Capítulo 2: Lluvia.
*pov José*
En clases todo parecía bastante normal, como de costumbre. Ya habían pasado unos minutos, y la profesora aún no venía, miré hacia un costado con la cabeza recostada en mi mano y pude notar como Masino y Nico estaban jugando a quien tenía más fuerza, el cual Masi era el que estaba empujando con más fuerza a Nico. También noté que Manu estaba grabando y tomando fotos de la situación.
—Fundaco para el grupo equis de equis de equis de —dijo Manu acercando la cámara a la cara de Masino.
—¡Hey Masino! —grité.
—¿Qué quieres? ¡Ah! Conchatumare voy a perder —soltó una carcajada típica de él.
—¿Al final pudiste arreglar el problema de porqué Nico te pidió que te quedaras?
En ese momento Masi logró tirar al suelo a Nico. —Ni te creas Masi —dijo Nico antes de terminar de lanzarlo sobre él.
—¡Que bonito es el amor! —gritó Manu sacando muchas fotos. —Beso, Beso, Beso.
Masino se paró rápidamente, con un suave sonrojo y noté que Nico era un tomate. —Respondiendo a tu pregunta José su mirada reflejaba nerviosismo probablemente provocado por la escena anterior.
—Diga —dije riendome de su expresión.
—Callate. Sí, pude averiguar porque quería que me quedara, el cual es porque dijo que me está yendo para el pico en algunas asignaturas y me estoy dejando llevar por los videojuegos, aunque yo sé que no es así.
—El weón se preocupa por ti, ¿No te importa?
Hubo una pequeña pausa. —¡Ah! La profesora ya está aquí –observé como Masi se iba corriendo a su casa (asiento).
—Hmmm...
(. . .)
Ya era el momento esperado por todos, la hora de salir de la escuela; y en donde se encontraban todas las calles en silencio, ese momento que era adulado por mí y para las personas que le agradaban la tranquilidad.
Caminando por las calles empecé a sentir como aquellas gotas frías, comenzaban a rozar por mi cabello castaño, miré el cielo, el cual estaba nublado y de repente más de aquellas gotas aparecieron. —Conchatumare –dije antes de correr hasta una parada de autobús.
Por lo menos esperaré a que pare un poco de llover y luego iré a mi casa. —Hummm, todo es tan normal –miré hacia mis alrededores y éste era un sitio como cualquier otro, los autos pasaban normalmente salpicando con los grandes charcos que dejaba la lluvia; mirando hacia arriba estaba un techo gris oscuro, pero al voltear mi cabeza hacia la izquierda, noté que había un chico pálido y de cabello castaño, probablemente con la misma altura que yo; mirándome entre lágrimas. Lo primero que pensé fue: "el weón psicópata", pero como soy el psicólogo, decidí arrodillarme y hablarle, ya que él estaba sentado en el suelo.
—¿Quieres saber algo?, pues, pareces un psicópata mirándome así, pero we ¿Qué sucede?
—Nada importante, disculpame por mirarte de esa manera, no era mi intención en verdad –dijo él aún llorando.
—No me meteré en tu vida si eso quieres, ya que para mí eres un completo desconocido. Hay muchas razones para no llorar, aunque creas que no –dije dándole un pañuelo.
—Pues, ésta quizás sea una razón por la cual sería inevitable estar como lo estoy ahora; pero en verdad no importa y gracias por el pañuelo –secó sus lágrimas con él.
—Bueno —hubo una pequeña pausa. —¿Cómo te llamas?
—Me llamo Tena ¿y tú?
—José. Si quieres llorar hazlo, muchas veces sirve para desahogarse. Recuerda que aunque todo vaya mal, siempre habrán razones para sonreír –dije levantándome y apoyándome sobre la pared.
—Tienes razón... ya me debo ir, gracias José –dijo levantándose del suelo.
En ese preciso momento, él aún con la fuerte lluvia, corrió pasando al frente mío, en una manera de huir. Volví a mirar el lugar en donde el se había ubicado y noté un sobresaliente cuaderno de tapa roja, así que decidí levantarlo. —Se le ha olvidado esto, pues lo levantaré y si algún día nos encontramos, se lo devolveré –guardé el cuaderno en mi mochila.
La lluvia ya parecía disiparse así que corrí como lo había hecho ya hace unos minutos Tena.
(. . .)
Ya habían pasado unas horas desde que llegué a mi casa y miré mi teléfono, el cual marcaba que eran las 9:00 pm. Muy temprano a decir verdad. —Jugaré un rato y luego me iré a dormir, ya que no tengo ganas de nada más por hoy.
Y así hice, jugué un rato Osu, pero antes de acostarme me sentí desconcertado, miré mi mochila y allí estaba, el cuaderno de tapa roja. Lo abrí y en él se veía un hermoso dibujo con acuarelas. En el dibujo se mostraba a un niño de cabello castaño abrazando a lo que parecía ser, su abuela; sus colores eran tan vivos, que hasta podría mostrarse el cariño de ese niño por su abuela, también en éste se podía ver que en el fondo había un hermoso rosal y también árboles. —Este chico dibuja bien. Espera, hay una nota debajo de éste.
"Querida abuela, aún recuerdo aquellos días en los que te podía abrazar, sentir tu cariño y sentir el amor que nadie nunca me había dado, contigo me sentía tan protegido... Y aún no sé porque te tocó a ti sufrir aquella enfermedad. ¿Sabes?, dicen que a las personas más buenas las necesitan en el cielo para cumplir su labor de ángeles. Tú sin dudas, cumpliste tus propósitos sobre la tierra, para mí, un chico de 11 años que aún quería sentir el calor de tus brazos. Pero pase lo que pase yo te seguiré recordando en cada sonrisa, en cada estrella, en cada gota de lluvia, en mi corazón y en mis pensamientos, porque yo te amo abuela y jamás dejaré de hacerlo, aunque no estés en tu estado físico. Te hice este dibujo para recordarte como una de las personas más importantes de mi corta vida."
Me quedé inmóvil por unos minutos por leer aquello que parecía tan privado ante los ojos de los demás; un niño de 11 años, con pensamientos desarrollados y todo un prodigio artístico; él me sorprendía. —Mejor me iré a descansar ya.
Las gotas de lluvia hacían presión sobre mi ventana, el ruido que provocaba éste, era reconfortante, tan racional a la tristeza que le generaba a muchas personas, aunque lo único que lograba hacer en mí, era caer en un profundo sueño.
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