Pasado y presente 1
Yoongi llegó a su recámara para encontrarse con el rubio hecho un ovillo sobre la enorme cama.
--Jimin, ¿Qué te ocurre?
--Nada. -murmuró con su voz siendo amortiguada por la almohada perteneciente al alfa.
El mayor se acercó hasta la cama. Estaba preocupado por el rubio ya que no era algo normal encontrarlo desanimado.
--¿Acaso te llegó tu celo? -cuestionó preocupado.
--Por supuesto que no, idiota ¿No sabes contar? -espetó enojado. Aún le resultaba bochornoso que hiciera mención del tema.
--Entonces ¿Por qué estás aquí encerrado? Deberías estar disfrutando del lugar ¿Acaso ya te aburriste?
Jimin le miró extrañado. En realidad él creyó que Yoongi había subido solo a sermonearlo por haber hecho llorar a la menor de los Min. No lo quería admitir, pero había estado temeroso de su reacción y eso lo llevó a quedarse durante dos horas en cama.
--Yo...No has visto a Yuri aún ¿verdad?
--No, acabo de llegar con Hoseok. Solo ví a Seokjin y él me dijo que subiera a verte. Parecía preocupado.
El omega inhaló y exhaló para darse valor. Debía contarle. De nada servía tener miedo. Él no era un cobarde y no empezaría ahora.
--Yuri y yo discutimos. -confesó --Y yo
le dije algo que la hizo llorar.
--¿Por qué discutieron? -preguntó el alfa, sorprendiendo un poco al menor que no esperaba que se lo tomara con tanta calma.
--Pues Yuri me hizo enojar y terminé diciéndole que jamás la amarás y que debía resignarse. -se sinceró.
Yoongi notó la tensión en las palabras y en la postura del omega. Además, su aroma estaba demostrando lo nervioso que estaba. Le resultaba algo veraderamente extraño notar al rubio tan preocupado cuando estaba tan acostumbrado a un Jimin desafiante y atrevido en todo momento
--¿Qué te dijo Yuri que te hizo enojar?
--Acaso no me dirás nada por hacerla llorar? -cuestionó confundido. Si algo había él aprendido del alfa es que este se tomaba personal cualquier agravio contra la castaña.
Yoongi suspiró y se subió a la cama para abrazar a su pecho al rubio.
--No me voy a molestar porque mejor que nadie sé lo exasperante que puede ser Yuri aveces. Me gustaría que se llevaran bien pero entiendo que por el momento no es posible.
Jimin mordió su labio inferior nervioso ante las sensaciones que brotaban de su pecho. Yoongi ni siquiera estaba justificando a su hermana.
¡Se había preocupado durante dos eternas horas por nada!
--Ella sabe sobre nuestro acuerdo. -dijo, conectando su mirada con la felina.
--Taehyung debió decirle. -bufó el mayor.
--¿Por qué le contaste a Taehyung sobre nuestro acuedo? -exigió saber el rubio, removiéndose para safarse del abrazo, y una vez en libertad, fulminado al alfa con la mirada por no haber opuesto resistencia
--¿Qué? -cuestionó confundido por la mala cara de este.
--Eres un idiota ¿Por qué me soltaste? -espetó volviendo a los fuertes brazos que no dudaron en abrazarlo nuevamente.
La pálida mano fue hasta sus hebras doradas y empezó a hacerle cariñitos, haciendo sonreír al omega tal cual niño travieso que acababa de salirse con la suya.
--No fui yo quien le contó a Taehyung sobre nuestro acuerdo. -contestó Yoongi, a lo que Jimin respondió con un sonido gutural para indicarle que lo escuchaba. --Fue Hoseok.
Eso sí que fue una sorpresa para el menor.
--Y pensar que me caía bien.
--No lo culpes. Hoseok no lo hizo con mala intención. -defendió el mayor a su mejor amigo --Lo que pasa es que Taehyung es su mayor debilidad y mi primo sabe cómo sacarle provecho.
--Acabo de tener una imagen mental y es asqueroso. -comentó fingiendo un escalofrío. Yoongi río ante eso.
--Sé que no debe de ser fácil para ti tener que soportar la actitud de mi hermana e incluso la de Tae. -empezó a decir el alfa, atrayendo toda la atención del menor --Sinceramente quiero agradecerte porque sé que te has esforzado. Ellos son mi familia y yo amo y protejo a los míos. -miró a Jimin a los ojos --Pero tú también ahora eres mi familia y creo que también es hora de protegerte a ti. Hablaré con Yuri y Tae, prometo que no se meterán otra vez contigo.
El omega sonrió feliz por la preocupación y el cuidado del alfa hacia él. Jamás esperó que Yoongi se pusiera de su lado y se sentía tan bien y tan correcto que no pudo más que suspirar feliz y cerrar sus ojos para dormir.
--Jimin...-llamó segundos después el pelinegro, recibiendo un ummmm como respuesta --¿A quién llamaste idiota?
Jimin se encontraba exhausto entre los brazos de Yoongi, quien mantenía una mano sobre su cintura y la otra sujetando la tonificada pierna que estaba sobre su estómago.
Por su parte, el rubio hacía movimientos circulares con su dedo sobre el blanquecino pecho del mayor.
--¿No me dirás cuál es tu olor característico? -insistió nuevamente, sorprendiendo al alfa.
--¿Por qué es tan importante para ti?
--No lo sé. Solo siento que debo saberlo. -respondió sincero. Incluso él se sorprendía de su obsesión con el tema.
--Petricor y roble. -respondió el pelinego luego de varios minutos en los que el rubio creyó que no obtendría respuesta.
--Suena a que hueles delicioso. -murmuró --No deberías ocultarlo.
Yoongi no respondió, simplemente lo pegó más a su cuerpo.
--¿Quieres dormir?
--En realidad no tengo sueño. -contestó el alfa. --¿Quieres charlar? -propuso, conocedor de que al omega le gustaba platicar después de hacer el amor.
--Sí~. -respondió, cantarín.
--Háblame de tu niñez. -pidió Yoongi.
--¿Por qué de mi niñez? Tengo un montón de anécdotas divertidas que te puedo contar.
--Primero háblame sobre cuando eras niño. Me gustaría saber cómo eras.
Jimin suspiró resignado. Recordar su niñez era algo que le resultaba muy nostálgico y por esa razón no le gustaba hablar sobre eso. Sin embargo, se descubrió contándole a Yoongi lo que pidió.
--Solía ser un niño muy inquieto y curioso.
Una risa nasal se escuchó provenir de alfa. --Todavía lo eres.
--Cierra la boca o no te contaré nada. -amenazó --Como te decía, era un niño normal y feliz. Mi madre... -suspiró melancólico --Ella era la mejor madre del mundo. Siempre cuidando de mí, diciéndome cosas bonitas y haciéndome saber cuánto me amaba. -Yoongi notó el cariño y el dolor impregnados en esas palabras. Reacomodó al omega sobre su cuerpo para obtener una posición más cómoda para ambos, siendo que ahora Jimin quedó totalmente sobre el cuerpo del alfa con su cabeza colocada entre el espacio del cuello y el nacimiento del hombro --Mi madre era realmente hermosa ¿sabes? Y no me refiero tan solo a lo físico. -aclaró, recibiendo una acaricia en su espalda como respuesta. Sintió sus ojos aguarse ante los sentimientos que lo embargaron en ese momento y es que se sentía feliz, cálido y protegido. Así como cuando era un niño --Ella murió cuando yo tenía la edad suficiente para recordarla y echarla de menos en mi vida. Sin embargo, aún no era realmente conciente de lo que su pérdida representaba para mí.
--Tenías unos 10 años ¿no?
--Nueve, me faltaban varios meses para cumplir diez. El día del funeral de mi madre todos me envolvieron entre sus brazos asegurándome que estaría bien, que debía ser fuerte y que ellos estarían a mi lado; me consolaron cuando lloré y me abrazaron más veces de las que necesité. El dolor fue manejable en ese entonces.
"Pero tan solo un mes después mi padre decidió regresar a su vida laboral, para ese entonces ya nadie parecía acordarse de mí. Todos parecían haber superado la muerte de mi madre pero yo aún no lo lograba, simplemente no podía y era tan frustrante porque solo yo parecía afectado y era el único que no había podido reponerse.
Para cuando entré a la adolescencia era un chico retraído y resentido. Odiaba a mi padre por la forma en la que se olvidó de mi madre. De ese resentimiento surgió mi rebeldía. Empecé a ir a fiestas y a salir con chicos. Obviamente mi padre enloqueció y muchos rostros, que habían estado ausentes desde hacía años, regresaron a mi vida para decirme cómo debía comportarme. Los mandé a todos a la mierda y me dediqué a hacer todo aquello que se suponía no debía hacer".
--Pienso que encerrarse en su oficina a trabajar fue la manera en que tu padre lideó con la pérdida de la señora Park. -opinó Yoongi. Él conocía al alfa lo suficiente para tener más que claro que la muerte de su amada lo marcó.
--Lo sé. Lo comprendí años después. Yo no odio a mi padre, Yoongi, solo me molesta que quiera controlarme. -aclaró --Y, con respecto a las demás personas, comprendí que era normal que ellos continuaran con sus vidas, después de todo, ellos no fueron quienes perdieron a su madre, sinó yo.
"Y no intento justificar mi comportamiento, soy conciente de mis defectos y que no soy la mejor persona del mundo pero este es quien soy. Un omega cínico, respondón y deslenguado al que pocos toleran".
--Yo sí pienso que eres una buena persona. -confesó en tono apacible
-- Quizás no tienes el mejor carácter ni personalidad pero eres sincero contigo mismo y los demás. Pienso que eres único, Park Jimin.
Esas palabras calentaron el pecho del pequeño rubio. Él no era de buscar simpatizantes y mucho menos le era importante que las personas entendieran su forma de actuar.
Aveces ni él lo hacía.
No obstante, algo en él se removió y lo hizo sentir en paz.
Se sentía tan correcto estar entre los brazos de ese tonto alfa.
Una semana había pasado desde que Jimin le había contado sobre su vida a Yoongi. El alfa jamás imaginó la soledad que el menor tuvo que enfrentar cuando apenas era un niño indefenso. No quería culpar al señor Park porque obviamente el también sufrió con la muerte de su esposa pero no le pareció del todo justo que dejara a su hijo en un limbo emocional cuando este apenas estaba enfrentando la pérdida de la persona más importante en su vida.
Yoongi es fiel creyente de que las personas no son buenas o malas solo porque sí. Siempre existe una causa que los hace ser quienes son. No importa si esa causa es razonable o no para los demás. Hay situaciones que nos marcan de por vida y cada uno de nosotros somos responsables de la manera en la que lideamos con ello.
En cierta forma comprendía la manera de ser del rubio omega. En esa semana la relación de ambos se había afianzado, creando una relación tan atípica y especial que nadie más que ellos podían comprender su naturaleza.
La puerta de su oficina fué abierta, sacándolo de sus cavilaciones para posar sus ojos sobre el recién llegado.
--Pensé que ya te habías ido para reunirte con Seokjin. -dijo --¿Por qué te quedas ahí? Ven, acércate. -pidió, extendiéndo su brazo y sonriendo al pelinegro omega.
La duda se dibujó en las conocidas facciones y los brillantes ojos lo miraron con curiosidad.
--Veo que cambiaste otra vez tu color de pelo. -añadió con extrañeza pues había visto a Jimin hace no más de media hora y este aún era rubio.
Una risita suave y delicada se escuchó en la oficina provocando que el lobo del pálido gruñera.
Ese no era el aroma de Jimin.
--Creo que me estás confundiendo, Yoonie. -pronunció una voz que le era tan conocida y a la vez lejana.
Oh, no.
No podía ser.
Él en verdad estaba allí.
--Sungwoon...
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《Akina》
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