Algo qué ocultar...y algo qué contar
"¿Te sientes bien? ¿No te duele la cabeza? Si te mareas regresa a casa y una sola timbrada será suficiente para que vaya inmediatamente, no lo dudes".
Una corta pero agradecida sonrisa se esbozó en los labios de Sunset Shimmer al leer el mensaje de Celestia en su celular. Suspiró, con aquel sentimiento de profundo cariño pero entonces el calor de, no una, ¡Seis miradas! La empezaron a incomodar demasiado. La joven levantó los ojos hacia Las Rainbooms y Sonata Dusk, quienes le sonreían exageradamente, reunidas en una de las mesas del SugarCube Corner.
-Chicas...no me miren así...- exclamó con una risita incómoda –estoy bien. No me pasó nada. Más por gusto pasé la noche en el hospital.
-Lo sabemos. Lo sabemos- dijo Sonata y con las demás asintió con movimientos rápidos la cabeza ensanchando la sonrisa exageradamente mientras se intercambian tensas miradas para nada sigilosas.
Sunset levantó una ceja cuando otra voz rompió la particular escena.
-¡Orden lista!- avisó el señor Cake.
-Ehm...yo iré por ellos- se ofreció Shimmer y se levantó hacia la barra.
Las seis jóvenes pudieron descomponer la actuación con un colectivo resoplido.
-¿Qué rayos nos sucede?- se quejó Pinkie Pie -. Dijimos que nada iba a cambiar.
-Sí, bueno- dijo Rainbow Dash ya al tanto de todo -, pero eso no saca que Sunset Shimmer es peligrosa.
El solo comentario dejó un pesado frío en el ambiente. Unos ojos verdes miraron desaprobatoriamente a la deportista.
-Aún así sigue siendo nuestra amiga- observó Applejack con firmeza.
-Yo no dije lo contrario- se defendió Rainbow.
-Ahm, apoyo la noción de Rainbow, es nuestra amiga pero no creo que debamos bajar la guardia- dijo Fluttershy -. Como dedujimos anoche antes de irnos, Sunset no tiene control sobre sí misma y cuando se siente atacada pierde los estribos. Como en el callejón contra Las Dazzlings, la pelota de volleyball que iba contra ella, cuando Pinkie la regresó de golpe a la realidad en el parque de diversiones y dejó salir unas llamas, y...bueno, tal parece al enojarse con lo que dijo Trixie hizo que tuviera una alucinación.
-Pesadilla- corrigió Sonata soplando hacia arriba su cerquillo.
-Lo mismo- murmuró Rarity.
-No, no es lo mismo. Piensas así porque en su mundo es imposible pero en el nuestro, no, y creo que se les olvida que Sunset Shimmer no pertenece aquí ni yo tampoco.
-Sí pero...dices que eso lo provoca magia oscura- observó Rainbow Dash-. ¿De dónde salió magia oscura?
Y Sonata bajó la mirada, apretando los dientes, conteniendo sus suposiciones... ¿Pero ella qué sabía? Sólo era una torpe exvillana...
-El punto es- intervino Applejack serenamente –que hay que mantenerla calmada. No la provoquen.
-¿Cómo puedes estar tan tranquila?- dudó Sonata -. ¿No se supone que representas el elemento de la honestidad? ¡Ya te veo la nariz de Pinocho!
-¿Estás bromeando? ¡Ocultarle la verdad me está carcomiendo por dentro! Pero hago mi mayor esfuerzo... si eso la protege.
-Aquí las bebidas- sonrió Sunset apareciendo con una charola.
-Gracias querida, ¡Vaya! Tu cabello se ve genial hoy- dijo Rarity -. ¿Fuiste a un hospital o a un salón? ¡Estás radiante! Bueno, siempre estás radiante, tu propio nombre lo dice, un nombre muy encantador debo decir. ¿Chaqueta nueva? ¡Te ves muy bien!
-¿Me estás coqueteando, Rarity?- se burló Sunset, pasando las bebidas -. ¿Qué te sucede?
-Nada, sólo estás hermosa, ¿No puedo resaltar tu hermosura? ¡Oh! ¿Has hecho ejercicio? Porque se nota - sonrió nerviosa ante la mirada escéptica de Sunset y Applejack le pisó el pie.
-No exageres tampoco, ¿eh?...- le susurró la vaquera mientras la modista le tiraba miradas ácidas por el pisotón. -. Dije mantenerla calmada...no halagarla hasta perturbarla.
-Bueno, a mí los halagos me calman- le reprochó mientras la vaquera rodaba los ojos.
-Dejando de lado la extraña adulación de Rarity...- dijo Rainbow para cambiar de tema –estamos aquí reunidas para dejar hablar a Sonata Dusk- miró a la exvillana -. Sí, mis amigas te abrazaron, te recorrió magia positiva y ahora sientes energía positiva pero a mí no me ganas tan fácilmente...
-Rainbow...-retó Sunset, ceñuda -. Tú lo hiciste conmigo.
-...- dudó Rainbow mirando a Sunset y ella abrió los ojos -. Lo siento Sunset, pero de todas cinco, era yo la que no terminaba por aceptarte. Por eso cuando me atacaste en el solo de guitarra durante la batalla de las bandas no dudé en reprocharte, contagiando a las demás. Tuviste que hacer méritos para demostrar que has cambiado y lo hiciste- miró a Sonata -. Ahora, te toca a ti hacer lo mismo.
-Lo sé- asintió Sonata pestañando con inocencia.
-¿Estás bien, Sunset?- preguntó enseguida Pinkie Pie. "No la provoquen" recordó.
-Sí, Pinkie. Además eso es agua pasada y ahora somos amigas- tomó de su milkshake de fresa, sin dejar de pensar lo raras que estaban sus amigas.
-Entonces...- dijo Fluttershy a Sonata -. Empieza...digo, si quieres...- y bebió un sorbo de su chocolate caliente.
Sonata tomó su vaso de batido de banana y suspiró, jugando con el sorbete.
-Ok. Como dije, todo empezó con un huevo...nací no como un bebé, ni infante. Sólo nací con el tamaño y mentalidad que siempre he tenido y que conozco. Ni bien abrí los ojos, vi oscuridad y ruinas, como de una cueva y ante mi desorientación de dónde venía y estaba, una criatura amarilla me sonrió y me dio la bienvenida...
*Flashback*
-"Feliz cumpleaños...Sonata Dusk...- saludó la sirena de ojos morados claros con mística sonrisa.
-Bfff... - resopló otra voz.
Adagio dejó de respirar para voltearse y lanzarle una mirada ácida a la criatura igual a ella, sólo que ésta era morada. Reposaba su espalda en un rincón de la cueva con sus patas cruzadas y expresión amargada.
- No seas cursi, Adagio.
-¿Adagio?- dudó Sonata, parpadeando aun sintiéndose desorientada.
-¡Oh, sus primeras palabras!- se burló la morada -. ¿No vas a celebrar el momento, mamá?
Y Adagio gruñó mostrándole los dientes.
-¿Qué son?- preguntó Dusk moviéndose y observando el resto de un huevo de color azul claro, entonces se dio cuenta que movía una larga y escamosa cola del mismo color que el cascarón, movió sus pezuñas y levantó la mirada hacia una pared de cristal de la cueva, observándose por primera vez y cerciorándose que era igual que ellas.
-Mejor pregunta es ¿Qué somos?- corrigió Adagio, apareciendo en su reflejo. -. Somos lo último que queda de la raza de sirenas- la hizo mirar -. Es importante que sepas desde ya que este mundo es egoísta y despreciable, que si no atacas primero, te atacarán a ti y perderás la vida.
Sonata curvó los cejas, asustada.
-Entonces te preguntarás- continuó Adagio, moviéndose a su alrededor -. ¿Para qué Adagio Dazzle se molestó en salvar y cuidar un huevo de su raza...?
-¿En vez de triturarlo como hizo con el resto que quedaban?- intervino Aria.
-¡¿Qué?!- chilló Sonata abriendo los ojos.
-¡Aria!- bramó Adagio.
-¡No entiendo por qué la salvaste!- la enfrentó Aria, dirigiéndose hacia ella e ignorando a Sonata como lo iba haciendo.
-¿Será porque estoy harta de verte la cara y quiero ver otra que no me cause repulsión?
-¿Y tú crees que me agrada convivir contigo, atrapada en este subterráneo con cadáveres de antepasados?
-¡Si hubiera podido hubiera roto tu huevo!
-¡Pero no fue así! y ¿Adivina qué? ¡El sentimiento es mutuo!
-¡Ya basta!
-¡Basta tú!- y soltó una nota LA que tumbó a Adagio contra la pared de la cueva.
-¡No hagas eso!- soltó Sonata, dirigiéndose a Adagio para ayudarla pero Aria la retuvo y soltó otra nota alta, haciéndola tumbar y revolcar en el suelo.
-¡Aprende de una vez, Dusk! Es así como nos tratamos. Es así como nuestra raza actuaba hasta que se mataron unos a otros. Sólo quedamos las tres...tres porque la ilusa de Adagio le dio por rescatar al último huevo que quedaba.
-Ilusa, tú- dijo Adagio incorporándose y se acercó al oído de Aria -. ¿No ves que ella es diferente?
-Sí que lo es- murmuró, mirando a Sonata hacer puchero con ojos aguados, lamiéndose una herida que le provocó Aria en una pata. -. Es... es...- sacó la lengua con repugnancia -. ¿Buena?
-Más bien "débil". ¿Y quién fue el que enfrentó a nuestro Rey para "rehabilitar" nuestra raza?
Y Aria agrandó los ojos.
-¿Es hija de Do Melody?
-¿Qué?- preguntó Sonata, dejando de besarse la herida y pasarse la pata buena por los ojos para secar sus lágrimas.
-Tu madre- dijo Adagio con Aria también interesada en escuchar –fue la más traidora de nuestra raza. ¡Quiso derrocar a nuestro queridísimo Rey! Eso indignó a nuestro pueblo. Era muy torpe, ¡exactamente como tú! Es decir, ¡mírate! Eres débil, lloras y actúas como potrilla; y eso, va en contra de lo que nuestra raza representa; la fuerza, la dominación y por supuesto, la adoración.
-¿Qué...qué pasó con mi madre?- preguntó Sonata, haciéndose más pequeña mientras Adagio se acercaba y Aria disfrutaba lo que veía.
-Pues, primero desapareció a ocultar el huevo que había puesto hace poco y una vez encontrada, fue brutalmente asesinada con el coro de toda nuestra raza- sonrió -. ¿Te dolió una pequeña nota de Aria? ¡Ja! Si tu madre fue igual de débil, debió haber sufrido mucho, ¿no lo crees?
Sonata sintió un dolor profundo en su pecho mientras se encogía, asustada.
-¿Por qué eres cruel?- preguntó reteniendo llanto.
-No soy cruel, ¡Así es nuestra raza! Tu madre era un error y parece que heredaste su error. Pero mira el lado bueno. No hay un reino que te condene por ser una debilucha- rodeó una pata sobre ella, secándole las lágrimas -. Nosotras seremos más compasivas... y te educaremos a ser una verdadera sirena, ¿Y sabes cuál será tu recompensa?- le levantó la barbilla para que la mirara -. La libertad. Así que deja de llorar. Nos tienes a nosotras. Da suerte que tu madre esté muerta para que no dañe lo que queda de nuestra raza. Serás una digna sirena que Equestria terminará por adorar.
La soltó y se acercó a Aria.
-Recuerdo que tras ser acusada Do Melody de traición ocultó su huevo...- le dijo la sirena morada mientras veía a Sonata ensimismada, hipando aun del llanto.
-Por eso cuando encontré ese huevo su color era muy parecido al de esa traidora.
-¡Pero con más razón lo hubieras quebrado!
-No- sonrió y miró a Sonata que contemplaba su herida, con los ojos hacia algún lado menos aquí -. Será divertido corromper- Sonata levantó la cabeza y Adagio le sonrió – digo, "corregir" con la descendencia de nuestra traidora...de una forma, limpiarás el nombre de tu madre".
Los ojos rojos cerezas de Sonata se perdieron en el batido. Las Rainbooms la dejaron en su silencio hasta que Applejack habló.
-Entonces... ¿te engañaron?
-Tal parece- dijo, levantando el rostro hacia el techo -. Mi madre sólo quería cambiar la violenta y egoísta actitud de nuestra raza hasta morir en el intento. Yo era diferente a Adagio y Aria. Era "débil" como decían y me atacaban con sus voces cada vez que lo demostraba. Yo lloraba mucho pero decían que el proceso de moldearme iba hacer doloroso pero si quería salvar el nombre de mi madre, debía ser una sirena completa pero jugaron conmigo ya que el sentimiento del amor padres-hijo y viceversa no existe, ya les explicaré más adelante- suspiró y llevó a su boca el sorbete tomando del batido y su rostro serio se transformó al sonrojarle las mejillas y sonreír mientras cerraba los ojos, saboreando con gusto la bebida.
-Awww, ¿no es acaso una ternurita?- jadeó Pinkie derretida por su dulce rostro pero Sonata agrandó los ojos y se atragantó. Fluttershy debió darle palmadas en la espalda para que le rodara el batido. -. ¿Qué dije?- dudó.
-Uno- dijo ella, mirándola –tu energía es demasiado dulce y debo aprender que no me afecte tanto y dos- volvió a ponerse seria -. Alguien me dijo eso y no fue alguien bueno. Pero eso pasa muuuuuucho tiempo después así que mejor continuo- curvó las cejas, llevándose la mano a la barbilla y dudó -. ¿De qué estábamos hablando?
Todas pusieron cara de poker.
-¿Es en serio?- soltó Sunset y Sonata sonrió disculpándose.
-¡Opppsip!- exclamó, rascándose la cabeza.
-Con razón la atacaban con las voces a cada rato...- le murmuró Rainbow a Fluttershy y ésta la miró desaprobatoriamente.
-Te quedaste hasta que Aria y Adagio te "corregían"- avisó Rarity.
-¡Ooooh, sí, sí! Bueno, pues, lo consiguieron, aunque una parte profunda de mí me decía que estaba mal lo que haría a continuación...
"Estaban Sonata, Aria y Adagio contemplando una pared echa de enormes rocas.
-Llegamos- anunció la sirena amarilla -. La pared que nos impide salir de este hoyo.
-¿Ves cómo ha sufrido nuestra raza?- le dijo Aria a Sonata, quien tenía su temple ya malicioso y ceño fruncido hacia la pared -. Unas princesas, Celestia y Luna, nos obligó a hacer nuestro reino aquí ¡porque éramos diferentes! De algún modo también somos ponies, somos una raza de ponies...pero más poderosos y superiores, por lo que sintieron celos, ¡Ellas querían ser las únicas poderosas! Y nos encerró aquí por miles de años hasta que nos matamos unos a otros.
-Pero nuestras voces son lo suficientemente fuerte para derribar una pared- observó Sonata.
-Esta no es cualquier pared- explicó Adagio -. Está encantado. Lo que nos impide derribarlo.
-¿Y qué hacemos aquí entonces?
Aria y Adagio se miraron.
-Sonata...es difícil decir esto. Pero nosotras dependemos de ti- soltó Adagio.
Sonata las miró sorprendida.
-¿Crees que eres una sirena completa?- preguntó Aria con fastidio.
-S-sí.
-¡No!- bramó Adagio y soltó una fuerte nota que derribó a Sonata a larga distancia -. ¡Una sirena completa no duda, maldición!- miró a Aria -. No está lista.
-¡¿Cuánto tiempo más, Adagio?! Estoy harta, ¿cuánto tiempo debe pasar para que acumule la oscuridad suficiente?
-No lo sé pero será recompensado para cuando use la magia que Do Melody traslado al huevo para derribar la pared y ser libres. Ya hemos esperado con nuestra raza miles de años la libertad. Podemos esperar un tiempo más.
-¡No, ya no aguanto a esa tipa! Quisiera golpearla y decirle todo lo que merece.
-¿Y quién te detiene? ¡Hazlo! Provócala, a ver si así despierta la magia ante tu ataque.
-¡Dejen de hablar de mí como si no estuviera!- explotó Sonata dirigiéndose hacia ellas -. ¡Claro que soy una sirena de verdad! ¡Déjenme demostrarle que puedo enorgullecer mi raza y salvar la traición que...que...hizo la ilusa de mi madre!
Ante el arranque, Adagio y Aria se sonrieron...porque los ojos de Sonata habían sido iluminados por un aura azul claro.
-Sí, tu madre fue la escoria de nuestra historia- toreó Aria y Sonata gruñó, desviando la cabeza. -¿O me equivoco? ¡Gracias al cielo no podemos sentir amor! Imagínate alguien queriendo a una traidora como tu madre ¡Qué vergüenza! Pero más vergüenza aún sería tenerte a ti como fruto de esa relación. Tú sola existente avergüenza...
-¡Basta ya!- le gritó y soltó una alta nota que sin esfuerzo, rompió la barrera de sonido y antes que ambas sirenas fueron rápidas para salir de su camino.
El canto se disparó con un haz de luz azul claro que al golpear la pared, ésta brilló de su luz y comenzó a temblar.
Las tres sirenas se alejaron antes de que la pila de rocas cayera sobre ellas, dejando entrar la luz de afuera por primera vez en siglos.
Las sirenas miraron boquiabierta el aire fresco y el sol que brillaba fúlgido en el cielo claro. La tranquila brisa y un fuerte aroma a flores hizo que Sonata se relajara y sus ojos dejaron de brillar. ¿Qué había hecho y qué era esa energía tan delicada pero enternecedora entrando en su cuerpo? miró a Adagio quien le sonreía con orgullo.
-Felicidades. Ahora sí eres una sirena completa.
Salieron de la acostumbrada oscuridad para recibir los rayos de sol. Pese que al principio la luz cegó sus vistas, Sonata estaba demasiado emocionada viendo el maravilloso mundo de afuera pero retuvo esa buena reacción al ver que tanto Adagio y Aria no dejaban de fruncir el ceño.
-Uhh...el sol...- se quejó la sirena morada.
-Tan molesto como la Princesa que lo levanta...- apoyó Adagio.
¿Cómo podían quejarse de algo tan hermoso? Sonata suspiró con tristeza por dentro, pero por fuera hacía gestos nauseabundos.
-¡Con qué este es el dichoso sol, Aggg!- fingió queja.
-Pero hay algo positivo en esto- le dijo Adagio -. Donde hay buen sol...hay buenos ponies saltando por el césped.
Las tres se sonrieron y el tiempo del caos inició".
-Y aunque no siempre estaba de acuerdo con ellas, mentiría si dijera que no disfrutaba de las energías negativas con las que nos alimentábamos- dijo Sonata mirando a cada una de Las Rainbooms, para terminar posándola en Sunset Shimmer quien habló:
-Es...una sensación que nos llena de un inexplicables orgullo...- parpadeó, recordando esa corriente que de una forma le daba más vida a su cuerpo.
-..nos hacía más poderosas con nuestras voces...- le siguió Sonata, igual de cerrada mientras Sunset se miraba las palmas.
-...podía sentir el poder en mis manos...
- y la admiración...
-La dominación...
-Y la magia- corearon.
Ambas levantaron la cabeza y se miraron fijo.
-Wow- soltaron, hablando en unísono -. Es indescriptible...
-Ooookeyyy- dudó Rainbow quien con las demás, miraba con cierta incomodidad a las exvillanas...en especial a Sunset Shimmer tras lo ocurrido ayer en el parque de diversiones no era momento de ponerse nostálgica con su antigua yo -. Esto fue extraño...
-Y perturbador- confesó Fluttershy y Sunset curvó las cejas, mirando hacia abajo, avergonzada...pero también hacia sus manos...
Aquella energía que subía y bajaba se concentró en ellas. "¿Qué es esto?", se preguntó sin poder evitar una agradable y vieja sensación queriendo escapar pero algo en Sunset le decía que debía retenerla.
-¡Como sea!- anunció Sonata, sonriendo y despertando a Sunset a la realidad y bloqueando la sensación de nuevo -. Las energías positivas tienen mejor sensación. ¡En serio! Siento como cuando vi el sol por primera vez pero esta vez puedo expresarlo y no retenerme temiendo ser de nuevo "moldeada".
-¿Y cuándo terminó su reino del terror?- preguntó Applejack y Sonata torció la boca.
-Sonará tonto...pero nuestro error fue el de inscribirnos en un concurso de canto en Canterlot y tras crear la música pop después de comer una goma de mascar, Starswirl, un famoso hechicero, fue el único que no cayó en nuestro hechizo y quiso derrotarnos compitiendo contra nosotras, ¡pero el viejo era muy malo! Y al ver en peligro Equestria, nos desterró a otro mundo. A su mundo.
-Eh... ¿Error que volvieron a cometer en Canterlot High con la batalla de las bandas?- preguntó Rarity.
-Hum...si lo pones así...- pensó sonata llevándose el dedo índice a la boca. -. Pero fue diferente. Lo que pasa es que nada es más fácil de manipular que la mente joven. Sólo teníamos un suspiro de magia en nuestros amuletos y gastábamos casi toda en un adulto entre las tres.
-¿Y cómo lograron manipular entonces a Celestia y Luna? Son dos adultas.
-Uhhhh ni me hagas acuerdo. Debíamos cantarles... ¡toda la noche! Para que el hechizo durara todo el día siguiente y como las discusiones en su escuela era una energía muy cargada y negativa, nos reponíamos. Además está la vida de las calles- suspiró, curvando las cejas -. Mucha, mucha energía negativa se concentra allí.
-¿Por eso nunca se les ocurrió llegar al presidente y dominar la ciudad?- preguntó Pinkie Pie.
-Pues sí. Así lo hipnoticemos a él, alguien más lo detendrá y ya no teníamos suficiente magia para hipnotizar a otro adulto. Además de cantar todas las noches para que se mantenga el hechizo y eso nos mataría con el tiempo. La mente joven es mucho más fácil y accesible de titiritar, por lo que una vez consumido tantas energía, tendríamos suficiente para expandir nuestra magia oscura.
-Creo que me ofendí...- murmuró Rainbow Dash.
-Un momento... ¿"mataría con el tiempo"?- quiso saber Rarity. -. Tienes más de mil años con vida, ya creíamos que eran...
-¿Inmortales?- adivinó Sonata sacudiendo la cabeza -. No. No lo somos. Nuestra naturaleza como sirena nos hace más resistentes que las de un pony común o humanos, en su caso. Pero bien un fuerte accidente o una enfermedad grave podrían matarnos.
-Pero cuando te vimos...estabas muy demacrada...- puntualizó Fluttershy y Sonata bajó las cejas.
-Al perder la magia bajó mis defensas considerablemente y vivir descuidadamente en las calles tras huir de Aria y Sonata, me debilitó y mucho. Por eso al final decidí pedir ayuda porque...porque...creí que iba a morir. Estaba en muy mal estado de salud que la Casa Hogar estaba gastando mucho en medicina por mí...pero desde que me recorrió la magia ayer, todos mis males y achaques desaparecieron.
-Pero... ¿Qué pasó una vez que ustedes llegaron a este mundo?- preguntó Sunset -. Pasó demasiado tiempo hasta que se les ocurrió manipular nuestra escuela. ¿Por qué esperar tanto? ¿Qué hicieron todos esos años? ¿Volviste a dudar de sus enseñanzas? ¿Qué fue vivir para unas tres jovencitas que desconocían este mundo en la dura calle?
-Se nota que trabaja para el periódico escolar, ¿eh?- sonrió Applejack.
-En primer lugar no soy una jovencita- dijo Sonata para luego soplar en el sorbete y hacer burbujas en la bebida. Todas se la quedaron mirando, escépticas.
-Ah, no- dijo sarcástica Rainbow, llevándosele la bebida y dejando a Sonata con el sorbete en la boca. La exsirena frunció el ceño con un puchero.
-Me van hacer contar esa historia- suspiró -. De una vez se las cuento ya que tocaron el tema de jovencita.
-¡No te saltes la historia!- la detuvo Applejack.
-¡Vamos! ¿En serio quieren que cuente en un día lo que hice en mil años?- preguntó no con ironía, sino con real duda.
-Buen punto- afirmó Fluttershy.
-Sólo digamos que vivimos de lo que pudimos vivir, pasé muy malas rachas robando energías de peleas y me quedaba en casa mientras Aria y Adagio salían a traer lo necesario para subsistir porque según ellas, no tenía lo necesario para salir a este mundo sola y sería un estorbo para ellas. Cuando llegamos aquí nuestra magia fue muy débil y debimos pasar décadas robando energía para obtener ese suspiro. Punto.
-De acuerdo- aceptó Sunset.-. Entonces, dinos qué pasó con ustedes después de vencerlas, porque huyeron sin dejar rastro.
Sonata suspiró, recuperando su bebida de las manos de Rainbow Dash y continuó:
"De vuelta a las calles.
Sonata iba mirando callada las quejas de Adagio y Aria mientras caminaban por los pasillos del edificio del departamento que rentaban. La joven azul claro debía admitir que se sentía desnuda sin su amuleto. Suspiró con tristeza más que de ira como sus compañeras, llevándose la mano al cuello, extrañando su collar.
Entraron al departamento, ingresaron a la sala y todo el rato ambas chicas no dejaban de descargar el odio hacia Las Rainbooms y qué harían ahora sin sus amuletos, los cuales ayudaban a hechizar por minutos a comerciantes y hasta el propio dueño del edificio para no pagar la renta. Sonata las miraba sin decir nada. Pensaba en lo cerca que estuvieron de ser adoradas. La idea le pareció genial al principio pero ahora sin el amuleto...sin ese suspiro de magia...en serio estaba en la deriva. Se suponía que permanecían juntas por compartir su mismo ideal; recuperar la magia, su orgullo y adoración. Pero ahora... ¿Qué las unía? ¿Qué sería de ella? ¿Cuál era su destino ahora que dejó de ser, completamente, un ser mágico?
-¡¿Puedes decir algo en vez de estar parada ahí como inútil?!- bramó Aria despertando a Sonata de sus pensamientos.
-Eh...ah...- balbuceó, haciendo que Adagio se golpeara la frente con la mano y Aria rodara los ojos. -. Bueno...ya no somos sirenas...
-¡Oh, qué genio!- soltó Adagio.
-Ni tenemos nuestros amuletos...
-Sigues siendo inútil- se quejó Aria, cruzándose de brazos.
-Ahora, somos... ¿humanas?
Las dos chicas se la quedaron mirando.
-Podemos...empezar de cero, como humanas- pensó Sonata, parpadeando con ingenuidad -. Yo...ustedes, nosotras, podemos conseguir un empleo y mantenernos entre las tres. Podemos al fin festejar las fiestas de aquí, relacionarnos con los demás y compartir buenos momentos- sonrió, ilusionada por la idea -. Podemos ser amigas al fin...hacer amigos de aquí.
Aria y Adagio se intercambiaron miradas para soltar largas risotadas, doblándose en carcajadas tras carcajadas. Sonata se mordió el labio inferior, mirándolas desconcertada.
-No entiendo...- dudó la joven -. ¿Qué es tan gracioso?
-¡Ay, Sonata!- suspiró Aria -. Nunca dejaste de ser una débil...
-Aunque dijo tonterías- exclamó Adagio -. Algo de razón tiene. Debemos conseguir dinero pero ya.
-Eso quiere decir que...- dijo Aria mirando a la chica de pelo rizado -. ¿Volveremos a nuestro antiguo empleo?
-¿Ves otra solución?
-Pero no tenemos los amuletos- le recordó -. Nosotras trabajábamos con ese suspiro de magia para...
-Shhh- la calló, lanzando miradas a Sonata.
-¿Por qué nunca me hablan de su antiguo empleo?- preguntó Sonata, triste. -. Yo también quiero trabajar esta vez, no quedarme a cuidar el departamento. Quiero ser útil, ¡una humana completa trabaja!
-Este empleo no es para ti- le dijo Aria -. Eres muy débil.
-¡No lo soy!- se enojó, frunciendo el ceño con un puchero.
-¿Ves? Hasta no puedes enojarte sin verte débil. Eres la peor...
-¡No, tú eres la peor!
-¡No, tú!
-¡Que tú!
-¡Basta!- intervino Adagio y miró a Aria -. No seas dura con nuestra compañera. Tiene razón. Dejemos que trabaje con nosotras.
-Pero Ada...
-Ya lo oíste- le interrumpió, sonriendo con malicia -. ¿Quiere ser una humana completa? Pues le enseñaremos cómo se gana la vida los humanos aquí...a ver si sigue pensando que todo se soluciona con optimismo...
Esa noche, Aria y Adagio sacaron vestidos, maquillaje y productos hacia la cama de Sonata. La hicieron sentar y soltaron su coleta.
-¡Hey!- se quejó ceñuda.
-En este trabajo no puedes usar coleta- le dijo Adagio.
-Pero me gusta mi coleta...
-¿Quieres trabajar o no?- se quejó Aria y Sonata asintió sonriente enérgicamente. -. Entonces no te quejes y siempre, siempre, obedécenos, ¿entendiste? Si metes la pata, no nos hundas contigo.
Su cerquillo fue peinado a un lado. Pintaron sus labios de color fucsia y usaron una sombra de color azul más fuerte de lo que usa y pasaron delineador y rímel. Le escogieron los accesorios y la hicieron probar varios vestidos hasta que se quedó con uno strapless negro con su falda apretada en sus piernas. Mientras Adagio y Aria se terminaban de arreglar entre ellas, Sonata Dusk desconocía la joven reflejada en el espejo. Se suponía que era ella, pero no lo era.
-¿Seré modelo?- preguntó -¿O saldré en televisión? ¿Actriz? ¿Cantan...? No eso no. Cantamos horrible ahora.
-Algo así- se limitó en contestarle Aria saliendo del baño con una falda blanca corta y una blusa escotada.
-¡Cielos! ¿Aria?- la desconoció.
-Sí, lo sé, ¿No está deborable?- bromeó Adagio apareciendo también en el cuarto con el cabello lacio y un vestido de mangas que se amarraban al cuello y resaltaba su cintura.
-¡Wow! También te desconozco, ¡Pero estás muy linda!- sonrió, dando aplausos, emocionada.
-Veo que alguien ya se animó.
-Sí, al principio me costó acostumbrarse pero creo que puedo. Pero díganme, ¿Qué tengo qué hacer?
-Mira, iremos a...una fiesta- explicó Aria.
-¡¿Fiesta?!- celebró -. ¡Genial! Nunca me han invitado a una ya que no tenemos amigos.
-Sí, bueno, no es una fiesta en sí, sino una discoteca, un lugar para divertirse con música- explicó Adagio - y tienes que ser muy, muy amable con la persona que te indique que te acerques.
-¡Puedo ser muy amable!- afirmó emocionada -. Si es un lugar divertido al que vamos, ¿Puedo jugar con él?
-¡Eso!- dijo Adagio -. Jugar. Es lo que tienes que hacer. Jugar lo que él indique que hagas. Tú síguele el juego.
-¡Wow, es el mejor empleo del mundo!- se animó, emocionada.
-Sí que lo es- sonrió Aria a Adagio.
Con aún lo poco dinero que tenían, tomaron un taxi hacia el centro de la ciudad. Rato más tarde se adentraban a un lugar con música alta, llena de gente y oscura pero con varias luces parpadeando sobre la pista de baile. Mientras Aria y Adagio miraban fijamente a las personas, especialmente a los hombres, Sonata Dusk iba caminando con ellas al ritmo de la música. Moviendo las caderas, levantando los brazos y sin desprender su enorme sonrisa. Llegaron al bar y Aria pidió bebidas. Sonata estaba apoyada a la pared, mirando con inocente sonrisa y emoción a todos los humanos felices, muy juntos, abrazados, riéndose y otros hasta se besaban; lo que hacía a Sonata preguntarse qué sentirían los demás para llegar a tales actos como esos. Entonces sintió el calor de una mirada. Sonata desvió la mirada y un adulto joven la observaba mientras bailaba. Él la saludó con un movimiento de cabeza y Sonata le elevó la sonrisa, haciéndole de la mano enérgicamente.
Sin saberlo, había enviado una invitación y el hombre dejó la pista, para acercarse a ella.
-¿A quién saludas?- le reclamó Adagio y miró al hombre que caminaba hacia el bar. -. Cielos, te nos adelantaste...
-¿Eh?
-Escúchame con atención- le dijo, agarrándole la cara -. Pase lo que pase, sígueme el juego, obedece y sigue el juego de él.
-Ok- afirmó feliz y miró al hombre alto, de traje caro. –Holis- saludó sonriente y moviendo los dedos. Él sonrió de lado, mirándole el rostro.
-Vaya... ¿No eres una ternurita?
Y Sonata no pudo evitar sonrojarse.
-Oh, gracias. Mi nombre es Sonata Dusk, ¿y tú?
-Rain Shining.
-¡Mucho gusto, Shinning!
-Yo soy Queen- dijo Adagio y Sonata encarnó una ceja cuando recordó: "sígueme el juego", entonces soltó unas risitas que hizo que el hombre volviera la vista en ella.
-Eres encantadora- le dijo sonriéndole, pero Sonata no percibió que sus vistas iban de arriba a abajo de su cuerpo.
-Entonces...- habló Adagio -. ¿Te gusta mi amiga, eh? Podemos arreglar eso.
Sonata enrojeció y la acusó con la mirada.
-Ad...digo, Queen, no creo que quiera...
-Claro que quiero- dijo él, acercándosele. -. Eres la chica más dulce de este lugar, mejor dicho, que he conocido en mi vida- y levantó la mano para rozarle la mejilla.
-Ohh bueno...- balbuceó, sin saber qué hacer y Adagio la tomó de la mano para juntarla a ella.
-Ya te la preparo- dijo -. Mientras, conoce a Diamond- y estiró a Aria hacia él.
-No vinimos a conseguirme novio, sabes que no podemos sentir "eso", además vine a trabajar- le reclamó Sonata a Adagio mientras se alejaban.
-Sonata... ¡Es un juego! ¿Lo olvidas?
-Ooohh- recordó.
-Sí, así que sigue el juego o no ganaremos nada esta noche.
-Ok pero, ¿adónde me llevas?
-A un lugar más tranquilo donde puedan jugar- saludó con la cabeza a un hombre de traje blanco e ingresó a un pasillo con varias puertas.
-¿Cómo un salón de juegos?- dudó.
-Así es- se detuvo en una puerta, la abrió y la hizo entrar.
-Pero...- dijo, frunciendo el ceño viendo un cuarto con una cama grande y al fondo lo que parecía un baño -. Esto es una habitación.
-Concéntrate- le dijo y le dio un sobre pequeño blanco –. Del pequeño refrigerador, sacas una botella y sirves dos vasos. En el de él le pones el contenido de este sobre sin que se dé cuenta. Ya sabes, es parte del juego. De ahí haces lo que él quiera jugar hasta que se duerma, que lo hará enseguida ¿está bien? Igual no jugarán más que un par de minutos por la bebida.
-Pero...
-Y así ganaremos dinero para mantenernos las tres, ¿no es lo que querías?
-Sí, es lo que quiero.
-Entonces, obedece.
Sonata la miró irse, cerrando la puerta tras suyo y dejándola sola en la oscuridad de la habitación. Sonata suspiró y se sentó por la cabecera de la cama para encender la lámpara sobre la mesa de noche.
-Es un trabajo muy extraño...- pensó, mirando el pequeño sobre. -. Pero debo hacerlo bien. Por las tres- tragó saliva -. No son muy amables y peleamos mucho pero...son lo único que tengo- suspiró con tristeza.
-Entonces mereces consuelo.
Sonata levantó la mirada, ocultando el sobre tras ella y ver al hombre de piel crema, cabello azul eléctrico y ojos azul oscuro moderado.
-No es necesario que me lo dé- sonrió -. Yo sólo estoy para jugar.
-¿"jugar"?- se emocionó y cerró a puerta con seguro. -. Sí, con lo dulce que eres jugaría contigo toda la noche.
-¿En serio?- se emocionó, poniéndose de pie -. Pareces agradable, ¿Quieres ser mi amigo?
-Puedo ser más que eso.
-Oh...- recordó las bebidas. -. ¿Quieres beber antes de empezar?
El asintió, sacándose el saco mientras Sonata rodeaba la cama hacia el pequeño refrigerador conectado frente a esta. Sacó una botella larga con un líquido transparente. No era agua porque olía muy fuerte. Como sea, sacó dos vasos y los llenó, rompió un extremo del sobre pero apenas lo inclinó, se desbordó el polvo en el suelo.
-Oh, oh- jadeó. "¿perdí el juego?" dudó, parpadeando.
-¿Pasa algo malo?
-No, no- se dio vuelta y le estiró un vaso con una amplia sonrisa, pero se quedó tiesa al verlo sin camisa y quitándose el cinturón. Sonata dejó caer el vaso y retrocedió. -. ¿Qué haces?
Él sonrió, contemplando su dulce rostro confundido.
-Empezando el juego- sonrió, caminando hacia ella pero Sonata seguía retrocediendo mientras el corazón empezaba a palpitarle del pánico -. ¿No querías jugar?
-Sí, pero las bebidas...
-Olvida las bebidas- estiró los brazos, agarrándola de las caderas y trayéndola hacia él. -. Yo ya quiero jugar.
La cara de Sonata se enrojeció al contacto de su pecho fornido y desnudo. Aun inocente, trató de sonreír y se desprendió lentamente de él.
-Ehh, ok, pero ponte la camisa, ¿sí? No me gusta jugar así.
-Pero yo lo quiero así.
"De ahí haces lo que él quiera jugar hasta que se duerma" recordó Sonata, dubitativa. Tenía las cejas curvadas, incómoda de estar sola con una habitación poco iluminada con un extraño, aunque atractivo, a medio vestir.
Sus expresiones inocentes y dulces volvían loco al extraño. No resistía más y le tomó el rostro para besarla pero Sonata se soltó, agrandando los ojos.
-¡Eso no es juego!- le reprochó, queriéndose marchar pero la atajó agarrándola del brazo.
-Sí que lo es- y la tiró a él de nuevo -. Yo soy el gato...y tú eres el ratón.
-No me gusta este juego- soltó asustada y con los ojos vidriosos, lo que conseguía despertar más la pasión en el sujeto.
Él sonrió, bajando la mirada a su cuerpo y mordiéndose el labio mientras Sonata empezaba a forcejear con él. Pero la volteó, la volvió a apretar a él y acercó la boca a su oído.
-Siempre me gustaron las ternuritas- le mordió el lóbulo y bajó una mano, levantando el vestido y tocó su intimidad.
Sonata, del pánico, se quedó tiesa y recién todo encajaba en su lugar.
-¿Quieres...abusar...de mí?
Una fuerza repentina y ajena la llenó. Frunciendo el ceño abrió sus brazos de golpe que logró separar con increíble facilidad a su atacante. Ante su rostro shockeado, Sonata se giró y lo tomó del cuello, levantarlo y tirarlo contra la pared. Rain Shinning rebotó y cayó al suelo.
-¡¿Con que te gusto, no?!- exclamó puesta sobre él e increíblemente fuerte, lo dejó aplastado en el suelo con sus brazos -. ¿Soy una ternurita? ¿Crees que soy una niña...una...una débil?- y sus ojos se iluminaron de una luz azul claro, haciendo que el otro perdiera el movimiento ante el asombro mientras ella gritaba entre su rostro colérico y amenazante -. ¡SOY UNA SIRENA EQUESTRIANA CON MÁS DE UN SIGLO DE ANTIGÜEDAD, ATRAPADA EN EL CUERPO DE UNA JOVENCITA! ¡NO SOY UNA NIÑA Y NO SERÉ TU VÍCTIMA! ¡LOS SERES COMO TÚ SON POR LO QUE QUEDA DE MI RAZA NO PUEDEN CAMBIAR, SÓLO HACES QUE CREZCA SU RESENTIMIENTO Y SE NIEGAN A INTEGRARSE A SU MUNDO! ¿DE CUÁNTAS "TERNURITAS" TE HABRÁS APROVECHADO? ¡ME DAS ASCO! ¡PERO NO TE APROVECHARÁS DE NINGUNA MÁS!- y sintió la enorme necesidad de aspirar.
Sonata, con el rostro desfigurado de indignación, aspiró sobre él mientras se le inflaba el pecho, y una luz verde oscura salió del pecho del hombre, subiendo al pecho de Sonata. Cuando la joven paró, exhaló una humeante luz azul clara que se depositó suavemente sobre él, dejándolo inconsciente. Los ojos de Sonata volvieron a la normalidad y aquella fuerza que le hizo perder los estribos desapareció, haciéndola sentir miedo y nervios al verse sobre un cuerpo que no se movía.
-¡Sonata!- bramó Adagio abriendo la puerta de golpe.
-¡No sé qué le hice!- gimoteó Sonata y saliéndose sobre él.
-Solo duerme, eso hace el polvo que le serviste- le explicó Aria, acuclillándose sobre el hombre, revisándole el pantalón.
-¿Ah?- dudó Sonata, tratando de entender mientras gordas gotas de lágrimas se les desbordaban de los ojos.
-Somos "Dulces Sueños"- le dijo Adagio mientras sacaba pertenecías del saco. -. Les coqueteamos, le hacemos creer que intimidaremos con ellos, los dormimos y robamos lo que podemos.
Sonata la escuchó pero no podía dejar de ahogarse del llanto. Ella no había puesto el polvo en el vaso, él ni siquiera bebió lo que le sirvió. Ella se había transformado en algo que no sabría qué y le hizo daño. ¿Estaría muerto? ¿Ella era una asesina? Y reventó en llanto.
-Última vez que traemos a Sonata- dijo Aria fastidiada poniéndose de pie y guardando la billetera y un enorme reloj en su cartera.
-Vámonos antes de que alguien nos encuentre- mandó Adagio, tomando a Sonata de la mano y arrastrándola fuera del cuarto".
Rainbow Dash golpeó un puño la mesa, haciendo respingar a todas.
-¡¿Eso te hicieron tus "amigas"?!- bramó, indignada. -. ¡Pudo haberte violado!
Sonata vidrió los ojos y miró hacia un lado. Pinkie le tomó el hombro a Rainbow y le tiró una mirada suave.
-Dashie, tranquila.
-¿Cómo, Pinkie? Tal vez Sonata haya sido mala, ¡Pero no es su naturaleza serlo! Su inocencia y falta de conocimiento a la situación la metieron en grandes riesgos, y Adagio y Aria sabiéndolo aun así, la llevan a su "trabajo". Fue engañada y abusada por más de mil años por esas...esas...
-¡Basta!- le gritó Sonata, ceñuda mientras se le caían unas lágrimas -. ¿Crees que no lo sé? ¡Soy ingenua pero no tonta!
-¿Entonces por qué seguías con ellas?- le preguntó Fluttershy con suavidad.
-Ya les dije. Eran lo único que tenía- cerró los ojos, llevándose las manos hacia donde alguna vez le colgaba el amuleto –Éramos las últimas tres sirenas. Lo que sabía del mundo, lo sabía por su visión negra y negativa. Pero yo, por una razón, veía diferente. A veces me descontaba de sus planes y las hacía rabiar, pero no dependía de mí. Por más que lo intentaron, nunca pude ser completamente como ellas...completamente una sirena.
-Y tú madre tampoco- observó Sunset, haciendo que abriera los ojos mientras hipaba del llanto. -. Tu madre tenía tu visión y no se dejó corromper. Adagio y Aria te conservaron porque tenías cierta magia que ellas no y te hacía más fuerte que ellas. Esa magia, por una razón, está en ti pese que estés fuera de Equestria y aunque no tuvieras tu amuleto, se activó para defenderte de aquel hombre.
-¿Entonces sí lo maté?- entró en pánico, agrandando los ojos.
-No lo sé, Sonata. No sé nada de lo que acabas de contarnos- y apretó los dientes. Odiaba no saber qué rayos sucedía con ella y Sonata respecto a magia activándose. -. Pero me preocupa que a Adagio y Aria les pase lo mismo. Ellas no son como tú.
-Lo sé- suspiró, secándose las lágrimas -. Por eso necesito ayudarlas.
-Wow, wow, wow, wow ¡stop!- le interrumpió Rainbow, poniéndose de pie de golpe y mirarla fijo -. ¿Estás loca? ¿Después de lo que te hicieron piensas que porque hablarás de amistad cambiarán un día para el otro? ¡Ellas no son como tú!
-Puedo intentarlo- dijo, firme.
-Sonata, por ahora concéntrate en mejorar tu vida- le aconsejó Applejack. -. Después veremos cómo te ayudamos, ¿está bien?
-¡Applejack!- retó Rainbow. -. No la alientes.
-Nuevas oportunidades- interrumpió Sunset, haciendo que la deportista la mirara -. Yo cambié y era igual o peor que ellas. No le quitaremos el derecho a la esperanza y nuevas oportunidades.
-Está bien, Sunset, pero recuerda, no estás en Equestria como para que pongas fielmente en práctica sus costumbres ya que aquí, es nuestro mundo, las cosas son dif...
-¡¿Crees que no sé que no pertenezco aquí?!- le gritó pesadamente y ceñuda, levantándose de golpe hacia ella para abrir los ojos sorprendida -. ¿Esa fui yo?- dudó.
Y las demás asintieron, mirándola.
-Ouh. Lo siento, Rainbow.
-Descuida- se limitó en decir, para intercambiar miradas con las demás, como una señal y las demás asintieron. Especialmente a Applejack.
-Bueno- interrumpió Rarity mientras Sunset y Rainbow se volvían a sentar -. Sonata, ¿Qué pasó después de eso?
-Yo me quedaba en casa mirando la pared y ellas "trabajaban"- suspiró -. Se volvieron ladronas. Así era todos los días hasta que apareció Trixie- se interrumpió -. Creo que eso podemos dejarlo para después. Es decir, ya Trixie les contó todo.
-Aún me intriga su raza...- pensó Rarity -. ¿Cómo pudieron extinguirse así sin más?
-Bueno...según me contó Adagio, nuestra raza era limitada en número ya que el rol de ser padres no era para nada algo que buscamos y sólo se reproducían para poblarse. Para eso, dependíamos de un elixir de una recóndita parte de la cueva y bueno...ese lugar debías...ya sabes...como dicen ustedes, "cuando alguien se quieren mucho mucho mucho..."...aunque nosotros no podemos querernos de esa forma.
-Gracias, ya nos explicaron La Charla- exclamó Rainbow Dash mientras Fluttershy se sonrojaba de vergüenza.
-¡No la interrumpan que no entendí!- chilló Pinkie -. ¿Qué pasa cuando alguien se quiere mucho mucho mucho?
Applejack rodó los ojos y acercó su boca al oído de Pinkie. Medio minuto después Pinkie entrecerró los ojos.
-Pfff ¡Eso ya lo sabía! Hablan del sexo.
-¡PINKIE!- reclamaron todas y el rostro de Fluttershy parecía tomate mientras se escondía bajo la mesa.
-¡¿Qué?! ¡Eso lo que es! ¿Por qué dan evasivas? ¡Es algo normal!
-Como decía- interrumpió Sonata jugando con las puntas de su corto cabello -. La sirena pone un pequeño huevo, el cual crece por sí solo. De todas formas, nacemos ya desarrollados, por eso los huevos tardan años en romperse y no envejecemos. No existe ese amor de familia ni de ninguna clase. Era sólo una simple tarea para conservar la raza pero ya ven cómo terminó. Igual nuestro egoísmo y ambición nos hizo matar unos a otros.
-Entonces...si tu raza dependía del elixir para concebir...- pensó Sunset en voz alta.
-Sí, no puedo reproducirme.
-¿Y qué si te enamoras?- observó soñada Rarity - ¿No te importa o afecta no poder concebir el fruto de ese amor?- y Sonata sonrió con semblante serio.
-Como expliqué. Es imposible. Llevo más de un siglo aquí y comprobé que pese verme como ustedes, aún algo de mi raza conservo, y es no inmutarme a sentimientos ni necesidades como el amor.
-Eso es...triste- observó Pinkie Pie cabizbaja y Sonata sintió su energía dulce amargarse un poco, lo que le hizo torcer el gesto.
-Vamos, chicas, no todos tienen esas mismas prioridades- observó Rainbow Dash.
-Pero si no puedes sentir nada relacionados con esos sentimientos...- pensó Rarity a la exsirena, aún con el tema -. ¿Por qué entonces te sonrojabas antes de descubrir que ese tipo era un abusivo?
Y Sonata agrandó los ojos al mismo tiempo que sintió una punzada en el centro de su cabeza.
-Creo que ya fue suficiente por hoy-soltó Sonata llevándose una mano a la cabeza -. Demasiadas emociones y energías.
-Oh, claro, está bien- le dijo Fluttershy.
-¡Igual ya tengo que irme!- chilló Pinkie, viendo la hora en el reloj de Rarity...que casi se lo arranca. -. Cheese y yo vamos todos los sábados al centro a comer papas fritas sobre helado.
-¡ASCO!- exclamaron todas con diferentes caras de repugnancia.
-¡No! Es una combinación súper dúper deliciosa- y se paseó la lengua por la boca.
-Como ustedes...- susurró Rarity a Fluttershy y esta tiró unas risitas.
Sonata mientras tanto sintió la energía de la rosada diferente...demasiado empalagosa que la hizo sacar la lengua. "¡Iuk! Con que eso es amor...".
Rato después, todas terminaron sus bebidas y se fueron despidiendo. Mientras Sunset daba la espalda y se iba, las demás intercambiaron miradas con la vaquera y ella asintió una vez.
-Te acompaño- exclamó Applejack caminando de prisa tras Sunset mientras ésta caminaba hacia la esquina de la calle. -. Tu casa no queda muy lejos de aquí, ¿cierto?
-Sí y no es mi casa. Es de Celestia y Luna.
Applejack torció la boca.
Caminaron unos cuantos pasos en silencio mientras el sol del mediodía les quemaba el pelo.
La idea de ir a su casa, es tratar de llegar hasta el libro con el que se comunica con Twilight, ver la forma de sin asustarla ni que se enterara lo que hizo ayer, pedirle comunicarse con la princesa, cosa que veía difícil. La vaquera se había ofrecido fielmente al acercamiento ya que algo admitían Las Rainbooms; de todas las cinco, Applejack es quien mejor confianza le tiene Sunset Shimmer.
-Entonces...- empezó la vaquera y Sunset levantó sus ojos cyan hacia ella -¿Cómo has estado?
-Ah, pues, bien.
-Sabes a lo que me refiero. ¿Has tenido pesadillas?
Sunset se mordió el labio inferior, dudando. Applejack miró su reacción con atención.
-Ah, pues, no he tenido- le contestó sonriéndole mostrándole los dientes.
-Mientes- le dijo Applejack y Sunset miró sus pies, uno sobre otros mientras avanzaban.
-No, no es cierto.
-Caramelo...mientes cuando dices "Ah, pues" y te muerdes el labio- le sonrió de lado -. Te conozco lo suficiente.
"¡Demonios!", se quejó Sunset en su cabeza.
-Bueno, sí, aún las tengo pero no tan seguido, ¿Está bien?
-Sabes que puedes contar con nosotras- le dijo la vaquera.
-Yo...lo sé.
-Y si decírselo a cinco personas te parece demasiado- paró la caminata y le puso una mano sobre el hombro -. Puedes contar conmigo.
-También lo sé- le sonrió volviendo a mirarla -. Gracias.
Iban hablando de cosas banales cuando llegaron a la cuadra de la casa de Celestia, Sunset se apartó de su lado para ponerse frente a ella, caminando de espalda mientras le mostraba una grata sonrisa.
-¿Tienes algo qué hacer?
-¿Ahora?- preguntó para contestar negando con la cabeza.
-Bueno, Celestia y Luna están en un seminario de educación e iba estar sola la mayor parte del día. ¿Quieres quedarte a hacerme compañía? Podemos preparar el almuerzo juntas, ver si hay una buena película en la televisión o lo que sea- y se encogió de hombros.
-Eso sería genial- aceptó, sonriente. "y muy conveniente", pensó.
-¡Bien! Dime, ¿Qué te gustaría comer?
-Eh...no te gustaría saberlo...- y pensó en un buen plato de costillas a la barbecue.
-Podemos preparar una ensa...
-¡Sunset!- le llamó una voz a parte de la de ellas.
La joven se giró y tanto ella como Applejack se quedaron petrificadas viendo a Trixie Lulamoon al pie de la entrada de la casa, pero lo que más llamó su atención, era su pulcra, elegante y transformada apariencia. La joven de piel azul claro lucía un hermoso vestido color melocotón de mangas cortas con un corte en la cintura, que ceñía sus finas y casi imperceptibles curvas, y caía en una falda de tablones a unos siete dedos arriba de las rodillas. Un collar plateado de piedras preciosas resaltaba en su cuello y usaba pendientes brillantes, que en tan sólo ver los accesorios se veías costosos, en realidad, todo en Trixie se veía caro, desde sus zapatos negros de tacón hasta el peinado recogido en el que caía su cabello celeste grisáceo rizado y un cerquillo transformaban también su rostro, el cual estaba levemente maquillado pero le cambió la apariencia, haciéndola ver mucho más femenina y la sombra resaltaba el color rosa oscuro de sus ojos, los cuales dudaron al ver que Sunset Shimmer no se encontraba sola.
-Ouh. Estás con Applejack- se desanimó tratando de sonreír de sus labios pintados de color cereza y parpadeo, en el que sus pestañas negras y largas saludaron. - . No importa. Trixie vendrá más tarde o nos vemos en la escuela el lunes- decía mientras caminaba de retro hasta darse la vuelta para irse acompañada del característico sonido de los tacos al pisar el suelo y su falda acampanada danzaba al son del viento.
Sunset parpadeó y recobró el movimiento.
-¡Espera, Trixie!
Con el tiempo de calidad que juntas habían tenido, la joven de piel dorada iba conociendo algunas mañas o señales en Trixie. Cuando ella tenía ese pestañear, esa ausencia de seguridad en sus ojos y duda en su voz, era porque algo la andaba molestando. Trixie ya mucho la había escuchado a ella. Ya le tocaba su parte. Por eso Sunset miró a Applejack con verdadero pesar.
-Lo siento, ¿podemos dejar nuestra tarde para otro día?
La vaquera no pudo disimular su asombro al escoger a Trixie por sobre ella e inconscientemente miró a la irreconocible Lulamoon y después a Sunset, que mostraba cierto grado de culpa por postergar la tarde de calidad, pero a la vez esperanza a que su respuesta sea afirmativa. Applejack bajó los hombros, resignada.
-Claro. No hay problema. Igual, creo que falta de hacer una tarea en la granja y la abuela Smith me regañará si lo olvidé así que... no hay problema.
-Gracias- le dijo con una cálida sonrisa, llevando su mano a su hombro para después darle la espalda y recibir a Trixie a la casa.
"¡Vaya!" pensó la vaquera mientras caminaba hacia la parada de autobús que la llevaría a su casa "Esto sí que es una novedad" frunció el ceño "No confío en Trixie. Algo planea con Sunset. La quiere separar de nosotras y no voy a permitirlo. No ahora que es cuando más nos necesita".
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