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Capítulo 5. Elena.

Oli y yo caminamos a su auto, pasamos un poco de trabajo al salir porque el club está aún abarrotado. Hubiese deseado pasar un rato agradable con él y bailar como lo hacíamos antes. Ahora todo es trabajo, casa y luego trabajo no es que sea la persona más festiva pero me encanta salir, danzar, tomar algún que otro trago sin exageraciones obvio, compartir con amigos. Extraño mis días en el campus.

Mientras voy de la mano mis pensamientos me envuelven. Él quita el seguro del auto y automáticamente abro la puerta para sentarme. Pone su mano sobre la mía y la cierra, me gira hacia él y mi espalda descansa sobre el auto. Vuelvo a mis sentidos y me quedo observándolo detenidamente. ¿Qué estará tramando? Tiene una mirada rara, un poco escalofriante. ¿Se habrá dado cuenta del papanatas?

-¿Por qué estabas sola en ese club? Sé que lo estabas porque tuviste que llamar a Star -Mierda, ¿qué digo ahora? Me muerdo los labios por dentro-. No quiero ser posesivo contigo Elen pero no me gusta la forma en la que saliste de este lugar. Tú querías celebrar y cuando llego te quieres ir. Algo no está bien. No te quedes en silencio -Inhalo ligeramente.

-Cariño, lo que sucede es que Star ha encontrado a un chico hoy y espero que sea el indicado la verdad, y pues le pedí que fuera con él que no se preocupara por mí. Me dediqué a esperar por ti y luego cuando oí tu voz sólo sentí ganas de irme, no quise ni despedirme frente a frente sólo llamarla y salir -se queda interpretando todo lo que le he comentado y me abraza luego de segundos.

-Estoy un poco paranoico, pero pensé que te habrían molestado y sólo sentí ganas de volver al lugar y actuar de forma sobreprotectora. Lo sé, es una mierda lo que quería hacer, por favor, no te enojes conmigo -me aparto para observarlo y le pongo mis manos en su rostro.

-Debes trabajar esos celos, no nos hace bien a la relación. Regresemos a casa, ¿si?

Asiente con la cabeza, me besa la frente y me abre la puerta para que tome asiento. Da la vuelta al lado del conductor y al encenderlo partimos derecho a casa. Al llegar estaciona en el frente del garage y los dos salimos del auto. Me dirijo a la puerta principal y saco las llaves para abrir y entrar a casa. Oli me sigue y entra al garaje para abrir el portón y resguardar el auto. Tomo las llaves del mío y los dos estacionamos dentro.

El silencio es perturbador pero no tengo ganas de decir una palabra. Camino rápidamente hacia la cocina y preparo el almuerzo de mañana, al finalizar dejo todo limpio y ordenado. Oli llega y se detiene a mirarme recostando su cuerpo a la pared. Quizás él piense que estoy molesta con él pero no lo estoy. Por algún motivo es al revés, estoy molesta conmigo misma. ¿Cómo pudo mi piel erizarse con ese extraño?

Me giro de espaldas para que no observe mi rostro frustrante. ¿Qué me está pasando sólo es un idiota? Apoyo mis manos en la encimera y respiro lentamente, no quiero llamar la atención de Oli. Sin darme cuenta él se me acerca por detrás y me abraza por el estómago. Al sentir el cosquilleo con su toque pongo mis manos sobre las suyas, y tumbo mi cuerpo de espaldas contra el de él posando mi cabeza en su pecho.

-Nena, perdona mi estupidez, sé que de alguna forma te he molestado y no es justo. Se supone que es un día de celebración, perdona por no estar para ti.

Me doy la vuelta de frente a él, es simplemente hermoso. Pongo una mano en su pecho haciendo círculos en su pezón y con la otra agarro su pelo ligeramente para enredar mis dedos. Él cierra los ojos automáticamente y abre su boca al llegarle el placer del tacto. Esa imagen prende fuego en mi interior y arrastro su cabeza hacia mi boca. No le beso, sólo juego con él como si fuera mi presa, el ataque nunca es rápido es lento hasta que duele.

-¡Mmmm! Por favor, bebé bésame, no me dejes así estoy muriendo aquí y mis pantalones están al reventar -Sonrío levemente, me encanta sentir que llevo el control.

Con mis labios rozando los suyos hago movimientos como si quisiera besarlo pero no. Bueno, simplemente el no aguantó tanta presión. Abre sus ojos rápidamente y me sujeta fuerte de la cintura para sentarme en la encimera bruscamente. «¡Guau! Se viene sexo fuerte. Gloria a ti, mi amor. Despierta al neanderthal dentro de ti». Intento dominarlo pero no lo admite.

Me sujeta de la nuca con ambas manos y coloco mis piernas alrededor de su cintura. Mi vestido deja mostrar toda mi intimidad y él mira mis muslos deseando todo a su paso. Con una mano pasa la yema de sus dedos por el interior dejando un cosquilleo por toda esa zona. Recuesto mi cabeza hacia atrás y el nota mi incomodidad en la posición. Me carga sin apartar su mirada de mis ojos y me pone sobre la isla.

Siento el frío de la superficie en mi piel, de un tirón me quita las bragas y sus dedos hacen camino a mi punto G, no lo pude suprimir se me escapa un grito. Él sonríe porque me tiene como quiere, a su merced es como un juego de dominación donde definitivamente no hay perdedores, ni vencidos, sólo nosotros dos en un ciclo infinito de lujuria y deseo. Deja caer su pantalón y bóxer en el proceso.

Su miembro es potente y grande, que me invada en este momento es lo único que deseo. Me acerca más al borde y lo coloca justo ahí. Siento la intrusión con un poco de dolor al estar tan excitado. Me baja el vestido por los hombros y se queda en el medio. Mi desnudez es en cierto modo total porque lo único que cubre es mi cintura. Al sentirme cómoda con la penetración Oli lo nota y agarra el vestido que parece más bien una cuerda a mi alrededor.

Comienza sus estocadas, no son para nada sutiles, es salvaje y embriagador. El sonido de nuestros cuerpos en guerra, el sudor recorriendo nuestros cuerpos, el éxtasis loco por asomarse en la fiesta. Todo es tan jodidamente perfecto, por Dios. Pero él no me permite correrme y sale abruptamente de mí. Peleo por su regreso pero me detiene sujetando mis manos que iban directo a su miembro.

Me levanta y me besa mordiendo mi labio inferior a su antojo, su lengua haciendo estragos junto a la mía. Me baja de la isla y pone mis manos sobre ella dejando mi trasero en el aire. Me frota las nalgas con deleite y sin medida. Hice ademán de buscar su boca y me cercó con su cuerpo sobre mí. Toma mi boca con un beso fugaz y lleva mis manos a la espalda. De nuevo me invade y la sensación es más placentera porque estoy en una posición que adoro.

Me monta a desmedida. ¿Será un sexo de reconciliación? Los mejores del mundo en verdad. Vuelvo a mis pensamientos morbosos al sentir las millones de sensaciones fluir en mi interior. Las estocadas son más rápidas y se acerca el final de esta batalla. Con un grito gutural nos abandonamos al orgasmo más increíble que hemos vivido. Nuestras respiraciones van desbocadas e intentamos recuperarnos.

Oli libera su agarre y sale de mí. Me carga en modo de nupcias para llevarme directo al cuarto. Entrando cierra la puerta con su pie. Me deja de pie en el suelo y lo veo dirigirse al baño. Aprovecho para quitarme el vestido, creo que se rasgó, no se ve con buena pinta. Lo dejo rodar por mi cintura hasta los pies. A su regreso hacia mí me toma de la mano y lo sigo. Dejó preparada la bañera con velas aromáticas.

Siento el agua correr aún, está llenándola con agua caliente. Lo miro mordiéndome los labios. Sabe como llegar a los puntos exactos cuando se trata de cambiar mi humor. Con una señal entro en el agua. El olor a limón y canela es totalmente divino. Se quita toda su ropa, su cuerpo es pura perfección. Se adentra junto a mí, nos miramos en un silencio que ya no es incómodo. Rompo la tranquilidad, creo que es necesario decir lo que llevo dentro.

-¿Oliver? -me mira expectante y cierra el grifo- Te quiero mucho y nunca estuve molesta contigo amor. Yo solamente te extrañé. Quiero siempre celebrar contigo mis metas. Tú, eres mi vida.

-Y yo junto a ti. Sabes que eres mi todo, ¿lo sabes? -Pasa sus dedos por mi rostro y yo le froto su mano en respuesta a que lo sé.

Pasamos unos minutos relajándonos y dándonos cariño de sobra. Salimos para aclararnos la espuma en la ducha. Él me seca con la toalla dejándome la piel lista. Al finalizar todo en el baño fuimos juntos a la cama y nos metimos bajo las sábanas. Nos abrazamos uno al otro dejando restaurada la paz y la armonía.

Al amanecer todo brillaba con fuerza dentro del cuarto, la luz es intensa. Me estiro un poco y trato de adaptarme a la claridad. Miro el reloj y me alarmo. «Rayos, es supertarde para mí». Me quito las sábanas de un tirón y salgo corriendo para el baño. Oli balbucea algo que yo misma ni alcanzo a oír. Me cepillo los dientes a alta velocidad, tomo una ducha rápida y salgo directamente al clóset vestidor y saco lo primero que veo un vestido violeta de corsé con su chaqueta a juego es un poco floral pero no tengo tiempo para más. Veo de reojo a Oli levantarse pero no me detengo a prestarle atención.

-¿Amor? ¿Por qué estás tan apurada? -se restriega los ojos para espabilarse.

-Oli se me ha hecho tarda carajo. Por favor, desayuna algo yo comeré algo fuera.

Me miro al espejo del tocador. ¿En serio?

-¡Aaaaay! Hoy no es mi día.

Me paso los dedos por el pelo y hago un intento de coleta frustrante. Me saco unos flecos delante y me pinto los labios con un rosa pálido para dar más o menos vida a mi rostro. Le tiro un beso a Oli y él me sujeta y me besa. No le importa su aliento mañanero y a mí realmente no me molesta. Fue rápido y después me deja ir. Tomo el bolso con mi laptop y las llaves del auto. Parto lo más ágil que puedo hacia la editorial.

Llegando al parking espero que no me vean a estas horas. Estaciono, tomo mis cosas y salgo casi corriendo para el lugar de mis sueños. Al cruzar la calle y caminando por la cera de repente me vibra el celular es un mensaje. Veo la notificación y es Star. Sonrío porque al parecer quiere que nos juntemos en el almuerzo. Dejo de mirar al chocar con alguien, trato de que no se me caiga el celular de las manos. Quiero levantar mi vista para pedir disculpas por mi distracción pero siento esa voz perturbadora de nuevo.

-Buenos días, diosa del Olimpo -Abro mis ojos como platos y los bellos de la piel se me erizan, lo miro horrorizada.

-Tú otra vez -dime que no es coincidencia que vea a la misma persona dos veces y la misma situación embarazosa.

-No te alegras de verme preciosa -Reacciona Elena, por favor. ¿Qué pasa con mi cuerpo?

-Obviamente es una burla del destino tener que ver tu odiosa cara de nuevo. Hazme el favor y desaparece -Paso por su lado evadiéndolo y continuando mi camino.

Miro ligeramente hacia atrás y me está siguiendo. Por Dios, ¿qué hay con este idiota? Entro al lugar y él continúa su camino en dirección a las instalaciones. Me detengo sorprendida. No será que este hombre trabaja aquí, ¿verdad? No, no puede ser. Saluda a la mujer del lobby y ella le responde con una sonrisa. Se dicen algo que mis oídos inservibles por el impacto del momento no alcanzan a oír. Estoy en un estado de shock.

Obligo a mis piernas a moverse y saludo con un buen día poco audible. Siento mi vista un poco nublada y camino hacia los asientos. Tomo aire tratando de calmarme.

-¿Estás bien? No quise asustarte. Yo soy editor aquí, no soy un acosador. ¿Quieres un vaso de agua? -Lo miro detenidamente sin expresar nada es una situación un tanto confusa.

-No te preocupes te mostraré tu oficina y escritorio. Por favor, relájate -asiento con la cabeza.

Camino detrás de él por un pasillo que dan a unas escaleras y subimos sin mediar palabras. Al estar en el segundo piso me muestra otro pasillo que va hacia la zona encima del lobby. Abre la oficina y es encantadora por las vistas a la calle y la claridad de la luz que entra por los grandes ventanales. Todo está hermosamente decorado y por un instante me olvido del extraño que está junto a mí. Doy pasos hacia los ventanales y me quedo maravillada con la visión.

Embobada con todo no siento al intruso detrás de mí. Hago un giro rápido y pierdo mi equilibrio el me sujeta por la cintura y yo me apoyo en sus hombros. Nuestras miradas se conectan por un tiempo prolongado sus ojos son preciosos e inspiran seguridad y deseo. Bajo a su boca es desconcertante. De repente siento que sus manos me acercan más a él y el calor comienza a recorrer mi cuerpo a la velocidad de la luz.

Trago en seco, reacciono y me aparto lejos. Me rasco la nuca y me doy aire en la cara con mi mano derecha rápidamente. Él lleva una mano a su boca en puño cerrado y se aclara la garganta. Yo no quiero volver a mirarlo nunca más es perturbador. Comienzo a mirar a mi alrededor y él hace el intento de hablar pero no lo hace, se queda callado. ¡Qué situación más incómoda por Dios! Parecemos adolescentes.

-La oficina es... -Hablamos al mismo tiempo-.

-Tú primero, por favor -le digo apenada-, o mejor dicho. Usted primero.

-No me trates de usted -se despeina con las manos y luce hermoso. «Elena estás babeando»-. Perdona, si te he puesto en una situación incómoda. ¿Puedo ser sincero contigo?

Ahora mi corazón está latiendo acelerado. No se supone que esto sea así pero quiero saber lo que el extraño atrevido quiere decir y asiento.

-Eres una mujer hermosa -está como en una lucha porque se debate en lo que quiere decir-. No debiera decir esto porque mi objetivo de editar tu libro se puede ir en cualquier momento al desastre pero desde la primera vez que te ví quedé loco con tu personalidad. Después, te vi en el club y no pude evitar acercarme a ti.

-Me estás queriendo decir que me vistes antes. ¿Cuando fue eso? -ahora esto no tiene ningún sentido.

-Desde que casi me provocas una lesión con la puerta de tu auto, en el restaurante de mi amigo, el futuro novio de tu amiga y luego ya sabes -jodido infierno, soy una distraída.

-Lo siento por lo de mi auto

-Me puedes compensar eso -Espera, ¿quién dice que te debo algo?

-No te debo nada, pedí disculpas hace mucho -y esa cara de triunfo, no te acerques idiota, rompes mi autocontrol-. ¡Aaah! No te muevas quédate donde estás.

Continuó evadiendo mis palabras casi ruegos y me aprisionó en los archivos. Su boca estaba muy cerca de la mía y la temperatura de su cuerpo me descolocó quedé estática mirando su boca desconcertante. Rozó la comisura de mis labios, oliendo mis cachetes hasta que posó sus labios sobre mi oído. Mi cuerpo está vibrando por dentro. «Termina de decir lo que vas a decir, sé rápido».

-Almorcemos juntos y de paso me comentas de tu libro. Ponte a gusto en la oficina -Es eso lo que ibas a decir. Completo idiota y yo toda nerviosa.

Se separa de mí y lo miro con cara de decepción.

-¿Esperabas algo más nena? -me mira con una sonrisa ladina.

Acabo de caer en su trampa, me odio por eso. ¿Qué esperabas Elena? Además, tienes un novio. Mierda esto se ha salido de control. Salgo del encierro y el intruso me toma del brazo y me aprieta a su cuerpo sin dejarme liberar.

-¡Suéltame! Pero, ¿quién te crees que eres?

Sin previo aviso me sujeta por la nuca y roba un beso. Yo toda tonta le correspondo. Sus besos saben a miel. ¡Guau! ¿Qué habrá desayunado? Entro en mis sentidos y lo empujo brusco, seguido de una cachetada en su rostro.

-No lo vuelvas a hacer más nunca en tu vida -me limpio con el puño y él sonríe tocándose el rostro.

-Nos vemos en el almuerzo y no te atrevas a evadirme es de trabajo, ansío ver tu borrador -me guiña un ojo y sale de la oficina cerrando la puerta a su paso.

Me toco los labios con suavidad. Me gustaron esos labios, ese beso. Trago en seco y pienso en Oliver. Mierda la he cagado. Tomo asiento en la silla del escritorio. Todo se ha convertido en una locura y es mi editor. ¿Cómo lograré que este enredo se enderece? Suspiro y mentalizo. Yo quiero a Oliver y eso no puede cambiar. Olvida este asunto y revisa la agenda de la empresa. Ya se me ocurrirá como solucionar este mal entendido.

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