Jugar videojuegos juntas era algo que a Nayeon y Jeongyeon les gustaba hacer, así que decidieron juntarse a hacerlo en la casa de la menor.

Ambas estaban sentadas en el piso al frente de la televisión, ya llevaban varias partidas en las cuales Nayeon siempre se llevaba la victoria.

—Siempre ganas, de seguro haces trampa — se quejó Jeongyeon —. Ya no voy a jugar contigo.

—No hice trampa — respondió y se acercó a la rubia para apoyar su cabeza en el hombro de Jeongyeon —. Y cállate, tengo sueño.

Jeongyeon sonrió y tomó la mano de Nayeon para empezar a acariciarla suavemente con su pulgar. Las dos se sentían cómodas teniendose la una a la otra.

El sonido del celular de Nayeon avisando que la estaban llamando empezó a sonar, asustando a ambas. Nayeon se alejó de Jeongyeon para alcanzar su celular y responder la llamada.

—Hola mamá.

—Nayeon, ¿estás en casa de tu amiga Jeongyeon? — preguntó la mujer mayor al otro lado de la línea.

—Sí, ¿pasó algo?

—Ven a casa, ya es tarde. Sabes que no me gusta que estés fuera de casa a estas horas.

Nayeon bufó, quería seguir con Jeongyeon, pero no podía negarse. Su mamá se preocupaba mucho por ella.

—Está bien, ya llego — respondió y terminó la llamada.

La más alta le dedicó una sonrisa y se levantó para abrir la puerta de su habitación.

—Vamos, te acompaño a la salida.

Ambas bajaron y en la puerta Nayeon se quedó callada y pensativa, Jeongyeon lo notó pero antes de que pudiera preguntar algo sintió los labios de su amiga en su mejilla.

—Nos vemos — murmuró Nayeon y salió corriendo avergonzada.

Tal vez aquel pequeño beso hizo que el corazón de Jeongyeon se acelere y tal vez quería que Nayeon volviera a hacerlo.