Mientras que la luna redonda muestra su reflejo en el espejo, ante la penumbra de la noche en el lago cristalino, heme aquí observando ante las pequeñas ondas reaccionando al roce de mis manos en el líquido frío.

Estoy probando el resto de agua que se posiciona en mis dedos, no es dulce, sino salado, pero sin importar que, sigue siendo de mi agrado. Dulce manjar sudoroso, déjame nadar en las curvas, la brisa que de entre dos líneas se libera rozando y estremeciendo mi cuerpo bajo la platicada luz de la luna y su hermano gemelo.

Pequeñas manchas, ¿cuántos lunares se posicionan en ellas? Formando los cráteres de Selene y su perfección imperfecta, déjame morder, tocar y plasmar mi recuerdo en ti.