¿Adiós?
Las horas habían pasado y aún Yoongi no despertaba. Los doctores decían que era algo normal y que no debían preocuparse pero Jimin, que se encontraba solo ya que la señora Min se había retido a descansar dejándolo a él al pendiente del alfa, empezaba a ponerse ansioso.
Decidió pararse del asiento que había estado ocupando todo el día cuando su estómago rugió. Estaba más que hambriento porque apenas había provocado vocado desde el accidente.
Seokjin, que había ido hace unas horas, intentó hacerlo comer algo pero él se había negado rotundamente. Grave error. Ahora tendría que ir hasta la cafetería para calmar a su estómago. No quería alejarse de Yoongi pero no tenía opción.
El rubio omega tomó asiento en un rincón alejado en la poco concurrida cafetería. Empezó a degustar su sándwich de pollo y su malteada de fresa. Su estómago volvió a rugir pero esta vez de satisfacción al recibir la tan anhelada comida.
Fue tanto su apetito, que terminó pidiendo otro servicio más, aunque este no pudo terminarlo.
Sintiéndose completamente satisfecho y tan somnoliento, optó por cerrar los ojos un momento para descansar un poco.
Jimin se estiró en su asiento, algo olía realmente delicioso, abrió los ojos desorientado para fijarse dónde estaba y se sobresaltó al recordar de golpe que estaba en la cafetería del hospital. Con horror buscó su celular para ver la hora.
--¡Mierda! -siseó levantándose de su asiento. Había pasado tres horas durmiendo. Maldijo por lo bajo a los empleados del lugar por no haberlo despertado.
Casi choca con una chica al doblar hacia la derecha y luego se iba a resbalar por no fijarse que el piso estaba mojado.
Cuando se encontraba a varios metros de la habitación de Yoongi, observó como una enfermera le sonreía y caminaba en su dirección.
--Oh, señor Min. Que bueno que llega. -dijo la chica, una vez estuvo frente a él
--Su esposo despertó y preguntó por usted.
--¿Qué? ¿Cuándo? -demandó saber. No se perdonaría haber estado durmiendo mientras Yoongi esperaba por verlo.
--¡Oh! apenas hace unos minutos. En este momento voy a llamar a los demás familiares.
Jimin se acercó anhelante y a paso veloz hasta la habitación donde lo esperaba el alfa. Sentía que su corazón se saldría de su pecho de seguir latiendo de esa forma.
Notó la puerta entre abierta y ladeó su cabeza con extrañesa acercándose tan solo unos pasos más cuando, de repente, escuchó una voz que paralizó su cuerpo por completo.
Y ahí lo vió.
Sungwoon estaba de espalda y lograba ocultar el rostro de Yoongi pero sí le era posible ver cómo la pálida y un poco magullada mano de su esposo envolvía la del omega pelinegro.
El rubio no era conciente de que su rostro volvía a llenarse de lágrimas y es que ¡diablos! Había llorado más en unos pocos días que en toda su vida.
Se sentía como un maldito llorón pero eso no importaba cuando su corazón parecía quebrarse como si de un frágil cristal se tratase.
--Eres un estúpido, Jimin. -se reprendió así mismo al llegar a la errónea conclusión de que a quién Yoongi había pedido ver era a su primer amor y que, obviamente, la enfermera supuso que se trataba de él.
Con el corazón herido y sintiendo su orgullo en el suelo, se marchó del hospital. Si bien hasta hace unos segundos necesitaba estar cerca del mayor, en ese momento lo único que quería era poner tanta distancia entre ellos como le fuera posible.
El rubio llegó a la mansión Park con un dolor en su corazón casi insoportable. Limpió con enfado las lágrimas que insistían en salir de sus ojos y maldijo mil veces todos los sentimientos que Yoongi había despertado en él.
Odiaba sentirse así de vulnerable, tan triste y sobre todo, odiaba no poder odiar al pálido por ello. Porque es que ¿Acaso no existe una frase estúpida que asegura que uno no elige de quién enamorarse?
Maldita sea la hora en la que su corazón decidió latir por ese imbécil que había entregado su corazón a otra persona.
Buscó entre sus cosas su pasaporte. Lo había decidido ya.
Iba a marcharse de Corea de una vez por todas.
--¡Maldita sea! -exclamó enojado al no dar con lo que buscaba. Soltó un sollozo cuando recordó que su padre le había quitado el pasaporte meses atrás para asegurarse de que no escapara otra vez.
Se dejó caer en la cama derrotado y lloró de frustración, lloró por todo el dolor y la humillación que sentía, lloró por haber cometido la estupidez de enamorarse de quien menos debía, lloró porque sabía que, aunque abandonara su país natal, eso no haría que todo fuera menos doloroso.
No sabe cuanto tiempo pasó exactamente lamentándose de su miseria hasta que la puerta de su habitación fue abierta dejando ver a su padre.
--¿Jimin? ¿qué te ocurre? -cuestionó su padre.
--¿Cómo supiste que estaba aquí? -replicó este, intentando secar las últimas lágrimas que se deslizaban por su rostro.
--Es mi casa. -obvió. Recordándole así que era notificado de todo lo que pasaba dentro de la mansión.
--Es verdad. -concordó --Regrésame mi pasaporte. -pidió después.
--¿Tu pasaporte? -volvió a cuestionar
--¿Para qué lo quieres?
--Me voy de viaje, papá. Así que, por favor, regrésamelo.
Su padre lo observó con detenimiento antes de contestar.
--¿Qué pasará con tu matrimonio?
--Ya hablé con Yoongi. -mintió --Él sabe que me voy.
--¿Y qué piensa al respecto? -insistió.
--Le parece bien. -contestó seguro de que esta vez no estaba mintiendo.
--Dime por qué te vas si es obvio que están enamorados ¿Por qué abandonarlo todo?
Jimin rió amargamente ¿Yoongi amarlo a él? Podría ser gracioso de no ser por esa punzada en su pecho que no dejaba de molestar.
--No, papá. No nos amamos. Solo era un acuerdo en el que ambos ganábamos algo. Nada más.
--Tú lo amas. -aseguró --No intentes engañarme porque te conozco.
Jimin observó a su padre acercarse hacia él lo suficiente para acunar su rostro entre sus grandes y tibias manos --¿De qué huyes, minie? ¿A qué le temes? -Jimin negó con su cabeza, reacio a decir una sola palabra por miedo a quebrarse frente a su progenitor. --Él te ama. -dijo en un murmullo bajo, como si de un secreto se tratase.
--N-no. -negó --Él ama a Sungwoon. Solo se casó conmigo por el acuerdo que ustedes tienen.
Su padre frunció el ceño
--No, por supuesto que no. Jimin, entre Yoongi y yo no existe ningún acuerdo. -confesó --Le ofrecí entregarle mi compañía si se casaba contigo pero después que aceptaste el casamiento me dijo que declinaba mi ofrecimiento ya que él tenía sus propios motivos para aceptar.
El omega sorbió su nariz y se alejó de su padre --Sí, se casó conmigo por mi parecido con Sungwoon.
--¿Quién es ese tal Sungwoon? -quiso saber el alfa ya curioso al respecto.
--Debes conocerlo, es el gran amor de Yoongi.
La confusión en el rostro del alfa le dejó en claro que este no estaba enterado del enamoramiento del pálido por el chico con el que compartía tanta similitud. Y eso representó un tremendo alivio en su ser.
Al menos podía confiar en alguien.
--Papá, necesito alejarme. -confesó con voz trémula --Por favor, si me quedo aquí no creo ser capaz de soportarlo. No soy capaz de soportar ver cómo es feliz con alguien más. Él no me ama papá, no me ama...
--Jimin...
--Por favor... -sollozó --No soporto más, ya no...duele demasiado, papá. Duele amar de esta manera. -dijo y de inmediato sintió como era envuelto por unos fuertes brazos que lo apretaban contra un fornido y familiar pecho
--Ayúdame a irme lejos. -suplicó.
Varias horas más tarde Jimin llegaba al aeropuerto. Era extraño. Ya no sentía esa emoción que siempre estaba presente cuando iba a viajar.
Apenas llevaba equipaje, la mayor parte de su ropa estaba en la mansión Min. Y no es como si le interesara llevársela porque sería un recuerdo constante de su efímero matrimonio.
Tampoco llevaba mucho dinero, solo lo poco que había ahorrado durante su fallido acuerdo con Yoongi. Debido a que había dejado de ir a fiestas y no tenía tanto tiempo para irse compras pudo ahorrar una buena cantidad de dinero. No lo suficiente para vivir de eso pero si para apañárselas por unos meses. Luego buscaría trabajo.
Había decidido que era hora de madurar y tomar responsabilidad de su propia vida y futuro.
¿Quién diría que un corazón roto sería tan eficaz para hacer sentar la cabeza?
Escuchó como la voz a través del altoparlante indicaba que ya debía abordar su vuelo.
Caminó en dirección hacia la simpática chica que no paraba de sonreír, le entregó su boleto y esta hizo una reverencia y lo dejó pasar.
Una vez cruzó, escuchó su nombre ser gritado a todo pulmón. Giró sobre sí topándose con Yoongi.
Observó como el alfa forcejeaba para que lo dejarán pasar pero sin tener éxito alguno.
Se mordió el labio inferior en su intento de controlarse. Estaba ansioso, pero sabía que no debía dar marcha atrás.
Se obligó a darse la vuelta mientras escuchaba como el alfa exigía que lo soltaran y le pedía que esperara.
--Adiós, Yoongi. Sé feliz. -dijo cuando sus miradas conectaron.
Y se dió la vuelta.
"No me importa renunciar a la persona que amo si su felicidad está en otros brazos ".
--Estúpida frase. -susurró antes de continuar caminando.
----☆☆☆----
3/4
Bien, no entren en pánico. Falta un capítulo.
♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡
《Akina》
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