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11

Aun me siento totalmente abrumada desde la confesión de Caleb. Sus palabras no dejan de dar vueltas en mi cabeza desde que salio por la ventana de mi habitación. Aun siento en mi cuerpo esa sensación de cuando se acerco. Aun siento como los pelos se me erizan.

Es increíble el efecto que tienen las palabras en nosotros, podrán pasar meses, años, pero quizás el recordar lo que una persona te dijo, sigue generando algo en ti. 

No hable con él desde entonces, y hoy se inicia una nueva semana, por ende supongo que lo veré en el instituto. No es como si ambos pudiéramos escapar del otro, si así fuera todo seria mas fácil. Pero la vida es jodida.

Estoy sentada en la clase de Comunicación, ya están todos los alumnos ubicados en sus lugares. Comienzo a sospechar de que Caleb no asistirá, pero la puerta de abre de una forma brusca y él se anuncia, caminando hacia su lugar, mirando a cualquier parte menos a mi. Se sienta en su lugar de siempre, detrás de mi y puedo sentir como comienza la tortura.

Siento que mi nuca arde, siento sus ojos sobre mi, siento que mi cuerpo responde como fuego ante eso. 

Quiero darme vuelta y enfrentarlo, pero mas quiero huir. 

Siempre que estas en situaciones difíciles, lo único que quieres hacer es huir. Pero siempre algo te lleva a eso  de que te escapaste. Y el golpe es aun mas fuerte.

La clase inicia, pero no puedo prestar atención a lo que se dice, a lo que se debate. Mi cuerpo aun sigue ardiendo en llamas. Cuando la campana de finalización de clases suena, decido enfrentarlo. Guardo de forma inmediata mis útiles, y lo veo pasar por mi lado.

–¡Caleb! –lo llamo y se detiene. Se voltea y veo ojeras en sus ojos.

–¿Qué quieres?

Le frunzo el ceño a su tono.

–Hablar.

–Tu y yo no tenemos nada de que hablar.

–¿Entras a mi habitación, me dices lo que me dices y crees que no tenemos nada de que hablar?

Algunos alumnos tardaban en guardar sus útiles, y todo para poder saber que estaba pasando. Pero basto una mirada de Caleb para que se apuraran. El efecto que tiene en las personas es algo aterrador.

–¿Quieres hablar?  Bien, hablemos –suspira y se sienta en un pupitre. Alza ambas cejas como si esperara que diga algo.

–¿Qué fue todo eso que dijiste?

–Eso fue un chico jodido confesándose. Un chico jodido que te dijo que te alejaras para que no te quemaras.

–No quiero alejarme de ti, Caleb.

–No es tu elección.

–Yo te gusto, tu me gustas ¿qué hay de malo en eso?

–Demasiado.

–Demasiado es el miedo que le tienes al amor.

–Demasiado es lo que me importas que quiero cuidarte de mi.

–No eres un peligro.

–Soy una mierda.

–¡No, no lo eres! –siento ese horrible nudo en mi garganta– Me has demostrado ser otra persona, este poco tiempo has llegado a mi de una forma extraña, pero maravillosa. Tu quieres creerte el papel del malo para así apartar a todos. Quieres convencerte de que eres una mierda, cuando no es así. No quiero que me digas que quieres cuidarme de ti, cuando ni siquiera haz intentado algo conmigo.

Caleb me observa durante varios segundos, luego se pone de pie y se acerca a mi. Nuevamente siento como mi cuerpo arde en llamas.

A veces la persona que logra que ardas en llamas, es la misma que es tu balde de agua para apagarlo. 

–No puedes evitarme luego de todo eso que me dijiste.

–Puedo. Por tu bien.

–Ahi volvemos a lo mismo. No eres el malo, Caleb. Deja de creerte ese papel solo para apartarme.

–Te aparto porque lo que tu necesitas no es algo que yo pueda darte.

–No hubieras hablado y ya.

–Tienes que saber que decidir no hablar, nunca ayuda. A la larga eso trae sus consecuencias. 

Sus manos están en mis mejillas, sus ojos  en los mios. Por un segundo siento que estamos realmente conectados.

–¿Y ahora qué?

–Cuidate de mi.

–Basta con eso. No eres un peligro, Caleb.

–Puedo dañarte.

–Todos en algún punto tenemos el poder de dañar, todos alguna vez somos dañados.

–Tu no lo mereces.

–Lo merezcas o no, no puedes escapar del dolor.

–Mientras puedas evitar al dolor, puedes escapar de él.

Suspira y se aparta de mi. Da un paso hacia atrás y luego otro. Siento la necesidad de correr hacia él y exigirle que se quede conmigo, que no huya. Pero exigir amor, exigir atención, no es sano.

–Sal de mi camino, Donovan. Aun hay tiempo.

–¿Tiempo de qué?

Me mira a los ojos y siento que lo próximo que me va a decir, me va a dañar.

–No quiero amarte –y tal como lo pensé, sus palabras me dañaron. Me dañaron a un nivel que pensé que no me encontraba.

Sin esperar una respuesta, o sin yo pensar en una, Caleb sale del salón de clases.

¿Qué hay de malo en amarme? ¿Algo esta mal conmigo?

No, algo esta mal en él.

¿Por qué la persona que mas te aterra es la misma que logra calmarte?

Siento que Caleb es esa persona, y me aterra. Pero a su vez quiero que este conmigo, de la forma que sea. Eso seria masoquismo puro, lo se. Pero cuando una persona logra entrar debajo de tu piel, te debilitas, y no te importa si el estar cerca te daña, mientras tengas a esa persona contigo podrás soportarlo todo. Y no es hasta que te golpeas la cabeza que te das cuenta de lo mal que estas en permitir que eso suceda.

Horrible, pero cierto.

Salgo corriendo del salón de clases, y en vez de dirigirme a la cafetería, corro hacia el baño y me encierro allí. Me encuentro respirando de forma costosa junto al lavabo. Me niego a llorar.

No quiero llorar por él. Así que respiro profundamente una y otra vez, ahogándose así mis lágrimas. 

Me miro al espejo y le frunzo el ceño a la chica que me devuelve la mirada. No la reconozco. Tenia ojos hinchados, y cansados, ojos repletos de lágrimas que no quiere soltar. Es la primera vez que la veo así, y no me gusta.

–Este es el lado feo del amor –una voz familiar me asusta. Amber se para a mi lado y me mira– Para conocer el lado bueno, tienes que conocer el feo. Y tu estas del lado feo. Tus padres para llegar a donde están pasaron también por el amor feo, todos pasamos por él.

–¿Por qué me estas hablando del amor?

–Lo que tu sientes, es amor –la miro– Es amor, Isis. Solo que no quieres aceptarlo, y no lo quieres aceptar porque no esperaras que así fuera. Pero así es, bienvenida a la realidad.

–Apesta.

–Bueno, es la realidad. La palabra apesta de por si –me sonríe para darme ánimos.

–¿Y ahora qué pasara?

–Ahora hay que aceptar lo que esta pasando, y aprender a vivir con ello. Cueste lo que cueste, duela lo que duela.

Suspiro y Amber me abraza, no es hasta ese abrazo que dejo salir mis lágrimas. Es lo que los abrazos generan.

Lloro en los brazos de Amber. Lloro porque Caleb dijo que no quería amarme, lloro porque estoy sintiendo algo nuevo y no me gusta. Lloro porque pese al poco tiempo, él se metió debajo de mi piel. Lloro porque la realidad apesta.

–¿Es posible que una persona llegue tanto a ti en poco tiempo? –le pregunto a Amber entre lágrimas.

–No importa el tiempo que pase, algunas personas no logran nada en años, otras logran demasiado en días –me mira y seca mis lagrimas– No se cual sea la razón de que eso suceda, pero es posible.

Me vuelve a abrazar, y lloro hasta que no quiero hacerlo mas. Me aparto de su abrazo consolador y seco mis lágrimas.

–¿Como supiste que estaba aquí?

–Caleb nos dijo a Danny y a mi que nos necesitabas. Y ahora quiero golpearlo –me río.

–¿Y Danny?

–¡Danny! –lo llama Amber y vemos como Danny asoma su cabeza en el baño– Puedes entrar.

–Tengo miedo de hacerlo –me vuelvo a reír.

–No hay nadie.

–Lo se, pero es aterrador entrar al baño de chicas –se encoje de hombros, y entra. Inspecciona el lugar, y se ríe de su tonto susto. Luego me ve y me abraza de forma inmediata– ¿Noche de chocolates?

–Por favor –le sonrío.

–Luego te quejas de cuando la gente cree que eres gay –con Danny nos reímos de lo que Amber dice– Tu logras que así lo crean.

Nos reímos y comenzamos a bromear sobre ello, y a reírnos de las bromas de Danny y las respuestas de Amber.

Los buenos amigos esto logran. Logran despejar tu mente, logras que te rías aun en los momentos mas difíciles. Los buenos amigos comen chocolate contigo, y te acompañan en tu momento. Siempre recordándote lo genial que eres, siempre robándote una risa, y miles de sonrisas.

Amber y Danny se quedaron una vez mas a dormir conmigo. No me dejaron sola en ningún momento, y siempre que nos cruzábamos con Caleb en los pasillos del instituto me hacían reír. Pero aun así, dolía verlo.

Ahora ellos dormían profundamente, mientras que yo no podía hacerlo. En estos momentos entiendo a los personajes de mis libros cuando dicen que tienen insomnio, y no es la primera vez que lo tengo, pero si es la primera vez que mi insomnio se debe a alguien y no a algo. Ahora entiendo porque los personajes se molestaban, yo me siento molesta.

Bajo a la cocina por un vaso de leche, y me encuentro con mi madre, también tomando un vaso de leche.

–Veo que somos dos las que no podemos dormir –me dice sonriendo. Suspiro y me siento a su lado– ¿Qué ocurre, cariño? Hoy apenas tocaste la comida.

–No se lo que me pasa, mamá. Todo esto es nuevo.

Asiente con la cabeza, y me estudia con su dulce mirada.

–¿Amor?

–Ni siquiera se si es eso.

–Lo es, es decir... reconozco esa mirada en tus ojos. Es amor.

–Cuando me imaginaba hablando de amor contigo, me imaginaba feliz, no asi.

–Si el amor fuera feliz, todos lo amarían, y querrían algo de él. 

–Estoy en la parte fea del amor, así me dijo Amber.

–Y no esta equivocada. El amor tiene su parte de disolución, y dolor. Pero todo tiene su recompensa ¿sabes cuantos corazones rotos tuve que tener para ser feliz con el amor?

–Si bueno, eso no es muy alentador.

Mamá se ríe, y le sonrío débilmente. 

–Es que no quiero mentirte. El amor no siempre es bonito, y tienes que saberlo. Y a tu edad, es mas complicado. El amor es como la vida, la vida es jodida. El amor es jodido. Pero siempre se rescata algo bueno, y de eso se encarga el tiempo.

–No entiendo como puedo hablar de amor, cuando nada paso.

–No siempre tiene que pasar algo para que el amor nazca. Esta escondido, y de alguna forma se descubre. Sea o no agradable esa forma.

–Creo que lo descubrí de la forma menos agradable.

–No te diré que hacer, ni como. Porque cada cual lo maneja a su manera, y a tu manera, me tendrás allí. No hay mejor manera de atravesar el malestar que sintiéndote acompañada.

Sonrío y asiento. Me seco las lágrimas que no había notado que salieron. Mi madre me sonríe y me da un breve abrazo.

–Este es el momento en la vida de toda madre en el cual se vuelve mas cercana a su hija.

Sonrío una vez mas y la abrazo. Amo a mi madre, y se que estará ahí para mi.

Y ahora solo queda hacer lo que todos me dijeron: aprender a vivir con lo que siento, e intentando que todo duela menos.

Difícil o no, tendrás que superar esto, Isis.

Hola, volvi ! Estuve de vacaciones, asi que por eso tarde en actualizar. Pero aqui estoy :D 
Les dejo una cancion para el capitulo Wake me up, de Avicii, pero de la version Glee ♥ 
Espero que el capitulo les haya gustado!

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