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Sin opciones

Jimin bufó una vez más al salir de otra entrevista de la cual, podía apostar su vida, no sería llamado.

Maldijo de manera interna al alfa mal humorado que lo había mirado con prepotencia antes de sonreír de manera cínica, solo para musitar un maldito y muy trillado "nosotros lo llamaremos".

Suspiró cansado para luego tomar asiento en un parque cerca de una cafetería. Sus pies dolían, su estómago rugía y su dignidad estaba por el suelo.

Y es que no soportaba otro día más de lo mismo. Esa rutina estaba agotando su paciencia. Ya había pasado más de una semana desde que su padre confiscó sus tarjetas de crédito y vendió su auto ¡su preciado auto!

Era, según su amado progenitor, su castigo por el vergonzoso incidente del que fue protagonista. Y, por si eso no fuera poco, su padre le exigió buscar un trabajo para demostrarle lo responsable que era.

Maldijo en voz baja su suerte.

No le importaba tener que trabajar, pero creía que era excesivamente cruel el que su padre se haya negado a aceptarlo en su compañía. Es decir, él siempre le había criticado el que no se involucrara en lo relativo al negocio familiar y ahora, justo ahora que estaba dispuesto a hacerlo, no se lo permitía alegando que si podía conseguir un empleo por sus propios medios -sin ayuda alguna de su parte- y mantenerlo por un tiempo prudente, entonces probaría cuán maduro y responsable era.

Pero ¿en serio era necesario negarle hasta una pequeña referencia con uno de sus tantos amigos? solo para que sus posibilidades aumentaran un poquito.

Su estómago volvió a rugir por la falta de alimentos ya que no había comido nada desde el desayuno y eso fue en la mañana y ya pasaba del medio día. Tampoco tenía un centavo para comprar nada porque su padre apenas le proporcionaba las 3 comidas del día y un techo.

Se reprendió a sí mismo por no haber desempeñado ningún puesto en la empresa familiar tiempo atrás, incluso la más mínima experiencia en lo que fuera le habría servido en esos momentos, ya que la razón principal por la que era rechazado era debido a que no tenía experiencia en nada.

--Maldición. -susurró por lo bajo.

Era tan injusto, no le daban trabajo porque no tenía experiencia pero para obtener experiencia era necesario un trabajo ¿no? Entonces, ¿Por qué simplemente no le daban una oportunidad y ya? En su opinión todos eran una partida de imbéciles.

Llegó a su casa cansado y furioso.

Cansado porque había tenido que recorrer a pie la distancia del parque a su casa. Furioso porque estaba acolorado y hambriento. En serio, odiaba estar acalorado o hambriento, y, si estas dos cosas se combinaban, era simplemente insoportable.

--Padre. -llamó cuando lo tuvo en frente. El alfa le había pedido ir hasta su estudio. --¿Querías verme?

--Así es. -dijo --¿Cómo te fué hoy? ¿Conseguiste trabajo?

--No. -contestó avergonzado con de su situación.

--Han pasado diez días ya. -reprochó.

--Lo sé. -rodó los ojos a lo que su padre lo miró mal en reprimenda.
--No es tan sencillo encontrar un empleo. Si al menos me permitieras trabajar en la empresa o incluso si hablaras con uno de tus amigos...

--¿Dónde está la gloria en eso? Se supone que tienes que hacerlo por ti mismo. -le rectificó. Ya habían mantenido esa conversación.

--Bueno pues se me está haciendo un poco difícil lograrlo por mí mismo. -refunfuñó infantilmente. --Nadie me quiere contratar porque no tengo experiencia ¿Qué se supone que debo hacer?

El alfa lo observó de manera inquisidora --Entonces ¿No puedes hacerlo? -cuestionó con seriedad, provocando un poco de nerviosismo en el menor.

--Bueno pues no sé, es decir, creo que necesito un poco más de tiempo.

--¿Cuanto tiempo más?

--Ugh... -trató de controlarse y pensar con claridad. Si era sincero consigo mismo, debía admitir que al paso al que iba no encontraría trabajo en mucho tiempo. Pero no le diría eso a su padre. Claro que no. Necesitaba un poco de tiempo para encontrar una solución viable o al menos para que a su padre se le pasara el enojo... ¡Eso es! Solo debía hacer tiempo. --U-un mes...tal vez.

--Tienes hasta que finalice la semana.

--¡¿Qué?! No, espera. No es tiempo suficiente.

El señor Park bufó. No era tonto y sabía que Jimin no conseguiría trabajo ni al finalizar la semana, ni en un mes, ni en un año. Sabía perfectamente que su hijo solo le estaba dando largas al asunto.

--Deberá bastarte. Tienes hasta el domingo. -ese ultimátum hizo a Jimin temblar ligeramente.

--¿Qué pasa si no lo logro? -se aventuró a preguntar.

--Regresarás a la universidad a estudiar administración.

--Padre... -quizo quejarse.

--Me diste tu palabra, Jimin. Prometiste hacerte responsable. Te he dado opciones que no has sabido aprovechar y la verdad ya no tengo una nueva alternativa para ti. Si no eres capaz de hacerte responsable de ti mismo y no estás dispuesto a seguir mis reglas, entonces solo queda una opción...

--Papá. -musitó con el ceño fruncido. ¿Acaso su padre estaba insinuando lo que él creía?

--...Marcharte de la casa.

Hubo un silencio incómodo pero que ninguno se atrevía a romper. Jimin no estaba dispuesto a suplicar y su padre no daría su brazo a torcer por nada del mundo.

El omega regresó a su habitación, inmerso en sus cavilaciones. Tenía escasos cuatro días para dar con alguien que quisiera contratarlo a pesar de sus pocas habilidades en el campo laboral.

Y así pasaron tres días más en los que no obtuvo más que rechazos y miradas condescendientes de desconocidos. Estaba molesto. cansado.

¿Qué haría?

No tenía a quien recurrir.

¿Por qué no había hecho amigos en Corea? -se recriminó así mismo.

Los amantes en momentos así no servían de mucho y menos cuando no conservabas ni siquiera su número telefónico.

Refregó con fuerza su rostro. Estaba jodido.

Tener que abandonar su casa no era el mayor de sus problemas. Es más, casi le daba igual, pero irse sin dinero y sin posibilidad alguna de conseguirlo era otra cosa.

¿En serio su padre lo echaría de casa?

Probablemente no pues este no era una mala persona después de todo.

Aún así, la otra opción era vivir sometido a lo que deparara para él.

Suspiró. Se había quedado sin opciones.

¿Cuál era el peor de sus males en ese momento?

Maldiciendo -una vez más- su suerte, abrió su laptop y entró a la página de Min Tecnologys.

Una vez encontró lo que buscaba tomó su teléfono y marcó.

--Hola, soy Park Jimin y necesito comunicarme con Min Yoongi.

----☆☆☆----

1/5

¿Qué les parece si nos tiramos un maratón hasta fin de año?

Un capítulo por día.

Sería mi regalo atrasado de navidad.

♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡

《Akina》

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