Ilusiones
Las Rainbooms estaban con su charola haciendo fila para recibir el almuerzo. Iban conversando con tranquilidad hasta que una repentina cortina de humo las obligó a toser y Fluttershy fue halada repentinamente, encontrándose cara a cara con Trixie Lulamoon.
-¡Hoy no comprarás comida!- bramó la ilusionista con su capa y sombrero de puntas de estrellas, pero entonces el humo se disipó y vio que a quien tenía en sus manos era a Fluttershy. -. ¡Persona equivocada!- exclamó, la devolvió a la fila y haló a Sunset Shimmer. -¡Hoy no comprarás comida!- volvió a retomar el monólogo con emoción mientras le apartaba la charola y lo dejaba sobre una pila.
Sunset la miraba sonriéndose mientras la ilusionista se quitaba el sombrero en el que sacó una elegante tarrina.
-¡Ta Da!
-No me digas que...
-¡Sí! ¡La Gran y Poderosa Trrrixie hizo el almuerzo para ti!- y le entregó la tarrina mientras volvía a colocarse el sombrero-. ¡Ábrelo, ábrelo, ábrelo!- exigió dando brinquitos mientras aplaudía con afán.
-Y después dices que no eres adorable...-murmuró y quitó la tapa, viendo un emparedado -. Wow- lo sacó -. Es... ¡enorme!
-¡Lo sé! Es la especialidad de Trixie- dijo orgullosa inflándose el pecho y señalándose triunfal. -. ¡Vamos, pruébalo!
-¿No podría al menos sent...?
-¡Pruébalo, Shimmer!
-Ok, ok, demonios, cómete un snickers- y se lo llevó a la boca.
-¿Y bien? ¿A poco el emparedado de jamón ahumado es lo más deli...?- calló al ver que Sunset agrandó los ojos, dejó caer el emparedado al suelo y retenía lo que masticó en la boca, buscando con desesperación en la fila a Las Rainbooms, encontró a Applejack y le quitó la servilleta, para escupir el resto de la comida en la boca. -¡¿Pero qué?!- se horrorizó -. ¿Tan malo está? ¡Imposible!
-¿Jamón ahumado?- dijo Applejack con voz neutra -. ¿Es en serio?- levantó una ceja -. ¿No que la conocías hasta más que nosotras juntas?- disfrutó preguntar y Trixie retrocedió la cabeza, aun sin entender.
-Soy "vegetariana" como le dicen- dijo Sunset para sacudir la cabeza -. Aunque soy humana hace mucho tiempo, no puedo tolerar- se sacudió en tan sólo pensarlo –la carne.
-Ahh- dejó escapar Trixie cabizbaja y se agachó a recoger el resto del emparedado.
Sunset sintió un horrible sentimiento de culpa y se acuclilló a su lado, ayudando a limpiar el piso.
-Lo siento mucho, Trixie. Seguro que es delicioso.
-No tienes nada de qué disculparte. Es Trixie la que debe ofrecerlas.
-No lo sabías.
-Bueno, es que...- torció a un lado la boca, aún triste. Se levantó con los retos colocados dentro de la tarrina y miró a Sunset que se levantaba con ella –bueno, la verdad Trixie preparó el almuerzo y con la especialidad de Trixie como un modo, bueno, de decir "gracias"- se sonrojó, avergonzada –ya sabes por qué. No es algo de lo que Trixie está orgullosa y que hayas sabido la parte más vulnerable de Trixie...hace que eso de Grande y Poderosa sea más chiste de lo que de por sí es. La cosa es que quería darte algo como agradecimiento. Como el gorro de lana, el que no le salió tan bien a Trixie tampoco- se llevó una mano a la frente -. Trixie es un desastre.
Sunset suavizó la mirada conmovida y le sonrió.
-Vamos, no seas tan dura contigo, Trix- dijo, bajándole la mano de la frente. -. Esos detalles así sólo hacen que te admire más ¿sabes?, y no tienes que darme algo cada vez que actúe como lo hacen los amigos.
-Pero quiero hacerlo- abrazó la tarrina contra su pecho -. Lo siento de nuevo- y se retiró.
-Entonces...- dijo Rainbow Dash haciendo girar a Sunset -. Veo que tendrás que hacer fila de nuevo- se burló y Sunset sonrió asintiendo con un suspiro.
Mientras iba a hacer la larga cola una vez más mientras sus amigas ya avanzaban a su mesa, Sunset pudo recordar aquel mediodía de sábado.
*Flashback*
"Trixie pasó directo a uno de los muebles de la sala, dejando escapar un pesado suspiro. Sunset la veía como una extraña. Esa apariencia, aunque resaltaba su belleza, parecía más bien un disfraz.
-¿Por qué estás vestida así?- le preguntó mientras se sentaba en un mueble cerca de ella. -. No es que te veas mal. Todo lo contrario. Pero...no eres tú.
-Lo sé- asintió para llevarse las manos a la cara, cogiendo en roja a Sunset al quebrar en llanto. -. ¡Mi padre me odia, mi familia me odia! ¡Debo ser adoptada o intercambiaron bebés cuando nací! ¡No soy una Lulamoon y pago el precio de ello!
-Oye, oye- soltó, asustada por su explosión -. ¿Por qué dices esas cosas?
-¡Porque es la verdad!- chilló, bajando las manos y dejando ver su entristecido rostro húmedo de lágrimas mezclados con rímel -¡Odio ser como soy! Todo fuera más fácil si fuera como ellos.
-¿Cómo? ¿Ególatras superficiales? No, Trixie- y haló su mueble para estar más cerca. -. No, claro que no. Has cambiado para bien y...
-¡No es sólo algo de ahora, siempre fue así y Trixie está harta, harta!- y se jorobó con las manos hacia su pecho -. Por favor...ya basta...- gimoteó con súplica quién sabe para quién, apretando los ojos mientras su llanto empezaba a hacerla jadear desgarradoramente a la par que hipaba con fuerza haciendo que los ojos cyan de Sunset empezaran a vidriarse y su corazón latiera diferente, haciendo que su sangre recorriera más despacio de lo normal por su cuerpo, por lo que una temperatura fría la cubrió mientras un sentimiento amargo se expandía en su pecho, pudiendo sentir el dolor ajeno como suyo. Pero no podía quebrarse, no ahora que Trixie la necesitaba más fuerte que nunca.
-Mírame, Trixie- pidió tomándola de los brazos y la joven sin césar de llorar levantó sus ya hinchados ojos-. Llora todo lo que quieras, por más que me duela verte así, pero saca todo, no sientas vergüenza que no voy a juzgarte. Cálmate, respira y hablaremos, ¿Está bien? Pero cálmate primero, te traeré un vaso con agua, ¿bien?- y se levantó de prisa a la cocina mientras Trixie se dejaba recostar en el sofá, derramando más lágrimas para poder hablar después.
Pero Sunset no pudo evitar dejar caer un par de lágrimas apenas se vio lo suficientemente lejos de ella. Abrió el refrigerador, escuchando con real empatía y dolor el llanto de Trixie del otro lado de la habitación mientras las pocas lágrimas que permitió dejar brotar formaban caminos en sus mejillas.
-¿Qué te pasó hoy para que te pongas así?- preguntó aferrándose a la puerta del electrodoméstico y se pasaba el torso de su mano a los ojos para recuperar la compostura mientras sacaba la jarra de agua e iría por el vaso".
La cocinera levantó una ceja al ver que Sunset Shimmer miraba ida las dos opciones de arroz.
-Ehh, niña, no tenemos todo el día- la despertó y ella respingó.
-Oh, lo siento- reaccionó y miró las porciones -. No, hoy no comeré arroz- y la cocinera torció los ojos.
Del otro lado de la Cafetería, Lyra estaba feliz haciéndole una trenza a Derpy mientras Bicmac y Whooves conversaban, y Bonbon se metía una cucharada de su ensalada a la boca. Entonces Trixie apareció sin charola y se sentó junto a la chica.
-¿Y tú?- preguntó Bonbon, sorprendida -. Me dijiste que hoy almorzarías con Sunset Shimmer, ¿Qué pasó?
-Eh, cambié mis planes.
-¿Pasó algo?
-Pasó mucho- y aplastó su frente contra la mesa -. Es vegetariana y Trixie le dio un enorme emparedado de jamón ahumado que escupió.
Y Bonbon soltó la cuchara a medio camino hacia su boca para tirar una larga carcajada.
-Jajajaja, ¡Por favor, Trixie! ¡Alguna vez fue un pony! ¡Obvio que no come carne! Jajajaja
Trixie frunció el ceño. Su risa estaba lleno de sarcasmo y bufa.
-No te reías, se supone que ibas a ayudarme, ¿Recuerdas?- le reclamó, levantando la cara ceñuda.
-Ah, eres despistada pero te hace adorable- y le pellizcó un cachete que Trixie con un manotón le apartó la mano.
-¿Tú también? ¡Trixie no es adorable! Adorable tú que andas suspirando pensando en cierta rockera.
-Shhhhh- le chitó aplastando su mano contra su boca, mirando a sus amigos.
-Oye- y le volvió a apartar la mano de un manotón -. En serio, Bonbon, ¿no crees que ya va tiempo que les digas?
-No veo apuro- y se llevó otro bocado de su comida a la boca.
-Si algo pasa entre tú y Cherry, ¿la ocultarás entonces?
-Lo sé- susurró, mirando hacia la mesa de los rockeros, donde Cherry molestaba a Mistery soplándole en el oído con un sorbete.
A Bonbon se le salió una sonrisa y sintió un calor en su corazón. Un calor que creyó que sólo Lyra provocaría en ella. Entonces miró a su mejor amiga, que sostenía una liga entre sus labios, mirando concentrada la trenza que le hacía a Derpy.
-¿Cómo me estoy viendo?- preguntó Derpy en general.
-Más hermosa de lo que ya eres- comentó Whooves mirándola fijamente con ojos tiernos- ¿Será eso posible, Ditzy?
Derpy enrojeció mientras sonreía.
-También te quiero- le murmuró ella, llevándose una mano a la altura de su corazón.
-"Te quiero"- se dijo para sí Bonbon. "¿Seré capaz de decirlo alguna vez?... ¿Pero a quién?".
Mientras Bonbon divagaba con sus asuntos, Trixie hacía con los suyos, mirando a Sunset Shimmer aún en la fila eligiendo su almuerzo. Suspiró decepcionada. En serio estaba ilusionada en ver su expresión al comer su emparedado.
"-¡Es lo más delicioso que he probado!- decía con estrellas en los ojos una pequeña Trixie con un emparedado de jamón ahumado entre sus manos, sentada sobre la mesa de una elegante cocina.
-La magia está en el aceite de oliva- le sonrió una mujer de piel rosa claro, cabello color caramelo y ojos rosados oscuros iguales que las de la niña.
-Mami, ¿Me enseñas a prepararlo?
-Tal vez, algún día- se inclinó hacia su oído -. Una ilusionista no revela así de fácil sus secretos- y tras aplaudir una vez hizo aparecer de la nada un caramelo de limón entre sus manos, dejándoselo sobre la mesa y le guiñó el ojo para besarle la mejilla".
"Por eso era importante" se dijo Trixie de vuelta al presente, suspirando desilusionada y volvió a bajar la cabeza contra la mesa. Bonbon rompió su ensimismamiento al percibir el suspiro decaído de Lulamoon. La miró de reojo mientras cogía su vaso de jugo y hacía danzar su contenido con movimientos circulares, como con quemeimportismo.
-Emmm, me dijiste que tienes un estúpido baile de frufrús...- comentó y Trixie permaneció en aquella misma posición, limitándose a levantar un brazo y movió el dedo índice de arriba abajo como afirmación. -. Bueno... ¿a quién tenías pensado invitar?
-¿Ah?- soltó levantando la cabeza hacia ella -. Siempre voy sola, ¿Por qué? ¿Quieres ir?
Bonbon la miró con su cara más amargada que podría existir.
-¡Quema, quema, tus ojos queman!- exclamó Trixie sacudiéndose.
-Prefiero colgarme del edificio más alto- respondió y volvió a su semblante serio -. Te iba a decir que invites a Sunset Shimmer.
-¿A Sunset?- pensó y de a poco se le fue esbozando una sonrisa. Bonbon aprobó aquello para seguir comiendo -. Es una muy buena idea- exclamó.
-Sí, ya sabes. Me pediste ayuda para ese tema tuyo de darle algo y te estoy ayudando ya que no tengo nada mejor qué hacer.
-¡Vamos, Bonbon!- sonrió Trixie y apoyó los codos a la mesa para sostener su cabeza, mirándola con radiante sonrisa -. ¿Por qué no admites que quieres a Trixie y te preocupas por ella? Pero no te culpo, una vez que conoces a Trrrixie es inevitable, ¿no es cierto?
Y Bonbon volvió a tirarle su mirada más amarga.
-¡Quema, quema!- volvió a chillar sacudiéndose y Bonbon lanzó una corta sonrisa.
El mundo estaba en orden si Trixie volvía a su estado egocéntrico tolerable que tanto la caracteriza...y sí, quiere.
Sunset Shimmer salía de la fila con su charola ya llena. Mientras caminaba divisó a Trixie animadamente con el grupo de Bonbon. Sonrió. Se sintió mejor al ver que le pasó su decepción tras rechazarle de tal manera el almuerzo que preparó, gesto que consideró muy tierno y atento de su parte. Suspiró mientras se sentaba en silencio con sus amigas, remontando a la historia que le contó Lulamoon, la razón por la que llegó en aquel estado de ansiedad en la casa:
"Mientras se pasaba las manos en la falda del vestido melocotón, Trixie observaba un hermoso jardín que le cortó el aliento. Bien podía quedárselo contemplando todo el día pero debía pasar hacia donde estaba la larga mesa con todo soñado banquete para el desayuno formal dominical de la familia Lulamoon. En esta ocasión, se había organizado el desayuno en el jardín de la casa de una de las peores tías que tiene. La más criticona. Trixie caminaba enganchada del brazo de su padre. Un hombre del mismo color de su piel y cabello, sólo sus ojos eran diferentes, siendo los de él verdes aceitunas. Muy bien parecido pese sus cuarenta años. Bien pudo haberse casado de nuevo, pero el atractivo no lo es todo, ya que era un hombre temperamental y de difícil personalidad. No había mujer que lo guante. Su madre bien lo aguantó demasiado hasta que solicitó el divorcio, pero el del dinero, renombre e influencias era él, y ganó la custodia de Trixie. "Tú dejaste de ser una Lulamoon, pero Beatrix no. Se queda conmigo", le dijo a su madre, quien lloraba indignada sobre las falsas acusaciones de que no era lo suficientemente capacitada para criar un niño, limitando sus visitas a su hija en el que debía estar presente un tercero. Trixie en ese entonces tenía nueve años y miraba confundida y asustada la escena, de la mano de su abuela paterna.
-Camina derecha, hombros atrás y sume el vientre- le susurró su padre entredientes mientras se acercaban a la mesa -. Tomas un té y unas cuantas galletas. Mira que no llegaste al objetivo de bajar de peso para caber en el vestido que te compré para este domingo y debiste usar ese rosado...de nuevo. Ojalá nadie recuerde ese vestido.
"Es melocotón" le corrigió Trixie en su cabeza mientras lo escuchaba con ojos tiesos y sonrisa falsa hacia sus familiares. Siendo un hombre divorciado y sin pareja, la que iba como su acompañante en reuniones sociales y eventos formales, era Trixie, así que su imagen era controlada enteramente por su padre. Sólo en la escuela podía vestirse y actuar con libertad, ya que él no estaba ahí para controlarla. Además, allí jamás estudiaría algún Lulamoon, ya que su mayoría estudiaban en el extranjero o asistían a escuelas privadas. Trixie era la excepción y fue ella, pese su personalidad pesada e intolerable de antes, pidió y rogó estudiar allí...porque su madre lo había hecho y ella le había dicho que fueron los mejores años de su vida.
-Serverus- saludó la anfitriona del desayuno y luego miró a Trixie, pasando de inmediato su mirada de pies a cabeza, examinando cómo iba vestida, la pose, el peinado, la sonrisa, ¡todo! -. Beatrix Lulamoon. Ya eres toda una mujercita- sonrió con su segunda -. Pero aún no te llegan pretendientes, ¿no?
-No, aún no, querida tía- se esforzó por no contestarle como quería.
-¡A mi Lady Honey le llueven! ¿No es emocionante? - se sonrió y volteó hacia un grupo de jóvenes -. ¡Lady, querida, acércate!
Y una hermosa joven, de la misma edad de Trixie pero que la naturaleza le otorgó mejor silueta y forma, se acercó con un andar delicado de bailarina. Era pelirroja de ojos purpuras y piel rosa claro. Su vestido de encaje y sombrero le daban un toque elegante pero juvenil y su sonrisa, enloquecería a cualquiera.
-Buenos días, tío Serverus- saludó la joven angelicalmente –es un gusto recibirlo en nuestro hogar- miró a Trixie -. ¡Beatrix!- y la abrazó. Trixie apretó los dientes -. O mejor dicho Trixie, ¿no? ¿Cómo está mi primita favorita, eh?- se separó con esa falsa sonrisa -. Me da tanta alegría verte. ¡Mírate! Eres hermosa. Sin duda has de tener a millones de caballeros a tus pies.
-En realidad, Lady...- intervino su madre feliz de tener que hablar –Nuestra Beatrix no tiene ninguno.
-Oh, a mí me pasa lo contrario. Es decir, soy la Genial y Bella Lady Honey- y parpadeó, jugando con la punta de su cabello -. Pero es una lástima, primita. ¿Qué pasa con ellos? Eres divina. Digna de cortejar. ¡Como cualquier Señorita Lulamoon!
-Sí, bueno, no todas somos la fría y vacía figurilla de bonita cara que hay que ser adorada, ¿no?
"Maldición, ¿no lo pensé? ¿Lo dije en voz alta?", se sorprendió Trixie sudando en frío mientras su padre le apretaba el brazo con el que la tenía enganchada y su tía tiraba unas risas como para amortiguar el comentario.
-Jijiji, Beatrix, como siempre, sobresaliendo de Los Lulamoon, ¿no, Serverus?- suspiró, aplaudiendo -. Pero bueno, pasemos ya a la mesa.
-¿Qué demonios fue eso?- le susurró fuerte su padre mientras caminaban.
-Tú las oíste- le susurró -. Se estaban burlando de Trixie.
- Ya te dije que aquí dejes esa mala costumbre de hablar en tercera persona. Además, no me importa. Tú eres una señorita y las señoritas no hablan así.
-No hablan dirás...- y le apretó más fuerte el brazo -. ¡Papá!- se quejó.
-"Padre", Trixie, te he dicho que me digas "padre"- le corrigió, ignorando su reclamo. -. Eres una señorita, no cualquiera, una Señorita Lulamoon, ¡Recuérdalo! Actúa como tal, no como tu madre. Actúa como una Lulamoon.
No había ni empezado el desayuno y Trixie ya tenía la garganta hecha nudos.
El banquete estaba de lo más apetecible. Trixie estaba sentada junto a su padre y del otro lado estaba su primo Law Nice. Eres un tipo de pocas palabras pero el más tolerable de todos sus primos. Ya era universitario y estudiaba leyes, ya que venía del linaje de los grandes abogados, por lo que se espera ser una figura política importante, siendo ella la de los negocios. Trixie permanecía callada, tomando a sorbos su té y mordisqueando sus cuantas galletas.
-Beatrix, ¿no te sirves más?- le preguntó Law y la joven le sonrió con elegancia.
-No, pero gracias por tu atenta acción.
-¿Sabes?- le susurró, más informal -. Mi madre está haciendo lo mismo con Sweetie- y señaló a su hermana, que aburrida escuchaba cómo parloteaba Lady. La joven tenía servido la mitad de un croissant y té caliente.
-Es difícil ser una Señorita Lulamoon- le confesó, en voz muy baja. -. El vestir, la apariencia, la elegancia, el peso, el dichoso pretendiente y la esperada esposa que seas. Sin contar la herencia, el futuro trabajo que no quiero mantener.
-¿Y crees que es fácil ser un Señor Lulamoon?- se quejó también -. Las clases, el trabajo, también debo mantener mi imagen, vestir bien y que te separen de tu pareja porque no es "apropiada"- esto último hizo que Trixie se lo quedara mirando -. Sí, maldición, me la hicieron ir lejos.
-Lo siento, primo.
-Sí, bueno, el alcohol ayuda- bromeó.
-No me vas a salir alcohólico. Eres lo único rescatable de la familia.
-Lo mismo va para ti, Gran y Poderosa Trixie.
Trixie se sonrió y Law tiró unas delicadas risas para no llamar la atención.
-¿Qué tanto se secretean, primitos?- preguntó Lady.
-Nada, prima- contestó Law aún con la sonrisa.
-¿Nada? ¡Vamos! Nadie le niega una conversación a la Genial y Bella Lady Honey- dijo levantándose el cabello y parpadeando sus largas pestañas.
-Beatrix preguntó por mis clases en la facultad- improvisó, intercambiando sonrisas con Trixie.
-¡Oh, sí, primo! Te tiene que ir muy bien, ¡Digo!- se sonrió con su segunda, igual como su madre –ya no tienes distracciones molestas.
Law endureció la barbilla, sabía que se refería a quien fue su novio, pero mitigó la reacción con una sonrisa y asintiendo, llevándose una cucharada de su huevo revuelto a la boca.
-Yo ya estoy preparándome con clases nocturna de medicina- continuó Lady, luciéndose -. Seré la próxima doctora del linaje de los médicos- desvió la mirada hacia Trixie.
"Maldición", se quejó la ilusionista.
-¿Y tú, primita? ¿Ya te estás preparando para entrar a la universidad?
-Aún falta mucho para eso.
-¿Qué edad tienes?
-17.
-Yo cumpliré 18 dos meses antes que tú así que como mayor a ti te aconsejo hacerlo ya. Es decir, sólo te queda un año de escuela. Deberías preocuparte por tu futuro...no creo que pararte en una esquina con tu capa de estrellas jugando a sacar un conejo del sombrero sea buena carrera para una Señorita Lulamoon.
El comentario hizo que las demás conversaciones de la mesa cesaran para concentrarse el de Lady Honey. Trixie no supo cómo reaccionar a eso. Calló mientras resistía todo lo que deseaba contestarle.
-Muy graciosa, Lady- intervino Serverus, cosa que hizo mantener alerta a Trixie -. Pero mi hija ya dejó esas niñerías hace mucho- miró a Trixie -. ¿Verdad, querida?
-Así es, padre.
-Además, ya le estoy dando los mismos libros que me sirvieron a mí cuando empecé a manejar las riendas de mi empresa- miró a Trixie -. ¿Verdad, querida?
-Así es, padre.
-Start Shine- llamó a un cuñado suyo -. ¿Cuándo es el Baile Juvenil de Gala?
-Este viernes.
-Y el jueves llega el joven Moon White, ¿Cierto?- sonrió -. ¿Asistirá?
-Sí, ya su padre me confirmó.
-Pues que bien. Hablaré con él para que sea la pareja de mi Beatrix en la Gala. Ella es tan recatada y reservada, que tal vez por eso no ha tenido suerte con los pretendientes. Moon White tendrá la oportunidad que ninguno tiene y será conocer a mi Beatrix. ¡Quién sabe! Tal vez sea el nuero que estoy esperando- miró a una ensimismada Trixie -. ¿Verdad, querida?
-Así es...padre...- y se llevó el vaso de té helado a la boca.
Tras el desayuno, todos pasaron a la enorme sala a escuchar música en vivo de un pianista y violinista. Trixie estaba sentada, como siempre, junto a su padre. A los quince minutos le pidió permiso para ir al baño y la dejó ir. Trixie se marchó de la sala sacudiéndose la falda del vestido.
Dentro del baño, miró su reflejo en el espejo, cerciorándose que sus rizos estuvieran en su lugar y se retocó los labios, pero mantuvo la mirada fija a la expresión insatisfecha y vacía de sus ojos rosados oscuros. Con un suspiro salió para encontrarse con su prima Lady Honey, aguardándola.
-¿Vas entrar también?- le preguntó Trixie apartándose de la entrada del baño.
-Te siento diferente- le dijo su prima, jugando con su collar con un medallón en forma de abeja. -. Tu rostro, está diferente. Tu voz. Tus ojos. Tu semblante. Todo.
Trixie parpadeó.
-Estoy...en una transición de mi vida.
-¿Entonces es verdad lo que dijo tu padre? Digo, antes fanfarroneabas tu popularidad en una...eh, escuela de clase media, tus admiradoras y la "Gran y Poderosa Trixie" que hace trucos pero nunca quiso mostrarnos a la familia porque da mala suerte, según tú.
-¿Qué quieres, Lady?
-Quiero que admitas que eres una falsa.
Trixie frunció el ceño mientras Lady dejaba de jugar con su collar y caminaba hacia ella.
-Me molesta que no respetes nuestro apellido. ¿Crees que no percibimos el esfuerzo sobrehumano que haces para ser una Señorita Lulamoon? Tu padre siempre pide consejos a los míos porque ya no sabe qué hacer contigo- suspiró -. Mira Trixie, te ves como una Lulamoon, tienes los genes de una Lulamoon pero no eres una Lulamoon, eres más bien una...- frunció el ceño -. Cielos... ¿Cómo se llamaba? ¿Magic...? ¿mile...?
-Magical Smile- le dijo, seria -. Mi madre se llama Magical Smile.
-¡Esa! Bueno, parece que el gen dominante es de esa Magical Smile.
-No digas "esa".
-Lo siento, Trixie, pero tu padre escogió mal su pareja. Compartes malos genes.
-Trabajaba en espectáculos de un hotel de cinco estrellas.
-¡Cómo ilusionista!
-¡La más increíble ilusionista!- elevó la voz.
-¿Para qué? ¿Para convertirse en ama de casa? Y una pésima al lavarle el cerebro a su hija con tonterías de ilusiones- habló con voz grave y despectiva -. Las Señoritas Lulamoon somos buenas esposas pero también profesionales destacadas y tu madre se quedó vagando en la casa.
-Dejó de trabajar porque mi padre se lo pidió y no son tonterías.
-Lo que sea. Dejar que domine sus genes y jugar a la maga no es de una Señorita Lulamoon. Por eso ahora exigimos mejores parejas para esta generación, por eso separaron a Law Nice de esa mosquilla muerta, para que no cometa el mismo error de tu padre al elegir una pareja indigna de ser una Señorita Lulamoon y tener como resultado a una hija como tú.
-¡Entonces no soy una Señorita Lulamoon!- explotó -¡Jamás lo seré! No soy una señorita de ninguna clase. ¿Y qué si no quiero seguir con el linaje de los negocios? ¿Y qué si no me llueven los pretendientes? ¿Y qué si no me caso? ¡No soy Beatrix! ¡Soy la Gran y Poderosa Trrrrixie, no más por mi apellido, sino por ser hija de la Increíble y Misteriosa Magical Smile! ¡No una Lulamoon y a mucha honra!- se dio vuelta para que la sangre se helara al encontrarse cara a cara con el rostro de su enfurecido padre.
Pero antes de poder reaccionar, su mejilla ardió del calor del golpe de una cachetada bien plantada que le hizo virar el rostro por completo hacia un lado hasta retroceder unos pasos.
-¡¿Cuántas veces te he dicho que no la menciones en territorio Lulamoon?!- bramó ante el rostro satisfecho de Lady al ver que Trixie aún no reaccionaba del golpe -. ¿Y cómo que no quieres ser una Lulamoon? ¡Ya, mírame!- le agarró del brazo, atrayéndola hacia él y Trixie lo miró sintiendo las punzadas de dolor en su mejilla producto de la bofetada -. ¡Eres mi hija, mi única hija y heredera! ¡Eres una Señorita Lulamoon y debes obedecerme! ¡Maldita la hora que me fijé en tu madre, en que te lavó el cerebro con esas tonterías de la ilusión! ¿Te sigue enseñando, verdad? ¡Le exigí que ya no lo hiciera!
Trixie apretó los dientes, ceñuda y le lanzó una mirada dura.
-¡No puedes exigirle nada!- le reclamó, soltándose de él de un solo jalón -¡Ella ya no es tu mujer! ¡Ya tiene su marido, dos hijos que son mis hermanastros a quienes quiero, y aun así ella sigue amando a Trixie como siempre lo hizo, aunque la vea cuatro horas los sábados con un severo guardaespaldas por tu culpa!
Serverus levantó la mano para volverla a cachetear pero Lady Honey intervino.
-Tío Serverus. No golpee de nuevo a Trixie. No lo vale. Estoy tan preocupada como usted. Esa mujer debe estar corrompiendo a mi queridísima primita.
-¡Deja de decirme "primita"!- la empujó levemente Trixie -. ¡Y ella no es una "esa" y no me corrompe!
-¡Basta, Beatrix Lulamoon!- le gritó su padre.
-¿Pero qué sucede?- preguntó la anfitriona con unos cuantos familiares más tras ella.
-Mi prima...- lloriqueó falsamente Lady -. Me golpeó.
-¡¿Qué?!- se escandalizó su madre y Trixie palideció, indignada.
-¡No es cierto, Lady! ¡No mientas!
-Es verdad- dijo Serverus con voz neutra y con los ojos llenos de lágrimas Trixie lo miró.
-Padre...- jadeó, increíblemente anonadada que apoyara su mentira... ¿para darle una lección?
La familia miró a Trixie desconcertados, murmurando entre sí y negando con la cabeza desaprobatoriamente, achicándola entera con aquellos ojos acusadores, como despreciándola. Lady lloraba en los brazos de su madre, quien hablaba con Serverus de la conducta indeseable de su hija, repitiendo una y otra vez "Una Lulamoon no hace tal cosa, una Señorita Lulamoon debería tal cosa y ella no lo hace, será la perdición de Los Lulamoon...".
Trixie sentía cómo empezaba su corazón a latirle fuertemente, entrando en una taquicardia y sus pulmones jugaban a no hacerle entrar el aire. No aguantaba más la quemada de las miradas, quejas, reproches y desconformidades hacia ella y sin previo aviso, dio la espalda y se fue corriendo.
-¡Beatrix!- gritó su padre, dejando a su hermana con la palabra en la boca y corriendo tras ella.
Los tacos hacían que no tomara la fuerza suficiente para correr como quería, pero Trixie se impulsaba con todo lo que podía fuera de la casa, corriendo al lujoso y hermoso auto negro en el que el chofer aguardaba en el asiento del conductor.
-¡Beatrix, vuelve ahora mismo!- gritaba su padre y una agitada Trixie llegó al auto y entró.
-Señorita Lulamoon...- exclamó el chofer mirando a una hiperventilada Trixie de la histeria.
-Con-conduzca, por favor...- le pidió, tratando de regular su respiración.
-¡Driver, si conduces, te DESPIDO!- gritó Serverus, ya más cerca del auto.
-Oh, no...- se asustó Trixie, mirando preocupada a Driver.
El chofer miró a su patrón y después a Trixie, suspiró y arrancó el auto.
-Pero...- objetó Trixie, levantando la cara preocupada por la amenaza de su padre.
-Llevo cuatro años trabajando para el Señor- le dijo mientras conducía –y si esto es lo menos que puedo hacer por usted con tanta presión sobre su espalda...será lo único que hará valer la pena haber trabajado por él.
Trixie se lo quedó mirando, admirando sus palabras.
-Entonces... - le sonrió por el retrovisor -¿la llevo a la casa de su madre?
-No...es más que seguro que mi padre irá allá a buscarme- se recostó en el asiento, más tranquila aunque aún le temblaba las manos -. Necesito a una amiga ahora. No una cualquiera...
Y así fue a parar en la calzada frente a Sunset Shimmer y Applejack".
Sunset Shimmer comía ensimismada mientras Las Rainbooms charlaban. Estaba con la mirada más allá que acá, recordando lo que Trixie le contó lo que había hecho su padre tras que ella le devolvió la llamada a su madre:
"-¡¿Dónde está?!- reclamó Serverus entrando a la fuerza a una casa de clase media.
-¡Serverus!- bramó Magical Smile, desconcertada.
-¡¿Dónde está, Trixie?! ¿Dónde está MI hija?- continuaba, recorriendo la pequeña sala para salir hacia el patio, donde dos niños que jugaban a los piratas se sobresaltaron al ver al enfurecido hombre.
-¡Serverus, esta es mi casa!- le dijo, saliendo al patio y miró con sus ojos rosados oscuros sin perder la autoridad a sus hijos -. Chicos, arriba, ¡ahora!
Y los dos niños corrieron dentro de la casa.
-Ya lo hemos hablado. No puedes venir a mi casa sin avisar antes- le recordó seria.
-¿Dónde está Trixie?- la ignoró y encarándola.
-¡No lo sé, aquí no está!- lo encaró también -. ¿Qué le hiciste esta vez a mi hija?- frunció el ceño y se acercó más -. NUESTRA hija.
-Ese es problema mío y de ella.
-No, no lo es porque pese a todo, sigo siendo su madre.
-¿Quieres saber el problema? El problema eres tú. Siempre lo fuiste, siempre lo serás, bruja, ¡bruja!
Magical Smile le tiró una mirada amenazante pero entonces una tercera persona se puso entre ellos, encarando a Serverus.
-¿Cómo te atreves a allanar NUESTRO hogar, asustar a NUESTROS hijos y ofender a MI esposa?
Un hombre de tez celeste claro, ojos cafés y cabello dorado tenía el pecho inflado y protector a su familia hacia Serverus. Lulamoon se lo quedó mirando, de la misma manera amenazante que a Magical Smile. Los dos hombres se sostuvieron la mirada, como dos leones que espera el movimiento del otro para atacar, pero el esposo de Magical no le vio sentido y dejó caer los hombros sin perder firmeza.
-Trixie no está aquí, Serverus- dijo más calmado el hombre. -. Y ya déjala tranquila.
-No me digas como criar a MI hija, loquero.
-Serverus, ya te lo dije, yo y Wings- intervino Magical, tomándole de un hombro a su marido y alejarlo lentamente de su ex -. Trixie no está aquí. Vete de nuestro hogar.
Serverus miró a ambos amenazante, se acomodó su corbata y salió de sus vistas hacia la salida. La pareja dejaron soltar un suspiro.
-Lo siento, Wings- murmuró su mujer, abrazándolo.
-No es tu culpa. No me faltaba nada para romperle su cara.
-No, no eres así- y le besó tiernamente los labios. Aunque los suyos sabían a culpa e impotencia.
-Como psiquiatra sé lo peligroso que es que Trixie tenga este tipo de presión tanto años- le dijo -. Sé que no es mi hija pero también me preocupo por ella.
-Lo sé- se separó curvando las cejas -. ¿Dónde estará? ¿Qué habrá pasado? Serverus estaba endemoniado.
-Llámala al celular. A ti sí te ha de contestar.
Magical sacó el celular de su bolsillo y marcó rápidamente.
-Está sonando- avisó, caminando en círculos -. Vamos, Trixie, cariño, contesta... ¿Hola? ¿Trixie?
-¿Magical Smile?
-No eres Trixie, ¿quién eres tú? ¡¿Dónde está mi hija?!
-Tranquilícese. Soy Sunset Shimmer y soy amiga de su hija.
-¿Amiga?- se sorprendió. Sabía lo solitaria que era su hija.
-Sí...ella estaba muy nerviosa y vino a mi casa. Ya está más tranquila y ahora duerme, por eso contesté al ver que el remitente decía "Mamá". Me ha hablado muchas cosas buenas de usted.
-Oh- suspiró aliviada -. Por favor, apenas despierte, dígale que me devuelva la llamada.
-¿No quiere venir? Puedo darle la dirección...
-Quiero, querida, créeme- contestó cerrando los ojos con tristeza -. Pero no puedo- dijo recordando la sentencia del juez. Mientras Trixie sea menor de edad, Magical Smile no puede acercarse a ella sin un abogado o guardaespaldas presente. Caso contrario le impedirían verla. -. Cuídala por mí.
-Por supuesto.
Ambas colgaron al mismo tiempo.
Sunset Shimmer veía a Trixie, quien también le sostenía la mirada. La ilusionista tenía el cabello húmedo tras un largo baño, estaba sin maquillaje y sin joyas, usando una ropa cómoda de un short blanco corto y camiseta gris de mangas largas que le prestó Sunset para sacarse el vestido.
-No volveré a mentir por ti- le dijo Sunset, dejando el celular sobre su escritorio.
-Trixie no quiere hablar con ella ahora- musitó, acomodándose en la cama y tomando una almohada para abrazarla, cerrando los ojos. -. Y no mentiste mucho. En serio Trixie quiere dormir.
-Está bien. Yo estaré afuera por si...
-No dejes a Trixie sola- abrió los ojos, aguados -. Por favor...
Sunset asintió, sonriéndole.
-Tranquila, que ya no lo estarás.
Mientras Trixie se hundía en el sueño, Sunset estaba sentada en la silla de ruedas de su escritorio. Se había enterado tantas cosas de Trixie, quien había desnudado su alma hacia ella. Mejor no pudo haberlo dicho su amiga, de que su antigua yo sólo era el reflejo de su familia.
Podía ver ahora una expresión de paz y alivio mientras dormía, como si al fin pudo sacar todos sus demonios afuera, al contárselo a alguien. Más que ahora, admiraba a Trixie y lo afortunada de que ella llegara a su vida.
Rato más tarde, Luna y Celestia comentaban entre sí sobre el seminario entrando a la casa. Avisaron en voz alta a Sunset que ya habían llegado, sin recibir respuesta.
-¿Habrá salido?- preguntó Luna.
-No creo. Ella siempre llama o envía un mensaje cuando sale- recordó Celestia y caminaron a su habitación.
Al abrir la puerta, encontraron a Trixie Lulamoon dormida en la cama con un brazo que le colgaba fuera de esta. Sunset Shimmer estaba al lado de ella, sentada en la silla de ruedas, también dormida con las piernas y brazos cruzados y la cabeza hacia a un lado. Ambas compartían el mismo ritmo al emitir un leve ronquido.
-Esto es...- empezó Celestia.
-¿Interesante?- adivinó Luna y su hermana mayor asintió, sonriendo. -. ¿Quién lo diría? ¿Shimmer y Lulamoon...?
-¿Amigas?
-Y de las íntimas- elevó la sonrisa hacia Luna -. Creo que debemos acostumbrarnos a ver a Lulamoon más seguido por aquí- y salieron cerrando la puerta tras ellas.
Sunset abrió los ojos. No había fingido dormir. Estaba adormitada y le dio pereza tener que dar explicaciones ahora. Dejó escapar un bostezo y una sonrisa ante los comentarios de sus tutoras y miró a Trixie, desprendiéndole su cabello casi seco de los ojos y acomodando su brazo dentro de la cama.
Rato más tarde, procurando no despertarla, Sunset salió del cuarto y explicó la razón de la visita de Trixie a sus tutoras. Celestia enseguida se puso en contacto con Serverus para indicar que Trixie estaba con ella y que pasaría la noche allí. Pese una corta discusión, su padre accedió con la advertencia de que a las siete de la mañana estaría frente a su puerta y más vale que Trixie esté al pie.
Eran las diez de la noche y Trixie seguía dormida.
Sunset estaba con su pijama púrpura con el logo de su cutie mark en su camiseta, sacando una sábana para dormir en el sofá ya que Trixie ocupaba todo el espacio de la cama y no quería despertarla, moviéndola para hacerse espacio.
"No dejes a Trixie sola".
Sunset cerró los ojos, recordando aquellas palabras y su promesa...
Era más de medianoche cuando la necesidad de ir al baño despertó a Trixie. Con parpadear lento, Trixie se sintió extraña entre un ambiente distinto al de su cuarto. Aquella sensación de...vacío no estaba. No se sentía pequeña, ni mucho menos sola y al darse vuelta, agrandó los ojos y se quedó quieta al ver a Sunset Shimmer dormida en la silla de ruedas al pie de la cama, arropada con la sábana que se sostenía por sus hombros y en su cabeza usaba el gorro malhecho de colores cálidos que le había tejido hace ya unas buenas semanas atrás. Estaba en una incómoda posición en la que su cabeza estaba caída sobre su hombro derecho, como un guardia en el turno más pesado de la jornada.
De pronto las ganas de ir al baño desaparecieron para llevarse una mano a la boca para no dejar escapar la exhalación profunda que dio mientras de golpe le recorrieron las lágrimas en el rostro. Lloró como esta tarde pero no por las mismas razones, sino todo lo contrario. Con jadeos fuertes, con el corazón conmovido y con una mezcla de sentimientos encontrados sin dejar de contemplar a Sunset, desde el gorro con una hermosa historia de redención y amistad, hasta sus pies descalzos porque la sábana no alcanzaba a arroparlas pese el frío que últimamente estaba haciendo por las noches, demostrándole que no le importaba un poco descuidar su buen sueño por mantenerse al pie de ella.
Trixie quería reprimir inevitablemente las lágrimas impidiendo que su llanto la despertara pero era muy tarde.
Esos pequeños gemidos la despertaron y Shimmer se la quedaba viendo mientras Trixie mantenía una almohada sobre su rostro, para amortiguar el ruido de su llanto.
-Trixie...- murmuró poniéndose en pie haciendo a un lado la sábana y le apartó la almohada para verla hipar mientras su pecho iba de arriba abajo, tratando de calmarse -. ¿Por qué lloras, Trix?- preguntó con preocupación y tristeza al verla de nuevo en ese estado.
Pero no había palabras para expresar lo que sentía en ese momento, lo agradecida, lo afortunada, de que la haga sentir como la hacía sentir y que se arriesgaría a decir que jamás había sentido con tal fuerza; siendo ella querida y protegida. Por lo que Trixie se arrodilló en la cama y saltó sobre ella, abrazándola con fuerza y no pudo evitar quebrarse de nuevo.
-Por...porque...- pero calló, no podía hablar y escondió avergonzada su rostro en su cuello, encerrando más fuerte el abrazo, como si con él, trataba de decirle lo que su garganta inflamada no la dejaba emitir. Sunset cerró los ojos y la envolvió con sus brazos con cariño, pero entonces gesticuló dolor, apretando los dientes.
-Lo siento- le dijo y la apartó con delicadeza. Trixie la miró dubitativa curvando las cejas por el rechazo y Sunset trató de disculparse con una corta sonrisa -. Es que...me duele el cuello por dormir en mala posición en esa silla...- dudó un momento, sonrojándose-...me duele el trasero también... ¿Me haces espacio?
Los ojos cristalizados de lágrimas de Trixie se expresaron divertidos, esbozó una sonrisa y soltó una risa mezclada con su llanto, el cual se fue mitigando mientras la risa ascendía, iluminándole el rostro hasta reflejar una gracia adorable levantando sus ojos rosados oscuros hacia los de ella, relajados y tranquilos. Su risa no fue escandalosa, más bien musical y delicada, que fue música relajante para Sunset. La joven de piel dorada curvó las cejas con los ojos vidriosos, realmente aliviada de verle con aquel fresco humor y se limitó en sonreírse mientras la veía aun riéndose con real sinceridad mientras con el torso de su mano se secaba las últimas lágrimas. Con aquella sencilla ropa puesta, sin su vincha de estrella y el cabello desarreglado pero suelto cayendo sobre sus hombros, como invocando esa libertad que tanto grita por la presión familiar, Sunset Shimmer sintió que conocía de nuevo, a la real Trixie Lulamoon.
-¿Vas a salvarme esta noche?- le preguntó Sunset acostada a un lado de la cama frente a ella, haciendo referencia a la primera vez que compartieron la cama y Trixie la lanzaba al piso para "salvarla" de las pesadillas.
-Tú salvaste a Trixie- le dijo con profundo agradecimiento y con tal confianza le sostuvo una mano, levantándola entre sus rostros, poniéndose seria y firme, mirándola a los ojos mientras Sunset no sabía cómo reaccionar -. No sólo físicamente en aquel callejón, sino emocional y espiritualmente. Por ello, Trixie promete que te salvará las veces que sea necesarias- se comprometió con seriedad -. Recuérdalo. Júramelo que lo harás.
Sunset le sonrió conmovida y apretó su mano con el de ella, y ambas sintieron una extraña sensación, una energía encerrarlas, aliviando la carga de su dolor, acentuando aquel lazo que ya tenían y sintieron como si una luz recorriera cada espacio de su alma.
-Te lo juro- le aseguró sin saber ninguna en qué momento cayeron en un profundo y tranquilo sueño".
...
El resto del día fue monótono.
Cuando sonó el timbre de cambio de hora, Bonbon caminaba hacia su casillero cuando a lo lejos, tuvo un sentimiento agridulce al ver a Lyra aguardándola, como siempre, con su típica pose de estar pegada a los casilleros con brazos cruzados y una pierna sobre la otra...pero también estaba Cherry Crash, que está de pie a pocos metros frente a su casillero, tenía las manos dentro de los bolsillos de su falda cuadriculada, mordiéndose el labio y mirando sus pies.
Ninguna de las dos se dirigía la atención ya que ninguna era amiga. Simple compañeras que se han visto a lo lejos. Pero para Bonbon, ambas eras personas importantes que habían impactado en su vida...
...en su corazón.
Caminó con lentitud, sin dejar de mirarlas y sintió una corriente fría en todo el cuerpo cuando ambas chicas de ojos dorados sintieron su presencia, la miraron al mismo tiempo que dibujaban una sonrisa.
-¡Hola, Bonbon!- saludaron al unísono sin querer y ambas chicas se intercambiaron miradas.
-Ho-hola- sonrió tensa y realmente incomoda de estar reunida justamente con ellas.
-Emmm, Bonbon, ¿podemos hablar...en privado?- preguntó Cherry, aun mordiéndose el labio, las manos al bolsillo, inquieta y con la cejas curvadas. Parecía...nerviosa.
-Claro, supongo- le contestó, tragando saliva. ¡Su garganta estaba seca como desierto!
-¿Son amigas?- preguntó Lyra con una sonrisa y mirando una a la otra.
-Eh, algo así- contestó Bonbon, abriendo su casillero para ocultar su rostro con la puerta.
-¿Algo así?- dudó Lyra y miró a Cherry -. Eras tú quien manejaba el carrito en los Carros Chocones, ¿no? Te he visto de lejos antes, tu nombre es Cherry...ehh...
-Veo que han hablado mucho de mí- dijo con voz neutra para luego sonreír y señalarse con su pulgar -. Soy la genial e irresistible Cherry Crash.
-Jajaja me suena a una canción- se aclaró la garganta y cantó un fragmento: "Hello daddy, hello mom..." ¿La has escuchado? Creo que las cantaba una banda de rock de chicas en los años setenta.
-¡Hablas mi idioma, guapa!- se emocionó Cherry y cantó con voz igual que desgarradora que la cantante original –"Hello Daddy, Hello Mom, I am your ch ch ch ch ch ¡cherry bomb!- sonrió de lado y con ceja levantada miró a Bonbon -. En este caso: "I am your ch ch ch ch ch ¡Cherry Crash!- y la señaló guiñando un ojo.
Bonbon no pudo evitar un sonrojo pero a la vez retó con la mirada a Cherry. La rockera frunció el ceño pero lo dejó pasar. Mientras, Lyra le aplaudía por su buena interpretación.
-¡Wow, genial! Me caes bien. ¡Oh, ya me acordé, The Runaways! El nombre del grupo.
-Sí, ese es, guapa. Pareces agradable también y con buen gusto en música.
-Las escuché sin querer por mis padres, pero no suenan mal. ¡Hey! Tal vez mi destino es ser rockera- e hizo como si tocara una guitarra haciendo reír a Cherry.
-Haberlo dicho antes. Suelo tener presentaciones, si gustas te aviso para que pases un buen rato de rock- se inclinó a ella -. Si conoces a la artista no hay problema si bebes uno que otro vaso de alcohol- y guiñó un ojo cómplice.
-¡Borracha!- se carcajeó Lyra. -. Y como tocaste en el evento benéfico ¡Claro que sería un honor verte en otra presentación!
Esto ya era más que perturbador para Bonbon y azotó con fuerza la puerta de su casillero que interrumpió la conversación de ambas, que miraron directo a la joven de cabello bicolor.
-Bueno, vamos hablar- habló Bonbon a Cherry.
Quería separarlas. ¡¿Qué mundo paralelo es que las dos chicas que le gustaba hablaran como amigas?!
-Oh, eso- recordó de inmediato Cherry y volvió a estar inquieta y morderse el labio.
-Bueno, yo te veo en clase entonces- le sonrió Lyra a Bonbon para después ver a Cherry. -. Nos vemos, ch ch ch Cherry Crash- cantó al final y la rockera se sonrió.
-Tu amiga es genial- le comentó Cherry a Bonbon mientras Lyra se marchaba. -. Con razón son tan unidas y...
-A eso no viniste a hablar- le cortó seria.
-Rayos...- le frunció el ceño –cuando te pones arisca...-suavizó la mirada para elevar la sonrisa -me encanta.
-Insisto, ¿qué quieres hablar?
-Ok. El asunto es...bueno, ya sabes- se señaló –yo- la señaló –tú.
Bonbon levantó una ceja, esperando.
-¿Qué es esto?- disparó Cherry -. ¿Qué somos? Hace rato me presentaste como un "algo así". Quiero solucionar esta situación.
-¿Solucionar?
-Sí- asintió, tomó aire hasta inflar su pecho y lo dejó escapar por la boca. Fijó sus ojos dorados en ella y disparó: - ¿Quieres salir conmigo?
Bonbon dejó palidecer el rostro, el cuerpo se le venció y se tuvo que apoyar en los casilleros.
-Rayos... ¿Estás bien?- se acercó a colocarle la mano en la frente -. No estás caliente. ¿Se te bajó la presión?- parpadeó -¿Yo te hice bajar la presión?
-Cherry- cerró los ojos, sobándose la cabeza. -. No sé si esté lista para, ya sabes, salir.
-¿Conmigo?
Bonbon apretó más los párpados.
-No...del clóset.
Cherry se la quedó mirando, sin saber qué decir mientras el timbre sonaba y los alumnos se apresuraban a sus clases antes de toparse con las autoridades patrullando los pasillos.
-Entonces, ¿Qué quieres decir con eso?- le preguntó Cherry a Bonbon, que mantenía sus ojos cerrados.
-No lo sé.
-Mírame, Bonbon.
-No puedo.
-¿Por qué no?
-Porque...- suspiró, sacudiendo la cabeza -. No resistiría...
-¿Qué?
El aliento de Cherry lo sintió demasiado cerca, lo que hizo que Bonbon abriera despacio lo ojos y se vio acorralada con el cuerpo de Cherry. La tenía a tan pocos centímetros, con sus brazos a los lados de su cuerpo, cortándole escape...pero no quería escapar. Los ojos de Cherry la lograron calmar, haciéndole latir el corazón irregularmente.
-¿Qué?- repitió la rockera, bajando la mirada de sus labios de vuelta a sus ojos celestes –¿Qué no resistirías?- le susurró, acercándose más y abrió un poco los labios para besarle por la comisura del labio, cerrándosele los ojos mientras Bonbon se presionaba contra los casilleros y le apartó el rostro moviéndolo hacia un lado al sentir sus mejillas calientes. Cherry se sonrió ya que aquella posición que optó sólo jugó a su favor, pues entonces tuvo disponibilidad de acercar su boca a su oído para volver a abrir los labios y dejar escapar como un suspiro: -. ¿A mí?
El corazón de Bonbon enloquecía presionándose sobre su pecho mientras empezaba a sudarle las manos y la garganta se le cerrara. No resistía más. Ya no había qué dudar. Le gustaba. Gustaba de Cherry Crash. Era genial. Le encantaba su actitud despreocupada hasta escandalosa. Tan segura de sí misma, apasionada y rebelde, pero a la vez podría verse romántica y sensible, como cuando la vio llorar en la Sala de Música o hace pocos minutos su nerviosismo por pedirle una cita, y hasta seductora, como justo ahora, que la tenía acorralada. Eso y más le decían sus ojos y por eso siempre se los quedaba mirando.
Los labios de Bonbon empezaron a picarle, pedían a gritos los suyos. Aquellos abultados y rojos labios que tenía tan cerca pero los sentían tan lejos. Quería acercar los suyos hacia ellos...pero no podía moverse. Actuar.
-¡Bésame de una vez!- le pidió en un presionado susurro casi desesperada.
Cherry no dudó dos veces, levantando su mano para mover su cabeza y quedara de frente, plantándoles sus labios rojos en los sin pintar de Bonbon, haciéndole escapar un suspiro de alivio mientras sentía amoldarse entre los suyos.
No sabían a cherry chapstick, irónicamente, como decía aquella popular canción de Katy Perry.
No...
Sabían a sandía...a madura y dulce sandía...
Y a Bonbon le encantaban las sandías...
...por lo que ni bien se vio atrapada entre sus labios, le devolvió el beso con mismo ritmo y afán, aunque aún así un poco cohibida, impregnándosele de su lápiz labial en ella. Casi inconsciente, embriagada de un sueño o fantasía, levantó los brazos alrededor de su cuello mientras Cherry le recorría a un lado de su cuerpo para detenerse en sus caderas, apretándola contra los casilleros y Bonbon se aferraba más a su cuello, juntándolas aún más para que no se apartara de su boca.
Cherry casi podía sentir las lágrimas de felicidad queriéndosele escapar. Estaba besando y en brazos de la chica que le clavó la flecha hace casi un año.
"¿Qué hago?" pensó Luna oculta en la esquina del pasillo, fría de la sorpresa ante la escena.
Tanto Celestia como Luna conocían casi como la palma de su mano a sus estudiantes, por lo que conocía la orientación sexual de Cherry Crash pero, ¿Bonbon? Nunca lo imaginó así que le cayó como balde de agua fría. Luna conocía el carácter "especial" de Bonbon, por lo que sabía cómo le afectaría si la interrumpiera lo que parecía ser su primer beso. Ya la llamaría la atención después, a ambas, ya que está estrictamente prohibido ese tipo de besos intensos en las instalaciones de la escuela. Suspiró recordando las algunas veces que encontraba a Derpy y Whooves con ese tipo de escenas en la Sala de Música. "¿Al menos cambien de lugar, no?" ya les terminó por decir.
Entonces vio a Celestia caminar hacia el pasillo. Agrandó los ojos. Su carácter más estricto a las reglas de pasillo podría más que pasar por alto como ella en esta ocasión.
-Hermana- le paró y caminó sigilosamente hacia ella.
-¿Y a ti qué...?
-Vamos- la empujó sentido contrario.
-¿Qué me ocultas, Luna?
-Nada. Sólo que tienes que dar clase y andas patrullando. Déjamelo a mí. Después andas quejándote que encuentras a tus alumnos haciendo alboroto.
-Mmm- dudó y Luna suspiró.
-Te lo contaré después, ¿sí? Tú confía en mí.
-La alcahueta en acción- murmuró sonriéndose y caminó hacia el salón.
Y Luna salvó a Bonbon de una segura humillante repelada de Celestia.
...
-Ok. Aprovechemos que no está Sunset Shimmer para la misión: "¿Cómo rayos robaremos el libro con el que se comunica con Twilight Sparkle para pedirle a la Princesa de la Amistad que nos "ayude a ayudar" a Sunset Shimmer y que Sunset no sepa, pero lo sabría si lee el mensaje y nos haga decir que provocó un incendio y me atacó con heridas que aún sanan, lo que haría que se separara de nosotras cosa que sólo empeoraría la situación?".
Las cinco chicas se quedaron mirando a Pinkie Pie, que había hablado como carretilla sin parar que ya tenía la lengua afuera jadeando de la sed.
-Definitivamente debemos cambiar el nombre de la misión- dijo Rainbow Dash, pasándole una botella de agua a Pinkie.
-¿Y dónde está Sunset por cierto?- preguntó Rarity. -. Normalmente camina con nosotras hacia la entrada del instituto cuando finalizan las clases.
-Bueno...- habló Fluttershy con su particular vocecita –estaba con ella caminando para reunirnos con ustedes cuando Trixie se apareció y volvió halarla para llevársela.
Applejack frunció el ceño.
-También aprovechando que Sunset no está- habló la vaquera -. Díganme ustedes, ¿Qué opinan de Trixie Lulamoon y su supuesta reformación?
-¿Por qué "supuesta"?- preguntó Rarity, poniendo cara de asco al ver que Pinkie Pie hacía gárgaras con el agua que le dio Rainbow y empezaba a salpicar.
-Pues...aún me da mala espina- sinceró Applejack -. Últimamente está como que impidiendo que Sunset pase tiempo con nosotras, ¿o no lo han notado?
-Ya que lo pones así- opinó Rarity, arrechándole la botella Pinkie para impedir más salpicadura de sus gárgaras y la rosada hizo un puchero –Sunset está un poco distante. Es decir, antes estaba todo el tiempo con nosotras y ahora, cada vez que me la encuentro está con Lulamoon.
-Y el comentario que hizo Trixie en el hospital, de creerse más amiga de Sunset que nosotras- recordó Applejack –y Sunset le facilita las cosas, porque prefirió cancelar nuestra tarde de sábado para pasarla con ella.
-¿Eso hizo?- se sorprendió Pinkie agrandando los ojos mientras Rainbow y Fluttershy se limitaban a escuchar.
-Y escogió de pareja a Trixie para computación en vez de una de nosotras, como siempre- pensó Rarity y se llevó una mano a la frente, exhalando por la boca dramáticamente - . ¡Estamos perdiendo a nuestra amiga!
-Corrección: nos están robando a nuestra amiga- frunció el ceño la vaquera.
-Ehh, ¿no íbamos a hablar del libro para...?- quiso decir Fluttershy pero su voz baja fue opacada por la escandalosa de Pinkie Pie.
-¡NOOOOOOOOOOOOO!- gritó la rosada, sacudiendo a Rainbow Dash -. No puedo perder un amigo, ¡Todos son mis amigos! ¡Y Sunset es una de las especiales!- y abrazó a Dash hasta levantarla -¡Como Dashie y ustedes, chicas!
-Tal vez sí se está vengando de nosotras- pensó Applejack -. ¡Claro! Quiere separarnos, tal vez una por una.
-¡Por favor! ¿Es en serio, Applejack?- exclamó al fin Rainbow, soltándose de Pinkie -. Sé que viene raro de mí y aún esté recelosa con ella hasta con la misma Sonata, pero, ¿De verdad crees que Lulamoon se tomaría la molestia? Además Sunset sí pasa tiempo suficiente con nosotras, sólo que parece que ahora tiene un amigo más- la miró y la señaló-. ¿No será que simplemente estás celosa?
Applejack agrandó los ojos, ceñuda e impresionada.
-¡Por mis corrales, ¿Qué estás diciendo?!
-Estás celosa de que Sunset Shimmer pase más tiempo de calidad con Trixie que con nosotras...- aclaró la deportista para colocar una mano en su cintura y mirarla fijo -...o más bien contigo.
-¡No es cierto!- se defendió -. No soy la única que duda de Trixie. Rarity y Pinkie Pie también lo piensan- y señaló a las dos chicas.
-Perderé a una amiga...Pinkie no pierde amigas- se decía la rosada, caminando en círculos mordiéndose las uñas.
-¡Ay, y lo bien que me agrada! ¡Es la única de todas que le gusta ser mi modelo con mis nuevos diseños por su complejo de andar siempre posando!- lloriqueaba ya Rarity con las manos juntas. - ¡De todas las cosas malas que podrían pasar ESTA ES LA PEOR...COSA...POSIBLE!- y se paralizó con su cara exageradamente dramática.
-¿Y tú, Fluttershy?- le preguntó Rainbow Dash y la joven se encogió, tragando saliva.
-Ahh, bueno, yo...ehhh...
-¡Escúpelo!- le gritó Applejack.
-¡Creí que hablaríamos del libro!- exclamó con fuerza para taparse la boca -. Si quieren...
-Eso es cierto- acordó Rainbow encarando a Applejack mientras Pinkie Pie seguía hablando sola preocupada, Rarity ya lloraba la pérdida de una amistad y Fluttershy miraba el suelo sin saber ya qué decir. -. Deja tus celos infantiles para concentrarnos al verdadero problema.
-¿Celos infantiles?- gruñó la vaquera, señalándola -. No pues, habló la gran y dura Rainbow. Más infantil ocultando a sus amigas su dolor.
-¡Pfff! ¿Dolor? ¿Hablas del pelele, Soarin? ¡Eso ya es historia vieja! Y no siento dolor porque nunca me gustó del todo.
-¡Cómo no! Vamos, admítelo, de todas las crueldades que nos hizo Las Dazzlings, el único que quedó marcado como res fue el tuyo, metiéndose con tu relación, ¡con tu corazón! Nosotras estamos limpias mientras tú ocultas el dolor porque aún quieres a Soa...
-¡Basta!- le gritó ceñuda y dándole un empujón que casi la hace caer de espaldas sino fuera que Fluttershy estaba cerca para impedirlo.
Pinkie Pie y Rarity dejaron su monólogo y drama al ver la reacción de la deportista.
-Applejack...- jadeó Rainbow con el rostro arrepentido -. Lo siento, no quise, nunca les he levantado la mano. A ninguna. Perdóname.
-No- respondió la vaquera una vez en equilibrio –perdóname tú. Solté de más la lengua. Me lo busqué.
-Pero eso no te quita la razón...- y apretó los puños, -. Sí, aún me duele pero trato de no demostrarlo, es decir, si no lo demuestro, no siento, ¿entiendes?
-¿Pero no es peor así?- preguntó Rarity, colocando una mano sobre el hombro de Rainbow. La deportista le sonrió con semblante triste.
-Sé lo que hago.
-Pero no eres la misma- observó Fluttershy y Rainbow suspiró mirándola.
-Bueno, pues, allá viene Sunset- avisó Applejack -. Y no pudimos hablar nada.
-Hola chicas, ¿me esperaban?- preguntó Sunset acercándose y su rostro pensativo les llamó la atención.
-¿Sucede algo, querida?- preguntó Rarity.
-Eh, sí- la miró -. ¿Puedes ayudarme? Necesito una estilista. Trixie tiene un baile.
-¡¿Qué?!- chilló Pinkie Pie emocionada -. ¿Cuándo? De seguro querrá que la ayude en las prepa...
-No, Pinkie, no una clase de baile que planearías.
-Oh, ¡no importa! ¡Fiesta es fiesta! Y donde hay una está Pinkie Pie y sus amigas- abrazó a todas sus amigas rejuntándolas incómodamente.
-Eh, en realidad me invitó sólo a mí- comentó incómoda y rascándose el cuello -. Lo siento.
Todas se quedaron en una sola pieza para mirar a Applejack quien les lanzó una mirada de "se los dije. Nos las está robando".
-Okey...pero ¿para qué tan necesario mis servicios de estilista?- quiso saber Rarity.
-Pues... no enloquezcas pero me invitó al Baile Juvenil de Gala.
-¡¿AL BAILE JUVENIL DE GALA?!- gritó que hizo eco en toda la escuela. Rarity se abalanzó sobre Sunset, agarrándola de la chaqueta y la acercó de nariz a nariz -. ¡Por Dios, es el evento del año, el más añorado y esperado de todos los jóvenes con clase de la ciudad! ¡Habrá hijos de familia de gran renombre! ¡Y los chicos!- suspiró, soñada zamarreando a Sunset -¡Los chicos son unos encantos! ¡Ahí hallaría a mi Príncipe Azul!- y detuvo la sacudida para mirar hacia un punto vacío, fantaseándose con su caballero de armadura.
-Eh...lo sé- bajó la mirada aún atrapada en sus manos -. Tú deberías de ir, no alguien como yo.
-¿"Alguien como tú"?- soltó Rainbow Dash -. ¡Pero si eres genial! Y harás más genial ese baile de frufrús con tu presencia.
-Además, no tienes por qué ir- le dijo Applejack acercándose –si no te sentirás cómoda, dile "gracias pero no gracias", no vayas y pásate la noche del viernes con nosotras. Digo, no preferirás un tonto baile de gala por encima de nosotras, ¿cierto?
Rainbow Dash levantó la ceja hacia la vaquera. Sabía lo que estaba haciendo. La estaba poniendo a prueba.
-No se trata de la gala- le dijo Sunset mirándola, liberándose de Rarity que aún balbuceaba información de la importancia de la gala-. Se trata de Trixie y lo hago por ella.
-¿Por qué?
-Porque es mi amiga.
-¡Nosotras también y lo fuimos antes que ella!- se le soltó decir.
-¿Me estás reclamando mi amistad con Trixie?- frunció el ceño Sunset -. ¿Qué pasa aquí?- y miró a todas -. No me digan que aún no confían en ella.
-Pues yo no- confesó Applejack y señaló a las demás -. Y ellas tampoco están tan seguras.
-Yo nunca dije nada- susurró Fluttershy pero una vez más, la voz chillona de Pinkie la opacó.
-¡NO QUIERO PERDERTE!- bramó la rosada abalanzándose sobre Sunset para abrazarla.
-¡Claro que no me perderás! ¿Quién te metió eso en la cab...?- y miró a la vaquera -. ¿Andas diciendo esas cosas por ahí, dándole mala fama a Trixie? Jamás creí lo rencorosa que serías.
-No es que sea rencorosa, sólo nos protejo de la amenaza que nos hizo, ¿recuerdas?
-¿La amenaza de la que ya se arrepintió? ¿La amenaza de la que ya se disculpó? ¿La amenaza que la hizo dar cuenta que puede ser mejor?- apartó a Pinkie, respirando agitada, indignada, desconociendo a Applejack e inflándose el pecho se inclinó hacia ella, colérica -. ¡Vamos! ¿Tienes algo qué decirme a mí también? ¡Yo amenacé con acabarlas y conquistar Equestria! ¿También dudas de mi reformación? ¿Me crees una amenaza también? ¡¿Eh?! ¿Crees que planeo un sabotaje? ¡Dímelo de una vez!
-Su-Sunset...- jadeó la vaquera, tragando saliva.
Las demás se quedaron de piedra ante el semblante transformado de Shimmer.
-Yo...- improvisó Applejack –lo siento. Claro que no pienso eso de ti. Eres nuestra amiga. Mi amiga y me preocupo por ti, eso es todo.
Sunset se desinfló más relajada y se peinó el mechón que le había caído al rostro.
-Perdóname también si alcé la voz. Pero no me disculpo por defender a mi amiga- la miró fijo y a las demás -. Sí, es mi amiga e iré a la gala por ella- concentró sus ojos en Rarity -. ¿Me ayudarás?
-Siendo el Baile Juvenil de Gala necesitarás el servicio completo- se relajó también la modista, suspirando y sonriendo recuperando el entusiasmo -. Vestido, zapatos, joyas, maquillaje, peinado, ¡Todo!
-Sí, pero aún estoy un poco enojada de que duden de Trixie- avisó y relajó más el rostro, hablando con mayor suavidad -. Denle la oportunidad que me han dado a mí, hasta a la propia Sonata; que hemos cometido cosas aún peores.
Applejack se limitó en mirar el suelo, cosa que hizo que Sunset sintiera un pequeño aguijón. Se había encariñado bastante con Lulamoon y le dolía que alguien como Applejack, que representaba uno de los Elementos de la Armonía, dudara de ella. Si lo hacía ella, hasta al parecer sus amigas, ¿lo harían también el resto del alumnado?
No quería que Trixie sintiera rechazo de los demás. Ya ella lo vivió y es algo horrible, sin hablar del rechazo familiar que tiene Lulamoon.
Pero estaba también Bonbon y su grupo, que la habían recibido cálidamente.
Y también estaba ella.
Sunset dejó escapar una sonrisa con rostro firme mientras se despedía de las chicas.
Tal vez Las Rainbooms no sean amigas de Trixie, pero ella sí y no porque sus amigas no sean amigas de la suya, dejará de serlo y cambiarían las cosas.
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