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Esto Sí Pasó - Capítulo 11


Roxana había llegado tarde a la cita que había acordado con Tom, puesto que le dijo que tenía algo importante que mostrarle. Habían acordado su encuentro en el café de la calle Ágape en lo que solía ser su mesa favorita, sin embargo, se sorprendió al notar que había otra persona sentada ahí.

—Disculpe que le moleste joven, espero a alguien y me dijo que tenía reservada esta mesa. —le dijo educadamente.

—Oh, le ruego me disculpe —le respondió él de una forma más cercana al sarcasmo que a la cortesía— cuando llegué vi la mesa vacía y la tomé. Las meseras no dijeron nada. Si gusta puede sentarse conmigo, le juro que me iré en cuanto llegue la persona que espera, si le parece.

Roxana se sintió ofendida por la propuesta, pero adoraba ese lugar dentro del café, el joven que tenía enfrente no parecía tener malas intenciones, estaban en un lugar público y le estaba asegurando que se iría una vez Tom llegue. Sus palabras le dieron tranquilidad y se sentó con un semblante resignado.

—Tiene suerte de que adore esta mesa —le dijo haciendo un puchero— juraba que el tonto con el que me voy a encontrar había hecho una reservación, me dijo que el sitio era nuestro.

—Su novio parece ser algo despistado por lo que dice.

—¿Novio? Ya quisiera él ser mi novio de nue... digo, ser mi novio. De todas formas, eso no le incumbe señor... eh...

—Leo Montés —le dijo con una sonrisa.

—Leo, entiendo, ¿no tiene nada más que hacer? Si espera ligarme de alguna manera, créame, no estoy para relaciones en este momento. Espero a alguien y me sorprende que demore, suele ser muy puntual.

—Pues sí, Tom es muy puntual, es usted quien ha llegado tarde.

—Normalmente es así, quizás le ha pasado algo, debería llamar... espere... —respondió sorprendida dándose cuenta de lo que acababa de decir su acompañante— nunca le dije su nombre... ¿Ha visto a Tom aquí? ¿Lo conoce?

—Como si fuera yo mismo, mongola. —respondió riéndose a carcajadas.

—¿Tom? ¿Eres tú? Estás caracterizado ya, te lo juro, no te reconocí para nada. Me asustaste.

—¿En serio creías que un chico de la nada te iba a ligar en público?

—No sería la primera vez —dijo poniendo una cara de desagrado recordando a Miguel— Pero, wow, de verdad estás irreconocible. Si no tuvieras esa actitud de miércoles seguro que la hermana de ese tipo cae.

—¿La hermana o tú? Jajajaja. Ahora es cuando te toca intervenir. Dijiste que podrías ayudarme a mejorar mi "personalidad".

—No lo niego, estás lindo, pero hay que mejorar muchísimo aún, de acuerdo, comenzaremos con ello. Entonces ¿Leo Montés es el nombre que usarás?

—Si, tal cual, es un derivado de alguien que pasó por lo mismo que yo. En el DNI que sacarás ponle Leo Darío Montés Jurado.

—¿Alguien que pasó lo mismo que tú? ¿Lo conozco?

—De hecho, yo tampoco lo conozco, lo vi en un noticiero una vez. Use su rostro como base e hice algunas modificaciones. Descuida que de su nombre solo estoy usando un diminutivo como nombre principal y parte de su apellido paterno, que es lo único que sé. Lo demás me lo estoy inventando.

—Eso espero. Entonces, programemos un par de reuniones para practicar tu nueva personalidad y una vez estés completamente listo podrás ir a inscribirte a ese lugar.

—Espero que sea tan fácil como dices.

Durante las siguientes dos semanas, en días intercalados, Tom aprendió junto a Roxana a ser más amable y empático. Mientras los fines de semana se juntaba con Naiara para las lecciones de auto caracterización. Dominó muy bien las técnicas en ambas sesiones. De todas esas reuniones con su ex más reciente, algunas eran disfrazado de Leo para poder practicar sus expresiones sin que nada se le cayera. Sobre todo, la nariz. Roxana no podía evitar sentirse ligeramente atraída por él cuando estaba caracterizado puesto que dominó la actuación a un punto que parecía otra persona. Durante este tiempo ambos evitaron las provocaciones y hasta parecía que volvían a llevarse bien, como antes, con la diferencia de que había un tercero metiéndose cada tanto. Tom podía mantenerse amable tanto con o sin disfraz, sin embargo, la caracterización le daba un aire más convincente.

(Nota de autor: Leo se vería más o menos así, pero con líneas de expresión a cada lado de su nariz)

Ya en un nuevo mes. Cerca de finales de 2014. Tom decidió inscribirse en la iglesia de Diana bajo la apariencia de Leo. Efectivamente todo fue tal cual como lo explicó Roxana, no le pidieron ningún tipo de documento y solo le comprometieron a dar una cuota a modo de donación. Gracias al carisma obtenido por el entrenamiento con Roxana, pudo convencer a los encargados de que esta cuota fuera otorgada cada dos o tres meses, a cambio de poner a disposición sus conocimientos. Ellos accedieron y solo lo integraron a un grupo de novatos con un líder ya asignado. Las reuniones eran los fines de semana. El tiempo entre las actividades, su trabajo y la búsqueda de Diana fueron muy complicados. Supo que, incluso entre los novatos, había una suerte de jerarquía, donde los jóvenes que no pretendían ser algo más formaban parte del personal de la iglesia y su cuota se cobraba con trabajo para los eventos enfocados tanto a la propia religión como a charlas de economistas que se daban eventualmente.

Apenas pudo darse el tiempo para revisar las listas de los grupos pocos meses después y pudo comprobar que efectivamente Diana formaba parte del segundo grupo y por ello, hasta ese momento, no se había cruzado con ella. Consiguió hablar con sus superiores para ver la posibilidad de entrar en este segundo grupo y accedieron. Para esto ya era enero del 2015. No participó en la navidad de 2014 y la pasó en casa de sus padres. El contacto con Roxana era ocasional y solo era para informar sobre el acercamiento hacia Diana. Aquí hubo otro detalle que no tuvo en cuenta, los horarios, el grupo de Diana se reunía intercalando los fines de semana entre sábados y domingos, usualmente en horas de la tarde a partir de las 5pm, mientras él iba todos los sábados a eso de las siete de la noche, cuando ellos salían. A veces se cruzaba con ese grupo, pero ninguna chica que veía le recordaba a la de la foto. Supo por medio de muchos conocidos que hizo en ese lugar, que quien lideraba el grupo era una tal Micaela. Durante ese primer mes aprovechó a los conocidos que hizo y buscó la forma de acercarse a ella.

Fue casi a finales donde pudo coincidir con ella, su grupo ya se había ido y ella había quedado ordenando el salón. Tom, ahora conocido como Leo, se presentó ante Micaela sin tener un plan claro en mente. Solo esperaba hacerse conocido, caerle bien e integrarse a su grupo. Aprovechando el contexto, comenzó ofreciéndose a ayudarle a limpiar el salón, habían tenido un juego de preguntas y respuestas con torta en la cara por lo que había mucho laburo. Ese día Leo desistió de juntarse con su grupo para dedicarse a ayudar a Micaela. La habían dejado sola. Sus "palomitas", como ella les llamaba, tenían en su mayoría planes ya que eran épocas donde la mayoría se encontraba estudiando y tenían proyectos de forma constante.

(Nota de autor: Micaela se vería más o menos así)

—Habrá una baja terrible de chicos los próximos meses ¿Sabes? —le comentó ella cuando estaban a punto de terminar— pero descuida, siempre vuelven. Algunos están aquí por verdadera vocación y otros para conseguir pareja.

—Si no es indiscreción de mi parte Micaela, ¿Puedo preguntar en qué grupo estarías tú?

—Jaja, es una pregunta obvia, pues la verdad ni uno ni otro, estoy aquí para ayudar a mi tío. Es uno de los pastores principales. Si todo sale como quiero debería estar dejando este lugar muy pronto.

—Oh vaya, ¿estudios?

—Eso, he conseguido un espacio para estudiar en Francia, bueno... lo conseguiré cuando me junte con mi novio allá. Él se fue el año pasado y espero poder darle el alcance una vez se establezca.

Siendo el año 2015, Leo cumpliría veintitrés años en agosto mientras que Micaela ya rondaba los veintisiete, había laburado como lideresa de grupo los últimos tres años tras uno siendo parte de los jóvenes aprendices. Su tío la convenció de hacerse líder para obtener algunos beneficios por parte del lugar como convenios y hasta un mínimo reconocimiento económico a cuenta suya. Además, a los pastores de ese lugar se les pagaba más por cada familiar que integraban a la sociedad y más si estos familiares atraían a más fieles. Micaela era muy sociable y convenció a muchos de sus amigos, quienes no tenían claros sus ideales, de integrarse a su grupo. Y esos amigos hicieron lo mismo con sus conocidos y entre ellos estaba Briggitte quien fue la que atrajo a Diana a ese lugar puesto que fueron compañeras de colegio. Esto se lo contaría Diana a Leo en una de sus tantas salidas.

—Al fin terminamos, oye muchas gracias por ayudarme, en serio no sé a qué hora hubiera acabado si lo hacía sola. —dijo Micaela mientras se estiraba.

—No te preocupes, yo encantado de ayudar.

—¿Sabes? Me has caído muy bien, es la primera vez que hablo de estas cosas con alguien además de mi novio... me has hecho sentir en confianza. Serías muy útil en mi grupo, pero entras tarde.

—De hecho, pensaba averiguar la forma de pasarme a un horario más temprano, pero no he sabido a quién preguntar.

—¿De verdad harías ese cambio si pudieras?

—Claro, pero siempre ayudando, aunque haya que amanecerse jeje.

—Jajaja no exageres. Mira, hagamos algo, te daré mi número, coméntame cada actividad que realices con tu grupo, cada ayuda, cada favor que te pidan, toda cualidad que podamos resaltar en ti. Será algo difícil, pero si todo sale bien, para una de las próximas reestructuraciones mensuales te aseguro que puedo llevarte a mi grupo. Al menos antes de que se confirme mi viaje. ¿Qué dices?

—Vaya, de verdad te agradecería mucho si puedes lograrlo, me hace feliz poder ayudar por más tiempo.

—Te veo motivado, típico de un chico que está aquí por vocación.

Intercambiaron entonces sus números y la conversación entre ellos se hizo más constante. Como acordaron, Leo le informaba cada cosa que hacía, le enviaba fotos, videos, tomaba comentarios de los líderes y pastores del lugar quienes le elogiaban en el material que enviaba. Todo fue yendo como viento en popa. Lastimosamente, en la reestructuración de enero no se pudo dar el cambio, pero ya se voceaba por el lado de Micaela que, si los chicos demostraban su valía, podría haber unos cambios significativos ya que muchos habían anunciado que se retirarían temporalmente.

Roxana por su parte seguía los pasos de Leo. Tom, tras la máscara, se agobiaba muy seguido al pensar que quizás había dicho algo de más o se había pasado de confiado. La autoestima nunca fue su punto fuerte. Hablar con Roxana, aunque ya no le causaba alegría como antes, al menos le calmaba ya que ella le confirmaba que iba por buen camino e incluso muchas veces estuvo como Pepe Grillo diciéndole a Tom qué decirle a Micaela durante las conversaciones por teléfono.

Durante el mes de febrero continuó el contacto, Leo se esforzaba por demostrar que era alguien confiable y, si bien confiaba en la palabra de Micaela, buscaba ganarse de igual forma a su propio líder para tener una segunda alternativa de cambio. Todos estos esfuerzos rindieron sus frutos en los cambios que se hicieron a fin de ese mes. Leo pudo pasar al grupo de Micaela y fue recibido de la forma más cálida posible. Sin embargo, no había tantos chicos como los que había visto en meses anteriores y su objetivo no estaba entre ellos. Fue marzo el segundo de los 3 meses en los que Diana se ausentaría por su proyecto en la universidad.

Marzo fue complicado para Leo, debido a que tenía un nuevo horario que debía compaginar con su trabajo y su vida como Tom. Para no defraudar a Micaela, tuvo que aplicarse más que con su grupo anterior, no se permitió ninguna falta y todo valió la pena ya que, con la confianza ganada, se volvió una suerte de co-líder y tuvo la información privilegiada que tanto esperaba. Supo que efectivamente Diana era parte de su grupo, pero que estaba ausente por su universidad, la fecha en la que volvería y lo más importante, su frecuencia en el lugar. 

Al final del día, tanto fingir se le hacía tedioso, él no era actor profesional y nunca había ejercido como tal pero al parecer tenía un talento natural que le sorprendía. A puertas de abril se sintió más aliviado y comenzó a pedir permisos para retirarse más temprano en algunas ocasiones e incluso a suplantar a Micaela cuando ella misma se iba para atender las llamadas que le hacía su novio, las cuales hacía pasar con los más jóvenes como una llamada de algún pastor o líder dando instrucciones para la jornada. Fue cuando llegó el fin de mes donde Micaela invitó a Leo a una cena terminado el culto, lo cual se le hizo rarísimo, pero con el afán de no perder puntos con ella accedió.

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