Esto Sí Pasó - Capítulo 23
—Y eso fue lo que pasó —comentó Catalina, había llorado mucho durante su explicación de los hechos, pero pudo calmarse una vez se desahogó en su totalidad. Tomás la escuchaba atentamente.
—Siempre algo me olía mal con ese tipo y creo que te lo comenté algunas veces.
—Si, lo hiciste, pero doña estúpida no cuestionaba nada. Solo lo veía como alguien con mala suerte, le requintaba los gastos excesivos que podía notar, pero más allá de eso jamás pensé que caería tan bajo.
—En verdad lo siento.
—No lo sientas, no es tu culpa, soy yo la mongola que no quiso darse cuenta. A todo esto, ¿Qué haces aquí, en horas de trabajo?
—Pedí permiso a los jefes para venir a verte, solo me pidieron que vuelva lo más pronto posible y con una respuesta de tu parte.
—¡¿Por qué sigues aquí entonces?! Deberías regresar.
—¿Y dejarte sola? Ni loco que estuviera.
—Pero... yo...
—Cata, ven conmigo al trabajo, sé que no te sientes del todo bien y es cruel mi petición, pero en verdad, al menos hoy, no quiero dejarte sola. Vamos solo para que los jefes sepan que estás bien y que podrás continuar otro día.
—¿No me han despedido?
—No. Iban a hacerlo mañana, pero si vas hoy te tendrán en cuenta. Aprendieron a valorar tu trabajo y no te quieren perder.
—Vaya... no quisiera ir, la verdad, pero si tengo oportunidad de conservar el trabajo...
—Así se habla —exclamó Tom emocionado— te esperaré e iremos juntos. Alístate con ropa de calle casual para que no te hagan quedar, en el camino pensaremos en una explicación convincente sin salirnos mucho de la verdad. Tengo ideas, pero necesitaré la denuncia por desaparición si aún la tienes.
—Si, la tengo. Está bien, te haré caso... por esta vez... no tardaré.
Tras esto, Catalina tomó una ducha y se alistó para ir a la oficina. Ya eran horas de la tarde, pasado el almuerzo. Hablaron con sus superiores, tuvieron que exagerar la situación y descartar los detalles vergonzosos. Le otorgaron el resto de ese día a Catalina y le descontarían los anteriores. Ella accedió a regañadientes. A Tom le pidieron que la cuide ese día también, no habría descuento para él, pero si debían volver al día siguiente ambos y retomar sus funciones.
Al salir, Tom le invitó a comer, fue la primera comida decente que ella había tenido en días y pidieron un plato adicional para que pudiera cenar. Volvieron a su casa, pero Tom se negaba a irse. A él le preocupaba que ella hiciera alguna locura o que su ex pudiera aparecer de pronto. Quería protegerla al menos durante un tiempo. Se llevó unos buenos insultos y golpes por parte de Catalina, pero finalmente accedió. La rutina de Tom cambió radicalmente durante las siguientes 2 semanas:
1. Tom no se iba a quedar a dormir, pero si hasta que Catalina se quedara dormida. Celular escondido durante toda la noche.
2. Tom vendría temprano a por ella para ir a trabajar, los primeros días la despertaba con el sonar del timbre y para los últimos, ella ya se despertaba temprano por su cuenta.
3. El almuerzo lo preparaba él, para los dos, y la cena la preparaba ella. Catalina era rutinaria los días de semana y por sus malos recuerdos, pensaba en comenzar a variar, pero se dio cuenta que no tenía sentido. Más aún si quería conservar su trabajo.
4. Terapia. A Tom le ayudó en su momento y supuso que con ella pasaría igual. La tomaba en las tardes después del trabajo. Él mientras tanto esperaba afuera para llevarla de vuelta a casa.
Todas estas reglas, aunque sonaban extremas, en verdad ayudó a mejorar la confianza de Catalina y ayudó a alejar a su ex, quien en cuatro ocasiones intentó volver. Tres veces por llamada desde distintos números, de las cuales dos él respondió por ella y al tercero ella misma respondió. Y la cuarta de forma presencial, donde discutió con Tom, pero desistió de sus intenciones tras recibir un duro golpe en el rostro por parte de Catalina. "Vuelve a joderme y te juro que te denunciaré por acoso hijo de puta" sentenció. Fue este hecho precisamente el que le dio a entender a Tom lo fuerte que su amiga en realidad era y le dio la tranquilidad de volver a dejarla sola para que vuelva a ser la de antes. Por supuesto, ella siguió yendo a terapia y fue mejorando su actitud. Lento pero seguro. Las sonrisas en la agencia volvían.
—Creí que habías dejado de fumar —le dijo Tom un día cualquiera, pocas semanas después.
—Si, esto es solo por el estrés de hoy. Ha sido un día duro.
—¿Me invitas?
—¿Tú? ¿Fumar? —dijo incrédula y sarcástica
—¿Fumo? No. Solo para probar.
—Déjame grabarte cuando lo intentes please.
—Entonces mejor no.
—Ok, ok, no te grabo. Ten... esto será bueno.
Tomás hasta ese momento nunca había fumado, ni lo había intentado, el olor le era insoportable si se exponía mucho tiempo. Pero había visto a su amiga hacerlo tantas veces, de forma tan fácil que no pudo evitar sentir curiosidad. Tomó un cigarrillo nuevo que ella le dio y él mismo lo encendió. Jaló el humo como creía que se hacía. Ella le daba indicaciones, pero como era previsible, todo salió mal y Tom terminó tosiendo y botando humo por la boca. Se le quedó el sabor de la nicotina en la lengua.
—Jajajajaja, zanahoria una vez, zanahoria por siempre jajaja —repetía ella riendo mientras le daba palmadas en la espalda para que no se atore.
—Qué asco, definitivamente... no lo intentaré de nuevo.
—De lo que te pierdes, agradezco que no lo desperdiciaras —dijo ella mientras le quitaba el cigarrillo de las manos y se lo ponía en la boca.
—Beso indirecto... —le dijo Tom esperando avergonzarla y devolverle parte de la burla.
—No somos niños huevón. —respondió secamente, aunque en el fondo sí le causó algo de pena y siguió fumando por darle la contraria. —¡Ah que cojuda que soy! —exclamó gritando tras recordar algo.
—¿Qué pasó ahora?
—Recordé que te conté todo lo que me había pasado, pero hasta ahora tú no me has contado nada. Vivo te crees ¿No?
—Ah... eso...- respondió Tom nervioso.
—Esperabas que me olvidara ¿verdad? Lo prometiste.
—Es cierto, lo prometí, ahora debemos volver así que tendrá que ser otro día.
—Nada de otro día payaso. Saliendo de acá. Un café.
—¿Lo dices en serio?
—Si, cumple tus promesas.
—De acuerdo... ah... conozco uno en la calle Ágape.
—Ese lugar es antiguo, han abierto uno nuevo en unas calles más arriba. Por sus redes se veía como un lugar cálido y moderno. Quería visitarlo con... ya sabes... pero nunca tuve chance.
—Pues... si te parece bien... vamos a la salida entonces, pero te advierto que oirás una historia surrealista.
—¿Más que la mía? Lo dudo papito.
—¿Cómo se llama ese lugar, por cierto?
—Se llama Espressiones.
—Buen nombre, me pregunto si tendrán espresso.
—¡Ah! chistoso te crees.
—Jeje, lo siento ¿Qué bebidas te gustan? —preguntó Tom mientras ambos se dirigían a las escaleras, de vuelta al área de trabajo.
—Soy más de bebidas calientes y dulces.
—Mira tú, yo también.
—Perfecto, pedimos bebidas y dulces diferentes para compartir ¿va?
—Hecho.
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Nota de autor:
Hola a todos, seguro se preguntarán ¿Por qué una nota de autor tan pronto? La respuesta es simple. Cómo habrán notado, ninguno de los capítulos ni de esta ni de la novela anterior lleva títulos.
Sin embargo, los siguientes 4 capítulos sí que los tendrán mientras que el último será algo especial. Estos títulos además tendrán de prefijo la palabra Final. Es decir que tranquilamente pueden tomar cada capítulo como un final para toda esta historia.
Descuiden que entenderán lo que digo en el siguiente capítulo, el cual adelantaré por única vez:
Esto Si Pasó - Final 1: "Musas"
Espero les guste.
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