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Mascarada

Jimin se disponía a salir de su recámara. Ya casi era hora de asistir a la mascarada que tendría lugar en honor a los Rossini.

Yoongi continuaba enojado y él solo se limitaba a bufar ante el extremo sentimiento de tristeza que le embargaba. Su omega no había parado de gimotear en su interior.

Bufó por centésima vez en ese día "Más te vale que te calmes omega idiota. No hice nada y no me voy a disculpar con el alfa imbécil".

"Alfa" -gimoteó otra vez su lobo.

La llegada de Yoongi interrumpió la respuesta mental que le iba a dar a su omega. El alfa levantó una de sus cejas cuando observó la vestimenta de su esposo.

Unos pantalones blancos muy ceñidos al cuerpo y una camisa un poco holgada de un azul intenso con transparencias en lugares estratégicos. La rubia cabellera semi- rizada callendo sobre sus ojos avellanados le daban una apariencia inocente a su rostro.

Si se juntaban ambas cosas obtenías como resultado una visión bastante contradictoria. Jimin poseía la cara de un ángel y un cuerpo que te invitaba a pecar.

El omega interno del rubio se removió gozoso y feliz al tener los oscuros orbes del alfa puestos sobre él. Un gemido involuntario abandonó sus labios ante la vista del mayor enfundado en un traje de color azul que realzaba su anatomía y enfatizaba su piel blanquecina.

Maldijo a su omega por todos los pensamientos que invadieron su mente. Pero, si era totalmente sincero consigo mismo, debía admitir que no estaba seguro de que todos esos pensamientos hayan sido culpa exclusivamente de su lobo.

--No planeas ir vestido así ¿o sí? -cuestionó Yoongi..

--¿Qué tiene mi ropa? -no pudo evitar fruncir su ceño ante la mirada reprobatoria del mayor.

¿Quién se creía que era? Primero lo ignora todo el día y luego, cuando se digna a prestarle atención, lo hace solo para mirarlo con enojo.

--Cámbiate. No irás vestido así. -espetó. Su tono de voz indicando que no era un tema a discusión, sinó, una orden.

Pero Park Jimin no era dado a recibir órdenes.

--No. -contestó con rebeldía --Puedo vestir lo que quiera y cuando quiera. -levantó el mentón de manera desafiante. Sus brazos se cruzaron sobre su pecho dando a entender su desacuerdo y su reticencia a obedecer.

--¿Es así? -Yoongi sonrió con burla
--Porque según recuerdo no es lo que dice nuestro contrato.

La mirada desconcertada del omega y la manera en la que su boca se abría y cerraba provocó que Yoongi se carcajeara en su mente.

Sin abandonar su cara seria, se encaminó hasta el amplio closet y, una vez allí, buscó el traje que le pareciera más insípido. Cuando lo tuvo entre sus manos, se lo entregó a Jimin.

--Ponte esto. -le dijo y la cara de indignación que puso el omega lo hizo felicitarse internamente por su elección.

Los ojos de Jimin brillaron de rabia. Pero, contrario a lo que Yoongi esperaba, se limitó a arrebatarle la prenda de manera maleducada para luego encerrarse en el baño.

Tan solo cinco minutos más tarde, el rubio salía del baño vestido con el traje negro y la camisa blanca que el alfa había elegido.

Él odiaba portar esos colores. Le resultaban monótonos y aburridos.

Yoongi observó el cuerpo del menor y maldijo varias veces. ¡Por la Diosa luna! No se suponía que ese estúpido traje le quedara tan bien.

El pantalón, que en un principio pensó le quedaría bastante holgado, se ceñía de manera descarada al respingón trasero del omega y sus tonificados muslos eran abrazados por la oscura tela que no hacía más que resaltar lo voluminosos que eran.

La parte superior del traje si le quedaba algo holgada para la tranquilidad del mayor. Sin embargo, el omega aún se veía bastante sexi.

Entonces, Yoongi comprendió que todo se trataba del exquisito cuerpo del menor. Sin importar lo que llevara encima, se vería provocativo.

Sin más remedio que aceptar esa verdad y el hecho de que ya no había tiempo para hacer que su omega se cambiara nuevamente, el pelinegro se giró sobre sí mismo y se dirigió a la puerta, la cual abrió y se hizo a un lado, manteniéndola así para indicarle a Jimin que saliera.

Habían llegado a la fiesta donde los invitados de honor ya estaban presentes. Presentaron sus invitaciones a la persona que hacía de guardia en la entrada y este les ofreció una máscara para cada uno.

La fiesta estilo veneciana era exclusiva, solo unos cuantos contaban con el pase de entrada.

Yoongi se acercó a su mejor amigo cuando lo localizó desde la entrada. Hoseok previamente le había enviado una foto suya para que lo pudiera identificar sin problemas, el alfa de sonrisa brillante estaba cerca del bufé y Jimin agradeció en silencio ese hecho. Tenía hambre debido a que gracias al estado de ánimo de su lobo apenas había probado bocado.

--Hoseok. -saludó el alfa a lo que él mencionado sonrió en respuesta --¿Dónde está Taehyung? -preguntó al no ver a su primo allí.

--Tae se sentía un poco mal y por eso prefirió no acompañarme.

Yoongi frunció el ceño. Había visto a su primo unas horas antes y le pareció verlo en óptimas condiciones. Un poco enojado quizás pero para nada enfermo.

Restándole importancia al asunto, se limitó a asentir ante la respuesta de su amigo. Miró alrededor topándose con un enmascarado que miraba en su dirección. No hacía falta ser un genio para saber de quién se trataba. Instintivamente buscó a Jimin con la mirada. Este estaba tras él, degustando varios bocadillos típicos del país mediterráneo.

Regresó su vista al alfa italiano, descubriendo con sumo desagrado que era al rubio a quien este observaba.

--Acompáñame, Hoseok. -pidió a su mejor amigo sin apartar la mirada del otro alfa.

Dando una última mirada a su omega, comprobando que aún seguía inmerso en la comida, se encaminó hasta alfa extranjero seguido de su mejor amigo.

Sus manos se hicieron puños al notar como Carlo seguía sin apartar la mirada de Jimin, aún cuando él y Hoseok estaban en su campo de vision.

Río sin gracia. Si ese alfa pensaba que tenía la más mínima posibilidad de acercarse a su esposo, es que estaba alucinando.

Yoongi sonrió con suficiencia al estar frente al heredero Rossini, sabedor de que había arruinado el plan de este de acercarse a Jimin con la excusa de saludar.

--Carlo. -dijo con con una sonrisita cínica adornando sus finos labios.

--Yoongi. -respondió el contrario con un brillo retador en los ojos.

Sobra decir que Carlo Rossini no es ningún tonto. Por supuesto que era conciente de la molestia del pálido alfa hacia su persona. Pero nada ni nadie evitaría que él se acerque a Jimin.

La noche había avanzado, y con ella, la fiesta había entrado a su apogeo. Hasta el momento Yoongi se había encargado de frustrar cualquier acercamiento de Carlo hacia Jimin. No fue muy difícil puesto que el omega no se había alejado del bufé más de dos metros y el alfa había mantenido bien vigilado al italiano, asegurándose de que este se mantuviera alejado.

El pálido suspiró cansino. Solo un poco más y podría llevarse a Jimin a su casa, lejos de alfas italianos incapaces de apartar su mirada de un omega casado.

--Hola, oppa ¿Cómo estás?

Yoongi se giró sorprendido ante la tímida y conocida voz de la omega que lo miraba con sus mejillas adornadas con un intenso color rojo.

Definitivamente era la última persona que esperaba encontrar allí.

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3/?

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《Akina》

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