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Esto Sí Pasó - Capítulo 12


Retomo esta parte de la historia ya que todo fue confuso durante este periodo, todo bajo la máscara de Leo. Micaela me había invitado a cenar ese fin de semana, al estar en su grupo teníamos la noche libre y la invitación me la hizo ni bien terminamos "el culto" para unas horas después. Toda esta treta estaba tomando más tiempo de lo que creímos inicialmente, encima teníamos que esperar a que Diana se dignara a volver. "Digna hermana del tipo ese" solía pensar. Lo que me sorprendía era que en verdad estudiara. Hasta ese entonces yo suponía que, lo que para Miguel eran los eventos otakus y demás, para ella sería esa religión. Me dijeron que la mayoría de los chicos, ella incluida, volverían en mayo por lo que decidí ser paciente. De hecho, ya le había comentado a Roxana que mandaría por un tacho ese ridículo plan si Diana no aparecía para entonces.

La cena de hecho me vino como anillo al dedo puesto que pensaba decirle a Micaela que gracias por todo, pero que pensaba retirarme de ese lugar pronto, esto bajo la excusa de un viaje que aún no estaba confirmado.

El lugar elegido para comer era un restaurante bastante elegante, me gustó mucho y estaba en un espacio muy discreto para la popularidad que parecía tener.

La vi a lo lejos, me hacía una seña discreta con las manos para que me acercara a su mesa. Al sentarme noté que estaba muy elegante, con un vestido verde oscuro que resaltaba su cabello medio rojizo atardecer. Se había maquillado y no sé si era el propio ambiente del lugar o ella misma, pero el olor era muy parecido a un café endulzado por la mañana. Era otoño entonces, pero dentro del sitio se sentía una calidez propia de un hogar, además que estaba iluminada por tenues y románticas luces amarillas.

Me puse nervioso, no lo negaré, por primera vez sentí que me iba a ir de personaje y necesitaba más que nunca la ayuda de Roxana.

—Te ves bien, bueno... más formal que de costumbre. —me dijo sonriente.

—Gracias, tu... también... te ves bien —le dije con evidente nerviosismo.

—Tranquilo, sé que este lugar intimida a primera vista, pero es como cualquier otro.

No hace falta mencionar que lo que me ponía nervioso no era precisamente el lugar, pero cuando lo mencionó efectivamente me di cuenta que era un Bistró y no tanto un restaurante común. Nomás al ver la carta vi la diferencia en los precios. Hasta ese momento, el único lugar que sentía como un lujo era el café de la calle Ágape que frecuentaba con Roxana, pero esto era diferente. De hecho, fue el primero de muchos lugares que empecé a frecuentar una vez fui escalando en mi trabajo. Eso siempre se lo agradeceré a Micaela.

—Me sorprendió que me invitaras a cenar  —comencé a decirle tras ordenar.

—Si, es que quería hablar contigo, pero lejos de los chicos, lejos de la iglesia, de todo en realidad... —se notaba en su expresión algo de fastidio al mencionar a cada uno.

—¿Está todo bien? Te veo desanimada.

—Te seré sincera Leo, me agradan los chicos en el culto, las actividades son divertidas y todo, pero a veces siento que esto no es lo mío ¿Me entiendes?

—Claro, pero... ¿No dijiste que solo era temporal hasta que tu novio se asentara en Francia?

—De hecho, lo hizo ya... Hace una semana...  —enfatizó mirando hacia a un lado, como apenada.

—¡Vaya! Eso es bueno ¿o no? —pregunté extrañado.

—Si... pero... tengo miedo. Apenas si he salido de la capital, pero ¿del país?

—Siempre hay una primera vez para todo. Lo llevas planeando hace mucho, pero te entiendo, yo tampoco me imagino fuera de este país, pero si lo he pensado y es una de mis metas de vida.

—Además, aquí tengo a la familia y... a la gente que quiero ¿sabes? —me dijo mirándome directamente.

Para ese momento, la ligera tensión que empezaba a sentir se vio cortada por el mesero que llegó con lo que habíamos ordenado. Ella pidió una pasta carbonara con una copa de vino blanco, yo por mi parte poco entendí el menú y opté por lo que parecía carne de res a la parrilla con papas nativas, ensalada y una gaseosa simple en un vaso. Comenzamos a comer, noté en ella un sonrojo que pensé que era provocado por el calor que hacía en el lugar. Yo también sentía un bochorno que, gracias a Dios, pude calmar con la bebida. Para mantener activa la conversación, comentamos lo deliciosa que estaba la comida y ella pidió la botella completa para brindar conmigo al terminar de comer. Intercambiamos además un bocado de cada plato.

—Espero te guste el vino blanco —me dijo ya algo más calmada y con mejor ánimo.

Me serví una cantidad justa y chocamos nuestras copas. Nos quedamos en silencio un segundo antes de llevarnos las copas a la boca.

—Ahm... ¿Por qué brindamos? —pregunté.

—No sé, por el buen trabajo que has venido haciendo puede ser, también porque tengo esta oportunidad que no se si aprovechar, por nos... Hay muchos motivos Leito. Elige uno y brindemos. Salud.

Chocamos las copas nuevamente. Por su forma de tomar deduje que simplemente quería desahogarse con alguien. Apenas terminó su primera copa ya estaba sirviéndose la segunda y lo mismo con la tercera. Yo intercalé el vino con la gaseosa.

—Leo, seré directa y sé sincero por favor, ¿Qué debería hacer? ¿Irme o quedarme con ustedes? —balbuceaba al hablar, parecía que el vino le comenzaba a afectar— Sé que nos conocemos hace poco tiempo, pero quiero confiar en tu criterio, sé que me darás el consejo correcto, confío en ti. Si crees que debo quedarme, lo haré, pero ayúdame por favor. No sé...

Desesperación, pena, miedo, todo esto mezclado con alcohol era lo que veía en aquella chica mayor que yo. Desde chico siempre creí que, a mayor edad, mayor era la experiencia y en consecuencia mejor la toma de decisiones, pero al final no siempre es así.

—¿Le has dicho a tu novio algo de esto? —pregunté temeroso.

—No puedo, no lo quiero decepcionar tampoco, lo quiero, pero ir hasta allá por él se me hace un tanto... extremo... ¿Entiendes?

—¿Cuánto llevas con él?

—Siete años.

—¡Wow! A poco de una década.

—Si...

—Ya que me lo pides, seré sincero también —le dije saliéndome un poco del personaje, tomando mi usual expresión seria— si la persona que amo me pide que vaya a verla a una tierra lejana, ya estaría con mis maletas en el aeropuerto.

Al parecer mi respuesta le causó una suerte de impacto, porque quedó ligeramente boquiabierta y pude notar que comenzaba a llorar. Se cubrió la boca con las manos y trató de disimular sus sentimientos.

—Perdón, no quise sonar rudo es solo que... —le dije casi tartamudeando.

—Gracias Leo —me interrumpió con una sonrisa evidentemente falsa— gracias por abrirme los ojos... tranquilo... no fuiste rudo, pero si muy sincero... demasiado... Definitivamente eres un chico que hace lo que hace por vocación, me alegra haberte contado esto y haberme despejado la mente, realmente lo necesitaba.

"Muy sincero", con mis palabras sí, pero con mi sola presencia le estaba mintiendo y estaba próximo a mentirle a Diana por una venganza mal planeada. En ese momento me sentí mal por lo dicho y si por decir algo que quizás no iba a ser del agrado del receptor ya me estaba sintiendo así ¿Cómo podría directamente tratar mal a alguien por muy familiar que sea de ese hijo de puta? Esos pensamientos me comenzaron a atormentar. Lo cual me convenció de que debía dejar el plan y, al igual que Micaela, irme cuanto antes de esa mal llamada iglesia.

—Entonces está decidido —dijo tras secarse las lágrimas, con un semblante más confiado— me juntaré con mi novio y haré una nueva vida en Francia. ¿Te puedo pedir un favor?

—Claro, lo que gustes.

—Cuando me vaya, pondré una excusa, como que me iré a otra sede o algo así, si alguien pregunta por favor sigue la corriente. Me caen bien los chicos, pero no quiero que se sepa de mi vida personal. Mi familia y tú serán los únicos que lo sepan. No me lo prometas, júramelo. —me dijo poniendo frente a mí su dedo meñique.

—De acuerdo Mica —le respondí entrelazando mi dedo meñique con el suyo— lo prometo.

Hecho este acto de solemnidad, ella suspiró fuertemente y se dejó caer en la silla. Si bien se le veía más aliviada, aún tenía un aire como decepcionada que hasta el día de hoy no he conseguido entender. Fue entonces que comencé a acompañarle con el vino y no dejar que se dejara llevar por el mismo, por suerte el alcohol no me afectó mucho y al salir pudimos tomar un taxi. La dejé en la puerta de su casa y pedí al chofer que esperara a que ella se meta. Le abrí la puerta, ella salió y se despidió de mí con un beso en la mejilla, agradeciendo una vez más. Estaba ya entrando al vehículo cuando ella llamó mi atención de nuevo.

—Leo, por cierto, ¿Te puedo pedir un último favor?

—¿Eh? Si, Claro.

—Ya que me iré, ¿Serías el nuevo líder de mi grupo?

—¿Eh? —respondí sorprendido, quedando completamente frío.

—Tomaré eso como un sí, considéralo mi venganza Leito. Hasta la próxima semana —dijo riendo mientras se metía a su casa, sin darme oportunidad de siquiera responder.

Dicho y hecho. Para la siguiente semana se me nombró líder de su grupo, el cambio se hizo efectivo en la restructuración del mes de abril. Para ese entonces Micaela ya se había ido y dejó una suerte de manual hecho con su puño y letra de lo que debía hacer de ahora en adelante. Recordé entonces que en toda la cena no tuve oportunidad de decirle de mi posible retiro y que para cuando quise negarme a ser líder, el trámite ya estaba hecho. Rogué a todos los cielos que Diana se apareciera en mayo o nada de eso tendría el más mínimo sentido. Cuando se lo conté a Roxana no recibí más que burlas y resaltó lo oportuno de mi situación. Con ella me desquité y le repetí lo incómodo que estaba con el plan, que me estaba costando luego de tanto entrenar para de ser amable a pasar a ser el arquetipo de Miguel. Roxana medio lo entendió y propuso que nos juntemos para averiguar más cosas de ese tipo y ver si al menos una que otra actitud suya podría copiar. Las siguientes semanas pudimos averiguar mucho de su pasado, sus ex 's, sus amoríos, sus proyectos fallidos. Roxana se había vuelto amiga de algunos de sus ex amigos y amigas, aquellos a los que arrastró a su campaña por ser un artista y dejó de lado cuando no resultó. Incluso descubrimos que en el tiempo que estuvo con Roxana, en los últimos meses, ya tenía una amante que también hizo a un lado cuando esta quiso formalizar. Toda una vida inapetente que no encontraba como emular.

Llegó entonces el día, en mayo 8 del 2015. La primera reunión con los chicos que volvían. Fueron anunciados los cambios dados los últimos meses y muchos chicos entre antiguos y nuevos se encontraban desorientados. En honor a Micaela, conservé su nombre de equipo, "El Equipo Mica". Llamé a todos los chicos nuevos bajo mi cargo con esta premisa, quienes ya me conocían me presentaron con ellos. A lo lejos, vi que una señorita miraba sorprendida la pared que tenía la lista con los cambios.

—¡Hey disculpa! —le grité amablemente desde mi lado de la sala, estaba medianamente cerca de ella— ¿Eres del equipo Mica? —pregunté una vez tuve su atención.

Ella no dijo nada, solo asintió con la cabeza algo temerosa. Fue entonces que pude verla bien, era bellísima, con su carita color canelita y sus ojitos brillantes, además de cabellera abundante y bien peinada. Mi corazón comenzó a latir en un frenesí que tenía que disimular. A primera vista me impresionó mucho y aunque fue difícil, no me salí del personaje y quise darle la bienvenida de la mejor forma.

—¿Por qué no te unes? Comenzaremos pronto la jornada de hoy —le dije con la sonrisa más amable que pude dar.

Ella se acercó, no emitía palabra ni emoción alguna, solo tenía una expresión como contrariada, sorprendida ante tanto cambio y se notaba que buscaba a alguien.

—¿Buscas a Micaela verdad? —pregunté intentando adivinar.

No respondió otra vez, solo asintió con la cabeza, me esquivaba la mirada.

—No te preocupes, hubo unos cambios estos meses y ella forma parte de otra sede ahora. Yo soy el nuevo líder desde el mes pasado. Mucho gusto, mi nombre es Leo Montés.

—Yo... mi nombre es Diana Londoño. —me dijo con mucha ternura, como si hablara para sí misma.



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Nota de autor:

Hola a todos, si leyeron "Esto Nunca Pasó" este último diálogo seguramente les trajo algunos recuerdos. Como se comentó en la sinopsis, aquí veremos el antes, durante y después de los hechos de la primera historia desde otra perspectiva. Me gusta pensar que puedo dividir esta novela en esos 3 arcos y en este capítulo concluimos el "Antes" para entrar al "Durante". Pero no se crean, no todo estará relacionado a la primera historia, así que:

¿Tienen teorías? ¿Qué pudo haber pasado? Los leo. Respondo comentarios tanto como pueda.

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