Esto Sí Pasó - Capítulo 8
—¡¡¿T-T-T-T-T-T-Tu qué haces acá?!! —gritó de repente Roxana al verlo en una de las carpetas de su salón.
—Se dice "buenos días" —respondió Tom fríamente, pero denotando que quería reírse— La clase está a punto de empezar señorita, debería sentarse.
Roxana no podía salir del asombro, si bien iban en el mismo ciclo y en la misma universidad, ella estudiaba durante las mañanas y él durante las tardes. Así era hasta el ciclo anterior, ahora Tom se encontraba en su mismo salón y ella no estaba segura de cómo tratarlo. No se habían visto desde el incidente en el parque. Tuvo curiosidad por su ex, pero no la vio en su salón por lo que confirmó que habían terminado en serio. Para buena o mala suerte, la única carpeta disponible estaba detrás de él, ambos al fondo del salón y cerca a la puerta de entrada y salida. Aún frustrada por la burla tomó asiento y se dispuso a refunfuñar hasta la llegada del profesor, quien a su vez vino con el decano de la carrera para dar la bienvenida a todos a un nuevo ciclo. El decano solo dio un discurso breve y dejó a cargo al profesor para que continúe con la clase del día. Lejos de comenzar con teorías y demás, el pedagogo se tomó un tiempo para conocerse con todos y hacer las respectivas presentaciones. Fue en esta oportunidad donde Tom y Roxana se conocieron formalmente con nombres y apellidos, además de lo más básico de ellos mismos. Durante su relación recordarían mucho este momento, más que nada por el contexto previo.
—Mi nombre es Tomás Daniel Durán Torres, tengo 18 años, entre mis anhelos está el poder viajar y crear mis propios proyectos orientados al lenguaje audiovisual. Mucho gusto con todos.
—Mi nombre es Roxana Abril Albornoz Rey, tengo 18 años, sueño con graduarme y llegar a lo más alto de mi carrera, ser una periodista con vocación a la seriedad y la verdad. Espero poder llevarme bien con todos y cuenten conmigo para lo que necesiten.
Esta fue la presentación de ambos. A muchos les llamó la atención los particulares ojos de Tom, pero decidieron no prejuzgar y llevar la fiesta en paz. "Parece buen chico, aunque con un semblante triste" pensaron algunos de sus compañeros. "Es muy linda, se ve amable" pensaron sobre Roxana. Ambos tenían problemas en sus respectivos pasados, pero de alguna manera sabían sobrellevarlo y disimular que todo estaba bien para ganarse la confianza de quienes los rodeaban. Para Roxana, el problema era su papá quien empezó a tener viajes tan largos que ocupaban casi todo el año, lo extrañaba demasiado y su mamá que empezaba a tener más trabajos freelance fuera de casa. "¿De qué sirve una casa tan grande si voy a estar sola la mayor parte del tiempo?" pensaba constantemente.
Por parte de Tom, tenía su más reciente rompimiento con Naiara. Dejó la tarde con el temor de que surgieran rumores. Pese a que no fue así, pensó que era tiempo de nuevos aires y se cambió el turno, cambio que coincidió con el cambio de horario de su trabajo de medio tiempo en un minimarket de su barrio. En suma, los problemas económicos de su familia del cual ya estaba saliendo y otros problemas más internos que venía arrastrando desde muy niño.
Durante el día casi no se dirigieron la palabra, pasaría mucho rato antes de tener la confianza de comenzar a hablar de otros temas más ligados a su carrera y a ellos mismos, que no tuvieran que ver con el evento de anime o con la ex de Tom. Roxana no podía evitar observarlo, lo tenía al frente y era su principal fuente de distracción ante lo aburridas que podían resultar las clases. Veía a un muchacho muy pensativo, que variaba su atención demasiado entre la pizarra y las musarañas, como si su alma no estuviera ahí y solo viera una coraza vacía. Recordó varias veces, durante esos primeros días, la expresión de tristeza del joven de aquel día en el parque. Pensó en animarlo, por lo que cada vez que tenían la oportunidad de cruzar palabras, ella buscaba hacerle reír. Tom era muy severo con ella y es que había sido testigo de una faceta muy vergonzosa.
Con el paso de las semanas notó un cambio de actitud en Roxana y no pudo evitar seguirle el juego. De una actitud sarcástica y desafiante, pasó a una más amable, buscaba hacerle reír de igual manera y entre ambos hicieron de esos primeros meses de un nuevo ciclo una experiencia amena. Fue Roxana quien integró a Tom en el nuevo turno. No tenían muchos amigos cercanos, puesto que, cuando hablaban, era como si se formara un nuevo universo en el que nadie más se podía meter. Sus compañeros los veían con una sana envidia por la química empalagosa que se estaba formando. Común se hizo escuchar risas al fondo del salón, pequeños golpes que Roxana hacía al patear la carpeta de Tom para molestarlo, llamadas de atención de algunos profesores hacía los tórtolos, entre otras divertidas eventualidades. Con el tiempo, lo vivido en el salón se trasladó a los pasillos y a la hora de salida, ya que Tom comenzó a acompañar a Roxana hasta la esquina de su casa, pasando por el parque aquel tan bonito. Una persona que se integró al salón a medio ciclo, curiosa por ambos, le preguntó a un compañero cuánto tiempo llevaban esos chicos de novios. Sorprendida quedó al saber que ambos, por muy unidos que se veían, eran de todo menos pareja.
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