La Escoria Del Mountain River AcademyParte I
"Tap, tap, tap, tap".
Aquel sonido de cientos de tacos aterrizar en el brillante y pulcro suelo de mármol ya la estaban volviendo loca.
Normalmente torcería la boca, haría un tic en el ojo, apretaría los puños hasta descargar aquel irritable sonido elevando los brazos. Pero no podía. Debía mantener aquella pose firme, recta, de hombros hacia atrás y mirada erguida, un caminar elegante con sus manos una sobre otra, a la altura de su vientre. Pose de toda alumna del internado londiense, Mountain River Academy.
Trixie Lulamoon lucía un bien planchado uniforme color aguamarina, que constaba de un vestido con falda a la altura de la rodilla, usaba bajo esta una blusa blanca con mangas bombachas y un corbatín del mismo color del vestido. Su vincha de estrella y su peinado a un lado habían sido reemplazados, al tener que llevarse todo el cabello hacia atrás recogido con una fina diadema.
Con las demás jóvenes "programadas", caminaban en un mismo ritmo a una sala en el que ensayarían sus modales. La maestra con que tratarían era Madam Elegancy, una mujer de cabello lavanda, ojos del mismo color y piel rosa claro, quien observaba el caminar del grupo de jóvenes, quienes al entrar al salón anunciaban un elocuente, dulce y formal "Buen día" con una corta reverencia levantando levemente la falda.
Todas y cada una buscaron una silla de la hilera que había y se sentaron con aquella pose de piernas cruzadas, bien juntas, falda cubriendo hasta bajo la rodilla y las manos puestas una sobre otra en la pierna.
Lo peor de todo esto...es que Trixie tenía que reprimir su característico hablar en tercera persona, cosa que le picaba y la enloquecía cada minuto que pasaba.
-Muy buenos días, queridas alumnas- saludó la mujer alta, buena figura y pulcra apariencia -. Me da gusto verlas esta mañana.
-El gusto es nuestro- respondieron todas, hasta Trixie, que ya su compañera de cuarto, Star Shine, dedicó todo el día de ayer en darle consejos de qué decir, actuar o hacer en ciertas circunstancias, pedido de la propia Madam Elegancy.
-El sentimiento es mutuo, queridas. Y creo que está de más anunciar que tenemos a una nueva alumna en nuestro círculo- detuvo su andar para quedar frente a Trixie. -. Querida, ¿Te pones de pie?
Trixie obedeció y se levantó de su silla.
-¿Te presentas ante tus nuevas compañeras y menciones por qué estás en Mountain River Academy?- le preguntó con sonrisa alta.
-Claro. Mi nom...
-Claro... ¿Qué?
-Claro...Madam Elegancy.
-Así es como se responde. Pero ya te acostumbrarás. Prosigue.
-Mi nombre es Beatrix Lulamoon, pero todos me dicen Trixie.
-Eh, eh, eh- volvió a interrumpir Madam -. ¿"Trixie"?- soltó, negando con la cabeza -. Tu nombre es Beatrix, querida. Las Señoritas no tienen...ehm...apodos o sobrenombres. Es de poca clase y mal gusto. No más "Trixie" a partir de ahora, ¿Oyó?
-Sí.
-Sí... ¿Qué?- preguntó, ya borrando la sonrisa.
-Sí, Madam Elegancy- contestó, también perdiendo la paciencia -. ¿Puedo proseguir?
-Adelante. Desde arriba y levanta la quijada- y le levantó de golpe la cara.
-Mi nombre es Beatrix Lulamoon. Tengo 17 años de edad- suspiró –y estoy aquí...- cerró los ojos con un suspiro. "Por ser la peor amiga del mundo".
-No te interrumpas, querida.
-¿A pero usted sí puede, no?- murmuró entredientes y Madam la escuchó.
-Así es. Yo puedo porque la estoy formando para que salga de aquí como toda una Señorita. Además, una Señorita no habla entredientes y peor aún, duda de sus maestros. Tu manera de hablar no es elocuente ni clara. No piensas rápido para decir una simple presentación y...a ver, no me frunza el ceño, jovencita- regañó. -. Beatrix Lulamoon, la espero en la sala de castigos.
-¿Cómo?- se sorprendió -. ¿Por fruncir el ceño?
-Por fruncirme el ceño. Ahora siéntense y ponga atención a la clase.
Trixie se sentó, mirando al resto de jóvenes para ver alguna reacción pero todas estaban bien metidas en su papel.
Más tarde, Trixie miraba sus pies, escuchando su propio "tap, tap" de sus tacos mientras se dirigía a la sala de castigos. Cuando abrió la puerta, un avión de papel le atacó entre sus cejas. Arrugó la frente y tomó el avión antes de que caiga al suelo.
-¿Me lo pasas?- preguntó una joven, sentada en un pupitre. Expandió una sonrisa y abrió mucho sus ojos verdes oscuros que resaltaba con su piel pálida amarilla y cabello lila.
-Pudiste haberme sacado un ojo- se quejó, lanzando el avión en su dirección pero este dio un semicírculo hacia arriba y cayó de frente al piso, arrugándose la punta.
-Eres una terrorista- se sonrió mirando el avión caído para luego levantar la mirada hacia ella -. Como sea, mi nombre es Harmony Mix, ¿Y tú?
-Tr..- se interrumpió -. Beatrix.
-Un gusto "Tr...Beatrix"- se burló con risas.
-Se nota que pasas por aquí seguido- comentó mientras caminaba hacia ella.
-Pues...la verdad es que sí...no te había visto antes.
-Llegué ayer.
-¿Y ya estás castigada? ¿Qué hiciste?
-Fruncí el ceño- contestó con fastidio y se sentó al pupitre junto a ella.
-Ah...te tocó con Madam Elegancy, ¿no? Ufff con esa mujer no se puede pestañear sin que ella lo diga.
-Pero es estúpido. Este internado es estúpido. Todos aquí tienen una personalidad estúpida.
-Tú y yo...- dijo con ojos brillantes y le tomó de golpe una mano para envolverla entre las suyas -. Seremos hermanas de sangre.
-Das miedo- y apartó su mano -. ¿Y tú por qué estás aquí?
-¿No se nota si estoy sentada?- dudó y se puso de pie, haciendo que Trixie frunciera el ceño y agrandara los ojos.
-¡Mis ojos!- bramó, tapándoselos con las manos.
-¿Tú también? Ufff ya no somos hermanas de sangre- comentó mientras movía la cadera de un lado a otro la falda del vestido cortado al menos veinte centímetros, dejando expuestas sus largas piernas.
-¿Y cómo se te ocurre usar una mini, ¡qué mini! Una microfalda en este lugar?
-¡Es mi manera de irme contra el sistema!- exclamó con voz de discurso ., Mi signo de rebeldía ¡y de que no estamos en la antigua Europa, sino en la nueva! Y no me avergüenza lucir mis envidiables piernas tras años de prácticas de lacross.
-Sí pero...apuesto que no puedes ni siquiera agacharte.
-¡Claro que puedo!
Harmony hizo el ademán de inclinarse al suelo pero apenas lo hizo, sintió claro cómo se levantaba la parte de atrás. Mix se irguió de nuevo mirando a Trixie, quien sonreía petulante por tener la razón.
-¡Tú sólo quieres morbosearme, pervertida!- se burló.
-¡Ya quisieras!- exclamó y ambas soltaron unas risas...pero...
*Flashback*
-"¡Mojigata!- lanzó Trixie, también cruzándose de brazos y ceñuda.
-¡Pervertida!- contratacó Sunset igual con entrecejo.
-¡Que Trixie no es pervertida, es muy curiosa!
-¡Me levantaste el short cuando dormiste en mi cuarto la primera noche!
-¡Para ver tu Cutie Mark, no porque sea pervertida! ¡Era curiosidad! ¡Y ya quisieras Shimmer! ¡Todo el mundo ya quisiera!
Se sostuvieron la mirada, ceñudas y de brazos cruzados, para luego reventarse en risas y apoyarse una a la otra, dándose amistosos golpes en los brazos".
La única risa que se oía era la de Harmony, quien la cesó de a poco al ver el repentino rostro nostálgico de Trixie ante el recuerdo de una de las tantas amistosas peleas entre Sunset Shimmer y ella, cuando estaban reunidas en su máquina dispensadora favorita con Rarity hablando sobre la Baile Juvenil de Gala.
-¿Beatrix?- la llamó, sentándose de nuevo en su pupitre. Trixie reaccionó y sacudió la cabeza, para retomar el tema.
-Como sea. Cortar la falda te llevó a una tarde de castigo. ¿No te preocupa que te expulsen, cómo reaccionarán tus padres?
-Beatrix, Beatrix, Beatrix...- suspiró, sentándose en el pupitre -. Este lugar, jamás denuncian nuestras acciones aquí. Todo se los guarda. Ellos nunca revelarán si su hija empeora porque tienen una reputación que proteger de sus ni sé cuántos décadas formando Señoritas, pero más que nada ahora son mucho más estrictos, como para no dejarte pasar un ceño fruncido, es por La Escoria.
-¿La Escoria?
-Me encanta contar esa historia- se sonrió Harmony -. La Escoria, así es llamada aquí a una estudiante de este internado, que como tú y como yo, era de familia poderosa, renombre y adinerada. Pero era un espíritu rebelde indomable. Para nada una Señorita, por lo que sus padres la encerraron aquí, en el Mountain River Academy, la mejor escuela para formar jovencitas en mujeres elegantes. Pero La Escoria no se las hizo tan fácil, rebelándose a diario contra el sistema. Alteraba el diseño del uniforme, contestaba con sarcasmos, decía chistes de tono alto, contradecía sus ideologías, no tenía pelos en la lengua para nada, usó bikini para algunas clases de natación, algunos chicos la venían a buscar pero no los dejaban pasar, sólo para encontrarlos en su habitación en una calurosa sesión de besos.
-¿Esa tipa estaba loca?
-No, yo no lo creo. Sólo quería ser libre. Ser ella. Y como el internado nunca denuncia las malas conductas, jamás podría salir de allí, por lo que decidió escaparse. Pero por ser como es, La Escoria, era la única estudiante vigilada las veinticuatro horas y siempre era atajada, sea disfrazándose como cocinera, como una maestra más, de un hombre de mantenimiento, como si fuera una visitante, ¡hasta fingió un apendicitis e intentó huir una vez en el hospital!- se sacudió, emocionada -. ¡Esta chica era genial!
-Y tú le sigues los pasos por lo que veo...
-Algo. Me inspira su lucha de mantenerse como ella es y no lo que quiere los demás.
-¿Y a la final escapó?
-Pues sí, ¿Sabes cómo?- tiró una risa -. ¡Corrió desnuda por el internado!
-¡¿Qué hizo qué?!
-¡Sí, y nadie podía acercársele porque los denunciaría por acaso sexual! ¿Sabes qué sería un escándalo una sola denuncia o tal rumor? Entonces la dejaron salir.
-¿Desnuda?
-Tal parece. Madam Elegancy no se perdona que se le haya ido de las manos una de sus alumnas, por lo que si antes de por sí era estricta, ahora ni se diga. Hicieron todo para desaparecer cualquier cosa que comprobaba que estudió aquí. Borraron su nombre en archivo, listas, en el anuario y fotos grupales del curso.
-Wow.
-Sí, Wooooow.
-Su vida debe ser un desastre...
-¡¿Estás loca?!- gritó -. ¡Al contrario! Es la próxima estrella en ascenso.
-¿Estrella?
-Sí. Ella podría ser La Escoria del Mountain River Academy y no haya terminado el bachillerato, pero es una chica realmente talentosa para la música, segura, emprendedora y muy inteligente. Ella misma se representó, buscó casting y dónde contratarla. Formó una banda, ya tiene algunas canciones de repertorio y un grupo de fans. Por lo que no querida Beatrix, no es un desastre. Algunas chicas de aquí saben de ella y son fans, pero nadie puede ni mencionarla porque si no- se pasó un dedo índice alrededor de su cuello -. Madam Elegancy te guillotina.
-...
-¿Qué?
-...
-¡¿Qué?!
Trixie se cruzó de brazos, escéptica.
-¿Por qué me miras así?- reprochó Harmony.
-No te creo ni una palabra.
-¡¿Cómo?! ¿Por qué?
-¿En serio? Parece un simple rumor de escuela- soltó una risa -. Puede ser elegante y cara, pero sigue siendo una simple escuela como cualquiera, con sus tontos cuentos.
-¡No es cuento! Pero Sunshine sí es una leyenda aquí.
-¿Sunshine?
-Sí, ése es su nombre ¿Y sabes qué? Para que me creas, hoy mi novio y yo vamos a entrar a un bar a ver una presentación de ella. Tú vienes con nosotros.
-Pero somos menores de edad.
-Dame cincuenta.
-¿Cincuenta?
-Cincuenta dólares, ¡Vamos! Tienes eso y mucho más. Es para la identificación falsa.
-Yo...no estoy...
-¡Por favor, Beatrix! Te lo mereces ya que parece que estás aquí obligada...como yo...y el 75% de las chicas aquí. ¡Vamos! Tomamos unos tragos, te demuestro que La Escoria existe y regresamos. Fin.
Trixie la miró insegura. ¿Romper las reglas apenas el primer día? Pero si ya estaba aquí, castigada ¿Qué podría ser peor? Además, no la acusarían con su padre con aquella regla orgullosa. La joven sonrió.
-De acuerdo, Trixie irá.
-¿Trixie?- dudó.
-Ah...olvídate del Breatrix, ¿Quieres? Dime Trixie y suelo dirigirme a mí en tercera persona.
-Tranquila, nena. Conmigo puedes ser como en realidad eres- le sonrió ampliamente y Trixie le devolvió la sonrisa.
Para ser una rara rebelde de élite, Harmony Mix era muy agradable de tratar.
...
Después de que de castigo debieron leer algunos capítulos de "Los hijos Del Capitán Grant" de Jules Gabriel Verne y escribir un ensayo de la lectura, Trixie dirigió a Harmony a su dormitorio donde le pagó los cincuenta dólares.
-Vendré a verte a las ocho de la noche. Así que estate lista- recordó mientras se dirigía a la puerta.
Harmony al salir se chocó con la compañera de cuarto de Trixie, una joven piel celeste y ojos amarillos, su cabello era corto de color verde aceituna y usaba unos finos lentes. Trixie, como lo buena observadora que era, se dio cuenta que los ojos de ambas cambiaron, intercambiándose unas miradas. Harmony parpadeó bajando la mirada y esquivó a su compañera, quien levantó la mirada hacia Trixie al sentirse observada.
-¿Te juntas con Harmony Mix?- preguntó la joven ingresando al cuarto que compartían.
-Sí, Star Shine. Parece agradable.
-Tal vez pero es mala influencia si quieres encajar aquí.
-Es decir que dejaste de juntarte con ella por encajar aquí.
Star torció el gesto, culpable.
-¿Y tú quieres?- continuó Trixie.
-¿Tengo de otra?
Ambas sabían la respuesta así que no se dijeron nada más. Trixie la ignoró y empezó a sacar cuadernos pata hacer la tarea que mandaron para mañana.
Mientras estaba envuelta en el silencio de la habitación, con su compañera leyendo en su cama tranquilamente y ella terminando el último ejercicio, sintió una ola nostálgica. No tenía nada que llevara consigo para recordar a sus amigos de Canterlot High, ya que su padre se ocupó de que no viajara con algo que los recordara. Trixie agudizó los oídos en cuanto sintió a Star Shine salir del cuarto y se dejó revolcar por aquella ola.
"¿Qué estarían haciendo Bonbon y los chicos?, se preguntó, "¿Habrán servido el pollo que tanto le gusta a Whooves y que Derpy le suele dar un poco del suyo? ¿Lyra estaría comiendo de la cuchara de Bicmac? ¿Y Bonbon...estaría con la vista clavada en su comida mientras juega con ella monótonamente? ¿Cómo se sentirá? Al menos Trixie pudo irse tranquila sabiendo que solucionó las cosas con Cherry pero por otro lado..." suspiró, pegando la barbilla al escritorio con mirada triste hacia su pendrive. Lo tomó y lo colocó en su laptop. "Eres masoquista, Trixie", se dijo mientras abría una fotografía. La única fotografía que logró salvar de las manos de su padre, aquella selfie que se tomó siendo abrazada por Sunset Shimmer cuando se dirigían a la gala. Examinó sus sonrisas, sus miradas y la cómoda cercanía, en aquel tiempo que parecían haberse fundida en una sola persona. "Sunset... ¿Cómo no recordarte o pensarte todo el tiempo? ¿Cómo no dejar esa imagen de tu rostro, de aquella expresión de tus ojos mirándome tan...dolida, defraudada y triste?" jadeó, sintiendo unas lágrimas desbordarle de golpe mientras seguía pensando, mirando a la Sunset de la fotografía, como si estuviera hablando directamente con ella "Te herí y Trixie lo siente tanto, haberte visto así de rota en el aeropuerto sólo me provocaba abrazarte, sentir la irregularidad de tu ropa sobre mí y tus brazos recibirme tal y cómo soy, sintiendo esa cálida sensación que me brindas, ese cariño que Trixie disfrutaba sentir y entregarte... ¿pero qué más podría hacer? Si era amable, si te decía la verdadera razón... hubieras hecho lo imposible para que Trixie se quedara, me terminarías convenciendo pero no sería justo. Ni para ti ni para mí. Estaría exponiéndote en peligro y yo no podría hacer nada al respecto. Pero de algo puedes estar segura, y es que jamás, ¡jamás! Trixie encontrará a alguien como tú. Jamás alguien ocupará el espacio que te ganaste en el corazón de Trixie", los labios de Trixie temblaron mientras cerraba los ojos y sus mejillas se dejaban humedecer de lágrimas "Perdóname si te rompí el corazón...el de Trixie también lo está".
...
Más tarde, a las ocho en punto golpearon la puerta de su habitación. Trixie la abrió y vio que Harmony usaba una gabardina.
-¿Así irás?- dudó Trixie enarcando una ceja.
-Lo mismo pregunto... ¡Te ves terrible!- dijo su compañera, mirando a Trixie con un simple pantalón jean, una sudadera azul y tenía recogido el cabello. Pero más que nada, su rostro estaba apagado y ojeroso.
-...Trixie no está de humor...- habló con hilo de voz y Harmony bajó las cejas.
-¿Ya estás melancólica?
-Sí...- contestó con desgano y levantó sus ojos rosados oscuros hacia ella, que se expresaban decaídos y gastados.
Harmony supo entonces que había llorado y le ofreció una sonrisa.
-Tranquila. Te divertirás un rato y si no, pues bebe hasta perder la razón. Green Fun paga.
-¿Green? Oh, es tu novio, ¿cierto?
-Sí. Él no está en un internado, sólo en un colegio privado. Es un chico genial pero es mío, ¿eh?- quiso ser chiste.
-Es todo tuyo- se esforzó Trixie en sonreír aunque le salió una expresión chueca. Harmony le sacudió un hombro para animarla.
Ambas salieron del cuarto, caminaron tranquilamente por los pasillos hasta llegar a la cafetería e ingresaron a la cocina. Trixie la seguía, sorprendida de la naturalidad y relajación de Harmony. Las cocineras estaban ahí, pero con la mirada prendida en la televisión encendida. Salieron por la puerta y...ya estaban afuera.
-Eso fue...
-¿Sencillo?- rió -. Lo difícil ahora es pasar las rejas.
-De acuerdo, ¿Y cómo...?
-Psss, ¿Harmony?
Ambas vieron en dirección de la voz.
Un chico de cabello verde oscuro y piel verde claro las llamaba. Harmony se sonrió y corrió a él para enrollarse el cuello y besarlo. Trixie se limitó en verse los pies.
-¿Ya está listo?- preguntó Harmony.
-¿O si no como crees que entré?
-Cierto- le dio otro beso y llamó a Trixie con la mano. -. Trixie, Green. Green, Trixie.
-Hola- saludaron ambos rápidamente.
Los tres simplemente caminaron a un lado del internado, en el que las rejas eran cubiertas por arbustos y plantas enredaderas. Tanteando, Green encontró la reja floja y sacó un pedazo.
-¿Rompieron la reja?- exclamó Trixie.
-Los arbustos las cubren- explicó Harmony -. Así nadie sospecha y podremos entrar y salir sin problema.
-Pueden que sean estrictos, pero aún les falta mejorar su seguridad- comentó Green.
-Están tan confiados de su dominio de disciplina estricta...- suspiró Harmony -. No saben que llevamos el espíritu de La Escoria.
Los tres salieron y un auto estacionado los esperaba. Green tomó el volante mientras Harmony se acomodaba a su lado y Trixie, atrás.
El viaje fue rápido, cosa que se quejó Harmony ya que no pudo maquillarse como quería y al salir del auto, se quitó la gabardina, dejando lucir un extraño conjunto. Usaba una falda negra, larga hasta los tobillos pero que en la parte de adelante era corta, mostrando las piernas. Lo acompañaba con una blusa de tiras del mismo color que dejaba el ombligo descubierto y usaba unas botas de cuero largas hasta la rodilla.
-¡Qué sexy!- le dijo Green.
-Déjale adivinar a Trixie- suspiró Lulamoon -. Así viste Sunshine, ¿cierto?
-Así es...quise copiarle exacto aunque no lo es tanto. Le agregué un estilo mío, ¡por cierto!- y de su bolso sacó la identificación falsa -. Esta noche serás Grummy Dummy.
-¡¿Grummy Dummy?!- se indignó -. ¡¿Qué clase tonto nombre es ése?!
-Uno muy tonto- acertó Green torciendo el gesto igual de disgustado y le levantó su identificación -. Al menos no te llamas "HotCake Honey".
-¿Cincuenta dólares por esto?- reclamó Trixie y ambos miraron con horror a Harmony.
-Ya, ya, no se quejen y vamos- calmó Harmony.
Por suerte, el guardia de turno era el tipo en que les daba igual quiénes entraban, por lo que medio ojeó las identificaciones y los dejó pasar.
-¡Woohoo, qué no pare la fiesta, don't stop the party!- chilló Harmony directo hacia la barra de bebidas.
Trixie la siguió, arrastrando los pies, aún sin humor y ya arrepentida de haber venido. Hubiera preferido quedarse en su cuarto, en su cama y seguirse lamentando. Pero Harmony no parecía darle tiempo para lamentarse mucho, ya que la agarró de la mano para darle un vaso.
-No es fuerte. Anda, bebe- le incentivó y Trixie tomo un sorbo. Era dulce. Siguió bebiendo. -. Vaya, no debí suplicarte, ¿eh?- se rió para tomar de su vaso. -. ¿Otro?- preguntó y Trixie asintió, comiéndose la frutilla del fondo del vaso.
Quince minutos después...
-¡ERA MI MEJOR AMIGA!- chillaba Trixie sentada con la frente pegada en la barra y con un vaso lleno en su mano derecha mientras daba golpes sobre la barra con la otra.
-Lleva diciendo eso como tres minutos- murmuró Harmony a Green.
-¿Cuántos vasos le diste?
-¡Sólo tres!
-Pero es la primera vez que bebe, debió ser demasiado tan sólo su olor.
-¡TRIXIE ES UNA INGRATA MALA AMIGA!- volvió a chillar y tomó de su vaso de golpe, dejando a Harmony y Green sin parpadear -. ¡TRIXIE VIVIRÁ CON EL PESO DE LA CULPA TODA SU ASQUEROSA VIDA DE SEÑORITA LULAMOON!- y la gente a su alrededor empezaba a lanzar miradas molestas.
-Trixie, cállate. No llames la atención- advirtió Harmony levantándole el rostro -. No hay que confiarnos ya que aquí dentro hay guardias de seguridad y si nos pescan que somos menores de edad...
Se interrumpió cuando la gente empezó a acercarse al escenario.
-¡Holy shit!- expresó sacudiéndole el brazo a Trixie -. Ya se va a presentar.
-¿Quién?
-¿Cómo que...? ¿Por qué estamos aquí, Trixie?
-Oh... La Escocia...
-¡Escoria! Estás ebria.
-No, no lo estoy- inhaló y exhaló, dejando a un lado el vaso -. Sólo a Trixie le pesa un poco la cabeza.
-No te separes de nosotros, ¿bien?- le tomó la mano y la condujo lo más cerca del escenario con el caminar un poco torpe de Trixie.
Los músicos ya estaban en sus posiciones y los técnicos revisando que todo estuviera en orden. Trixie estaba de pie, desinteresada por completo mientras el público, entre Harmony y Green, empezaban a silbar, chillar y demandar que se presentara de una vez.
Entonces, unos tragafuegos aparecieron, expulsando fuego mientras el guitarrista desencadenaba unas notas rasgadas y se escuchaba un coro de una voz femenina repetir "Black sheep, come on..." y cuando empezó la melodía con todos los instrumentos, apareció.
-Oh...yeah...- exclamó con sensualidad una silueta femenina que aparecía en el escenario con caminar lento y el público se enloqueció -...Oh yeah...- volvió a decir mientras se quitaba una chaqueta rasgada jean y volteaba el rostro sobre su hombro con una sonrisa -...¡OH YEAH!...- jadeó con fuerza para lanzar la prenda hacia el público y al fin se mostrara hacia las luces, acercando su boca hacia al micrófono con sus grandes ojos cyan mirar cautiva a su fans que vociferaban por ella pero para Trixie, fue como si la mirara directo a ella al empezar a cantar:. -. Hello, again, friend of a friend, I knew you when...
Y mientras la guitarra y la batería estallaba en su corta pausa para continuar la canción y Sunshine sacudía la cabeza con energía, Trixie Lulamoon sintió que el alcohol que ingirió estaba jugando con su mente, con su cordura, al mostrarle sobre al escenario a... ¿Sunset Shimmer?
No...no podría ser ella...aquella figura, usaba una vestimenta casi igual al de Harmony: una falda negra larga pero corta adelante mostrando las piernas largas, botas desaliñadas tipo militar y una blusa holgada en que una tira de su manga estaba caída, descubriéndole un hombro, la blusa era corta que sólo se limitaba a cubrir sus pechos, por lo que exhibía su vientre plano, el cual tenía un tatuaje a un lado de su ombligo, como si fuese un dragón chino... ¡Sunset Shimmer ni loca usaría una prenda como esa o peor aún, hacerse un tatuaje! O peor aún, cantar con aquellos cruces de piernas y voz sensual con un género de rock indie.
Por lo que no, no podría ser ella. Porque además, su cuerpo, era un poco más desarrollado que la Sunset Shimmer que dejó quebrada en el aeropuerto hace casi tres días.
Pero pese todas esas diferencias que le hacían negar que era ella...aquella cantante, Sunshine, tenía aquella misma piel dorada, aquellos mismos ojos grandes cyan, las facciones de su rostro, aquella cabellera ondulada, suelta, roja y amarilla; pero esta persona la tenía corta por la barbilla; y claro, su voz, tenía su voz.
Trixie no podía creerlo...estaba viendo a la contraparte humana de Sunset Shimmer.
-¿La ves a Trixie?- le despertó la voz de Harmony que hablaba con Green -. ¡Está como hipnotizada, sin habla! Y es que Sunshine es demasiado cool- y chilló cuando la mencionada se acercaba a las escaleras del escenario y empezaba a bajar hacia el público.
Mientras continuaba la segunda estrofa de la canción, Sunshine caminaba entre el público con un andar lento y con los ojos mirando hacia todos lados. Llegando al coro, se subió a una mesa para sentarse y después recostarse en ella, cerrando los ojos dejando su boca soltar las palabras de la canción mientras se recogía las piernas y se removía en la mesa, como si no había ninguna presencia más que la de ella misma mientras era rodeaba de fans que aplaudían y cantaban con ella. Al llegar al final del coro, saltó al piso y al levantar el rostro, chocó con los ojos rosados oscuros de Trixie.
Sunshine la miró y Trixie a ella.
El corazón de la ilusionista dejó de latir, entrando en pánico se hizo para atrás curvando las cejas.
Era demasiado para ella. Demasiado ver a los ojos lo que parecía ser la contraparte humana de Sunset Shimmer que, aunque no sea su Sunset Shimmer, eran iguales, y ella no podría verla a los ojos nunca después de lo que le hizo.
-Trixie, ¿Estás bien?- preguntó Harmony agarrándola de los hombros. –Hey...Trixie, mírame...
Pero Trixie no contestó. No podía emitir sonido alguno, mirando a Sunshine de vuelta al escenario pero esta vez con una guitarra, comenzando a tocar un solo con la mirada hacia su instrumento que alocó a la multitud, dejando que su cabello despeinado cubriera su rostro, sólo dejando enseñar su sonrisa de satisfacción.
Cuando al fin terminó, levantó el rostro de golpe, haciendo para atrás su cabello, agradeció y se despidió. Y cuando habló, pese con aquel acento británico, sólo dejó a Trixie más anonadada, al escuchar su voz idéntica a la de su examiga.
-Trixie...- volvió a llamarla Harmony.
-Trixie necesita un trago...- murmuró, sacudiendo la cabeza para concentrarse.
-No, Trixie, ya bebiste lo suficiente.
-No, no lo suficiente- y se dio la vuelta hacia la barra.
-¡No puede ser! ¿Vas hacer de esas refinadas alcohólicas resignadas a una vida que no quieren sintiéndose miserables mientras posan para la foto para la sección Sociales con sonrisa falsa?- le preguntó caminando tras ella y evitando chocar contra la multitud.
-No pudiste decirlo mejor. ¡La vida de Trixie es una porquería, Harmony!
-¡No te des por vencida! Yo no me doy por vencida.
-¡Tú no entiendes a Trixie! ¡Nadie entiende a Trixie! ¡La única que entendía a Trixie no está más ni estará! ¡Y TODO POR TRIXIE!- y al no ver por donde andaba, chocó con un "gorila".
-¿Algún problema?- preguntó el guardia de seguridad.
-No, no, ninguno- improvisó Green y los tres sonrieron tensamente.
-Se ven muy jóvenes...
-¡Oh, Darling!- exclamó Harmony dramatizando y pestañando -. Tengo 29 años. ¡Deja la coquetería! Estoy con mi pareja...
-¡IDENTIFICACIONES!
Los tres corazones se paralizaron e intercambiaron miradas nerviosas.
-¡Lo sabía! Son menores.
-¡AHHHHHHHHHHH!- gritó Harmony llamando la atención de las personas más cercanas pese la fuerte música. -. ¡Me tocó un pecho, me tocó un pecho!- fingió.
Trixie parpadeó, sin saber qué hacer mientras la pareja improvisaba.
-¡Abusivo!- exclamó Green -. ¡Ni yo he tocado ese pecho! ¡Abuso policial, abuso policial!
-¡NO SOY POLICIA PERO LOS LLAMARÉ PARA QUE LOS DETENGA POR INGERIR ALCOHOL!- exclamó perdiendo la paciencia y empezó a hablar por radio a los otros guardias.
-¡ME TOCÓ EL OTRO PECHO!- chilló Harmony fingiendo llanto -. ¡Me siento sucia, suuuucia! ¡Lo siento mami, no podré usar el vestido blanco!
Ante la distracción que hacía, el guardia hasta le había dado la espalda a Trixie, quien vio a Green y Harmony darle una señal con la mirada de que escapara. Trixie un poco desorientada asintió y se escabulló entre la gente empujando a cualquiera que estuviese en su camino hacia el corredor junto al escenario, encontrando una puerta más grande que las demás. "¡La salida!" celebró y abrió la puerta de golpe para sólo encontrarse en un cuarto y un grito la recibiera.
Trixie quedó de pie, petrificada y con los ojos grandes viendo como la contraparte de Sunset Shimmer trataba de cubrirse con una corta blusa.
-¡¿Cómo te atreves a entrar sin tocar?! ¡¿No sabes quién soy yo?! ¡Estoy semidesnuda, ESTOY SEMIVIOLADA!- reprochó indignadísima y Trixie sólo podía balbucear, pero entonces aquella Sunset infló los cachetes y soltó carcajadas -. ¡Jajajajajaja! Debiste ver tu cara jajajaja. Sin rencores. Estamos en la nueva Europa- y soltó la blusa, dejándose ver sólo en brasier y bragas.
"¡ESTA SÍ QUE NO ES SUNSET SHIMMER!" se gritó Trixie agrandando aún más los ojos sin evitar sonrojarse de la vergüenza al ver su total confianza en mostrar piel. No era su Sunset, pero verla tan expuesta era como violar la intimidad que tanto ella protegía y se ganó el apodo de "mojigata".
-Te vi durante el espectáculo- habló Sunshine con las manos a la cadera, buscando con la mirada algo y se inclinó hacia un short color mostaza. Levantó la mirada hacia Trixie mientras se lo colocaba -. Eres menor de edad, ¿Cierto? Todavía se te nota la balanza entre niña y mujer, aunque no te falta nada para que se incline totalmente en mujer.
Trixie aún no salía de su estado de congelamiento, limitándose a mirar a aquella mujer vestirse delante de ella, viendo algunos de los tatuajes que tenía. Le contó tres.
-De seguro los guardias ya te descubrieron y pensaste que la puerta más ancha era la salida- continuó -. Pues fíjate que irónicamente es la puerta más delgada la que conduce a la calle.
Mientras hablaba, se colocó una camiseta gris de mangas largas pero como la anterior, el largo de esta sólo cubría sus pechos, dejando su ombligo a la intemperie. Se colocó las mismas botas militares y se sacudió el cabello.
-Tranquila, yo te protegeré- calmó Sunshine, mirando a Trixie desde el espejo mientras retocaba su maquillaje -. Relájate. Estás a salvo conmigo. Si quieres, puedo dejarte a casa camino a mi próxima presentación, ¿Dónde vives?
-Ahm, en...el... Mountain River Academy.
Sunshine sonrió lentamente con un brillo en los ojos, apartándose del espejo.
-Entonces... ¿Sabes mi fama?
-S-sí... eres...
-La Escoria- le completó acercándose a ella y le tomó los hombros.
-¿Qué..? ¡Ahh!- exclamó al ser zamarreada violentamente.
-¡Deja de ser tensa! ¡No te dejes lavar el cerebro! ¡Sé tú misma! ¡No dejes que te programen!
-¡Detente!- exclamó mientras se le soltaba el moño y sus cabellos eran sacudidos también -. ¡Para!
-¡Vamos, detenme! ¿O ya eres una robotina ricachona?
-¡Suéltame, Sunset Shimmer!- bramó y la empujó con fuerza. La aludida agrandó los ojos, boquiabierta.
-¿Có-cómo sabes mi nombre?
-¿Eh?
-Nadie sabe mi nombre. Me conocen por mi apodo artístico, Sunshine o La Escoria. Mi nombre fue borrado del mapa desde que soy La Escoria. Tanto por mi familia adoptiva como para el mundo.
-¿Eres adoptada?- se le salió decir. "¿Mi Sunset no mencionó haber sido adoptada...o tuvieron diferentes destinos?".
-¡Eso no importa!- sacudió la cabeza -. ¡Pero como sea! Sabes mi nombre, ¿De dónde lo sabes?
-Ehm...- balbuceó cuando la puerta se abrió de golpe.
-Señorita Sunshine...- saludó un guardia y Trixie palideció –disculpe por interrumpir pero tres menores de edad se colaron al bar. Dos armaron un escándalo y huyeron, pero creemos que la otra chica está aquí tras bambalinas- entonces miró a Trixie. Enseguida Sunshine cubrió los hombros de Trixie y la apegó a ella con la cabeza posándose a un lado de la suya. Pese que no era tiempo, aquel movimiento era típico de su Sunset, por lo que el corazón de Trixie se sacudió de nostalgia.
-Tranquilo. No he visto a nadie y ella es una groupie de la banda, así que está con nosotros.
-Oh...bueno...disculpe entonces- y cerró la puerta.
-¿Groupie?- dudó Trixie, alejándose de Sunshine -. ¿Qué es eso?
-Eh bueno, en términos generales eras la encargada de "divertir a los integrantes"- hizo comillas con los dedos en la última parte.
-¿Puedes ser más específica?
-¡Bah! Eres la Nancy Spungen.
-¿Nancy quién?
-¿Sid Vicious? ¿Sex Pistols? ¿Te suena?
-¿Con qué se come eso?
-¡Por el amor de...!- se exasperó - ¡Eres la zorra del grupo!
-¡HEY!- bramó ceñuda inflando el pecho de indignación - ¡¿Cómo te atreves a ensuciar de esa manera a la Gran y Pod...?!
-¿Prefieres pasar la noche en la celda con presuntos ladrones asesinos violadores o cargar ese título un par de minutos para salir de aquí?- interrumpió.
-Pudiste haber dicho que era la jalacables, tu asistente, yo qué sé.
-Pues es lo primero que se me ocurrió- se limitó en decir encogiéndose de hombros.
Trixie se cruzó de brazos, resignada. A leguas sabía que podría tener la apariencia, movimientos característicos y voz como Sunset Shimmer, pero no era SU Sunset Shimmer. Sunshine la abrazó, divertida.
-Me caes bien. Eres mi groupie, ¿quién es mi groupie? ¡Tú!- la toreó con risas.
-¿Ya nos vamos?- habló entredientes y de malhumor.
-Ok, ya, ya- y la soltó -. A todo esto, ¿Cómo te llamas?
-Trixie.
-Genial nombre. Sunshine y Trixie, Trixie y Sunshine. Suena bien...
-¿Para qué?- escupió mirándola de reojo.
-¡Para ser compinches! Creo que haríamos un dúo genial. Es decir, yo soy la despreocupada y tú la ceñuda que le apesta la vida. ¿Cantas, tocas un instrumento? Me encantaría tenerte de dúo. Sería una genial publicidad tener un par de chicas opuestas pero sexys y talentosas.
-¿Podemos irnos de una vez?- suspiró Trixie llevándose una mano a la frente.
-Sí, tienes razón. No funcionaría- exclamó encogiéndose de hombros -. Todavía eres una niña.
Trixie acentuó su ceño fruncido.
-Cumpliré dieciocho en un par de meses. ¿Y tú qué? ¿Muy grande?
-No, pero al menos puedo entrar a un bar legalmente.
Trixie abrió los ojos de golpe para verla.
-¿Cómo...? ¿Qué edad tienes?
-Veintiuno.
La ilusionista apretó los labios. "¿Sunset, la Sunset que conozco, tendría esa edad también? Pero no parece...su cuerpo no...pero su contraparte...".
-Ok, ya vámonos- la despertó Sunshine quien había abierto la puerta con su bolso en un hombro.
Trixie la siguió, mirando cómo se iban integrando el guitarrista, el bajista, tecladista y baterista, todos con camaradería llevándose bien mientras salían del bar en aquella puerta estrecha y se dirigían a una furgoneta celeste.
Durante el camino al internado, Trixie miraba a Sunshine, cada parte de su cuerpo, cada movimiento y expresión que hacía, sólo recordándole con golpes a su corazón cuán realmente lejos tenía a la verdadera Sunset Shimmer. Sunshine estaba apoyada a la ventana, mirando hacia arriba, hacia el cielo y la luna estaba grande por lo que algo de su luz aterrizaba sobre ella. Sunshine estaba tranquila, ensimismada. Sus ojos estaban suaves, idos, hasta que, tal vez por la atrevida observada de Trixie, desvió su mirada hacia ella y le sonrió.
Pero Trixie no le devolvió la sonrisa, sin aún apartarle la mirada.
¿Cómo alguien, que parecía ser exactamente igual a quien alguna vez conociste y quisiste, no podría hacerte sentir como esa otra persona te hacía sentir? Es decir, Sunshine era Sunset Shimmer, sin serlo. No era nada.
Cuando la abrazó, sí, lo hizo como lo haría su examiga, pero aquella sensación cálida que la invadía, no apareció. Tampoco su sonrisa la animaba a sonreír también. Tenía su voz pero al escucharla con atención, parecía lejana.
Al fin apartó sus ojos duros rosados de ella y miró hacia a un lado, más vacía y con inmensas ganas de llorar.
Esta Sunset Shimmer no hacía feliz a Trixie.
-Gracias y adiós- dijo Trixie al bajarse de la furgoneta a un lado del internado, en la cerca donde estaba las rejas flojas.
-De nada- contestó Sunshine bajando las cejas -. Oye, Trixie.
-¿Qué?- volteó con el rostro inexpresivo.
-Lo siento.
-¿Por qué te disculpas?- dudó arrugando la frente.
-No sé. Tengo la rara sensación de que...te he defraudado.
Trixie dejó de respirar.
- Como sea, adiós, Trixie. Espero hayas disfrutado la presentación.
Regresó a la furgoneta y cerró la puerta resbaladiza. El automóvil arrancó, dejando atrás a Trixie. Y Sunshine volvió a mirar hacia el cielo por la ventana y en su próxima presentación no entregó tanta energía como la primera.
...
"Tap, tap, tap, tap".
Aquel sonido de cientos de tacos aterrizar en el brillante y pulcro suelo de mármol ya la estaban volviendo loca.
Pero Trixie seguía resistiéndose para aquella nueva mañana en su nuevo comienzo.
Lo que sucedió anoche parecía un sueño y creería que nunca pasó si no fuese que Harmony la atajó saliendo de su cuarto para contarle las maniobras que hizo para que ella y su novio escaparan. Trixie la escuchaba y de vez en vez sonreía, pero se sentía mal, porque no lo hacía con real sinceridad.
Para el día, Trixie Lulamoon apenas abría la boca, y si lo hacía, era para la felicidad de Madam Elegancy. Además, había progresado en su manera de hablar, actuar y receptaba todo muy rápido, ya que no tenía nada en qué pensar o hacer, que no sea todas las clases de la academia. Su hobbie de intentar hacer trucos de magia había quedado atrás, ya que fue otra cosa que su padre le impidió llevar, como su sombrero y capa; otro puñal para su corazón.
Durante las frías noches que llevaba, Trixie se despertaba unas tres veces sin explicarse por qué. Veía la hora y trataba de dormirse enseguida, pero el vacío y dolor en su pecho no la dejaba tranquila.
Día tres y llegó el sábado. Con los "tap, tap" de siempre, con sus labios que a poco se estaban pegando entre sí y mirada apagada. Entre sus manos tenía una carta de aviso. Para rematar, su padre venía esta tarde y la llevaría a una ópera. Trixie adoraba la ópera, pero no quería ver a su padre. No quería a nadie cerca. Con pesar, se estaba resignando que su destino era la soledad, como siempre lo fue...hasta que cierto alguien apareció en su vida a animarla, logrando acercarse a Bonbon y así al resto de sus amigos.
Lanzó un suspiro desganado, dejándose revolcar en la ola, cuando un grupo de jóvenes que retenían grititos, otras se llevaban las manos a la boca con brinquitos emocionados y algunas sacudiendo la cabeza desaprobatoriamente, llamó su atención. Trixie detuvo su andar arrugando la frente. ¿Qué habrá pasado para que las alumnas rompieran su papel de damas tranquilas y serenas?
Su pregunta fue contestada cuando una mujer de piel dorada, de ceñido pantalón negro, mismas botas militares, blusa café que esta sí cubrían su vientre; aparecía caminando entre los pasillos con una corta sonrisa y gafas negras cubriendo sus ojos. Pero al divisar a Trixie, Sunshine elevó su sonrisa mostrando los dientes, empezó a correr y se quitó las gafas, mostrando alegría en verla.
-¡Trixie!- exclamó con emoción y la apercolló. -. ¡Mi compinche!
Trixie no podía reaccionar, boquiabierta y con los ojos abiertos como búho, viendo como las demás murmuraban asombradas ante el espectáculo.
-Sun...Sunshine...- balbuceó Trixie, tratando de zafarse.
-¡No podía dejar de pensar en ti!- confesó, apartándose un poco para verla de frente -. ¡No lo sé, algo impactaste en mí! ¡No puedo comer, no puedo componer ni cantar como antes! Estoy preocupada por ti y no sé por qué. Vine para ayudarte.
-¿Ayudarme en qué?- dudó, escéptica.
-¡No lo sé! Por eso estoy aquí y lo averiguaré, después de todo, sigues siendo mi compinche- y la volvió a abrazar. -. Mi groupie- bromeó y Trixie frunció el ceño, molesta.
-¡Conoce a Sunshine, conoce a Sunshine!- comentaban unas chicas señalándolas.
-¡Oh my Goshhhh! La Escoria y Lulamoon son íntimas.
-¡Qué envidia!
Pero otras no estaban nada contentas.
-¡Qué poca clase!
-¡Esa vulgar está aquí!
-¿Es Lulamoon la sucesora de la Escoria?
Trixie miraba con real confusión e incomodidad la escena sin corresponder el abrazo de la cantante.
-No puedo creer que hayas vuelto...
Sunshine sonrió y soltó a Trixie dándose vuelta para encarar a Madam Elegancy.
-También me da gusto verla- exclamó.
-Lástima que no pueda decir lo mismo- y la miró de pies a cabeza -. Estás exactamente igual como la última vez.
-No. Me hice nuevos tatuajes- se dio vuelta y levantó la blusa para dejar el diseño de un par de alas abiertas en la parte baja de la espalda -. Esta- volvió frente a ella y levantó el brazo, donde en la muñeca tenía una de unas espinas serpentear -. Esta- sonrió y se llevó las manos hacia adelante del borde del pantalón -. Y querrá ver esta...dolió mucho debo decir al ser una parte sensible...si sabe a lo que me refiero- y desabrochó un botón e hizo el afán de bajárselo.
Algunas jóvenes aspiraron de horror y otras de sorpresa. Una hasta se dejó desmayar en brazos de una compañera.
-¡Por todos los santos, fuera mi de academia!- estalló Madam y Sunshine se reventó en risas, disfrutando su obra -. Quiero que te vayas ¡YA! No ensucies más el linaje de nuestra apreciada institución.
Aquello le fue tan familiar a Trixie que hizo que prestara más atención en el asunto.
-Vine de visita- aclaró Sunshine y tomó del brazo a Trixie -. Es sábado y la academia recibe visitas de afuera. No me iré hasta toquen las cuatro.
Madam la despreció con la mirada, rechinando los dientes. Se hizo para atrás y miró a las alumnas.
-Si veo o me entero que una de ustedes se ha acercado o intercambiado palabras con Sunshine... ¡Van a conocer el peor castigo que guarda la academia!
Su voz amenazadora y estricta dejó heladas a las alumnas, quienes asintieron de prisa y se dispersaron. Madam regresó la mirada hacia Sunshine y después a Trixie.
-Beatrix...eres lista y sabes lo que te conviene - miró a Sunshine -. Modérate.
-Sabes que hago lo que quiero.
Madam puso tiesa la barbilla y abandonó la escena con unos fuertes "tap,tap".
-Eres muy altanera- le dijo Trixie haciendo a Sunshine voltear -. No me agradas y no sé qué haces aquí pero Trixie no te necesita. Eres una extraña. No somos compinches, no somos ni seremos amigas, así que deja de decirme groupie, y vete, me meterás en problemas.
Sunshine la contempló, seria.
-No eres feliz- dijo y Trixie agrandó los ojos mientras Sunshine volvía a ponerse las gafas oscuras y mirar su alrededor mientras hablaba. -. Lo vi esa noche y lo vuelvo a ver aquí. Te estás reprimiendo y tienes una mirada fría y triste. Ahora quieres alejarme porque de seguro te recuerdo lo que pudiste ser, ¿no?
-¿Qué?- quiso saber.
-Libre.
-Tú no entiendes a Trixie- farfulló -. Nadie la entiende y no tengo opciones.
-Las hay- refutó, volviéndola a mirar a través de las gafas. -. Busca tu libertad. Busca tu felicidad. Aquí no está.
-¿Cómo tienes el atrevimiento de venir aquí a decir esas cosas apenas intercambiadas un par de palabras?- se molestó, incómoda de sus aciertos.
-Porque al verte me recuerdas a mí- suspiró, sonriéndole -. ¿Todavía tienen ese jugo de manzana en las máquinas expendedoras? Se me ha antojado uno.
Caminaron en silencio con las miradas curiosas de las alumnas. Sunshine realmente llamaba la atención. Aquel estilo la hacía ver todo lo que no eran las demás jóvenes. Y no sólo su ropa, también por su personalidad, su energía y su sonrisa corta pero gratificante sellada en su rostro. Trixie examinó sus ojos cyan cuando se levantó las gafas sobre la cabeza y colocaba monedas en la máquina expendedora.
No expresaban calidez, amparo, confianza, cariño, hasta cierta enigma que seducían a conocerla, detalles característicos de su Sunset; pero sí algo similar encontraba en ambos pares de ojos; la sensación de haber vivido, llorado y pasado por mucho. En estos ojos cyan, veía madurez, aunque pareciera todo lo contrario.
-Eres todo un personaje- le dijo Trixie mientras Sunshine ya bebía de la botella de jugo -. Eres una leyenda de pasillo, una admiración para algunas y una escoria para otras; un rumor que se pasea de boca en boca; un conocido sin conocer. Pero como alguien que conozco dijo: lo que somos para los demás no siempre es lo que pensamos de nosotros mismos. Trixie quiere conocer la versión de tu historia.
Sunshine dejó de beber y le sonrió, realmente satisfecha.
-Sabía que valdría la pena aventarme a esta aventurita.
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