Esto Sí Pasó - Capítulo 2
—Llegas tarde —le recriminó la chica apuntándole con el dedo.
—Soy yo el que debería decir eso —respondió el chico sin mirarla— estar con ese tipo te ha vuelto más idiota.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —respondió la chica al tomar asiento.
—Diez minutos, te vi llegar.
—¿Y por qué no me avisaste?
—Tú fuiste quien me citó —respondió al lanzarle una mirada fija, penetrante, decaída y dolorosa — Y bien, ¿Qué quieres de mi, Roxana?
Tom no podía evitar pensar que era la primera vez que la veía luego de sus casi nueve meses de separación. Ya hasta habían cambiado de año. El día, la hora y la temática de la reunión fueron pactados días atrás en una dramática llamada telefónica. Decidió dar un sorbo a su café mientras mantenía su recelo frente a la persona que le hizo tanto daño.
Roxana, por su lado, sabía que de no ser por la tranquilidad de la noticia de que no llevaba un hijo de Miguel en su vientre, jamás hubiese recapacitado sobre todo el daño que sus actos habían causado al pobre muchacho que ahora se sentaba meditabundo frente a ella. Pero no se dejaría vencer por la culpa. Tenía un objetivo, le había tomado algo de tiempo indagar y bocetar el plan que presentaría está tarde. Sabía que quizá Tom no la apoyaría, había previsto esos casos en su mente y se sentía lista. A pesar de que, horas antes, se cuestionaba siquiera si su ex aparecería.
Sin embargo, ahí estaban. Él sentado en una esquina solitaria del café que solían frecuentar cuando novios, aquel hermoso y cálido en la calle Ágape dónde se encontraban. Bien sea por su nerviosismo o por su estupidez, al llegar al lugar, ella no se había percatado que su invitado ya se encontraba dentro, lo que ocasionó el enojo y el reclamo. Tomó su merienda ya pedida y probó un sorbo de su propio café. El silencio podía cortarse con una tijera sin filo.
—Entonces... —dijo Tom casi como un reflejo— ¿De verdad quieres vengarte de ese imbécil?
—Quiero y debo, sé que la estúpida fui yo por dejar que todo esto pasara, por irme, por creerle, por decidir... pero ¿Qué clase de hombre abandona a su pareja ante la más mínima sospecha de embarazo y de esa manera tan fría?
—Simplemente no es un hombre.
—Me dejó una nota —dijo ella rebuscando en su bolso— la rompí pero preferí juntar los trozos para que lo leas.
Tom leyó atentamente todo lo escrito, confirmando así la más grande sospecha que tenía en ese entonces.
—Ya veo. —respondió Tom fríamente.
—¿Verdad que es un desgraciado?
—Ya veo la clase de persona que eres en realidad Roxana.
—¿Eh? ¿De qué hablas?
—Cuando terminamos sospechaba que él y tú ya no se veían como simples amigos, veo que no me equivoqué. Su primera vez... fue cuando aún estabas conmigo.
https://youtu.be/V8ps2Pe3IoQ
Roxana había olvidado ese detalle de la carta y, sin darse cuenta, estaba lastimando una vez más a quizás el único aliado que podía tener en ese momento. Rápidamente le quitó la carta y pudo notar en Tom una expresión de tristeza que difícilmente podía contener. Ella trató de consolarlo tomándolo de la mano, pero él se la quitó rápidamente.
—Sabía que era mala idea venir aquí —dijo levantándose de la mesa y dejando el dinero de la cuenta.
—¡Espera! —gritó Roxana levantándose de su asiento.
El joven intentaba por todos los medios conseguir un transporte público que lo llevara lo más pronto posible a casa, sin embargo los pocos que pasaban o iban muy llenos o simplemente no pasaban. Por lo que optó ir al banco más cercano a retirar dinero para así tomar un taxi. Estaba a punto de entrar a un cajero cuando Roxana logró alcanzarlo y retenerlo en la puerta.
—Tom, espera, perdóname, no debí hacerte leer eso.
—Déjame ir Roxana, ya tuve suficiente.
—Solo escúchame por favor, hablemos un momento más, prometo que no habrá más sorpresas. Por favor quédate, no me dejes sola tú también.
Esta última frase logró calar en Tom quien aún tenía sentimientos encontrados por Roxana, entre ellos la compasión. Decidió entonces tomarle la palabra y creerle en que no habría más detalles sueltos que lo pudieran lastimar, por lo que solo atinó a pedirle para ir al parque Kent que se encontraba cerca para hablar con mayor tranquilidad y tal vez pensar en una eventual venganza en contra de Miguel.
Dieron entonces una caminata breve, pero que se sintió una eternidad por el frío silencio que se había formado entre ellos y que era como si un enorme muro de hielo se hubiese formado de repente. Roxana repetía en su mente lo torpe que fue su estrategia y trataba de repasar lo que Tom llegó a saber sobre su infidelidad con el fin de no volverlo a lastimar. El joven por su lado, pese a tener sinceros deseos de venganza, también se sentía confundido por tantos sentimientos mezclados. Solo rogaba que la conversación los llevara a algún lado lo más pronto posible para volver a la comodidad de su hogar. No pasó mucho rato hasta que encontraron una banca desocupada.
—Ven Tom, aquí no hay nadie. —dijo ella.
—Bien —dijo él sentándose y mirando alrededor— ¿Cuál es el plan?
—Por ahora solo lo que es una venganza en sí, un ojo por ojo, pude averiguar mucho de ese tipo y vaya que fue inapetente hacerlo.
—Todo lo que él hizo te dolió porque lo amabas estúpidamente.
—Lo sé, no me lo recuerdes.
—A lo que voy es que para que un ojo por ojo funcione él debería amar a alguien y hasta donde sabemos ese tipo no ha llegado a querer a nadie. Todos somos títeres o estorbos ante sus ojos.
—Es verdad, pero quiero creer que alguna vez quiso a alguna de las chicas con la que estuvo, sin incluirme por supuesto.
—Es bueno que ahora lo reconozcas.
—Y es por eso que pensé que un chico guapo y listo se acerque a esas tipas para que él se pique.
—¿Y según tú que sienta lo que yo sentí?
—Exacto.
—Buena suerte encontrando al chico —dijo Tom parándose.
—Espera tonto, lo decía por ti.
—Yo no soy ni uno ni otro, además ¿por qué querría las sobras de ese?
—Te estoy dando la posibilidad de golpearlo donde más le duele, yo te ayudaré en lo que necesites.
—No lo sé Roxana, ¿olvidas lo "encantador" que fui cuando nos conocimos? —preguntó Tom sentándose de nuevo.
—Eras torpe sí, pero lindo, quizás una de ellas también vea una buena cualidad en ti.
—Quizás una de ellas alcance a valorarme como debe ser.
Nuevamente el silencio los imperó. Tom se sonrojó por lo dicho y Roxana agachó la cabeza en señal de vergüenza. Evitaron mirarse, pero el tema ya estaba planteado, ella nunca había pensado en Tom con una nueva pareja en serio, por lo que comenzó a dudar de su idea inicial. Sin embargo, no era momento de retroceder y sintió que podría con ello compensar un poco sus pecados si es que todo salía para bien.
—Entiendo que pienses así Tom, no puedo pedirte que me perdones.
—No te pediré que lo hagas tampoco.
—Pero al menos quiero darte el gusto de poder vengarte de él, piénsalo, imagínalo por un momento en el lugar que estuviste.
—Ya lo sé, pero insisto en que no podría conquistar a otra chica ni aunque quisiera, tú fuiste la primera con la que pude tener una relación formal de años y la anterior bien sabes que no duró mucho.
—No me la recuerdes.
—A lo que voy es que no soy ni seré como él, no tengo la labia, la maña, lo que una chica busca de buenas a primera.
—Puedo ayudarte con eso, pero no podré hacerlo sola, por favor. Una última vez, tú y yo en busca de un bien común, por todo lo que no tuvimos.
—No me manipules así.
—Por lo que más quieras entonces ¿Qué dices? —dijo ella firme, extendiendo su mano— ¿socios?
—No sé por qué siento que me arrepentiré de esto, pero si en algo le devolveré el favor a ese idiota entonces acepto —respondió él correspondiéndole el gesto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro