dejándose caer Adagio sobre ella y retenerla con los brazos.
Sunset forcejeaba, sintiendo un hincón helado al escuchar los jadeos de esfuerzo así como de dolor de Trixie.
-Vamos Sunset- le dijo Adagio -, lo puedo sentir desde que te vi acercarte a nosotras por primera vez con esa sonrisita de santa. Puede que hayan destruido los collares, pero aun puedo sentir las energías negativas- cerró los ojos, aspirando profundamente, inflándosele el pecho – Sí, lo siento, Sunset. Ahí está, ahí está- celebró, disfrutando la energía negativa que aunque no podía consumir, sí sentir, y amplió más la sonrisa cuando vio el rostro de Sunset traslucir cierto pánico y miedo -. Como lo oyes. Ahí está, aún residuos de tu oscuridad. Es una semilla, pero ahí sigue, aún está ahí tu antigua yo. Tal vez esperando el momento adecuado para esparcir sus raíces y extenderse una vez más. Así que por más que te esfuerces, por más que estiran su amistad, tu destino está sellado hacia la oscuridad, hacia la destrucción...
-¡NO!- bramó apartándola de un empujón -¡Jamás regresaré a ser un monstruo!- se puso en pie mientras Adagio aterrizó al piso, aspirando dolor al rozarse con la navaja.
La navaja...
Adagio la tomó enseguida y Sunset estaba lista para derribarla de nuevo pero Adagio se impulsó hacia Trixie. Como sincronizadas, Aria tomó a Trixie y la lanzó a Adagio. La ilusionista cerró los ojos, pudiendo sentir ya el arma blanca atravesarle la piel, cuando sintió un abrazo, un repentino y extraño abrazo de Sunset Shimmer interponiéndose entre ella y la navaja que en cuanto apenas la punta se enterró en su espalda, sus alas de fuego brotaron de golpe, quemándole ligeramente las manos a Adagio. Trixie abrió los ojos, boquiabierta al ver las enormes alas de fuego rodearlas a ambas, protegiéndolas.
-Sunset...- musitó y la joven abrió los ojos y estos se hallaron iluminados de un tono bajo de amarillo, al igual que su cabellera que se movía por sí sola. De a poco, soltó a trixie y se dio vuelta hacia donde Aria y Adagio se hallaban tiradas, presas del pánico ante la imprevista transformación que no dependía de música para su aparición.
-Si vuelven- habló Sunset, frunciendo el ceño con firmeza y autoridad –a tocar a Trixie, a Sonata, a mis amigas, a mis compañeros, a cualquier sola persona...lo sabré ¡Y dejaré cenizas hasta la punta de sus pelos!- bramó levantando la voz y sus alas subieron con fuegos llamantes.
Aria y Adagio asintieron y torpemente se pusieron de pie, dejando la navaja al piso y huyendo de la escena. Fue entonces que relajó su cuerpo y sus ojos dejaron de brillar, sin embargo sus alas permanecían intactas. Se dio vuelta hacia Trixie, que aún se halla petrificada, sin saber reaccionar.
-Sunset...yo las busqué- confesó –yo quise vengarme con bromas, las llamé para que ellas lo hagan y no sospechen de mi inmediatamente, pero te juro que nunca quise lastimarlas...yo, nunca quise herirlas de ese modo, yo...- se calló, reteniendo las lágrimas -. Lo siento, lo siento mucho.
-Lo sé- habló y Trixie miró una sonrisa cálida y sincera por parte de la joven, que entonces sus alas se encogieron, ocultándose a sus espaldas y su cabello dejó de moverse y brillar, volviéndola a la normalidad -. Conozco esa sensación, Trixie, de descubrir que eres mejor de lo que esperabas que eres.
Entonces Trixie no se resistió, la máscara ególatra y petulante cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos y buscó otro abrazo de Sunset, aferrándose a ella mientras reventaba en llanto. Sunset apretó los dientes, ya que el impacto del abrazo le hizo latir la herida de su espalda, ya que Adagio había alcanzado a lastimarla pero le prestó poca atención, se dedicó a devolverle el abrazo a una muy arrepentida Trixie. Sunset cerró los ojos y pude verse, como hace un año ya, en el fondo del cráter tras que Twilight y sus amigas la derrotaran, llorando y pidiendo perdón a todos con sincero pesar y grandes cascadas de lágrimas hacer caminos en su rostro.
Trixie la apretaba con fuerza, como aferrándose, como si pudiera caer y temía hacerlo y Sunset posó su rostro a su cabellera azulada, ya que la ilusionista era un poco más baja que ella, dejando también que las lágrimas la terminaran de limpiar por dentro...si es que Adagio tenía razón...
...
Luna se embarcó en el asiento de conductor mientras Celestia terminaba de guardar en el asiento trasero una caja de cartón con papeles cuando escuchó pasos tras suyo.
-Oh, Sunset, ya estamos listas para irnos a...- calló al darse vuelta y ver a Sunset Shimmer junto a una irreconocible Trixie de ojos hinchados, hipando aún de tristeza.
-Celestia...- habló Sunset -¿Te molesta si Trixie Lulamoon pasa la noche conmigo?
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