Park JiMin
Hola. Espero que si has llegado hasta aquí hayas leído las advertencias que coloqué y por ende que las respetes, por favor, es importante. Si, por el contrario, decidiste saltártelas por X razón, entonces te sugiero que retrocedas y las leas antes de continuar con la lectura.
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Playa de los conejos, Sicilia, Italia.
Jimin se encontraba sentado en la arena a la sombra de una enorme sombrilla, mientras se aplicaba bloqueador solar en su muy suave piel. Llebaba puesto un diminuto bañador que se ceñía a sus glúteos y piernas como si fuera una segunda piel y su pelo rojizo era desordenado por la húmeda y salada brisa marina, dándole un aspecto salvaje y pecaminoso.
Poniéndose de pie, le brindó una mejor vista de su tonificado y sensual cuerpo a un alfa que se había quedado embobado mirándolo sin disimulo alguno. No pudo evitar reir con ganas cuando el mismo alfa fue regañado por una rubia omega que, a juzgar por lo enojada que se veía, era casi seguro que fuera su esposa.
"Alfas" -pensó.
Sonriendo pícaro ante la última mirada furtiva lanzada por el alfa suicida, se encaminó a paso lento pero sensual hacia la hermosa playa de aguas cristalinas, sentía las diversas miradas posadas en su sexi cuerpo. Sonrió victorioso sabiendo que más tarde podría elegir, como si de un menú se tratase, al alfa que calentaría su cama esa noche.
Mayfair, Londres, Inglaterra.
El omega se encontraba disfrutando del hermoso atardecer. Después de un agotador día de interminables compras, había decidido parar en una elegante cafetería que emanaba un delicioso olor.
Una hora después se encontraba camino al hotel en el que se estaba alojando. Ese sería su último día en Europa y quería cerrarlo con broche de oro. Asistiría a una de las famosas fiestas de Mayfair y, si tenía suerte, encontraría a alguien con quien divertirse esa noche.
A la mañana siguiente un adormilado Jimin recién despertaba, tenía un vuelo con destino a América dentro de dos horas. Vió al chico que conoció en la fiesta la noche anterior aún dormido en su cama.
Se encaminó al baño y abrió la ducha para bañarse y quitarse la pereza de encima. Rememoró la experiencia vivida hasta el momento. Su aventura alrededor del mundo había iniciado por África meses atrás, dando inicio de manera majestuosa a su año sabático y a su lista de lugares que quería conocer. Su siguiente destino era América y era el que más curiosidad le causaba debido a la inmensa diversidad cultural y racial que poseía, este era el único continente que jamás había visitado ya que cuando niño pasó sus vacaciones escolares con compañeros en diferentes partes de Asia e incluso había visitado Australia.
Salió del baño, preguntándose mentalmente cuál sería el atuendo adecuado para visitar América, pues era bien sabido por él que el clima variaba dependiendo del lugar.
Con un gesto pensativo intentó recordar cuál de todos los países era el que visitaría primero, empezando a nombrarlos en voz baja como método para recordar: República Dominicana, Honduras, Venezuela, México, Chile, Argentina, Perú, Costa Rica, Guatemala, Puerto Rico, Cuba, Ecuador, Panamá, Colombia, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Nicaragua, el Salvador, Chile... -sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de toque en la puerta.
Extrañado, dejó lo que hacía y se encaminó a abrir pensando erróneamente que se trataría de algún personal del hotel.
--P-padre. -artículó cuando un formidable alfa se adentró a su habitación.
Su padre lo miró con reproche al contemplar sus fachas para luego llevar su mirada al -aún- dormido alfa en la enorme cama.
El señor Park frunció el ceño y su boca se volvió una línea recta. Jimin, que estaba aún en la puerta, se apresuró a cerrar y llegar hasta su progenitor.
Se colocó frente al chico dormido dándole cara al mayor --¿Qué demonios haces aquí, padre? -siseó con enojo, no esperaba ser encontrado tan pronto. De hecho, no creía que su padre daría con él.
--Vine a buscarte ¿A qué más? -escupió las palabras con gravedad.
--Pues puedes irte porque no planeo regresar.
--¿A esto es a lo que te dedicas?-
-cuestionó, intentando por todos los medios no perder el control de sus emociones --¿A ir de aquí para allá acostándote con quien sea como si fueras un cualquiera mientras despilfarras mi dinero? -lo miró severo --¿No te cansas de hacer insensateces? ¿No planeas madurar nunca? -cuestionó con evidente enojo.
Jimin levantó el mentón con altivez no dispuesto a permitir que su padre le controlara la vida.
Ni él ni nadie.
Ya no era ese niño pequeño e indefenso que lloraba la pérdida de su madre, no era el mismo de antes, necesitado de afecto y aprobación. No. Ya era un adulto de veinticuatro años, capaz de tomar sus decisiones y con la suficiente madurez para afrontar las consecuencias de las mismas.
--Si a eso viniste, puedes irte. -le respondió en tono desafiante.
--Por supuesto que me voy pero tú vienes conmigo. -sentenció el alfa ya cansado de la desobediencia del menor.
--No. -fué su respuesta. No se dejaría controlar por nadie. --No regresaré.
--Bien. -dijo --Si estás dispuesto a trabajar para solventar todos tus gastos y mantener tu lujoso estilo de vida de ahora en adelante, entonces me voy y no te molesto más. -sonrió internamente tras notar como los ojos del pelirrojo se llenaron de duda --De lo contrario, tienes cinco minutos para alistarse, porque nos regresamos a Corea en media hora.
Jimin lo miró con total indignación consciente de la satisfacción que el otro sentía por haber arruinado sus planes.
--Muy bien. -cedió.
Tendría que posponer el resto de su viaje por el momento, ya después, cuando a su padre se le pase el enojo, podría retomarlos y se aseguraría de no ser encontrado hasta haber visitado todos y cada uno de los países de su lista.
Con fingida rendición, se encaminó hacia donde estaba su ropa para tomar una al azar y luego ir a cambiarse al baño.
El señor Park observó a su hijo desaparecer tras una puerta y luego miró en dirección a la cama ocupada por el alfa dormilón. Suspiró pesado, soltando toda la tensión en su cuerpo y se permitió adoptar una postura menos intimidante ahora que Jimin no estaba presente.
Minutos después el de mejillas abultadas aparecía totalmente vestido y con cara de fastidio, mirando primero a su padre y luego al sorprendido alfa que -por fin- había despertado y alternaba su confundida mirada entre padre e hijo.
--Fué un placer conocerte, pero ya me tengo que ir. -fue todo lo que le dijo Jimin antes de salir como si nada del lugar y siendo seguido por el señor Park.
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Aclaración:
1. la escena de la playa y la del hotel transcurren en días diferentes.
2. Supongamos que hay un día de diferencia entre lo que ocurrió en el capítulo anterior y el final de este. (Para cubrir la diferencia horaria).
Esta vez les traigo a un Jimin revoltoso y liberal que le gusta buscar pelea. Espero le agarren cariño a su personalidad porque nadie la tendrá fácil con él.
Eso es todo por ahora, sinceramente espero lograr despertar su interés y lograr mantenerlo hasta el final.
Gracias por leer!
《Akina》
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