Cap XLVIII: Bendito trasero
Resulta ser que Steve es pésimo manejando una bicicleta. Casi estampamos contra tres autos, por poco arroya a un niño y para colmos se saltó una señal de alto y de no ser porque el conductor venía atento por si un par de tontos se atravesaban en bicicleta, pudo frenar a tiempo; casi quedamos como los huevos en la cocina. Todos esparcido por la calle.
Llegar al almacén es un milagro.
—Eres un asco con las bicis —quito el casco de mi cabeza.
—No soy tan malo —protesta.
—Debemos una mesa al local de la esquina —le recuerdo.
Steve abre la puerta, hace un gesto para que entre primero.
—Te recuerdo que fue culpa tuya por haber gritado.
—De no haber gritado nos llevamos al puddle de paso, ahora mismo estaríamos en prision por asesinar a un perro con una bicicleta —protesto.
Marie aparece en mi campo visual, levanto la mano saludándola. Su gentil sonrisa nos recibe a los dos, aumenta su tamaño al ver al Capitán America a mi lado; Marie es fanatica de mi novio.
—Señorita Campbell —Steve estira su mano, sonríe amablemente al estrechar su mano.
—Capitán Rogers, ¿cómo ha estado?
Mi presencia pasa a segundo plano por parte de Marie.
—Dígame Steve, por favor. He estado feliz desde que la hermosa Señorita Prince aceptó ser mi novia —responde. Su sutil forma de recordarle a Marie mi presencia surte efecto enseguida, un interruptor de enciende dentro de la mente de Marie.
—¡Hola, Dianne! Tengo tus vestidos para esta noche en la bodega. Ya he confirmado con Lucien tu asistencia a la pasarela, nada más falta saber si iras al evento de caridad. —habla enérgica, se mueve de un lado para otro—. Por cierto, Lucien quiere saber si podrías usar uno de sus diseños esa noche, en la pasarela, dijo que una de sus modelos le canceló.
—Es que yo no sé modelar —hago una mueca de obviedad. Marie le resta importancia y la veo teclear con destreza en su celular—. ¿Que haces?
—Listo. Serás la nueva modelo. Créeme, lo harás bien —palmea mi hombro dándome apoyo. Al igual que una sombra desaparece.
La energía de esta mujer es increíble, es como un niño imperativo, nunca está quieta y gracioso es las cosas que olvida por andar de arriba para abajo.
Volteo a mirar a Steve con cara de ¿que carajos acaba de pasar? Él simplemente se encoge de hombros sin saber que decir, igual o más confundido que yo.
—Agregaremos modelaje a tu currículum —argumenta divertido.
—Cierra la boca.
Nos desplazamos a la sección de caballeros para escoger el traje perfecto para Steve. La talla de camisas es difícil por el hecho de sus músculos tamaño gigantes, los pantalones le quedan geniales, bendito sea ese trasero. Insiste en llevar un traje negro que parece de anciano, lo cual me hace preguntarme: ¿por qué vendo esas cosas? Definitivamente se irán a la bodega, son feos.
Un traje azul marino, uno rojo y otro azul que aparenta terciopelo son los elegidos. Lo hago probarse cada uno más de tres veces y le saco algunas fotos para compararlas y deducir cual será el ganador.
—¿Es necesario tomar fotos de mi trasero? —su voz suena tan avergonzada como el color carmesí de su cara.
—No tome fotos de tu trasero —protesto ofendida. Claro que lo hice.
—Dianne, te estoy viendo por el espejo. ¿Sigues haciéndolo? Detente ya.
Bloqueó el celular. Intenta quitármelo, alejo mi mano y con mi antebrazo hago un Barrera para que se aleje.
—¡Que te digo que no tome nada! —alego.
—Te vi —protesta.
—Necesitas lentes, anciano —río.
Se aleja de mi, mirándome con ese ceño fruncido que suele usar al estar pensando o molesto. Estoy en problemas.
—¿Cómo me llamaste?
—Carajo —susurro. Pienso seriamente en echarme a correr e huir en mi súper bicicleta, es una buena opción tomando en cuenta lo pésimo conductor de bicis que es—. Te lo dije de cariño, amor.
—Me llamaste anciano y además dijiste una grosería. Eres la señorita más linda con el vocabulario más vulgar que conozco.
—Tomare éso como un halago —alzó la barbilla sonriente. A un lado de la caja registradora hay un frasco con caramelos de fresa, veloz como un rayo voy por un puñado y regreso con la misma velocidad; extiendo la mano hacia él ofreciéndole los dulces—. ¿Me perdonas por llamarte anciano?
Observa los dulces luego a mi, de nuevo los dulces y otra vez a mi y así sucesivamente por unos segundos más.
—Tienes suerte de que me hes imposible estar enojado contigo —acepta los dulces. Rodea mi muñeca, acerca su cuerpo unos pasos.
Silencioso, pero obvio, pide un beso. Planto un beso en su mejilla y lo veo fruncir en ceño de nuevo.
—Ese beso de disculpas no se siente como un verdadero lo siento.
¿De verdad? Dios santo, Steve. Beso sus labios largo y tendido.
—Este sí fue un beso de disculpas —sonríe al separarnos.
¡AMO SU MALDITA SONRISA!
El traje azul es el ganador por petición suya. La corbata fue sencilla de elegir, digo sencilla porque agarro un moño negro. La silueta de Marie anda de aquí para allá, atiende a un cliente, atiende a otro, habla conmigo, vuelve con los clientes; debo darle un aumento, bueno que digo aumento, tengo de darle este negocio.
Metemos el traje dentro de una bolsa para transportarlo. Mis vestidos están detrás de la puerta de mi intento de oficina, voy por ellos para volver a casa a arreglarnos antes de la gran presentación de Lucien esta tarde. Me niego a subir de nuevo a una bicicleta con Steve Rogers de conductor; así que como toda persona razonable y con uso de sus facultades pido un taxi.
Pensándolo bien, ¿para qué arreglarme si voy a usar uno de sus vestidos? Allá arreglaran mi cabello y maquillaje acorde al atuendo, es tiempo mal gastado. En lugar de estar tres horas sentados sin hacer nada hasta la hora asignada, nos desviamos a un supermercado donde compró un kit inmenso de dulces para ver unas películas en mi computadora.
Como la buena novia bondadosa dentro de mi quiere enseñarle a Steve cómo rentar una película, le presto mi computadora y le explico paso a paso. En un descuido, mientras le daba las instrucciones desde la cocina, él puso otra cosa y por poco compra una guacamaya. Él y la tecnología no se mezclan todavía.
Termina rentando Brookly: un nuevo hogar. Linda película, la verdad; tiene romance y una hermosa historia de una irlandesa que conoce a un italiano fontanero. El problema es que la muy perra después de todo lo vivido con Tony, de casarse con él, vuelve a Irlanda y se quita el anillo, ¡se lo quita! De verdad la odio y le manifiesto a Steve tal emoción. Ejemplifico su situación con nosotros, preguntándole cómo se sentiría él si yo hiciera eso; su respuesta: se decepcionaría de mi y entraría en una tristeza inmensa. He ahí lo que Tony sentiría, al cabo de él y Tony son idénticos.
Primera vez que tengo ganas de matar a una protagonista. Steve permite que recueste mi cabeza en sus piernas el resto de la película, siento su constante mirada sobre mi cara, en lugar de ver la película me mira a mi.
—¿Ahora si te pones el anillo, maldita? —le grito a la pantalla.
Tengo un serio problema.
—De saber que te pondrías así hubiera escogido la Sirenita —comenta.
—Esa ya la vi muchas veces —blanqueo los ojos. Veo la hora en el reloj de Steve—. Falta poco para irnos. Anda, ve a ducharte y a ponerte tu elegante traje.
Levanto la cabeza de sus piernas, estiro mi cuerpo y procedo a limpiar el desastre sobre la mesa de centro y el piso. Un teléfono suena.
—Es Tony —anuncia Steve, mostrándome la pantalla de su celular. Atiende—. ¿Qué pasa, Stark?
—Tony siempre tan oportuno —suspiro.
Stark hace su triunfal entrada siempre que puede y se presenta la oportunidad, los momentos de Diva son frecuentes en ése hombre. Aún guardo el video de Stark bailando Barbie Girl, lo más traumático de mi vida. Creyó estar solo, para cuando llegue a la sala él ya estaba a mitad de baile, escogió el avatar de Ken y bailaba horrible. Mi primer instinto fue correr rápido a esconderme y grabarlo, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no reír y ser descubierta; el problema fue que Clint no actuó de la misma forma sigilosa que yo, él si se rio de Tony y además reveló mi escondite; bendita sea la técnica del lente de contacto de Bob Esponja.
Sólo para alegrarme la tarde busco el video de Tony. Steve rasca su nuca, señal de estar incómodo, camina por el departamento y es poco lo que entiendo de su conversación porque el hombre se empeña en responder con monosílabos, puro: si, ajá, entiendo. ¿Cómo carajos piensa que voy a descubrir de lo que habla si se limita a esas respuestas?, cariño no me jodas.
—Tony llegará en diez minutos. Tenemos trabajo y ya arregle todo para que tú te quedes —comunica al colgar su llamada.
—¿Quedarme?, si tenemos trabajo claramente iré, Steve —digo.
—Dianne, tienes un evento en unas horas. Quédate, de verdad.
—Marie puede cubrirme —soluciono.
—Luciano cuenta contigo.
—Su nombre es Lucien —corrigió—. Para mi lo primero es salvar el mundo y después las demás cosas. Esto no es negociable, es mi última palabra.
Para mostrarle lo en serio que hablo, envío un mensaje a Marie pidiéndole una disculpa por faltar a los eventos de Lucien, explicándole que los vengadores requieren mis servicios ya que soy su asistente. Sin esperar respuesta, subo a la habitación por mis cosas para cuando llegue Tony. Una avalancha de espasmos se apodera de mi al traer puesto mi traje, buscaré otro traje más completo que caliente mi cuerpo; con éste se me refresca hasta lo que no.
Marie responde con emojis, un pulgar arriba y una cara asombrada, tomaré esto como un: esta bien. Yo me encargo.
—Llegaron —digo. El sonido del quinjet es perceptible al descender—. Ni lo menciones o de nuevo me enojare contigo, Capitán.
—Siempre me llamas Capitán Rogers cuando estás enojada —observa.
—Solo te llamé Capitán esta vez, si dices algo sobre qué debo quedarme, te llamaré Capitán Rogers el resto de mis días —sentencio señalándolo con el dedo índice.
Cierro bien la puerta de la entrada. Steve espera como todo caballero a que cierre la puerta para acompañarme hasta el quinjet sobre el techo de mi casa, en realidad está esperando a que lo suba. Como de costumbre, sujeta mi cintura, pasó ambos brazos por debajo de los suyos para asegurarme de no soltarlo.
—Tienes unos lindos ojos.
—Aún así te seguiré llamando Capitán el resto del día.
Hago un esfuerzo sobrehumano para no besarlo teniéndolo tan cerca. Así de cerca puedo ver sus ojos no son del todo azules, tienen tantito verde también. Él no se contiene, acerca sus labios, y yo, viéndome en mi papel de novia enojada, giro el rostro haciendo que bese mi mejilla.
Sonrío traviesa. Sin previo aviso salimos disparados al quinjet, tropiezo aproposito con el borde de la rampa arruinando nuestra entrada triunfal. El cuerpo de Steve aplasta el mío, sus manos a cada lado de mi cuerpo evitaron que nos diéramos un cabezazo, lo veo tragar saliva nervioso.
—Por favor no se reproduzcan aquí.
El comentario de Stark es tan oportuno como él. Siendo sincera en la posición que nos encontramos se ve un tanto comprometedora, lástima que Steve es lo demasiado correcto como para llegar a estos extremos, le encanta sudar agua bendita.
Ofrece su mano para ayudarme a levantarme, acepto. La sonrisa traviesa no abandona mi rostro y dudo que lo haga en el resto del camino. Tony come unas gomitas rojas desde su asiento, tiene una cara de picardía, grita FONDUE por dónde sea que se vea. El quinjet es piloteado por Clint y Nat.
—También me alegra verte, Tony.
—Lo sé, verme a mí le alegra la vida a las personas. Deberían embotellarme y venderme como la cura a la amargura.
—¿Sobre que es la misión? —interrumpe Steve. Se pone el traje sobre la ropa que trae puesta, incómodo.
—Fury envió unos agentes a una base secreta donde hacen experimentos, descubrieron a los agentes y ahora son los nuevos conejillos de india; donde no los hayan matado ya, lo cual esperemos no suceda. Crucen los dedos. Las instalaciones cuentan con tres niveles incluido el subterráneo donde se encuentran los agentes encerrados.
—¿Una mazmorra? —cruzo los brazos.
—Exacto —habla Clint—. Ahora, bien, ¿cuál es el plan?
—Doctor Banner necesitaremos un código verde —empieza Steve—, atacaremos todos juntos, tendremos que ser rápidos para atacar y poder entra a sacar a los rehenes. Posiblemente haya docenas de agentes bien armados; Doctor, usted encárguese de destruir cualquier cosa que se le ponga enfrente.
Observo el holograma de la base. El piso inferior nada más cuenta con una sola entrada y salida, lo más seguro es entrar dos de nosotros y evacuar a todos, estoy ciento por ciento segura que en cuanto nos vean llegar mandaran matar a todos los rehenes por más sus experimentos que sean.
—Un segundo, ¿no será mejor entrar dos de nosotros y sacarlos? Al vernos llegar darán la orden de matarlos. Tienen un punto débil, bien puedo entrar por ahí y abrirme hasta la salida. La mayoría de los agentes estarán ocupados con ustedes afuera; así que los únicos que se crucen en mi camino serán los científicos, de ellos me encargo fácil —manifiesto mi propuesta—. Natasha y yo podemos encargarnos de esto. Saliendo nosotras, Hulk que haga lo suyo y aplaste todo.
—Suena bien para mi —acepta Nat.
—Las armas que detectan el movimiento...
—No son problema, con Hulk nos encargamos de éso. Lo que me hace pensar... —analizo otra vez el holograma—. Aterricemos aquí, este holograma no es del todo eficaz. Tengo algo mejor.
Aterrizan la nave. Tomo la caperuza, cubriendo mis cuerpo del frío. Los demás me siguen alertas y confundidos, Steve saca la motocicleta. Los enormes pinos se alzan ante nosotros, lugares así me recuerdan a mi hogar, lleno de tranquilidad y lejos de tantos problemas. Camino hasta dar con mi objetivo, en una rama alta se encuentra una lechuza, extiendo mi brazo invitándolo acercarse, acaricio su cabeza.
—¿Qué estás haciendo?
—Tony, cállate —reprende Steve.
—Tu novia está acariciando a una lechuza a mitad de una misión. ¿Piensas ir a Hogwarts? Dianne, tendrás tu momento pero no ahora.
—Ve hasta la cima de la montaña y dime que ves de camino allá —le digo a la lechuza levantando de antebrazo para que vuele.
La miro alejarse yendo a donde le pedí.
—Hablas con los animales —suena más a una pregunta que afirmación.
—Un don de Artemisa. Hablando de Dioses, ¿saben algo de Thor?
—Sigue solucionando las cosas en los nueve mundos. No veremos a Beach Boy en un largo rato más —responde Tony. Mira a su alrededor fastidiado—. Maravilla, no te ofendas, pero ¿es seguro confiar en tu lechuza?, bien ya podríamos estar pateando traseros.
—Tony, si Dianne te achicharra con todo y tu armadura solo volteare a todo lado —advierte Natasha.
—Como si ella pudiera... —acallo sus palabras haciendo aparecer un rayo que baila entre mis brazaletes— ¡Mira, allí viene tu lechuza! —señala un punto sobre mi hombro.
Esta vez se posa en mi hombro, su canto suena como un murmuro. Para los demás debe soñar con un chirrido irritante, en cambio para mi es de lo más claro del mundo; cada palabra hace girar engranajes en mi cabeza.
—Medio kilómetro más adelante hay un escuadrón de soldados, de ahí hasta la montaña veremos puros agentes antes de llegar a la estructura, sin contar que también tienen bunkers con armas que detectan movimientos tanto aéreos como por tierra —traduzco para ellos—. En la planta alta tienen conectados algunos agentes, experimentan con ellos usando una clase de suero verde.
—¿Todo eso te dijo la lechuza?
—Su nombre es Snow. Y no le agradas, Stark.
—Es macho —resopla Tony.
—Tenemos algo en común —bromea Barton.
El canto de Snow me aturde, su carcajada es contagiosa. Antes de volver a su rama dice algo más, me conmueve y beso su cabeza.
—¿Que te dijo? —inquiere Steve.
—Trajo a un amigo para que me ayudara —sonrío. El relinchar y trote de un caballo provienen de la dirección en la que Snow se fue. Una hermosa yegua negra viene hacia nosotros—. Hola, linda.
Parecen siglos desde la última vez que monte un caballo. Aunque me duela sus cabellos serán la rienda, caricia su cuello para calmarla. En Temiscira tenía mi propio caballo, era blanco, el más veloz en toda la isla, lo llamé Adonis por ser un encanto. En el primer chance volveré a visitar a mi madre y las Amazonas, prometí volver.
—Nuevo plan: llegar hasta la entrada, buscar una muestra de ese suero, a los agentes y regresar con el mayor número de gente —le ofrezco a Nat una mano para llevarla, acepta sin perder tiempo—. ¡Bruce prepara la cena! —grito.
El motor de la motocicleta de Steve no tarda en hacerse oír, llegando a nuestro lado. Tony se adelanta seguido de Hulk muy enojado y listo para aplastar.
Dos cosas:
1. Feliz Año Nuevo, tod@s tienen un lugar en mi corazón. Espero cumplas sus propósitos. Los quiero.
2.Tengo listo el Capítulo con Fondue intenso🔥. No dire cuando y en qué momento lo publicaré, les caerá así de sorprenda y desde hoy les aviso que si no tienen mas de 18 ni lo vayan a leer (sé que lo leerán de todos modos😂) ¡Pero no digan que no les advertí!
Y ahora el meme del día:
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